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Δευτέρα 13 Μαΐου 2013

EVANEGELIO Jn 20,19-31 DOMINGO DE TOMÁS



EVANEGELIO Jn 20,19-31 DOMINGO DE TOMÁS
19 En la tarde de aquel mismo día, el primero de la semana, (es decir, el domingo,) estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por temor de los judíos, de repente vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: «La paz sea con vosotros.»
20 Y diciendo esto, les enseño las manos y el costado, para que vean las señales de las heridas y creer que él es el maestro de ellos. Entonces los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor resucitado.
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió mí, así os envío yo a vosotros.
21. Jesús les dijo otra vez: «La paz sea con vosotros. Tal como el Padre me ha enviado a mí para terminar la obra de la sanación y salvación de los hombres, así yo también os envío a vosotros para transmitir y continuar mi obra.»
22 Diciendo esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid Espíritu Divino.»
22. Al decir esto, les sopló en sus rostros el vivificante aliento de la nueva vida la celeste, y les dijo: «Recibid divino Espíritu; es decir, la increada energía, la Jaris–Gracia, (tal como al principio Dios sopló al rostro de Adán.)

23 A quienes perdonéis o remitiereis los pecados les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos.»

24 Pero Tomás, uno de los doce, a quien llamaban Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor, pero aquel les dijo: si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano al costado, no lo creo.
26 Pasados ocho días, de nuevo estaban dentro en la casa los discípulos y Tomás con ellos. Mientras las puertas estaban cerradas de repente vino Jesús en medio de ellos y dijo: «La paz esté con vosotros»
27 Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo, y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente.»
28 Entonces Tomás contestó, diciendo: ¡Señor mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo: «Porque me has visto, has creído, bienaventurados y felices los que creen sin haber visto.»
30 Aparte de este milagro de la resurrección y de los que había hecho anteriormente Jesús hizo muchos más milagros en presencia de sus discípulos, los cuales demostraban su deidad y no están escritas en este libro sagrado.
31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, Hijo de Dios; y creyendo en él con fe energetizada e iluminada tengáis vida nueva, divina y eterna como propiedad irreducible, la que se transmite en el espíritu del corazón de las psiques de los hombres implorando su nombre. Amín.
(Es decir, Jesús Cristo Hijo y Logos de Dios, compadécete de mí pecador, o ten misericordia, caridad o alíviame, sáname, ayúdame, consuélame).

Domingo de Tomás Κυριακὴ του Θωμά
El día de hoy se llama y se conoce como el Domingo de Tomás. Paralelamente se llama también Contrapascua, porque tal y como nos informa el santoral, este día celebramos “la inauguración de la Resurrección de Cristo”; es decir, la instalación oficial de la celebración semanal de la fiesta de la Resurrección, que a causa de su importancia singular, fue instituido celebrar no sólo el Día de Pascua, sino cada domingo durante todo el año.
El Domingo fue el día que ha tomado lugar el acontecimiento único y mundialmente histórico de la Resurrección del Señor, con el cual fue inaugurada lanueva creación”, la renovación del hombre. Es “uno de los Sábados”, es decir, el primer día de la semana, que fue por el Señor especialmente honrado y santificado. (Los helenos-griegos empezamos la semana con el Domingo, en cambio los occidentales empiezan con el Lunes). Además no es casual, como se refiere el santo Evangelio de hoy, que apareció por segunda vez a Sus alumnos, no otro día de la semana sino “después de ocho días”, es decir, otra vez Domingo. Por eso de esta manera “puso el cimiento para honrar y santificar el primer día de la semana” (P. Trempelas).
Así que el Domingo sustituyó el Sábado hebreo ya desde los años de los Apóstoles, mientras que el 321 dC Constantino el Grande, estableció oficialmente el Domingo como día festivo y de descanso. Es especialmente importante la fiesta del Domingo, no sólo porque se nos da la oportunidad de descansar, sino principalmente por su santidad de este día, nos exhorta a santificarlo con ir a la Iglesia, con manifestaciones de agapi, estudio espiritual y agradecimiento de todo corazón al resucitado Señor.
Aquella bendita noche, el “uno de los Sábados” mientras los discípulos estaban recogidos en una casita teniendo las puertas abiertas, porque tenían miedo a los gobernantes judíos, vino el Jesús resucitado y se puso en medio diciéndoles: “Paz en vosotros”. Y cuando dijo esto les enseñó Sus manos y Su costado para que vean las señales de las heridas y se convenzan que era el Maestro de ellos que fue crucificado.
«Εἰρήνη ὑμῖν» ! ¡Paz en vosotros! Es acostumbrado este saludo en los pueblos de Oriente. Sin embargo este saludo común adquiere un sentido totalmente distinto, puesto que ahora es dirigido del resucitado Señor a Sus discípulos queridos! Con el “paz para vosotros” el Señor desea disolver la oscuridad del miedo y la desesperación que dominaban las psiques de Sus discípulos después de todo lo que había ocurrido aquellos días en Jerusalén. Quiere transmitirlos la esperanza, fuerza y energía increada para que soporten las persecuciones y los martirios que sufrirían por el kerigma del Evangelio.
Esta paz que es regalo del resucitado Señor, anhela también nuestra psique. Paz con Dios, paz entre nosotros y en nuestra conciencia. Roguemos, pues, también nosotros al resucitado Cristo a que venga en nuestros corazones y habite en nuestro interior para transmitirnos esta paz y alegría interior.
Aquella noche que apareció el Señor a Sus discípulos, faltaba Tomás. Los demás discípulos se lo contaron después, que han visto al Señor, pero aquel no podía creerlo. Hasta que después de ocho días exactamente, mientras estaban reunidos los discípulos, junto con ellos también Tomás, apareció otra vez el Señor y llamó a Tomás a tocarle, para que sea convencido el mismo personalmente sobre la Su Resurrección.
El Maestro divino no ha dejado al incrédulo discípulo a luchar sólo con sus pensamientos y reflexiones de la incredulidad y la duda. Con mucho cariño y agapi se dirigió especialmente hacia él y le dio la ocasión de comprobar solo la verdad y conmovido confesar: “Mi Señor y mi Dios”.
«Ὦ καλὴ ἀπιστία τοῦ Θωμᾶ! ¡oh buena incredulidad de Tomás! “Vino para que los corazones le reconocieran”, psalmodeamos en un himno de vípseras. Es decir, finalmente fue beneficiosa la incredulidad de Tomás, porque ha conducido los corazones de los creyentes en el reconocimiento de la verdad. ¡Las irrefutables pruebas que se dieron en él, consolidaron todos los alumnos a la fe en el resucitado Redentor! Y más tarde cuando los Apóstoles predicarían el Evangelio de la Resurrección en todo el mundo, dirían: ¡Le hemos visto! ¡Le hemos escuchado! ¡Le hemos tocado! ¡Y así la incredulidad de Tomás resultaría ser una base firme e inquebrantable de la fe y la confesión que el Cristo realmente en nuestro Señor y Dios!
*El día del Domingo
Del gran Gran Léxico, autor :xX www.logosortodoxo.com, si no lo tienes me lo pides y así me ayudas a terminarlo.
56 Κυριακή (kiriakí) Domingo y octavo día.
¿Cuál es el valor del Domingo y por qué se llama el octavo día? El Cristo resucitó las primeras horas del Domingo. No conocemos la hora real de Su Resurrección, puesto que nadie le vio en aquella hora. Pero se certificó, cuando al amanecer las mujeres Miroforas (portadoras de mirra) fueron al sepulcro para untar el cuerpo de Cristo con aromas. Así que, el Domingo, el primer día de la semana, es el día de la resurrección de Cristo. Si el Cristo venció el Sábado el estado o dominio de la muerte, el Domingo fue certificada en todos Su Resurrección y que Él es el vencedor de la muerte y del diablo.
El día del Domingo en el llamado tiempo semanal, es el primer día, del cual se enumera la semana; Pero también el octavo, porque se encuentra al final del séptimo día, es decir, el Sábado. En el Antiguo Testamento es considerado como el día importante, primero porque es el primer día de la creación del mundo, durante la cual se hizo la luz; segundo porque también esta se considera santo, según el mandamiento: “Siete días presentaréis holocaustos, ofrendas quemadas en honor del Señor; el día octavo celebraréis asamblea santa y presentaréis una ofrenda quemada en honor del Señor, este es día de asamblea y no haréis en él trabajo alguno” (Lev 23,36).
Moisés el primer día no le llama primero, sino uno o una. Y san Basilio el Grande dice que, el santo Domingo, durante el cual resucitó el Cristo, le llama día uno, para conducir nuestra interpretación hacia la futura vida eterna. Ahora el Domingo es tipo o modelo del siglo futuro, pero entonces será este mismo siglo octavo. Si uno piensa que el ciclo semanal simboliza todo el tiempo de la vida de los hombres y el Domingo es tipo del siglo futuro, el octavo, entonces es un día y único. San Basilio el Grande llama al Domingo “principio de los días” y “de la misma edad que la luz”.
Según san Gregorio Palamás, el Domingo se llama el octavo día, porque durante este día fue la Resurrección de Cristo, que es la octava resurrección en la historia. En el Antiguo Testamento se hicieron tres resurrecciones, una del profeta Elías y otras dos del profeta Eliseo. Las cuatro resurrecciones del Nuevo Testamento se hicieron por Cristo: la hija de Iario, el hijo de la viuda de Naín, del Lázaro y los muertos durante el Viernes Santo. Por lo tanto, la mayor resurrección, la octava, es la Resurrección de Cristo. Pero esencialmente, no es sólo la octava resurrección, sino también la primera en relación con la esperada resurrección de todos los muertos.
El Domingo, el día uno de la creación se hizo la luz. El Domingo, el primer día de la recreación o renovación, apareció la luz de la Resurrección, que es la misma Luz de la Metamorfosis y del Pentecostés. La naturaleza humana de Cristo expulsó la mortalidad y la corruptibilidad, tal como veremos más abajo.
El Domingo, además, se llama “día llamado y santo”, porque todos los acontecimientos Soberanos se hicieron durante este día. Se dice de los Padres que el Evangelismo o Anunciación, el Nacimiento y la Resurrección, los acontecimientos principales Soberanos, se hicieron día Domingo. Pero también la Segunda Parusía-Presencia de Cristo y, claro está, la resurrección de los muertos, será éste día, (San Pedro el Damasceno). Por eso también los Cristianos dan un gran valor y peso en este día y persiguen santificarle, porque la súbita venida de Cristo se hará entonces.
Por todas estas razones, san Juan Damasceno, homenajea en la fiesta de la Pascua: “Este día llamado y santo, un día de los Sábados, la reina y Kiría (Principal o Soberana), es fiesta de las fiestas y festejo, en el que alabamos a Cristo por los siglos”.
Es emocionante cuando uno piensa que cada domingo la Iglesia, con sus admirables troparios o cantos, festeja la Resurrección de Cristo. Así que, junto con la Pascua anual existe también la Pascua Semanal, la llamada Pascua pequeña, el día alumbrante o portadora de la luz es el Domingo.
Ο ΣΩΤΗΡ” El Sotir Fuente: ΑΚΤΙΝΕΣ

Traducido por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com (En español)



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