Σελίδες

Κυριακή 7 Ιουνίου 2015

El supremo profeta Elías en su época y en los últimos tiempos Yérontas Atanasio Mitilineos

El supremo profeta Elías en su época y en los últimos tiempos
προφήτης Ἠλίας, μέγιστος τῶν Προφητῶν.
προφήτης λίας στήν ποχή του καί στά σχατα
El supremo profeta Elías en su época y en los últimos tiempos
Yérontas Atanasio Mitilineos
El profeta Elías, amigos míos, es una personalidad del Antiguo Testamento muy grande. Es el supremo de los profetas; es superior al mismo profeta Isaías el trueno. Y aunque él no ha escrito ni una palabra, él mismo fue una gran profecía. ¡Esta obra suya, la manera por la que ha vivido y el modo que se marchó de la vida presente y también su aparición en la Metamorfosis de Cristo muestran que esta personalidad es grandiosa, es suprema!
Sobre el profeta Elías en el Antiguo Testamento se han escrito muchas páginas y de profunda teología. Encima del monte Carmelo donde el profeta de forma admirable ofreció su sacrificio; y encima del monte Sinaí donde el gran Profeta tuvo la zeoría (contemplación, expectación) divina, cuando del cielo bajó fuego y quemó las reses sacrificadas para la expiación; mas en el monte Tabor donde el Profeta apareció junto con nuestro Señor, son tres grandes cimas de los montes, que se refieren a su propia doxa (gloria, luz increada).

Profeta diacrónico

El profeta Elías está presente, tanto en el espacio del Antiguo Testamento como también en el Nuevo.
Es cierto que cualquier cosa que uno diga y analice, siempre quedará en la periferia de las cosas, porque como os he explicado, el análisis de la personalidad del santo Profeta de Dios es un abismo sin fondo. Permaneceremos sólo en un pequeño acontecimiento de su vida, pero muy característico. Sobre todo este acontecimiento nos da simultáneamente también otra imagen, nos da el tipo o forma de los ésjatos-últimos días y acontecimientos.
La actualidad del libro del Apocalipsis.
Como habréis comprobado –sea por los acontecimientos, sea de la forma de vida que vive el mundo hoy en día, sea porque nos acercamos a los ésjatos-postreros tiempos, pensad lo que queráis- en nuestros días el malinterpretado, marginado y desconsiderado libro del Apocalipsis viene a ser actualidad, y así que actualmente todos nos ocupamos de este libro. La desgracia es que la tripulación Ortodoxa no está preparada para tocar y acercarse a este libro, precisamente porque no le es familiarizado; y esto porque durante muchos siglos, principalmente en Oriente, dominó una impresión equivocada de que este libro está sellado con los siete sellos, es decir, es incomprensible, y que este libro está lleno de profecías, y que… no las toques… y si uno toca esta profecías, ineludiblemente caerá en herejías y errores. Había este malentendido.
Pero todo esto, por supuesto que hasta cierto punto es correcto. Sin embargo, todas estas cosas diríamos que fueron la causa por la que la tripulación no toca este libro de Dios, el último y admirable libro del Nuevo Testamento, lleno no sólo de profecías sino también de espíritu de consuelo e instrucción, que es para reforzar y alentar el pueblo de Dios en todo su camino de su vida sobre esta tierra y sobre todo en los ésjatos-últimos tiempos.
Así amigos míos, vuelvo a mi tema, para deciros que las cosas que vais a escuchar y ver tienen relación con los ésjatos (tiempos y acontecimientos). Ésjatos se llaman las cosas que conciernen el final de la historia, es decir, cuando ya estará cerca la venida de Cristo. Veréis pues, que la vida del profeta Elías no es más que una fotocopia o reflejo de vida que indica un prototipo o modelo de los ésjatos (tiempos y acontecimientos).
La trayectoria histórica de cada pueblo. –La trayectoria peculiar de Israel.
Un pueblo realmente en su trayectoria histórica por supuesto que encuentra muchas dificultades para sobrevivir. Pero es el Dios es quien ha marcado las fronteras para que vivan los pueblos y cuánto tiempo sobrevivirá un pueblo entre estas fronteras. Esto está de acuerdo con aquello que dice el apóstol Pablo a los Atenienses: “El Dios… ha determinado los tiempos y los límites de su morada y sus fronteras” (Hec 17). Así que es Él quien determinará cuánto tiempo vivirá un pueblo y cuáles serán sus fronteras.
Israel era un pueblo amado, era un pueblo seleccionado; además Israel quiere decir amado, ¡y el Dios lo protege muchas veces en su trayectoria histórica; sobre todo de manera admirable y escandalosa había protegido a Israel frente a las demás naciones!
Pero ahora, encontrados sobre el siglo 8º aC, el reino del norte se hace apóstata, desertor de Dios. Debo deciros que después de la muerte de Salomón, el pueblo se separó en dos reinos; el reino del norte con diez tribus, y el reino del sur con las dos tribus, de Judas y de Benjamín. El reino del sur tenía capital a Jerusalén, y el norte a Samaria. El reino de norte, pues, había desertado de Dios. Los reyes desgraciadamente fueron hombres con una gran facilidad de idolatrar.

Ajab-Jesabel

Así que durante el siglo 8º aC el rey del reino del norte era Ajab. Este tenía un carácter blando con un impulso fácil hacia la idolatría; también era un hombre que se influenciaba fácilmente de su mujer Jesabel. Esta mujer suya no era hebrea sino sirio-fenicia, idolatra fanática y era el peor mal. Rápidamente a causa de esta mujer terrible, el culto a Dios fue descarrillado y dejado de lado, y así se introdujo el culto a Baal y a la repugnante Estarte, -que era algo así como la correspondiente a nuestra Afrodita.
La fulminante aparición del Profeta.
En esta crítica encrucijada de Israel, que vivía como nunca la deserción-apostasía de este rey, apareció el ardiente y zelote (ferviente) Profeta de Thesvi, Elías. ¡Y viene de repente – atención a esto- de repente! Como un rayo y trueno aparece ante el rey, por la persona de Dios, para darle aquel mensaje terrible de seguía continua e indefinida, como castigo de Dios por la apostasía-deserción del pueblo y de su gobierno.
Dice al Rey; «Juro ante el Dios vivo, el Dios de Israel, ante el Cual estoy y sirvo, que durante estos años no lloverá ni una gota. Y todo esto dependerá de mi boca. Lo que yo diga esto se hará”. Esto dijo el Profeta y desapareció del rostro de Ajab.
El juicio de Dios sobre la trayectoria histórica de los pueblos.
Pero estas palabras, amigos míos, constituyen el juicio de Dios por la apostasía de un pueblo.
¿Dónde están aquellos que dicen que pueden regular libremente su trayectoria y su vida, y que no tiene nada que ver el Dios en la trayectoria histórica de un pueblo? ¿Dónde están, veis lo que dice aquí? Y para que no sea creído que esto concierne sólo a Israel, os digo que el Dios también pensaba para todas las naciones y marcaba la trayectoria de todas ellas.
El juicio de Dios sobre la trayectoria histórica de Israel.
Improvisadamente os digo lo siguiente. En la tierra de Canaán habitaban muchos pueblos. Y dice el Dios a Abraham: “Aún no se ha llenado el vaso de sus indecencias e ilegalidades; por esta razón no te instalarás en este país ahora. Tus descendientes, dice a Abraham, primero se desarrollarán en Egipto, crecerán y serán un pueblo grande, y después vendrán aquí en la tierra de Canaán”. Y esto correspondía a unos cuatrocientos treinta años. “Sólo entonces habitarán en esta tierra cuando se colme el vaso con sus indecencias e ilegalidades”. Es terrible. El Dios espera cuando vendrá el cumplimiento o la plenitud del pecado, hasta que se derrame el vaso. Entonces dice que serán destruidas estas naciones.
Y cuando Jesús de Naví entrará en la tierra de Canaán, le dice el Dios: “Tened cuidado; estos pueblos con sus hechizos, sortilegios, con sus oráculos, predicciones, con sus indecencias, corrupciones y con la forma que viven, ha llegado la hora que sean destruidos. Por eso vosotros fácilmente conquistaréis esta tierra. Pero tened cuidado, no hagáis vosotros también las mismas cosas, porque vendrá también vuestra hora y sufriréis la misma cosa”.
Vemos pues, que el Dios no va a desarraigar unos pueblos para instalar Su pueblo amado, sino sólo cuando estos pueblos han pecado grave y grandemente.
El juicio de Dios sobre la trayectoria histórica de los demás pueblos y los Helenos (griegos).
¡Queréis una cosa más! Abrid el libro de Isaías y veréis algo maravilloso y sorprendente. Habla y profetiza Isaías, como también Jeremías, Ezequiel y Daniel, profetizan sobre las naciones, para los pueblos, no sólo para Israel. “Oh Babilonia, dicen, ha llegado tu fin! ¡Oh Egipto…! ¡Oh Moabitas…!¡Oh…oh! Daniel profetiza para los Griegos y los Persas. Dice que los Griegos vencerán a los Persas; con aquella profecía suya, dice que viene un gran macho cabrío, -sabéis que Alejandro Magno es reflejado en las monedas con cuernos- un macho cabrío que corre desde oriente rápidamente y choca con un becerro, que representa los Persas, que realmente les hace pedazos.
Veis pues, e insisto, que el Dios no habla solamente sobre Israel; habla también para todos los pueblos y dirige la suerte de todas las naciones.
Os repetiré aquello que antes os he leído que dice san Pablo a los Atenienses, de que “el Dios ha determinado los tiempos y las fronteras de todas las naciones, de todos los pueblos”. Por lo tanto, amigos míos, aquí diríamos que los Griegos no están fuera del plan de Dios, mucho menos, ya que fuimos de los primeros que hemos recibido y aceptado el Evangelio cuando fue proclamado el mensaje del Señor al mundo.
Grecia detrás de las huellas del Antiguo Israel, preparada para sufrir las mismas consecuencias.
Ahora vamos a preguntar; ¿Quizás nuestra patria vive y se gobierna políticamente en las huellas del antiguo Israel? ¿Mas los males que nos pueden suceder, diríamos a qué se deben? ¿Qué pensáis? ¡Es posible que suframos otra vez una reducción de nuestras fronteras! ¿Sabéis que podemos hacernos más pequeños respecto a nuestras fronteras?… No hay nada estable y seguro. ¿Y de dónde será la causa de esto? Incluso si sufriésemos como pueblo un contratiempo económico o un revuelto social, ¿de dónde tendrá el principio toda esta situación? Por supuesto que por la apostasía, deserción de nuestro pueblo y su giro hacia la idolatría.
Amigos míos, nuestro pueblo diariamente está desertando de Dios. Este fenómeno de ateísmo era desconocido en nuestra patria. ¡Y comienza el ateísmo a ser una realidad en esta tierra helénica, aquí donde se desarrolló la Ortodoxia y tenemos tantos Santos! ¡Es algo que sorprende, volvemos otra vez a la idolatría!
Percibimos y entendemos que los días son críticos y cruciales para nuestro pueblo y para el mundo entero.
Pero por qué el Profeta dijo esto a Ajab. ¿Se arrepintió Ajab? No, ni Ajab ni el pueblo. ¿Entonces nosotros nos arrepentiremos, volveremos a la metania? Cuando hoy se anuncia el kerigma, el kerigma de metania y se dicen todas estas cosas, ¿qué creéis que son? ¿Creéis que es un kerigma filológico por el que podemos decir sólo palabras? No; ¡es un kerigma de metania, un kerigma de despertar (espiritual)! Otra cosa es si ahora estamos con los ojos cerrados y durmiendo sin fijarnos lo que dice el orador. ¡Si las cosas que ahora decimos son kerigma de metania, estamos llamados a arrepentirnos, convertirnos y confesarnos por esta situación que domina nuestro pueblo! ¡La situación es terrible y lamentable, lo percibimos… Estamos en paralelo con los días aquellos de la época del reino norte de Israel, donde el Profeta inspecciona y recrimina con rigor y crudeza la situación y grita; Utiliza y grita, diríamos, aquel elemento extraordinario que asombra con su presencia al pueblo. Pues, hace falta que lo percibamos y entendamos bien esto, porque los días son cruciales, la situación es grave para nuestro pueblo y también para el mundo entero. ¡Que lo entendamos y concienciemos bien esto!…
Consecuencias de la apostasía del antiguo Israel.
Sin embargo, amigos míos, como os dije, el Profeta dijo su mensaje, el mensaje del Cielo y desapareció del rostro de Ajab. Desde aquel momento comienza también la tribulación y peripecia del reino del norte. Si queréis leed los cuatro libros de Reyes, especialmente el final del segundo y el cuarto de Reyes- allí veréis las tribulaciones y las catástrofes que sufrió el reino del norte, con el resultado de quedar cautivo a los Asirios más o menos cien años antes de la destrucción del reino del sur; y que el final del reino del sur fue también ser cautivo por los Babilonios.
Avisaba el profeta Elías: “¡Señoras mías… no os pongáis vestidos tan caros, cinturones de oro y prendas bordadas de oro… Os pondrán una cuerda en vuestra cintura y seréis arrastradas descalzas en la tierra del cautiverio!...”
Y si no las entendemos estas cosas, vendrán las consecuencias y entonces las entenderemos…
El Dios protege Su Profeta.
Pero el Dios, amigos míos, protege Su Profeta de la ira de Ajab. Porque cuando Ajab escuchó estas cosas se quedó sorprendente, y antes de llegar a reaccionar, el Profeta desapareció. Por eso os dije que se presentó como un rayo y se marchó como un trueno. Y como Ajab no le dio tiempo a reaccionar, persigue al Profeta. Pero el Dios protege Su Profeta, no sólo de la ira de Abab, sino también de la hambruna que entonces cayó.
Y entonces el Señor dijo a Elías: "Sal de aquí y vete al oriente a esconderte en el torrente Querit, que está al este del Jordán. Beberás del torrente; yo he dado orden a los cuervos de que te alimenten allí".
El pueblo de Dios debe esconderse.
Atención, amigos míos. Estas palabras de Dios son de una importancia grandiosa. No conciernen sólo a Elías; conciernen también a nosotros y lo veréis a continuación.
¿Qué dijo el Dios a Su Profeta? ¡Escóndete, escóndete! Este “escóndete, escóndete” es una señal o signo importante para el laós-pueblo de Dios en nuestros días difíciles.
Esto nos recuerda aquello que dice al profeta Isaías: “Pueblo mío, entra en las habitaciones más interiores, cierra tu casa escóndete un poco, hasta que pase la ira del Señor”.
¿Dónde va a esconderse el pueblo? ¿Tenemos conciencia que somos pueblo de Dios?
En principio amigos míos quería preguntaros: ¡Estáis concienciados que sois laós-pueblo de Dios? Es una necesidad tener autoconciencia de que somos pueblo de Dios. ¿Tenéis conciencia que somos pueblo de Dios? Tenéis conciencia de que os distinguís de esto que se llama mundo o cosmos? Porque el pueblo de Dios se distingue de esto que se llama mundo. Si no tenéis esta conciencia de que sois el pueblo de Dios, tapar inmediatamente vuestros oídos (o no sigáis leyendo), porque las cosas que contaremos más abajo no os conciernen; y camináis en la destrucción o catástrofe. Pero si habéis concienciado que sois pueblo de Dios, entonces escuchad bien, abrir vuestros oídos y mentes para escuchar los qué nos dice el Señor.
Dice que nos escondamos, ¿pero dónde vamos a escondernos?
Acontecimientos históricos de huida y salvación.
Para entender este mandamiento de Dios, de que debemos escondernos, y para ver qué tipo es esta ocultación nuestra, debemos ver este acontecimiento del profeta Elías como un tipo o modelo histórico de los esjatos (postreros tiempos y acontecimientos). Cuando decimos tipo histórico, entendemos lo siguiente; un acontecimiento histórico, el cual se convierte en tipo o modelo de otro acontecimiento que históricamente pertenece más abajo.
Por ejemplo, Israel se va de Egipto, cruza el mar rojo y viene en la tierra de Canaán. Su paso por el mar rojo fue un acontecimiento histórico; pero a la vez es también un tipo histórico. ¿Qué tipo? Egipto se considera el país del Satanás, y Canaán se considera la tierra de la Realeza increada de Dios. El paso pues, -esto quiere decir pascua- es el mar rojo. Allí en el mar rojo el Dios hunde a Faraón y su ejército y el pueblo cruza seguro. Es una Humanización de Jesús Cristo, con la que nos toma de la tierra de la muerte, del pecado y del Satanás y nos trae en Su Realeza increada, y pasamos por el paso que se llama Bautismo. Así pues, ¿qué era el paso de Israel de Egipto a través del mar rojo en la tierra de Canaán? Es un tipo histórico. ¿De qué es prototipo? Del bautismo y de la salvación.
Otro ejemplo es la destrucción de Jerusalén, que se hizo el siglo 70 dC. Constituye un tipo histórico y a la vez un tipo o modelo. ¿Prototipo de qué? Pues, del fin del mundo, entonces cuando será destruido el mundo.
El Profeta Elías está presente también en los ésjatos-últimos tiempos como tipo histórico y a la vez prototipo.
Lo mismo también aquí; aquel acontecimiento que ocurrió entre el Profeta y el rey Ajab, sin duda constituye un acontecimiento histórico, y a la vez un tipo histórico de los ésjatos (últimos tiempos). Porque Ajab es copia del Anticristo. Pero los más sorprendente de todo –que también es el único caso en la historia- es que el Profeta Elías fue una copia histórica de un prototipo de los esjatos tiempos, a la vez es también prototipo. ¡El mismo Profeta estará presente también en los días del Anticristo!
Como sabréis, el Profeta Elías no ha muerto; ascendió en alguna parte en los cielos; ¡y regresará! Y tal y como inspeccionó y reprendió a Ajab, lo hará también al Anticristo, de la misma manera. ¡Y lo sorprendente es que por tres años y medio de seguía que trajo Elías a Ajab, tres años y medio de sequedad traerá también al Anticristo! Por lo tanto, tenemos el único fenómeno que una persona, el profeta Elías, constituye no sólo un prototipo histórico de aquel tiempo sino también un prototipo histórico para el futuro, en los ésjatos tiempos. Así pues, la misma persona está presente en los dos casos. Repito, ¡el único fenómeno!
Y sí, amigos míos, en los días de vuestros hijos viene el profeta Elías –porque habrá venido el Anticristo- y si en nuestros días, no sólo en los días de vuestros hijos, decidme, ¿es tiempo de que estemos dormidos o tiempo de que estemos inquietos?... Pregunto.
Qué escribe el libro del Apocalipsis sobre el profeta Elías.
Escuchad ahora lo que dice el libro del Apocalipsis capítulo 11, sobre el tema de la inspección del Anticristo por el Profeta, y qué pasará más abajo: “Yo haré que mis dos testigos profeticen vestidos de cilicio durante mil doscientos sesenta días. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Éstos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran. Cuando hayan Ajabado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará” (Apo 11, 3-7). Dice que dará mis dos testigos, se llaman testigos porque darán testimonio y también se llaman profetas porque profetizarán.
¿Cuándo tiempo profetizarán? Mil doscientos sesenta días 1260, igual a tres años y medio. ¿Cuántos días detuvo la seguía entonces el Profeta? Tres años y medio. ¡El mismo fenómeno de la misma persona!
¡Escúchenlo, por favor, cómo lo dice el Nuevo Testamento esto! ¡Ellos tendrán poder de cerrar el cielo para que no caiga lluvia durante el día de su profecía! El kerigma de la metania pues, durará tres años y medio, igual que el período de la seguía.
Pero entonces, dice, “que la Bestia subirá desde el abismo”, el Anticristo no aguantando la presencia y la inspección de los dos Profetas y los matará dejando sus cuerpos sin enterrar durante tres días en la plaza de Jerusalén.
San Juan el Damasceno interpreta: “Serán enviados Enoc y Elías el thesvita… y serán reducidos por él”.
Para estos dos Profetas nos dice el libro del Apocalipsis de que serán vistos por todo el mundo, ya que los habrán matado en la plaza de Jerusalén. Por supuesto que indica que allí gobernará el Anticristo, a quien inspeccionarán, pero que también los dos Profetas descubrirán e indicarán que finalmente éste es el Anticristo. Pero el Anticristo matará a los Profetas y entonces verán este homicidio “lenguas, razas, naciones y pueblos”. Es una frase acostumbrada en el Apocalipsis que se utiliza por el evangelista Juan, pero se utiliza también por el profeta Daniel.
¿Cómo verán estos “pueblos, naciones, lengua y razas” la reducción, la muerte de los dos Profetas? ¡Por supuesto que por la televisión!
¡Podrían alguna vez los hombres más antiguos imaginar que vendría la televisión!... ¡Podríamos imaginar que los pueblos y naciones que podrían ver así!... Sin embargo hoy en día en posible. ¡Quizás, pues, posiblemente el final está cerca y precisamente solamente por eso también la máquina de la televisión ya ha llegado, es decir, ya se ha inventado… -y quizás, posiblemente- esta máquina entre al servicio del Anticristo!... Pero es conocido que ya hace tiempo que ha entrado al servicio del anticristo, porque lo proyecta hoy en día la televisión no es otra cosa que preparar a los hombres para la venida del Anticristo.
El pueblo de Dios debe esconderse.
En los tres años y medio de tiranía del Anticristo, el pueblo de Dios deberá esconderse por “poco tiempo, como sea”. Atención a esto: ¡tres años y medio debe esconderse el pueblo de Dios!
¿Pero por qué debe esconderse y protegerse el pueblo de Dios? Para salvarse. Para salvarse de la muerte. Pero no tanto de la muerte como principalmente de aquellas influencias de los tres años y medio.
Es terrible amigos míos, cuando vemos Cristianos de nuestra época que sean influenciados tanto de la cultura corriente, la cual cultura sirve al Anticristo, debo decirlo, y que no podamos contenerlos.
¿Queréis un ejemplo pequeño y muy característico? Reunid vuestros hijos, si es que podéis, y traedlos en la Iglesia… Qué os dicen; Os dicen que vuestra cabezas están oxidadas, y que ellos ahora tienen cerebro más progresado y piensan distintamente y que tienen una nueva consideración sobre la vida… Reunid vuestros hijos, si es que podéis, y veréis que no sólo los jóvenes, sino también los mayores se han secularizado, mundanizado, sus cerebros se han llenado de aires de la mundificación (mundo pecaminoso). ¡Y eso que aún el Anticristo no ha venido; imaginaos que venga e imponga hambruna y exclusión económica o aislamiento económico!... ¿Entonces qué pasará?...
He aquí el valor del libro del Apocalipsis; viene para prepararnos. Y la preparación es, primero como mensaje y después como ascesis, ejercicio espiritual. Debemos entenderlo y concienciarlo bien esto.
El pueblo de Dios se esconderá al desierto o a la soledad.
Así que, ¿dónde se esconderá o recurrirá el pueblo de Dios? Y pueblo de Dios son todos aquellos que no reverenciarán al Anticristo.
En el desierto como el Profeta. ¡Allí recurrirá el pueblo de Dios, al desierto como antiguamente el Profeta! Así pues, el pueblo de Dios, igual que los hijos de los Profetas en el tiempo de Elías y que eran muchos que rodeaban y seguían al profeta Elías, apuntadlo bien esto- todos estos fieles en los ésjatos-últimos tiempos recurren y se esconden al desierto, como la Iglesia también.
Qué dice el Apocalipsis sobre el desierto.
El libro del Apocalipsis en el capítulo 12 pasaje 14, dice: “Pero dieron a la mujer dos alas de águila real para volar al desierto, en su lugar, donde es alimentada por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo lejos de la vista de la serpiente”. Dice que se ha dado a la mujer… ¿Y cuál es esta mujer? Es la Iglesia. Se dieron dos alas de águila real a la mujer, a la Iglesia…
En el Antiguo Testamento tenemos muchas veces esta imagen, por ejemplo en el Deuteronomio y otros, que muestra que estas dos alas grandes son la gran protección de Dios. Cuando, pues, dice que se dieron dos alas del gran águila real, significa que el Dios protege la Iglesia.
Y continúa: “para que vuele y se vaya al desierto, en su lugar”. Así que lugar de la Iglesia es el desierto. ¡Sí, el desierto!
Los Monasterios son el precursor del éxodo-salida del pueblo de Dios al desierto.
¿Sabéis que un pequeño preámbulo, y a la vez un mensaje dentro de los siglos es que la Iglesia que recurrirá al desierto son los Monasterios? Muchos dicen: ¿por qué vosotros los monjes estáis en lo Monasterios? Para que os recuerden que la Iglesia retornará al desierto. Además que la Iglesia comenzó al desierto. ¿Tenéis alguna duda? Leed el Evangelio de Marco, para que veáis esto: “Una voz tronando al desierto”, clama san Juan el Precursor y dice que viene el Mesías. Y a dónde, por favor, señaló al Mesías. Al desierto. ¿Y dónde están los cimientos de la Iglesia? Al desierto. Por tanto, la Iglesia resultará al desierto.
La serpiente constituye la mujer “portadora del río”.
Así dice más abajo: “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río” (Apo 12,15). El Anticristo que detrás de él está el Diablo perseguirá la Iglesia y sacará agua de su boca para ahogarla, por eso ella huirá al desierto.
¿Qué es esta agua que el Diablo, y el Anticristo, saca de su boca? He aquí, queridos míos lo que es; son los distintos sistemas sociales y filosóficos que quieren ahogar al Cristiano contemporáneo. Cuando el otro te da un plato de comida y te dice: “Comerás bien, pero sepas que seguirás este sistema social o este sistema económico”. ¿No creéis que nos parecemos un poco a Isaf, quien con su primogenitura iba a traer al Mesías y la vendió para comer?... ¡Así también nosotros vendemos a Cristo para obtener beneficios económicos… qué lástima! ¿Qué pena! Estas cosas ahogarán, e intentarán ahogar la Iglesia.
¡Que nos enteremos alguna vez bien y despertemos, el espíritu del Anticristo hasta puede ser que nos sea impuesto y así perdernos!
Cierto que la Santa Escritura dice que muchos cristianos se perderán. Lo dice también el libro del Apocalipsis, cuando Juan es llamado a medir sólo el templo y el altar, y no su recinto. En concreto dice el ángel a Juan: “No midas el resto; fueron dados que sean pisoteados por las naciones cuarenta y dos meses…”. Es decir, que dominará el Anticristo en los Cristianos tres años y medio. ¡Sí, en los cristianos! Porque según los Padres, el templo, su recinto y la ciudad Jerusalén, la ciudad Sión, siempre simbolizan la Iglesia. ¿Qué se mide? Sólo el templo y el altar, o sea, una parte pequeña.
¡Que lo sepamos, entendamos y concienciemos bien esto, puede ser que nos perdamos y que el espíritu de Anticristo puede que sea impuesto también a nosotros!... ¡Enterémonos y tengamos bien en cuenta esta noticia!... Esto quiere decir que el Dragón constituye portadora de río la Iglesia; va a ahogarla con agua. El agua es lo que os he explicado antes.
El Dios ayudó a Su pueblo utilizando los elementos físicos, naturales.
«Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca».
Vienen elementos naturales, físicos para ayudar. Dice que: la tierra tragó el agua.
El caso aquí es como el paso por el mar rojo. Dice que en algún momento durante la noche sopló un viento del sur tan fuerte que el agua del mar se separó en dos. Pasaron los hebreos y cuando ya era amanecer fueron a entrar también los egipcios. Entonces el viento se detiene, viene el agua y los ahoga todos.
Aquí vemos los elementos de la naturaleza. Está claro que los elementos de la naturaleza los gobierna el Dios; pero aquí en un primer plano o nivel, no indica quién los gobierna sino lo que estos hacen; es decir, que los elementos de la naturaleza vienen a destruir al impío o ayudar al fiel y piadoso.
Habéis visto cómo Jonás se calienta esperando la destrucción de Nineví. ¡Oh qué calor, qué verano tan caliente! ¡Durante unos minutos brota una calabaza con las hojas grandes y le hace sombra!
Así que la naturaleza-fisis viene ayudar al piadoso y a la Iglesia.
El Anticristo se enfurece con los que se escondieron al desierto, y hace la guerra con el resto de los Cristianos en las ciudades.
«Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que practican, aplican y guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús Cristo» (Apo 12,17).
Pero el Anticristo no lo consiguió y la Iglesia se escondió.
Es decir, pensad cuántos pueden esconderse. Por ejemplo, digamos aquí en la región de Thesalia, ¿cuántos realmente son verdaderos cristianos?, ¿cincuenta, cien, quinientos, mil…? ¿Pueden todos estos marcharse en la montaña y esconderse? No. ¿Y el resto? El resto permanece en las ciudades. Es decir, no sólo son cristianos los que han marchado en la montaña, hay otros también que se han quedado en las ciudades. ¿Entonces qué pasa con ellos? Dice que “viene el Diablo, y hace la guerra con el resto”. ¡Pero, ay de ellos; tienen que afrontar y combatir realmente contra la tiranía del Anticristo!
Igual que el Dios ha nutrido Su Profeta durante tres años y medio, así lo mismo estará alimentando Su pueblo por un período similar.
Pero aquí en el desierto, ¿qué comía el profeta Elías?
Los cuervos le traían pan por la mañana y por la noche carne y bebía agua del torrente“.
¿Por qué cuervos? Sabéis que los cuervos son carnívoros. Esto lo dice la Escritura, pero también lo conocemos por la naturaleza de ellos que comen carne y sobre todo carnes podridas. Pone, pues, los cuervos, para indicar que se trata de un milagro y que de esta manera está más recalcado. Los cuervos, pues, que pueden comer carne y sobre todo en tiempos de hambruna y no la comen, sino que la traen al Profeta. Esto para que sea recalcado el milagro de la protección del Profeta de Dios. De la misma manera será alimentada también la Iglesia en el desierto.
Dice otra vez el libro del Apocalipsis: “…para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apo 12,14), para que la Iglesia sea nutrida tres años y medio, es decir, el mismo tiempo que el Diablo y el Anticristo estarán dominando en este mundo.
Los acontecimientos precedentes históricos de alimentación del pueblo de Dios son una garantía para la alimentación en los ésjatos tiempos.
Así que el Dios alimenta. ¿Pero cómo el Dios alimenta allí?
Sabemos que el antiguo Israel era alimentado en el desierto de manera admirable durante cuarenta años. Sabemos aún que también los Cristianos que recurrían en los desiertos huyendo de las persecuciones, estaban alimentados de manera que economizaba el Dios. ¿Pero cómo serán alimentados los Cristianos en los ésjatos-últimos tiempos?
Esto lo conoce el Dios y lo revelará entonces. Por ejemplo, no dijo a los hebreos en Egipto que os sacaré y llevaré al desierto y yo os estaré alimentando con el maná; no dijo algo así el Dios. Así que cuando los Cristianos se encuentren en los desiertos y dirán: ¿qué comeremos? , entonces el Dios sabe lo que va a dar; ahora esto no lo sabemos.
Y la representación del Profeta con el cuervo que le alimenta, esto recalca su historiedad como tipo o modelo de los ésjatos-postreros tiempos.
Amigos míos, el supremo de los Profetas, Elías el glorioso, como os he explicado muchas veces, ha vivido el tipo histórico de los esjatos-últimos tiempos, para indicarnos cómo vivirá junto con él también la Iglesia.
Nuestra Iglesia, amigos míos, estando entre tantos acontecimientos de la turbulenta vida del Profeta, representa en iconos sólo un acontecimiento o una sola característica; está sentado en la cueva y allí ve que el cuervo le trae el pan o la carne. Nuestra Iglesia Ortodoxa no indica o no iconografía nada más de la vida del profeta Elías; ni aquel admirable sacrificio en el monte Carmelo, ni aquella visión en el monte Corib, es decir, en Sinaí, ni tampoco de todas las cosas sobrenaturales, sino sólo representa esto. ¿Sabéis por qué? Porque nuestra Iglesia quiere recalcar la historiedad del Profeta Elías como tipo de los ésjatos-últimos tiempos; y también para decirnos qué sucederá con nuestros fieles cuando vendrá el fin del mundo.
Tal y como inspeccionó a Ajab así también lo hará con el Anticristo.
Amados míos, el profeta Elías, como os dije también antes, indicará al Anticristo pero también le inspeccionará y reprobará terriblemente, igual que hizo con Ajab.
¿Sabéis qué le dijo a Ajab? Le dijo que: ¡Tu sangre la lamerán los perros y los cerdos! Así fue, amigos míos. En una guerra Ajab quedó herido y le llevaron herido en una fuente; allí donde se lavaban las prostitutas. Allí le lavaron las heridas, pero tanto salía la sangre que no pudieron pararla y murió. ¡Y fueron los perros y los cerdos y lamían la sangre de Ajab!
Y a Jesabel dice: “¡A ti te pisotearán los caballos, te trocearán y te comerán los perros!... Y así fue, amigos míos. La arrojaron de una ventana del palacio al patio. ¡Realmente aquellos que exterminaron la familia de Ajab, cambiaron el gobierno y a Jesabel la tiraron de la ventana del palacio, los caballos la pisotearon y en poco rato fueron los perros y la comieron! Y por un momento aquellos que entraron al palacio dijeron: vamos a ver que le ha pasado a esta. Y van y ven sólo huesos descarnados… ¡La habían comido los perros!
Inspecciona, pues, terriblemente el Profeta. Así inspeccionará también a Anticristo.
Si para los infieles será terrible, entonces para los justos, los fieles será una verdadera bendición.
Pero el Profeta será terrible también para los infieles.
Nos dice el libro del Apocalipsis que cuando el Anticristo captará a Elías junto con el otro profeta Enoc, los colgará y los matará, entonces se alegrarán tanto los hombres – escuchad, ¡se alegrarán!- de manera que intercambiarán regalos entre ellos, porque por fin se han liberado del predicador que les atormentaba tantos años con sus logos... Los hombres pecadores, pues, se alegrarán. ¡Pero será terrible para ellos porque en tres días y medio verán a Elías resucitando de los muertos y ascendiendo al cielo y entontes les sobrecogerá un miedo y temblor terrible!
Pero si Elías para los infieles será terrible, para los justos será una verdadera bendición. Por eso también el himno de los Padres del libro sabiduría Sirac capítulo 48, que se refiere al profeta Elías, termina de la siguiente manera: “Bienaventurados y felices aquellos que te verán o que te estarán viendo y que estarán adornados con virtudes; y nosotros viviremos también para verte”. ¡Sirac vive más menos seiscientos años después del Profeta. Y dice: ¡te veremos!
La alegría y la esperanza que impartía Elías a los justos de su época, la impartirá también a los justos de los ésjatos-últimos tiempos pero también a todos que resucitarán.
Amigos míos, al profeta Elías le vieron con alegría y esperanza primero aquellos siete mil hombres de su época, cuando estaban escondidos y no manifestaban su fe al verdadero Dios; entonces que el Profeta llegó a quejarse con pena a Dios y decir: “¡Señor sólo yo he quedado que te adora; todos los demás adoran los ídolos! Y el Dios le responde: No Elías, quedan unos siete mil hombres que no han adorado a Baal”. ¡Estos siete mil hombres cuando veían al Profeta inspeccionar a Ajab se alegraban, el Profeta era la esperanza de ellos!
Pero le verán con alegría y esperanza los justos de los ésjatos-últimos tiempos. Cuando estará predicando en Jerusalén, todos los piadosos y justos dirán: “¡Ha venido Elías!... ¡Viene el Cristo!...” Será pues la esperanza de los justos de los ésjatos-postreros tiempos.
Incluso le verán también todos los justos que durante la Segunda Presencia resucitarán: “Porque nosotros viviremos”, como escribe el escritor de Sabiduría Sirac el año 200 aC; igual que le vieron también los tres Discípulos, Juan, Pedro y Santiago, en el monte Tabor.
Queridos míos, esta es en pocas palabras la admirable personalidad del santo y profeta Elías. Y nosotros terminando podríamos decir: ¡oh santo Profeta de Dios, glorioso Elías, interceda por nosotros!... Amín.

Yérontas Atanasio Mitilineos 20-7-1986

Copyright: Monasterio Komnineon de “Dormición de la Zeotocos” y “san Demetrio” 40007 Stomion, Larisa, Fax y Tel: 0030. 24950.91220
Del libro: “Logos de despertar”. Disposición internet: http://arnion.gr
Traducido por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com (en español)




Ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας

στήν ἐ­πο­χή του καί στά ἔ­σχα­τα


Ὁ προφήτης Ἠλίας, ὁ μέγιστος τῶν Προφητῶν.


Ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας, ἀ­γα­πη­τοί μου, εἶ­ναι μί­α με­γά­λη μορ­φή, μιά πο­λύ με­γά­λη μορ­φή τῆς Πα­λαι­ᾶς Δι­α­θή­κης. Εἶ­ναι ὁ μέ­γι­στος τῶν Προ­φη­τῶν· εἶ­ναι ἀ­νώ­τε­ρος κι ἀπ’ αὐ­τόν τόν προ­φή­τη Ἡ­σα­ΐ­α τόν με­γα­λο­φω­νό­τα­το. Καί ἐ­νῶ δέν ἔ­γρα­ψε ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας οὔ­τε μί­α λέ­ξη, ὑ­πῆρ­ξε ὁ ἴ­διος μί­α με­γά­λη προ­φη­τεί­α. Αὐ­τό του τό ἔρ­γο, ὁ τρό­πος μέ τόν ὁ­ποῖ­ο ἔ­ζη­σε, ὁ τρό­πος μέ τόν ὁ­ποῖ­ο ἔ­φυ­γε ἀ­πό τήν πα­ροῦ­σα ζω­ή ἀλ­λά καί ἡ ἐμ­φά­νι­σή του στή Με­τα­μόρ­φω­ση τοῦ Χρι­στοῦ δεί­χνουν ὅ­τι ἡ μορ­φή αὐ­τή εἶ­ναι παμ­μέ­γι­στη, εἶ­ναι πε­λώ­ρι­α!
Γιά τόν προ­φή­τη Ἠ­λί­α ἔ­χουν γρα­φεῖ στήν Πα­λαι­ά Δι­α­θή­κη πολ­λές σε­λί­δες, πού ὅ­λες εἶ­ναι με­στές πολ­λῆς καί βα­θειᾶς θε­ο­λο­γί­ας. Τό Καρ­μή­λιον ὄ­ρος, πά­νω στό ὁ­ποῖ­ο ὁ Προ­φή­της προ­σέ­φε­ρε κα­τά θαυ­μα­στό τρό­πο τή θυ­σί­α του, ὅ­ταν ἀ­πό τόν οὐ­ρα­νό κα­τῆλ­θε φω­τιά καί κα­τέ­κα­ψε τά σφά­για1, τό ὄ­ρος Σι­νά, ἐ­πί τοῦ ὁ­ποί­ου εἶ­χε θε­ο­πτεί­α ὁ μέ­γας Προ­φή­της 2, καί τό ὄ­ρος Θα­βώρ, πά­νω στό ὁ­ποῖ­ο ἐμ­φα­νί­σθη­κε μα­ζί μέ τόν Κύ­ριό μας ὁ Προ­φή­της3, εἶ­ναι οἱ τρεῖς με­γά­λες κο­ρυ­φές ὀ­ρέ­ων, πού ἀ­να­φέ­ρον­ται στή δό­ξα τή δι­κή του.

