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Παρασκευή 23 Οκτωβρίου 2015

La guerra invisible, san Nicodemo el Aghiorita



ΟΣΙΟΥ ΝΙΚΟΔΗΜΟΥ ΤΟΥ ΑΓΙΟΡΕΙΤΟΥ
ΑΟΡΑΤΟΣ ΠΟΛΕΜΟΣ

La guerra invisible, san Nicodemo el Aghiorita

PRIMERA PARTE

Capítulo A: 45 La oración
Capítulo A: 46 Qué es la oración noerá o del corazón y cómo se debe hacer.
Capítulo A: 47 La oración que se hace a través del estudio y la zeoría (contemplación).
Capítulo A: 48 Otra manera de oración a través del estudio.

Capítulo 45

La oración

Aunque la desconfianza a nosotros mismos, la esperanza, confianza en Dios y el ejercicio y práctica (espiritual), son tan imprescindibles para esta guerra, como se ha demostrado hasta aquí, sin embargo más necesaria que estas tres es la oración (que es contacto consciente con el Dios); como hemos dicho en el primer capítulo es la cuarta arma; con la oración podemos recibir del Señor no sólo las cosas que hemos dicho, sino todo y cualquier otro bien. Porque la oración es el medio y el instrumento para que recibamos todas las jaris (favores y gracias, energías increadas) que nos inundan procedentes de aquella fuente increada de amor y bondad de Dios; con la oración que es el contacto consciente con Dios, pondrás el cuchillo en la mano de Dios para que ataque, haga la guerra y venza para ti. Y para que utilices bien esta oración, debes hacerla continua para que se convierta en hábito, costumbre, y debes esforzarte para tener los siguientes resultados:

1) Tener siempre un deseo vivo de servir a Dios en cada caso y cuestión de aquella manera que es gustada a Dios. Y para que se encienda en tu interior este deseo, piensa bien que el Dios a causa de la bondad, grandeza, sabiduría, belleza y otras interminables perfecciones supra-admirables y excelentes, es supra-digno de ser servido y honrado. Y que él para servirte, se ha fatigado y esforzado duramente durante treinta y tres años, ha psicoterapiado sanado, curado y regalado la salud de tus sucias heridas, que estaban envenenadas con la maldad del pecado; no con vino, aceite y parches, sino con su preciosa Sangre, que se ha derramado de sus santísimas venas y de sus purísimas carnes que fueron troceadas por los látigos, los pinchos y los clavos. Aún piensa cuánto nos interesa este servicio; porque nos hacemos señores de nosotros mismos, superiores del Diablo e hijos del mismo Dios.
2) Que tengas siempre una fe viva y ardiente a Dios para darte lo necesario para su servicio y para tu propio beneficio. Esta santa fe y esperanza es el recipiente al cual la compasión de Dios lo llena de los tesoros de sus jaris (regalos, energías increadas). Y cuanto esto más grande es y mayor cobertura tiene tanto más rica convertirá la oración en nuestro corazón o pecho. ¿Y cómo es posible que el inalterable e omnipotente Dios pueda parar de hacernos partícipes de sus jaris, en el momento que el mismo nos ha mandado que se las pidamos? ¡Y prometió que nos las daría su espíritu, si se lo pedimos con fe y paciencia! Porque dijo: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lc 11, 13); y en otra parte dice: “Y todo lo que pidiereis en la oración con fe, lo recibiréis” (Mt 21,22).
3) Debes acercarte en la oración con decisión firme de que deseas sólo la voluntad divina y no la tuya; pedirla tanto lo que hace falta para que recibas lo que pides; es decir, orar porque lo quiere el Dios; y desear que seas escuchado, porque él así lo quiere. En brevedad, tu decisión que sea unir tu voluntad con la voluntad de Dios, y no querer que el Dios ceda y se someta en tu voluntad.
Y esto porque, tu voluntad realmente afectada y contaminada de la filaftía (egolatría, excesivo amor y honor de sí mismo y del cuerpo) muchas veces se equivoca y no sabe lo que pide. En cambio la voluntad de Dios está siempre unida con la inenarrable bondad y nunca puede fallar. Luego ella es la reina y la regla de todas las voluntades y deben seguirla y obedecerla todas las demás voluntades de las creaciones lógicas.
Por eso siempre debes pedir aquellas cosas que gustan a Dios. Pero si tienes alguna duda que alguna cosa de estas no gusta a Dios, lo pedirás con la decisión de que, lo quieres, si el Dios quiere que lo tengas. Y aquellas cosas que conoces que seguro son gustadas a Dios, como son las virtudes, las pedirás más para servir y agradecer a él solamente por ninguna otra razón y fin, aunque sea espiritual.
4) No debes ir a la oración adornado con análogas obras para tus peticiones y cuestiones; y después de la oración que te esfuerces más para que seas receptivo de la jaris (energía increada) y la virtud que pides de Dios. Porque de otra manera el que uno pida una virtud de Dios, y después no utiliza las maneras y las obras para que sea receptivo de la jaris de la virtud que pide de Dios, sino que muestra indiferencia, esto significa que se burla, toma el pelo a Dios y no le ruega; (porque el ejercicio y práctica de la oración debe ser acompañada siempre de la lucha de vencernos a nosotros mismos, de modo que se ayuden entre sí y una siga la otra). Por eso san Santiago dijo: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Sant 5, 13-16). (83)
83. Según san Máximo el Confesor, oración energetizada u operativa es aquella que es acompañada de las obras imprescindibles a la oración, tanto de aquel que ora, como del otro por el que uno ora.
5) En tu oración debes mantener aquellas cuatro cosas que dijo san Basilio el Grande: primero, alabar a Dios; segundo, agradecer por la dádivas que te ha concedido; tercero, confesarte en él de que eres pecador e infractor de sus logos, mandamientos; y cuarto, pedir siempre aquello que es imprescindible para tu sotiría (redención, sanación y salvación).
Por ejemplo, puedes orar de la siguiente manera: “Señor y Dios mío, te alabo y te agradezco por tu doxa-gloria natural y tu infinita grandeza, y te agradezco porque me has creado sólo a causa de su bondad y me has redimido tantas y muchas veces, que yo mismo no lo conozco y me has liberado de las manos de mis enemigos; sí, lo confieso que yo siempre he sido transgresor de tus santos mandamientos e ingrato ante todas las beneficencias me has hecho y dádivas que me has dado. Pero tú Dios mío, no te ofendas de mi ingratitud, pero ayúdame también ahora y no me niegues esto que te pido para la sotiría (redención, sanación y salvación) de mi psique”. Y si estás practicando en alguna virtud, también de la misma manera pídela de Dios; y si alguien te aflige de algo, no olvides agradecer a Dios por esta cosa contraria que te ha dado. Porque esto no es pequeña beneficencia.
6) Para que la oración reciba su fuerza y el Dios cumpla nuestros deseos, tanto a causa de su bondad natural y compasión, como por los méritos de la vida y pazos de Su Hijo Unigénito y a causa de la promesa suya de que seremos escuchados, así acabarás tu oración con una o más de las siguientes palabras: Dios mío concédeme la energía increada de esta virtud mediante tu compasión excesiva, por los méritos de la vida y pazos-padecimiento de tu Hijo amado, para conseguir esta jaris que te pido; Señor, acuérdate que prometiste que nos escucharás, diciendo que: “Mientras aún estés hablando, te diré: he aquí estoy ante vosotros” (Is 58,9). Y otras veces todavía pedirás jaris y favores a la Siempre Virgen María a causa de su franqueza y los demás Santos que tienen gran fuerza cerca de Dios y son honrados por él, porque en esta vida ellos han honrado mucho Su divina Majestuosidad.
7) Debes orar siempre y con paciencia. Porque la humilde paciencia vence al invencible Dios y atrae su misericordia increada. Y si la perseverante e inflexible paciencia de la viuda del Evangelio, hizo al juez ceder a sus peticiones, y sobre todo al juez que estaba lleno de injusticias y vilezas, según la descripción evangélica, la parábola que el Señor la dijo expresamente, para que no cedamos y retrocedamos, sino que perseveremos en la oración: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lc 18,1). Si el juez injusto cedió a las peticiones de la viuda, ¿cómo no va a ceder en nuestras súplicas el Dios que es la cúspide, plenitud y súmmum de los bienes? Así que, si alguna vez en tu oración el Dios tarda en contestarte, y sobre todo si te muestra signos de que no te escucha, luego tú sigue orando, teniendo firme y viva la esperanza de su ayuda. Porque a Dios, nunca faltan, más bien sobran en un grado excesivo todas aquellas cosas que le obligan a donar y beneficiar a los otros.
Por eso, si la carencia y la causa no proviene de ti mismo, estate seguro que recibirás aquello que pedirás; pero si no lo recibes, es porque no te conviene, sepas que entonces todavía has recibido, quizás más que aquello que pedías y que de este fracaso tendrás mayor beneficio. Y cuanto más no eres escuchado, tanto más humilde estarás haciendo ante los ojos de Dios; y pensando tu indignidad y basado siempre sobre la compasión de Dios, aumentar siempre tu ánimo y esperanza en Él. Esta esperanza cuanto más gustada será al Señor, tanto más atacada es del enemigo.
Por encima de todas las cosas agradecer siempre a Dios, confesando y reconociéndole como bondadoso, sabio y amado benefactor tuyo, tanto cuando no recibes algunas cosas que pides, como cuando te es dado todo aquello que has pedido (84), permaneciendo en cada petición tuya siempre firme y alegre bajo de la sumisión, sugestión a Su divina providencia.
84. De acuerdo con estas cosas dice también san Crisóstomo (Logos 1, a los Andriantas): “La oración es un bien grandioso cuando se hace con diania (mente, intelecto, cerebro) agradecida y agradable. Debemos instruirnos a nosotros mismos agradecer a nuestro Dios, no sólo cuando recibimos sino cuando no recibimos; porque unas veces da y otras no, pero siempre para nuestro interés. Así que tanto si recibes, como si no, pues, has recibido; tanto si has conseguido, como si no, entonces, has conseguido; porque algunas veces es más beneficioso para uno no recibir. Porque si no fuera beneficioso muchas veces en no recibir, nos lo daría; de modo que uno fracase según su interés, esto es un éxito.

Capítulo 46
Qué es la oración noerá o del corazón y cómo se debe hacer.
La oración del corazón y noerá (con el nus) o oración de Jesús, según los Santos Padres los llamados Nípticos (sobrios), es la concentración del nus humano (es decir, la energía y atención de la mente, cerebro y corazón) principalmente al corazón, y sin hablar con la boca, con sólo el logos interior e innato (contacto consciente con la vocecita interior de la conciencia), que se habla y comienza al corazón, decir esta oración breve y monóloga: «Κύριε, Ἰησοῦ Χριστέ, Υἱὲ τοῦ Θεοῦ, ἐλέησόν με Kirie Iisú Jristé, eleisón me, Señor, Jesús Cristo, eleisón me, compadécete de mí o ten misericordia o compasión de mí», deteniendo un poco también la respiración (O con la energía del cerebro o mente acompañando la respiración y manteniendo la atención y contacto consciente allí al fondo del corazón y así se disuelven los pensamientos circulares y compulsivos que están en la mente, cerebro y nos impiden estar serenos en mente y corazón, unir este cortocircuito que es provocado por los pensamientos enfermizos circulares y compulsivos). Pero a veces abusivamente se dice ampliamente también cualquier otra súplica que no se hace por la boca, sino con el logos interior, innato del corazón, como que se ha referido.
85. Muchos y grandes carismas y virtudes produce, genera esta divina y noerá oración, la que enumeran los Padres santos y teoforos (portadores de la luz increada de Dios), los llamados Nípticos, ver también Filocalía. Pero yo aquí me voy a referir al más importante y general de todos los demás. El hombre es y se llama como o a imagen de Dios, teniendo nus, logos y espíritu vivificante del cuerpo, es decir, la natural agapi-amor y voluntad. Pero como el Dios es uno y tres, y el hombre que es como imagen de Dios debe convertirse en tres y uno, para que se asemeje con su prototipo (modelo original) y a continuación unirse con esto. Esta unión y semejanza con el Dios no se hace de otra manera sino sólo con esta oración. Cuando, pues, el nus tiene toda su atención puesta al innato logos interior (aquella vocecita interior de la conciencia que avisa) que está dentro al corazón y este logos interior dice: «Κύριε, Ἰησοῦ Χριστέ, Υἱὲ τοῦ Θεοῦ, ἐλέησόν με Kirie Iisú Jristé, eleisón me, Señor, Jesús Cristo, eleisón me, compadécete de mí o ten misericordia o compasión de mí», mientras que el Espíritu y la voluntad natural con toda su fuerza ama y se dedica a estas las palabras de la oración, entonces estas tres fuerzas o energías, permaneciendo tres se hacen uno o una unificada. Y el hombre se convierte tres permaneciendo uno. Y esto significa aquello que dice breve el gran Gregorio de Salónica, san Palamás, aquel obrero grande y maestro de la Oración Noerá o del Corazón: “Cuando lo uniforme del nus se hace tres permaneciendo uno uniforme, entonces se une con la Primera Divina Monada Trinitaria, excluyendo todo tipo de entrada del engaño, y se encuentra por encima de todo dominio de la carne y del diablo”. Y a continuación dice el santo que, como esta unión de los tres con la oración es lo más agotador que cualquier otro esfuerzo por la virtud, sin embargo proporciona los inefables misterios y las apocalipsis-revelaciones de Dios, cuando uno persiste mucho tiempo en este trabajo y unión. Y en pocas palabras, de otra manera no puede el hombre guardar el primer mandamiento, es decir, “amar al Señor tu Dios con toda tu psique, con toda tu mente, con todo tu corazón y con toda la fuerza de tu voluntad”, como lo manda el Señor en Luca 10,27, sino a través de la Oración Noerá o del Corazón.
Incluso, para aquellos que son contrarios a la manera de esta oración apunto lo siguiente, que es la decisión que tiene el Tomo Sinódico, contra Barlaam y Akíndinos en tiempo del Rey Andrónico Paleologo ante el Senado y los jueces Romanos. Y dice lo siguiente: “Se ha demostrado que las cosas que ha dicho Barlaam que blasfema y habla malamente y equivocadamente para La Luz increada de Tabor, (la Luz increada de la Metamorfosis) y para aquellos monjes y para la sagrada oración noerá o del corazón que ellos pronuncian. Los monjes se ha demostrado que son de categoría superior que él, como es debido, siendo estables en las explicaciones y tradiciones de los Santos Padres… Por eso… el mismo Barlaam… y cualquier otro que aparezca hablando con blasfemias y malamente con base aquellas blasfemias que dijo él y se dirigen contra los Monjes, mejor dicho, contra la Iglesia, o cualquiera que aparezca ocupándose en general con cosas similares, tendrá la misma condena y será excluido y cortado éste también de la Ortodoxa Iglesia Católica de Cristo y del Ortodoxo sistema de los cristianos.
Entonces hermano mío, si quieres que la oración sea escuchada más fácilmente de Dios y recibir aquello que pides, lucha a la medida que puedes en esta oración del corazón o noerá, suplicando a Dios con todo tu nus, tu corazón y la fuerza de tu voluntad para que tenga misericordia, compasión de ti y te conceda aquellas cosas que son imprescindibles e interesantes para tu sotiría (redención, sanación y salvación). Porque, cuanto más esfuerzo y cansancio tiene esta oración noerá de aquella que se dice con la boca oralmente, tanto más la escucha el Dios, quien escucha mejor el rugido noeró (interior espiritual) del corazón, en vez de las voces fuertes. Por eso decía a Moisés que sólo noeramente (espiritualmente) y con el corazón suplicaba para los hebreos: “¿Por qué gritas fuertemente hacia mí?”.
Sepas aún que, como también la misericordia increada de Dios, es un Nombre universal y que contiene todas las jaris (energías increadas) y favores (86) que nosotros también pedimos de Dios, y el Dios nos las concede, por eso en cada jaris, (gracia energía increada), favor y cuestión que pides de Dios, puedes utilizar dicha oración breve y concisa: «Κύριε, Ἰησοῦ Χριστέ, Υἱὲ τοῦ Θεοῦ, ἐλέησόν με Kirie Iisú Jristé, eleisón me, Señor, Jesús Cristo, eleisón me, compadécete de mí o ten misericordia o compasión de mí». Porque el nus también con ella se recoge y concentra más fácilmente, en cambio en las otras oraciones muchas más amplias, el nus se dispersa. Pero si deseas orar durante varias cuestiones y favores que pides, aquí te expongo algunas oraciones, para que las tengas como ejemplo. Por ejemplo cuando pides un favor y jaris, puedes decir con tu corazón los siguientes logos: “Señor, Dios mío, concédeme esta jaris y virtud para el honor y la doxa-gloria tuya”; o “Señor mío, yo creo que te gusta y es tuya la doxa-gloria el que yo te pida y reciba esta jaris; concédeme este deseo según tu voluntad”. Cuando estás atacado y guerreado fehacientemente por los enemigos, orarás así: “Dios mío, corre rápido a ayudarme para que no sea vencido de mis enemigos; o Dios mío, mi refugio y la fuerza de mi psique, ayúdame rápidamente para no caer”.
86. La jaris (energía increada que da el Dios en esta vida, como la doxa (gloria, luz increada) que dará en la otra vida, por las que David dijo que “dará jaris y doxa” (Sal, 83,12), las dos se llaman misericordia (increada). Igual también la doxa que dará a los santos en los cielos y la corona se llaman misericordia, y de misericordia se da, como dice el salmista: “Él que te corona con misericordia” (Sal 102,4). Esto interpretándolo san Juan Crisóstomo, dice: la corona es resultado de la jaris y la filantropía.
Cuando sigue la batalla, sigue tú también esta manera de oración, resistiendo valientemente en aquel que te está haciendo la guerra. Después cuando haya concluido la dureza del combate, gira hacia Dios y presenta ante él al enemigo que te ha hecho la guerra y tu debilidad para resistirle, diciendo: “He aquí Señor, lo creado con la bondad de tus manos, la recompensa con tu Sangre. He aquí tu enemigo que busca a extinguirlo y devorarlo; en ti acudo, en ti sólo tengo esperanza que eres omnipotente y bondadoso; y mira mi debilidad y con qué rapidez me someto y subordino voluntariamente, si tú no me ayudas; ayúdame, pues, tú que eres el poder, la fuerza y la esperanza de mi psique”.
Te recuerdo también lo siguiente: Cuando te cansas orar con el nus (espiritualmente) y con el corazón, puedes decir la oración también oralmente y con la boca, tanto la oración noerá «Κύριε, Ἰησοῦ Χριστέ, Υἱὲ τοῦ Θεοῦ, ἐλέησόν με Kirie Iisú Jristé, eleisón me, Señor, Jesús Cristo, eleisón me, compadécete de mí o ten misericordia o compasión de mí», como dicen los santos Padres, como también las otras oraciones que quieras. Pero ocúpate entonces tener recogido tu nus para que estés concentrado y atento en contacto consciente con las palabras de la oración.
Algunos de hecho dicen que la oración noerá se dice aún de la siguiente manera; Cuando el hombre una vez haya recogido, concentrado todas las fuerzas y energías noerás (espirituales, emocionales, mentales e intelectuales) de su psique dentro al corazón, sin decir ninguna palabra ni con el logos innato e interior, y sólo con su nus piensa y reflexiona intransitivamente que el Dios está en presencia de él; y que está parado ante él unas veces con respeto y temor como un condenado, y otras veces con fe viva para recibir su ayuda; y otras veces con agapi-amor y alegría para servirle continuamente para siempre. Y esto es aquello que dice David: “Veía siempre al Señor ante mío” (Sal 15,8). Puede esta oración hacerse también sólo con un guiño intransitivo del nus, de luto y rogativo hacia el Dios, el cual guiño es como un recordatorio y aviso silencioso de aquella jaris (energía increada) y favor que le habíamos pedido anteriormente con el logos y la oración del corazón. Por eso, como esta oración puede hacerse fácilmente en cualquier lugar y por cualquier motivo y cuestión, mantenla en tus manos y en tu mente, como un arma potente y serás muy ayudado.

Capítulo 47
La oración que se hace a través del estudio y la zeoría (contemplación).
El término teológico ortodoxo, añadido por el traductor: Θεωρία zeoría teoría, contemplación o vida zeorítica (contemplativa), del verbo Θεωρώ Zeó-oró Dios-veo, contemplo con el nus y lo describo lo considero con la diania (mente, intelecto y cerebro) y el logos. En la faceta mundana, laica significa teoría, consideración, abstracción o especulación.
El significado más simple heleno-ortodoxo, quiere decir, que uno no se quede como simple observador de las celebraciones, sino que considere y profundice en significados espirituales de las zeorías, experimentándolas y estudiándolas espiritualmente de corazón. Zeoría es la percepción o contemplación, visión divina por la sinergia (cooperación) de la iluminadora Jaris y la oración pura mediante la cual el hombre adquiere gnosis increada espiritual. En la terminología Patrística Helénica esta experiencia por la observación de las energías increadas del Espíritu Santo se llama zeoría. Con el significado más profundo la zeoría se fundamenta en el recogimiento orante y carismático de la psique a los "altísimos, sublimes espirituales" misterios, que existen por excelencia en la divina Trinidad, pero también en el hombre y en la esencia de lo creado por Dios en su divina creación.
Según la etapa personal del desarrollo espiritual, hay dos niveles: uno puede ser zeoría visión sentimiento, intuición perceptiva de energías interiores o principios de los seres creados y el otro más alto nivel y forma teológica de la vida espiritual es la visión de la luz divina, "participación" de Dios respecto a Sus divinas energías o la visión-experiencia, zéosis de la gloria de Su rostro. La zeoria tiene distintos grados (resplandor, visión y continua visión). La vida zeorítika contemplativa es la forma teológica más alta. El hombre que se encuentra en esta situación se llama zeoritikós contemplativo.

Como también la διάνοια (diania, mente, intelecto, cerebro) con la que el nus contemplativamente pasa de un concepto a otro y hace sus silogismos, razonamientos se llama logos intelectual o mental; por eso también el estudio y la contemplación, cuando se hacen con el semejante logos intelectual sobre los conceptos divinos y espirituales, se consideran como oración por los santos padres (87), y cuando al final de semejante estudio pedimos a Dios para que nos conceda alguna jaris (energía increada), favor y virtud que deseamos, con la fuerza de aquellos conceptos que hemos estudiado. 87. Dice san Isaac el Sirio: “Hermanos míos, debéis saber también lo siguiente: que cada conversación que se hace ocultamente en secreto y cada ocupación de diania (mente, intelecto, cerebro) bondadosa en Dios y cada estudio de lecturas espirituales está determinado por el nombre de oración y está escondida en este nombre; sea que te refieras en distintas lecturas, o voces por la boca o alabanza de Dios, o aflicciones que presentas a Dios, sea prosternaciones, sea cantos de versos de los salmos y todo lo demás, de lo que se constituye la enseñanza de la verdadera oración” (Logos 35).
Porque de una manera aquel movimiento transitorio del nus y la zeoría (contemplación) y sobre todo aquella que se hace con alguna contrición y con los pazos-padecimientos divinos del corazón, es una voz y oración concebible de la que el Señor es el primer Nus y creador de los nus o espíritus humanos. Por eso tú queriendo orar por un período de tiempo, por ejemplo, por media, una hora o más, puedes añadir en tu oración también un estudio o lectura espiritual, como es la vida y la pasión de Jesús Cristo, refiriendo y poniendo siempre sus praxis en aquella virtud que tú pides y deseas; como por ejemplo, si deseas y quieres recibir la virtud de la paciencia, estudiarás de alguna manera el Misterio de los Látigos y las Palizas del Señor con la siguiente manera:
1) Que después de la orden de Pilatos, Jesús permaneció en el lugar determinado, arrastrado por los sirvientes de la injusticia con gritos y burlas para fustigarle.
2) Que permaneció desnudado de ellos que estaban muy rabiados y la purísima Carne permaneció desnuda y destapada.
3) Que sus manos que nunca fueron culpables, fueron apretadas con cuerda fuerte y permanecieron atadas en la columna.
4) Que su cuerpo permaneció muy herido y destruido de los latigazos y palizas, y así Su Sangre divina cayó en la tierra como agua del río.
5) Que las palizas, añadidas una detrás de otra y al mismo lugar, le cortaron y así empeoraron y pincharon más sus heridas, donde antes habían sus Inmaculados Miembros.
Estos estudios o otros similares, en principio hará sentir las disposiciones e intenciones anímicas interiores de tu psique, lo más que puedas, vivamente las amarguísimas inquietudes y los duros tormentos que sufrió tu Amado Señor en todas las partes de su santísimo Cuerpo y en todas juntas; y a continuación, te traerán la disposición y la gana para adquirir la paciencia. Después de las heridas externas del Cuerpo, pasa a su santísima Psique y piensa, a medida que puedas y pueda caber en tu nus, la paciencia y la apacibilidad con las que sufrió tantos dolores y sufrimientos, sin saciarse nunca de la sed que tenía para sufrir más y mayores tormentos para la doxa-gloria de su Padre y para tu propia beneficencia.
Después piensa que el mismo tiene un deseo vivo en que tú también quieras sufrir y aguantar la prueba o tentación que tienes; y que ruega a su Padre, para que te conceda también a ti la jaris (gracia, energía increada), para que aguantes la tentación con paciencia la cruz, el sufrimiento y el dolor que te está haciendo sufrir a ti y cualquier otro ser humano. Así por estos estudios y zeorías (contemplaciones), acepta tú también a sufrir con un corazón paciente cualquier cosa. Y después, girando tu nus hacia al Padre celeste, agradécele que sólo para tu agapi ha mandado al mundo Su Hijo Unigénito, para sufrir tan duros castigos y fatigas y está rogando siempre para ti; después pídele la virtud de la paciencia con la fuerza de las obras y las súplicas de Su Hijo.

Capítulo 48
Otra manera de oración a través del estudio.
Todavía una manera que puedes orar también es estudiando sobre los mismos Pazos (Pasiones, padecimientos) del Señor, para que recibas lo que pides. Por ejemplo; una vez que hayas reflexionado con atención las pasiones-pazos de nuestro Señor y con tu loyismós pensamiento reflexión ver la disposición y ánimo de Su corazón que sufrió y aguantó todas estas cosas, como hemos dicho más arriba, de la magnitud de sus fatigas y su paciencia, así pasarás en otras dos reflexiones: Una es su mérito, es decir, los innumerables salarios que el Jesús causó por estos pazos-padecimientos suyos y su paciencia, tanto para sí mismo como hombre y también para todo el género humano. La otra reflexión es la alegría y la doxa (gloria, luz increada) de su Padre, la que recibió por su perfecta sumisión y obediencia de Su Hijo que sufrió estos pazos-padecimientos, pasiones.
Estas dos reflexiones presentándoles en la Divina Majestuosidad, a causa de la potencia de estas, pedirás la jaris (gracia, energía increada) y también la virtud que deseas. Y esto puedes hacerlo, no sólo en cada tipo de los pazos del Señor, sino también en cualquier otra praxis parcial, interior y exterior, que él hizo en toda su vida.

San Nicodemo el Aghiorita

Traducido por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com (en español)

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