LA
SENCILLEZ EN CRISTO Y LA FANTASÍA
Yérontas
Atanasio Mitilineos
“En verdad os digo
que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en la
realeza increada de los cielos” (Mt 18,3). Es decir, no
obtendréis ni gozaréis la jaris (gracia,
energía increada) o doxa gloria increada o el
paraíso.
(Por
el traductor: Amigos míos, uno escaneándose a través de los Santos
Padres y especialmente en este pequeño texto, puede percibir y
entender el “porqué” el término “reino” que no existe en
ninguna de las Escrituras originales, es una palabra que crea
confusión y error de percepción y hay que utilizar el término
“Realeza increada o reinado de la Realeza increada. Los ortodoxos
Cristianos hispanohablantes así me lo han confirmado con su
experiencia y ascesis”.
Dios es el bien infinito,
y lo afirmo: “bien infinito”; increado, bondad y belleza divina.
Y además, tiene gnosis, es decir: conocimiento del mal sólo
teórico y no práctico. El hombre adquiere ésta gnosis sólo
transgrediendo el mandamiento del mal. De hecho, el fruto del paraíso
de por si no tenía nada de bien ni de mal, pero fue la desobediencia
la que proporcionó al hombre adquirir la experiencia del
conocimiento de lo bueno y de lo malo, y como resultado de esto: el
mal de la muerte. Así los primeros en ser creados fueron los que
probaron la experiencia del mal, puesto que sólo conocían la
experiencia del bien.
No obstante, al entrar la
experiencia del mal inmediatamente se expulsó y se marchó un
elemento muy importante: la sencillez, la sencillez en Cristo
(término teológico); este es un tema de gran envergadura.
Porque desgraciadamente el hombre no volverá a adquirir ésta
sencillez con mucha facilidad. Creo que la sencillez en
Cristo es el eje y el resultado de todas las
virtudes en altísimo grado. Permitidme decir que, si el
discernimiento es superior a la agapi (amor desinteresado), es
porque la virtud regula la agapi, y si la agapi, la fe y la
esperanza son consideradas como las mayores virtudes, permitidme
decir que por encima de todas estas está la sencillez en Cristo.
Es imposible adquirir esta sencillez en Cristo sino se tiene
la agapi, la fe, la esperanza y el discernimiento a través de
la humildad divina como fuente de todas las virtudes.
Si se pierde la sencillez
en Cristo, automáticamente se pierden todas las virtudes. Si
queremos retomarla, entonces debemos luchar con mucho esfuerzo y
anhelo sobre todo el conjunto de virtudes; y con todo y eso no
podríamos retomarla y conservarla como era antes de perderla.
Pero, ¿qué es la
sencillez? Los santos Padres de nuestra Iglesia nos cuentan lo
siguiente: En primer lugar, ¿qué no es sencillez en Cristo? El
hombre contemporáneo mundano llama sencillo a lo que no es
complicado ni complejo en su vida, pero por ejemplo, pensemos en lo
que entendemos por comer o vestir “sencillo”. Sencillez es la
cualidad de sencillo (que no tiene composición, carece de
ostentación o no ofrece dificultad). Este adjetivo puede aplicarse a
las personas o a los objetos. Una cosa sencilla puede ser aquella que
no tiene artificio ni gran elaboración.
Ahora escuchemos el
significado de sencillez según la Santa Escritura: es a lo
que llamamos nus sencillo, (espíritu del corazón y mente
unidos), es una virtud difícil de adquirir. Cuentan San Isaac el
Sirio y otros santos Padres, que cuando veamos una forma o figura se
debe percibir tal y como es, sin añadir ni restar fantasía al
mismo.
Según san Nicodemo el
Aghiorita en su libro “Manual de consejos” comenta: la fantasía
es un estado o situación post caída. La fantasía con el recuerdo
son un sentido común interior, donde el que imagina y recuerda
claramente todas las cosas que nuestros cinco sentidos externos les
ha dado tiempo percibir y presentir”. El hombre tenía sólo nus
(espíritu y mente unidos) sin fantasía y adquirió esta fantasía
después de la caída, y esto no es fácil de explicar, porque
precisamente la fantasía está tan ligada al nus (espíritu)
y a la mente del hombre, que no hay forma de concebir al hombre sin
ella.
¿Qué es la fantasía?
El grueso de la fantasía es mayor que el del nus (espíritu
del corazón de la psique), pero, sin embargo, es más sutil que la
percepción de los sentidos. Ésta se encuentra y se mueve entre el
nus y los sentidos. Por ejemplo, vemos un objeto y esto que
observamos no puede ser filtrado directamente por el nus sino
que pasa por el almacén “fantasía”.
La fantasía se nutre de
los sentidos y a su vez del nus, y según su percepción
manipula a la vista añadiendo o restando. A menudo pensamos que esto
proviene del nus porque carecemos de discernimiento entre el
nus (espíritu del corazón) y la fantasía.*
*Añadido
de san Máximo el Confesor: “La fuerza perceptual debemos
atribuirla a la psique y al nus. Lo fantasioso, pues, debemos
someterlo a la parte perceptiva de la psique. La fuerza imaginativa o
fantasiosa se divide en tres partes. La primera parte representa las
percepciones en relación con las cosas que hacen sensible a la
percepción. La segunda parte es donde permanecen las cosas de las
imágenes después de la percepción y que son recreadas sin que
estén basadas en algo y que especialmente la llamamos fantasía. Y
la tercera parte es donde se sitúa lo que percibimos con la
fantasía, el placer o la tristeza, pena o dolor. Y en relación con
el Dios, como hemos dicho, no tiene lugar ninguna fantasía, porque
en general Dios lo transciende todo, está por encima de todas las
cosas y conceptos”.
(Ver también
sobre la fantasía: “La
Fantasía – Instrucción terapéutica
” por
Ieroteo Vlajos, y “La
guerra invisible – Cap. 25 Cómo
debemos corregir nuestra la fantasía y nuestro recuerdo”, por san
Nicodemo el Aghiorita).
Según la percepción
mundana nus y fantasía se identifican, pero según la
percepción cristiana ortodoxa no se identifican sino que la fantasía
actúa como intrusa, es decir, es como una concha que se pega al
barco del nus y que viaja con el arrastrándola y
transportándola. Así es como el nus transporta a la fantasía
vaya donde vaya, y por ende la fantasía actúa como intrusa.
El Cristo que es el Nuevo
Adán, tal y como fue Adán antes de la caída, carecía de fantasía,
tenía sólo nus (espíritu unido con la mente en uno).
Por lo tanto, la
capacidad que tiene la fantasía de añadir, restar y deformar se
considera propia de los “hombres intelectuales” asimismo como la
producción de la poesía, de la pintura etc. La fantasía es un
sentido psíquico que sin ella el hombre no es capaz de crear.
La sencillez en Cristo
significa ver los objetos o las personas sin cambiar el concepto
y la forma o figura de ellos, que los veas tal y como son. Esta
sencillez sólo la tienen los niños. Por eso el Cristo dijo: “si
nos os convertís en niños no entraréis en el reinado de la realeza
increada” y no gozareis de la jaris y la doxa
(gloria, energía y luz increadas). Sobre esta sencillez nos habló
nuestro Señor y la buscó en los hombres, pero no la encontró, y
sólo la encontró en los niños que no tienen malicia, y nos
advirtió de que si no la poseemos en esta vida no seremos aceptados
en el reinado de Su realeza increada.
Pero diríamos, Señor
mío, por qué has puesto de ejemplo a los niños y dijiste: “si
nos os convertís en niños no entraréis en el reinado de la realeza
increada” y no gozareis de la jaris y la doxa divina.
Amigos míos, el Señor
habla sobre los niños para ejemplificar el elemento de la sencillez.
Cuando un niño ve una figura o forma y le dices: ¿qué forma o
figura es esto o qué cosa es esta? Te responderá: es tal cosa y
nada más. Su mente nunca podrá distorsionar y deformar. Por tanto,
este es el nus en Cristo (mente y espíritu unidos), la
sencillez en Cristo, el sencillo y sincero nus en Cristo
al que nos referimos.
Ahora os pregunto: si
nuestra mente con la fantasía ha adquirido malicia, decidme,
¿podemos retornar a la primera percepción o posición de la
sencillez, por mucho que hagamos y vayamos a confesarnos, comulgar
etc.? Explicadme si esto es fácil o difícil. ¡Amigos míos, es
terriblemente difícil! Por esta razón no es una sagacidad, como
dicen algunos, sino que algunas cosas mejor no probarlas para
conocerlas.
Sería una bendición si
no hubiéramos adquirido nunca experiencia del mal y tuviéramos sólo
experiencia teórica de ésta, así podríamos protegernos. Por eso
vemos hombres que han vivido en el pecado y puede ser que se
conviertan, se arrepientan y lleguen a hacerse santos, sin embargo,
ya están fatigados, perturbados y torturados de estas situaciones
anteriores. Estos ya han perdido esa sencillez, la del nus
(espíritu y mente unidos al corazón).
Supongo que habréis
entendido qué es la sencillez. Adán desde el momento que
desobedeció el mandamiento de Dios, ha perdido esta cualidad o
coyuntura que es la sencillez en Cristo.
