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Δευτέρα 22 Δεκεμβρίου 2014

El Evangelio de San Juan Capítulo 19

ΚΑΤΑ ΙΩΑΝΝΗΝ ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ
El Evangelio de San Juan
Capítulo 19
(En letra normal traducción más literal del texto original en griego clásico y en letra cursiva en griego moderno ampliando un poco el sentido de cada frase, por memorable Panagiotis Trémpelas, teólogo y catedrático, cualquier error por favor avisarnos).

1-3 La flagelación y desprecio de parte de los soldados. 4-8 Intento de Pilato para liberarlo. 9-16 Nuevo interrogatorio de Pilato y condena. 17-30 La crucifixión, la madre y el amado discípulo. 31-42 El entierro de Jesús.
1 Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle.
2 Después del azote, los soldados, para despreciarle y reírse de él como supuesto rey de los judíos, trenzaron una corona de espinas y la pusieron en su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura, como si fuera un rey;
3 Y, acercándose a él, le decían irónicamente: Χαῖρε (Jere) alégrate o salve rey de los judíos y le daban bofetadas.
4 Después de todo esto, otra vez salió Pilato fuera del pretorio y dice a los judíos: Aquí os lo traigo. Yo le he interrogado pero no encuentro ningún delito en él. Os lo digo oficialmente para que os convenzáis, que no encuentro en él nada que sea digno de castigo y menos de muerte.

