La
Αγάπη (agapi)
amor cristiana ortodoxa
A
continuación aclararemos que es la Agapi,
ya que los occidentales malinterpretan este término y lo confunden
con la palabra “ágape” del latín tardío y esta del griego
αγάπη (agapi), según el
diccionario de la RAE; donde ésta ha sido traducida como “caridad”
o “banquete”. Para demostrarlo, nos basaremos en el estudio
realizado por la facultad de Teología de la Universidad Aristotélica
de Salónica sobre el origen del término Agapi.
«Αγάπη
(agapi) amor, cariño:
La agapi
cristiana en su faceta divina y como término teológico ortodoxo es
la primera y superior energía increada de las energías de Dios. Se
aproxima más a la misericordia increada y el perdón de Dios que
enseñaba Cristo Dios. La agapi está vinculada
y unida rigurosamente a la libertad y a la verdad. Cada
una depende y se enlaza con la otra, sin esta simbiosis ninguna es
auténtica.
Antiguo
Testamento
La
agapi en
el Antiguo Testamento, generalmente deriva de la raíz hebraica hb
que se refiere a personas y objetos en el sentido religioso y también
mundano. Se relaciona con sentimientos naturales y con actos
de satisfacción personal. Manifiesta el mundo interior del hombre y
su hipóstasis (base substancial) erótica y amorosa. La agapi
de Dios se refiere a la relación de Dios con su naturaleza divina.
En la faceta mundana se refiere al amor y al cariño que se tiene a
cualquier ser querido.
Generalmente
en el Antiguo Testamento, sin profundizar demasiado, la agapi
de los hombres hacia el Dios es evidente. Algunas veces está
conectada con el temor (Deut 10,12), pero la mayoría de las veces
contiene una especie de satisfacción interior que es el resultado de
la búsqueda de Dios (por ejemplo, el caso de Abraham). Los que aman
a Dios y confían en Él, encuentran la sanación y la salvación.
Por eso, cumplen Sus mandamientos (Deut 10,12), lo adoran y avanzan
“por todos los caminos de Él” (10,12). Esta agapi
según algunos escritores del Antiguo Testamento, no es el resultado
de una consideración exterior interesada, sino de una cuestión muy
profunda del corazón del hombre (Jer 38,33).
Sin
entrar en un desarrollo pormenorizado sobre el concepto de Dios
Padre, podemos decir que en el
Antiguo Testamento, en general, la agapi
de Dios se asemeja a la del padre con el hijo: “a quien el Señor
ama, le instruye, le educa y le azota, como el padre que quiere al
hijo” (Prov 3,12).
Nuevo
Testamento
Los
autores del Nuevo Testamento, en su mayoría siguen preferentemente
el término agapi
y sus raíces. En el Nuevo Testamento el concepto de la agapi
constituye el cimiento principal. Define la naturaleza de Dios, y es
la esencia y a la vez la base de la ética cristiana, es la máxima
expresión de la fe cristiana que culmina con la esperanza
escatológica. En la enseñanza del Jesús histórico y en las capas
más antiguas de la tradición evangélica, se identifica con el
significado teológico primario y como virtud suprema (Libro “Fuente
de Sabios”). Paralelamente, en el “Corpus Paulinum” se califica
como el elemento principal que compone la base y la culminación de
la teología; mientras que en la escritura de San Juan que
cronológicamente es posterior, la define
como la base de
la enseñanza
dogmática.
a. Empezando de
las secciones más antiguas de la tradición evangélica, en la
“Fuente de Sabios” alrededor del 50 d. C encontramos el
significado de la agapi en las palabras de Jesús Cristo como
“nuevo mandamiento” y también como el camino exclusivo y
absoluto de la sanación y la salvación. La agapi de Dios se
extiende incluso a los enemigos, tal y como se describe en la “regla
de oro” y es considerada como compromiso absoluto: «Amad a
vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los
que os maldicen, y orad por los que os calumnian... (Lc 6,27-36)
y,...al contrario, vosotros amad a vuestros enemigos, haced el
bien y prestad sin esperar nada a cambio… (Mt
5,39-45). Αγαπάτε
τους εχθρούς σας, ευεργετείτε όσους σας
μισούν, δίνετε ευχές σ’ όσους σας δίνουν
κατάρες, προσεύχεστε γι’ αυτούς που
σας κακομεταχειρίζονται… Αντίθετα,
εσείς ν’ αγαπάτε
τους εχθρούς σας, να κάνετε το καλό και
να δανείζετε, χωρίς να περιμένετε να
πάρετε πίσω τίποτε» (Λκ 6:27 -36=Mτ
5:39-48).
La
segunda parte de esta percepción se especifica en el Evangelio de
san Mateo, donde se señala con mayor claridad el carácter social,
revolucionario y radical: «Ninguno puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y al
mamonás (dios dinero o las riquezas
materiales) (Mt 6,24). Οὐδείς
δύναται
δυσὶ
κυρίοις
δουλεύειν·
ἢ
γὰρ
τὸν
ἕνα
μισήσει
καὶ
τὸν
ἕτερον
ἀγαπήσει…οὐ
δύνασθε
Θεῷ
δουλεύειν
καὶ
μαμωνᾷ»
(Μτ
6:24).
b.
En San Pablo: Si en los indiscutibles logos
auténticos de Jesús Cristo de la tradición evangélica más
antigua se encuentra el imperativo moral más revolucionario y
radical, en las epístolas del Apóstol Pablo la agapi
cristiana aparece con un significado teológico más profundo. Pablo
no sólo siente la agapi
de Cristo Dios, sino que toda su vida está basada en la agapi
a Él, hasta el punto de que clama: «Con Cristo estoy
conjuntamente crucificado, y ya no vivo en mí, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal
2,20)... ὃ δὲ
νῦν ζῶ
ἐν σαρκί,
ἐν πίστει
ζῶ τῇ
τοῦ υἱοῦ
τοῦ Θεοῦ
τοῦ ἀγαπήσαντός
με καὶ
παραδόντος ἑαυτὸν
ὑπὲρ ἐμοῦ»
(Γαλ 2:20). Esto es
tan importante para Pablo que el Dios es definido como «
el Dios de la agapi… ὁ
Θεὸς τῆς
ἀγάπης» (2Cor 13,11), algo que más
tarde por San Juan será personificado con: «el Dios agapi
es... ὁ Θεὸς
ἀγάπη ἐστίν» (1Jn 4,8).
La agapi de Pablo circula desde nuestra agapi a Dios y de esta
a la agapi de Cristo hacia nosotros, y de allí a la certeza
de la agapi de Dios “en Cristo”. El Dios ha mandado a Su
hijo a la Cruz por agapi: «El
Dios muestra su agapi-amor hacia nosotros,
porque aún siendo pecadores, Cristo murió por nosotros (Rom
5,8)...συνίστησι δὲ
τὴν ἑαυτοῦ
ἀγάπην εἰς
ἡμᾶς ὁ
Θεός, ὅτι
ἔτι ἁμαρτωλῶν
ὄντων ἡμῶν
Χριστὸς ὑπὲρ
ἡμῶν ἀπέθανε»,
llama a sus elegidos por agapi,
y «porque la agapi amor, energía increada
de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado (Rom 5,5)...ἠ ἀγάπη τοῦ
Θεοῦ ἐκκέχυται
ἐν ταῖς
καρδίαις ἡμῶν».
Esto exactamente le obligó a clamar que nadie,
«ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar de la agapi
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro… (Rom
8,39) χωρίσαι ἀπὸ
τῆς ἀγάπης τοῦ
Θεοῦ τῆς
ἐν Χριστῷ
᾿Ιησοῦ τῷ
Κυρίῳ ἡμῶν»
(Ρωμ 8:39).
Normalmente,
la agapi
aparece al principio del catálogo de los frutos del Espíritu Santo
(Gal 5,22) y también en otros catálogos sobre las virtudes (2Cor,
6,6/ Ef 4,2/ 4,32 y 5,2/ Col 3,2/ 2Ped 1,7). Sin embargo, el llamado
“himno de la agapi”
de san Pablo en su primera epístola a los Corintios, es el elogio
más grande que encontramos en la literatura cristiana sobre la
agapi. De
todos modos, el énfasis de Pablo se halla en la dimensión
eclesiástica. Para la comunidad cristiana este elemento es esencial:
la agapi.
Además, si en los casos del Antiguo Testamento fue la Ley la que
condujo Abraham, Jacobo, Job y los Macabeos en praxis o actos de
suprema fe, en el apóstol Pablo el nuevo elemento de la compresión
de la agapi
está implícita en la cristología, pero también con su perspectiva
escatológica (1Cor 13,13). Un estudio más profundo sobre la
escritura Paulina certifica que la esencia de la enseñanza de Pablo
sobre la agapi
está presente también con diferentes expresiones: «…nos
maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos; nos
difaman y rogamos…(1Cor 4,18); con «agapi
sin hipocresía…ἀγάπη
ἀνυπόκριτος»
(Rom 12,9) , «así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale
de comer; si tuviere sed, dale de beber…»
(Rom 12,20), por supuesto con recordatorio cristológico: «Porque
si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su
Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida»
(Rom 5,10).
c.
En los escritos de San Juan Evangelista encontramos que las obras que
son atribuidas al “discípulo de la agapi”,
San Juan revela sin duda alguna más profundidad hacia la teología
de la agapi.
La utilización del término en relación con los demás escritos es
mucho más rica en el Nuevo Testamento. El verbo ἀγαπᾶν
(agapán,)
amar en el cuarto Evangelio el de Juan, se encuentra 35 veces y 28
veces en la 1ª Epístola de Juan y el sustantivo ἀγάπη
(agapi) 7
y 18 veces correspondientemente, mientras que encontramos también la
palabra ἀγαπητός
(agapitós),
amado, 6 veces en la epístola y el verbo φιλεῖν
(filín,
amar como amigo, que es sinónimo de amar) 13 veces en el Evangelio.
El pasaje clásico de San Juan: «16 Porque tanto amó Dios
al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en
él no perezca, sino que tenga vida eterna ...
οὕτω γὰρ
ἠγάπησεν ὁ
Θεὸς τὸν
κόσμον,
ὥστε τὸν
υἱὸν αὐτοῦ
τὸν μονογενῆ
ἔδωκεν,
ἵνα πᾶς
ὁ πιστεύων
εἰς αὐτὸν
μὴ ἀπόληται,
ἀλλ᾿ ἔχῃ
ζωὴν αἰώνιον
(3:16), está acompañado por «el padre ama al hijo
…ὁ πατὴρ
ἀγαπᾷ
τὸν
υἱὸν(3,35)
» y se culmina con la “oración sacerdotal”, donde el Jesús ora
“para que todos sean uno”
(17,21), los que creerán a Sus discípulos con la unidad y la
concordia de la Iglesia: «para que el mundo conozca que tú
me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has
amado...γινώσκῃ
ὁ κόσμος
ὅτι σύ
με ἀπέστειλας
καὶ ἠγάπησας
αὐτοὺς
καθὼς ἐμὲ
ἠγάπησας» (17:23). Es tan
impresionante la oración de Jesús, que uno es conducido a la
conclusión de que la misión de la Iglesia y su unidad constituyen
una unidad inseparable, y que las divisiones y cismas impiden la
revelación y el descubrimiento de la agapi
increada de Dios para todo lo creado. Todo esto nos conduce a la
conclusión de que el principal objetivo del escritor es poner en
relieve la agapi
como el más importante de los ingredientes de la vida en comunidad
cristiana.
