ΠΡΑΚΤΙΚΑ
ΔΙΕΘΝΩΝ ΣΥΝΕΔΡΙΩΝ ΑΘΗΝΩΝ ΚΑΙ ΛΕΜΕΣΟΥ
SUMARIOS
DE LOS CONGRESOS INTERNACIONALES DE ATENAS Y LEMASOL DE CHIPRE
Ο
ΑΓΙΟΣ ΓΡΗΓΟΡΙΟΣ ΠΑΛΑΜΑΣ
ΣΤΗΝ
ΙΣΤΟΡΙΑ ΚΑΙ ΤΟ ΠΑΡΟΝ
SAN
GREGORIO PALAMÁS EN LA HISTORIA Y EL PRESENTE
ΑΡΧΙΜ.
ΕΦΡΑΙΜ ΚΑΘΗΓΟΥΜΕΝΟΥ ΜΟΝΗΣ ΒΑΤΟΠΑΙΔΙΟΥ:
Η ΑΞΙΑ ΤΟΥ ΑΝΘΡΩΠΙΝΟΥ ΣΩΜΑΤΟΣ ΣΤΗ
ΔΙΔΑΣΚΑΛΙΑ ΤΟΥ ΑΓΙΟΥ ΓΡΗΓΟΡΙΟΥ ΠΑΛΑΜΑ.217
EL
VALOR DEL CUERPO HUMANO EN LA ENSEÑANZA DE SAN GREGORIO PALAMAS
(Por Archimandrita
Efrem, Santo Monasterio Batopedion, Athos)
San Gregorio Palamás
(1296-1359), siguiendo la tradición de los Santos Padres Hisijastas
y considerando que escribir trae muchas preocupaciones y problemas,
no escribió sistemáticamente sino por los acontecimientos para
defender la ortodoxa fe y vida.
El tema del «valor del
cuerpo humano» resultó por la acusación que había hecho Barlaam
contra los monjes aghioritas o athonitas de que actúan mal «cuando
intentan retornar y contener el nus dentro del cuerpo»1.
San Gregorio apelando a san Pablo dice que: “el cuerpo con el
bautizo se hace templo del Espíritu Santo que está en el interior”,
“casa de Dios” y que en esto “habita y cocamina” el Dios.
¿Por qué entonces no introducir el nus al templo de Dios? ¿Quizá
Dios ha hecho mal por poner el nus a habitar en el cuerpo?2
Los que creen que el cuerpo es malo, como creación del astuto
maligno son heréticos.
El cuerpo es bueno, mala
es la conducta y actitud somática-corporal3. Cuando san
Pablo habla sobre “cuerpo mortal”, no acusa la carne, sino el
impulso pecaminoso por la desobediencia4. El cristiano,
depone la conducta somática y concentra el nus dentro de su cuerpo,
porque en esto inicialmente existe lo “como imagen”. San
Gregorio, siguiendo y apelando la tradición patrística, enseña que
lo “como imagen” no se delimita en algunos elementos de la
naturaleza humana, sino que se extiende a la existencia humana
entera.
Al contrario la filosofía
helénica veía el cuerpo despectivamente. Según Platón la
naturaleza humana es únicamente “la prenda”, “la cárcel” y
“el sepulcro” de la psique5. El soma-cuerpo es la
parte negativa de la existencia humana, mezquino y malo, y la psique
se encuentra unida junto a éste hasta que cumpla con lo debido. El
soma no es posible influir positivamente a la psique6. Por
su lado el neoplatónico Plotino decía que se avergonzaba de la idea
que tiene soma-cuerpo.7
San Gregorio “a las
tendencias espiritualizantes del helenismo que siempre tendían a
despreciar la materia”8 y a “la pnevmatocracia
platónica de la antropología barlaámica” antepuso la concepción
bíblica compuesta para el hombre. El soma constituye un
infranqueable elemento ontológico del hombre. El hombre jamás
existió sólo como espíritu, porque desde el principio el Creador
unió estos dos elementos sólidamente. El hombre es el punto
fronterizo del mundo espiritual y material, la “suscripción de
todo”, la “recapitulación de las creaciones de Dios”.