5 Y salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura;
6 y Pilato les dijo: Aquí tenéis al hombre; Cuando vieron los sumos sacerdotes y los alguaciles, gritaron diciendo: Crucifícale, crucifícale. Les dijo Pilatos: Tomadlo vosotros y crucificadle porque yo no encuentro en él ningún delito digno de muerte.
7 Respondieron los judíos: Nosotros tenemos una ley y según la ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios, así que ha blasfemado a Dios.
8 Cuando Pilatos oyó esto, tuvo aún más miedo, porque era idólatra y creía en muchos dioses e hijos de dioses;
9 y entrando otra vez al pretorio, dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? ¿Realmente eres hijo de Dios? Pero Jesús no le dio respuesta alguna.
10 Entonces dijo Pilato: ¿Por qué no me contestas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?
11 Respondió Jesús: No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te fuera dada de lo arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, tiene mayor pecado que tú.
11. No tendrías ningún poder contra mí, si no te hubiera dado de Dios. La tolerancia de Dios, te deja como juez estos días y estás obligado a juzgarme, puesto que me han traído delante de ti los judíos, como acusado y culpable. Por eso Caifás y el consejo de los judíos, que por envidia y odio me han entregado en tus manos y te presionan para que me juzgues y condenes, tienen mayor pecado y son más culpables que tú.
12 Y por esta respuesta Pilato se asustó aún más y desde entonces buscaba librarlo; pero los judíos gritaron diciendo: Si sueltas a ése, no eres amigo del César, todo el que se hace rey va contra el César.
13 Cuando Pilatos escuchó estas palabras de los judíos que eran una amenaza contra él, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal del sitio llamado “enlosado”, en hebreo gabatá o altura.
14 Era el día de la preparación de la Pascua y la hora sexta, (al mediodía.) Y dice Pilato a los judíos: He aquí tenéis vuestro rey, mirad como se ha degradado y qué bajo ha caído.
15 Pero ellos, duros de corazón lleno de odio asesino, gritaban: fuera, fuera, llévenlo de aquí, no queremos ni verlo, crucifícale, crucifícale. Pilato les dijo: ¿A vuestro rey he de crucificar? Replicaron los sumos sacerdotes: No tenemos más rey que el César, pisoteando así su propia fe religiosa y dignidad nacional.
16 Entonces Pilatos se lo entregó a ellos para que fuese crucificado.
17 Tomaron, pues, los soldados a Jesús conduciéndole al sitio de su crucifixión; cargado en su hombro con la cruz, salió fuera de la ciudad al lugar llamado “calvario”, en hebreo Gólgota,
18 y allí le crucificaron, y con él otros dos malhechores uno en cada lado y Jesús en medio.
19 Pilato, por su parte, escribió y puso sobre la cruz este rótulo: Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.
20 Y muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad y el título estaba escrito en hebreo, en latín y en heleno, en griego para dar más publicidad, puesto que la lengua helénica era el idioma internacional y oficial de los romanos.
21 Los sumos sacerdotes de los judíos, como consideraron fuerte la ofensa que se reclame a un crucificado con el título de rey, dijeron a Pilato: No escribas el rey de los judíos, sino lo que él dijo: «Yo soy el rey de los judíos.»
22 Respondió Pilatos con ira y desprecio: lo que he escrito, escrito está.
23 Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes, uno para cada uno, y dejaron aparte la túnica que era tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna.
24 Entonces se dijeron: No la rompamos, echémosla a suertes sobre ella, a ver quién le toca. Así fueron todos estos acontecimientos, para que se cumpliese la Escritura, que dice: “Repartieron entre sí mis vestiduras y sobre mi túnica echaron suertes.”
25 Mientras los soldados hacían estas cosas, estaban en pie junto a la cruz de Jesús su Madre, y la hermana de su madre, María la mujer de Cléopas y María Magdalena.
26 Jesús viendo su Madre, y junto a ella al discípulo preferido, dice a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo o éste será tu hijo a partir de ahora
27 Después dice al discípulo: «He aquí tu Madre.» Y desde aquel momento el discípulo la acogió en su casa.
28 Después de esto, sabiendo Jesús claramente que todo lo que predijeron los profetas y lo había decidido Dios, se había consumado plenamente y para que se cumpliese la Escritura hasta el último detalle, dijo: «Tengo sed.»
29 Había allí un botijo lleno de vinagre. Cuando ellos escucharon que Jesús tenía sed, fijaron en una rama de hisopo una esponja empanada en vinagre y se la acercaron a la boca.
30 Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: «Todo está cumplido, consumado.» Y habiendo declinado la cabeza, entregó el espíritu.
30. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: «Todo está cumplido, consumado; el plan divino de Dios y todas las profecías se han cumplido. La salvación de los hombres está ya asegurada plenamente. Y habiendo declinado por sí solo la cabeza soberanamente y cuando él lo quiso por el poder que tenía, entregó su psique a su Padre.
31 Como era víspera de pascua, para que no quedaran los cuerpos encima de la cruz el sábado -pues era un día muy solemne-, los judíos rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fuesen quitados de allí. Así se abreviaría el tiempo de la muerte y los llevarían de allí antes de la puesta del sol, para que no fuera profanada la fiesta de la Pascua. Porque por el Deuteronomio estaba totalmente prohibido que trasnocharan los cuerpos en la cruz sin enterrarse.
32 Fueron, pues, los soldados al Gólgota mandados por Pilatos y quebraron las piernas de los dos que habían sido crucificados con Jesús.
33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.
34 Pero uno de los soldados, por si acaso, le atravesó entre las costillas con una lanza, inmediatamente salió sangre y agua pura; cosa paradójica y sin precedente de un muerto, porque la sangre se coagula en todos los muertos y por mucho que lo pinchen nunca sale sangre pura y agua clara.
35 Y este gran y simbólico acontecimiento, el que lo ha visto con sus propios ojos, (es decir, Juan el Evangelista), da su testimonio y lo certifica de manera oficial, y su testimonio es absolutamente verdadero. Y él conoce muy bien que dice la verdad, para que vosotros también creáis.
36 Porque estas cosas sucedieron, para que se cumpliera la Escritura: “Que no le quebrarán hueso alguno.”
37 Y también otra profecía de la Escritura dice: “Verán aquel que le traspasaron.”
38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo tenía en secreto por miedo a los judíos, rogó a Pilato que le dejara llevar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús.
39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo una mezcla de mirra y de áloe, como unas cien libras.
40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con especies aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
41 Había cerca del sitio donde fue crucificado Jesús un huerto y en el huerto había un sepulcro nuevo, en el cual nadie aún había sido depositado.
42 Como este sepulcro estaba cerca al sitio de la crucifixión y tenían prisa para terminar el entierro a causa de la preparación de la Pascua, allí pues, pusieron a Jesús.
Traducido por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com (en español)

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