ΑΓΙΟΣ
ΔΙΑΔΟΧΟΣ ΕΠΙΣΚΟΠΟΣ ΦΟΤΙΚΗΣ
SAN
DIADOJO
OBISPO
DE
FOTICA
1ªparte
Las 10 condiciones para la
zéosis y 100 capítulos gnósticos
San
Diádoco de Fótica,
Filocalía
Traducidos
del original helénico de la Filocalía
2ª parte
Del libro del Metropólita
Ieroteos Vlajos, “Hisijía y Teología”
Capítulo
12 El αίσθηση
sentido del nus y del corazón
según san Diádojo de Fótica.
Traducido
por Χρίστος
Χρυσούλας,
Jristos Jrisoulas.
SAN DIADOJO OBISPO DE FOTICA
Breve biografía
El santo Padre Diadojo fue obispo de
Fótica en Epiro que está en la parte del mar jónico de Grecia
occidental. Según los escritos de san Máximo el Confesor fue antes
del siglo 7º. Fue un hombre sabio que brillaba por su praxis y
zeoría (contemplación). Esto lo puede ver cada uno por este logos
de cien capítulos gnósticos, que lo ha escrito de modo filosófico
después de una experiencia de muchos años, habiendo vivido muchas
elevaciones divinas dentro de su corazón. Lo dividió en cien
versículos y nos reveló con toda exactitud sus profundas liturgias
(funcionamientos) místicas de la oración.
Y mientras lo llenó de
densas palabras de la Santa Escritura y con contemplaciones de gnosis
espiritual exacta, como muestra de enseñanza del trabajo para la
divina nipsis. Elaborado de todas las virtudes, lo dejó para todos
los futuros padres y creyentes nípticos. Por eso muchos santos
Padres a menudo se refieren en estos versículos como testimonios
exactos, algunos de ellos como, san Fotios, san Gregorio Palamás,
san Simeón de Tesalónica, san Gregorio el Sinaita, san Cálisto,
etc. El versículo cien que parecía con alguna duda, lo interpretó
san Máximo ortodoxamente y le libera de cualquier duda.
Los cien capítulos gnósticos aunque se presentan como
textos íntegros e independientes, contienen una unidad interior. Las
obras de san Diádojo se ha observado que están escritas en la
gracia del lenguaje de ática y de modo exacto de formulación. Pero
por muy exacta que sea la formulación escrita de las experiencias
del Espíritu Santo, sólo con un parentesco interior podríamos
sentirlas. Deberíamos estar en el estado espiritual del Santo para
poder entender su estado espiritual, de quien su psique entera estaba
ardiendo de la agapi de Cristo y su nus estaba dentro de la
iluminación de la luz increada; la humildad mantenía al deificado
santo en el autoconocimiento; su cuerpo junto con su psique
saboreaban, gustaban la energía increada; sus contemplaciones
espirituales sucedían una detrás de otra; la “oración de Jesús
o del corazón” dentro de su corazón, se había hecho una
naturaleza y su unión mística con el Dios era continua. Y
exactamente de este estado iluminadísimo de la psique de san Diádoco
salieron estos dulcísimos “Capítulos Gnósticos” como esencia y
forma que se dirigen a los monjes y generalmente para utilización de
toda la Iglesia, porque se refieren a problemas de la psique
cristiana que está llamada por Cristo a subir los escalones de la
perfección. Aunque uno aún no se ha hecho perfecto relativamente,
sin embargo le queda el beneficio que lleva a la auto-humildad. Y
esto es un beneficio positivo.
En los “Capítulos Gnósticos hay muchas soluciones
infalibles e inequívocas e interpretaciones de los problemas
interiores de los monjes y de los laicos, salida de la psique de los
problemas sin salida, argumentación de distintos fenómenos
psicopatológicos, indicaciones de medios para la terapia; se expone
una escalera de la vida en Cristo; se revelan los banquetes de la
teología mística, se desarrolla la enseñanza de la “oración
noerá, del corazón o de Jesús”, y finalmente marca el camino de
la alegría, el gozo, la agapi, la apacia (sin pazos), en Espíritu
Santo y de la zéosis del hombre en la divina luz increada.
Lo referente a las diez condiciones, constituyen una
expresión extrema de la vida en Cristo.
San Diádojo es sin duda uno de los más grandes Padres
nípticos, que influyó positivamente a la tradición espiritual
ortodoxa y enriqueció la literatura hisijasta y teológica de la
Iglesia.
(Por el traductor, he preferido poner los títulos del
sabio monje Zeóclitos del Monasterio san Dionisios de Athos. Al cual
tuve el honor de conocerle en su celda frente del monasterio el año
2005 a sus noventa y cinco años. La verdad he conocido un hombre
santo y sabio me quedé anonadado.)
Αίσθηση
(éscisi), sentido,
sensación, sentimiento, intuición, sensibilidad, instinto o
perdcepción interior del corazón, según
contexto. Este es el tema básico de los cien capítulos, por eso
hecho una traducción pequeña del término, aunque al final pongo un
miniléxico que se sugiere leer antes d empezar a estudiar los
capítulos.
Νοερά
αίσθηση
(noerá észisi) constituye un término
níptico consagrado. Sinónimas formulaciones son: “espiritual, del
corazón, ο
divino sentido, sentido, sentimiento, sensación, instinto,
sensibilidad”. Está y no está en nuestro
interior. Se entiende que no está cuando el
nus no ha hecho la catarsis, purificación del oscurecimiento de los
pazos y no se ha convertido en vehículo de la increada energía
Jaris (Gracia). Con ésta noerá αίσθηση
(éscisi) se reciben y hacen perceptibles y sensibles en el corazón
las divinas apocalipsis (revelaciones). De los antiguos Padres habla
mucho sobre esto san Diádojo de Fótica. Más detalladamente habla
el magno contemplativo de los hisijastas san Gregorio Palamás. (Ver:
Sobre los Santos Hisijastas).
San
Juan el de la Escalera nos dice: El nus el noerós (espiritual) por
supuesto dispone de noerá αίσθηση
(éscisi). Esta αίσθηση
(éscisi) que está
y no está pues que
la busquemos y pidamos continuamente. Porque cuando ella se
manifiesta, los sentidos exteriores cesarán por sí solos actuar de
las suyas. Esto exactamente teniéndolo en cuenta un sabio dijo: “Y
encontrarás αίσθηση
(éscisi)
sentido, sensación, sentimiento, intuición divina”. (Logos, 26º,
Sobre el discernimiento, v.17A)
San
Gregorio el Sinaita, Filocalía v.3: “Considera que la gnosis o el
conocimiento de la verdad es principalmente el αίσθηση
sentimiento de la Χάρις (jaris, gracia energía increada).
Miniléxico
Αgapi
(agapi) agapi–amor. “Ὁ
θεός
ἀγάπη
ἐστίν
(O zeós agápi estín) Dios es agapi-amor (1ª Jn 4,8)” La
agapi es la energía increada superior de la Jaris. “Porque la
agapi proviene de Dios” (1ªJn 4,7). Dicen los Santos Padres
Ortodoxos: Nadie puede conocer la increada agapi como energía
increada de Dios si no es a través de la energía increada (Jaris,
Gracia) del Espíritu Santo. Éste es el propósito de la
psicoterapia de la Iglesia Ortodoxa, el convertir mediante la
continua metania y confesión, la φιλαυτία
(filaftía, egolatría) que es el creado amor interesado egocéntrico
y enfermizo a uno mismo, en la desinteresada divina e increada agapi
de Dios. Ésta comprende tres estadios: catarsis, iluminación y
zéosis o glorificación. Dios creó al cosmos (adorno, ornamento) de
la nada y libremente sin ninguna necesidad, por agapi. No sólo creó
al cosmos, mundo, sino que lo mantiene por Sus energías increadas.
Para nosotros los Ortodoxos Dios es el gran presente y para los
occidentales es el gran ausente, ya que ignoran la existencia de las
energías increadas, “la mayor de ellas la agapi” (Cor. 12,13).
Nada tiene que ver con ágapes de banquetes donde se come y bebe,
tampoco quiere decir caridad, puesto que en elénico, caridad es
φιλανθρωπία
(filanzropía) o ευσπλαχνία
(efsplajnía).
Ἄκτιστον
Φῶς
(áktiston fos) increada Luz.
Es la energía increada de Dios que muchas veces se puede ver como
Luz. Esta energía de Dios es la doxa-gloria increada de la deidad.
Se llama increada Luz porque es divina por consecuencia increada. No
es energía de la creada existencia
Ἀμαρτία
amartía= pecado, del
antiguo verbo amartano-pecar que es, fracasar, errar, fallar el
blanco. El fracaso del hombre, vivir auténticamente tal como Dios le
ha creado, se manifiesta como rebelión contra Él,contra Su
voluntad, infracción de Su ley con todo tipo de pensamiento,
loyismós y acción, se relaciona también con el autoengaño. Cuando
decimos absolución de los pecados principalmente debemos de
comprender como terapia de los pazos, patologías que son a causa del
pecado repetido.
Ἀπάθεια
apácia, sin pazos,
impasibilidad, sin pasiones, sin apegos, ni adicciones o malos
hábitos, sin padecimientos, ni afecciones. Es la psique inamovible
hacia el mal y liberación de ella de los movimientos antinaturales
de la atracción de los pazos. Es el final de la ascesis del
ejercicio espiritual. Apacia es paz y serenidad, movimiento, enérgico
y operativo del nus y la psique. No consiste en la paralización y
desarraigo de las fuerzas y energías de la psique como en la
filosofía de los estoicos o las religiones orientales (hinduismo,
budismo), sino su metamorfosis, conversión, transformación por las
virtudes y su giro total hacía Dios. La apacia es un regalo de Dios.
Ἄσκησις
áskisis (ascesis)
ejercicio, práctica, en la terminología Ortodoxa se llama así a la
lucha continua del hombre para aplicar y cumplir los mandamientos y
el método que usa para corresponder a la llamada de Cristo para
entrar a su realeza increada, (cf. Mc. 8, 34, y Mt.11, 12). Son tres
las etapas, la katarsis del corazón, la iluminación del nus y la
zéosis por la energía increada, Jaris. La áskisis es una tarea de
toda la vida pero se consuma con el descanso de la apacia.
Βασιλεία
τοῦ
Θεοῦ/τῶν
ουρανῶν
(vasilía tu Zeú/ton uranón) Realeza
de Dios/de los cielos, el nombre Reino no
está en ninguno de los originales Elénicos. Realeza
increada (cualidad, atributo)
es el elemento básico de las enseñanzas de
Jesús y el tema central de los libros
del Nuevo Testamento, donde con esta expresión se manifiesta una
nueva época que se inaugura con la obra de Cristo y en la cual
domina en vez de odio el amor, en vez de la oscuridad tinieblas luz,
en vez de la incredulidad la luz de la fe, en vez de la desesperación
la esperanza. La nueva época se anuncia ya como actual presente,
pero también esperada por completo en el futuro con la segunda
Presencia de Cristo. La realeza
de Dios es el predominio entero de la voluntad de Dios en la vida de
los hombres, tanto en la personal "la realeza
de los cielos está dentro, en vuestro interior" Lc 17,21, como
en la vida social "que venga tu realeza
en nosotros, hágase tu voluntad en la tierra, tal como en el cielo,
Mt 6,10". La realeza
de Dios, como realidad terrenal del presente, se materializa en las
personas por la vida santa de los cristianos, "los hijos de la
realeza” (Mat.8,12),
entonces coincide con la institución de la Iglesia.
Realeza, doxa-gloria, jaris-gracia increadas son sinónimas y se
interrelacionan como luz y energía increadas.
San Máximo el Confesor nos dice que la realeza
es el Espíritu Santo que percibimos su increada energía Jaris y la
zeoría, contemplación
de la increada Luz, la cual hemos perdido por la desobediencia a
Dios. Porque, nombre de Dios y Padre en
persona-hipostasis (base
o principio subsistencial), es el Hijo Unigénito y la realeza
de Dios y Padre en persona-hipostasis
es el Espíritu Santo procedente del Padre. (Filocalía).
Γνῶσις
Gnosis conocimiento,
En la Ortodoxia hay
discernimiento claro entre las dos gnosis, creada e increada, en
su significado común el término expresa la sabiduría humana,
mundana, las gnosis o los conocimientos creados. En la teología
Patrística Ortodoxa, gnosis es la experiencia personal de Dios, que
proviene de la contemplación “zeoría” o visión de
la luz increada de Dios. Esta gnosis es
conocimiento más allá de todo conocimiento creado, es gnosis
increada espiritual; empieza
desde la contemplación, visión de la luz increada. La luz increada
ilumina la gnosis espiritual y no la luz de la gnosis creada nos
lleva a gnosis de la luz increada.
Διάνοια
(diania) mente,
intelecto, cerebro: “amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón ... y con toda tu diania... Marc. 12,30”.
διά diá= dividido por, a través, para, por; y νούς-nus.
Diania (de dianús) es
la menteintelecto o cerebro la parte de la energía del nus que
elige, parte, divide y analiza un loyismós, idea, pensamiento o
reflexión. La capacidad lógica e intelectual de la mente del
hombre, función de la cual es la deducción de conclusiones o la
transformación y desarrollo de conceptos que resultan de los datos
que se facilitan en el nus o corazón
por “apokálipsis”, revelación
o descubrimiento, o mediante gnosis y
percepción espiritual, o por observación de los sentidos, es decir,
todo lo que percibe el nus interior y exterior, la diania lo
desarrolla y exterioriza. La gnosis de la lógica
de la diania es, pues, inferior a la
increada gnosis espiritual
que es percibida al nus (energía) o corazón (esencia). La madre de
todas las imperfecciones es el perfeccionismo intelectual humano que
conduce al orgullo, la soberbia intelectual y espiritual. “...el
Hijo de Dios ha venido y nos ha dado diania para que conozcamos al
verdadero...1ª Jn. 5,20”.
Θεωρία
Zeoría
teoría,
contemplación o
vida zeorítica
(contemplativa),
del verbo Θεωρώ
Zeó-oró Dιos-veo,
contemplo con el nus y la diania mente-intelecto y lo describo. El
significado más simple, quiere decir, que uno no se quede como
simple observador de las celebraciones, sino que se traslade
profundizando en significados espirituales de ellas experimentándolas
y estudiándolas espiritualmente del corazón. La percepción o
contemplación, visión divina por la sinergia de la iluminadora
Jaris y la oración pura mediante la cual el hombre adquiere gnosis
espiritual. En la terminología Patrística Helénica esta
experiencia por la observación de las energías increadas del
Espíritu Santo se llama zeoría. Con el significado más profundo la
zeoría-contemplación se fundamenta en el recogimiento orador y
carismático de la psique en los "altísimos, sublimes
espirituales" misterios, que existen por excelencia en la divina
Trinidad, pero también en el hombre y en la esencia de lo creado por
Dios en su divina creación. Según la etapa personal del desarrollo
espiritual, hay dos niveles: uno puede ser zeoría visión
sentimiento intuición perceptiva de energías interiores o
principios de los seres creados y el otro más alto nivel y forma
teológica de la vida espiritual, la visión de la luz divina
"participación" de Dios respecto a Sus divinas energías
o la visión-experiencia, zéosis de la gloria de Su rostro. La
zeoria tiene distintos grados (resplandor, visión y continua
visión). La vida zeorítika
contemplativa es la forma teológica más alta. El hombre que se
encuentra en esta situación se llama zeoritikós
contemplativo.
Θέωσις
Zéosis-glorificación,
es la participación,
conexión, comunión y unión, de la
energía increada Jaris (gracia)
con el hombre, permitiéndonos con ello
tomar parte en la vida y la gloria increada
de Dios en relación con Sus energías increadas. Es
sabido que el término zéosis es patrístico (San Dionisio el
Aeropayita es de los primeros Padres que lo utiliza) y lo han
utilizado los Padres para interpretar los términos hagiográficos:
perfección, santidad y “como semejanza” e hijos de la luz o
realeza o de Dios. San Thalasio en la Filokalía
escribe que: “zeosis es la gnosis de la Santa y Consubstancial
Trinidad”. La zéosis constituye esencialmente la consumación del
"como semejanza",
el cumplimiento del propósito, la
finalidad del objetivo y destino de los
hombres, los
cuales
hemos
sido
llamados
a convertirnos
y hacernos
"partícipes de divina naturaleza" (2ª Pedro 1,4). La
fuerza de la energía de la zéosis que perdió el hombre por el
pecado original, se obtiene otra vez con la encarnación de Cristo;
San Marcos en Asceta nos
explica:
"El Logos se convirtió en sarx cuerpo-carne para que la sarx se
convierta en Logos" y San Máximo el Confesor: " Por eso el
Logos de Dios se hace hombre de verdad, para que con la increada
energía Jaris podamos “metamorfosearnos”
convertirnos y hacernos
dioses,
as”.
Κάθαρσις
(kázarsis,) catársis,
limpieza,
sanación, purgación
o terapia. En la teología patrística, se
refiere principalmente a la psique,
para expresar el primero de los tres estados. Es la expulsión del
corazón de todo lo que no es natural, de los loyismí
o tentaciones y de los malos deseos, ilusiones, ansias, la conversión
de los pazos, a través
del cultivo y apropiación de las virtudes en el lugar de presencia
de Dios, el corazón.La
catarsis va unida con la metania y es tarea de toda la vida, incluso
de los santos, porque nadie es infalible e impecable.
Καρδία
kardía Corazón:
para la enseñanza de nuestra Iglesia, es
el centro de las fuerzas psicosomáticas de la existencia humana y es
constituido por las energías y fuerzas psíquicas. Constituye el
espacio espiritual de la psique
donde entran en conflicto la energía Jaris de
Dios con los pazos, pasiones
o emociones. Dentro del corazón se hace la lucha por la vida y la
muerte, la guerra invisible interior. Allí pues la increada divina
energía Jaris intenta
conducir al hombre a la bondad y a la virtud, y allí el espíritu
maligno tránsfuga,
el de la dispersión, se esfuerza por llevar al hombre hacia obras
oscuras del pecado.
Todos los bienes que hacen los justos provienen y salen "del
tesoro bondadoso de su corazón" y todos los males que hacen los
malvados e injustos "del malvado tesoro de su corazón” (Lc.
6, 45), y los que están "limpios,
sanados del corazón, ellos contemplarán,
verán a Dios” (Mt. 5, 8).
Corazón como esencia, nus como energía y psique como naturaleza
espiritual, son términos sinónimos que muchas veces expresan lo
mismo en la teología patrística, según el contexto.
Λογική
loyikí Lógica:
es la energía y fuerza de la psique,
con la que adquirimos la conciencia del mundo que nos rodea y estamos
en relación con él. En las escrituras patrísticas la lógica como
energía de la diania (mente, cerebro o intelecto) no se identifica
con el nus o la energía noerá.
Con el nus conseguimos la experiencia de
Dios, y con la lógica describimos cuando hace falta y a medida de
lo que nos es posible, esta experiencia.
-Lo
que dijo Cristo se escapa de las cuatro categorías de la lógica, es
la súper lógica. En realidad no es superlógica, sino la lógica
helenocristianoortodoxa, que es aquella lógica que cubre la tierra y
el cielo, tal como estaba dada al Adán antes de la caída.
Λογικός
Lógico: el término conecta y proviene el
Logos y a través suyo con el divino Logos, Segunda Persona e
Hipóstasis de la Santísima Trinidad. El término se refiere al nus
que da la posibilidad de adquirir increada gnosis
espiritual, la lógica suprema. Cuando el
término se usa en combinación con la psique
– psique lógica - entonces significa
divina belleza dotada de lógica. Lo lógico, lo logístico o el
loyismós, correspondientemente, constituyen los principales
elementos del nus o de
su función.