Ὁ διαχρονικός Προφήτης.
Ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας εἶ­ναι πα­ρών, τό­σο στόν χῶ­ρο τῆς Πα­λαι­ᾶς Δι­α­θή­κης, ὅ­σο καί στόν χῶ­ρο τῆς Και­νῆς Δι­α­θή­κης.
Βέ­βαι­α ὅ,τι νά πεῖ κα­νείς καί ὅ,τι νά ἀ­να­λύ­σει, πάν­τα θά μέ­νει στήν πε­ρι­φέ­ρεια τῶν πραγ­μά­των, για­τί, ὅ­πως σᾶς ἐ­ξή­γη­σα, εἶ­ναι μί­α ἀ­πύθ­με­νη σέ ἀ­νά­λυ­ση προ­σω­πι­κό­τη­τα ὁ ἅ­γιος τοῦ Θε­οῦ Προ­φή­της. Θά μεί­νου­με μό­νο σ’ ἕ­να μι­κρό πε­ρι­στα­τι­κό τῆς ζω­ῆς του, ἀλ­λά πο­λύ χα­ρα­κτη­ρι­στι­κό. Μά­λι­στα τό πε­ρι­στα­τι­κό αὐ­τό μᾶς δί­νει ταυ­τό­χρο­να καί μιά ἄλ­λη εἰ­κό­να, μᾶς δί­νει ἕ­ναν τύ­πο τῶν ἐ­σχά­των ἡ­με­ρῶν.
Ἡ ἐπικαιρότητα τοῦ βιβλίου τῆς Ἀποκαλύψεως.
Ὅ­πως θά ἔ­χε­τε δι­α­πι­στώ­σει –πεῖ­τε ἀ­πό τά γε­γο­νό­τα, πεῖ­τε ἀπό τόν τρό­πο πού ζεῖ ὁ κό­σμος σή­με­ρα, πεῖ­τε ὅ­τι πλη­σι­ά­ζου­με στά ἔ­σχα­τα, πεῖ­τε ὅ,τι θέ­λε­τε– στίς μέ­ρες μας τό πο­λύ πα­ρα­γνω­ρι­σμέ­νο καί πα­ραγ­κω­νι­σμέ­νο καί πα­ρα­θε­ω­ρη­μέ­νο βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως ἔρ­χε­ται στήν ἐ­πι­και­ρό­τη­τα, κι ἔ­τσι ὅ­λοι σή­με­ρα ἀ­σχο­λού­μα­στε μέ τό βι­βλί­ο αὐ­τό. Τό δυ­στύ­χη­μα εἶ­ναι ὅ­τι τό Ὀρ­θό­δο­ξο πλή­ρω­μα εἶ­ναι ἀ­νέ­τοι­μο νά προ­σεγ­γί­σει τό βι­βλί­ο αὐ­τό, ἐ­πει­δή ἀ­κρι­βῶς δέν τοῦ εἶ­ναι οἰ­κεῖ­ο· καί δέν τοῦ εἶ­ναι οἰ­κεῖ­ο ἐ­πει­δή γιά ὁ­λό­κλη­ρους αἰ­ῶ­νες, ἰ­δί­ως στήν Ἀ­να­το­λή, ἐ­πι­κρά­τη­σε μιά πα­ρε­ξη­γη­μέ­νη ἐν­τύ­πω­ση, ὅ­τι τό βι­βλί­ο αὐ­τό εἶ­ναι σφρα­γι­σμέ­νο μέ ἑ­πτά σφρα­γῖ­δες, δη­λα­δή ἀ­κα­τα­νό­η­το, ὅ­τι τό βι­βλί­ο αὐ­τό εἶ­ναι γε­μᾶ­το ἀ­πό προ­φη­τεῖ­ες, πού... μήν τίς πιά­νεις ... καί ὅ­τι ἄν πιά­σει κα­νείς τίς προ­φη­τεῖ­ες αὐ­τές, μοι­ραῖ­α θά πέ­σει σέ αἱ­ρέ­σεις καί σέ λά­θη. Ὑ­πῆρ­χε αὐ­τή ἡ πα­ρα­νό­η­ση.
Ὅ­λα αὐ­τά βε­βαί­ως δέν εἶ­ναι σω­στά· μό­νο μέ­χρις ἑ­νός βαθ­μοῦ εἶ­ναι σω­στά. Ὡ­στό­σο ὅ­μως ὅ­λα αὐ­τά ἀ­πο­τέ­λε­σαν θά λέ­γα­με τήν αἰ­τί­α γιά τήν ὁ­ποί­α τό Ὀρ­θό­δο­ξο πλή­ρω­μα δέν προ­σεγ­γί­ζει τό βι­βλί­ο αὐ­τό τοῦ Θε­οῦ, τό τε­λευ­ταῖ­ο βι­βλί­ο τῆς Και­νῆς Δι­α­θή­κης, τό θε­ό­πνευ­στο αὐ­τό βι­βλί­ο, τό ὑ­πέ­ρο­χο αὐ­τό βι­βλί­ο, τό γε­μᾶ­το ὄ­χι μό­νο ἀ­πό προ­φη­τεῖ­ες ἀλ­λά καί ἀ­πό πνεῦ­μα πα­ρη­γο­ρί­ας, καί τό ὁ­ποῖ­ο ὑ­πάρ­χει γιά νά ἐ­νι­σχύ­σει τόν λα­ό τοῦ Θε­οῦ κα­θ’ ὅ­λη τήν πο­ρεί­α τῆς ζω­ῆς του πά­νω στή γῆ αὐ­τή, καί προ­παν­τός στά ἔ­σχα­τα.
Ἔ­τσι, ἀ­γα­πη­τοί, ἐ­πα­νέρ­χο­μαι στό θέ­μα μου, γιά νά σᾶς πῶ ὅ­τι ὁ­πωσ­δή­πο­τε αὐ­τά πού θά ἀ­κού­σε­τε θά δεῖ­τε ὅ­τι ἔ­χουν σχέ­ση μέ τά ἔ­σχα­τα. Ἔ­σχα­τα λέ­γον­ται ἐ­κεῖ­να τά ὁ­ποῖ­α ἀ­φο­ροῦν στό τέ­λος τῆς Ἱ­στο­ρί­ας, δη­λα­δή ὅ­ταν πιά πλη­σιά­ζει νά ἔρ­θει γιά τελευταία φορά ὁ Χρι­στός. Θά δεῖ­τε λοι­πόν ὅ­τι ἡ ζω­ή τοῦ προ­φή­του Ἠ­λιού δέν εἶ­ναι πα­ρά μιά ζω­ή ἑ­νός ἀ­ντι­τύ­που πού δεί­χνει ἕ­να πρω­τό­τυ­πο στά ἔ­σχα­τα.
Ἡ ἱστορική πορεία κάθε λαοῦ. – Ἡ ἰδιότυπη πορεία τοῦ Ἰσραήλ.
Ἕ­νας λα­ός, πράγ­μα­τι, στήν ἱ­στο­ρι­κή του πο­ρεί­α ἀ­σφα­λῶς συ­ναν­τᾶ πο­λύ δύ­σκο­λες ἡ­μέ­ρες γιά νά ἐ­πι­βι­ώ­σει. Ὅ­μως ὁ Θε­ός εἶ­ναι ἐ­κεῖ­νος πού ἔ­χει τά­ξει τά ὁ­ρο­θέ­σια τῆς κα­τοι­κί­ας τῶν λα­ῶν, δη­λα­δή τά σύ­νο­ρα τοῦ κά­θε λα­οῦ, ἀλ­λά καί τό πό­σον και­ρό θά ζή­σει ἕ­νας λα­ός. Αὐ­τό εἶ­ναι σύμ­φω­νο μ’ ἐ­κεῖ­νο πού λέ­ει ὁ ἀ­πό­στο­λος Παῦ­λος στούς Ἀ­θη­ναί­ους· «ὁ Θε­ὸς... ὁ­ρί­σας προ­στε­ταγ­μέ­νους και­ροὺς καὶ τὰς ὁ­ρο­θε­σί­ας τῆς κα­τοι­κί­ας αὐ­τῶν»4. Ἔ­βα­λε τά σύ­νο­ρα λοι­πόν ὁ Θε­ός, ἀλ­λά καί ὅ­ρι­σε τούς προ­στε­ταγ­μέ­νους και­ρούς, τό πό­σο δη­λα­δή θά ζή­σει ὁ κά­θε λα­ός. Ἔ­τσι Ἐ­κεῖ­νος εἶ­ναι πού κρί­νει πό­σο θά ζή­σει ἕ­νας λα­ός καί ποι­ά θά εἶ­ναι τά σύ­νο­ρά του.
Ὁ Ἰσ­ρα­ήλ ἦ­ταν ἕ­νας λα­ός ἀ­γα­πη­μέ­νος, ἦ­ταν ὁ ξε­χω­ρι­σμέ­νος λα­ός  –ἐ­ξ ἄλ­λου Ἰσ­ρα­ήλ θά πεῖ ἀ­γα­πη­μέ­νος5– καί ὁ Θε­ός πολ­λές φο­ρές στήν ἱ­στο­ρι­κή του πο­ρεί­α τόν εἶ­χε προ­στα­τεύ­σει. Κα­τά θαυ­μα­στό μά­λι­στα τρό­πο καί σκαν­δα­λώ­δη ἔ­ναν­τι τῶν ἄλ­λων ἐ­θνῶν ὁ Θε­ός εἶ­χε προ­στα­τεύ­σει τόν Ἰσ­ρα­ήλ!
Τώ­ρα ὅ­μως, εὑ­ρι­σκό­με­νοι κά­που στόν 8ο αἰ­ῶ­να πρό Χρι­στοῦ, τό βό­ρει­ο βα­σί­λει­ο ἀ­πο­στα­τεῖ ἀπ’ τόν Θε­ό. Πρέ­πει νά σᾶς πῶ ὅ­τι με­τά τόν θά­να­το τοῦ Σο­λο­μῶν­τος ὁ λα­ός χω­ρί­στη­κε σέ δυ­ό βα­σί­λεια· τό βό­ρει­ο βα­σί­λει­ο, μέ τίς δέ­κα φυ­λές, καί τό νό­τιο βα­σί­λει­ο, μέ τίς δυ­ό φυ­λές, τοῦ Ἰ­ού­δα καί τοῦ Βε­νια­μίν. Τό νό­τι­ο βα­σί­λει­ο εἶ­χε πρω­τεύ­ου­σα τήν Ἱ­ε­ρου­σα­λήμ, ἐ­νῶ τό βό­ρει­ο τή Σα­μά­ρεια. Τό βό­ρει­ο βα­σί­λει­ο λοι­πόν εἶ­χε ἀ­πο­στα­τή­σει ἀ­πό τόν Θε­ό. Οἱ βα­σι­λεῖς του ἀ­τυ­χῶς ὑ­πῆρ­ξαν ἄν­θρω­ποι οἱ ὁ­ποῖ­οι εἶ­χαν μιά πο­λύ με­γά­λη εὐ­κο­λί­α νά εἰ­δω­λο­λα­τροῦν.
Ἀχαάβ – Ἰεζάβελ.
Ἔ­τσι βα­σι­λιάς τοῦ βο­ρεί­ου βα­σι­λεί­ου τόν 8ο αἰ­ῶ­να ἦ­ταν ὁ Ἀ­χα­άβ. Αὐ­τός εἶ­χε ἕ­ναν μα­λα­κό, χα­λα­ρό χα­ρα­κτῆ­ρα, μέ μιά πο­λύ εὔ­κο­λη στρο­φή πρός τήν εἰ­δω­λο­λα­τρί­α, καί ἦ­ταν ἄν­θρω­πος πού ἐ­πη­ρε­α­ζό­ταν ἀ­πό τή γυ­ναῖ­κα του Ἰ­ε­ζά­βελ. Αὐ­τή δέ ἡ γυ­ναί­κα του, ἡ ὁ­ποί­α δέν ἦ­ταν Ἑ­βραί­α, ἀλ­λά Συ­ρο­φοι­νί­κισ­σα, εἰ­δω­λο­λά­τρισ­σα φα­να­τι­κή, ἀ­πο­τε­λοῦ­σε καί τό χει­ρό­τε­ρο κα­κό! Γρή­γο­ρα, ἐ­ξαι­τί­ας αὐ­τῆς τῆς φο­βε­ρῆς γυ­ναί­κας, ἡ λα­τρεί­α τοῦ ἀ­λη­θι­νοῦ Θε­οῦ ἐ­ξο­στρα­κί­στη­κε, καί ἔ­τσι εἰ­σή­χθη ἡ λα­τρεί­α τοῦ Βά­αλ καί τῆς αἰ­σχρό­τα­της Ἀ­στάρ­της –ἡ ὁ­ποί­α Ἀ­στάρ­τη ἦ­ταν κά­τι ἀν­τί­στοι­χο μέ τή δι­κή μας τήν Ἀ­φρο­δί­τη.
Ἡ κεραυνοβόλα ἐμφάνιση τοῦ Προφήτου.
Σ’ αὐ­τή τήν κρί­σι­μη καμ­πή τοῦ Ἰσ­ρα­ήλ, ὁ ὁ­ποῖ­ος ἔ­ζη­σε ὅ­σο πο­τέ ἄλ­λο­τε τήν ἀ­πο­στα­σί­α στίς ἡ­μέ­ρες αὐ­τοῦ τοῦ βα­σι­λιᾶ, ἐμ­φα­νί­ζε­ται ὁ φλο­γε­ρός καί ζη­λω­τής Προ­φή­της ἀ­πό τή Θέ­σβη, ὁ Ἠ­λί­ας. Κι ἔρ­χε­ται αἰφ­νί­δια –προ­σέξ­τε αὐ­τό τό αἰφ­νί­δια. Ἔρ­χε­ται αἰφ­νί­δια! Σάν ἀ­στρα­πή καί βρον­τή ἐμ­φα­νί­ζε­ται μπρο­στά στόν βα­σι­λιᾶ, ἀ­πό προ­σώ­που τοῦ Θε­οῦ, γιά νά τοῦ δώ­σει ἐ­κεῖ­νο τό φο­βε­ρό μή­νυ­μα τῆς ἐ­π’ ἀ­ό­ρι­στον ἀ­νομ­βρί­ας, σάν τι­μω­ρί­α ἀ­πό τόν Θε­ό γιά τήν ἀ­πο­στα­σί­α τοῦ λα­οῦ ἀλ­λά καί τῆς κυ­βερ­νή­σε­ώς του.
«Ζῇ Κύ­ριος ὁ Θε­ὸς τῶν δυ­νά­με­ων, λέ­ει στόν βα­σι­λιᾶ, ὁ Θε­ὸς Ἰσ­ρα­ήλ, ᾧ πα­ρέ­στην ἐ­νώ­πιον αὐ­τοῦ, εἰ ἔ­σται τὰ ἔ­τη ταῦ­τα δρό­σος καὶ ὑ­ε­τός, ὅ­τι εἰ μὴ διὰ στό­μα­τος λό­γων μου.»6 Ὁρ­κί­ζο­μαι στόν Θε­ό τόν ζῶ­ντα, τόν Θε­ό τοῦ Ἰσ­ρα­ήλ, ἐ­νώ­πιον τοῦ Ὁ­ποί­ου στέ­κο­μαι καί ὑ­πη­ρε­τῶ, ὅ­τι σ’  αὐ­τά τά χρό­νια πού θά ἔρ­θουν οὔ­τε θά βρέ­ξει οὔ­τε θά πέ­σει δρο­σιά. Κι ὅ­λα αὐ­τά θά ἐ­ξαρ­τῶν­ται ἀ­πό τό στό­μα τό δι­κό μου· ὅ,τι λέ­ω ἐ­γώ, αὐ­τό θά γί­νε­ται. Αὐ­τά εἶ­πε ὁ Προ­φή­της, καί ἐ­ξα­φα­νί­σθη­κε ἀ­πό προ­σώ­που Ἀ­χα­άβ.
Ἡ κρίση τοῦ Θεοῦ γιά τήν ἱστορική πορεία τῶν λαῶν.
Τά λό­για του ὅ­μως αὐ­τά, ἀ­γα­πη­τοί μου, ἀ­πο­τε­λοῦν τήν κρί­ση τοῦ Θε­οῦ γιά τήν ἀ­πο­στα­σί­α ἑ­νός λα­οῦ.
Ποῦ εἶ­ναι ἐ­κεῖ­νοι, ἀ­λή­θεια, πού λέ­νε ὅ­τι μπο­ροῦν νά ρυθ­μί­ζουν ἐ­λεύ­θε­ρα τήν ἱ­στο­ρι­κή τους πο­ρεί­α καί τή ζω­ή τους καί ὅ­τι δέν ἔ­χει κα­νέ­ναν λό­γο ὁ Θε­ός στήν ἱ­στο­ρι­κή πο­ρεί­α ἑ­νός λα­οῦ ἤ ἑ­νός προ­σώ­που; Ποῦ εἶ­ναι ἐ­κεῖ­νοι πού τό λέ­νε; Βλέ­πε­τε ἐ­δῶ; Καί γιά νά μήν νο­μι­σθεῖ ὅ­τι αὐ­τό ἀ­φο­ρᾶ μό­νο στόν Ἰσ­ρα­ήλ, σᾶς λέ­ω ὅ­τι ὁ Θε­ός σκε­πτό­ταν καί ὅ­λα τά ἔ­θνη, καί χά­ρα­ζε τήν πο­ρεί­α ὅ­λων τῶν ἐ­θνῶν.7
Ἡ κρίση τοῦ Θεοῦ γιά τήν ἱστορική πορεία τοῦ Ἰσραήλ.
Πρό­χει­ρα σᾶς λέ­ω τό ἑ­ξῆς. Στή γῆ Χα­να­άν κα­τοι­κοῦ­σαν πολ­λοί λα­οί. Καί λέ­ει ὁ Θε­ός στόν Ἀ­βρα­άμ: «Ἀ­κό­μα δέν ἔ­φτα­σε νά γε­μί­σει τό πο­τή­ρι τῶν ἀ­νο­μι­ῶν τους · γι’  αὐ­τόν τόν λό­γο δέν θά ἐ­γκα­τα­στα­θεῖς ἐ­δῶ στή χώ­ρα αὐ­τή τώ­ρα. Οἱ ἀ­πό­γο­νοί σου, λέ­ει στόν Ἀ­βρα­άμ, θά ἀ­να­πτυ­χθοῦν πρῶ­τα στήν Αἴ­γυ­πτο, θά γί­νουν λα­ός πο­λύς, καί κα­τό­πιν θά ἔλ­θουν ἐ­δῶ στή γῆ Χα­να­άν.»8. Κι αὐ­τό ξέ­ρε­τε μέ πό­σα χρό­νια ἀν­τι­στοι­χοῦ­σε; Μέ τε­τρα­κό­σι­α τρι­ά­ντα χρό­νια!9 «Τό­τε μό­νο θά κα­τοι­κή­σουν στή γῆ αὐ­τή, ὅ­ταν οἱ λα­οί αὐ­τοί θά ἔ­χουν γε­μί­σει τό πο­τή­ρι τῶν ἀ­νο­μι­ῶν τους.» Εἶ­ναι φο­βε­ρό. Πε­ρι­μέ­νει ὁ Θε­ός πό­τε θά ἔρ­θει τό πλή­ρω­μα τῆς ἁ­μαρ­τί­ας· μέ­χρι πού νά ξε­χει­λί­σει τό πο­τή­ρι. Τό­τε λέ­ει θά κα­τα­στρα­φοῦν οἱ λα­οί αὐ­τοί.
Κι ὅ­ταν ἔρ­χε­ται ἡ ὥ­ρα ὁ Ἰ­η­σοῦς τοῦ Ναυ­ή νά μπεῖ μέ­σα στή γῆ Χα­να­άν, τοῦ λέ­ει πά­λι ὁ Θε­ός: «Πρό­σε­ξε. Οἱ λα­οί αὐ­τοί, μέ τά μά­για τους, μέ τίς μαν­τεῖ­ες τους, μέ τή δι­α­φθο­ρά τους καί μέ τόν τρό­πο πού ζοῦν, ἦλ­θε ἡ ὥ­ρα νά κα­τα­στρα­φοῦν · γι’ αὐ­τό ἐ­σεῖς θά κυ­ρι­εύ­σε­τε τή γῆ αὐ­τή μέ πολ­λή εὐ­κο­λί­α. Προ­σέξ­τε ὅ­μως · μήν κά­νε­τε κι ἐ­σεῖς τά ἴ­δια, για­τί θά ἔρ­θει καί ἡ δι­κή σας ἡ ὥ­ρα νά ὑ­πο­στεῖ­τε τό ἴ­διο πρᾶγ­μα.»10
Βλέ­που­με λοι­πόν ὅ­τι ὁ Θε­ός δέν ἔρ­χε­ται νά ξε­ρι­ζώ­σει κά­ποι­ους λα­ούς γιά νά ἐγ­κα­τα­στή­σει τόν ἀ­γα­πη­μέ­νο Του λα­ό, πα­ρά μό­νο ἐ­φ’ ὅ­σον οἱ λα­οί αὐ­τοί ἔ­χουν ἁ­μαρ­τή­σει.
Ἡ κρίση τοῦ Θεοῦ γιά τήν ἱστορική πορεία τῶν ἄλλων λαῶν καί τῶν Ἑλλήνων.
Θέ­λε­τε κά­τι ἀ­κό­μη; Ἀ­νοῖξ­τε τό βι­βλί­ο τοῦ Ἡ­σα­ΐ­α νά δεῖ­τε κά­τι κα­τα­πλη­κτι­κό. Ὁ­μι­λεῖ καί προ­φη­τεύ­ει ὁ Ἡ­σα­ΐ­ας, ὅ­πως καί ὁ Ἱ­ε­ρε­μί­ας καί ὁ Ἰ­ε­ζε­κι­ήλ καί ὁ Δα­νι­ήλ, προ­φη­τεύ­ουν γιά τά ἔ­θνη, ἀ­γα­πη­τοί μου, γιά τούς λα­ούς· ὄ­χι μό­νο γιά τόν Ἰσ­ρα­ήλ. «Ὤ, Βα­βυ­λώ­να, λέ­νε, ἦλ­θε τό τέ­λος σου ! Ὤ, Συ­ρί­α...! Ὤ, Αἴ­γυ­πτος...! Ὤ, Μω­α­βῖ­τες...! Ὤ...! Ὤ...!»11 Ὁ Δα­νι­ήλ, πεῖ­τε μου, δέν προ­φη­τεύ­ει γιά τούς Ἕλ­λη­νες καί γιά τούς Πέρ­σες; Δέν προ­φη­τεύ­ει γιά τούς Βα­βυ­λω­νί­ους; Δέν λέ­ει ὅ­τι οἱ Ἕλ­λη­νες θά νι­κή­σουν τούς Πέρ­σες, μ’ ἐ­κεί­νη τή θαυ­μα­στή προ­φη­τεί­α του, πού ἔρ­χε­ται ἕ­νας τρά­γος, –ὁ μέ­γας Ἀ­λέ­ξαν­δρος, ξέ­ρε­τε, ἀ­πει­κο­νί­ζε­ται στά νο­μί­σμα­τα μέ κέ­ρα­τα– ἕ­νας τρά­γος πού τρέ­χει ἀ­πό τή Δύ­ση ὁ­λο­τα­χῶς, λέ­ει, καί συγ­κρού­ε­ται μ’ ἕ­ναν κριό, πού ἀν­τι­προ­σω­πεύ­ει τούς Πέρ­σες, τόν ὁ­ποῖ­ο κυ­ρι­ο­λε­κτι­κά λι­α­νί­ζει; 12
Βλέ­πε­τε λοι­πόν, καί ἐ­πι­μέ­νω, δέν ὁ­μι­λεῖ ὁ Θε­ός μό­νο γιά τόν Ἰσ­ρα­ήλ· ὁ­μι­λεῖ γιά ὅ­λους τούς λα­ούς καί κα­τευ­θύ­νει τίς τύ­χες ὅ­λων τῶν λα­ῶν.
Θά σᾶς ἐ­πα­να­λά­βω ἐ­κεῖ­νο πού σᾶς δι­ά­βα­σα προ­η­γου­μέ­νως, πού λέ­ει ὁ ἀ­πό­στο­λος Παῦ­λος στούς Ἀ­θη­ναί­ους, ὅ­τι ὁ Θε­ός εἶ­ναι ὁ «ὁ­ρί­σας προ­στε­ταγ­μέ­νους και­ροὺς καὶ τὰς ὁ­ρο­θε­σί­ας τῆς κα­τοι­κί­ας αὐ­τῶν», πά­ντων τῶν ἐ­θνῶν, ὅ­λων τῶν λα­ῶν. Συ­νε­πῶς, ἀ­γα­πη­τοί, θά λέ­γα­με ἐ­δῶ ὅ­τι οἱ Ἕλ­λη­νες δέν βγαί­νουν ἔ­ξω ἀ­πό τό σχέ­διο τοῦ Θε­οῦ, πο­λύ δέ πε­ρισ­σό­τε­ρο ἀ­φοῦ ἔ­χου­με δε­χθεῖ τό Εὐ­αγ­γέ­λιο ἀ­πό τούς πρώ­τους, ὅ­ταν κη­ρύ­χθη­κε στόν κό­σμο τό μή­νυ­μα τοῦ Κυ­ρί­ου.
Ἡ Ἑλλάδα στά χνάρια τοῦ παλαιοῦ Ἰσραήλ, ἕτοιμη νά ὑποστεῖ τίς ἴδιες συνέπειες.
Καί ἐρ­χό­μα­στε τώ­ρα νά ρω­τή­σου­με: Μή­πως καί ἡ πα­τρί­δα μας ζεῖ καί πο­λι­τεύ­ε­ται στά ἴ­δια χνά­ρια τοῦ πα­λαι­οῦ Ἰσ­ρα­ήλ; Καί ὅ­σα δει­νά μᾶς βροῦν, θά λέ­γα­με ποῦ θά ὀ­φεί­λον­ται; Τί λέτε; εἶ­ναι δυ­να­τόν νά ὑ­πο­στοῦ­με μιά τυ­χόν –τυχόν!– συρ­ρί­κνω­ση τῶν συ­νό­ρων μας; Ξέ­ρε­τε ὅ­τι πά­λι μπο­ροῦ­με νά γί­νου­με μι­κρό­τε­ροι; Ἀ­γα­πη­τοί μου, τό ξέ­ρε­τε ὅ­τι μπο­ροῦ­με νά γί­νου­με πά­λι μι­κρό­τε­ροι στά σύ­νο­ρά μας;... Δέν ὑ­πάρ­χει τί­πο­τα τό ἀ­με­τά­θε­το καί σί­γου­ρο. Ἀ­πό ποῦ θά ἔ­χει τό αἴ­τιό του τό θέ­μα; Ἀ­κό­μη, ἄν ὑ­πο­στοῦ­με σάν λα­ός μιά δυ­σπρα­γί­α οἰ­κο­νο­μι­κή ἤ ἀ­κό­μα καί μιά κοι­νω­νι­κή ἀ­να­στά­τω­ση, ἀ­πό ποῦ θά ἔ­χει τήν ἀ­φε­τη­ρί­α της αὐ­τή ὅ­λη ἡ κα­τά­στα­ση; Ἀ­σφα­λῶς ἀ­πό τήν ἀ­πο­στα­σί­α τοῦ λα­οῦ μας καί τήν στρο­φή του πρός τήν εἰ­δω­λο­λα­τρί­α.
Ἀ­γα­πη­τοί μου, ὁ λα­ός μας ἀ­πο­στα­τεῖ ἀ­πό τόν Θε­ό κα­θη­με­ρι­νά. Τό φαι­νό­με­νο τῆς ἀ­θε­ΐ­ας ἦ­ταν ἄ­γνω­στο στήν πα­τρί­δα μας. Κι ἀρ­χί­ζει ἡ ἀ­θε­ΐ­α νά γί­νε­ται μί­α πραγ­μα­τι­κό­τη­τα σ’ αὐ­τόν ἐ­δῶ τόν χῶ­ρο, τόν ἑλ­λη­νι­κό, ἐ­δῶ πού ἀ­να­πτύ­χθη­κε ἡ Ὀρ­θο­δο­ξί­α καί ἔ­χου­με τό­σους Ἁ­γί­ους! Εἶ­ναι κά­τι πού ἐκ­πλήσ­σει. Καί ξα­να­γυ­ρί­ζου­με πά­λι πί­σω στήν εἰ­δω­λο­λα­τρί­α!
Ἀντιλαμβανόμαστε ὅτι οἱ ἡμέρες εἶναι κρίσιμες γιά τόν λαό μας ἀλλά καί γιά ὅλο τόν κόσμο;
Ἀλ­λά για­τί τό εἶ­πε αὐ­τό ὁ Προ­φή­της στόν Ἀ­χα­άβ; Γιά νά με­τα­νο­ή­σει ὁ λα­ός. Με­τα­νό­η­σε ὁ Ἀ­χα­άβ; Οὔ­τε ὁ Ἀ­χα­άβ, οὔ­τε ὁ λα­ός. Ἄ­ρα­γε ἐ­μεῖς θά με­τα­νο­ή­σου­με; Ὅ­ταν σή­με­ρα κη­ρύσ­σε­ται τό κή­ρυγ­μα, τῆς με­τα­νοί­ας τό κή­ρυγ­μα, καί λέ­γον­ται αὐ­τά πού λέ­γον­ται, τί νο­μί­ζε­τε ὅ­τι εἶ­ναι; Αὐ­τά πού σᾶς λέ­ω τώ­ρα τί νο­μί­ζε­τε ὅ­τι εἶ­ναι; Νο­μί­ζε­τε ὅ­τι εἶ­ναι ἕ­να φι­λο­λο­γι­κό κή­ρυγ­μα, γιά τό ὁ­ποῖ­ο μπο­ροῦ­με νά λέ­με ὅ­τι εἶ­ναι μό­νο λό­για; Ὄ­χι· εἶ­ναι κή­ρυγ­μα με­τα­νοί­ας, εἶ­ναι κή­ρυγ­μα ἀ­φυ­πνι­στι­κό! Ἄλ­λο τώρα ἐ­άν κοι­μό­μα­στε κά­πο­τε καί μέ τόν αἰ­σθη­τό ὕ­πνο, κλεί­νου­με τά μά­τια μας καί δέν προ­σέ­χου­με τόν ὁ­μι­λη­τή· ἄλ­λη πα­ρά­γρα­φος αὐ­τή. Ἀλ­λά αὐτά πού λέ­με ἐ­δῶ τώ­ρα εἶ­ναι κή­ρυγ­μα με­τα­νοί­ας, καί κα­λού­με­θα νά με­τα­νο­ή­σου­με γιά ’­κεί­νη τήν κα­τά­στα­ση πού ἤ­δη ἐ­πι­κρα­τεῖ μέ­σα στόν λα­ό μας! Εἶ­ναι φο­βε­ρή ἡ κα­τά­στα­ση· τό ἀν­τι­λαμ­βα­νό­μα­στε;... Εἴ­μα­στε σέ πα­ράλ­λη­λες ἡ­μέ­ρες μέ τήν ἐ­πο­χή τοῦ βο­ρεί­ου Ἰσ­ρα­ήλ, πού ὁ Προ­φή­της ἐ­λέγ­χει μέ δρι­μύ­τη­τα τήν κα­τά­στα­ση καί φω­νά­ζει· φω­νά­ζει καί χρη­σι­μο­ποι­εῖ, θά λέ­γα­με, τό ἔ­κτα­κτο ἐ­κεῖ­νο στοι­χεῖ­ο, πού κα­τα­πλήσ­σει μέ τήν πα­ρου­σί­α του τόν λα­ό. Θά τό ἀν­τι­λη­φθοῦ­με ἐ­μεῖς ὅ­τι οἱ ἡ­μέ­ρες μας εἶ­ναι κρί­σι­μες γιά τόν λα­ό μας ἀλ­λά καί γιά ὁ­λό­κλη­ρη τήν οἰ­κου­μέ­νη; Θά τό κα­τα­λά­βου­με αὐ­τό;...
Συνέπειες τῆς ἀποστασίας τοῦ παλαιοῦ Ἰσραήλ.
Ὡ­στό­σο, ἀ­γα­πη­τοί μου, ὁ Προ­φή­της εἶ­πε τό μή­νυ­μά του, ὅ­πως σᾶς εἶ­πα, τό μή­νυ­μα τοῦ Οὐ­ρα­νοῦ, καί ἐ­ξα­φα­νί­στη­κε ἀ­πό προ­σώ­που τοῦ Ἀ­χα­άβ. Ἀ­πό ’­κεί­νη τή στιγ­μή ὅ­μως ἀρ­χί­ζει καί ἡ πε­ρι­πέ­τεια τοῦ βο­ρεί­ου βα­σι­λεί­ου. Ἄν θέ­λε­τε, δια­βά­στε τά τέσ­σε­ρα Βα­σι­λει­ῶν –ἰ­δί­ως τό τέ­λος τοῦ δευ­τέ­ρου, τό τρί­το καί τέ­ταρ­το Βα­σι­λει­ῶν– γιά νά δεῖ­τε ἐ­κεῖ τί πε­ρι­πέ­τει­ες καί τί κα­τα­στρο­φές ὑ­πέ­στη τό βό­ρει­ο βα­σί­λει­ο, μέ κα­τά­λη­ξη τήν αἰχ­μα­λω­σί­α του ἀ­πό τούς Ἀσ­συ­ρί­ους, ἑ­κα­τό πε­ρί­που χρό­νια πρίν ἀ­πό τήν κα­τα­στρο­φή τοῦ νο­τί­ου βα­σι­λεί­ου, πού καί τό δι­κό του τέ­λος –τοῦ νο­τί­ου βα­σι­λεί­ου– ἦ­ταν ἡ αἰχ­μα­λω­σί­α του ἀ­πό τούς Βα­βυ­λω­νί­ους.
Προ­ει­δο­ποι­οῦ­σε καί ὁ προ­φή­της Ἡ­σα­ΐ­ας: «Κυ­ρά­δες μου... φο­ρᾶ­τε τά φου­στά­νια σας τά ὡ­ραῖ­α, ἔ­λε­γε, μέ τίς ζῶ­νες σας τίς χρυ­σές καί τά χρυ­σο­κε­ντη­μέ­να καί με­τα­ξω­τά σας ροῦ­χα... Σκοι­νί θά μπεῖ στή μέ­ση σας καί θά συρ­θεῖ­τε ξυ­πό­λη­τες στή γῆ τῆς αἰχ­μα­λω­σί­ας !...».13
Κι ἄν δέν τά κα­τα­λα­βαί­νου­με αὐ­τά, θά ’ρ­θοῦν οἱ συ­νέ­πει­ες, καί τό­τε θά τά κα­τα­λά­βου­με...
Ὁ Θεός προστατεύει τόν Προφήτη Του.
Ἀλλ’ ὅ­μως ὁ Θε­ός, ἀ­γα­πη­τοί μου, προ­στα­τεύ­ει τόν Προ­φή­τη Του· τόν προ­στα­τεύ­ει ἀ­πό τήν ὀρ­γή τοῦ Ἀ­χα­άβ. Δι­ό­τι ὅ­ταν ἄ­κου­σε αὐ­τά ὁ Ἀ­χα­άβ, ἔ­μει­νε ἔκ­πλη­κτος· καί πρίν προ­λά­βει νά ἀν­τι­δρά­σει, ὁ Προ­φή­της ἐ­ξα­φα­νί­στη­κε. Γι’ αὐ­τό σᾶς εἶ­πα ὅ­τι σάν ἀ­στρα­πή πα­ρου­σι­ά­στη­κε καί σάν βρον­τή ἔ­φυ­γε. Καί ἐ­πει­δή δέν πρό­λα­βε ὁ Ἀ­χα­άβ νά ἀν­τι­δρά­σει, κα­τα­δι­ώ­κει τόν Προ­φή­τη. Ὁ Θε­ός ὅ­μως προ­στα­τεύ­ει τόν Προ­φή­τη Του, ὄ­χι μό­νο ἀ­πό τήν ὀρ­γή τοῦ Ἀ­χα­άβ, ἀλ­λά καί ἀ­πό τόν ἐν­σκύ­ψαν­τα λι­μό, τήν πεῖ­να πού ἔ­πε­σε.
«Καὶ ἐ­γέ­νε­το ῥῆ­μα Κυ­ρί­ου πρὸς Ἠ­λιού», καί δό­θη­κε ἐ­ντο­λή ἀπό τόν Κύ­ρι­ο πρός τόν Ἠ­λί­α · «πο­ρεύ­ου ἐν­τεῦ­θεν κα­τὰ ἀ­να­το­λὰς καὶ κρύ­βη­θι ἐν τῷ χει­μάῤ­ῥῳ Χοῤ­ῥὰθ τοῦ ἐ­πὶ προ­σώ­που Ἰ­ορ­δά­νου· καὶ ἔ­σται ἐκ τοῦ χει­μάῤ­ῥου πί­ε­σαι ὕ­δωρ, καὶ τοῖς κό­ρα­ξιν ἐν­τε­λοῦ­μαι δι­α­τρέ­φειν σε ἐ­κεῖ.»14 Φῦ­γε, κρύ­ψου. Φῦ­γε, κρύ­ψου σ’  ἐ­κεῖ­νον τόν χεί­μαρ­ρο, τόν Χορ­ράθ, πού βλέ­πει πρός τά ἀ­να­το­λι­κά καί πού χύ­νε­ται στόν Ἰ­ορ­δά­νη. Πή­γαι­νε κρύ­ψου ἐ­κεῖ · ἐ­κεῖ θά βρεῖς νε­ρό –για­τί νε­ρό δέν ὑ­πῆρ­χε, ἐξ αἰ­τί­ας τῆς ἀ­νομ­βρί­ας. Ἐ­κεῖ θά βρεῖς νε­ρό. Καί ἐ­γώ θά στέλ­νω τά κο­ρά­κια μου, πού ἐ­γώ τά πα­ραγ­γέλ­λω νά τό κά­νουν αὐ­τό, νά σέ δι­α­τρέ­φουν.
Ὁ λαός τοῦ Θεοῦ ὀφείλει νά κρυφτεῖ.
Προ­σέξ­τε, ἀ­γα­πη­τοί. Αὐ­τά τά λό­για τοῦ Θε­οῦ εἶ­ναι παμ­μέ­γι­στης ση­μα­σί­ας. Δέν ἀ­φο­ροῦν μό­νο στόν προ­φή­τη Ἠ­λί­α· ἀ­φο­ροῦν καί σ’ ἐ­μᾶς· θά τό δεῖ­τε στή συ­νέ­χεια.
Τί εἶ­πε ὁ Θε­ός στόν Προ­φή­τη Του; «καὶ κρύ­βη­θι», κρύ­ψου ! Αὐ­τό τό «κρύ­βη­θι», κρύ­ψου, εἶ­ναι ἕ­να σπου­δαῖ­ο ση­μεῖ­ο γιά τόν λα­ό τοῦ Θε­οῦ στίς δύ­σκο­λες ἡ­μέ­ρες.
Αὐ­τό μᾶς θυ­μί­ζει ἐ­κεῖ­νο πού λέ­ει στόν προ­φή­τη Ἡ­σα­ΐ­α· «βά­δι­ζε, λα­ός μου, λέ­ει ἐ­κεῖ ὁ Θε­ός, εἴ­σελ­θε εἰς τὰ τα­μι­εῖ­ά σου, ἀ­πό­κλει­σον τὴν θύ­ραν σου, ἀ­πο­κρύ­βη­θι μι­κρὸν ὅ­σον ὅ­σον, ἕ­ως ἂν πα­ρέλ­θῃ ἡ ὀρ­γὴ Κυ­ρί­ου»15. Λα­έ μου, περ­πά­τα, μπές μέ­σα στά ἐ­σώ­τε­ρα δω­μά­τια τοῦ σπι­τιοῦ σου, κλεῖ­σε τήν πόρ­τα σου, κρύ­ψου γιά λί­γο, «ὅ­σον ὅ­σον», ἕ­ως ὅ­του πε­ρά­σει ἡ ὀρ­γή τοῦ Κυ­ρί­ου.
Ποῦ νά πά­ει νά κρυ­φτεῖ ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ;
Ἔχουμε τή συνείδηση ὅτι εἴμαστε λαός τοῦ Θεοῦ;
Κα­τ’ ἀρ­χάς ἤ­θε­λα νά σᾶς ρω­τή­σω, ἀ­γα­πη­τοί μου: Ἔ­χε­τε τήν συ­νεί­δη­ση ὅ­τι εἶ­στε λα­ός τοῦ Θε­οῦ; Εἶ­ναι μί­α ἀ­νάγ­κη αὐ­το­συ­νει­δη­σί­ας, ὅ­τι εἴ­μα­στε λα­ός τοῦ Θε­οῦ. Εἴ­μα­στε λα­ός τοῦ Θε­οῦ; Ἔ­χε­τε τήν συ­νεί­δη­ση ὅ­τι ξε­χω­ρί­ζε­τε ἀ­π’ αὐ­τό πού λέ­γε­ται κό­σμος; –για­τί ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ ξε­χω­ρί­ζει ἀ­π’ αὐ­τό πού λέ­γε­ται κό­σμος. Ἄν δέν τήν ἔ­χε­τε τή συ­νεί­δη­ση αὐ­τή ὅ­τι εἶ­στε λα­ός τοῦ Θε­οῦ, κλεῖ­στε τ’ αὐ­τιά σας γιά τά πα­ρα­κά­τω πού θά ποῦ­με· δέν σᾶς ἀ­φο­ροῦν· εἶ­στε κό­σμος, καί πο­ρεύ­ε­σθε στήν κα­τα­στρο­φή. Ἄν ὅ­μως εἶ­στε λα­ός τοῦ Θε­οῦ καί τό συ­νει­δη­το­ποι­εῖ­τε αὐ­τό, τό­τε ἀ­κοῦ­στε κα­λά· ἀ­νοῖξ­τε πιό πο­λύ τά αὐ­τιά σας νά ἀ­κού­σε­τε τί μᾶς λέ­ει ὁ Κύ­ριος.
Πρέ­πει, λέ­ει, νά κρυ­φτοῦ­με. Ἀλ­λά ποῦ νά κρυ­φτοῦ­με;
Ἱστορικά προηγούμενα φυγῆς καί διάσωσης.
Γιά νά κα­τα­νο­ή­σου­με αὐ­τή τήν ἐν­το­λή τοῦ Θε­οῦ, ὅ­τι πρέ­πει νά κρυ­φτοῦ­με, καί γιά νά δοῦ­με τί εἴ­δους εἶ­ναι αὐ­τή ἡ ἀ­πό­κρυ­ψή μας, πρέ­πει νά δοῦ­με τό γε­γο­νός αὐ­τό τοῦ προ­φή­του Ἠ­λιού σάν ἕ­ναν ἱ­στο­ρι­κό τύ­πο τῶν ἐ­σχά­των. Ὅ­ταν λέ­με ἱ­στο­ρι­κό τύ­πο, ἐν­νο­οῦ­με τό ἑ­ξῆς· ἕ­να γε­γο­νός, ἱ­στο­ρι­κό δη­λα­δή γε­γο­νός, τό ὁ­ποῖ­ο γί­νε­ται τύ­πος ἑ­νός ἄλ­λου γε­γο­νό­τος, πού ἀ­νή­κει ἱ­στο­ρι­κά πιό κά­τω.
Πα­ρά­δειγ­μα. Ὁ Ἰσ­ρα­ήλ φεύ­γει ἀ­πό τήν Αἴ­γυ­πτο, περ­νά­ει τήν Ἐ­ρυ­θρά θά­λασ­σα καί ἔρ­χε­ται στή γῆ Χα­να­άν. Τό πέ­ρα­σμά του ἀ­πό τήν Ἐ­ρυ­θρά θά­λασ­σα ἦ­ταν ἕ­να γε­γο­νός· ταυ­τό­χρο­να ὅ­μως εἶ­ναι καί ἕ­νας ἱ­στο­ρι­κός τύ­πος. Τί τύ­πος; Ἡ Αἴ­γυ­πτος θε­ω­ρεῖ­ται ἡ χώ­ρα τοῦ Σα­τα­νᾶ· ἤ ἡ γῆ Χα­να­άν θε­ω­ρεῖ­ται ἡ χώ­ρα τῆς Βα­σι­λεί­ας τοῦ Θε­οῦ. Τό πέ­ρα­σμα λοι­πόν –αὐ­τό θά πεῖ πά­σχα· πέ­ρα­σμα– εἶ­ναι ἡ Ἐ­ρυ­θρά θά­λασ­σα. Ἐ­κεῖ, στήν Ἐ­ρυ­θρά θά­λασ­σα, κα­τα­πον­τί­ζει ὁ Θε­ός τόν Φα­ρα­ώ καί τούς στρα­τι­ῶ­τες του, καί ὁ λα­ός περ­νά­ει ἀ­σφα­λής. Εἶ­ναι ἡ Ἐ­ναν­θρώ­πη­ση τοῦ Ἰ­η­σοῦ Χρι­στοῦ, μέ τήν ὁ­ποί­α μᾶς παίρ­νει ἀ­πό τήν γῆ τοῦ θα­νά­του καί τῆς ἁ­μαρ­τί­ας καί τοῦ Σα­τα­νᾶ καί μᾶς φέρ­νει στή Βα­σι­λεί­α Του, καί περ­νᾶ­με ἀ­πό τό πέ­ρα­σμα πού λέ­γε­ται Βά­πτι­σμα. Ὥ­στε λοι­πόν τί ἦ­ταν τό πέ­ρα­σμα τοῦ Ἰσ­ρα­ήλ ἀ­πό τήν Αἴ­γυ­πτο διά μέ­σου τῆς Ἐ­ρυ­θρᾶς θα­λάσ­σης στή γῆ Χα­να­άν; Ἕ­νας ἱ­στο­ρι­κός τύ­πος. Τί­νος πρω­το­τύ­που; Τοῦ Βα­πτί­σμα­τος καί τῆς σω­τη­ρί­ας.
Ἄλ­λο πα­ρά­δειγ­μα εἶ­ναι καί ἡ κα­τα­στρο­φή τῆς Ἱ­ε­ρου­σα­λήμ, πού ἔ­γι­νε τό 70 μ.Χ.. Ἀ­πο­τε­λεῖ ἕ­ναν ἱ­στο­ρι­κό τύ­πο, ἕ­να γε­γο­νός, ἀλ­λά ταυ­το­χρό­νως ἀ­πο­τε­λεῖ κι ἕ­ναν τύ­πο. Τί­νος πρω­το­τύ­που; Τοῦ τέ­λους τοῦ κό­σμου, τό­τε πού θά κα­τα­στρα­φεῖ ὁ κό­σμος.
Ὁ προφήτης Ἠλίας παρών καί στά ἔσχατα ὡς ἱστορικό ἀντίτυπο μαζί καί πρωτότυπο!
Ἔ­τσι κι ἐ­δῶ· ἐ­κεῖ­νο τό γε­γο­νός πού συ­νέ­βη ἀ­νά­με­σα στόν Προ­φή­τη καί τόν Ἀ­χα­άβ τόν βα­σι­λιά ἀ­πο­τε­λεῖ ὁ­πωσ­δή­πο­τε ἕ­να γε­γο­νός, καί ταυ­τό­χρο­να ἕ­ναν ἱ­στο­ρι­κό τύ­πο τῶν ἐ­σχά­των. Δι­ό­τι ὁ Ἀ­χα­άβ εἶ­ναι ἀν­τί­τυ­πο τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου. Ἀλ­λά τό πιό κα­τα­πλη­κτι­κό ἀ­π’ ὅ­λα ξέ­ρε­τε ποι­ό εἶ­ναι; Τό πιό κα­τα­πλη­κτι­κό πρᾶγ­μα –πού εἶ­ναι καί ἡ μο­να­δι­κή πε­ρί­πτω­ση ἐ­δῶ, ἡ ἐν­τε­λῶς μο­να­δι­κή πε­ρί­πτω­ση μέ­σα στήν Ἱ­στο­ρί­α– εἶ­ναι ὅ­τι ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας, πού ἀ­πο­τέ­λε­σε ἱ­στο­ρι­κό ἀν­τί­τυ­πο ἑ­νός πρω­το­τύ­που τῶν ἐ­σχά­των, ταυ­τό­χρο­να εἶ­ναι καί πρω­τό­τυ­πο! Ὁ ἴ­διος Προ­φή­της θά εἶ­ναι πα­ρών καί στίς ἡ­μέ­ρες τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου!16
Ὅ­πως θά ξέ­ρε­τε, ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας δέν πέ­θα­νε· ἀ­να­λή­φθη­κε κά­που στόν οὐ­ρα­νό.17 Θά ἐ­πα­νέλ­θει! Καί ὅ­πως ἔ­λεγ­ξε τόν Ἀ­χα­άβ, ἔ­τσι θά ἐ­λέγ­ξει καί τόν Ἀν­τί­χρι­στο· μέ τόν ἴ­διο τρό­πο. Καί τό κα­τα­πλη­κτι­κό: τρι­ά­μι­σι χρό­νια ἀ­νομ­βρί­α ἐ­πέ­φε­ρε ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας στόν Ἀ­χα­άβ, τρι­ά­μι­σι χρό­νια ἀ­νομ­βρί­α θά ἐ­πι­φέ­ρει καί στόν Ἀν­τί­χρι­στο! Συ­νε­πῶς ἔ­χου­με τό μο­να­δι­κό φαι­νό­με­νο, πού ἕ­να πρό­σω­πο, ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας, ἀ­πο­τε­λεῖ ὄ­χι μό­νο ἕ­να ἱ­στο­ρι­κό ἀν­τί­τυ­πο σ’ ἐ­κεί­νη τήν ἐ­πο­χή, ἀλ­λά καί ἕ­να ἱ­στο­ρι­κό πρω­τό­τυ­πο στό μέλ­λον, στά ἔ­σχα­τα. Ἔ­τσι λοι­πόν τό ἴ­διο πρό­σω­πο εἶ­ναι πα­ρόν καί στή μί­α καί στήν ἄλ­λη πε­ρί­πτω­ση. Ἐ­πα­να­λαμ­βά­νω· μο­να­δι­κό φαι­νό­με­νο!
Κι ἄν, ἀ­γα­πη­τοί μου, στίς ἡ­μέ­ρες τῶν παι­δι­ῶν σας ἔρ­θει ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας –ἐ­πει­δή θά ἔ­χει ἔλ­θει ὁ Ἀν­τί­χρι­στος– κι ἄν στίς ἡ­μέ­ρες μας ἔλ­θει –ὄ­χι μό­νο τῶν παι­δι­ῶν σας– πέ­στε μου, εἶ­ναι και­ρός γιά νά κοι­μό­μα­στε; ἤ εἶ­ναι και­ρός γιά νά ἀ­νη­συ­χοῦ­με;... Ἐ­ρω­τῶ.
