ΚΑΤΑ
ΙΩΑΝΝΗΝ
ΕΥΑΓΓΕΛΙΟΝ
El
Evangelio de San Juan
Capítulo
19
(En
letra normal traducción más literal del texto original en griego
clásico y en letra cursiva en griego moderno ampliando un poco el
sentido de cada frase, por memorable Panagiotis Trémpelas,
teólogo y catedrático, cualquier error por favor avisarnos).
1-3 La
flagelación y desprecio de parte de los soldados. 4-8 Intento de
Pilato para liberarlo. 9-16 Nuevo interrogatorio de Pilato y condena.
17-30 La crucifixión, la madre y el amado discípulo. 31-42 El
entierro de Jesús.
1
Entonces Pilato tomó a Jesús y mandó azotarle.
2
Después del azote, los soldados, para despreciarle y reírse de él
como supuesto rey de los judíos, trenzaron una corona de espinas y
la pusieron en su cabeza y le vistieron con un manto de púrpura,
como si fuera un rey;
3
Y, acercándose a él, le decían irónicamente: Χαῖρε (Jere)
alégrate o salve rey de los judíos y le daban bofetadas.
4
Después de todo esto, otra vez salió Pilato fuera del pretorio y
dice a los judíos: Aquí os lo traigo. Yo le he interrogado pero no
encuentro ningún delito en él. Os lo digo oficialmente para que
os convenzáis, que no encuentro en él nada que sea digno de castigo
y menos de muerte.
5
Y salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de
púrpura;
6
y Pilato les dijo: Aquí tenéis al hombre; Cuando vieron los sumos
sacerdotes y los alguaciles, gritaron diciendo: Crucifícale,
crucifícale. Les dijo Pilatos: Tomadlo vosotros y crucificadle
porque yo no encuentro en él ningún delito digno de muerte.
7
Respondieron los judíos: Nosotros tenemos una ley y según la ley
debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios, así que ha
blasfemado a Dios.
8
Cuando Pilatos oyó esto, tuvo aún más miedo, porque era
idólatra y creía en muchos dioses e hijos de dioses;
9
y entrando otra vez al pretorio, dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú?
¿Realmente eres hijo de Dios? Pero Jesús no le dio respuesta
alguna.
10
Entonces dijo Pilato: ¿Por qué no me contestas? ¿No sabes que
tengo autoridad para crucificarte y autoridad para soltarte?
11
Respondió Jesús: No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te
fuera dada de lo arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado,
tiene mayor pecado que tú.
11.
No tendrías ningún poder contra mí, si no te hubiera dado de Dios.
La tolerancia de Dios, te deja como juez estos días y estás
obligado a juzgarme, puesto que me han traído delante de ti los
judíos, como acusado y culpable. Por eso Caifás y el consejo de los
judíos, que por envidia y odio me han entregado en tus manos y te
presionan para que me juzgues y condenes, tienen mayor pecado y son
más culpables que tú.
12
Y por esta respuesta Pilato se asustó aún más y desde entonces
buscaba librarlo; pero los judíos gritaron diciendo: Si sueltas a
ése, no eres amigo del César, todo el que se hace rey va contra el
César.
13
Cuando Pilatos escuchó estas palabras de los judíos que eran una
amenaza contra él, sacó fuera a Jesús y se sentó en el tribunal
del sitio llamado “enlosado”, en hebreo gabatá o altura.
14
Era el día de la preparación de la Pascua y la hora sexta, (al
mediodía.) Y dice Pilato a los judíos: He aquí tenéis vuestro
rey, mirad como se ha degradado y qué bajo ha caído.
15
Pero ellos, duros de corazón lleno de odio asesino, gritaban:
fuera, fuera, llévenlo de aquí, no queremos ni verlo, crucifícale,
crucifícale. Pilato les dijo: ¿A vuestro rey he de crucificar?
Replicaron los sumos sacerdotes: No tenemos más rey que el César,
pisoteando así su propia fe religiosa y dignidad nacional.
16
Entonces Pilatos se lo entregó a ellos para que fuese crucificado.
17
Tomaron, pues, los soldados a Jesús conduciéndole al sitio de su
crucifixión; cargado en su hombro con la cruz, salió fuera de la
ciudad al lugar llamado “calvario”, en hebreo Gólgota,
18
y allí le crucificaron, y con él otros dos malhechores uno en cada
lado y Jesús en medio.
19
Pilato, por su parte, escribió y puso sobre la cruz este rótulo:
Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.
20
Y muchos de los judíos leyeron este título, porque el lugar donde
Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad y el título estaba
escrito en hebreo, en latín y en heleno, en griego para dar más
publicidad, puesto que la lengua helénica era el idioma
internacional y oficial de los romanos.
21
Los sumos sacerdotes de los judíos, como consideraron fuerte la
ofensa que se reclame a un crucificado con el título de rey, dijeron
a Pilato: No escribas el rey de los judíos, sino lo que él dijo:
«Yo soy el rey de los judíos.»
22
Respondió Pilatos con ira y desprecio: lo que he escrito, escrito
está.
23
Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa
en cuatro partes, uno para cada uno, y dejaron aparte la túnica que
era tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna.
24
Entonces se dijeron: No la rompamos, echémosla a suertes sobre ella,
a ver quién le toca. Así fueron todos estos acontecimientos, para
que se cumpliese la Escritura, que dice: “Repartieron entre sí mis
vestiduras y sobre mi túnica echaron suertes.”
25
Mientras los soldados hacían estas cosas, estaban en pie junto a la
cruz de Jesús su Madre, y la hermana de su madre, María la mujer de
Cléopas y María Magdalena.
26
Jesús viendo su Madre, y junto a ella al discípulo preferido, dice
a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo o éste será tu hijo a
partir de ahora.»
27
Después dice al discípulo: «He aquí tu Madre.» Y desde aquel
momento el discípulo la acogió en su casa.
28
Después de esto, sabiendo Jesús claramente que todo lo que
predijeron los profetas y lo había decidido Dios, se había
consumado plenamente y para que se cumpliese la Escritura hasta el
último detalle, dijo: «Tengo sed.»
29
Había allí un botijo lleno de vinagre. Cuando ellos escucharon que
Jesús tenía sed, fijaron en una rama de hisopo una esponja empanada
en vinagre y se la acercaron a la boca.
30 Cuando
Jesús tomó el vinagre, dijo: «Todo está cumplido, consumado.» Y
habiendo declinado la cabeza, entregó el espíritu.
30.
Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: «Todo está cumplido,
consumado; el plan divino de Dios y todas las profecías se han
cumplido. La salvación de los hombres está ya asegurada plenamente.
Y habiendo declinado por sí solo la cabeza soberanamente y cuando él
lo quiso por el poder que tenía, entregó su psique a su Padre.
31
Como era víspera de pascua, para que no quedaran los cuerpos encima
de la cruz el sábado -pues era un día muy solemne-, los judíos
rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas y fuesen quitados
de allí. Así se abreviaría el tiempo de la muerte y los
llevarían de allí antes de la puesta del sol, para que no fuera
profanada la fiesta de la Pascua. Porque por el Deuteronomio estaba
totalmente prohibido que trasnocharan los cuerpos en la cruz sin
enterrarse.
32
Fueron, pues, los soldados al Gólgota mandados por Pilatos y
quebraron las piernas de los dos que habían sido crucificados con
Jesús.
33
Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron
las piernas.
34
Pero uno de los soldados, por si acaso, le atravesó entre las
costillas con una lanza, inmediatamente salió sangre y agua pura;
cosa paradójica y sin precedente de un muerto, porque la sangre
se coagula en todos los muertos y por mucho que lo pinchen nunca sale
sangre pura y agua clara.
35
Y este gran y simbólico acontecimiento, el que lo ha visto con sus
propios ojos, (es decir, Juan el Evangelista), da su testimonio y lo
certifica de manera oficial, y su testimonio es absolutamente
verdadero. Y él conoce muy bien que dice la verdad, para que
vosotros también creáis.
36
Porque estas cosas sucedieron, para que se cumpliera la Escritura:
“Que no le quebrarán hueso alguno.”
37
Y también otra profecía de la Escritura dice: “Verán aquel que
le traspasaron.”
38
Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de
Jesús, aunque lo tenía en secreto por miedo a los judíos, rogó a
Pilato que le dejara llevar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo
concedió. Entonces fue y se llevó el cuerpo de Jesús.
39
También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche,
vino trayendo una mezcla de mirra y de áloe, como unas cien libras.
40
Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con
especies aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
41
Había cerca del sitio donde fue crucificado Jesús un huerto y en el
huerto había un sepulcro nuevo, en el cual nadie aún había sido
depositado.
42
Como este sepulcro estaba cerca al sitio de la crucifixión y tenían
prisa para terminar el entierro a causa de la preparación de la
Pascua, allí pues, pusieron a Jesús.
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