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Πέμπτη 11 Δεκεμβρίου 2014

El Evangelio de San Juan Capítulo 9

ΚΑΤΑ ΙΩΑΝΝΗΝ ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ
El Evangelio de San Juan
Capítulo 9
(En letra normal traducción más literal del texto original en griego clásico y en letra cursiva en griego moderno ampliando un poco el sentido de cada frase, por memorable Panagiotis Trémpelas, teólogo y catedrático, cualquier error por favor avisarnos).
1-12 Curación del ciego de nacimiento. 13-34 Tumulto e investigación de los judíos. 35-41 La fe del ciego de antes.
1 Pasando por medio de la ciudad el Señor, vio a un hombre ciego de nacimiento;
2 y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?
3 Respondió Jesús: «Ni éste pecó, ni sus padres, sino para que se manifiesten en él, el poder y las obras milagrosas de Dios.
4 Es preciso que yo haga las obras de aquel que me envió al mundo, mientras es de día; cuando llega la noche ya nadie puede trabajar.
4. Yo debo trabajar para la salvación del hombre las obras de Dios, quien me ha enviado al mundo, mientras sea de día, es decir, mientras estoy en la vida presente. Viene la vida futura, que es como la noche que los hombres paran de trabajar, es decir, cuando yo me vaya, los hombres paran sus obras, así también en la vida futura nadie de los hombres podrá trabajar ya para el cumplimiento de su misión. Por lo tanto no debo perder ni un momento.

5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.
5. Mientras estoy en el mundo con mi enseñanza, los milagros y mi forma de vivir, soy la luz del mundo.»
6 Diciendo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y untó con el barro los ojos del ciego,
7 y le dijo: «Ve a lavarte en el estanque de Siloam, que significa el enviado.» El fue, se lavó y regresó viendo.
8 Los vecinos y los que antes le conocían que era ciego, decían: ¿no es éste que estaba sentado pidiendo limosna?
9 Unos decían: es él. Otros no, sino que es uno que se le parece. Él decía: yo soy el ciego de antes.
10 Entonces le decían: ¿Cómo se te han abierto y sanado los ojos?
11 Él respondió: Ese hombre llamado Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: «Ve a lavarte al estanque de Siloam.» Fui, me lavé y recibí la vista.
12 Le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No lo sé.
13 Llevaron a los Fariseos al que antes había sido ciego,
14 y era sábado el día que Jesús había hecho barro y le abrió los ojos.
15 De nuevo le preguntaron los fariseos, cómo había recobrado la vista. Él les dijo: Un hombre me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.
16 Dijeron entonces algunos de los fariseos: Éste hombre no viene de Dios porque no guarda reposo el sábado. Otros decían: ¿Cómo es posible un hombre pecador hacer semejantes señales y milagros? Y hubo desacuerdo y división entre ellos.
17 Otra vez dijeron al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió y curó los ojos? Él respondió: Que es profeta.
18 No querían creer los judíos que aquél había sido ciego y que se había curado la vista, hasta que llamaron a sus padres,
19 y les preguntaron: ¿Es éste vuestro hijo, de quien vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo es que ve ahora?
20 Respondieron los padres y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego;
21 pero cómo ve ahora no lo sabemos; quién le sanó la vista de los ojos lo ignoramos; preguntadle a él que es mayor de edad, puede hablar por sí mismo.
22 Sus padres hablaron así por miedo a los judíos, ya que habían decido expulsar de la sinagoga si alguno reconocía que Jesús era el Cristo.
23 Por eso sus padres dijeron: Ya es mayor de edad, preguntádselo a él.
24 Volvieron a llamar al que había sido ciego y le dijeron: Da gloria y gracias a Dios por tu sanación; nosotros conocemos que ese hombre es pecador.
24. Llamaron, pues, por segunda vez el que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria y gracias a Dios que te ha sanado. Pero cuidado con éste hombre al que llamó antes profeta, nosotros a causa de la posición y el axioma que tenemos, podemos conocer y saber bien que éste hombre es pecador, porque anula el reposo del sábado. Porque nosotros estudiamos y conocemos la voluntad de Dios.
25 Entonces aquel respondió y les dijo: no sé si es pecador o no, sólo sé bien y reconozco que yo era ciego y ahora veo.
26 Le volvieron a decir: ¿Qué terapia te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?
27 Él les respondió: ya os lo he dicho y no me habéis escuchado. ¿Para qué queréis oírlo otra vez? ¿Es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?
28 Y le injuriaron, y dijeron: tú eres su discípulo, pero nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros (como estudiosos y soberanos del pueblo) sabemos que Dios habló a Moisés. En cuanto a éste, nos es desconocido y no sabemos de dónde es y de dónde viene.
30 El hombre les respondió: “Es curioso: que vosotros no sepáis de dónde viene, si es de Dios o no, pero él me ha abierto mis ojos y veo”.
31 Sabemos todos muy bien que Dios no escucha a los pecadores. Pero si uno es piadoso, temeroso y respetuoso con Dios y cumple Su voluntad, a ése le escucha.
32 Desde que existe este mundo, jamás se ha oído decir que alguien haya abierto y sanado los ojos de un ciego de nacimiento.
33 Si él no fuera enviado de Dios, nada podría hacer, ni el mínimo milagro.
34 Aquellos enfadados le dijeron: Has nacido todo entero en pecado, ¿y te atreves enseñar a nosotros? Y le expulsaron fuera del consejo de la sinagoga.
35 Oyó Jesús que le habían expulsado, y encontrándose con él, le dijo: ¿Tú crees, en el Hijo de Dios, (a pesar de lo que te dijeron los soberanos del consejo de los judíos)?
36 Respondió él y le dijo: ¿Quién es, Señor, para que yo crea en él?
37 Le dijo Jesús: «Le estás viendo, el que habla contigo, él es.»
38 Respondió, (iluminado por la jaris, la energía increada de Dios): “Creo Señor” con todo mi corazón, se postró ante él y le adoró.
39 Dijo entonces Jesús: «Yo he venido a este mundo para un juicio, para que los que no ven, vean, y los que ven vuelvan ciegos.»
39. Dijo entonces Jesús: «Yo he venido a este mundo para que se haga juicio y distinción entre los hombres buenos y los malos. Así que aquellos que por lo estudiosos de la ley los intelectuales y los fariseos, son considerados como ignorantes y ciegos espiritualmente, serán iluminados por la luz increada y conocerán la verdad. Y aquellos que se presentan presumiendo como conocedores de la Escritura y por sí mismos iluminados, a causa de su altanería, serán cegados espiritualmente.»
40 Escucharon esto algunos fariseos que estaban con él, y le dijeron: ¿acaso nosotros también somos ciegos (física y espiritualmente)?
41 Jesús les dijo: «Si fuerais ciegos no tendrías culpa o pecado; pero como decís que veis, seguís permaneciendo en el pecado.»
41. Les dijo Jesús: «Si fuerais ciegos espiritualmente no conoceríais las escrituras y no tendríais pecado por vuestra incredulidad. Pero ahora decís: Vemos y conocemos las Escrituras, por eso vuestro pecado permanece imperdonable, porque se hace con conocimiento.»
Traducido por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com (en español)

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