La
agapi en
las escrituras de San Juan es definida como “mandamiento nuevo” y
como fiabilidad del logos
y del kerigma de Jesús Cristo. «Si me amáis guardad,
aplicad y cumplid mis mandamientos… El que cumple mis mandamientos
y los tiene interiorizados, ése es el que me ama … El que me ama,
aplicará y cumplirá la enseñanza de mi logos,
y mi Padre lo amará y vendremos a él y en él nos alojaremos
permanentemente (metamorfoseando,
convirtiendo su corazón en templo vivificado del Dios vivo)
…᾿Εὰν
ἀγαπᾶτέ
με, τὰς
ἐντολὰς τὰς
ἐμὰς τηρήσατε….ὁ
ἔχων τὰς
ἐντολάς μου
καὶ τηρῶν
αὐτάς, ἐκεῖνός
ἐστιν ὁ
ἀγαπῶν
με...ἐάν
τις ἀγαπᾷ
με, τὸν
λόγον μου
τηρήσει, καὶ
ὁ πατήρ
μου ἀγαπήσει
αὐτόν»
(Jn 14,15-23 y 15,10). No sería una
exageración si sostuviéramos que en las escrituras de San
Juan, en general, la Ley se concreta sólo en la
agapi: «Este es mi
mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado…
αὕτη ἐστὶν
ἡ ἐντολὴ
ἡ ἐμή,
ἵνα ἀγαπᾶτε
ἀλλήλους»
(15,12), y por esto se dirige a sus discípulos como
«vosotros sois mis amigos... ὑμεῖς
φίλοι μού
ἐστε». El concepto
de la agapi
se desarrolla aún más en la 1ª Epístola y en la última sección
de ella se exhorta a los fieles: «amémonos los unos a los
otros, porque la agapi
amor energía increada procede de Dios…
ἀγαπῶμεν
ἀλλήλους, ὅτι
ἡ ἀγάπη
ἐκ τοῦ
Θεοῦ ἐστι»
(1Jn 4:7). La fuente de
la agapi es el mismo Dios y por esta razón se reduce a que
«cada persona que ama y tiene en su vida como guía la agapi,
ha nacido de Dios y se encuentra en relación cordial con Él y Le
conoce más aún… πᾶς
ὁ
ἀγαπῶν
ἐκ
τοῦ
Θεοῦ
γεγέννηται
καὶ
γινώσκει
τὸν
Θεόν»
(1Jn 4,7). San Juan, de una manera muy atrevida concluye que por su
naturaleza «el Dios es agapi…
ὁ Θεὸς
ἀγάπη ἐστίν»
(1Jn 4,8). Pero esta definición original y sutil sobre el
Dios, no es referida a la increada οὐσία
(usía, esencia, substancia) sino a la ética y a la energía
increada. Por eso «también nosotros debemos y estamos obligados
amarnos unos a otros… καὶ
ἡμεῖς ὀφείλομεν
ἀλλήλους ἀγαπᾶν»
(1Jn 4,11).
En
conclusión, el cristianismo
primitivo, tal y
como lo revelan
por lo menos
los testimonios
de los textos
canónicos del
Nuevo Testamento,
continúan dando
prioridad al
mandamiento de la
agapi que
encontramos ya en
la Biblia
hebraica. Es característico del mundo
greco-romano que no se encuentre en ninguna comunidad que la agapi
juegue un papel esencial y primordial como en el cristianismo
primitivo. Desde las capas más antiguas de la literatura cristiana
se revela que la venida de la Realeza increada de Dios, a la persona
de Jesús Cristo, constituía una señal clarísima de la agapi
de Dios hacia todos los hombres y hacia toda la creación creada.
Debemos
pues, prestar atención al verdadero significado
liberador y redentor de la agapi
para entender correctamente la primera comunidad cristiana,
que fue la primera que reveló el mensaje de la agapi al
mundo.»
- Texto original de Pedro Vasiliadis, Dr. de la facultad de Teología de la Universidad Aristotélica de Salónica: está dedicado a todos los estudiantes, tanto como a los Ortodoxos helenos como a los extranjeros, a los que se dedican a la ciencia divina de la teología.
- Traducción y adaptación de Jristos Jrisoulas (traductor) y Elena Jrisoulas Lafuente (Licenciada en Filología Hispánica), www.logosortodoxo.com (blog en español)
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