Los Santos Padres dicen
que el diablo se mueve en el espacio de la fantasía, Dios se mueve
en el espacio del nus; por esta razón vemos muchas veces que
cuando el diablo quiere engañar a una persona, se mueve en el
espacio de la fantasía, porque sólo allí se puede mover y hacer
que vea sueños, visiones y cosas extrañas que son del diablo. La
fantasía es el puente entre el hombre y los demonios, a través de
ella se introducen los demonios y molestan al ser humano. Así que
debéis saberlo, el diablo siempre se mueve entre el espacio de la
fantasía, al que manipula y explota salvajemente.
Y una cosa más es que,
en el espacio de la fantasía tenemos que hacer el mayor combate de
nuestra vida. Porque allí va el diablo para engañarnos desde el
principio, y desde allí bajarán las energías al corazón. El deseo
y la ilusión no son parte de la fantasía, sino que son fruto de la
fantasía. El deseo entra y yace en el corazón. Por consiguiente, si
quisiéramos hacer la guerra contra el mal, en principio no lo
combatiremos en el espacio del corazón, sino que debemos hacerlo en
el espacio de la mente para no dejar que la fantasía con su
pensamiento nos baje al corazón. Y es allí donde haremos la guerra
dura contra el diablo, sus proyecciones y sus ficciones.
El Santo Padre Paísios
el Aghiorita en una de sus cartas llama a la fantasía “la
televisión del diablo”. El hombre con la fantasía es como si
viera la televisión, y sus proyecciones son del diablo.
El que quiera adquirir la
sencillez en Cristo que empiece a desarraigar rápida y audazmente la
serpiente de la fantasía, el maldito egoísmo y todo su sistema de
posesión, la egolatría y la penumbra de la mala astucia y sus
similares, y que abrace la fe absoluta en Dios. Él a su vez se
ocupará de nosotros y nos regalará también la fuerza para vencer
la hipocresía, los complejos sociales, los problemas de imagen y
autoridad y todas estas devastadoras maldades y vicios que
diariamente nos amenazan.
El primer arma contra el
diablo es la humildad y con ella no seremos engañados. Humildad es
aceptar inmediatamente que todas estas cosas no provienen de Dios y
que yo aún no soy digno de ver cosas divinas. Se debe estar en
alerta y prontitud, cada vez que veamos algo inmediatamente cambiemos
de pensamiento. Como arma invencible debemos utilizar la oración del
corazón o de Jesús, contacto consciente con Dios en esta oración:
“Jesús Cristo, Señor, eléisonme, compadécete de mí o
ten misericordia, ayúdame, sáname…”. Con el movimiento cíclico
de esta oración (ver sobre “Movimiento cíclico de la psique”,
por san Dionisio el Areopagita, y “Cuando lo unificado del nus
se hace trinitario permaneciendo uno”, por san Gregorio
Palamás, en www.logosortodoxo.com
estos textos los tenemos traducidos al español).
Todas estas son las armas
que tenemos para combatir al diablo y a la fantasía, y así
venceremos con la ayuda de la jaris (gracia, energía
increada) de Dios Trinitario.
Mateo 18
1En aquel tiempo los
discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el
reinado de la realeza increada de los cielos?
2Y Él, llamando a un
niño, lo puso en medio de ellos, y dijo:
3 Amín, amín, de verdad
en verdad, de cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como
niños, no entraréis en el realeza increada de los cielos.4Así
pues, cualquiera que se humille y se convierte moderado y humilde
como este niño, ése es el mayor en el reinado de la realeza
increada de los cielos.
5Y cualquiera que reciba
en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
6 Y cualquiera que
haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le
fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que
se le hundiese en lo profundo del mar.
7 !Ay
del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan
tropiezos, pero !ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
Pero Jesús dijo:
Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de
los que son como éstos es el reinado de la realeza increada de los
cielos.
Amín, amín, de
verdad en verdad os digo: el que no reciba el reinado de la realeza
increada de Dios como un niño, no entrará en él.
Amín, amín, de
verdad en verdad os digo: el que no recibe el reinado de la realeza
increada de Dios como un niño, no entrará en él.
Adaptación y
traducción al español de la homilía 26 “Τί ἦταν τό
Δένδρον τοῦ Καλοῦ καί τοῦ Κακοῦ καί
τί εἶναι ἡ ἐν Χριστῷ ἁπλότητα”
Discurso
original:(http://www.arnion.gr/mp3/omilies/p_athanasios/apanthseis_aporivn/apanthseis_aporivn_026.mp3)
Traducido y adaptado por:
Jristos Jrisoulas y Elena Jrisoulas Lafuente, www.logosortodoxo.com
(blog en español)
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου