Κυριακή
της Σαμαρείτιδος- Προσκύνηση της αλήθειας
Domingo de la
Samaritana - Veneración de la verdad
«Dios
es espíritu y los que le adoran han de hacerlo en espíritu y
verdad.
Πνεύμα
ο Θεός, και τους προσκυνούντας αυτόν εν
πνεύματι και αληθεία δει προσκυνείν»
El
descubrimiento del
sentido más
profundo de
nuestra vida pasa
dentro de la
verdad de la
Iglesia, tal y como nos
lo apocalipta=revela el mismo Señor. La lectura
evangélica de
hoy nos pone
exactamente ante
este gran
desafío. Abrirnos y
hacernos diáfanos, para
poder recibir la gran verdad de la vida que es la que sana, salva y
eleva al hombre en puntos espirituales altísimos.
Cronológica
y festivamente
nos encontramos a
la mitad del
camino hacia el
Pentecostés. Quizá es el momento más adecuado
para que nos hagamos partícipes de la apocálipsis=revelación que
el mismo Señor hace en su encuentro con la Samaritana. Es decir, que
el mismo es “el agua viva, el manantial para la vida eterna”. Una
verdad que es
imprescindible tocar existencialmente al hombre, aterrizarlo y
elevarlo espiritualmente.
Χριστοειδής
ανύψωση
Crística elevación
El
Cristo en la persona de aquella mujer, la Samaritana -la que era de
otra etnia y arrastraba estigmas sociales y nacionales- encuentra a
cada uno de nosotros individualmente por separado. Nos
apocalipra=revela
verdades impactantes.
No es sólo
un caso de
un Judío
que conversa con una
Samaritana. Es el Hijo
de Dios, el
Sanador y
Salvador del
mundo que comunica con
todos. Incluso con los
más despreciados
del mundo, para
ofrecer generosamente
la agapi y
Su Jaris (gracia,
energía increada). Su verdad que es la misma
vida, fluye de su presencia como agua viva que realmente quita la sed
de cada hombre, por muy cansado y castigado que esté. Nos
dignifica como
“personas o
personalidades”, con
su especial valor
y nobleza
espiritual. Toca mucho más al hombre
contemporáneo que está deambulando al camino sin salida y se
encuentra permanentemente desorientado, sin la
brújula de la vida que es el mismo Cristo y su
Iglesia. La gran certeza
que tenemos de
la verdad
evangélica es
que el Cristo
espera en cada
momento de nuestra vida
para encontrarnos. Según el
libro del
Apocalipsis “está
esperando en la puerta y llama”. Nos
llama a todos
y cada uno por separado, personalmente. “Las mismas ovejas las
llama por su nombre”, para que seamos receptores de la oferta de su
divina agapi (amor, energía increada).
En
el pozo de la vida.
El
Cristo está sentado al pozo de Job y conversa con la Samaritana,
esta mujer hasta entonces desconocida, anónima y estigmatizada. La
pide agua.
El Señor pide de todos nosotros unos movimientos y actos. Pide
el ofrecimiento
de nuestra agapi
(amor desinteresado)
para así atrevernos a
salir de nuestro yo y nuestro individualismo. Particularmente
hoy que nos
hemos abandonado
a nosotros mismos sin piedad en los engranajes
asfixiantes del egocentrismo, es extremadamente importante la
correspondencia nuestra a la invitación del Señor a encontrarnos
con él y quitarnos la sed a través de su verdad.
El
agua viva
Igual
que nosotros hoy, lo mismo también la Samaritana, al principio
cuando el Cristo le pidió el agua que bombearía del pozo profundo,
ella había funcionado más racionalmente. Su cerebro le dictó que
el Judío es enemigo y en ningún caso valdría la pena cualquier
oferta de él. Pero el Cristo quiere ofrecerla la luz verdadera de la
vida, la increada. Mediante el diálogo que tiene con ella, da la
capacidad a la mujer a sentir y ver su estado psíquico, su estado de
pecado. Así es conducida
al derrumbamiento
de su egoísmo
que hasta entonces era intransigente. Sobre todo hasta el punto que
ahora ve claramente con los ojos de su psique. Reconoce, pues, las
capacidades proféticas de su interlocutor. Se hace
digna de ser
receptora de la
mayor apocálipsis=revelación:
“YoSoY el que te habla”.
Queridos
hermanos, el
Cristo lo que
nos pide es
abrir nuestros
corazones para
recibir su agapi
(amor, energía
increada). Cuando nuestra existencia
está iluminada de la divina presencia, entonces
sentimos la necesidad de adorar verdaderamente a Dios. El
verdadero culto,
tal y como
nos asegura el
Cristo es “en
Espíritu y verdad”. Es el
sabor de que
nuestra existencia
se está renovando por
la presencia de su agapi. Se transforma
en Crística con todo el
resplandor que puede emitir. Amín.
Jristakis Efstacíu, teólogo –
Iglesia de Chipre. Fuente:
ΑΚΤΙΝΕΣ
Traducido
por: χΧ jJ
www.logosortodoxo.com
(en español)
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