Τί γράφει ἡ Ἀποκάλυψη γιά τόν προφήτη Ἠλία.
Ἀ­κοῦ­στε τώ­ρα τί γρά­φει τό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως στό 11ο κε­φά­λαι­ο, πά­νω σ’ ἐ­κεῖ­νο τό θέ­μα τοῦ ἐ­λέγ­χου τοῦ Ἀ­ντι­χρί­στου ὑ­πό τοῦ Προ­φή­του, καί τί θά γί­νει πα­ρα­κά­τω. «καὶ δώ­σω, λέ­ει ὁ Θε­ός, τοῖς δυ­σὶ μάρ­τυ­σί μου, καὶ προ­φη­τεύ­σου­σιν ἡ­μέ­ρας χι­λί­ας δι­α­κο­σί­ας ἑ­ξή­κον­τα... οὗ­τοι ἔ­χου­σιν ἐ­ξου­σί­αν τὸν οὐ­ρα­νὸν κλεῖ­σαι, ἵ­να μὴ ὑ­ε­τὸς βρέ­χῃ τὰς ἡ­μέ­ρας τῆς προ­φη­τεί­ας αὐ­τῶν. καὶ... τὸ θη­ρί­ον τὸ ἀ­να­βαῖ­νον ἐκ τῆς ἀ­βύσ­σου... ἀ­πο­κτε­νεῖ αὐ­τούς.»18 Πα­ρα­λεί­πω με­ρι­κούς στί­χους, γιά λό­γους συν­το­μί­ας. Καί θά δώ­σω στούς δυό μάρ­τυ­ρές μου, λέ­ει ὁ Χρι­στός, καί θά προ­φη­τεύ­σουν. Λέ­γον­ται μάρ­τυ­ρες, για­τί θά δώ­σου­νε μί­α μαρ­τυ­ρί­α· λέ­γον­ται ἀ­κό­μη καί προ­φῆ­τες, για­τί θά προ­φη­τεύ­σουν.
Πό­σο θά προ­φη­τεύ­σουν; Χί­λι­ες δι­α­κό­σι­ες ἑ­ξή­ντα ἡ­μέ­ρες, ἴ­σον τριάμισι χρό­νια. Πό­σες μέ­ρες εἶ­χε κρα­τή­σει τήν ἀ­νομ­βρί­α τότε ὁ Προ­φή­της; Τριάμισι χρό­νια. Τό ἴ­διο φαι­νό­με­νο, ἀ­πό τό ἴ­διο πρό­σω­πο!
Τ’ ἀ­κοῦ­τε, πα­ρα­κα­λῶ, πῶς τό λέ­ει ἡ Και­νή Δι­α­θή­κη αὐ­τό; «Αὐ­τοί θά ἔ­χουν ἐ­ξου­σί­α νά κλεί­σουν τόν οὐ­ρα­νό, γιά νά μήν πέ­σει βρο­χή κα­τά τίς ἡ­μέ­ρες τῆς προ­φη­τεί­ας τους.»! Τό κή­ρυγ­μα τῆς με­τα­νοί­ας λοι­πόν θά δι­αρ­κέ­σει τρι­ά­μι­σι χρό­νι­α, ὅ­σο καί ἡ πε­ρί­ο­δος τῆς ἀ­νομ­βρί­ας.
Ἀλ­λά τό­τε, λέ­ει, τό Θη­ρί­ον πού θά ἀ­νε­βεῖ ἀ­πό τήν ἄ­βυσ­σο, ὁ Ἀν­τί­χρι­στος, μή ἀ­νε­χό­με­νος τήν πα­ρου­σί­α καί τόν ἔ­λεγ­χο τῶν δύ­ο Προ­φη­τῶν, θά τούς φο­νεύ­σει καί θά ἀ­φή­σει τά σώ­μα­τά τους ἄ­τα­φα στήν πλα­τεῖ­α τῆς Ἱ­ε­ρου­σα­λήμ.19
Ἑρ­μη­νεύ­ει ὁ ἅ­γι­ος Ἰ­ω­άν­νης ὁ Δα­μα­σκη­νός καί λέ­ει: «Ἀ­πο­στα­λή­σε­ται Ἐ­νὼχ καὶ Ἠ­λί­ας ὁ Θε­σβί­της ... καὶ ὑ­π’ αὐ­τοῦ ἀ­ναι­ρε­θή­σον­ται.»20.
Γι’ αὐ­τούς τούς δύ­ο Προ­φῆ­τες μᾶς λέ­ει τό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως ὅ­τι θά τούς δεῖ ὅ­λος ὁ κό­σμος, ἀ­φοῦ θά ’­χουν φο­νευ­θεῖ στήν πλατεῖα τῆς Ἱ­ε­ρου­σα­λήμ. Βέβαια αὐ­τό δεί­χνει ὅ­τι ἐ­κεῖ θά κυ­βερ­νή­σει ὁ Ἀν­τί­χρι­στος, τόν ὁ­ποῖ­ο θά ἐ­λέγ­ξουν, ἀλ­λά καί θά κα­τα­δεί­ξουν οἱ δύ­ο Προ­φῆ­τες ὅ­τι αὐ­τός τε­λι­κά εἶ­ναι ὁ Ἀν­τί­χρι­στος. Θά τούς φο­νεύ­σει ὅ­μως, λέ­ει, καί τό­τε θά δοῦν τόν φό­νο τους «γλῶσ­σες, φυ­λές, ἔ­θνη, λα­οί». Εἶ­ναι μιά συ­νη­θι­σμέ­νη φρά­ση πού χρη­σι­μο­ποι­εῖ­ται στήν Ἀ­πο­κά­λυ­ψη ἀ­πό τόν εὐ­αγ­γε­λι­στή Ἰ­ω­άν­νη 21, ἀλ­λά χρη­σι­μο­ποι­εῖ­ται καί ἀ­πό τόν προ­φή­τη Δα­νι­ήλ 22.
Πῶς θά δοῦν αὐ­τές οἱ «γλῶσ­σες, φυ­λές, ἔ­θνη, λα­οί» τήν ἀ­ναί­ρε­ση, τόν θά­να­το τῶν δύ­ο Προ­φη­τῶν; Ἀ­σφα­λῶς μέ τήν τη­λε­ό­ρα­ση!
Μπο­ροῦ­σαν πο­τέ νά φαν­τα­στοῦν οἱ πα­λιό­τε­ροι ὅ­τι θά ἐρ­χό­ταν ἡ τη­λε­ό­ρα­ση;... Θά μπο­ρού­σα­με νά φα­ντα­στοῦ­με ὅ­τι ὅ­λοι οἱ λα­οί θά μπο­ροῦ­σαν ἔ­τσι νά βλέ­πουν;... Κι ὅ­μως σή­με­ρα εἶ­ναι δυ­να­τόν. Μή­πως λοι­πόν –μή­πως!– εἶ­ναι κον­τά τό τέ­λος, μό­νο καί μό­νο ἐ­πει­δή ἀ­κρι­βῶς καί τό μη­χά­νη­μα τῆς τη­λε­ο­ρά­σε­ως ἤ­δη ἔ­χει ἔρ­θει, δη­λα­δή ἔ­χει ἐ­πι­νο­η­θεῖ;... καί μή­πως –μή­πως!– ἀ­κρι­βῶς κι αὐ­τό θά μπεῖ στήν ὑ­πη­ρε­σί­α τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου;... Τό ὅ­τι πρό πολ­λοῦ ἔ­χει μπεῖ εἶ­ναι γνω­στό, δι­ό­τι ὅ,τι προ­βάλ­λει σή­με­ρα ἡ τη­λε­ό­ρα­ση δέν εἶ­ναι πα­ρά γιά νά προ­ε­τοι­μά­σει τούς ἀν­θρώ­πους γιά τόν ἐρ­χο­μό τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου.
Ὁ λαός τοῦ Θεοῦ πρέπει νά ἀποκρυβεῖ.
Στά τριάμισι αὐ­τά χρό­νια τῆς τυ­ραν­νί­ας τοῦ Ἀ­ντι­χρί­στου ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ πρέ­πει νά ἀ­πο­κρυ­βεῖ «μι­κρὸν ὅ­σον ὅ­σον».23 Προ­σέξ­τε· τριάμισι χρό­νια πρέ­πει νά κρυ­φτεῖ !
Για­τί ὅ­μως πρέ­πει νά κρυ­φτεῖ;
Γιά νά γλυ­τώ­σει.
Γιά νά γλυ­τώ­σει τόν θά­να­το;
Ὄ­χι τό­σο τόν θά­να­το· ἀλ­λά καί τόν θά­να­το. Ὄ­χι τό­σο τόν θά­να­το, ὅ­σο καί κυ­ρί­ως τίς κα­κές ἐ­πι­δρά­σεις ἐ­κεί­νων τῶν τριάμισι ἐ­τῶν.
Εἶ­ναι φο­βε­ρό, ἀ­γα­πη­τοί μου, ὅ­ταν βλέ­που­με Χρι­στια­νούς στήν ἐ­πο­χή μας νά ἐ­πη­ρε­ά­ζο­νται τό­σο πο­λύ ἀ­πό τόν τρέ­χον­τα πο­λι­τι­σμό μας –ὁ ὁ­ποῖ­ος ὑ­πη­ρε­τεῖ τόν Ἀν­τί­χρι­στο· πρέ­πει νά σᾶς τό πῶ αὐ­τό– καί νά μή μπο­ροῦ­με νά τούς συγ­κρα­τή­σου­με.
Θέ­λε­τε ἕ­να μι­κρό ἀλ­λά πο­λύ χα­ρα­κτη­ρι­στι­κό πα­ρά­δειγ­μα; Μα­ζέψ­τε τά παι­διά σας, ἄν μπο­ρεῖ­τε, καί φέρ­τε τα στήν Ἐκ­κλη­σί­α... Τί σᾶς λέ­νε; Σᾶς λέ­νε ὅ­τι τά μυα­λά σας εἶ­ναι σκου­ρι­α­σμέ­να, ὅ­τι αὐ­τά ἔ­χουν τώ­ρα και­νούρ­για μυα­λά, ὅ­τι ἔ­χουν και­νούρ­για θε­ώ­ρη­ση τῆς ζω­ῆς... Μα­ζέψ­τε τά παι­διά σας, ἄν μπο­ρεῖ­τε, γιά νά δεῖ­τε ὅ­τι ὄ­χι μό­νο τά παι­διά, ἀλ­λά καί οἱ με­γά­λοι ἔ­χου­νε πά­ρει ἀ­έ­ρα κι ἔ­χουν κο­σμι­κο­ποι­η­θεῖ. Κι ἀ­κό­μα δέν ἦρ­θε ὁ Ἀν­τί­χρι­στος· καί ποῦ νά ’ρθει καί νά ἐ­πι­βά­λει πεῖ­να καί οἰ­κο­νο­μι­κό ἀ­πο­κλει­σμό...! Τί θά γί­νει τό­τε;...
Νά ἡ ἀ­ξί­α τοῦ βι­βλί­ου τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως· ἔρ­χε­ται γιά νά μᾶς προ­ε­τοι­μά­σει. Καί ἡ προ­ε­τοι­μα­σί­α εἶ­ναι πρῶ­τα σάν μή­νυ­μα καί ὕ­στε­ρα σάν ἄ­σκη­ση. Πρέ­πει νά τό κα­τα­λά­βου­με.
Ὁ λαός τοῦ Θεοῦ θά κρυφτεῖ στήν ἔρημο.
Λοι­πόν· ποῦ θά πρέ­πει νά κα­τα­φύ­γει ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ; –καί ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ εἶ­ναι ἐ­κεῖ­νοι πού δέν θά προ­σκυ­νή­σουν τόν Ἀν­τί­χρι­στο.
Στήν ἐ­ρη­μιά, ὅ­πως καί ὁ Προ­φή­της. Ἐ­κεῖ θά κα­τα­φύ­γει ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ, στήν ἐ­ρη­μιά, ὅ­πως πα­λιά καί ὁ Προ­φή­της! Ἔ­τσι λοι­πόν ὁ λα­ός τοῦ Θε­οῦ, ὅ­πως καί οἱ υἱ­οί τῶν Προ­φη­τῶν στήν ἐ­πο­χή τοῦ προ­φή­του Ἠ­λιού –πού ἦ­ταν πά­ρα πολ­λοί καί πε­ρι­στοί­χι­ζαν τό­τε τόν προ­φή­τη Ἠ­λί­α· ση­μει­ώ­σα­τέ το αὐ­τό 24– ὅ­λοι αὐ­τοί, ὅ­πως καί ἡ Ἐκ­κλη­σί­α στά ἔ­σχα­τα, κα­τα­φεύ­γουν στήν ἔ­ρη­μο , κρύ­βον­ται.
Τί λέει ἡ Ἀποκάλυψη γιά τήν ἔρημο.
Γιά νά τό δοῦ­με αὐ­τό πῶς τό λέ­ει τό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως στό 12ο κε­φά­λαι­ο, ἀ­πό τόν στί­χο 14.
«Καὶ ἐ­δό­θη­σαν τῇ γυ­ναι­κὶ δύ­ο πτέ­ρυ­γες τοῦ ἀ­ε­τοῦ τοῦ με­γά­λου, ἵ­να πέ­τη­ται εἰς τὴν ἔ­ρη­μον εἰς τὸν τό­πον αὐ­τῆς.» Δό­θη­καν, λέ­ει, στή γυ­ναῖ­κα... Ποι­ά εἶ­ναι ἡ γυ­ναί­κα; Εἶ­ναι ἡ Ἐκ­κλη­σί­α. Δό­θη­καν στή γυ­ναῖ­κα, στήν Ἐκ­κλη­σί­α, δυ­ό φτε­ροῦ­γες τοῦ με­γά­λου ἀ­ε­τοῦ.
Στήν Πα­λαι­ά Δι­α­θή­κη ἔ­χου­με πολ­λές φο­ρές αὐ­τή τήν εἰ­κό­να –ὅ­πως στό Δευ­τε­ρο­νό­μιο καί ἀλ­λοῦ 25– πού δεί­χνει ὅ­τι αὐ­τές οἱ δυ­ό με­γά­λες φτε­ροῦ­γες τοῦ ἀ­ε­τοῦ εἶ­ναι ἡ με­γά­λη προ­στα­σί­α τοῦ Θε­οῦ. Ὅ­ταν λοι­πόν λέ­ει «δό­θη­καν δύ­ο φτε­ροῦ­γες τοῦ ἀ­ε­τοῦ τοῦ με­γά­λου», ση­μαί­νει: ὁ Θε­ός προ­στα­τεύ­ει τήν Ἐκ­κλη­σί­α.
Καί συ­νε­χί­ζει: «ἵ­να πέ­τη­ται εἰς τὴν ἔ­ρη­μον εἰς τὸν τό­πον αὐ­τῆς», γιά νά πε­τά­ξει καί νά φύ­γει στήν ἐ­ρη­μιά, στόν τό­πο της. Ὥ­στε ὁ τό­πος τῆς Ἐκ­κλη­σί­ας εἶ­ναι ἡ ἔ­ρη­μος; Ναί, ἡ ἔ­ρη­μος!
Τά Μοναστήρια ἀποτελοῦν προοίμιο τῆς ἐξόδου τοῦ λαοῦ τοῦ Θεοῦ στήν ἔρημο.
Τό ξέ­ρε­τε ὅ­τι ἕ­να μι­κρό προ­οί­μιο, καί ταυ­το­χρό­νως ἕ­να μή­νυ­μα μέ­σα στούς αἰ­ῶ­νες, τοῦ ὅ­τι ἡ Ἐκ­κλη­σί­α θά κα­τα­φύ­γει στήν ἔ­ρη­μο εἶ­ναι τά Μο­να­στή­ρια; Πολ­λοί λέ­νε: «Για­τί κά­θε­στε στά Μο­να­στή­ρια, ἐ­σεῖς οἱ μο­να­χοί;». Γιά νά σᾶς θυ­μί­ζου­με ὅ­τι ἡ Ἐκ­κλη­σί­α θά ξα­να­γυ­ρί­σει στήν ἔ­ρη­μο. Ἄλ­λω­στε ἀ­πό τήν ἔ­ρη­μο ξε­κί­νη­σε ἡ Ἐκ­κλη­σί­α. Ἔ­χε­τε ἀν­τίρ­ρη­ση; Δι­α­βά­στε τό 1ο κε­φά­λαι­ο ἀ­πό τό Κα­τά Μᾶρ­κον εὐ­αγ­γέ­λιο, νά τό δεῖ­τε αὐ­τό· «φω­νὴ βο­ῶν­τος ἐν τῇ ἐ­ρή­μῳ»26. Ὁ Ἰ­ω­άν­νης ὁ Πρό­δρο­μος φω­νά­ζει καί λέ­ει ὅ­τι ἔρ­χε­ται ὁ Μεσ­σί­ας. Καί ποῦ ἔ­δει­ξε, πα­ρα­κα­λῶ, τόν Μεσ­σί­α; Στήν ἔ­ρη­μο. Ποῦ εἶ­ναι τά θε­μέ­λια τῆς Ἐκ­κλη­σί­ας; Στήν ἔ­ρη­μο. Στήν ἔ­ρη­μο λοι­πόν θά κα­τα­λή­ξει.
Ὄφις καθιστᾶ τήν Γυναῖκα «ποταμοφόρητον».
Ἔ­τσι, λέ­ει πιό κά­τω: «καὶ ἔ­βα­λεν ὁ ὄ­φις ἐκ τοῦ στό­μα­τος αὐ­τοῦ ὀ­πί­σω τῆς γυ­ναι­κὸς ὕ­δωρ ὡς πο­τα­μόν, ἵ­να αὐ­τὴν πο­τα­μο­φό­ρη­τον ποι­ή­σῃ» 27. Ὁ Δι­ά­βο­λος, ὁ Ἀν­τί­χρι­στος, πί­σω ἀ­πό τόν ὁ­ποῖ­ο εἶ­ναι ὁ Δι­ά­βο­λος, θά κυ­νη­γή­σει τήν Ἐκ­κλη­σί­α, θά δι­ώ­ξει τήν Ἐκ­κλη­σί­α –γι’   αὐ­τό ἐ­κεί­νη θά κα­τα­φύ­γει στήν ἔ­ρη­μο– καί θά βγά­λει νε­ρό ἀ­πό τό στό­μα του, γιά νά τήν πνί­ξει.
Τί εἶ­ναι αὐ­τό τό νε­ρό πού βγά­ζει ὁ Δι­ά­βο­λος, καί ὁ Ἀν­τί­χρι­στος, ἀ­πό τό στό­μα του; Νά, ἀ­γα­πη­τοί μου, τί εἶ­ναι· τά δι­ά­φο­ρα κοι­νω­νι­κά καί φι­λο­σο­φι­κά συ­στή­μα­τα, πού θέ­λουν νά πνί­ξουν τόν σύγ­χρο­νο Χρι­στια­νό. Εἶ­ναι ὅ­ταν ὁ ἄλ­λος σοῦ δί­νει ἕ­να πιά­το φαΐ καί σοῦ λέ­ει: «Θά φᾶς κα­λά· ἀλ­λά, ξέ­ρεις, θά ἀ­κο­λου­θή­σεις αὐ­τό τό κοι­νω­νι­κό σύ­στη­μααὐ­τό τό οἰ­κο­νο­μι­κό σύ­στη­μα.». Δέν νο­μί­ζε­τε ὅ­τι μοι­ά­ζου­με λί­γο μέ τόν Ἡ­σαῦ, πού πού­λη­σε τά πρω­το­τό­κιά του, τό νά φέ­ρει δη­λα­δή τόν Μεσ­σί­α, για­τί ἤ­θε­λε νά φά­ει;... Ἔ­τσι κι ἐ­μεῖς ξε­που­λᾶ­με τόν Χρι­στό, γιά νά ἔ­χου­με οἰ­κο­νο­μι­κά ὀ­φέ­λη... Τί κρῖ­μα! Τί κρῖ­μα!... Αὐ­τά λοι­πόν θά πνί­ξουν, θά προ­σπα­θή­σουν νά πνί­ξουν τήν Ἐκ­κλη­σί­α.
Νά τό πάρουμε εἴδηση· τό πνεῦμα τοῦ Ἀντιχρίστου μπορεῖ νά μᾶς ἐπιβληθεῖ, καί νά χαθοῦμε!
Βέ­βαι­α ἡ Ἁ­γί­α Γρα­φή λέ­ει ὅ­τι πολ­λοί Χρι­στια­νοί θά χα­θοῦν 28. Τό λέ­ει καί στό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως, ὅ­ταν ὁ Ἰ­ω­άν­νης κα­λεῖ­ται νά με­τρή­σει τόν να­ό μό­νο καί τό θυ­σι­α­στή­ρι­ο, καί ὄ­χι τήν αὐ­λή του. Αὐ­τό δεί­χνει ὅ­τι θά σω­θεῖ μό­νο τό λεῖμ­μα 29, ἕ­να μι­κρό μέ­ρος τῶν Χρι­στια­νῶν. Συ­γκε­κρι­μέ­να λέ­ει ὁ ἄγ­γε­λος στόν Ἰ­ω­άν­νη: «Μή με­τρή­σεις τά ὑ­πό­λοι­πα· δό­θη­καν νά πα­τη­θοῦν ἀ­πό τά ἔ­θνη γιά σα­ράν­τα δύ­ο μῆ­νες.»30. Δη­λα­δή θά ἐ­πι­κρα­τή­σει ὁ Ἀν­τί­χρι­στος στούς Χρι­στι­α­νούς τρι­ά­μι­σι χρό­νια. Στούς Χρι­στια­νούς! Ναί· δι­ό­τι, κα­τά τούς Πα­τέ­ρες, ὁ να­ός, οἱ αὐ­λές του καί ἡ πό­λη Ἱ­ε­ρου­σα­λήμ, ἡ πό­λη Σι­ών, πάν­το­τε συμ­βο­λί­ζουν τήν Ἐκ­κλη­σί­α. Τί με­τρι­έ­ται; Μό­νο ὁ να­ός, λέ­ει, καί τό θυ­σι­α­στή­ριο, δη­λα­δή ἕ­να μι­κρό μέ­ρος.
Νά τό πά­ρου­με εἴ­δη­ση ὅ­τι μπο­ρεῖ νά χα­θοῦ­με καί ὅ­τι τό πνεῦ­μα τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου μπο­ρεῖ νά ἐ­πι­βλη­θεῖ καί σ’ ἐ­μᾶς! Νά τό πά­ρω­με εἴ­δη­ση!... Αὐ­τό θά πεῖ ὅ­τι ὁ Δρά­κων κα­θι­στᾶ «πο­τα­μο­φό­ρη­τον» τήν Ἐκ­κλη­σί­α· πά­ει νά τήν πνί­ξει μέ τό νε­ρό. Τό νε­ρό εἶ­ναι ὅ,τι σᾶς ἐ­ξή­γη­σα.
Ὁ Θεός βοηθᾶ τόν λαό Του, χρησιμοποιώντας τά φυσικά στοιχεῖα.
«Καὶ ἐ­βο­ή­θη­σεν ἡ γῆ τῇ γυ­ναι­κί, καὶ ἤ­νοι­ξεν ἡ γῆ τὸ στό­μα αὐ­τῆς καὶ κα­τέ­πι­ε τὸν πο­τα­μὸν ὃν ἔ­βα­λεν ὁ δρά­κων ἐκ τοῦ στό­μα­τος αὐ­τοῦ.» 31
Ἔρ­χον­ται τά φυ­σι­κά στοι­χεῖ­α νά βο­η­θή­σουν. Ἡ γῆ, λέ­ει, κα­τά­πι­ε τό νε­ρό.
Ἡ πε­ρί­πτω­ση ἐ­δῶ εἶ­ναι ὅ­πως καί στή δι­ά­βα­ση τῆς Ἐ­ρυ­θρᾶς θα­λάσ­σης. Κάπου με­τά τά με­σά­νυ­χτα ἄρ­χι­σε νά πνέ­ει ἄ­νε­μος νό­τιος, λέ­ει, τό­σο ἰ­σχυ­ρός, πού τό νε­ρό τῆς θα­λάσ­σης τό χώ­ρι­σε στά δυ­ό. Πέ­ρα­σαν οἱ Ἑ­βραῖ­οι· καί ὅ­ταν πιά ξη­μέ­ρω­νε, πῆ­γαν νά μποῦν καί οἱ Αἰ­γύ­πτιοι. Στα­μα­τά­ει ὁ ἄ­νε­μος, κλεί­νει τό νε­ρό καί τούς πνί­γει ὅ­λους.32
Ἐ­δῶ βλέ­που­με τά στοι­χεῖ­α τῆς φύ­σε­ως. Βέ­βαι­α τά στοι­χεῖ­α τῆς φύ­σε­ως τά κυ­βερ­νά­ει ὁ Θε­ός· ἀλ­λά ἐ­δῶ ὅ­μως δεί­χνει ὄ­χι ποι­ός τά κυ­βερ­νά­ει, ἀλ­λά τί κά­νουν αὐ­τά, σ’ ἕ­να πρῶ­το πλά­νο, σ’ ἕ­να πρῶ­το ἐ­πί­πε­δο· ὅ­τι δη­λα­δή τά στοι­χεῖ­α τῆς φύ­σε­ως ἔρ­χον­ται ἤ νά κα­τα­στρέ­ψουν τόν ἀ­σε­βῆ ἤ νά ἐ­νι­σχύ­σουν καί νά βο­η­θή­σουν τόν εὐ­σε­βῆ.
Εἴ­δα­τε, ὁ προ­φή­της Ἰ­ω­νᾶς ζε­σταί­νε­ται πε­ρι­μέ­νο­ντας τήν κα­τα­στρο­φή τῆς Νι­νευ­ῆ. «Οὔφ ! ζέ­στη, κα­λο­καί­ρι !»33 Μέ­σα σέ λί­γα λε­πτά φυ­τρώ­νει μί­α κο­λο­κυ­θιά μέ με­γά­λα φύλ­λα καί τόν σκιά­ζει!
Ἔ­τσι λοιπόν ἡ φύ­ση ἔρ­χε­ται νά βο­η­θή­σει τόν εὐ­σε­βῆ καί τήν Ἐκ­κλη­σί­α.
Ὁ Ἀντίχριστος ὀργίζεται μ’ αὐτούς πού κρύφτηκαν στήν ἔρημο, καί κάνει πόλεμο μέ τούς λοιπούς Χριστιανούς στίς πόλεις.
«Καὶ ὠρ­γί­σθη ὁ δρά­κων ἐ­πὶ τῇ γυ­ναι­κί, καὶ ἀπ­ῆλ­θε ποι­ῆ­σαι πό­λε­μον με­τὰ τῶν λοι­πῶν τοῦ σπέρ­μα­τος αὐ­τῆς, τῶν τη­ρούν­των τὰς ἐν­το­λὰς τοῦ Θε­οῦ καὶ ἐ­χόν­των τὴν μαρ­τυ­ρί­αν Ἰ­η­σοῦ.» 34
Ὁ Ἀντίχριστος ὅ­μως δέν τά κα­τά­φε­ρε· κρύ­φτη­κε ἡ Ἐκ­κλη­σί­α.
Δη­λα­δή, θά σκε­φθεῖ­τε, πό­σοι μπο­ροῦν νά κρυ­φτοῦν; Ἄς ποῦ­με, στή Θεσ­σα­λί­α πό­σοι νά εἶ­ναι ἄ­ρα­γε οἱ ἀ­λη­θι­νοί Χρι­στια­νοί; Πε­νήν­τα; ἑ­κα­τό; πεν­τα­κό­σιοι; χί­λιοι;... Μπο­ροῦν ὅ­λοι αὐ­τοί νά πά­ρουν τά βου­νά, νά πᾶ­νε στίς τρῦ­πες τῆς γῆς καί στίς σπη­λι­ές καί νά κρυ­φτοῦν; Ὄχι. Οἱ ὑ­πό­λοι­ποι; Οἱ ὑ­πό­λοι­ποι μέ­νουν στίς πό­λεις. Δη­λα­δή μό­νο αὐ­τοί εἶ­ναι οἱ εὐ­σε­βεῖς, πού ἔ­φυ­γαν στά βου­νά; Ὄ­χι· ἔ­χει κι ἄλ­λους, στίς πό­λεις. Τό­τε τί γί­νε­ται μ’ αὐτούς; «Ἔρ­χε­ται ὁ Δι­ά­βο­λος, λέ­ει, καί κά­νει πό­λε­μο μέ τούς λοι­πούς.» Ἀλ­λοί­μο­νό τους ὅ­μως· ἔ­χουν ν’ ἀν­τι­με­τω­πί­σουν πραγ­μα­τι­κά τήν τυ­ραν­νί­α τοῦ Ἀν­τι­χρί­στου !
Ὅπως ὁ Θεός ἔτρεφε τόν Προφήτη Του γιά τριάμισι χρόνια, ἔτσι θά τρέφει καί τόν λαό Του στήν ἔρημο γιά ἴσο χρονικό διάστημα.
Ἀλ­λά ἐ­κεῖ στήν ἔ­ρη­μο ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας τί ἔ­τρω­γε;
«Καὶ οἱ κό­ρα­κες ἔ­φε­ρον αὐ­τῷ ἄρ­τους τὸ πρω­ῒ καὶ κρέ­α τὸ δεί­λης, καὶ ἐκ τοῦ χει­μάῤ­ῥου ἔ­πι­νεν ὕ­δωρ.»35 Κο­ρά­κια τοῦ ἔ­φερ­ναν ψω­μί τό πρωΐ, καί τό βρά­δυ τοῦ ἔ­φερ­ναν κρέ­ας, κι ἔ­πι­νε νε­ρό ἀ­πό τόν χεί­μαρ­ρο.
Για­τί κο­ρά­κια; Ξέ­ρε­τε ὅ­τι τά κο­ρά­κια εἶ­ναι σαρ­κο­βό­ρα. Τό λέ­ει καί ἡ Ἁ­γί­α Γρα­φή αὐ­τό 36, ἀλ­λά τό ξέ­ρου­με κι ἀ­πό τή φύ­ση τους. Τά κο­ρά­κια τρῶ­νε κρέ­α­τα, καί μά­λι­στα σά­πια κρέ­α­τα· πτώ­μα­τα τρῶ­νε τά κο­ρά­κια. Βά­ζει λοι­πόν κο­ρά­κια, στέλ­νει κο­ρά­κια, γιά νά δεί­ξει –τί;– ὅ­τι πρό­κει­ται γιά θαῦ­μα, πού μέ τόν τρό­πο αὐ­τό το­νί­ζε­ται. Τά κο­ρά­κια, πού μπο­ροῦν νά φᾶ­νε τό κρέ­ας, καί μά­λι­στα σέ μί­α ἐ­πο­χή πεί­νας, δέν τό τρῶ­νε, ἀλ­λά τό φέρ­νουν στόν Προ­φή­τη. Γιά νά το­νι­σθεῖ τό θαῦ­μα τῆς προ­στα­σί­ας τοῦ Προ­φή­του ἀ­πό τόν Θε­ό. Πα­ρό­μοι­α θά τρέ­φε­ται καί ἡ Ἐκ­κλη­σί­α στήν ἔ­ρη­μο.
Λέ­ει πά­λι τό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως: «ὅ­πως τρέ­φη­ται ἐ­κεῖ και­ρὸν καὶ και­ροὺς καὶ ἥ­μι­συ και­ροῦ ἀ­πὸ προ­σώ­που τοῦ ὄ­φε­ως»37, γιά νά τρέ­φε­ται ἐ­κεῖ ἡ Ἐκ­κλη­σί­α, λέ­ει, «και­ρὸν» –εἶ­ναι τό ἔ­τος– «καὶ και­ροὺς» –εἶ­ναι τά δύ­ο χρό­νια· δύ­ο σύν ἕ­να, τρί­α– «καὶ ἥ­μι­συ και­ροῦ» –εἶ­ναι ὁ μι­σός χρό­νος– δη­λα­δή τρι­ά­μι­σι χρό­νια, «ἀ­πὸ προ­σώ­που τοῦ ὄ­φε­ως», δη­λα­δή γιά ὅ­σο και­ρό ὁ Δι­ά­βο­λος καί ὁ Ἀν­τί­χρι­στος θά ἐ­πι­κρα­τοῦν σ’  αὐ­τόν τόν κό­σμο.
Τά ἱστορικά προηγούμενα διαθρέψεως τοῦ λαοῦ τοῦ Θεοῦ ἀποτελοῦν ἐγγύηση γιά τή διατροφή του στά ἔσχατα.
Ὥ­στε λοι­πόν θά τρέ­φει ὁ Θε­ός. Πῶς ὅ­μως θά τρέ­φει ὁ Θε­ός ἐ­κεῖ;
Ξέ­ρου­με ὅ­τι ὁ πα­λαι­ός Ἰσ­ρα­ήλ τρε­φό­ταν στήν ἔ­ρη­μο κα­τά θαυ­μα­στό τρό­πο σα­ράν­τα ὁ­λό­κλη­ρα χρό­νια.38 Ξέ­ρου­με ἀ­κό­μη ὅ­τι καί οἱ Χρι­στια­νοί στήν ἔ­ρη­μο, πού κα­τέ­φευ­γαν ἀ­πό τούς δι­ωγ­μούς, τρέ­φον­ταν κα­τά τρό­πο πού οἰ­κο­νο­μοῦ­σε ὁ Θε­ός. Πῶς ὅ­μως θά τρέ­φο­νται στά ἔ­σχα­τα οἱ Χρι­στια­νοί πού θά φεύ­γουν στήν ἔ­ρη­μο;
Αὐ­τό τό ξέ­ρει ὁ Θε­ός, καί θά τό φα­νε­ρώ­σει τό­τε. Δέν εἶ­πε πο­τέ, φέ­ρ’ εἰ­πεῖν, στούς Ἑ­βραί­ους στήν Αἴ­γυ­πτο «Ὅ­ταν θά σᾶς βγά­λω στήν ἔ­ρη­μο, ἐ­γώ θά σᾶς τρέ­φω μέ τό μάν­να.»· δέν εἶ­πε κά­τι τέ­τοι­ο ὁ Θε­ός· ἀλ­λ’ ὅ­ταν ὁ λα­ός βρέ­θη­κε στήν ἔ­ρη­μο καί εἶ­παν «Τί θά φᾶ­με;», τό­τε ὁ Θε­ός ἔ­ρι­ξε τό μάν­να.39 Ὅ­ταν λοιπόν καί οἱ Χρι­στια­νοί θά βρε­θοῦν στίς ἐ­ρη­μι­ές καί θά ποῦν «Τί θά φᾶ­με;», τό­τε ὁ Θε­ός ξέ­ρει τί θά δώ­σει· τώ­ρα δέν τό ξέ­ρου­με αὐ­τό.
Ἡ ἀπεικόνιση τοῦ Προφήτη μέ τόν κόρακα πού τόν διατρέφει τονίζει τήν ἱστορικότητά του ὡς τύπου τῶν ἐσχάτων.
Ἀ­γα­πη­τοί μου· ὁ μέ­γι­στος τῶν Προ­φη­τῶν, ὁ Ἠ­λί­ας ὁ ἔν­δο­ξος, ἔ­ζη­σε τόν ἱ­στο­ρι­κό τύ­πο τῶν ἐ­σχά­των, ὅ­πως σᾶς ἐ­ξή­γη­σα διά πολ­λῶν, γιά νά μᾶς δεί­ξει πῶς θά ζή­σει κον­τά του καί ἡ Ἐκ­κλη­σί­α.
Ἡ Ἐκ­κλη­σί­α μας, ἀ­νά­με­σα στά τό­σα γε­γο­νό­τα τοῦ πο­λυ­τά­ρα­χου βί­ου τοῦ προ­φή­του Ἠ­λιού, ἱ­στο­ρεῖ, ἀ­πει­κο­νί­ζει δη­λα­δή ἐ­πά­νω σέ εἰ­κό­νες, ἕ­να μό­νο χα­ρα­κτη­ρι­στι­κό· νά κά­θε­ται μέ­σα σέ μί­α σπη­λιά, καί ἐ­κεῖ νά βλέ­πει τόν κό­ρα­κα νά τοῦ φέρ­νει τό ψω­μί ἤ τό κρέ­ας. Δέν δεί­χνει τί­πο­τε ἄλ­λο ἡ Ὀρ­θό­δο­ξος Ἐκ­κλη­σί­α μας ἀ­πό τή ζω­ή τοῦ προ­φή­του Ἠ­λιού· οὔ­τε τήν θαυ­μα­στή ἐ­κεί­νη θυ­σί­α του στό Καρ­μή­λιον ὄ­ρος, οὔ­τε ἀ­κό­μα ἐ­κεί­νη τήν θε­ο­πτεί­α του στό ὄ­ρος Χω­ρήβ, δη­λα­δή στό Σι­νά, οὔ­τε τί­πο­τε ἀ­π’ ὅ­λα τ’ ἄλ­λα τά πα­ρά­δο­ξα, πα­ρά εἰ­κο­νί­ζει μό­νο αὐ­τό. Ξέ­ρε­τε για­τί; Για­τί ἡ Ἐκ­κλη­σί­α μας θέ­λει νά το­νί­σει τήν ἱ­στο­ρι­κό­τη­τα τοῦ Προ­φή­του σάν τύ­πο τῶν ἐ­σχά­των, ἀλ­λά καί νά μᾶς πεῖ –μό­νο αὐ­τή τήν εἰ­κό­να παίρ­νω κι ἐ­γώ ἀ­πό τόν Προ­φή­τη– νά μᾶς πεῖ τί θά γί­νει μέ τούς πι­στούς μας ὅ­ταν θά ἔλ­θει τό τέ­λος τοῦ κό­σμου.
Ὅπως ἔλεγξε τόν Ἀχαάβ, ἔτσι θά ἐλέγξει καί τόν Ἀντίχριστο.
Ἀ­γα­πη­τοί μου, ὁ προ­φή­της Ἠ­λί­ας, ὅ­πως σᾶς εἶ­πα καί προ­η­γου­μέ­νως, θά δεί­ξει τόν Ἀν­τί­χρι­στο ἀλ­λά καί θά τόν ἐ­λέγ­ξει φο­βε­ρά, ὅ­πως ἔ­λεγ­ξε καί τόν Ἀ­χα­άβ.
Ξέ­ρε­τε τί εἶ­πε στόν Ἀ­χα­άβ; Τοῦ εἶ­πε: «Τό αἷ­μα σου θά τό γλύ­ψουν τά σκυλιά καί τά γου­ρού­νια !». Ἔ­τσι ἔ­γι­νε, ἀ­γα­πη­τοί μου. Πλη­γώ­θη­κε σ’ ἕ­ναν πό­λε­μο ὁ Ἀ­χα­άβ, καί τόν πῆ­γαν πλη­γω­μέ­νο σέ μί­α πη­γή· ἐ­κεῖ, λέ­ει, πού οἱ πόρ­νες λού­ζον­ται. Ἐ­κεῖ λοι­πόν τόν ἔ­πλυ­ναν, τοῦ ἔ­πλυ­ναν τίς πλη­γές. Ἀλ­λά τό­σο πο­λύ ἔ­τρε­χε τό αἷ­μα, ἀ­κα­τά­σχε­το, πού τε­λι­κά πέ­θα­νε ἐ­κεῖ. Καί πῆ­γαν με­τά τά σκυ­λιά καί τά γου­ρού­νια καί ἔ­γλυ­φαν ἐ­κεῖ τό αἷ­μα τοῦ Ἀ­χα­άβ! 40
«Ἐ­σέ­να, λέ­ει στήν Ἰ­ε­ζά­βελ, ἐ­σέ­να... ἐ­σέ­να... θά σέ πο­δο­πα­τή­σουν τά ἄ­λο­γα καί θά σέ λι­α­νί­σουν, καί θά σέ φᾶ­νε τά σκυ­λιά !...» Ἔ­τσι κι ἔ­γι­νε, ἀ­γα­πη­τοί μου. Τήν πέ­τα­ξαν ἀ­πό τό πα­ρά­θυ­ρο τοῦ πα­λα­τιοῦ κά­τω στήν αὐ­λή. Πραγ­μα­τι­κά, ἐ­κεῖ­νοι πού ξε­κλή­ρι­σαν τήν οἰ­κο­γέ­νει­α τοῦ Ἀ­χα­άβ –ἄλ­λα­ξε ἡ κυ­βέρ­νη­ση· νά μήν πο­λυ­λο­γῶ– τήν πέ­τα­ξαν ἀ­πό τό πα­ρά­θυ­ρο, τά ἄ­λο­γα τήν πο­δο­πά­τη­σαν, καί σέ λί­γο πῆ­γαν τά σκυ­λιά καί τήν ἔ­φα­γαν! Καί λέ­νε γιά μιά στιγ­μή ἐ­κεῖ­νοι πού μπῆ­καν μές στό πα­λά­τι: «Γιά νά πᾶ­με νά δοῦ­με· τί ἔ­γι­νε αὐ­τή;». Καί πᾶ­νε κά­τω καί βλέ­που­νε μό­νο γδαρ­μέ­να κόκ­κα­λα... Τήν εἶ­χαν φά­ει τά σκυ­λιά ! 41
Ἐ­λέγ­χει λοι­πόν φο­βε­ρά ὁ Προ­φή­της. Ἔτσι θά ἐ­λέγ­ξει καί τόν Ἀν­τί­χρι­στο.
Ἄν γιά τούς ἀπίστους θά εἶναι φοβερός, τότε γιά τούς δικαίους θά εἶναι μιά ἀληθινή εὐλογία.
Ἀλ­λά καί γιά τούς ἀ­πί­στους θά εἶ­ναι φο­βε­ρός ὁ Προ­φή­της.
Μᾶς λέ­ει τό βι­βλί­ο τῆς Ἀ­πο­κα­λύ­ψε­ως ὅ­τι ὅ­ταν ὁ Ἀν­τί­χρι­στος θά τόν συλ­λά­βει μα­ζί μέ τόν ἄλ­λο Προ­φή­τη, τόν Ἐ­νώχ, καί θά τούς κρε­μά­σει, θά τούς φο­νεύ­σει, τό­τε τό­σο θά χα­ροῦν οἱ ἄν­θρω­ποι –ἀ­κοῦ­στε· θά χα­ροῦν!– ὥ­στε θά ἀν­ταλ­λά­ξουν δῶ­ρα με­τα­ξύ τους, για­τί ἐ­πι­τέ­λους ἀ­παλ­λά­χτη­καν ἀ­πό ἕ­ναν κή­ρυ­κα πού τούς βα­σά­νι­ζε μέ τά λό­για του...42 Οἱ ἁ­μαρ­τω­λοί λοι­πόν ἄν­θρω­ποι θά χα­ροῦν. Ἀλ­λά θά στα­θῆ ὅ­μως φο­βε­ρός, για­τί σέ τρει­σή­μι­σι μέ­ρες θά δοῦν τόν προ­φή­τη Ἠ­λί­α νά ἀ­να­σταί­νε­ται ἀ­πό τούς νε­κρούς καί νά ἀ­νε­βαί­νει στόν οὐ­ρα­νό, καί τό­τε θά τούς πιά­σει φό­βος καί τρό­μος ! 43
Ἀλ­λά ἐ­άν γιά τούς ἀ­πί­στους ὁ Ἠ­λί­ας θά εἶ­ναι φο­βε­ρός, γιά τούς δι­καί­ους θά εἶ­ναι μιά ἀ­λη­θι­νή εὐ­λο­γί­α. Γι’ αὐ­τό καί ὁ ὕ­μνος τῶν Πα­τέ­ρων στό βιβλίο τῆς Σο­φί­ας Σει­ράχ, στό 48ο κε­φά­λαι­ο, στήν Πα­λαι­ά Δι­α­θή­κη, πού ἀ­να­φέ­ρε­ται στόν προ­φή­τη Ἠ­λί­α, τε­λει­ώ­νει ὡς ἑ­ξῆς: «μα­κά­ριοι οἱ ἰ­δόν­τες σε καὶ οἱ ἐν ἀ­γα­πή­σει κε­κο­σμη­μέ­νοι, καὶ γὰρ ἡ­μεῖς ζω­ῇ ζη­σό­με­θα»44, εὐ­τυ­χι­σμέ­νοι αὐ­τοί πού θά σέ δοῦν, ἤ πού σέ βλέ­πουν, αὐ­τοί πού ζοῦν στο­λι­σμέ­νοι μέ ἀ­ρε­τές · κι ἐ­μεῖς θά ζή­σου­με καί θά σέ δοῦ­με. Ὁ Σει­ράχ ζεῖ πε­ρί­που ἑ­ξα­κό­σια χρό­νια με­τά τόν Προ­φή­τη. Λέ­ει «θά σέ δοῦ­με»!
Τή χαρά καί τήν ἐλπίδα πού σκορποῦσε ὁ προφήτης Ἠλίας στούς δικαίους τῆς ἐποχῆς του θά σκορπίσει καί στούς δικαίους τῶν ἐσχάτων ἀλλά καί σ’ ὅλους πού θά ἀναστηθοῦν.
Ἀ­γα­πη­τοί μου, τόν προ­φή­τη Ἠ­λία τόν εἶ­δαν μέ χα­ρά καί ἐλ­πί­δα πρῶ­τα-πρῶ­τα ἐ­κεῖ­νοι οἱ ἑ­φτά χι­λιά­δες ἄν­δρες στήν ἐ­πο­χή του, ὅ­ταν ἦ­ταν κρυμ­μέ­νοι καί δέν φα­νέ­ρω­ναν τήν πί­στη τους στόν ἀ­λη­θι­νό Θε­ό· τό­τε πού ὁ Προ­φή­της μέ πα­ρά­πο­νο ἔ­φθα­σε νά πεῖ στόν Θε­ό: «Κύ­ρι­ε, μό­νος ἐ­γώ ἔ­μει­να νά Σέ λα­τρεύ­ω. Ὅ­λοι οἱ ἄλλοι προ­σκύ­νη­σαν τά εἴ­δω­λα !». «Ὄ­χι, Ἠ­λί­α· ἑ­φτά χι­λιά­δες ἄν­δρες δέν προ­σκύ­νη­σαν τόν Βά­αλ.»45 Αὐ­τοί οἱ ἑ­φτά χι­λιά­δες ἄν­δρες, ἅ­μα ἔ­βλε­παν τόν Προ­φή­τη νά ἐ­λέγ­χει τόν Ἀ­χα­άβ, χαί­ρο­νταν. Χαί­ρον­ταν· ἦ­ταν ἡ ἐλ­πί­δα τους ὁ Προ­φή­της !
Ἀλ­λά θά τόν δοῦν μέ χα­ρά καί ἐλ­πί­δα καί οἱ δί­και­οι τῶν ἐ­σχά­των. Ὅ­ταν θά κη­ρύσ­σει στά Ἱ­ε­ρο­σό­λυ­μα, ὅ­λοι οἱ εὐ­σε­βεῖς, οἱ δί­και­οι, θά ποῦν: «Ἦλ­θε ὁ Ἠ­λί­ας. Ἦλ­θε ὁ Ἠ­λί­ας ! Ἐ­λέγ­χει τόν Ἀν­τί­χρι­στο. Ἦλ­θε ὁ Ἠ­λί­ας !... Τά βά­σα­νά μας τε­λει­ώ­νουν ! Ἔρχεται ὁ Χρι­στός !...». Θά εἶ­ναι λοι­πόν καί ἡ ἐλ­πί­δα τῶν δι­καί­ων τῶν ἐ­σχά­των.
Θά τόν δοῦν ἀ­κό­μη καί ὅ­λοι οἱ δί­και­οι πού κα­τά τή δευ­τέ­ρα Πα­ρου­σί­α θά ἀ­να­στη­θοῦν· «καὶ γὰρ ἡ­μεῖς ζω­ῇ ζη­σό­με­θα», για­τί κι ἐ­μεῖς θά ζή­σου­με, ὅ­πως ἔ­γρα­φε ὁ συγ­γρα­φέ­ας τῆς Σο­φί­ας Σει­ράχ τό 200 π.Χ.· ὅ­πως τόν εἶ­δαν καί οἱ τρεῖς Μα­θη­τές στό Θα­βώρ, ὁ Πέ­τρος, ὁ Ἰ­ά­κω­βος καί ὁ Ἰ­ω­άν­νης.46
Ἀ­γα­πη­τοί μου, αὐ­τή εἶ­ναι μέ λί­γα λό­για ἡ θαυ­μα­στή προ­σω­πι­κό­τη­τα τοῦ ἁ­γί­ου προ­φή­του Ἠ­λιού. Κι ἐ­μεῖς, τε­λει­ώ­νο­ντας, τί ἄλλο θά μπο­ρού­σα­με νά ποῦ­με; Ὦ ἅ­γι­ε τοῦ Θε­οῦ Προ­φῆ­τα, ἔν­δο­ξε Ἠ­λί­α, πρέ­σβευ­ε ὑ­πέρ ἡ­μῶν !...

20–7–1986



Ἀπό τό βιβλίον :


ΛΟΓΟΙ

ΑΦΥΠΝΙΣΕΩΣ




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Ἱ­ε­ρά Μο­νή Κο­μνη­νεί­ου
«Κοι­μή­σε­ως Θε­ο­τό­κου» καί «Ἁ­γί­ου Δη­μη­τρί­ου»
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1. Βλ. Γ΄ Βασ. 18, 17-40.
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6. Γ΄ Βασ. 17, 1.
7. Βλ. Γέν. 15, 14. 23, 18. Ἔξοδ. 23, 18-33. 34, 24. Λευϊτ. 26, 42-46. Δευτ. 2, 10-25. 4, 27. Ἰησ. Ναυή 23, 9. κ.ἀ.
8. Γέν. 15, 13-16.
9. Βλ. Ἔξοδ. 12, 40.
10. Δευτ. 31, 1-23.
11. Ἡσ. 9, 11-12. 13, 1-22. 14, 22-23. Ἰεζ. 32, 1-16. Ἱερ. 31, 1-44. κ.ἀ.
12. Βλ. Δαν. 8, 3-8.
13. Ἡ­σ. 3, 16-26.
14. Γ΄ Βασ. 17, 3-4.
15. Ἡσ. 26, 20.
16. Βλ. Μαλ. 4, 4-5.
17. Βλ. Δ΄ Βασ. 2, 1.
18. Ἀποκ. 11, 3-7.
19. Βλ. Ἀποκ. 11, 8.
20. Ἅγ. Ἰ­ω­άν­νης ὁ Δα­μα­σκη­νός, Πε­ρί Ἀν­τι­χρί­στου, Δ΄ 99, 44.
Πρβλ. Ἅγ. Ἰωάννης ὁ Χρυσόστομος, Λόγος εἰς τὴν ὅρασιν τοῦ Δανιήλ, 37.32-38.11: «...ἀ­πο­στέλ­λει ἐν συν­τό­μως τοὺς ἰ­δί­ους αὐ­τοῦ θε­ρά­πον­τας, τόν τε Ἐ­νὼχ καὶ Ἠ­λί­αν, εἰς ἔ­λεγ­χον αὐ­τοῦ τοῦ ἀν­τι­κει­μέ­νου ἐ­νώ­πι­ον πάν­των ἐ­θνῶν... ὁ­ρῶν οὖν ὁ ἐ­χθρὸς ἑ­αυ­τὸν ὑ­π’ αὐ­τῶν δει­νῶς ἐ­λεγ­χό­με­νον καὶ ὑ­πὸ πάν­των κα­τα­φρο­νού­με­νον, θυ­μῷ καὶ ὀρ­γῇ ἀ­νε­λεῖ τοὺς ἁ­γί­ους». Ἅγ. Ἱπ­πό­λυ­τος Ρώ­μης, Λόγος περὶ τῆς συντελείας τοῦ κόσμου, 21.28-30: «...κα­θώς φη­σι καὶ τοῦ­το Δα­νι­ήλ, προ­ε­ω­ρα­κὼς ὅ­τι τὸ θη­ρί­ον τὸ ἀ­να­βαῖ­νον ἐκ τῆς ἀ­βύσ­σου ποι­ή­σει με­τ’ αὐ­τῶν πό­λε­μον, ἤ­γουν με­τὰ Ἐ­νὼχ καὶ Ἠ­λί­α, καὶ νι­κή­σει αὐ­τοὺς καὶ ἀ­πο­κτε­νεῖ αὐ­τοὺς δι­ὰ τὸ μὴ θέ­λειν αὐ­τοὺς δό­ξαν δοῦ­ναι τῷ δι­α­βό­λῳ».
21. Βλ. Ἀ­ποκ. 10, 9· 11. 17, 15 κ.ἀ.
22. Βλ. Δαν. 3, 4· 8· 31. 5, 19. 6, 25 κ.ἀ.
23. Πρβλ. Ἡσ. 26, 20. Ἑβρ. 10, 37.
24. Βλ. Γ΄ Βασ. 21, 35. Δ΄ Βασ. 2, 3· 5· 7· 15. 4, 1· 38. 5, 22. 6, 1.
25. Βλ. Δευτ. 32, 11. Ἔ­ξοδ. 19, 4. Παρ. Σολ. 23, 5. Ἱ­ερ. 29, 22. Ἰεζ. 17, 3· 7. κ.ἀ.
26. Μᾶρκ. 1, 3. Πρβλ. Ματθ. 3, 3. Λουκ. 3, 4. Ἰ­ω­άν. 1, 23.
27. Ἀ­ποκ. 12, 15.
28. Βλ. Ματθ. 24, 24. Μᾶρκ. 13, 22 κ.ἀ.
29. Βλ. Ἡσ. 10, 22. Ρωμ. 9, 27. 11, 5.
30. Ἀ­ποκ. 11, 1-2.
31. Ἀ­ποκ. 12, 16.
32. Βλ. Ἔ­ξοδ. 14, 21-29.
33. Ἰ­ων. 4, 1-6.
34. Ἀ­ποκ. 12, 17.
35. Γ΄ Βασ. 17, 6.
36. Βλ. Γέν. 8, 6-7 κ.ἀ.
37. Ἀ­ποκ. 12, 14.
38. Βλ. Ἔξοδ. 16, 35
39. Βλ. Ἔξοδ. 16, 2-14.
40. Βλ. Γ΄ Βασ. 20, 19. 22, 30-38.
41. Βλ. Γ΄ Βασ. 20, 23. Δ΄ Βασ. 9, 1-37.
42. Βλ. Ἀποκ. 11, 10.
43. Βλ. Ἀ­ποκ. 11, 11-13.
44. Σ. Σειρ. 48, 11.
45. Γ΄ Βασ. 19, 14-18. Πρβλ. Ρωμ. 11, 3-4.
46. Βλ. Ματθ. 17, 1-6. Μᾶρκ. 8, 2-9.

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