Entre psique y soma
existe un lazo estrecho. La psique según san Gregorio no está
encarcelada al soma, ni quiere liberarse de este. Es tanta la armonía
que no quiere salir del cuerpo “si no es atacada por una enfermedad
o una herida exterior”11.
Barlaam despreciando el
soma-cuerpo humano llama apacia (sin pazos, impasibilidad) de la
psique la mortificación de su parte pasional. Despreciaba y negaba
todos los ejercicios que utilizaban los monjes como el ayuno, la
vigilia, el estar de pie o prosternados, diligencia cuidadosa, esto
que san Gregorio llama “dolor o padecimiento del tacto”, las
lágrimas y el luto durante la oración, porque decía que “hay que
dar quietud a los sentidos durante la oración y mortificar
totalmente la parte pasional de la psique”, por eso san Gregorio la
llamaba a Barlaam maestro de la apraxía, sin práctica12.
En el Tomo Agiorítico
san Gregorio habla sobre la metamorfosis o transformación de la
parte pasional de la psique y no de mortificación13. Con
la instrucción ascética adecuada de las fuerzas psíquicas y los
miembros del cuerpo14 “se adquiere y se contempla la
divina Jaris (gracia, energía increada) en el interior del hombre”
la que el Señor prometió a los que han hecho la catarsis de su
corazón. Y este tesoro lo tenemos “en recipientes de ostras”, es
decir, en nuestros somas-cuerpos15.
El valor del soma-cuerpo
se engrandece con la encarnación del Señor. Como dice
característicamente san Gregorio, el Hijo de Dios se hizo hombre,
«para que se muestre que la fisis, naturaleza humana, por encima de
todas las creaciones, se ha creado como imagen de Dios. Porque esta
naturaleza es tan pariente de Dios, que puede reunirse en sí misma
hacia una hipostasis16. Como muy bien se ha apuntado sobre
las cosas que san Gregorio dice sobre el honor que ha dado el Hijo de
Dios con su encarnación a la sarx-cuerpo mortal del hombre; estas
cosas constituyen un himno del ascetismo cristiano hacia el hombre y
su soma-cuerpo17.
La presencia de Cristo al
mundo unió el Dios eterno con el hombre mortal. El Logos de Dios,
dice san Gregorio, tomó la sarx-cuerpo de la Zeotocos (Madre de
Dios) totalmente limpia y pura, pero también mortal y pasional. La
unión hipostática de las dos naturalezas de Cristo tuvo como
resultado la renovación y la zéosis o deificación de la naturaleza
humana. La naturaleza humana creada y la deidad increada, no
mezcladas ni confundidas sobre la esencia, conectan y se unen
mediante la divina energía increada. Pero la naturaleza humana
permanece creada, recibe de la deidad por la jaris lo que aquella
tiene por naturaleza. (Es decir, la energía increada).
Esta renovación de la
naturaleza humana se hace sensible y abordable en cada hombre con la
jaris increada del Espíritu Santo que actúa dentro a la Iglesia. La
zéosis se refiere al hombre entero. El hombre entero como existencia
psicosomática se une, conecta y comulga con la jaris increada del
Espíritu Santo que se convierte y se hace “espiritual”, “nueva
creación”. Así también “el cuerpo de una manera toma algo de
la Jaris energizada, activada al nus”19. Esto conduce a
san Gregorio a decir que “el hombre espiritual está proporcionado
de tres cosas: de la jaris del espíritu Santo, de psique lógica y
de soma-cuerpo terrenal”20.
La posición o tesis
central a la vida y de la enseñanza del hisijasta athonita, amigo de
Dios, es el acontecimiento de la metamorfosis de Cristo. Además, la
Metamorfosis constituye el núcleo de las discusiones teológicas con
Barlaam y el corazón de la lucha hisijasta. En la Metamorfosis,
enseña san Gregorio siguiendo a los Padres de la Iglesia, Cristo no
ha tomado algo que no tenía anteriormente21, sino que
apocaliptó=reveló a los tres discípulos “parcialmente” la
doxa-gloria que tenía desde el principio y sobre todo “no entera,
para que no pierdan la vista y la vida”22. San Gregorio
recalca que, los Apóstoles no podrían ver la luz increada “sin
recibir ojos que antes no tenían... aunque fue vista por los ojos,
pero realizado por los ojos superiores metamorfoseados”23.
Esta luz increada provenía del cuerpo de Cristo, que estaba “fuera
de los Apóstoles, pero a la vez se iluminaron también al interior
por la ensombrecida nube en ellos”24. El resplandor
interior constituye el elemento básico de la expectación o
contemplación de la increada luz. Se distingue de la luz del engaño
o del diablo que es creada y sólo ilumina exteriormente. Y tal y
como el acontecimiento de la Metamorfosis se hizo durante la hora de
la oración, así también el divino esplendor se da en aquel que
ejercita la oración pura.
Durante la Metamorfosis
no resplandeció sólo el rostro del Señor sino también sus
vestiduras. Comentando este punto san Gregorio, dice que con la misma
luz se hizo resplandecer “también aquel cuerpo venerable de Cristo
y sus vestiduras, pero no de la misma manera”25. Porque
el soma-cuerpo era la fuente de la increada doxa-gloria, y las
vestiduras como tocaban el cuerpo aquel, se hicieron brillantes
también26. Con el alumbramiento de las vestiduras el Dios
mostró la vestimenta que vestirán los santos en el siglo futuro.
Esta prenda la tenía también Adán antes de la desobediencia27.
La luminosidad de las vestiduras certifica la enseñanza de los
Padres de que la Jaris increada que viene en la psique y mediante
ella se traspasa al cuerpo y en la creación irracional y la asiste
benéficamente 28.
De todo lo que nos hemos
referido se hace obvio que la enseñanza antropológica de san
Gregorio se interpreta Cristológicamente. La relación de la deidad
y la naturaleza humana constituye el prototipo (modelo) de la
relación de la divina Jaris con la naturaleza humana de cada
creyente. Tal y como la deidad del Θεάνθρωπος (Zeánzropos,
Dios y hombre) es común en su psique y cuerpo, así también la
Jaris increada del Espíritu Santo en los hombres espirituales,
pasando de la psique al cuerpo, proporciona la posibilidad al hombre
padecer o sufrir, disfrutar lo divino o las divinas29.
“Durante la vida
presente el enlace (nuncio o arras,) de los futuros bienes no lo
recibe la psique sólo sino también el cuerpo, el cual co-camina con
ella al camino de la santificación. El que rechaza esta verdad a la
vez rechaza también la participación del cuerpo del hombre en la
bienaventuranza del futuro siglo. Porque si el cuerpo está destinado
a participar de los bienes de la realeza increada de Dios, es natural
que tampoco se excluya durante esta vida la participación de la
comunión de la psique a las divinas donaciones que se le
proporcionan”30.
La Jaris increada de Dios
se ofrece al hombre creado con medios creados. Esto se hace por los
Misterios (sacramentos) de la Iglesia. Pero el hombre debe detrás de
estos elementos creados de los Misterios ver la increada deidad. San
Gregorio en sus homilías se refiere a todos los Misterios, pero
insiste en el Bautizo y la Divina Efjaristía, porque en estos dos
misterios está coordenada toda nuestra sanación y salvación32.
Con el Bautizo empieza la
renovación personal en Cristo33. El hombre se renueva, se
purifica y se hace hijo de Cristo. La Jaris del Bautizo no sólo
renueva la psique sino también el cuerpo del hombre, aunque esto no
es visible ahora, “sino más bien por la fe se hace sensible”.
Además, al misterio de
la Divina Efjaristía tenemos reconstitución de Dios con el hombre.
Tal y como característicamente apunta san Gregorio, Cristo “nos
unió y se adaptó a sí mismo como el novio la novia, mediante la
comunión de su misma sangre haciéndose un cuerpo (una sarx)”. La
luz increada de Cristo durante la Metamorfosis alumbraba a los
alumnos exteriormente. Ahora con la reconstitución efjarística con
nosotros el Señor “aborda e ilumina la psique en el interior35”
“La increada y deificante jaris de Cristo, la que constituirá
también el cuerpo nuestro de la misma forma que el cuerpo en
doxa=gloria de él, se engendra desde la vida presente en el hombre y
trabaja y opera su zéosis”36. Pero el perfeccionamiento
de la zéosis se realizará durante el futuro siglo con la
co-participación del hombre a la Resurrección y la Ascensión de
Cristo.
Cristo, si no se
encarnara y no muriera y ascendiera para nosotros, no llegaríamos a
conocer la sublime agapi (amor increado, energía increada) de Dios
para nosotros37. En otro punto el santo nos dice que:
“Resucitando su cuerpo lo llevó al cielo en doxa=gloria” y “la
naturaleza humana la ha divinizado y la hizo homotrona (al mismo
trono que el Dios) .38 La resurrección y la ascensión
conectan y están vinculadas con nuestra vida. El Cristo ha
resucitado y ascendido para nosotros, pre-economizando nuestra
resurrección y ascensión por siglos infinitos 40.
Durante “el día último
o ésjato” la en gloria Segunda Presencia de Cristo, en la que
vendrá con el cuerpo, todos resucitarán. Mientras que los cuerpos
de los impíos o incrédulos resucitarán para entregarlos al eterno
infierno, en cambio los cuerpos de los justos resucitarán para
participar en la incorruptibilidad y la divina felicidad o
bienaventuranza. San Gregorio considera como un regalo particular
para los creyentes no la Resurrección sino la Ascensión. Sólo
aquellos que vivieron en Cristo ascenderán por las nubes al
encuentro del Señor en el aire41.
Cerraremos nuestra
introducción sobre el valor del cuerpo humano refiriéndonos a la
honorable peregrinación de las reliquias de los santos. “También,
peregrinaréis las reliquias de los santos” dice san Gregorio en su
“Decálogo sobre la legislación de Cristo”. Tal como al cuerpo
del Señor durante la muerte por la cruz permaneció unido a la
deidad, lo mismo también en los cuerpos muertos de los santos
permanece y no se va el incorporado Espíritu divino42. La
demostración son los milagros que se realizan a través de ellos los
cuerpos y las relicuias43.
La santidad y honor a las
reliquias emana de una excelente teología desarrollada sobre el
cuerpo humano. Además, la fe en la metamorfosis del mundo durante la
Segunda Presencia, se explica porque la Iglesia hace honor y alabanza
especial a las reliquias de los huesos y no sólo esos sino también
a las vestiduras y cualquier cosa particular que tiene relación con
los santos.
San Gregorio Palamás
basa toda su enseñanza para el hombre al Θεάνθρωπος
(Zeánzropos, Dios y hombre) Cristo. Reconoce como supremo valor al
hombre, sin resbalar en humanocentrismo44. El cuerpo del
hombre está destinado para vivir en comunión con Dios. Por eso
desde la vida presente se hace respetable como “templo del Espíritu
Santo” dentro en el cual se renueva la creación entera. Amín.
Archimandrita Efrem, Santo Monasterio
Batopedion, Athos
Traducido por: χΧ
jJ www.logosortodoxo.com
(en español)
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου