ΚΑΤΑ
ΙΩΑΝΝΗΝ
ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ
El
Evangelio de San Juan
Capítulo
12
(En
letra normal traducción más literal del texto original en griego
clásico y en letra cursiva en griego moderno ampliando un poco el
sentido de cada frase, por memorable Panagiotis Trémpelas,
teólogo y catedrático, cualquier error por favor avisarnos).
1-11
La cena de Betania y la unción de la mirra de María. 12-19 Entrada
triunfal en Jerusalén. 20-23 Los Helenos quieren ver a Jesús. 24-36
Preanunciación de su pasión y resurrección. 37-50 La incredulidad
judía.
Seis
días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro,
el que había muerto y al que había resucitado de entre los muertos.
2
Y le ofrecieron una cena allí; Marta servía y Lázaro era uno de
los que estaban en la mesa con él.
3
Mientras tanto, María tomó una libra de mirra (perfume) de nardo
puro, de mucho valor y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con
sus cabellos; y la casa se llenó de olor de la mirra. (Esto lo
hacía por la profunda fe que tenía al Salvador y por agradecimiento
hacia él, por haber resucitado a su hermano.)
4
Entonces Judas el hijo de Simón el Iscariote, uno de sus discípulos,
el que lo iba a entregar, dijo:
5
¿Por qué no fue vendido este perfume por trescientos denarios y
dado a los pobres?
6
Pero esto lo dijo no porque tenía algún interés para los pobres,
sino porque era ladrón; y como llevaba él la bolsa, sustraía de lo
que echaban en ella.
7
Entonces dijo Jesús: «Déjala, lo ha guardado para el día de mi
sepultura.
8
Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros (y podréis
hacer caridad), pero a mí no siempre me tendréis.»
9
Gran multitud de judíos supieron que Jesús estaba allí y
acudieron, no sólo por él, sino también para ver a Lázaro, a
quien había resucitado de los muertos.
10
Después de eso los sacerdotes acordaron dar muerte también a
Lázaro.
11
Porque a causa de él muchos judíos fueron a Betania para asegurarse
que Lázaro había resucitado de los muertos y cuando lo confirmaban,
creían en Jesús.
12
El día siguiente, grandes multitudes que habían venido a la fiesta,
habiendo oído que Jesús llegaba a Jerusalén,
13
tomaron ramos de laurel y salieron a su encuentro clamando: ¡Hosaná,
(gloria, gracias y honor) y bendito él que viene en nombre del
Señor! ¡El verdadero Rey de Israel!
14
Y encontró Jesús un asno, montó sobre él, como está escrito (en
el profeta Zacarías):
15
No temas Jerusalén, hija de Sión, mira, tu rey viene montado sobre
un mulo de asna, (no como un tirano o conquistador, sino humilde,
dulce y pleno de agapi para ti.)
16 Qué
significado tenían estos logos y acontecimientos, los discípulos no
los entendieron entonces; pero cuando Jesús fue glorificado por su
resurrección, entonces se acordaron que todas estas cosas estaban
escritas sobre él y así habían ocurrido.
16.
Qué sentido y significado tenían estos logos de Zacarías, los
discípulos no los comprendieron entonces, durante su gloriosa
entrada. Pero cuando Jesús fue glorificado por su triunfal
resurrección y gloriosa ascensión, entonces fueron iluminados por
el Espíritu Santo y recordaron que estos logos proféticos sobre
Jesús estaban escritos por el Espíritu de Dios. Y para el
cumplimiento de esta profecía precisamente cooperaron todos ellos
sin darse cuenta.
17
Y durante aquel gran recibimiento, los que estuvieron presentes con
él cuando llamó a Lázaro del sepulcro y le resucitó de entre los
muertos, daban ahora testimonio de este milagro.
18
Por eso también salió la gente a su encuentro, porque habían oído
que él había realizado aquel gran milagro.
19
Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no nos beneficiamos
en nada por retrasar su detención. Mirad que todo el mundo va tras
él.
20
Había algunos helenos (griegos) entre los que habían subido a
Jerusalén a adorar en la fiesta de la Pascua.
21
Éstos, pues, se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea y le
rogaron, diciendo: Señor queremos ver a Jesús.
22
Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe vinieron
juntos y dijeron a Jesús que los helenos quieren verle.
23 Jesús
les respondió diciendo: «Ha llegado la hora en que va a ser
glorificado el hijo del hombre.
23.
Jesús contestó: Ha llegado la hora definida por Dios, para que sea
glorificado el Hijo del hombre y con su crucifixión y su ascensión
será reconocido como Mesías y Redentor también de los helenos que
en este momento representan también todo el mundo de las naciones.
24
Amín, amín, de verdad en verdad os digo que, si el grano del trigo
no cae en la tierra no muere, queda infecundo; Pero si se entierra y
muere, trae mucho fruto. (Así, yo también moriré en la cruz
para traer por este gran sacrificio mucha cosecha, es decir, la
sanación y salvación del género humano.)
25 El que
ama su psique (vida) la perderá; y el que aborrece su psique (vida)
en este mundo la conservará para la vida eterna.
25.
El que ama su psique (alma o vida) y evita sacrificarla cuando el
deber se lo exige, éste perderá la eternidad de la realeza
increada. Y aquel que gracias a su deber no le importa su psique-vida
en este mundo, éste conservará y disfrutará la realeza increada en
la vida eterna.
26 Aquel
que me sirve, que me siga; y donde yo esté allí estará
también mi servidor. A quien me sirve, el Padre le honrará.
26.
Aquel que me sirve con fe y es mi discípulo, que me siga con
abnegación, imitándome; y donde yo estoy después de mi
resurrección en la doxa (gloria, luz increada) y eterna, allí
estará también mi servidor. A quien me sirve, mi Padre le honrará
y le glorificará en el futuro eterno.
27 Ahora
mi psique o alma se siente angustiada. ¿Y qué tengo que decir?
¿Padre sálvame de ésta hora? No. ¡Precisamente para esto he
llegado a esta hora!
27.
Ahora mi psique o alma está angustiada, porque está llegando la
gran hora de mi muerte en la cruz. ¿Y qué tengo que decir? ¿Padre
sálvame de ésta hora dura? No. ¡Precisamente para esto he llegado
a esta hora, para ofrecer el gran sacrificio redentor para sanación
y salvación del mundo!
28 Padre
haz que sea glorificado tu nombre. Entonces vino una voz del cielo y
dijo: «Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré.
28.
Padre haz que sea glorificado tu nombre, por mi sacrificio y mi obra.
Entonces vino una voz del cielo y dijo: «Lo he glorificado, por toda
tu vida santa y tu obra que has hecho hasta ahora y de nuevo lo
glorificaré, con tu redentor sacrificio, tu gloriosa resurrección y
la expansión del evangelio en las naciones.»
29
Y la multitud que allí estaba y había oído la voz, decía que
había sido un trueno; otros decían: “Le ha hablado un ángel.”
30
Después de esto, respondió Jesús y dijo: «No por mí se ha dejado
oír esta voz, sino por vosotros, es decir, para que realmente os
aseguréis que me ha enviado el Dios.
31 Ahora
es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo pecador
será arrojado fuera.
31.
Ahora que yo seré crucificado, será juzgado este mundo y se
separarán los fieles de los infieles. Ahora se derrocará el poder
del satanás, el príncipe de este mundo pecaminoso, y será echado
fuera.
32 Y yo,
cuando sea levantado de la tierra, a todos que creerán los atraeré
hacia mí.
32.
Pero yo me elevaré desde la tierra y mediante la cruz ascenderé en
los cielos y atraeré hacia mí, no sólo los judíos sino también
los helenos, los nacionales y todos de libre buena voluntad que
creerán en mí.»
33
Esto lo decía dando a entender de qué muerte iba a morir.
34
La multitud le respondió: Nosotros estamos informados por la Ley que
el Cristo permanece inmortal en el siglo para siempre. ¿Cómo, pues,
dices tú que el hijo del hombre ha de ser levantado en la cruz?,
¿quién es este hijo del hombre? ¿Es el Cristo o no?
35
Entonces les dijo Jesús: «YoSoY la luz del mundo, por poco
tiempo aún estará la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis
la luz entre vosotros, para que no os sorprenda y os aprese la
oscuridad del pecado y del engaño. Porque aquel que camina en
la oscuridad no sabe a dónde va.
36 Entre
tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que os convirtáis en
hijos de la luz increada. Estas cosas enseñó y habló Jesús y
partiendo de Jerusalén se ocultó de ellos.
36.
Entre tanto que tenéis la luz, es decir, a mí que soy la luz del
mundo, creed en la luz, para que os convirtáis en hijos de la luz
increada, por la iluminación de mi enseñanza.» Estas cosas enseñó
y habló Jesús y partiendo de Jerusalén se ocultó de ellos, para
que no se piquen más sus enemigos.
37
Aunque Jesús había hecho tan grandes milagros delante de ellos, no
creían en él,
38
para que se cumpliese el logos del profeta Isaías, que dice:
“¿Señor, quién ha oído y ha creído nuestro mensaje? Y el poder
y energía increada del Señor, que mediante Cristo hizo
los milagros ¿a quién ha sido revelado? Sólo en pocos.
39
Por eso no pudieron creer, (a causa de sus corazones duros),
porque también Isaías había dicho:
40
“Dios les cegó los ojos de sus psiques y se endurecieron sus
corazones, para que con los ojos de la psique no pudieran percibir,
sentir y entender las admirables obras, ni regresen a mí por la
metania para sanar sus psiques.”
41
Esto lo dijo Isaías porque vio glorificado a Cristo sentado en un
trono alto, y después habló de él.
42
Sin embargo, aun muchos de los jefes creyeron en él; pero no lo
confesaban por miedo a los fariseos, para no ser expulsados de la
sinagoga.
43
Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria que les iba
a dar el Dios.
44
Jesús clamando, dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en
Dios que me ha enviado
45
y el que me ve a mí ve al que me ha enviado.
45
y el que ve con sus ojos espirituales abiertos por la luz de la fe,
me ve a mí y contempla al que me ha enviado.
46
Yo he venido como luz (espiritual) al mundo, para que todo el
que crea en mí no permanezca en la oscuridad del engaño y del
pecado.
47
Por lo tanto, si el que escucha la enseñanza de mis logos y no cree,
ni los cumple, no le condeno ahora, ni seré yo el responsable de
su condena. Porque ahora no he venido para juzgar el mundo, sino
para sanarlo y salvarlo.
48
El que me rechaza y no recibe los logos de mi enseñanza, tiene ya
quien lo juzgue; El logos que yo he hablado, le condenará en el
ésjato o último gran día del Juicio universal.
49
Porque yo no he enseñado nada de mí mismo; el Padre que me ha
enviado al mundo es el que me ha dado mandamiento de lo que tengo que
decir y enseñar.
50
Y conozco que su mandamiento es vida eterna, porque el logos de
Dios contiene energía increada vivificante y renovadora. Así,
pues, lo que yo digo y enseño, lo digo y enseño exactamente como el
Padre me lo ha dicho a mí.»
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου