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Τρίτη 23 Απριλίου 2013

Metania-Μετάνοια.12 ΛΕΞΕΙΣ lexis PALABRAS APOCALÍPTICAS

12 ΛΕΞΕΙΣ lexis PALABRAS APOCALÍPTICAS


8. METANIA - ΜΕΤΑΝΟΙΑ

Μετάνοια Metánia del verbo μετά-νοώ, metá=girο, después, con, y noó= percibo con el nus, el espíritu humano o corazón = comprender, concebir. Μetania es introspección, alteración, renovación, cambio, conversión, metamorfosis, renacimiento, despertar espiritual y enjertación del nus por el Espíritu Santo. Quiere decir giro del nus (metanús), introspección, arrepentimiento, conversión de la conducta del hombre y sobre todo, giro, cambio de actitud de la vida en pecado y del mal por la vida en Cristo. La metania es la piedra angular de la vida espiritual. El nuevo Testamento empieza y acaba con la metania, “...μετανοεῖτε (metanoíte)» que define un tiempo continuo, sin interrupción.
Cambiad de actitudes, conductas y modo de vivir porque la Realeza increada de los Cielos se ha acercado” (Mat. 3,2), y termina con: “y se proclamará en su nombre la mετάνοια (metania), la absolución y perdón de los pecados, faltas y errores en todos los pueblos... (Luc. 24:47), y “diciendo esto les sopló en la cara diciendo: recibid divino, santo Espíritu (energía increada, la divina Jaris) a quien perdonéis los pecados les serán perdonados, a quienes retengáis les serán retenidos” (Jn 20:22). Vemos aquí que Cristo lo primero que decreta después de la resurrección es el Misterio de la Metania que lo trajo desde el sepulcro. San Juan el Precursor y nuestro Señor empezaron sus kerigmas (discursos) invitando a la metania que es el alimento de nuestra vida espiritual. Nadie puede sanarse y salvarse si no lleva a cabo la metania. Sólo con la metania un gran ladrón “robó” hasta el paraíso.
Dios ama, sana y salva a los pecadores que humildemente se arrodillan ante Su Misericordia. Pero Dios no sana, ni salva a los incrédulos e irrespetuosos, es decir, a aquellos que se auto-absuelven, auto-ajustician y orgullosamente se oponen y rechazan su providencia, caridad, misericordia e inmenso agapi-amor.
Metania se llama también a uno de los Misterios de nuestra Iglesia Ortodoxa con el cual se facilita la absolución y perdón de los pecados. La metania es confesión, aceptación, arrepentimiento, rectificación, terapia y sanación. El Misterio de la Santa Metania no es solamente una premisa indispensable de la Divina Comunión sino a la vez fuente de paz, serenidad de la psique, solución de problemas, entrada en la nueva vida de Cristo, renovación espiritual del nus y del corazón, su terapia e introducción a la divina energía increada de la Jaris. Metania y confesión van unidas, la metania sin confesión no da resultado y viceversa. Muchos utilizan este Misterio pero algunos lo hacen unilateralmente cumpliendo solamente una parte. Desgraciadamente tenemos personas confesadas y nunca metanoizadas (arrepentidas y convertidas). Se confiesan por ejemplo el Miércoles Santo para tomar la comunión el Jueves Santo y al día siguiente siguen haciendo lo mismo. Luego durante el año en alguna gran fiesta repiten lo mismo pero nunca cambian de actitud, ni mejoran y convierten su conducta interior en ortodoxa. Este tipo de personas se confiesan pero no se metanoizan (se convierten). Tenemos otros que sí se arrepienten diciendo: “no lo volveré hacer”, “es cierto, lo entiendo, no tengo la conciencia tranquila...”, etc, aceptando sus pecados pero no se confiesan. No se beneficiarán de nada por este reconocimiento. Son como las personas que saben que tienen una enfermedad y no van al médico ni toman los fármacos ni se someten a la operación quirúrgica y por ello morirán.
También se llama metania a un gesto reverente que se acostumbra hacer en la veneración Ortodoxa. Hay dos metanias distintas: una es un simple movimiento de la cabeza hacia abajo y la otra implica una postración reverencial arrodillándose.
De acuerdo con la enseñanza de San Nikódimo el Ayiorita, la Metania, Confesión debe ser:
1º) Voluntaria, es decir, nadie puede obligarnos al Misterio.
2º) Con recogimiento y devoción, con quebrantamiento del corazón porque hemos fallado a Dios “sólo en ti he pecado” (Sal. 50,6).
3º). Contundente, es decir, autocrítica y autoreproche. Aquel que vive la verdadera metania, mientras avanza en la virtud más pecador se considera. La verdadera metania trae el luto a la psique y a la vez una profunda alegría y paz que no puede ninguna tentación y tristeza de este mundo reducir. Es el luto alegre del que hablan a menudo los Padres de la Iglesia.
4º) Recta. Es necesario que confesemos nuestros pecados con rectitud y exactitud, sin rodeos ni medias tintas. Es indispensable el autoconocimiento tanto para la confesión como para la catarsis (sanación, limpieza).
5º) Sin vergüenza. La vergüenza es un sentimiento que lo usa el diablo para su beneficio. Cuando se trata de pecar, lo debilita y cuando decidimos a confesarnos lo agrava.
6º) Decidida. La metania y confesión es sincera, cuando tenemos tomada la decisión consolidada no repetir los mismos pecados. Pero la recaída no debe ser el argumento para evitar la confesión, “si voy a recaer para que voy”. “Un hermano se confesó al Abad Sisois: He caído Padre. ¿Qué haré ahora? Levántate le dijo el Santo Yérontas con su sinceridad característica. Me levanté Padre y otra vez caí le dijo con tristeza el Hermano. ¿Qué te impide levantarte otra vez le dijo? ¿Hasta cuándo? Le preguntó el Hermano. Hasta que te encuentre la muerte en la caída o en el levantamiento. ¿No está escrito que a donde te encontraré allí te juzgaré? Explicó el Yérontas. Sólo reza a Dios que te encuentre en tu último momento levantado en la santa Metania”. Paralelamente en nuestra lucha, en el trabajo de la metania hay que tener siempre como aliada la monóloga oración “Jesús Cristo Hijo de Dios compadécete de mí que soy pecador”
7º) Continua. Para que tengamos frutos en nuestra vida espiritual es necesaria nuestra frecuente aproximación al Misterio de la Confesión y no sólo cuando hemos hecho un pecado grande.
San Juan Crisóstomo dice al respecto: “... porque la metania es un consultorio terapéutico del pecado o enfermedad, es regalo celeste, fuerza admirable, Jaris, increada energía que vence las consecuencias de las leyes. Por eso no rechaza al alcohólico, no suspende al fornicador, no hecha al adúltero, no se asquea del idólatra, no aleja al malhablado, no hecha al blasfemo, sino que a todos los transforma, porque la metania es el crisol fundidor del pecado”.
San Antonio de Kiev escribe sobre el gran Misterio de la Metania: "Nunca el hombre es tan bello y querido por Dios, como cuando mata su orgullo ante Dios y su Guía confesor, la soberbia esa Eva que nos traiciona y trae a su gemela: la autojustificación. Enseguida se destruye el principal enemigo de nuestra sanación y salvación, el enemigo de Dios, la muralla que nos separa de Él, es decir, la soberbia, orgullo. Inmediatamente la psique del confesado se abre para recibir los más divinos pensamientos, deseos, disposiciones y decisiones."
Escribe sobre ella San Isaac: “La metania es la más alta de todas las virtudes y su ejercicio no puede terminar sino sólo a la hora de la muerte. Por eso es necesaria siempre para todos y no existe límite de consumación o terminación. Porque el perfeccionamiento de los perfeccionados también es interminable. Por eso la metania no se debe limitar a ciertos tiempos definidos ni a ciertas praxis (actos), y debe durar hasta la hora de la muerte”.
San Juan el Clímaco en el cap.5º de su obra, “La Escalera”. Manifiesta que: “Metania quiere decir renovación del bautizo. Metania es acuerdo con Dios para una vida nueva y adquiridora de humildad... Metania significa pensamiento de autocrítica, despreocupación de todo y ocupación de nuestra sanación y salvación. Es hija de la esperanza, repudio de la desesperanza y liberación de la infamia... reconciliación con el Señor y catarsis de la conciencia... castigo duro de la gula”
Los santos Kálisto e Ignacio del 5º t. de la Filocalía c. 79: recomiendan que se debe uno mismo hacer la metania rápidamente por las faltas que le ocurren, así se previene sabiamente para el futuro. “El Señor dijo: Si estás ofreciendo tu regalo al altar y allí mismo recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu regalo delante del altar y ves primero y reconcíliate con tu hermano y después vuelve a ofrecerlo” (Mat.5, 23-24). El Apóstol Pablo dice: “Que cada disgusto, enfado, ira, odio, grito e insulto esté lejos de vosotros, como también cada maldad y que seáis entre vosotros compasivos, misericordiosos, perdonando el uno al otro, tal como Dios a través de Cristo os perdonó” (Efes.4, 31-32) y “Cuando os enfadéis no lleguéis hasta el pecado. La puesta de sol que no os encuentre todavía enfadados o con resentimientos”, y “no busquéis vosotros mismos la venganza, queridos míos, sino dejad lugar a la ira de Dios... no te venza el mal sino que lo venzas con el bien” (Rom.12, 19-21). En el capítulo 80 los mismos santos nos hablan sobre la caída y la metania. Mencionan a San Isaac que dice: “No suframos si hemos resbalado en algo, porque el resbalo nos ocurre muchas veces, incluso hasta a los perfeccionados; pero la perseverancia en ello es la muerte total. La divina Jaris increada sana y restablece nuestras caídas y elimina el sufrimiento causado por ellas. Aquel que recae esperando en la metania, camina frente a Dios con perversidad. A éste viene la muerte de repente y no le da tiempo a completar las obras de la virtud tal como esperaba. Debemos tener en cuenta continuamente que durante todo el día tenemos necesidad de la metania. El significado de ésta, tal como hemos aprendido es una súplica sin interrupción a Dios, mediante una oración llena de recogimiento y devoción para la absolución de nuestros anteriores pecados, con espíritu de sacrificio para prevenirnos de los futuros. La metania es la Jaris energía increada que se dio a los hombres después del bautismo. La metania es el segundo bautizo y renacimiento a Dios. Metania es la puerta de la compasión y misericordia. Está abierta para aquellos que la buscan y la piden. Por esta puerta nos introducimos en la divina Misericordia increada. Fuera de esta entrada no encontraremos misericordia, porque todos pecaron, según la Divina Escritura (Rom. 3, 23-24). Hay absolución gratis por la Jaris increada de Dios. La metania es la segunda Jaris increada y nace en el corazón por la fe y el temor. Este último es la vara paternal de Dios, que nos gobierna hasta que lleguemos al paraíso espiritual. Y cuando lleguemos allí nos dejará y volverá atrás. El Paraíso es la agapi (amor, energía increada) de Dios dentro del cual está contenido el hedonismo espiritual, el placer que prometen todas las bienaventuranzas... Cuando llegamos a la agapi, alcanzamos a Dios y se termina nuestro camino llegando a la isla que se encuentra enfrente del mundo donde están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Ierózeos Vlajos, en la Psicoterapia Ortodoxa, nos enseña que: “Hablando sobre el regreso del nus al corazón, es decir, de la energía del nus al corazón, debemos de hablar para los tres movimientos del nus: el cíclico, el directo y el espiral. El movimiento cíclico es “la introducción de sí mismo del exterior hacia su interior, el uniforme recogimiento y recolección de las fuerzas o energías”. Durante este movimiento la psique mediante el nus hacia el corazón primero se vuelve a sí mismo y reúne todas las energías. De esta manera se eleva hacia la eternidad de Dios que es el Superior de todas las existencias. Este camino es inconfundible, no da la posibilidad al nus que se confunda y así concentrado se eleva a Dios. El nus se libra de todo lo creado, expulsa cualquier noción de la creación, de cada fantasía, se une con el corazón por la metania y allí se apocalipta (revela) Dios, puesto que se hace la unión del nus con Dios. Éste es el movimiento cíclico de la llamada teología apofática siendo teología en el sentido heleno ortodoxo, como ciencia terapéutica. Este movimiento cíclico del nus se consigue con la oración del corazón por la cual el atleta lucha “girando el nus hacía sí mismo que es un movimiento cíclico e inconfundible” (San Gregorio Palamás). De este método terapéutico, por la metania, sus primeros frutos son la apacia (sin pazos, impasibilidad), paz y serenidad interior activa. De este modo cuando vienen las tristezas, ansiedades, fatigas y contrariedades se alegra y cuando llegan las alegrías se autocontiene y se autodomina, entonces siente y vive la pena alegre. Esta apacia es la mortificación vivificadora del Señor que se consigue por la energía increada de la Jaris del Espíritu Santo (San Nikitas Stizatos, Filocalía).
Cristo dijo “Pedid y se os dará, buscad y encontraréis”(Mt 7,7). Debemos de pedirle con devoción y recogimiento para que nos guíe a encontrar un buen, experimentado e iluminado Yérontas (guía espiritual) el cual al conocer la síntesis de nuestra psique nos dará el remedio adecuado. San Juan el Damasceno dice: “si quieres busca un buen intermediario, médico y consejero para que te indique bondadosamente las maneras adecuadas de la metania. Como un consejero bueno te dará buenos consejos para la psique. Como médico te ofrecerá el remedio adecuado para tu herida. Como intercesor con su oración y presencia personal aplacará a Dios en tu beneficio”.

Cap. IV DESPUÉS DE LA CONFESIÓN
(Tomado del libro: “Instrucción para la Metania”, del Archimandrita Atanasio, Abad del Santo Monasterio Gran Meteoro de Meteoros).

Aquel que verdaderamente hace la metania y acude al Misterio de la Confesión con todas las condiciones necesarias no le basta solo con evitar el pecado, sino que emprende una lucha incesante contra sus pazos (padecimientos por las pasiones, apegos, emociones, y malas costumbres, vicios, patologías). La psique para que sea convertida en habitáculo de la Jaris (energía increada) del Espíritu Santo debe de catartizarse (sanarse, limpiarse) de la suciedad de los pazos.
Este cese de los pazos se exige una lucha diaria con conocimiento y firmeza. Con el estudio del divino Logos y de los Santos Padres se ilumina el nus y vemos con nuestra diania (mente, cerebro, intelecto) no sólo nuestras debilidades y pazos manifestados, sino también nuestras disposiciones interiores y los resortes para discernir las difíciles energías operativas.
En nuestra guerra contra el pecado y los pazos, el lugar primordial lo tiene la vigilancia de los loyismí (pensamientos simples o compuestos unidos con la fantasía, ideas, reflexiones), todos los pecados empiezan por ellos. El pecado primero se piensa y después se desea y a continuación se puede o no, caer en el mismo.
Los demonios alimentan y remueven los pazos con varios estímulos. Pero sería nuestra responsabilidad si no rechazáramos inmediatamente el perverso loyismós (pensamiento) y por el contrario, empezáramos a conversar con él, es decir, si empezamos a maquinar el pecado en nuestro cerebro y nos deleitamos con su meditación hasta la decisión de ponerlo en práctica.
Concretamente en este punto hace referencia el Señor en (Mat.15:19) cuando dice: “Desde el corazón del hombre salen pensamientos y meditaciones perversas, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, insultos y blasfemias”. El corazón será semillero de pazos, pensamientos y meditaciones perversas, si no combatimos para conseguir que sea catartizado (sanado, limpiado) desarraigando los pazos o mejor aún, convirtiéndolos en virtudes. ¿De qué manera llegaremos a la anhelada apazia (sin pazos)?
La vía de la Iglesia Ortodoxa que es el Camino, nos ofrece modos prácticos para nuestra sanación y salvación. No se limita solo a la absolución de los pecados, sino que ofrece también la terapia y sanación. Nos recibe como pecadores, sucios y enfermos y nos convierte en saludables, limpios y santos gracias al Misterio de la Metania y de la Confesión que es el olvidado por muchos como el fármaco y baño espiritual de nuestra psique (alma).

Yérontas Sofronio Sajarof: «La metania conecta con la teología. Siempre en el hombre existe la metania, pero cambia de forma. Al principio es metania, porque se ha alejado de Dios, después por la pérdida de la divina Jaris y a continuación para encontrar más Jaris. Cuando uno se metanoiza (o hace la metania) recibe Jaris de Dios. Cuando recibe la Jaris-la Luz increada, entonces ve mucho más sus pecados, hasta llegar a la Luz increada y convertirse él mismo luz. En la visión, expectación de la Luz increada, se ve como creado, construido, ve su corruptibilidad, su mortandad y desarrolla mayor metania. Así la metania conduce a la teología y se inspira de ella. La metania no se detiene ni termina nunca».Amín.

Autor y traductor: χΧ jJ http://logosortodoxo.wordpress.com/ (En español)

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