Λογισμós,
οί- el Loyismós o los Loyismí:
en la escritura patrística, se llaman los
pensamientos simples o compuestos unidos con la fantasía, ideas,
razonamientos, reflexiones, concepciones o las tendencias conscientes
e inconscientes de la psique, o vivencias enteras (en que actúan
todas las fuerzas de la psique: nus, diania (mente-intelecto,)
corazón, conciencia y voluntad). En el último de los casos tenemos
la forma total de los loyismí. Éstos conectan con imágenes y con
varios estímulos, que provienen de los sentidos físicos y de la
fantasía. Sobre todo los loyismí pecaminosos (avaricia, gula, ira,
vanidad, soberbia, pereza, lamentación, lujuria). Mediante los
loyismí, entran en la psique los pazos por el siguiente proceso:
choque del nus y el loyismós; conversación del nus
con él; aceptación por la psique;
cautiverio de la psique por el loyismós; deseo, ansia y praxis caída
al pecado, pazos.
Λογιστικό
Loyistikó o logístico:
es una de las tres partes de la psique,
a la cual corresponden las virtudes de la lógica, sensatez,
coherencia y sabiduría. Sus fallos son ausencia de fe, herejía o
error, insulto, orgullo, vanagloria, etc., en cambio su sanación es
oración continua, estudio y agradecimiento a Dios.
Λόγος
(Logos) Los Sabios Santos Padres Ἑlénicos
Ortodoxos y todos los Helenos, según el contexto
en general cuando el término está escrito
con la “L” mayúscula aludimos a Cristo. “Logos” significa el
desarrollo del pensamiento expresado con la voz propia del lenguaje,
y también causa, razón, motivo, relato, opinión, dicho, discurso,
expresión, tratado. Del logos provienen la lógica y λογισμοί
(los loyismí) del verbo λέγω
(lego); “digo”, “hablo”, “expreso” y también λέξιs
(lexis); “palabra”, que poco tendrían que ver con el “logos”
que tan mal se ha traducido en Occidente,: es vergonzoso, traducen
”todo se hizo por Ella”,: Jn1,3) “sin Ella nada se hizo, de
todo de lo que está hecho”, es decir, llaman Ella al Logos de
Dios, Cristo.
En
la Iglesia Ortodoxa, Santa, Apostólica y Católica (no confundirlo
con el sentido que da a “Católica” con el romanocatolicismo del
César papa), el “Logos” es la Segunda Persona e Hipóstasis de
la Santa Trinidad. Logos es la Sabiduría de Dios del A.T. y el nus
divino que rige todo de los filósofos Elenos. Es Providencia Divina
en la que se concibió toda la creación; así tenemos el Dios
Trinitario: Nus,
Logos, Pnevma,
(Νοῦς,
Λόγος,
Πνεῦμα),
“Nus, Logos,
Espíritu” sin
principio ni fin, inseparables e increados, el Cual creó al hombre
dotado de libre voluntad, como imagen y semejanza del encarnado Logos
Cristo, el Zeántropos (Dios-hombre), confiriéndole de nus,
logos, pnevma,
(νοῦς,
λόγος,
πνεῦμα),
“nus, logos
y espíritu”
semejante a Él. La espiritual psique del hombre se compone de nus y
logos y son inseparables. El Logos,
como principio cósmico unificador, contiene todos los logos
(los principios, las esencias interiores, los pensamientos de Dios)
con los cuales se crean y desarrollan todas las cosas en el tiempo y
el espacio, más las formas que son dadas, conforme con las cuales
cada objeto contiene los principios de su propio desarrollo. Estos
son los logos
contenidos en el Logos,
y aparecen en distintas formas en el universo creado, constituyendo
la segunda etapa en la contemplación del universo. En el Evangelio
de San Juan empieza con un himno (Jn.1.1-5.9-12.14.16), el cual,
combinando representaciones que se habían transformado en el
pensamiento judaico con términos filosóficos elénikos de la época,
proclama la gloria y la obra sanadora y salvadora de Jesús como
"Logos de Dios". Con base al acontecimiento de la
encarnación o hecho hombre (1,14), se aclara totalmente en el
Evangelio de San Juan el carácter personal del Logos, el cual
preexistía en Dios (1,12. 10,30), todo se hizo por Él (1,2),. Al
contrario que el pensamiento de aquella época, en los que se refiere
el himno, las representaciones y los términos recalcan que el
"Logos", que se humanizó en Jesús, no es una creación,
sea el primero y mejor, sino el mismo Dios (1,2), que se hizo
realmente hombre. Logos de los seres:
constituyen medios de elevación del nús
a Dios por la creación. Existen dos clases de logos de los seres, 1)
los logos increados e idénticos con Dios y 2) los logos creados y
naturales que se ven en las creaciones de Dios.
Μετάνοια
Metánia del verbo μετά-νοώ,
metá=después, con, y noó= concibo, percibo con el nus como energía
y el corazón como esencia. Quiere
decir giro del nus (metanús), introspección y conversión de la
conducta y mentalidad del hombre y sobre todo giro, cambio de actitud
de la vida en pecado y del mal por la vida en Cristo. La metania en
la Tradición Ortodoxa no proviene de una percepción psicológica de
culpabilidad, sino de la apocálipsis (revelación) de la deformación
de la psique y esta apocálipsis se manifiesta de la energía
increada de la divina Luz en el corazón psicosomático del hombre.
El nuevo Testamento empieza y acaba con la metania (Mt
3,2 Lc 24,47)
Metania se llama también uno de los Misterios de
nuestra Iglesia Ortodoxa, con el cual se facilita la absolución y
perdón de los pecados, aceptación, confesión, arrepentimiento,
rectificación y terapia, sanación. También se llama así a un
gesto reverente que se acostumbra hacer en la veneración Ortodoxa.
Hay dos metanias-genuflexiones distintas: una es un simple movimiento
de la cabeza hacia abajo y otra grande reverencial, arrodillándose.
Νοῦς
nus o (νοερά
ενέργεια noerá
energía), términos
que los usan
los Padres con varios significados; no se debe confundir con la
diania (mente,
intelecto, derebro). En castellano es el espíritu del hombre o
energía espiritual humana creada,
o el ojo de la psique (alma), en elénico
los Padres lo llaman nus o noerá energía para no confundir con la
energía espiritual increada Jaris del Espíritu Santo o Paráclitos.
Cuando el nus queda
preso o apegado en la diania por
un loyismós, pensamiento, reflexión y en la fantasía o imaginación
es cuando viene nuestra caída y el nus
tiene que estar alerta, vigilante y sobrio para impedir la entrada en
la psique de los malos
loyismí, no caer en
esta trampa. El nus
constituye la fuerza y energía más alta del hombre es el "principal
ojo de la psique. El
estado natural del nus,
en el hombre creado por Dios, es la permanencia por la oración y la
alabanza en la memoria de
Dios, más la
expulsión de los loyismí
del corazón. Porque
esta es exactamente la práctica ascética ortodoxa, el regreso y
estancia del nus o su energía
al corazón, el cual por causa de la caída del hombre se pierde y se
esclaviza, se convierte en idólatra o se autodeifica y
alaba sus propias creaciones en vez de agradecer y alabar a Dios.
I. Vlajos: “Νοῦς
nus, en la
enseñanza patrística el término se utiliza diversamente. Unas
veces el término le usan para mostrar la psique (alma), otras el
corazón psicosomático o el espíritu del corazón y otras una
energía de la psique. Pero principalmente nus es el ojo de la
psique, la parte más pura, es la finísima atención. Se llama
también energía noerá (espiritual humana) y su esencia es el
corazón, está en todo el cuerpo principalmente en el cerebro, pero
no se identifica con la energía racional del cerebro.”
Πάθος
pazos, padecimiento,
pasión, emoción, hábito,
mala costumbre, vicio,
patología; En la terminología patrística
se llama así a todo movimiento anormal, en el sentido de no natural,
de las fuerzas de la psique.
Todos los pazos que
nacen de algún pecado
que se repite, y así se consolida en la psique
una tendencia pecadora o apego, adictiva, que con el tiempo llega a
ser una segunda "naturaleza", influyendo los pensamientos y
decisiones, dominando la voluntad y sellando toda su “psicosíntesis”.
Es preferible reeducarlos, convertirlos, que oprimirlos o reprimirlos
y finalmente se usarán de forma fructífera y no negativa.
Πνεῦμα
Θεοῦ pnevma zeú, Espíritu
de Dios.
El término significa "aire","soplo respiro" y
expresa el portador con el cual Dios transmite la vida en sus
creaciones. Según el contexto también es la energía increada Jaris
de Dios Trina. El Espíritu de Dios a veces actúa en los hombres
moviéndolos a actos concretos apoderándose de profetas,
transportándolos a otro lugar.
Φωτισμός
τού (tú)
νοῦ (nú)
Iluminación del nus o del espíritu humano:
es la segunda etapa, después de la catarsis
del corazón, de la
vida espiritual. En esta etapa el nus
ya ha expulsado los apasionados loyismí,
y se hace templo del Espíritu Santo, tal como estaba antes de la
caída lleno de increada energía Jaris, y adquiere plegaria
incesante en la memoria de Dios. Por eso la iluminación del nus se
enlaza estrechamente con la oración noerá o de corazón.
Χάρις
τού Ζεοῦ (jaris tu Zeú) Gracia
de Dios " (Jn. 1.14,16,17) es energía
divina increada, innata e inherente riqueza de la Deidad.
Especialmente en el campo de la redención, la Jaris
es en particular el don de Dios, que se derramó del sacrificio de la
Cruz de Cristo, y funcionando dentro en la Iglesia, envuelve al
hombre débil y pecador, lo santifica cuando colabora libre y
voluntariamente y le hace conseguir la zéosis. De la palabra Jaris
viene c-jarísma, don,
que es regalo de Dios en todos los hombres sin excepción alguna. No
se puede exigir como "recompensa" por obras buenas. Pero se
atrae especialmente con la ταπεινοφροσύνη
(tapinofrosini, actitud sensata y humilde
interior), por la metania
y el corazón
quebrantado (cf.1P 5. 5). La divina Jaris
se da con los santos Misterios ortodoxos de nuestra Iglesia. Esencia
y energía están relacionadas; no hay esencia sin energía ni
energía sin esencia. San Gregorio Palamás nos dice apofáticamente
"No de la esencia conocemos a Dios sino de Sus energías y de
increada esencia tenemos increada energía y de la creada esencia
creada energía". Los heterodoxos están muy confundidos y
oscurecidos sobre éste tema.
Ψυχή
(psijí) Psique alma,
ánima, el término viene desde la antigüedad y se usa igual hasta
hoy. En el Nuevo Testamento y los santos Padres, se usa a menudo en
vez de la palabra anzropos,
humano, hombre, (Rom.13,1). A veces en la Sagrada Escritura significa
simplemente la vida, (Mt 2,20. Jn10,11. Rom.16,4). Pero psique
se dice sobre todo del elemento espiritual,
no material de nuestra existencia (Mt 10,28); Es la base substancial
que vivifica el cuerpo. Es
un componente de las dos partes de nuestra naturaleza, la otra es el
soma, cuerpo. Los hombres tienen psique con esencia y energía, por
eso tienen nus, logos (lógica) y espíritu, el cual espíritu, es la
increada energía Jaris que vivifica el conjuntado cuerpo; nus y
logos están unidos e inseparables de la psique después de la muerte
física; los animales tienen psique por energía por eso no tienen
nus y logos (lógica).
Preámbulo
Las diez
condiciones para la zéosis
- Condición de la fe es el pensamiento sereno y comprensión de Dios impasiblemente, sin pazos
- Condición de la esperanza es la salida del nus hacia los bienes esperanzados.
- Condición de la paciencia, perseverancia es que uno vea con los ojos interiores al invisible Dios como si fuera visible ante Él teniendo continua, firme paciencia.
- Condición de desprendimiento y falta de avaricia es que uno quiera no poseer igual que otros desean poseer.
- Condición de conocimiento o gnosis espiritual, sabiduría, es ignorarse a sí mismo encontrándose en éxtasis con Dios.
- Condición de humildad o (tapinofrosini, mente y nus serena, sensata, humilde y sana) es tratar de olvidar su propio mérito de sus buenas obras.
- Condición de la falta de ira es que uno tenga gran y profundo deseo de no enojarse y no llevarse por la ira.
- Condición de sanado, purificado es la intuición, sensación y sentimiento perpetuo que uno está unido con Dios.
- Condición de la agapi, amor es que uno sienta que crece su amor y caridad hacia los que nos enojan, insultan, rayan y no nos quieren.
- Condición de la perfecta alteración y conversión, es que uno siente el placer y gozo provocado por su amor a Dios, y el horror que siento a morir se me convierte en gozo, placer y alegría.
Logos
ascético separado en 100 versículos prácticos de gnosis espiritual
y discernimiento
Cap. 1-5 Infraestructura espiritual de la vida en
Cristo.
1-Hermanos,
en cada contemplación (zeoría) debe encabezar la fe, la esperanza y
la agapi; pero la que más: la agapi. La fe y la esperanza enseñan
al hombre a despreciar los bienes materiales. En cambio la agapi une
la psique con las virtudes de Dios, buscando y siguiendo con νοερά
αίσθηση,
(sentido, sentimiento espiritual) al Invisible.
2-Sólo
el Dios es bondadoso por naturaleza. El hombre se convierte y se hace
bondadoso con el cuidado de su conducta mediante el bien real, es
decir, por Dios; Y se transforma y se hace lo que no es, es decir,
bondadoso, cuando la psique cuidándose al bien, se acerca tanto a
Dios cuanto la fuerza de la psique se energetiviza o se hace
operativa en el bien. Porque dice el Señor: “Transformaos y
haceos misericordiosos y caritativos, como vuestro Padre en el cielo”
(Lc 6,36).
3-
El mal no tiene existencia natural, ni nadie es malo por naturaleza.
Porque el Dios no creó nada malo. Pero cuando uno empieza a desear
el mal, entonces lo inexistente empieza hacerse existente, y tal como
quiere aquel que lo comete. Se debe, pues, con el ejercicio en la
memoria de Dios, olvidar y abandonar la costumbre y disposición al
mal. Porque la naturaleza del bien es más fuerte que el hábito del
mal. Esto porque el bien existe, en cambio el mal no, salvo cuando lo
cometemos.
4-Todos
los hombres estamos formados “como imagen de Dios”. Pero el ser
“como semejanza”, sólo lo tienen aquellos que con su gran agapi
esclavizaron su libertad a Dios. Porque cuando no pertenecemos a
nosotros mismos, entonces somos semejantes a Aquel que nos ha
reconciliado con el Sí Mismo mediante la agapi (increada). Esto uno
no lo puede conseguir, si no convence a su psique a no deleitarse y
seducirse de la gloria fácil y la alabanza del mundo.
5.
Independencia es la voluntad de la psique lógica movida prestamente
hacia lo que quiere. Persuadámosla para que esté siempre preparada
en girar y dirigirse sólo hacia el bien, de modo que siempre con los
conceptos bondadosos desaparezca el recuerdo del mal.
Cap.
6-9 Voluntad independiente-
luz de la gnosis-logos-medianidad.
6-
Luz de la gnosis verdadera es poder discernir infaliblemente el bien
del mal. Entonces el camino de la virtud, conduciendo al nus a Dios,
el Sol de la justicia le introduce a la luz infinita (increada) de la
gnosis (increada), de manera que busque claramente con valor y ánimo
la agapi (increada). Debemos, pues, con valor y ánimo sin ira,
arrebatar lo justo de aquellos que se atreven a insultarlo y
pisotearlo. Porque el afán o celo para la piedad, lucha y vence no
con odio, sino con persuasión y control.
7-
El logos espiritual informa la νοερά
αίσθηση,
el sentido espiritual, porque proviene de Dios mediante la energía
(increada) de la agapi. Por eso no se fatiga nuestro nus durante sus
contemplaciones (zeorías) teológicas; porque entonces no tiene la
pobreza que conduce a la búsqueda de conceptos o pensamientos,
puesto que se extiende en contemplaciones (zeorías) tanto, en cuanto
quiere la energía (increada) de la agapi. Es bueno, pues, que
siempre esperemos la iluminación del logos con fe que la mueve la
agapi. Porque no hay nada más pobre en el mundo que uno filosofe
sobre Dios sin tener la iluminación de Dios.
8-Cuando
uno no está iluminado no debe emprender en temas espirituales; pero
tampoco aquel que está abundantemente iluminado de la bondad del
Espíritu Santo, debe empezar hablar sobre estos. La pobreza
espiritual trae la ignorancia y la riqueza espiritual no permite la
homilía (hablar). Porque, entonces, la psique, ebria de la agapi
(amor energía increada) de Dios, desea dentro de su silencio
disfrutar, gozar la doxa (gloria, gracia, energía y luz increadas)
del Señor. Por ello debemos observarnos cuando nos encontramos en un
estado medio, entonces hablar sobre el Dios. Este estado da a la
psique un tipo de logos llenos de doxa-gloria, en cambio la
luminosidad de la divina iluminación alimenta la fe de aquel que
dice estos logos en fe, para que goce o saboree primero él de los
frutos de la divina gnosis (increada) mediante la agapi. Porque el
agricultor que se esfuerza en el campo, debe ser el primero en
saborear de los frutos (2ª Tim 2,6).
9-
La sabiduría y la gnosis son carismas del un único Espíritu Santo.
Pero cada carisma energiza y opera de distinta manera. “En uno da
sabiduría, en otro gnosis, del mismo Espíritu” (1ªCor 12,8), tal
como testimonia también el Apóstol Pablo. Y la gnosis con la
experiencia une al hombre con el Dios, pero no mueve la psique hablar
logos sobre los seres o existencias. Por ello algunos que se
ejercitan a la vida monástica, se iluminan de la gnosis con νοερά
αίσθηση,
(sentido, sentimiento espiritual), pero sus psiques no se mueven
hablar sobre divinos logos. Pero la sabiduría, cuando con temor, se
da a uno junto con la gnosis, (y esto no es frecuente), revela las
propias energías de la divina gnosis; porque la gnosis acostumbra a
iluminar al nus con la experiencia, en cambio la sabiduría le
ilumina con el logos espiritual. La gnosis viene por la oración, por
una gran hisijía (serenidad interior y exterior)) y por una
despreocupación completa; en cambio la sabiduría viene del continuo
estudio de los logos de Dios, que se hace sin vanagloria y, ante
todo, por la jaris (increada) de Dios que la concede.
Cap. 10-14 La parte emocional o irascible de la
psique- dos logos- agapi de Dios-éxtasis.
10-
Cuando la parte irascible o emocional de la psique se mueve contra
los pazos, debemos conocer que es tiempo del silencio, porque es la
hora de la lucha. Pero cuando uno con la oración o con la caridad o
con la simpatía, viera que aquella perturbación se ha convertido en
serenidad, entonces que mueva su psique hacia el eros (amor) de los
logos de Dios; pero asegurando las alas del nus con el lazo de la
tapinofrosini (conducta interior humilde, sana y serena). Porque si
uno no se rebaja a sí mismo y no se hace excesivamente humilde con
despreocupación perfecta, no puede hablar para la grandeza de Dios.
11-
El logos espiritual vigila siempre la psique de la vanagloria, porque
la ilumina en todas sus partes y hace que no tenga necesidad del
elogio o del honor humano. Por ello también vigila y guarda la
diania (mente, intelecto, cerebro) de la fantasía, transformándola
y dirigiéndola entera en la agapi de Dios. Al contrario, el logos de
la sabiduría del mundo siempre mueve al hombre a la vanagloria;
porque no satisface la psique con νοερά
αίσθηση,
(noerá éscisi, sentido, sentimiento espiritual, y produce a sus
seguidores amor a las alabanzas, puesto que es producto de los
hombres vanagloriosos. Reconoceremos, pues, la energía del logos
divino y espiritual sin engañarnos, si las horas que no hablamos las
pasamos en silencio sin preocupaciones y en la ferviente memoria de
Dios.
12-
Aquel que se ama a sí mismo, no puede amar a Dios. Aquel que no se
ama a sí mismo a causa de su sobreabundante riqueza de la agapi de
Dios, ése ama a Dios. Éste hombre no busca jamás su propia gloria,
sino la de Dios. Porque aquel que se ama a sí mismo ama su propia
gloria; pero aquel que ama a Dios ama la gloria de su Creador. La
característica de la psique que tiene νοερά
αίσθηση,
(sentido, sentimiento espiritual) y ama a Dios, es que busca y pide
siempre la doxa-gloria de Dios en todos los mandamientos que realiza
y está contento en su propia humildad. Porque a Dios pertenece la
doxa-gloria por Su grandeza, en cambio, al hombre conviene la
humildad con la cual nos hacemos familiares íntimos de Dios.
Cualquier cosa que hagamos, que digamos siempre nosotros también con
alegría: “por la doxa-gloria de Dios”, a ejemplo aquello que
dice san Juan el Bautista: “Aquel debe glorificarse, en cambio,
nosotros que disminuyamos” 30
Es preciso que él crezca y yo mengue.
(30. De acuerdo con el plan de Dios, por el que yo he sido enviado,
aquel debe aumentar en influencia y doxa-gloria y yo menguando de
modo que no sigan a mí, sino a él,
(Jn 3,30).
13-
Conozco a uno que ama tanto a Dios – y a pesar de eso, está en
luto o afligido, porque no le ama tanto como le gustaría- de modo
que su psique se encuentra incesantemente en un deseo ferviente de
que el Dios sea glorificado de él, en cambio, él mismo es como si
nada fuera. Este hombre no conoce que tiene tanto agapi a Dios, aun
cuando le elogian. Y esto ocurre porque por el gran deseo de
humildad, no entiende su propio valor, sino que sirve a Dios, tal
como es la ley para los sacerdotes; y de esta gran agapi a Dios
olvida su propio valor y en la profundidad de la agapi a Dios esconde
su jactancia por tener esta agapi, mediante el espíritu de humildad.
Así se ve siempre como sirviente indigno, inferior de su valor, por
el deseo de humildad. Esto debemos hacerlo también nosotros, evitar
toda gloria y honor por la gracia de la riqueza desbordante de la
agapi al Señor que tanto nos ama.
14-
El que ama a Dios con αίσθηση
sentido y sentimiento del corazón, ése es conocido por Él (1ªCor
8,3). Porque cuando más recibe en la psique αίσθηση
el sentido y sentimiento de la agapi de Dios, tanto más aumenta su
agapi a Dios. Este hombre no cesa nunca
desear con un fuerte eros
(amor humano) a conocer más a Dios, hasta que sienta este
αίσθηση
sentido y sentimiento de sus huesos. Este hombre está en este mundo
pero no se encuentra en este. Aunque se encuentra en este mundo con
su cuerpo, vive la agapi fuera del mundo, puesto que su psique se
mueve incesantemente hacia Dios. Como su corazón está ardiendo
continuamente del fuego de la agapi, un anhelo le empuja a estar
pegado a Dios, ya que salió fuera de la agapi-amor de sí mismo a
causa de su agapi a Dios. Dice el Apóstol Pablo: “Porque si hemos
salido fuera de nosotros mismos lo hemos hecho para Dios, si hablamos
con sano juicio y humildad, lo hacemos para vosotros” (2ªCor
5,13).
Cap. 15-18 Agapi fraternal-temor de Dios-condiciones
de la agapi.
15-Cuando
uno empieza a sentir en abundancia la agapi de Dios, entonces empieza
amar también a su prójimo con αίσθηση
sentido y sentimiento espiritual. Esta es la agapi por la cual hablan
todas las Escrituras. Cuando aparece alguna causa insignificante, la
amistad carnal se disuelve fácilmente, porque no está conectada, ni
unida con αίσθηση
el sentido espiritual. Pero en el hombre que energiza, opera el Dios,
aunque pase alguna irritación, no se rompe el lazo de la agapi.
Porque con el calor de la agapi de Dios la psique vuelve a calentarse
a sí misma al bien y rápidamente regresa en su interior la agapi
hacia el prójimo con mucha alegría y goce, aunque haya sido
insultada o perjudicada exageradamente de este; y con la dulzura de
Dios aniquila la amargura del conflicto o la disputa.
16-Nadie
puede amar a Dios con αίσθηση
el sentido y sentimiento del
corazón, si antes no le ha temido con todo su corazón. Porque la
psique llega a esta agapi, si antes se ha sanado, expiado y
ablandado, de una manera, por la energía del temor. Pero uno no
puede llegar al temor a Dios de la manera que hemos dicho, si no
abandona toda preocupación de esta vida. Porque cuando el nus se
encuentra con mucha hisijía (serenidad) y despreocupación, entonces
es molestado por el temor de Dios, y le limpia y le sana de cada
terrenal, para traerle en la gran agapi para la bondad de Dios. Así
que el temor pertenece en aquellos que se encuentran en el estadio de
la catarsis (sanación, terapia) del pecado y tienen una agapi
mediana, normal. Pero la agapi perfecta pertenece en aquellos que ya
se han sanado o han consumado la catarsis, los cuales no tienen
temor; porque la perfecta agapi expulsa al temor (1ªJn 4,18). Pero
los dos – el temor y la agapi- pertenecen sólo a los justos, los
cuales con la energía (increada) del Espíritu Santo cultivan las
virtudes. Por eso la Escritura dice: “Temed al Señor todos sus
santos” (Sal 33,10). Y en otra parte dice: “Amad a Dios todos Su
santos” (Sal 30,24); para que aprendamos bien que en los justos que
aún están en la catarsis, pertenece el temor a Dios con una agapi
mediana, tal como dijimos, en cambio la perfecta agapi y el apego,
unión de la psique a Dios pertenece a los que han hecho la catarsis,
sanación. En ellos no hay ni una sombra de temor, sino incesante
amor fulgurante y apego de la psique a Dios por la energía
(increada) del Espíritu Santo, tal como dice también el profeta
David: “Mi psique se pegó en Ti y te sigue; me detuvo Tu mano
derecha.” *(Justo
en la teología de los Padres ortodoxos es también aquel que ha
llegado a tener la mayor de las virtudes que es el discernimiento,
distinguir entre creado e increado y discernimiento de espíritus.)
17-
Las heridas del cuerpo cuando se dejan sin cuidar, se endurecen, no
sienten los fármacos de los médicos; en cambio, si se limpian, por
la influencia de la energía del fármaco, se curan a veces
rápidamente. Así también en la psique, mientras uno no la cuida,
está totalmente cubierta de la lepra de la filidonía (hedonismo o
la voluptuosidad), no puede sentir el temor a Dios, aunque uno le
hable continuamente sobre el juicio de Dios. Pero cuando la psique
con gran atención y cuidado empieza limpiarse y sanarse, entonces
siente el fármaco vivificante del temor a Dios que la quema con las
inspecciones de la conciencia en el fuego de la apacia (sin pazos,
impasibilidad). Hasta llegar, limpiándose y sanándose poco a poco,
a la catarsis total. Y cuanto disminuye el temor, tanto crece la
agapi de la psique hasta llegar a la perfecta agapi, que tal como
hemos dicho, no hay miedo, temor, sino apacia total que es conseguida
por la doxa-gloria (increada) de Dios. Que sea, pues, por nosotros
siempre admiración, alabanza suprema, primero el temor a Dios y
después la agapi que es la plenitud, consumación del
perfeccionamiento que legisla el Cristo.
18-Aquella psique que no se ha liberado de las
preocupaciones cósmicas, mundanas, no puede amar auténticamente a
Dios, ni puede odiar al diablo como se merece, porque lleva encima
suyo la preocupación de la vida que con su peso cubre la psique como
un velo pesado. Por eso el nus no puede, con su propio juicio a
enseñar las cosas que conducen a Dios o al odio al diablo, de modo
que pueda decidir sin ser engañado o equivocado. Por todo esto,
seguro que para cada uno es útil retirarse del mundo.
Cap. 19-22 Pruebas de la catarsis-fe-obras-fe-agapi.
19-
La característica particular de la psique sanada, la que ha hecho la
catarsis, es el logos sin envidia, ni codicia y el eros-amor
incesante de la doxa-gloria (luz y energía increada) de Dios.
Entonces también el nus permanece dentro de su diania (mente,
intelecto, cerebro) que se ha hecho como un medio de juicio sano y
claro y dirige con exactitud sus balanzas personales.
20- Fe sin obras y obras sin fe, serán por igual
denegadas de Dios. El creyente debe ofrecer fe al Señor que se
muestra por obras y actos. Nuestro padre Abraham no sería imputado
justo por su fe, (San 2,21), si no hubiera ofrecido a su hijo Isaac
como fruto de ella, (Gén 22,1.19).
21- Aquel que ama a Dios, cree verdaderamente y realiza
las obras de la fe con piedad. Pero aquel que sólo cree, sin tener
agapi, tampoco tiene la fe que parece tener. Su fe es ligera porque
no tiene el peso y la doxa-gloria de la agapi. Por lo tanto,
recapitulación de todas las virtudes es la fe que se hace praxis con
la agapi, (Gal 5,6).
22-
El fondo de la fe, cuando uno lo investiga con curiosidad se remueve;
en cambio cuando lo observa con sinceridad y sin mala astucia,
permanece sereno. Y esto porque el fondo de la fe parece como el agua
del olvido, donde todos los males se olvidan, y no permite que uno lo
investigue con curiosidad. Que naveguemos, pues, al mar de la fe con
sencillez en nuestra diania (mente, intelecto), para que podamos así
llegar al puerto de la voluntad de Dios.
Cap. 23-25 Conciencia-dualidad-simplicidad de la
tendencia.
23-
Nadie puede amar o creer verdaderamente, si no se tiene como fiscal
acusador su propia
conciencia. Pero cuando nuestra conciencia está perturbada por sus
inspecciones, remordimientos y reproches, entonces al nus no le es
permitido sentir el perfume de los bienes celestiales o
sobrenaturales, sino que cae a la duda y se divide: por un lado tiene
un fuerte deseo sobre estos, a causa de su anterior experiencia sobre
la fe, pero por otra parte no puede llegar a estas con agapi y
αίσθηση
sentido, sentimiento del corazón a causa de las inspecciones,
remordimientos y reproches de la conciencia. En cambio, si nos hemos
limpiado, sanado a nosotros mismos con la atención más ferviente y
con la ayuda de Dios alcanzaremos lo anhelado con mayor experiencia.
24- Tal como los sentidos del cuerpo nos incitan de
manera violenta hacia las cosas que nos parecen buenas, lo mismo
también el sentido del nus, cuando ha saboreado la divina agapi,
acostumbra conducirnos a los bienes invisibles. Cada cosa aspira
aquello que le es parentesco. La psique como incorpórea desea los
bienes celestes, en cambio el cuerpo como tierra que es, desea el
deleite terrenal. El sentido inmaterial lo probaremos y sentiremos
sin engaño, cuando podamos afinar la materia (el cuerpo) con los
esfuerzos de la ascesis.
25-
La energía (increada) de la divina gnosis nos enseña que hay un
sólo sentido αίσθηση
en la psique, pero a causa de la desobediencia de Adán es dividido
en dos energías; y que un único sentido
αίσθηση
simple se da a la psique por el Espíritu Santo. Este sentido
espiritual nadie lo puede conocer, sino sólo aquellos que se liberan
o desprenden con alegría de los bienes de la vida por la esperanza
de los bienes futuros y con la engratia (continencia, autodominio,
abstinencia y ayuno) marchitan todo apetito de los sentidos
corporales; sólo en ellos, a causa de su despreocupación, el nus se
mueve con vigor y puede sentir de manera inexpresable, la divina
bondad; y entonces según su progreso, el nus transmite su alegría
también al cuerpo y siente infinito deleite, mientras alaba y
glorifica con agapi a Dios. Dice: “En Él mi corazón puso su
esperanza y encontré ayuda que rebrotó mi sarx (carne, cuerpo); y
Le glorificaré y alabaré con toda mi voluntad”. La alegría y
gozo que vienen entonces a la psique y al cuerpo es un recuerdo
inequívoco, infalible de la vida incorruptible e inmortal.
Cap. 26-28 Condiciones de la nipsis-necesidad del
Espíritu Santo.
26- Los luchadores deben mantener sus dianias-mentes
siempre imperturbables, para que el nus pueda discernir los loyismí
(pensamientos, reflexiones) que le atraviesan; y los buenos que el
Dios envía, colocarlos en los depósitos de la memoria; en cambio
los malos y demoníacos rechazarlos. En efecto, cuando el mar está
sereno, los pescadores ven qué se mueve hasta las profundidades y
casi no se les escapa nada de los movimientos de los peces. Pero
cuando es agitado por los vientos, esconde en la oscuridad de la
agitación las cosas que se dejan ver cuando está sereno y entonces
el arte de los pescadores vemos que es impotente e ineficaz. Lo mismo
ocurre también con el nus que se ocupa de contemplaciones (zeorías)
divinas, sobre todo cuando el fondo de su psique está perturbado de
la injusta ira, cólera o enojo.
27-
Son muy pocos aquellos que conocen y disciernen con exactitud sus
errores y autoengaños; y de los que el nus nunca se aleja de la
memoria de Dios. Nuestros ojos cuando tienen su salud pueden ver
todo, hasta los pequeños mosquitos que dan vueltas al aire; pero si
pierden su salud y su lucidez y empiezan a ver borrosamente, entonces
si hay algo grande delante de ellos lo ven confusamente, y las
pequeñas cosas ni las ven. Así también la psique, si de su
invalidez que ha sufrido a causa de su filocosmía (o amor del mundo
pecaminoso) hace con gran atención y esmero la terapia o
psicoterapia (ortodoxa), entonces hasta los mínimos fallos o ligeras
caídas los considera muy grandes, y derrama lágrimas continuamente
con mucho agradecimiento. Porque dice la Escritura: “Los justos*
glorificarán Su nombre” (Sal 139,14). Pero si la psique continúa
teniendo conducta cósmica-mundana (del mundo pecaminoso), entonces
aunque cometa un homicidio o algún pecado merecedor de gran castigo,
apenas lo siente; en cambio los pequeños pecados ni siquiera los
percibe y muchas veces los percibe y los cree como hazañas y no se
avergüenza en presumir cuando habla de ellos.
28-
Sólo el Espíritu Santo puede hacer la catarsis, (sanación,
terapia) del nus. Porque si no entra dentro de la casa el más fuerte
que el ladrón para reducir las cosas robadas y atar al ladrón (Lc
11,21-22), el botín no será liberado. Se debe, pues, por todos los
medios y especialmente con la paz de la psique, que el Espíritu
Santo repose, para mantener el candil de la gnosis espiritual siempre
encendido dentro de nosotros. Cuando esto resplandece incesantemente
dentro de los fondos de la psique, entonces dentro del nus no sólo
llegan a ser evidentes y claros aquellos ataques y accesos de los
demonios, sino también que se debilitan bastante y al ser
inspeccionados, salen a la luz por aquella luz divina y gloriosa. Por
eso el Apóstol dice: “No apaguéis el Espíritu”, es decir: no
entristecer la bondad del Espíritu Santo, con malas obras o malos
loyismí, para que no seáis privados de Su luz (increada) victoriosa
e invencible. Porque el Eterno y Vivificante Espíritu no se apaga,
sino que Su tristeza, es decir, Su alejamiento, deja al nus del
hombre triste y sin la divina gnosis (increada).
Cap. 29-30 Disgregación-unificación del sentido
psíquico.
29-
El sentido natural de la psique, tal como dije, es uno
y único, en cambio los sentidos del cuerpo son cinco, según
nuestras naturales necesidades corporales, tal como nos enseña el
filántropo y santísimo Espíritu de Dios. Pero también este
αίσθηση
sentido psíquico se divide
analógicamente por los movimientos de la psique, a causa del resbalo
del nus por la desobediencia de los primeros en ser creados. Por eso,
por una parte la psique sigue la parte pasional del sentido, y de ahí
sentimos el placer de los bienes materiales de la vida. Pero cuando
estamos sensatos, serenos y prudentes, la psique muchas veces es
atraída y complacida del movimiento lógico y espiritual (noeró)
del sentido; entonces nuestro nus desea correr hacia los bienes y las
bellezas celestes. Si nos acostumbramos a despreciar los bienes del
mundo, podremos unir el apetito o ansia terrestre de la psique con la
disposición lógica y espiritual de ella, con la ayuda que da la
presencia del Espíritu Santo dentro de nosotros. Porque si Su deidad
con sus energías (increadas) no ilumina eficazmente los interiores
de nuestras psiques, no podremos saborear el bien con el sentido
entero e indiviso, es decir, con la disposición psíquica entera.
30-
Αίσθηση
(sentido) del nus es su
capacidad de discernir con exactitud todo que investiga y examina.
Cuando el sentido del cuerpo sabor lo tenemos sano, discernimos sin
error las buenas comidas de las sin sabor y saboreamos las buenas.
Así también nuestro nus, cuando empieza a moverse sanamente y sin
ninguna preocupación, entonces puede sentir abundantemente el
consuelo divino y no arrastrarse nunca de los consuelos demoníacos.
El cuerpo, cuando saborea los apetitosos alimentos terrenales,
mantiene la experiencia del sabor infalible. Así también el nus,
cuando haya vencido la conducta carnal, puede saborear sin peligro de
engaño el consuelo, alivio del Espíritu Santo, tal como dice la
Escritura: “Saboread y veréis que el Señor es bondadoso” (Sal
33,9); y con la energía de la agapi, el nus pueda tener inolvidable
el recuerdo de este sabor y discernir sin error lo que prueba, de
acuerdo con las palabras del Apóstol: “Y pido en mi oración para
que vuestro amor crezca cada día más con reconocimiento y en todo
sentido, para que discernáis correctamente las cosas útiles …”
(Fil 1,9-10).
Cap. 31-33 Las dos súplicas-Espíritu Santo-satanás.
31-
Cuando nuestro nus empieza a sentir el consuelo del Espíritu Santo,
entonces también el satanás viene en el reposo de la noche,
cuando uno se encuentra en un sueño ligero, y con un
αίσθηση
(sentido, sentimiento o
sensación) que parece dulce consuela la psique. El nus, pues, si se
encuentra sosteniendo calurosamente la memoria del nombre del Señor
Jesús Cristo y usa como arma este santísimo y glorioso nombre,
entonces el pervertidor abandona su complot o maquinación, pero
lanza una guerra abierta contra la psique. De esto el nus aprende con
exactitud el engaño del astuto maligno y progresa más en la
experiencia del discernimiento.
32- El consuelo que da el Espíritu Santo, viene cuando
el cuerpo está despierto o cuando trata de entregarse a un sueño
ligero, y cuando uno con la ferviente memoria a Dios está como
pegado, unido a Su agapi. Pero el consuelo satánico del engaño
viene cuando –como dije- el luchador se encuentra en sueño ligero,
teniendo floja o mediocre la memoria de Dios. Lo primero, en efecto,
como proviene de Dios, quiere consolar claramente los luchadores de
la piedad con mucha alegría en la psique, aumentando la agapi. Lo
contrario acostumbra a empujar la psique hacia el engaño e intenta
con el sueño del cuerpo alejar el sentido o la energía del nus
sanado, saludable por la memoria de Dios. Si, pues, -como dije- el
nus se encuentra en un estado de continua memoria del Señor Jesús
Cristo, disipa aquella brisa del enemigo aparentemente dulce y con
alegría se lanza a la guerra contra él, teniendo como arma junto
con la jaris (energía increada) también la experiencia adquirida.
33.
Si la psique está sin ninguna fantasía o duda, se inflama de la
agapi de Dios, arrastrando de una manera también el cuerpo a la
profundidad de aquella inenarrable agapi divina (increada), sea
velando, sea entrando en sueño, según el modo que he descrito,
viene y energiza, activa la divina jaris (increada) y no piensa nada
más que el objetivo de la agapi (increada), es decir, a Dios;
entonces, que sepa o reconozca que este tipo de agapi es energía
(increada) del Espíritu Santo. (La energía increada de la jaris, es
activada por la persona-hipóstasis Espíritu Santo). Mientras la
psique entera deleita de aquella inexpresable dulzura, entonces no
puede pensar en nada más, porque goza de alegría incesante. Pero
si, cuando está bajo de esta influencia de la energía (increada),
el nus concibe o siente hasta la más mínima duda o pensamiento
sucio, aunque haya utilizado el divino Nombre para defenderse o
rechazar el mal y no sólo por la agapi de Dios, entonces debe
entender que aquel consuelo proviene del seductor diablo estafador
bajo la apariencia de una alegría y un gozo superficiales. Esta
alegría o gozo es sin sabor, caótico, desordenado y está provocado
por el enemigo que quiere adulterar la psique. Porque cuando ve que
el nus se fía plenamente de la experiencia de su sentido y presume,
entonces, como he dicho, provoca a la psique aparentes consuelos
bondadosos. Así la psique arrastrada de esta floja y falsa dulzura,
no percibe esta unión íntima de ella con el mal astuto espíritu.
Por esto, pues, discernimos el espíritu de la verdad del espíritu
del engaño. Pero es imposible que uno saboree con αíσθηση
sentido y sentimiento de la psique la divina bondad o recibir
experiencia sentida y sensible de la maldad de los demonios, si no
conoce con certeza que la jaris (increada) ha habitado al fondo de su
nus; en cambio los malos astutos espíritus se encuentran alrededor
de los miembros del corazón. Esto los demonios no quieren de ningún
modo que sea creído por los hombres, para que el nus no se arme
contra ellos con la memoria de Dios.
Cap. 34-36 Agapi fraternal-temor a Dios-condiciones
de la agapi, (Dos agapis-temor y agapi-la Luz increada).
34-
Una es la agapi natural que tiene la psique y otra la que le viene de
la energía (increada) del Espíritu Santo. La primera se mueve
cuando nosotros queremos, según nuestra voluntad; y por eso
fácilmente es saqueada, arrebatada de los espíritus malos astutos,
cuando no nos sujetamos con fuerza a nuestra predisposición
agapítica. Pero la otra que se hace por el Espíritu Santo, excita
tanto la psique hacia la agapi a Dios, de manera que todas las partes
de la psique se apeguen de modo inexpresable a la bondad del divino
anhelo, con una inmensa disposición sencilla. Porque el nus entonces
lleno de la energía (increada) espiritual, como si estuviese de
parto, se convierte en una fuente de agapi que brota, mana, gozo y
alegría.
35-
Tal como se serena el mar agitado, si le echamos aceite, y se vence
la tempestad por el grueso y la grasitud del aceite, así también la
psique cuando está ungida de la bondad del Espíritu Santo, siente
una dulce serenidad y paz, recibiendo con alegría su derrota por
aquella bondad impasible e inexplicable del Espíritu Santo, que la
cubre diciendo según el profeta David: “Psique mía sométete a
Dios” (Sal 61,6). Entonces cualquiera que sea el número de
tentaciones que se provocan por los malos astutos demonios contra la
psique, ella permanece en paz sin ira y está llena de todo gozo y
alegría. Uno viene y permanece en este estado, si apacigua su propia
psique incesantemente por el temor a Dios. A los luchadores para la
salvación y sanación el temor del Señor Jesús trae una cierta
forma de pureza o expiación. Porque dice la Escritura: “El temor
del Señor, es puro y permanece por los siglos” (sal 18,10).
36-
Cuando escuchéis sobre el sentido del nus, nadie crea que la
doxa-gloria de Dios se le aparecerá de forma visible. En efecto,
decimos que cuando la psique está sana o limpia, siente el divino
consuelo y lo saborea de manera inenarrable; pero no se ve en ella
nada de las invisibles, porque como dice el Apóstol Pablo: “En la
vida presente progresamos con la fe y no en la visión,” (2ªCor
5,6-7). Si pues, en alguno de los luchadores se le aparece una luz o
una figura luminosa, para nada acepte esta visión. Es un engaño
claro del mal astuto; muchos por ignorancia lo creyeron y se
extraviaron del camino de la verdad. Pero nosotros conocemos que
mientras estamos en este cuerpo nuestro corruptible, estamos lejos de
Dios, es decir, no es posible ver con nuestros ojos ni a Él, ni a
ninguno de Sus maravillas celestes.
Cap. 37-39 Los sueños de la naturaleza-los del
satanás-los de Dios.
37-
Los sueños que se manifiestan a la psique a causa de su agapi a
Dios, son de una manera indicios seguros e inequívocos de una psique
sana. Por eso no cambian de una figura a otra, ni de repente se ríen
o aterrorizan, sino que se aproximan a la psique llenos de
indulgencia y bondad llenándola de alegría espiritual. Por eso
cuando el cuerpo se despierta, la psique con gran anhelo busca la
alegría del sueño. En cambio, las fantasías de los demonios son
totalmente opuestas; no permanecen en la misma figura, ni muestran
por largo tiempo su forma sin turbación. Porque la serenidad no la
tienen a causa de su intención y voluntad, sino que la imitan sólo
con la disposición de engañar a la psique; la serenidad no puede
permanecer en ellos por mucho rato; pero hablan grandes palabras,
hacen muchas amenazas, a menudo se transforman en soldados y también
algunas veces con chillidos psalmodean la psique. Cuando el nus está
sano, limpio de estas cosas, reconoce la presencia de los demonios de
las fantasías y el cuerpo se despierta; alguna vez también se
alegra porque pudo entender la mala astucia de ellos. Por eso dentro
del sueño muchas veces los inspecciona y por eso les provoca una
gran ira. Pero hay casos que los sueños buenos no producen alegría
a la psique, sino que traen una tristeza agradable y lágrimas sin
dolor. Esto sucede en aquellos que han progresado mucho en la
conducta interior humilde, sana y serena.
38-
Nosotros hemos hablado relativamente sobre el discernimiento de
sueños buenos y malos, tal como hemos escuchado de aquellos que
tienen experiencia. Pues, para que nos sea útil para la virtud, lo
mejor es que no demos ningún crédito a ninguna figura o fantasía.
Porque los sueños no son otra cosa que copias de loyismí
(pensamientos) incontrolables o errantes y como dije, burlas de los
demonios. Por lo tanto, si alguna vez por la bondad de Dios nos fuera
enviado algún ensueño y no lo aceptáramos, el amado y deseado
Señor Jesús no se enfadará contra nosotros; porque conoce que esto
lo hacemos a causa del miedo de la mala astucia de los demonios. El
referido discernimiento entre sueños buenos y malos es rigurosamente
exacto. Pero sucede que la psique se manche por un motivo
imperceptible –algo que creo que nadie está exento- y pierde la
exactitud rigurosa del diagnóstico y entonces cree los malos sueños
como buenos.
39-
En este caso tomemos como ejemplo a un esclavo a quien su señor
después de larga ausencia le llamó durante la noche desde el patio
de la casa,; el esclavo negó categóricamente abrir la puerta a su
señor, por temor a ser engañado por la semejanza de la voz y
convertirse en traidor de su señor, abriendo a otra persona. Cuando
se hizo de día, no sólo su señor no se enfadó con el esclavo sino
que le alabó mucho, porque hasta la voz de su señor la creyó como
engañosa, al no querer que se perdiera ninguno de sus bienes.
Cap. 40-44 Las dos
luces-obediencia-engratia-desviaciones.
40-
Uno no debe dudar que, cuando el nus comienza a recibir continuamente
la energía (increada) de la luz divina, se hace todo transparente,
de modo que él mismo vea abundantemente la riqueza de su propia luz.
Esto sucede cuando la potencia de la energía de la psique ha vencido
los pazos y domina sobre ellos. Pero cada figura que se manifiesta al
nus, sea como luz, sea como fuego, proviene de la mala astucia del
enemigo; tal como claramente nos enseña san Pablo: “…que el
diablo se metamorfosea, transforma en ángel de luz”, (2ªCor
11,14). Uno no debe emprender la vida ascética con una esperanza de
este tipo de ensueños, no vaya ser que el satanás encuentre la
psique lista para arrastrarla. Nuestra pretensión sólo debe ser
amar a Dios con todo sentido, sentimiento, del corazón y con la
psique entera (la parte logística, la irascible o emocional y la
anhelante-voluntad) y con cada información interior, es decir, “…con
todo el corazón, con toda nuestra diania y con la psique entera,
(Mat 22,37)”. Porque aquel que por la jaris (energía increada) de
Dios energiza y opera a este grado, aun cuando vive en este mundo, se
encuentra alejado del mundo.
41-
Está reconocido que la obediencia es la primera entre las virtudes
introductorias. Porque anula, suprime la presunción o engreimiento,
es decir, la gran idea que tiene uno de sí mismo, y genera la
tapinofrosini (humildad o conducta interior de humildad y serenidad).
Por eso en aquellos que la guardan o soportan con agrado se convierte
en la puerta que conduce a la agapi de Dios. Por eso Adán al haber
rechazado la obediencia resbaló al Hades o al abismo del infierno.
Esta virtud amó el Señor y se hizo hombre economizando nuestra
sanación y salvación. Obedeció a Su Padre hasta la cruz y la
muerte, (Fil 2,6-8), y esto no siendo inferior de la grandeza de
Aquel, para anular y destruir con Su obediencia el crimen de la
desobediencia humana y devolver a la vida bienaventurada y eterna
aquellos que vivirán con obediencia. En primer lugar, aquellos que
quieren combatir la presunción o la arrogancia del diablo, deben
ocuparse de la obediencia. Y ella con el tiempo nos mostrará sin
error todos los caminos de las virtudes.
42-
La engratia (autodominio, dominio de sí o contención) es un nombre
general de todas las virtudes. Aquel que está en engratia, es decir,
el que cultiva las virtudes, es necesario que se contenga en todo.
Tal como se amputa cualquier miembro del hombre, aunque sea el más
pequeño, entonces se deforma o desfigura el hombre entero. Así
también el que descuida una sola virtud, destruye toda la belleza de
la engratia. Debemos pues, cultivar no sólo las virtudes corporales,
sino también aquellas que pueden limpiar y sanar nuestro interior.
¿Cuál será el beneficio para quien mantuvo su cuerpo virgen, si se
mancha del demonio de la desobediencia? O ¿cómo se coronará aquel
que se distancia de la gula y de cada deseo corporal, si no se ocupa
de vencer el orgullo, la presunción y la vanagloria y no tolera, ni
soporta la mínima aflicción y pena? Porque en el juicio futuro, en
la balanza de la luz de la justicia se dará como contrapeso o
contrapartida en aquellos que cometieron obras de justicia con
espíritu de humildad.
43-
Aquellos que luchan para su sanación y salvación, deben ocuparse en
odiar tanto los deseos insensatos, de manera que adquieran el hábito
de este odio. Pero la engratia, contención de las comidas deben
ejercerla con cuidado de manera que no lleguen a odiar ningún
alimento; porque una cosa así es maldita y totalmente demoníaca. No
nos abstenemos de las comidas como si fueran malas -que así no sea-
sino para que, al apartarnos de las comidas voluptuosas y de la
cantidad, domeñemos los miembros del cuerpo (carne o los instintos
animales) que se encuentran en exaltación. También para repartir lo
que sobra a los pobres, lo cual es un signo de verdadera agapi.
44.-
Comer y beber y agradecer a Dios de todo que nos ofrecen, para nada
es contrario de la gnosis espiritual; porque todas las creaciones son
muy buenas (Gén 1,31). Pero en abstenernos voluntaria y
agradecidamente de muchas y buenas comidas, esto es una señal de
gran discernimiento y de una gran gnosis espiritual. Pero no
despreciaremos con alegría los bienes de este mundo, si no
saboreamos la dulzura de Dios con todo nuestro αίσθηση
sentido espiritual y con información del corazón.
Cap. 45-49 Regla de engratia-la finalidad del
ayuno-el vino.
45-
Cuando el cuerpo está pesado por muchas comidas, convierte al nus
débil, lento, perezoso, miedoso y cobarde; en cambio cuando flaquea
por la gran engratia, inspira a la parte contemplativa de la psique
tristeza y evita hablar. Debemos regular las comidas según el
estado del cuerpo, de manera que cuando está saludable sea domado
convenientemente y cuando está enfermo sea atendido con mesura.
Porque el luchador no debe debilitar el cuerpo, sino que tenga la
necesaria resistencia para la lucha, de manera que los esfuerzos
corporales contribuyan convenientemente a la catarsis de la psique.
46-
Cuando la vanagloria nos inflama mucho para presumir, teniendo como
pretexto para su propia presunción la visita de algunos hermanos o
huéspedes cualesquiera, es bueno durante este espacio de tiempo que
dejemos nuestra dieta. Así expulsaremos el demonio y le dejaremos
inactivo sin poder realizar nada, lamentándose más por su ataque
fallido, y cumpliremos perfectamente la ley de la agapi, y por
nuestro consentimiento mantendremos el secreto de la engratia.
47-
El ayuno, en efecto, es motivo para la jactancia, pero no ante a
Dios. Es un instrumento que puede ayudar a los que quieren adquirir
tapinifrosini (conducta interior humilde, sana y moderada). Los
luchadores de la piedad no debemos tener gran idea sobre ella, sino
sólo esperar en la fe de Dios el cumplimiento de nuestro objetivo.
Los técnicos o artistas jamás se jactan de sus herramientas para el
arte, sino que cada uno de ellos espera el resultado de su esfuerzo
para mostrar así con exactitud su arte.
48-
Cuando la tierra se riega lo justo y necesario, da semilla
multiplicada, en cambio cuando recibe la lluvia excesivamente, sólo
produce espinos y cardos. Así también la tierra del corazón, si
usamos con moderación el vino, produce semillas naturales, y las que
se siembran en él por el Espíritu Santo las presenta muy fructuosas
y robustas. Pero si se empapa por la mucha bebida, entonces todos los
loyismí (pensamientos, reflexiones) que produce se convierten en
cardos y espinos.
49-
Cuando nuestro nus nada en las olas de la bebida, no sólo ve
apasionadamente las imágenes que le presentan los demonios en el
sueño, sino que incluso en sí mismo forma figuras bellas y con la
fantasía las utiliza con ardor como si fueran sus amadas o estuviera
muy enamorado de ellas. Porque cuando los órganos sexuales se
calientan por el vino, el nus por necesidad crea dentro suyo
representaciones hedónicas del pazos. Debemos, pues, utilizar con
moderación las cosas para poder evitar el perjuicio, daño de la
ambición de los excesos. Porque cuando el nus no tiene hidoni
(placer, voluptuosidad) para que lo arrastre a la representación del
pecado, entonces permanece totalmente sin fantasía, y lo mejor, sin
deseo carnal.
Cap. 50-53 Bebidas-el vinagre del Señor-médicos.
50-
Todas las bebidas preparadas, que los fabricantes de ellas llaman
aperitivos, porque parece ser que conducen la panza en cantidad de
comidas, no deben beberlas aquellos que quieren domar las partes del
cuerpo porque se calientan y se sublevan. Porque estas bebidas no
sólo son perjudiciales a los cuerpos, sino que esta composición
insensata de ellos influencia y sacude mucho también la conciencia
en la cual energiza y opera el Dios.
51-
Nuestro Señor Jesús Cristo, el Didáscalos o Maestro de la sagrada
vida ascética, en Su pazos (pasión) los servidores de órdenes
diabólicas le dieron beber vinagre, para dejarnos -creo yo- ejemplo
claro para las sagradas luchas ascéticas. Dice, pues, que aquellos
que luchamos contra el pecado, no debemos utilizar las buenas y
agradables bebidas y comidas, sino más bien soportar con
perseverancia la amargura de la batalla. Al hisopo se agrega la
esponja de la injuria (Jn 19,29), para entender y adaptar
perfectamente al ejemplo, la forma y el marco de nuestra catarsis
(sanación, terapia). Porque la crudeza que tiene el vinagre
determina las luchas espirituales, en cambio la cualidad catártica
(sanadora,) del hisopo (Sal 50,9) determina el perfeccionamiento.
52-
El que vayamos al baño no se puede calificar de paradójico o
pecaminoso. Pero el que uno se abstenga a causa de la engratia lo
considero de mucha valentía y de mucha humildad, sanación y
moderación. Porque aquel baño hedónico no relaja nuestro cuerpo,
ni nos hace recordar aquella desnudez deshonrosa de Adán, para que
nos preocupemos por segunda vez en cubrir con hojas nuestra desnudez.
Esto es lo más significativo para nosotros que recientemente hemos
rechazado la maldad de la vida: debemos con la pureza de nuestro
cuerpo unirnos con la belleza de la virtud sofrosini (mente y
nus-espíritu sanos y serenos).
53-
Nada nos impide llamar a los médicos cuando enfermamos. En efecto,
como alguna vez, por la experiencia de los hombres, sería creada la
medicina, por eso los fármacos preexistían. Sin embargo no debemos
tener la esperanza en ellos sino al verdadero sanador, médico y
salvador nuestro Jesús Cristo. Esto lo digo para aquellos que viven
en los monasterios kinovios (de vida en comunidad) o se ejercitan en
las ciudades; porque a causa de las circunstancias que se les
presentan, no tienen la energía de la fe incesante mediante la
agapi; pero también para que no caigan en la vanagloria y en la
tentación del diablo; porque algunos de ellos sostienen que no
tienen necesidad de los médicos. Pero si uno lleva una vida
anacoreta en lugares más desiertos junto con dos o tres hermanos de
su misma mentalidad, él con fe se ofrece a sí mismo al Señor que
es quien sana toda enfermedad e indisposición (Mt 4,23), y cualquier
enfermedad que padezca. Porque después del Señor tiene al desierto
como consuelo suficiente de las enfermedades. Por eso a tal hombre
nunca le falta la energía de la fe, porque no tiene a donde ostentar
la virtud de la paciencia, utilizando al desierto como un bello velo
y no la vanagloria. Por eso el Señor a los aislados y a los
desprotegidos, los protege y los aloja en casa con mucha felicidad
(Sal 67,7).
Cap. 54-56 Criterios de la espiritualidad-los
sentidos.
54-
Cuando nos irritamos mucho por las enfermedades corporales que nos
acontecen, debemos saber que nuestra psique aún está esclavizada
por los deseos del cuerpo. Por eso, uno deseando el bienestar
material, no quiere apartarse de los bienes de la vida, si no que se
entristece mucho creyendo que cuando enfermará no podrá disfrutar
los encantos de las cosas materiales de la vida. Pero si recibe
agradecidamente las tristezas, aflicciones, de las enfermedades,
entonces reconoce que no está lejos de las fronteras de la apacia
(sin pazos, impasibilidad). Por eso hasta la muerte también la
espera con alegría como causa de la vida verdadera.
55-
La psique no puede desear separarse del cuerpo si su disposición no
se hace independiente de este. Todos los sentidos del cuerpo son
contrarios a la fe, porque ellos se refieren a cosas presentes, en
cambio la fe promete la grandeza y la majestuosidad de los bienes
futuros. Aquel que lucha para su sanación y su salvación no debe
añorar nunca árboles frondosos y con sombra bella, o fuentes con
aguas corrientes o campos con flores, o casas bellas, o relaciones
familiares, ni acordarse de exhibiciones festivas si estuvo en este
tipo de reuniones; Sino que utilice las cosas necesarias de la vida
con agradecimiento y que considere la vida como un camino insólito
que no dispone de ningún deseo y deleite carnal. Sólo así
delimitaremos nuestra diania-mente entera y la dirigiremos al camino
que conduce a las cosas eternas.
56-
La vista y el sabor disipan la memoria del corazón cuando los
utilizamos exageradamente. Ejemplo claro Eva. Ella hasta que no miró
con placer el árbol prohibido del mandamiento, recordaba
cuidosamente la orden divina. Por eso está tapada aún con las alas
del divino eros-amor y no conocía por esto su desnudez. Pero cuando
vio con placer el árbol y lo tocó con un intenso deseo, comió el
fruto con un gran placer y enseguida se deslizó hacia la unión
corporal y se unió con el pazos, puesto que estaba desnuda. Dio todo
su deseo a las cosas presentes y con el fruto visiblemente bello
arrastró también a Adán en su propio error. Por eso desde entonces
difícilmente el hombre puede recordar a Dios o a Sus mandamientos.
Nosotros, pues, fijemos siempre el nus al fondo de nuestro corazón,
teniendo incesante la memoria a Dios, y vivamos como ciegos en esta
vida falsa y engañosa. Porque lo propio de la filosofía espiritual
es conservar siempre sin alas el eros-amor a las visibles. Eso lo
enseñaba también el muy sufridor Job: “Conoce el Dios que mi
corazón no siguió mis ojos” (Job 31,7). Realmente esto es un
signo de una altísima engratia-continencia, autodominio.
Cap. 57-59 Las bellezas interiores-la acedia (o
desánimo, pereza espiritual)-“la oración de Jesús”.
57-
Aquel que trata e investiga siempre dentro de su corazón, se aleja
de las cosas que se llaman cosas bellas de la vida. Porque, mientras
vive espiritualmente, no puede conocer los deseos de la carne. (Gal
5,16). Este hombre circula dentro de la fortaleza del castillo de las
virtudes, teniendo como guardianes las mismas virtudes que vigilan la
ciudad de la pureza. Por eso permanecen ineficaces las maquinaciones
de los demonios contra él, aunque las flechas del eros carnal
lleguen hasta las puertas de la naturaleza, es decir, los sentidos
físicos.
58.
Cuando la psique empieza a no desear las bellezas de la tierra,
entonces la invade un espíritu de acedia (desgana o pereza
espiritual), no dejándola servir con gratitud al logos, ni tener
deseo fuerte de los bienes futuros. Además, esta vida temporal la
presenta como totalmente inútil, en cuanto no tiene obras dignas de
virtud. Aún, esta gnosis espiritual la desprecia bajo el pretexto
que ha sido dada a muchos otros o que no nos promete nada perfecto.
Este pazos, que convierte la psique débil, floja y parsimoniosa, lo
evitaremos si delimitamos nuestra diania-mente, intelecto, dentro en
términos estrechos, de manera que sólo se fije a la memoria de
Dios. Sólo así el nus volverá al calor anterior y podrá apartarse
de esta alteración paradójica.
59-
De todos modos el nus requiere de nosotros que con la memoria de Dios
le vallemos todas las salidas y darle hacer un trabajo que satisfaga
su energetidad o actividad. Hay que darle sólo el nombre de “Señor
Jesús” como única ocupación para el cumplimiento total de
nuestro fin. Porque nadie puede decir “Señor Jesús” sin la
iluminación del Espíritu Santo (1ªCor 12,3). Pero debe el nus
estar estudiando incesantemente estas palabras en el fondo de su
corazón, de manera que no se escape y esparza en distintas fantasías
o imaginaciones. Aquellos que estudian sin cesar este santo y
glorioso Nombre en la profundidad de su corazón, ellos algunas veces
pueden ver también la luz de su propio nus. Y esto porque, cuando la
diania-mente se detiene con mucha persistencia en este santo Nombre,
quema y consume toda suciedad que cubre la psique; esto nuestra
psique lo siente intensamente porque nuestro Dios es fuego que devora
todo (Dt 4,24). Y con esto el Señor invita la psique a la gran agapi
de Su propia doxa-gloria (increada). Porque cuando este glorioso y
muy anhelado Nombre con la memoria del nus permaneciendo mucho tiempo
al calor, fervor del corazón, seguro que nos provoca la costumbre de
amar a Su bondad sin ningún impedimento. Ésta es la perla preciosa
(Mt 13,46), que uno puede adquirirla habiendo vendido toda su fortuna
y sus bien, y cuyo descubrimiento produce una inenarrable alegría y
un gozo inefable.
Cap. 60-62 Características de la alegría-memoria de
Jesús- la ira o lo emocional.
60-
Una cosa es la alegría inicial y otra la perfecta. La primera no
está exenta de la fantasía, en cambio la segunda tiene la fuerza de
la tapinofrosini-humildad (conducta interior sana, serena y humilde).
Entre ellas existe una tristeza mezclada con la agapi de Dios y
lágrima sin dolor. Porque donde hay abundancia de sabiduría, allí
también existe abundancia de gnosis; y aquel que recibe más gnosis,
añade sentimiento de dolor (Ecl 1,18). Por eso con la alegría
inicial la psique debe ser llamada a las luchas ascéticas y
espirituales y luego sea examinada y juzgada por la verdad del
Espíritu Santo acerca de los males realizados o de las fantasmadas o
vanidades que aún realiza. Porque dice la Escritura: “Señor, con
inspecciones sobre su ilegalidad, has corregido al hombre, y fundiste
como una araña su psique” (Sal 38,12). Y cuando la psique sea
puesta en prueba por la divina inspección, como si hubiera entrado a
un horno, entonces recibirá la divina energía de la alegría sin
fantasías, dentro de la calurosa memoria de Dios.
61-
Cuando la psique es perturbada de la ira, o turbada por la ebriedad o
oprimida y desanimada por la terrible aflicción, depresión, pena o
tristeza, el nus no puede detener la memoria del Señor Jesús,
aunque uno se lo fuerce. Porque, como está entenebrecido de la
dureza de los pazos, pierde su sentido espiritual. Por eso el deseo
de la oración de Jesús o del corazón, no tiene donde marcar su
sello, de manera que el nus mantenga sin olvido las palabras de la
oración de Jesús, porque la memoria de la diania-mente es
endurecida por la crueldad y dureza de los pazos. Pero si la psique
está libre de estos pazos, aunque por un instante se olvide el
nombre deseado, pronto el nus utiliza su energetidad, actividad y
retoma ardientemente aquella presa muy deseada, sanadora y salvadora.
Entonces la psique tiene la misma divina jaris (increada) que estudia
y clama junto con ella “Señor Jesús”, tal como una madre enseña
a su niño el nombre del “padre” y lo repite con él hasta que se
acostumbre a llamar padre, aún hasta cuando duerme, en vez de decir
cualquier otra cosa de las que se acostumbran a decir los niños. Por
eso dice el Apóstol: “Así también el Espíritu nos ayuda y nos
apoya en nuestra enfermedad, porque no conocemos como debemos orar y
qué pedir, pero el mismo Espíritu media a favor de nosotros y nos
inspira gemidos que no se expresan con palabras” (Rom 8,26). Como
nosotros somos niños respecto a la virtud de la oración, siempre
tenemos necesidad de la ayuda del Espíritu Santo, el cual con Su
inenarrable dulzura reúne y deleita todos nuestros loyismí
(pensamientos, reflexiones) y nos dirige de manera que nos movamos
con toda nuestra disposición a la memoria y a la agapi (increada) de
Dios. Por eso, otra vez el Apóstol Pablo dice: con la inducción y
movimiento del Espíritu Santo, este nos enseña clamar
incesantemente a Dios Padre, diciendo: “Abba, Padre” (Rom 9,15).
62-
La ira, más que todos los demás pazos, perturba y confunde la
psique; pero alguna vez también beneficia mucho. Porque cuando la
utilizamos sin conflicto o perturbación contra los indecentes y los
impíos para que se sanen y salven o para que se avergüencen,
entonces añadimos apacibilidad, mansedumbre, a nuestras psiques,
porque co-caminamos con la finalidad de la justicia y la bondad de
Dios. Pero también cuando nos hayamos enfadado fuertemente contra el
pecado, el comportamiento afeminado de la psique muchas veces lo
convertimos en virilizado. Tampoco debemos dudar que, cuando nos
encontramos con mucha desgana, si nos enfurecemos espiritualmente
contra el demonio de la corrupción, nos elevamos por el encima de la
jactancia de la muerte. El Señor para enseñarnos esto, dos veces se
enfureció contra la muerte y se perturbó a Sí Mismo, aunque si
quería podía permanecer sin perturbarse y así resucitó a Lázaro
(Jn 11,33-38). Por eso, creo que la ira moderada fue dada por el Dios
a la naturaleza humana. Si Eva lo hubiese usado esto como arma contra
la serpiente, no sería vencida de aquel placer corporal apasionado.
Por eso aquel que a causa del esmero hacia la piedad utiliza con
modestia la ira, creo que se encontrará mejor en balanza de las
recompensas de aquel que a causa de la inercia del nus en moverse
hacia la ira no se enfada nunca. Este segundo parece que tiene sin
entrenamiento al conductor o cochero de los frenos (mente y nus,
espíritu) humanos; mientras que el primero llevado siempre a la
lucha sentado en los caballos de la virtud pasando en medio de las
legiones demoníacas, adiestrando con el temor a Dios el carro de la
engratia (continencia, autodominio). Este arma la Escritura lo llama
“carro de Israel” (4º Rey 2,11) y lo encontramos en la asunción
del divino Elías; porque parece que a los hebreos el Dios habló de
varias maneras sobre las cuatro virtudes (prudencia, sofrosini o
modestia y humildad, justicia y valor). Por ello este alumno tan
grande de la Sofía-sabiduría fue ascendido sobre un caro de fuego;
y yo creo, que utilizó prudentemente como caballos del carro las
virtudes, cuando fue arrebatado por el Espíritu en un soplo de brisa
o de fuego candente.
Cap.
63-65 El “gnóstico”
-los tribunales- la insolvencia o pobreza.
63-
Aquel que se ha hecho participe de la santa gnosis (increada) y ha
saboreado la dulzura de Dios, no debe juzgar nunca, ni suscitar algún
juicio contra cualquiera, aunque le quitara la ropa que está
vestido. Porque la justicia de este mundo es muy inferior de la
justicia de Dios, es más, es nada, en comparación con la justicia
de Dios. Por otra parte, ¿qué diferencia habría entre los hijos de
Dios y los hijos del mundo, si la justicia del mundo no fuera
incompleta en comparación con la justicia divina? Por eso lo uno se
llama justicia humana y lo otro justicia divina. Así también el
Señor Jesús cuando Le calumniaban no contestaba con insultos y
cuando sufría no amenazaba (1ªPed 2,23), incluso aguantó en
silencio la reducción de Su vestidura (Mt 27,28), y sufrió dolores
y aflicciones a favor de nuestra salvación (Is 53,4). Y lo más
grande es que rogaba al Padre a favor de aquellos que Le maltrataban
(Lc 23,34). Pero los hombres de este mundo no dejan los procesos
judiciales hasta que no recuperen las cosas de sus litigantes, y a
veces con más de lo debido, de modo que el derecho de ellos sea
convertido el principio de una gran injusticia.
64-
He escuchado algunos hombres piadosos decir que no debemos permitir a
cualquiera que venga nos arrebate de lo que tenemos para nosotros
mismos o para alivio de los pobres, para que por nuestra indulgencia
no lleguemos a ser causa de pecado para los que nos perjudican, sobre
todo si son cristianos. Pero esto no es otra cosa, que preferir los
bienes propios para a sí mismo bajo un pretexto paradójico o
insensato. Porque si abandono la oración y la vigilancia del mi
corazón y empiezo a reñir y a litigar con aquellos que me
perjudican, en poco tiempo empezaré a frecuentar en los patios de
los juzgados, y así se hace claro que aquellas cosas que persigo,
las considero superiores de mi salvación, por no decir también
superiores a este mandamiento salvífico del Señor. Porque, ¿cómo
seguiría el mandamiento evangélico, que manda: “A quien toma lo
tuyo, no le reclames” (Lc 6,30), si antes no aguanto con alegría
el arrebato de mis existencias? según el Apóstol (Heb 10.34). Pero,
aunque uno retoma con juicio las cosas que le arrebataron, esto al
codicioso no le libera del pecado, porque los juicios de los
tribunales corruptibles no pueden limitar el juicio incorruptible de
Dios. Porque el causante de algún mal debe satisfacer aquellas leyes
de las cuales está juzgado y confiesa. De modo que es bueno que
aguantemos la violencia de aquellos que nos quieren perjudicar y orar
por ellos, de manera que con la metania y no por la recompensa de lo
que nos han arrebatado, liberarse de la acusación de la codicia.
Porque esto quiere la justicia de Dios, que liberemos al codicioso
del pecado por la metania y no lo que ha arrebatado.
65.
Es muy conveniente y útil que habiendo entendido profundamente el
camino de la piedad, vendamos inmediatamente nuestras pertenencias, y
repartiendo este dinero a los pobres de acuerdo con el mandamiento
del Señor (Mt 19,21); y no con el pretexto que queremos
continuamente realizar los mandamientos, abandonemos este mandamiento
salvífico. Porque de esto nos vendrá la buena despreocupación y la
pobreza que nadie la codicia y es superior de cada injusticia y
litigio, puesto que ya no tendremos bienes materiales que encienden
las ganas de los codiciosos. Entonces más que todas las virtudes nos
cubrirá la tapinofrosini-humildad (conducta interior de la mente y
el nus o corazón sana, serena y humilde); y ella en su seno nos
liberará dando alivio y descanso (espiritual), tal como la madre
toma a su niño pequeño en sus brazos dándole calor, cuando por la
inocencia infantil se desviste y arroja su vestidura, y está más
feliz de su desnudez que de una vestidura de varios modelos y
colores. Porque dice la Escritura. “El Señor guarda a los niños;
y yo me hice humilde y él me salvó” (Sal 114,6).
Cap. 66-67 La superioridad de la pobreza- Teología
fuente de la agapi.
66-
De acuerdo con lo que tenemos, sin duda, el Señor nos pedirá
cuentas sobre la caridad, no por lo que no tenemos (2ªCor 8,12).
¿Si, pues, por temor de Dios en poco tiempo distribuyo lo que podía
dar a largo de muchos años, ¿de qué cosa seré castigado, puesto
que no tendría nada? Pero alguno preguntará: ¿cómo serán
misericordiados en adelante aquellos pobres que se han acostumbrado a
ser misericordiados o recibir limosna de nosotros? Pues, que tal
hombre aprenda a no injuriar a Dios con motivo de su amor al dinero,
la avaricia. Porque el Dios no dejará de proveer para su criatura
como lo hace desde el origen; porque antes que éste o aquél se
moviera a dar limosna para los pobres, ellos no están privados de
ropa, comida y mantas para dormir. Es bueno, pues, que apenas
recibamos con profundo conocimiento la divina voluntad, rechazar con
buena gestión esta conducta tonta de jactancia o arrogancia por la
riqueza, odiando sus deseos, porque esto significa el “…odiar la
propia psique” (Lc 14,26). Así no estaremos gozando por repartir
nuestro dinero, y estaremos haciendo más humilde nuestra psique, por
no hacer ningún bien material. Porque cuando tenemos dinero nos
alegramos exageradamente (si nos promueve buena disposición) cuando
lo repartimos creyendo que servimos con alegría la voluntad divina.
Pero cuando agotamos el dinero, entonces nos viene gran tristeza y
una humillación, como si no realizáramos ninguna praxis de virtud.
De esto pues, la psique vuelve a sí misma con mucha humildad, y
aquello que por la caridad no lo puede conseguir día a día, lo
adquiere con la oración esforzada, la paciencia y la humildad o la
conducta humilde del nus y la mente. Porque dice la Escritura:
“Señor, el pobre y el indigente alabarán Tu nombre” (Sal
73,21). Tampoco el carisma de la teología se da por Dios para nadie
que no se desprende de todas sus bienes a favor de la doxa-gloria del
Evangelio de Dios, para proclamar con una pobreza amada de Dios la
riqueza de la realeza (increada) de Dios. A esto exactamente se
refiere David diciendo: “Dios mío, con tu bondad has preparado
bienes para el pobre” y añade: “El Señor dará logos a aquellos
que anuncian el Evangelio o evangelizan con mucha fuerza” (Sal
67,11-12).
67-
Todos los carismas de Dios son excelentes y capaces de proporcionar
toda bondad; pero ninguno inflama al corazón a la agapi de Su bondad
tanto como la “teología”. Porque, siendo el brote temprano de la
jaris de Dios, concede a la psique los primeros grandes regalos.
Primero nos convence a despreciar con alegría la amistad del
cosmos-mundo, porque tenemos en vez de los deseos corruptibles, la
riqueza inenarrable de los logos Dios. Después ilumina nuestro nus
con el fuego de la divina alteración y así le hace estar en
comunión con los espíritus litúrgicos, los ángeles. Los que hemos
preparado para eso nuestras psiques, que anhelemos francamente la
bella virtud de la teología que lo contempla todo, que provoca toda
despreocupación y que nutre al nus con los logos de Dios dentro del
resplandor de la luz (increada) inenarrable; y que ha unido la psique
lógica con el Logos de Dios en una unión inseparable, tal como
habían explicado los santos profetas. Y así la teología que
conduce las psiques como novias a Dios, armoniza también a los
hombres -¡oh qué milagro!- en himnos a Dios y psalmodean con fuerza
Sus obras admirables.
Cap. 68-70 Oración-Teología-la Jaris de los
nuevos-el silencio.
68-
Frecuentemente nuestro nus en la oración se fatiga, se enoja y se
contraria, porque la virtud de la oración le impone a concentrarse y
delimitarse mucho; en cambio en la teología se da con alegría,
porque son amplios e ilimitados los objetivos de las divinas
zeorías-contemplaciones. Pues, para no dejar suelto su deseo de
hablar mucho y vuele más de la cuenta con alegría, dediquémonos
principalmente sobre la oración, la psalmodía y la lectura de las
divinas Escrituras. También no ignoremos las enseñanzas de hombres
sabios espiritualmente, cuya fe se manifiesta por sus logos. De esta
manera impediremos al nus a mezclar con sus propias palabras las
palabras de la jaris, o caer en la vanagloria arrastrado por el
exceso de la alegría, los discursos y la charlatanería. Pero
también al tiempo de la zeoría-contemplación le protegeremos de
cada fantasía y le haremos que sean acompañados de lágrimas casi
todos sus pensamientos. Porque durante el tiempo de la hisijía
(tranquilidad, serenidad) reposa y siente dulzura, y sobre todo
penetrado del adulzamiento de la bendición, (oración del corazón o
oración de Jesús), no sólo se escapa de los peligros que nos hemos
referido, sino que se renueva más en moverse con fuerza y sin fatiga
para las consideraciones y contemplaciones divinas; además que
estará progresando con gran humildad en la contemplación de la
virtud del discernimiento. Incluso, debemos de conocer que hay
también una oración que supera toda amplitud; pero ella pertenece
sólo en aquellos que con todo sentido, sentimiento espiritual e
información interior están llenos, colmados de la divina jaris
(energía increada).
69-
La jaris al principio acostumbra a resplandecer con su luz (increada)
en la psique con mucho sentido o sentimiento; pero progresando en las
luchas, principalmente obra, energiza y opera a la psique que
teologiza de manera desconocida sus misterios. En el primer caso
energiza y opera así, para hacernos y ponernos alegres sobre el
camino de las divinas contemplaciones (zeorías), ya que estamos
llamados de la ignorancia a la gnosis (increada). Pero en medio de
las luchas quiere proteger y dejar nuestra gnosis espiritual alejada
de la vanagloria. Debemos pues, por una parte entristecernos o
afligirnos moderadamente, como abandonados, para que nos hagamos más
humildes y seamos sometidos más a la doxa-gloria (increada) del
Señor; por otra parte, también regocijarnos como es debido tomando
alas de la bondadosa esperanza. Tal como el exceso de tristeza
sumerge la psique en la desesperación y en la falta de fe, lo mismo
también, el exceso de alegría y gozo lleva la psique al presumido
engreimiento o arrogancia; hablo sobre aquellos que en cuestiones
espirituales son niños; porque el término medio entre la
iluminación y el abandono de la jaris es la experiencia, y entre la
alegría y la tristeza, la esperanza. Dice la Escritura: “Con mucha
paciencia esperé al Señor y Él puso Su cuidado y me atendió”
(Sal 40,1), y “Cuando me embargan muchas tristezas dentro de mi
corazón, tantos son Tus consuelos que colman con deleite mi psique”
(Sal 93,19).
70-
Cuando las puertas del baño se abren continuamente, el calor
rápidamente sale fuera. Así también la psique cuando quiere hablar
mucho, aunque sea para bien, disipa con su voz la memoria de Dios.
Por eso el nus es privado de los pensamientos perfectos y útiles y
hablando a cualquiera sobre sus tontos loyismí (pensamientos,
reflexiones) se hace molesto, puesto que ya no tiene el Espíritu
Santo que mantiene la psique sin fantasías. Y eso, porque el
Bondadoso Espíritu evita hablar mucho, porque está ajeno de
cualquier perturbación y fantasía. Es bueno, pues, el silencio que
se hace a tiempo adecuado, porque es la madre de muchos pensamientos
y conceptos sabios.
Cap. 71-72 El teólogo medio -los pazos-el teólogo y
sus espacios.
71-
El mismo logos de la gnosis espiritual nos enseña que muchos pazos
molestan la psique al comienzo de teologizar. Más que nadie, el odio
y la ira. Y esto nos sucede no tanto de los demonios que provocan
estos pazos, sino del propio progreso. Mientras la psique está
arrastrada por la conducta del cosmos-mundo, aunque vea justo que sea
pisoteada por algunos, permanece in-conmocionada e imperturbable.
Porque al ocuparse de sus propios deseos, no se preocupa por la
justicia de Dios. Pero cuando empieza a dominar sobre sus pazos,
tanto con el desprecio de las cosas presentes, como con la agapi a
Dios, no sufre, ni en los sueños al ver que se transgrede la
justicia, sino que se enoja y enfada contra los injustos hasta que
les ve regresando y reconocen sus injusticias. Por eso los injustos
los odia, en cambio los justos los ama. Porque, es cierto que el ojo
de la psique cesa ya de ser arrastrado, cuando su cuerpo con su
engratia (autodominio, contención y ayuno), llega a una gran finura.
Sin embargo, en vez de odiar mucho a los injustos es mejor llorar por
la insensibilidad y la dureza de ellos. Aunque los injustos son
dignos de odio, sin embargo, la piedad quiere que la psique que ama a
Dios no sea molestada por el odio. Porque mientras haya odio en la
psique no energiza ni opera la gnosis espiritual.
72-
El teólogo cuya psique se deleita y está penetrada por los logos,
palabras de Dios, con el tiempo llega en grandes grados de apacia
(impasibilidad, sin pazos). Porque dice la Escritura: “Los logos
del Señor son puros como la plata pura refinada al horno” Sal
11,7). En cambio el gnóstico, es decir, aquel que tiene gnosis
(increada) espiritual, se apoya a la experiencia práctica o activa y
domina los pazos. No obstante también el teólogo saborea de la
gnosis empírica, si para sí mismo se dispone con más humildad;
pero también el gnóstico saborea un poco de la virtud
contemplativa, si mantiene limpia la parte discerniente de su psique,
el discernimiento. Porque los dos carismas no concurren nunca
íntegramente en una persona para que admirándose el uno al otro por
aquello que uno está falto, los dos se hagan humildes junto con el
celo para la virtud. Por eso el Apóstol dice: “Así que, el mismo
Espíritu a uno le concede logos de sabiduría y a otro logos de
gnosis” (2ªCor 12,8).
Cap. 73-75 El Espíritu Santo-sus energías
graduales.
73-
Cuando la psique se encuentra en abundancia de sus frutos naturales,
entonces psalmodía con voz más alta y quiere orar vocalmente. Pero
cuando recibe le energía (increada) del Espíritu Santo, entonces
ora sólo dentro del corazón. En el primer caso sigue una alegría
fantasiosa; y en el segundo sigue el camino espiritual con lágrimas
y después está con una tranquila, serena y alegre disposición
psíquica. Porque con la regulación de la voz, la memoria de Dios
permanece fervorosa y provoca pensamientos y conceptos apacibles y
piadosos. Allí realmente vemos las semillas de la oración sembradas
con lágrimas en la tierra del corazón, a causa de la esperanza del
gozo de la cosecha (Sal 125,6). Mientras tanto, si nos contiene
pesada pereza espiritual y somos oprimidos, debemos de psalmodear un
poco más fuerte, haciendo que los sonidos y notas de la psique
concuerden con la alegría de la esperanza, hasta que esta nube
pesada sea disuelta por los soplos de la melodía.
74-
Cuando la psique ha llegado a conocerse bien a sí misma, entonces
emana un calor de agapi a Dios. Porque, como ya no se confunde por
las preocupaciones de la vida, produce en su interior un divino
eros-amor para la paz y busca a Dios de la paz. Pero esta disposición
se disuelve rápido, bien porque la memoria a Dios es arrastrada de
los sentidos, o porque la naturaleza agota rápidamente su propio
bien a causa de su pobreza espiritual. Por eso los filósofos helenos
no poseían debidamente lo que creían obtener por la
engratia-continencia, porque el nus de ellos no recibía la energía
(increada) de la sabiduría eterna y verdadera de Dios. Pero el
fervor que se produce al corazón por el Espíritu Santo es pacífico
y continuo, e incita todas las partes de la psique al anhelo, deseo
de Dios. Tampoco se airea fuera del corazón, sino que mediante el
corazón deleita al hombre entero con inmensa agapi y alegría. Hay
que reconocer y entender el calor, fervor natural de nuestra psique
para llegar a este calor, fervor del Espíritu Santo. Porque la agapi
natural es un signo que la naturaleza es saludable a causa de la
engratia-continencia, autodominio; pero ella no puede conducir al nus
en la apacia (sin pazos) como la agapi espiritual.
75-
Así como el aire que nos rodea permanece puro cuando el viento del
Norte sopla en la naturaleza, porque este aire tiene una naturaleza
fina que provoca una claridad y limpieza; en cambio, cuando sopla el
viento del Sur, todo se espesa, porque la naturaleza nublosa de este
aire produce nubes y cubre toda la tierra. Así también la psique
cuando recibe la energía (increada) del soplo del Verdadero y Santo
Espíritu, se encuentra fuera de la niebla demoníaca; en cambio,
cuando recibe fuertemente el soplo del espíritu del engaño, se
cubre toda por las nubes del pecado. Debemos pues, con toda nuestra
fuerza dirigir siempre nuestra intención hacia la limpiadora y
sanadora brisa del Espíritu Santo, es decir, aquel que Ezequiel
había visto que venía del Norte con la luz de la gnosis (Ez 1,4).
Así la parte contemplativa de la psique estará permaneciendo
siempre limpia y sana, de modo que nos ocupemos sin peligro de engaño
sobre las contemplaciones (zeorías) divinas, viendo dentro de una
atmósfera diáfana de luz los esplendores relativos de la divina luz
(increada). Esta es la luz de la verdadera gnosis (increada).
Cap. 76-78 Pecado-ejercicios de la Jaris-voluntad.
76-
Algunos creyeron que la jaris y el pecado, es decir, el Espíritu de
la verdad y el espíritu del engaño, juntos se esconden al nus de
los bautizados. Por eso dicen que uno sugiere al nus las cosas buenas
y el otro inmediatamente las opuestas. Pero yo, a partir de la
Sagradas Escrituras y de mi sentido del nus o espiritual, he
comprendido que antes del santo bautismo, la jaris promueve la psique
hacia el bien desde fuera, en cambio el Satanás se anida en las
entrañas de la psique intentando tapar y obstruir todas las salidas
hacia el bien. Desde el momento del bautismo el diablo está echado
fuera y la jaris (increada) se introduce dentro de la psique. Por
eso, tal como antes del bautismo había dominado el engaño en la
psique, así, después del bautismo domina la verdad. Sin embargo,
también después del bautismo el satanás opera contra la psique
como anteriormente, e incluso peor, y con más frecuencia. Pero no es
verdad que coexiste con la jaris -así no es- sino que nubla al nus
con la dulzura de los placeres o el hedonismo, a causa de la flojera
o sopor del cuerpo. Esto sucede por la concesión de Dios, con el
propósito que pasando de la tempestad y el fuego de la prueba,
entonces el hombre si quiere, llega al gozo del bien. Tal como dice
la Escritura: “Hemos pasado por agua y fuego, y nos condujiste en
lugar de recreo y placer” (Sal 65,12).
77-
La jaris (increada) tal como dije, desde el momento que estamos
bautizados se esconde en el fondo del nus, pero oculta su presencia a
su sentido interior. Pero cuando uno ha empezado con toda su
disposición a amar ardientemente a Dios, entonces de una manera
inexpresable la jaris mediante el sentido interior del nus transmite
a la psique una parte de sus bienes. De ahí que el que quiere
guardar con seguridad lo que ha encontrado, es decir, la jaris
(increada), entonces, llega al deseo de abandonar con gran alegría
todos los bienes materiales presentes, para adquirir realmente el
terreno en el cual encontró el escondido tesoro de la vida (Mt
13,64). Cuando uno renuncia todos los bienes materiales de esta vida,
entonces encuentra el lugar donde ha sido escondida la jaris
(increada) de Dios; en efecto, según el progreso de la psique,
también el regalo o don divino manifiesta su bondad al nus. Entonces
el Señor concede que la psique sea tentada más por los demonios,
para enseñarla adecuadamente el discernimiento del bien y del mal y
hacerla más humilde, a causa del gran asco que provocan los loyismí
demoníacos en la psique, cuando ella está en el estadio de la
catarsis (sanación, terapia).
78-
Estamos formados “a imagen de Dios” en lo referente al movimiento
noeró (espiritual humano) de la psique, en cambio el cuerpo es como
una casa de la psique. Con la transgresión de Adán, no sólo se han
manchado las líneas de la icona-imagen que tenía la psique, sino
que el mismo cuerpo cayó a la corrupción. Por eso el Logos santo de
Dios se encarnó y se hizo hombre y como Dios, nos regaló el agua
del santo Bautismo para renacernos. Este renacimiento se hace con el
agua y con la energía (increada) del Santo y Vivificante Espíritu;
así somos inmediatamente limpiados, sanados en la psique y el
cuerpo, si ciertamente acudimos a Dios con toda nuestra disposición.
Entonces el Espíritu Santo habita dentro de nosotros, en cambio el
pecado es expulsado por Él. Como la psique es una y sencilla sobre
su carácter, no es posible que se encuentren dos personas o
personajes dentro de ella, como pensaron algunos. Cuando la divina
jaris con inmensa agapi se adapta a sí misma en las líneas del “a
imagen”, como anticipo de la semejanza a Dios, ¿entonces cómo
puede caber el rostro del satanás, puesto que no existe ninguna
comunión entre la luz y la oscuridad? (2ªCor 6,14). Nosotros, pues,
los atletas de las sagradas luchas de la virtud, creemos que con el
Bautismo la incorrupción se destierra de las profundidades del nus
la multiforme serpiente, el satanás. No nos sorprendamos porque
después del Bautismo junto con las cosas buenas pensamos otra vez
las cosas malas. Esto ocurre porque el Bautismo de la santidad reduce
la suciedad del pecado, pero la dualidad de nuestra voluntad no
cambia desde ahora, ni impide a los demonios que nos combatan o
susurren palabras de engaño. De modo que, aquellas que no hemos
guardado cuando éramos psíquicos, es decir, sin el Espíritu de
Dios, ahora aplicarlas y cumplirlas con la fuerza de Dios y con las
armas de la justicia que hemos recibido al Bautismo (2ªCor 6,7).
Cap. 79-81 El satanás-el Bautismo-dos tipos de
demonios.
79-
El satanás, como dije, es expulsado de la psique con el santo
Bautismo. Pero le es permitido tentar la psique mediante el cuerpo,
por razones que os he explicado. La jaris (increada) de Dios que
habita en la profundidad de la psique, es decir, en el nus, tal como
dice la Escritura: “Toda la doxa-gloria de la hija del rey está en
el interior” (Sal 44,14”), pero no manifiesta a los demonios; por
ello, dentro de esta profundidad del corazón sentimos que emana el
divino anhelo, cuando guardamos la memoria de Dios fervorosamente.
Por otro lado, los malos astutos espíritus asaltan y anidan fuera,
en los sentidos del cuerpo y operan, mediante la debilidad de la
carne, a los que psíquicamente están en la edad espiritual de niño.
Así pues, según el Apóstol, nuestro nus siempre se complace mucho
con la ley del Espíritu (Rom 7,22), en cambio los sentidos y las
sensibilidades carnales quieren arrastrarse por los placeres
terrenales. Por eso la jaris (increada) en aquellos que progresan en
la gnosis (increada) espiritual, deleita el cuerpo de ellos mediante
el sentido del nus con inenarrable placer y gozo. Pero los asesinos
demonios por los sentidos del cuerpo apresan violentamente la psique
a causa de nuestra negligencia, principalmente si nos encuentran
corriendo en el camino de la piedad y la arrastran a lo que ella no
quiere.
80-
Aquellos que sostienen que los dos personajes, el de la jaris-gracia
increada y el del pecado, se encuentran juntos en los corazones de
los fieles, quieren sostener este concepto en el logos de san Juan el
Evangelista: ” 5. Y la luz
ilumina en la oscuridad y las tinieblas no la abrazaron ni la
dominaron, tampoco la sofocaron. 5.
Y la luz con su resplandor luce entre las mentes oscuras, tenebrosas
por sus egoísmos, pecados, faltas, autoengaños, malos hábitos,
etc, es decir, los pazos; pero los humanos con el corazón embotado y
la mente retenida, oscurecida no la percibieron y no la introdujeron
en sus corazones, tampoco pudieron aniquilarla ni vencerla,
(Jn 1,5). Dicen pues, que el esplendor divino de ninguna manera es
manchado por la convivencia con el mal astuto, por mucho que dentro
de la psique la divina luz (increada) se acerque a la oscuridad del
demonio. Pero de este mismo versículo evangélico, son convencidos
de que están fuera del concepto de las Escrituras. Porque el Logos
de Dios, la verdadera luz, complació venir al mundo como hombre y de
inmensa filantropía (amor al hombre) encendió en nuestro interior
la luz de la santa gnosis (increada); pero la conducta del mundo no
entendió la voluntad de Dios –porque la tendencia de la conducta
carnal es enemistad hacia Dios (Rom 8,7). Por eso exactamente san
Juan el Teólogo empleó tal expresión. Y después añadió: “9
Era y es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo. 9. Como Hijo
y Logos de Dios, segunda hipóstasis de la Santa Trinidad era y es
siempre el Cristo, la luz perfecta y verdadera, la única fuente de
luz que ilumina a cada hombre que viene en este mundo.
10 Estaba en la creación, que fue hecha por Él, y los hombres no
lo conocieron y no lo reconocieron como Dios. 10.
Existía y está desde el principio siempre en la creación,
gobernando a todas sus creaturas visibles e invisibles de los que se
compone el mundo terrenal y celeste que se hizo por él. Aún así,
cuando la luz tomó cuerpo y se hizo hombre, el mundo de los hombres,
corrompido, pervertido y apegado a las cosas terrenales, lleno de
pazos, no lo reconoce ni acepta como su creador.
11 Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron ni aceptaron. 12
Más los que le aceptaron y creyeron, como Sanador y Salvador, les
dio potestad, valor y fortaleza para renacer y estar convirtiéndose
en hijos de Dios continuamente” (Jn 1,9-12). Y el muy sabio Pablo,
interpretando la frase “no la abrasó, ni dominó”, dice: “No
digo que lo que haya alcanzado ya o que yo he conseguido la
perfección, sino que persigo este objetivo para alcanzarlo, habiendo
sido yo mismo alcanzado por Jesús Cristo” (Fil 3,12). Así que el
Evangelista no se refiere al satanás cuando dice: “no apresó la
luz verdadera”, porque desde el principio esta luz era ajena del
satanás, porque no ilumina en él. Sino que da a entender a los
hombres aquellos que escuchando las grandezas, las fuerzas y los
milagros del Hijo de Dios, no quieren aproximarse a la luz de Su
gnosis (increada) a causa de sus corazones oscurecidos; a ellos les
hace avergonzar como se merecen mediante Su logos o palabra.
81-
El logos de la gnosis espiritual nos enseña que existen dos especies
de espíritus malignos. Unos son más finos y sutiles y los otros más
espesos y materiales. Los más finos combaten la psique, los otros
acostumbran cautivar la carne con incitaciones hedónicas. Por eso
los demonios que luchan contra la psique y los que luchan contra el
cuerpo se oponen entre sí, aunque tienen la misma intención,
perjudicar a los hombres. Pero cuando la jaris no habita al hombre,
entonces ellos anidan y se deslizan como serpientes a las
profundidades no permitiendo de modo alguno que la psique del hombre
desee el bien. Pero cuando la jaris se ha ocultado dentro del nus,
entonces en las partes del corazón los demonios circulan como nubes
sombrías y toman formas de pazos y de fantasías variadas, para
alejar, disipar del nus la memoria a Dios y separarlo de su unión
con la jaris (increada). Cuando, pues, los demonios combaten a
nuestra psique excitan los pazos psíquicos y sobre todo el
engreimiento o la presunción, la cual es la madre de todos los
males, entonces que recordemos nuestra muerte y así avergonzaremos y
desinflaremos la hinchazón de la vanagloria. Hagamos lo mismo
también cuando los demonios que combaten el cuerpo y excitan el
corazón en deseos indecentes. Porque sólo la memoria de la muerte
puede suprimir todos los efectos y ataques de los demonios, porque
nos devuelve a la memoria de Dios. Si por otra parte, los demonios
psíquicos, a causa de la memoria de la muerte, nos presentan loyismí
de agotamiento de la naturaleza humana y que no tiene ningún valor
porque está conectada con el cuerpo, - esto acostumbran hacerlo
cuando uno los castiga con la memoria de la muerte- entonces que
pensemos el honor y la doxa-gloria de la Realeza celeste, pero sin
olvidarnos de la amargura y de la oscuridad del juicio; así de esta
manera, por un lado, consolaremos nuestra desgana, desánimo y por
otro lado, contendremos y suprimiremos la superficialidad o ligereza
de nuestros corazones.
Cap. 82 La ley enfrentada-“concienciarse”.
82-
El Señor en los evangelios nos enseña que cuando el satanás
regresa y encuentra su casa barrida y vacía, es decir, el corazón
estéril, sin fruta, entonces va y toma otros siente espíritus más
malignos y se oculta dentro del corazón, convirtiendo el estado del
hombre peor que antes, (Mt
12, 44-45). De esto debemos entender que mientras el Espíritu Santo
está en nuestro interior, el satanás no puede entrar en la
profundidad de la psique. Pero el divino Pablo considerando este tema
desde la perspectiva de la gnosis de la lucha espiritual, nos enseña
claramente el significado de estos logos diciendo: “En mi interior
me agrada mucho la ley de Dios, pero veo en mi cuerpo o carne una ley
que lucha contra la ley de mi nus (espíritu humano) y me esclaviza a
la ley del pecado que hay en los miembros de mi cuerpo” (Rom 7,
22-23). Desde el punto de vista de la perfección dice: “no hay
condenación ya alguna para los que están unidos con Jesús Cristo.
Porque la ley del Espíritu que da la vida en Jesús Cristo me ha
liberado de la ley del pecado y de la muerte” (Rom, 8,1-2). Y en
otra parte para enseñar que el satanás mediante el cuerpo combate
contra la psique que tiene el Espíritu Santo: “Manteneos firmes,
ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la
justicia y el discernimiento, teniendo calzados los pies estad
preparados en anunciar sobre el evangelio de la paz. Sobre todo, por
encima de estas cosas guardad el escudo de la fe, con el cual podréis
apagar los dardos encendidos del astuto maligno, y recibid también
el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es el logos
de Dios, (Ef 6, 14-17). Una cosa es la cautividad y otra la lucha. La
primera significa rapto violento, en cambio la otra, lucha con
fuerzas iguales. Por eso dice el Apóstol que “el diablo contra las
psiques cristóforas (portadoras de Cristo) ataca con flechas
candentes”. Porque aquel que no tiene en sus manos el dominio del
enemigo, utiliza las flechas para darle de lejos y poder capturarle.
Así también el satanás, como no puede anidar y ocultarse como
antes al nus de los luchadores, donde se encuentra la jaris, utiliza
la fluidez liquida del cuerpo dentro del cual anida, para seducir la
psique por la relajación del cuerpo. Por eso debemos incomodar
moderadamente el cuerpo, para que el nus no se deslice a causa de las
hedonés (placeres carnales, hedonismo) del cuerpo. De este versículo
apostólico que me he referido antes, debemos convencernos que el nus
de los luchadores recibe la energía (increada) de la divina luz
(increada) y por eso se somete en la ley divina y se complace
encontrando placer en ella; en cambio la carne con la relajación o
flojera recibe complacientemente los mal astutos espíritus y por eso
es arrastrada en trabajar la mala astucia de ellos. De esto se ve muy
bien que el nus no es el domicilio común de Dios y del diablo.
Porque, ¿cómo es posible que con el nus trabaje la ley de Dios y
con la carne le ley del pecado (Rom 7,25), si mi nus no está
totalmente libre para la guerra contra los demonios sirviendo con
placer a la bondad de la jaris (increada), y mientras mi cuerpo
reciba con agrado el olor o perfume de los paradójicos placeres?
Porque, como dije, al cuerpo de los luchadores se concede que se
oculten y deslicen los mal astutos espíritus. “Conozco que no
habita en mi interior, es decir, en mi cuerpo, el bien o la bondad”
(Rom 7,18). Esto el Apóstol lo dice para los que se encuentran a la
mitad del camino de sus luchas contra el pecado y no para sí mismo.
Los demonios combaten contra el nus e intentan relajar el cuerpo con
las comidas placenteras y arrastrar la carne al hedonismo. Tienen la
concesión, por el juicio justo de Dios, encontrarse a las
profundidades del cuerpo, hasta en aquellos que luchan con fuerza
contra el pecado, porque la independencia o libre arbitrio de la
conducta humana está siempre a prueba. Pero si uno puede, aún vivo,
mortificarse con los esfuerzos ascéticos, éste se hace entero
morada del Espíritu Santo; porque tal hombre ha resucitado antes de
morir, tal como era el Apóstol Pablo y todos cuanto luchan y
lucharon hasta el final contra el pecado.
Cap. 83-86 Capítulos antimasalianos-consideración
correcta, ortodoxa.
83-
El corazón produce también por sí mismo loyismí buenos y malos;
pero no produce por la naturaleza los no buenos, sino que tiene como
hábito la memoria del mal, a causa del engaño de los primeros en
ser creados. Pero la mayoría de los malos loyismí se crean al
corazón por la maldad de los demonios. En todo caso nosotros los
sentimos como si provinieran del corazón. Y es por eso que algunos
creyeron que dentro del nus junto con la jaris coexiste también el
pecado. Es por eso
dicen que el Señor dijo: “Lo que sale de la boca, sale del corazón
y esto es lo que mancha al hombre; porque del corazón salen mal
astutas ideas, adulterios, etc.” (Mt, 18-19). Y ellos no conocen
que el nus, como tiene la energía de una percepción muy fina, se
apropia mediante la carne de los loyismí (pensamientos e ideas) que
le sugieren o presentan los espíritus malignos. Porque la relajación
del cuerpo crea loyismí en la psique a causa de su conexión con el
cuerpo de una manera que no conocemos; porque la carne le gusta ser
halagada desmedidamente por el engaño de los demonios. Por eso
también los malos loyismí que se siembran en la psique por los
demonios, parece que salgan del corazón. Pero estos loyismí
realmente los hacemos nuestros cuando sentimos agrado para ellos, y
esto es lo que el Señor acusa con las anteriores palabras divinas.
Porque aquel que se agrada con los loyismí que dicta la mala astucia
del satanás y escribe de una manera sus recuerdos al corazón, es
evidente que en adelante los fructifica de su propio pensamiento.
84- Dice el Señor en sus evangelios que el fuerte no
puede ser expulsado de su casa si mientras le despojas de sus bienes
no le encadenas y le expulsas fuera. ¿Cómo, pues, puede aquel que
con tanta vergüenza fue expulsado, regresar a entrar y cohabitar con
el dueño que está reposando en su casa? En efecto, ningún rey,
habiendo apresado algún tirano que va contra él, pensará alguna
vez estar junto con él dentro de su palacio; sino más bien, le
degollará, o le entregará a su ejército para que sea castigado
brutalmente y sea ejecutado penosamente.
85-
El que cree que el Espíritu Santo y el diablo cohabitan juntos
dentro del nus porque tenemos buenos y malos loyismí, que sepa que
esto se hace porque nunca hemos saboreado y visto qué bondadoso es
el Señor (Sal 33,9). Al principio, tal como dije antes, la jaris
(increada) esconde su presencia en los bautizados, esperando el
propósito y la intención de la psique. Cuando el hombre entero
vuelve hacia el Señor, entonces con un αίσθηση
sentido, sentimiento
inenarrable revela su presencia en el corazón del hombre. Pero
nuevamente espera ver hacia donde girará la psique y concede flechas
demoníacas que llegan hasta las profundidades de la psique, pera que
busque a Dios con voluntad más ardiente y disposición humilde. Si
el hombre aplicando y cumpliendo los mandamientos empieza a
progresar, e invoca sin cesar el nombre del Señor Jesús, entonces
el fuego de la divina jaris (increada) se expande también en los
sentidos exteriores del corazón, quemando totalmente la cizaña de
la tierra humana con información del corazón. Así que los
pensamientos demoníacos llegan de lejos en este lugar y afectan
débilmente la parte pasional de la psique. Pero cuando el hombre
luchador se ha revestido de todas las virtudes y sobre todo la
perfecta insolvencia (pobreza), entonces la jaris (increada) con un
sentido más profundo sobreilumina toda su existencia calentándola
en la gran agapi (energía increada) de Dios. Desde entonces las
flechas demoníacas se apagan lejos del cuerpo, porque la brisa del
Espíritu Santo mueve al corazón los vientos de la paz y apaga el
fuego de las flechas del demonio incendiario, cuando aún están en
el aire. Pero, a pesar de eso, incluso al que ha llegado en un estado
espiritual de esta medida, el Dios alguna vez le abandona a la
malicia de los demonios y no ilumina su nus, para que nuestra
independencia o libertad no sea totalmente encadenada por los lazos
de la jaris, con el propósito no sólo que sea vencido el pecado por
la lucha, sino también porque el hombre debe progresar en la
experiencia espiritual. Porque la perfección que cree que tiene el
hombre luchador, todavía es imperfecta respecto la magnificencia de
Dios que nos instruye con la agapi, aunque uno con progreso en los
esfuerzos ascéticos pueda ascender entera la escalera de Job (Gén
28,12).
86-
El mismo Señor, dice que el satanás ha caído del cielo como un
rayo (Lc 10,18), para que este ser deformado no vea los domicilios de
los santos Ángeles. ¿Cómo, pues, éste que no es considerado digno
de comunión con los servidores buenos, puede tener con Dios común
domicilio el nus humano? Pero, aunque proyecten que esto se hace por
concesión con esto no dicen nada. Porque la concesión pedagógica
de Dios no priva la psique de la divina luz (increada). Tal como ya
he dicho, sólo la jaris esconde frecuentemente su presencia al nus,
para exponer de una manera la psique a la maldad de los demonios, de
modo que ella pida con temor y mucha humildad la ayuda de Dios,
mientras estará conociendo poco a poco la malicia del enemigo. Es lo
mismo cuando la madre rechaza de sus brazos por algún tiempo a su
niño que no es dócil a las normas de la lactancia para que,
asustado por hombres rudos o por ciertas bestias que lo rodean,
vuelva con un gran temor y lágrimas al seno materno. En cambio la
concesión que se hace por la repulsión a Dios, entrega la psique
que no quiere a Dios, prisionera a los demonios. Pero nosotros no
somos hijos que el Dios ha repulsado, -y así que no sea- sino que
creemos ser auténticos hijos de la jaris (increada) de Dios, que nos
ha amamantado con pequeñas concesiones y frecuentes consolaciones,
de manera que por la bondad de la jaris lleguemos hacernos hombres
perfectos, con plenitud de madurez espiritual.
Cap. 87-88 Dos “concesiones” la dualidad del
sentido.
87- La concesión pedagógica trae gran aflicción y
humillación, y después una moderada desesperanza en la psique, para
que la parte débil, vanagloriosa y ambiciosa de ella venga a la
humildad. Pero inmediatamente trae temor a Dios y al corazón
lágrimas de confesión y un gran deseo para perfecto silencio. En
cambio la concesión, por repulsión a Dios, deja la psique que sea
llenada de desesperanza, duda, increencia, ira, orgullo o soberbia.
Debemos pues, con nuestra experiencia discernir el tipo de concesión
y analógicamente comparecernos a Dios. En el primer caso, debemos
ofrecerle agradecimiento y confesión, porque pedagogiza, instruye
nuestra opinión ignorante, retirando Su jaris (increada), para
enseñarnos como Padre bondadoso la diferencia entre virtud y
malicia. En el segundo caso, debemos ofrecerle una incesante
confesión de nuestros pecados, con lágrimas sin tregua y más
separación de los hombres, para que podamos, con el suplemento de
nuestros esfuerzos, expiar a Dios de manera que mire y cuide como
antes nuestros corazones. Pero, debemos conocer que el combate se
hace con verdadero enfrentamiento entre la psique y el satanás, me
refiero al caso de la concesión pedagógica, entonces como dije, la
jaris (increada) se aparta, pero ayuda la psique sin que ella lo
conozca, para mostrar a los enemigos de la psique que la victoria es
solamente de ella.
88-
En el invierno, cuando
uno se detiene al exterior y por la mañana ve hacia oriente, la
parte delantera del cuerpo se calienta un poco por el sol, pero no la
parte trasera, porque el sol no está verticalmente sobre él. Así
también aquellos que empiezan a recibir la energía (increada) del
Espíritu, se calientan un poco al corazón por la divina jaris
(increada) y es por eso que sus nus empiezan a fructificar conceptos
y pensamientos espirituales. Pero las partes visibles de sus
corazones aún piensan y permanecen con la conducta carnal, porque
aún no son sobreiluminados con αίσθηση
el sentido, sentimiento
profundo de la divina jaris (increada) todos los miembros del
corazón. Algunos no pudieron entender esto y creyeron que en el nus
existen dos hipostasis (bases o principios substanciales) que
combaten entre sí. Así pues, sucede también que la misma psique el
mismo instante piensa bien y mal, del mismo modo, como el ejemplo que
hemos referido, el hombre tiene frío y calor. Puesto que el nus ha
caído al estado de doble gnosis, es decir, del bien y del mal, por
necesidad y sin quererlo, al mismo momento produce pensamientos
buenos y malos, sobre todo en aquellos que llegan a la finura del
discernimiento. Es decir, en la medida en que se empeña a pensar el
bien, pronto recuerda también el mal, porque por la desobediencia
del Adán, la memoria del hombre se partió en dos. Si pues,
empezamos con celo ardiente a ejecutar los mandamientos de Dios,
entonces la jaris (increada) ilumina con
αίσθηση
sentido, sentimiento muy
profundo todos nuestros sentidos, y quema nuestros recuerdos; y
deleitando al corazón con una paz de irresistible agapi, nos hace de
tal manera que pensemos ya sólo espiritualmente y no carnalmente,
teniendo pensamientos carnales. Esto ocurre demasiado en aquellos que
se acercan a la perfección, los cuales incesantemente tienen en su
corazón la memoria del Señor Jesús.
Cap. 89 Lo “a imagen” hacia el “como
semejanza”.
89-
Dos bienes nos suministra la divina jaris (increada) con el Bautismo,
de los cuales uno es infinitamente
superior al otro. Uno lo concede inmediatamente, pues, nos renueva
con el agua del Bautismo y da esplendor en todas las líneas de
nuestra psique, es decir, el “como imagen” de Dios en nuestro
interior, y nos limpia de toda mancha del pecado. El otro bien, el
“como semejanza”, la jaris espera a realizarlo junto con
nosotros. Cuando, pues, el nus empieza con mucho αίσθηση
sentido, sentimiento a
saborear la bondad del Espíritu Santo, entonces debemos de saber que
la jaris ha empezado a pintar encima del “como imagen”, el “como
semejanza”. Los pintores al principio trazan con un solo color la
figura del hombre, y poco a poco añadiendo varios colores llegan a
plasmar hasta el aspecto de los cabellos del modelo que pintan. Del
mismo modo, la divina jaris (increada), primero con el Bautismo
regula el “como imagen”, devolviendo al hombre en lo que era
cuando fue creado. Y cuando la divina jaris ve que con toda nuestra
disposición deseamos la belleza del “como semejanza” y nos
paramos en su taller quedándonos desnudos, sin miedo, ni presunción,
entonces pinta virtud sobre virtud y añade en la forma de la psique
doxa-gloria sobre doxa-gloria y la agracia otorgando el carácter de
la semejanza. Así pues, nuestro αίσθηση
sentido (interior espiritual) nos revela que nos estamos formando al
“como semejanza”, pero la perfección de la semejanza la
conoceremos por la iluminación. El nus cuando progresa en el
perfeccionamiento adquiere con αίσθηση
el sentido (o percepción
interior) todas las virtudes con una medida y un orden inexpresables;
pero la agapi espiritual uno no puede adquirirla si con toda
información interior no es iluminado por el Espíritu Santo. Porque
si el nus no recibe totalmente el “como semejanza” mediante la
divina luz (increada), puede tener todas las demás virtudes, pero
aún no es participe de la agapi perfecta. Cuando se haya asemejado a
la virtud de Dios, -me refiero en la medida en que puede el hombre a
ser hecho semejante a Dios-, entonces lleva encima suyo también la
semejanza de la divina agapi. En una figura con rostro cuando se
añade el tono de cada color, el rostro reflejado conserva hasta la
sonrisa irónica del modelo. Así también en aquellos que la jaris
les pinta para convertirlos en “como semejanza”, cuando se añade
la iluminación de la agapi, entonces revela que el “como imagen”
se encuentra totalmente en la belleza del “como semejanza”.
Ninguna otra virtud puede procurar apacia (sin pazos, impasibilidad)
a la psique, sino sólo la agapi. Porque la agapi es la plenitud de
la ley entera (Rom 13,10). Así pues, día a día, se renueva nuestro
hombre interior (2ª Cor 4,16) con el sabor de la agapi, y se
completa cuando llega en su perfección.
Cap. 90-91 Espíritu Santo y la libertad-la divina
agapi.
90-
Al principio del período espiritual, si amamos con ardor la virtud
de Dios, el Espíritu Santo da en la psique saborear la dulzura de
Dios con mucho
αίσθηση
sentido, sentimiento y con
cada información interior el nus puede con conocimiento exacto
entender el premio perfecto de sus esfuerzos que realiza para Dios.
Pero en adelante esconde este regalo precioso y vivificante, de modo
que aunque trabajemos todas las demás virtudes, consideremos que no
somos nada, por la razón de que no tenemos aún el hábito de la
divina agapi. Entonces, principalmente el demonio del odio molesta
las psiques de los luchadores, de tal manera que despierten odio
contra aquellos que los aman, la energía destructora del odio trae
hasta traición. Por eso la psique sufre más, por una parte, por el
recuerdo de la agapi espiritual, y por otra, sin poder adquirirla con
αίσθηση
sentido, sentimiento, por estar privada de los esfuerzos ascéticos
más perfectos. Es necesario, pues, que esforzándonos a nosotros
mismos, trabajemos la perfecta agapi para que lleguemos a saborear
con cada αίσθηση
sentido, sentimiento e información interior. Porque la perfección
de la agapi nadie puede conseguirla mientras se encuentra dentro del
cuerpo, excepto sólo los santos que llegaron hasta el martirio y la
perfecta confesión de la fe. Porque aquel que ha llegado hasta el
martirio, es transformado completamente y no tiene el apetito de
comida con facilidad; porque, aquel que es alimentado de la divina
agapi (energía increada amor), ¿qué más deseará de este mundo?
Por eso el sabio Pablo, lleno de gnosis espiritual, de su propia
experiencia nos anuncia el disfrute futuro de los justos: “La
realeza de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz, gozo y
alegría que da el Espíritu Santo” (Rom 14,17); siendo todo esto
fruto de la perfecta agapi. Así que aquellos que progresan en la
perfección pueden saborear desde aquí abajo continuamente la
perfecta agapi. Totalmente perfecta nadie la puede adquirir, excepto
cuando lo mortal sea absorbido por la vida (2ªCor 5,4).
91-
Me relató alguien de aquellos que aman insaciablemente a Dios, que
una vez deseó conocer claramente la agapi de Dios y el Bondadoso se
la dio con mucho αίσθηση
sentido, sentimiento e
información interior. “Experimenté y sentí tanto la energía de
la agapi (increada), dijo, de modo que la psique con una inexpresable
alegría y agapi tenga prisa en salir del cuerpo para irse al Señor,
como ignorando de una manera esta vida actual”. Aquel que ha
recibido la experiencia de este tipo de agapi, aunque sea calumniado
por otro no se enfada contra él, sino que permanece como si fuera
apegado con la agapi a la psique para aquel que le calumnió o le fue
injusto; porque sucede que este también tenga alguien que le
moleste; sólo se enfada contra aquellos que atacan a los pobres y,
como dice la Escritura: “dirigen palabras injustas hacia Dios”,
(Sal 74,6), o viven de cualquier otro modo malvado. Porque aquel que
ama a Dios más que a sí mismo, o más bien, ya no se ama a sí
mismo sino sólo a Dios, ya no reivindica más su propio honor, sino
que quiere sólo que sea honrada la justicia de aquel que le honró
con el honor eterno. Esto no lo quiere con el corazón partido, sino
que esta disposición la ha hecho un hábito a causa de su gran
experiencia de la agapi de Dios. Además de esto, debemos saber que
aquel que es movido de la energía de la jaris llega a tal grado de
agapi que supera hasta la fe en el tiempo de tal moción, porque por
la gran agapi y con αίσθηση
sentido del corazón contiene
Aquel que honra con la fe. Esto lo manifiesta con claridad san Pablo,
diciendo: “…ahora permanecen estas tres: fe, esperanza y agapi.
Pero la más grande de las tres es la agapi” (1ªCor13). Porque
aquel que contiene a Dios con la riqueza de la agapi –como dije- es
mucho más grande que su propia fe, puesto que se encuentra
totalmente dentro del divino anhelo.
Cap. 92-93 Agapi y Teología-la dualidad del
“camino”.
92-
En el estado medio de
energía de la divina gnosis (increada), cuando por alguna irritación
insultamos a alguien haciéndolo enemigo nuestro, nos hace
entristecer mucho. Por eso no deja de picar nuestra conciencia hasta
que con una gran apología o disculpa hacia al insultado le
reconducimos a la disposición anterior. Pero, la perfecta energía
de la divina gnosis, aunque injustamente algún hombre con espíritu
mundano se enfada contra nosotros, hace que meditemos y nos ocupemos
mucho sobre esto, porque seguro que somos impedimento o escándalo
para alguien que está agarrado a las cosas presentes. De ahí que
nuestro nus deja de tener contemplaciones (zeorías) espirituales;
porque el logos de la gnosis, que está pleno de agapi, no permite la
diania (mente, intelecto, cerebro) a extenderse y captar conceptos
divinos objetivos de la contemplación, si antes no devolvemos en la
agapi también aquel que se irritó injustamente contra nosotros.
Pero si aquel no quiere que esto se haga o si se ha alejado de los
lugares donde vivimos, entonces la santa gnosis nos empuja a tener su
rostro en la psique con agapi sin límite, cumpliendo así la ley de
la agapi en el fondo del corazón. Porque se ha dicho que los que
queremos tener la gnosis (increada) de Dios debemos, también las
personas que se enfadan sin razón contra nosotros, verlas con
nuestra diania-mente, intelecto sin ira. Y si hacemos esto, entonces
no sólo nuestro nus se moverá en la teología infaliblemente, sino
que también con gran confianza subirá en la agapi de Dios impulsado
sin obstáculo del segundo escalón al primero.
93-
El camino de la virtud en aquellos que
empiezan a tener amor por la piedad, se ve muy escabroso y penoso,
no porque realmente es así, sino porque la naturaleza humana
inmediatamente después de nacer vive y se relaciona dentro de la
amplitud y comodidad de los placeres y al hedonismo. Pero en aquellos
que pudieron llegar a la mitad del camino, se ve agradable y fácil,
porque la maldad se ha sometido al hábito de la virtud y se pierde
junto con el recuerdo de los placeres paradójicos. Por eso en
adelante la psique camina con alegría y placer el camino de las
virtudes. Para esto el Señor, cuando nos insta al camino de la
sanación y salvación, al principio dice: “¡Cuánto estrecho y
difícil es el camino que conduce a la realeza! ¡Y no son pocos que
le encuentran! (Mt 7,14). Por otra parte, en aquellos que con
disposición firme y ardiente deciden la aplicación y el
cumplimiento de Sus santos mandamientos, dice: “Mi yuyo es suave y
la carga ligera” (Mt 11,39). Debemos pues, al principio de la lucha
espiritual trabajar con algo de violencia los santos mandamientos de
Dios, de manera que, el bondadoso Señor, viendo nuestra intención y
esfuerzo, nos envíe una voluntad preparada para servir con mucho
agradecimiento Sus gloriosas voluntades. Porque es el Señor que hace
la voluntad con diligencia y disposición (Prov 8,35), de modo que
trabajemos incesantemente el bien con mucha alegría y gozo. Entonces
realmente sentiremos que es el Dios que energiza y opera en nuestro
interior el querer y el actuar conforme Su voluntad, (Fil 2,13).
Cap. 94-96 Santidad y tentaciones-la
tapinofrosini-(humildad y modestia).
94-
Tal como la cera si no es calentada o ablandada mucho, no puede
recibir la marca del sello que le ponemos encima, lo mismo el hombre
si no se prueba con esfuerzos y enfermedades no puede recibir y
contener el sello de la virtud de Dios. Por eso el Señor dice al
divino Pablo: “Te basta mi jaris; porque mi fuerza se perfecciona
en la enfermedad”, y el mismo Apóstol presume con las siguientes
palabras: “Con mucho agradecimiento presumiré más por mis
enfermedades, para que habite en mi interior la fuerza de Cristo”
(2ªCor 12,9). Pero también el libro de los Proverbios escribe:
“Aquel que el Señor ama le instruye y le reprende, como un padre a
su hijo” (Pr 3,12). El Apóstol diciendo “enfermedades” da a
entender los ataques del enemigo de la cruz, que lo asaltaban
constantemente a él y a todos los demás santos de entonces, para
que no se exaltasen, como dice él, a causa de la eminencia de las
apocalipsis (revelaciones), (2ª Cor 12,7); sino más bien, para que
permanezcan humildes al estado de perfeccionamiento, y por las muchas
humillaciones mantengan santamente el regalo de Dios. Pero nosotros
ahora cuando decimos “enfermedades”, damos a entender los malos
astutos loyismí y las enfermedades del cuerpo. En aquellos tiempos,
como los cuerpos de los santos que luchaban contra el pecado eran
entregados a golpes mortales y varias aflicciones, padecimientos,
ellos estaban muy por encima de los pazos que a causa del pecado
entraron en la naturaleza humana. Pero ahora, como la paz se
multiplica en las Iglesias gracias a la jaris (increada) del Señor,
es necesario que el cuerpo de los luchadores de la piedad sea probado
con continuas enfermedades y la psique de ellos con malos astutos
loyismí; y sobre todo en aquellos que la gnosis espiritual energiza,
opera con cada sentido e información interior, para que eviten toda
vanagloria y cada pensamiento orgulloso, soberbio y puedan así –como
dije- recibir dentro de sus corazones con gran humildad el sello de
la divina belleza, de acuerdo con aquello que dice David: “Señor,
la luz de tu rostro se imprimió en nosotros” (Sal 4,7). Debemos,
pues, con agradecimiento esperar y soportar la voluntad del Señor;
Entonces, tanto las continuas enfermedades, como también la lucha
contra los loyismí demoníacos nos serán considerados como un
martirio segundo. Porque el diablo entonces, mediante aquellos
brutales soberanos, decía a los santos mártires: renegad a Cristo,
desead la doxa-gloria de esta vida”; aún hoy también por sí
mismo combate a los servidores de Dios susurrándoles incesantemente
las mismas cosas. Aquel que entonces hacía sufrir los cuerpos de los
santos hombres y castigaba exageradamente los maestros honrados del
Evangelio, mediante de los que servían aquellas conductas
demoníacas, él mismo procura, aún hoy, a los confesores de la fe,
diversos sufrimientos con muchos insultos y humillaciones, sobre todo
cuando ayudan con mucha fuerza a los pobres que sufren a causa de la
doxa-gloria del Señor. Y por eso, es necesario con certeza y
paciencia trabajar el martirio o dar testimonio de nuestra conciencia
delante de Dios, tal como dice David: “Esperaba con mucha paciencia
al Señor y me atendió” (Sal 39,2).
95-
La tapinofrosini (conducta humilde, sana y serena) es una cosa
difícil de adquirir, porque cuán grande es, con tan grandes y
muchas luchas se consigue. Pero en aquellos que participan de la
divina gnosis (increada) viene de dos maneras. Es decir, cuando el
luchador de la piedad se encuentra en un estadio medio de la
experiencia espiritual, entonces llega a ser algo más de conducta y
sentimiento humilde, sea por causa de enfermedad del cuerpo, o a
causa de aquellos que sin causa se enemistan contra aquellos que
luchan para la justicia, o a cusa de los mal astutos loyismí. Pero
cuando el nus con mucho αίσθηση
sentido, sentimiento e
información es sobreiluminado de la divina jaris (increada),
entonces la psique tiene la tapinofrosini-humildad y modestia como
natural; porque, como se alimenta abundantemente de la divina bondad,
ya no puede inflarse de la vanagloria, aunque trabaje incesantemente
los mandamientos de Dios, más bien se considera a sí mismo inferior
a todos, porque participa en kinonía (unión, conexión y comunión)
con la divina indulgencia. Aquella primera tapinofrosini-humildad y
modestia por costumbre comporta tristeza y aflicción, en cambio la
segunda trae alegría y gozo lleno de sabiduría. Por eso, tal como
dije, la primera viene principalmente en aquellos que se encuentran a
la mitad del camino de las luchas, en cambio la otra se envía a los
que se aproximan a la perfección. Por eso la primera muchas veces es
alterada por los éxitos biológicos, en cambio la otra, aunque la
ofrezcan todas las realezas del mundo, no es afectada ni siente para
nada las terribles flechas del pecado. Porque, siendo entera
espiritual, ignora las doxas-glorias y vanidades del cuerpo. Pero es
necesario de cualquier modo que el luchador pase de la primera para
llegar a la segunda; porque, si la jaris (energía increada) antes
con la primera humildad no ablanda nuestra voluntad independiente,
para probarnos mediante sufrimientos pedagógicos y correctivos, no
se nos regalará la majestuosidad de la segunda
tapinofrosini-humildad y modestia.
96- Aquellos que aman las hidonés (placeres) llegan al
pecado por los loyismí. Puesto que los conduce en una opinión sin
discernimiento, deseando hacer todos los pensamientos malignos y
apasionados en palabras ilegales y obras impías. Al contrario los
que intentan adquirir la vida ascética, es por los errores y las
faltas que llegan a tener loyismí mal astutos o palabras malignas y
perjudiciales. Porque cuando los demonios ven que estos hombres
escuchan con agradecimiento acusaciones para los demás, o dicen
palabras indecentes y dañinas, o se ríen inadecuadamente, o se
enfadan exageradamente, o desean la gloria vana y fútil, entonces
todos juntos se arman contra ellos. Y utilizan principalmente la
vanagloria como pretexto de su maldad y mediante ella, como a través
de una ventanilla oscura saltan, saquean y arrebatan las psiques.
Deben, pues, aquellos que quieren vivir y enriquecerse con todas las
virtudes, no desear y no aspirar a la gloria, no se encuentren con
muchas personas, ni salgan fuera continuamente, o acusen a los demás,
aunque los acusados sean merecidos de acusación, ni hablen mucho
aunque pudieran decir siempre mucho y bien. Porque la habladuría
esparce, disipa exageradamente el nus, y no sólo le hace ineficaz e
inactivo sobre el trabajo espiritual, sino que le entrega al demonio
de la acedia (pereza espiritual); por otra parte, éste demonio,
mientras le debilita desmesuradamente, le entrega a los demonios de
la tristeza, y luego a los demonios de la ira o cólera. Debemos
siempre ocupar al nus a la aplicación y el cumplimiento de los
santos mandamientos y al profundo recuerdo del glorioso Señor.
Porque dice la Escritura: “Aquel que aplica y cumple el
mandamiento, no conocerá logos maligno” (Ecl 8,5), es decir, no se
desviará en loyismí o logos mal astutos.
Cap. 97-100 Oración noerá o del corazón-apacia-la
guerra final-krisis o juicio.
97-
Cuando el corazón recibe flechas de los demonios con un dolor
ardiente, de manera que el hombre crea que son flechas verdaderas,
entonces la psique odia con dolor los pazos, porque se encuentra al
principio de la catarsis (terapia, sanación); porque si no sufriera
mucho por el descaro del pecado, no podría alegrarse abundantemente
de la bondad de la virtud. Aquel, pues, que quiere hacer la catarsis
o sanar su corazón, que lo ilumine continuamente con la memoria del
Jesús Cristo, teniendo incesantemente esto como único estudio y
trabajo. Aquellos que quieren expulsar su putrefacción o
podredumbre, no deben unas veces estar orando y a veces no, sino que
se ocupen siempre con la oración y la vigilancia o guardia del nus,
aún cuando se encuentran fuera de las Iglesias. Aquel que quiere
purificar el oro, si por un instante detiene el fuego, el metal que
está purificando vuelve a endurecer. Así también aquel que unas
veces se recuerda de Dios y a veces no, aquello que cree que consigue
con la oración lo pierde por la apraxia. La característica del
hombre que ama la virtud es que siempre haga desaparecer lo terrenal
que hay en el corazón por la memoria de Dios, de manera que poco a
poco el mal sea consumido totalmente del fuego del recuerdo del bien,
y la psique vuelva a tener más gloria y esplendor que su brillo
natural.
98- La apacia (sin pazos, impasibilidad) no es que no
seamos atacados de los demonios, porque entonces deberíamos salir de
este mundo, según el Apóstol (1ªCor 5,10), sino en permanecer
invictos mientras nos atacan. Los combatientes con chalecos antibalas
cuando están atacados por sus enemigos escuchan y ven las flechas o
balas que tiran contra ellos los enemigos, pero no se lesionan a
causa de la dureza de sus chalecos antibalas o de sus armaduras. Pero
ellos permanecen invictos porque están rodeados de prendas de
hierro. Pero nosotros, revistiéndonos la armadura de la luz divina
(increada) y el casco de la salvación y armados con todas las obras
buenas, destruyamos así las legiones de los demonios. Porque la
limpieza, lucidez y sanación no la trae solamente el no hacer más
el mal, sino la destrucción total de los males por medio de la
diligencia de los bienes.
99-
Cuando el hombre de Dios ha vencido casi todos los pazos, dos
demonios quedan que combaten contra él. De ellos uno molesta la
psique y de la gran agapi a Dios la conduce en un celo inoportuno, de
manera que no quiera que nadie más complazca tanto a Dios como ella.
El otro, combate al cuerpo impulsándolo a un ardiente deseo sexual.
Esto ocurre al cuerpo, en primer lugar, porque el placer carnal está
dentro de su naturaleza para la procreación y así fácilmente vence
y en segundo lugar, por concesión de Dios. Cuando el Señor ve que
un luchador prospera con multitud de virtudes, alguna vez concede que
sea manchado por este demonio, para tener una razón en considerarse
como el peor de todos los hombres. Sin embargo, la molestia de este
pazos acompaña las hazañas, u otras veces precede antes y después
opera el pazos y la psique se ve como inútil por muy grande que sean
sus hazañas. El primero de estos demonios lo combatiremos con mucha
tapinofrosisni-humildad, modestia (conducta interior humilde sana y
serena) y agapi. El segundo demonio lo combatiremos con engratia
(autodominio, continencia y ayuno), ausencia de ira y profundo
estudio de la muerte, para que así, teniendo continuo el sentimiento
del Espíritu Santo, vencer estos pazos con la jaris (energía
increada) del Señor.
100-
Los que nos hemos hecho partícipes de la santa gnosis (increada),
seguro que daremos también cuenta sobre nuestros involuntarios
meteorismos (disipaciones), tal como dice el divino Job: “Has
constatado también cada error involuntario posible” (Job 14,17). Y
esto es lo justo; porque si uno no deja la continua memoria a Dios y
no descuida Sus santos mandamientos, no caerá en falta moral o error
voluntario ni involuntario. Debemos pues, inmediatamente por los
errores voluntarios ofrecer confesión ardiente al Señor, incluso
por las infracciones involuntarias, (porque no es posible que el
hombre no cometa y caiga en errores y faltas), hasta que la
conciencia nuestra sea informada dentro de las lágrimas de la agapi
que sus faltas o pecados le han sido perdonados. Porque dice la
Escritura: “Si tenemos autoconocimiento y conciencia de nuestra
culpabilidad confesamos nuestros pecados y culpas, Dios que es fiel y
justo nos perdona nuestros pecados y nos limpia de toda iniquidad e
injusticia” (1ªJn 1,9). Debemos, pues, tener cuidado
constantemente del tipo de confesión, no vaya ser que nuestra
conciencia se engañe a sí misma, creyendo que nos hemos confesado
suficientemente a Dios. Porque el juicio de Dios es muy superior de
nuestra conciencia, aunque uno con información interior no siente
nada de que le acuse su conciencia, tal como el sabio Pablo nos
aconseja: “…ni yo mismo me juzgo. No me siento culpable de nada;
pero no por esto quedo justificado, porque quien me juzga es el
Señor” (1ªCor 4,3-4). Porque si estas cosas no las confesamos
convenientemente como es debido, en la hora de la muerte probaremos
una cobardía desconocida y un temor tenebroso. Nosotros los que
amamos al Señor deberíamos orar para en aquel momento nos
encontremos exentos de todo temor. Porque aquel que esté hallado y
sintiendo algún temor no pasará entonces libre de los soberanos del
tártaro, porque ellos tienen como aliado el temor que experimenta la
psique por su propia malicia. Pero la psique que siente y deleita en
la agapi de Dios durante la hora de la muerte, irá por encima de
todas las legiones oscuras junto con los ángeles, volando con las
alas de la agapi espiritual, puesto que la agapi es la plenitud de la
ley, no tiene ningún vacío, (Rom 13,10). Por eso durante la parusía
(presencia) del Señor, serán arrebatados con todos los santos
aquellos que habrán terminando su vida con esta franqueza; en cambio
aquellos que se acobardan un poco en la hora de la muerte, serán
dejados junto con la multitud de otros hombres, como una prisión
preventiva, para que sean probados por el fuego del juicio, y así
reciban la herencia debida según sus obras de parte de nuestro
bondadoso Dios y Rey Jesús Cristo. Porque él es el Dios de la
justicia y Suya es la riqueza de la bondad de Su realeza que da a
nosotros que le amamos, por todos los siglos. Amín.
Traducción de san Máximo en la frase del versículo
100: “Para que sean probados por el fuego del juicio”
Aquellos
que han adquirido la perfección de la agapi hacia Dios y con sus
virtudes han elevado sus psiques, serán arrebatados dentro de nubes,
según el Apóstol (1ªTes 4,17), y no sufrirán el juicio. Pero
aquellos que no adquirieron la perfección entera, sino que tienen
pecados junto con las hazañas, ellos vienen al juzgado para juicio.
Allí con el examen de las praxis buenas
y malas, estarán como ardiéndose, y si el peso de las praxis buenas
pesa más, se purgan, purifican del infierno.
2ª PARTE
Hisijía y teología
por el Metropolita Ieózeos Vlajos
Capítulo 12 El
αίσθηση
sentido del nus y del corazón
según san Diádojo de Fótica.
Αίσθηση
(éscisi), sentido,
sensación, sentimiento, intuición, sensibilidad, instinto o
percepción interior del corazón, según
contexto.
Νοερά
αίσθηση
(noerá észisi) constituye un término
níptico consagrado. Sinónimas formulaciones son: “espiritual, del
corazón, ο
divino sentido, sentido, sentimiento, sensación, instinto,
sensibilidad”. Está y no está en nuestro
interior. Se entiende que no está cuando el
nus no ha hecho la catarsis, purificación del oscurecimiento de los
pazos y no se ha convertido en vehículo de la increada energía
Jaris (Gracia). Con ésta noerá αίσθηση
(éscisi) se reciben y hacen perceptibles y sensibles en el corazón
las divinas apocalipsis (revelaciones). De los antiguos Padres habla
mucho sobre esto san Diádojo de Fótica. Más detalladamente habla
el magno contemplativo de los hisijastas san Gregorio Palamás. (Ver:
Sobre los Santos Hisijastas).
San
Juan el de la Escalera nos dice: El nus el noerós (espiritual) por
supuesto dispone de noerá αίσθηση
(éscisi). Esta αίσθηση
(éscisi) que está
y no está pues que
la busquemos y pidamos continuamente. Porque cuando ella se
manifieste los sentidos exteriores cesarán por sí solos actuar de
las suyas. Esto exactamente teniéndolo en cuenta un sabio dijo: “Y
encontrarás αίσθηση
(éscisi)
sentido, sensación, sentimiento, intuición divina”. (Logos, 26º,
Sobre el discernimiento, v.17A)
San
Gregorio el Sinaita, Filocalía v.3: “Considera que la gnosis o el
conocimiento de la verdad es principalmente el αίσθηση
sentimiento de la Χάρις (jaris, gracia energía increada).
En
la Iglesia Ortodoxa tenemos un tesoro grande que es la experiencia y
la gnosis de los santos. El logos apocalíptico, revelativo que se da
por Dios a los hombres, pero a los que están preparados para
recibirle, energiza y opera dentro de ellos y les ofrece la gnosis
(increada) de Dios. Esto tiene consecuencias en la plenitud de sus
vidas, en la comunión y en toda la creación. Uno de los santos
experimentados y deificados es también san Diádojo de Fótica
(siglo v) del cual su influencia fue muy grande a los futuros Padres,
monjes y personas.
A
continuación describiremos un poco la personalidad de san Diádoco
de Fótica y a continuación analizaremos unos puntos de su enseñanza
que tienen un gran valor y sentido para terapia y psicoterapia del
hombre y su unión con Dios.
- Los cien versículos o capítulos gnósticos
El
tema que nos ocupa está tomado de los 100 capítulos gnósticos que
es el más importante de san Diádojo de Fótica sobre nus
y αίσθηση (éscisi).
San Diádoco, obispo de Fótica es una personalidad
patrística y monástica muy grande del siglo V d. d. C y uno puede
decir que es un fundador de la teología ascética y níptica.
En
su libro: “Los cien versículos gnósticos,” el Santo habla para
la gnosis (conocimiento) de Dios que es existencial u ontológica y
no encefálica, es decir, cerebral o intelectual,
meditativa-imaginativa. Y en esto consiste la diferencia
entre el escolasticismo del
Papismo y la Tradición níptica Ortodoxa. Según el escolasticismo
la gnosis de Dios es consecuencia de la elaboración racional, la
imaginación y la meditación, en cambio según la Tradición
Ortodoxa la gnosis de Dios está unida estrictamente con la
experiencia de Dios mediante la zeoría (contemplación, visión) de
la increada Luz. Además, es conocido que, según la teología de la
Iglesia tal como la ha expresado san Gregorio Palamás, la gnosis de
Dios se identifica con la visión, expectación o contemplación de
la increada Luz que es la κοινωνία
(kinonía, comunión, unión y conexión) del hombre con Dios y esta
gnosis (increada) es superior de la humana gnosis creada y
experiencia. Por consiguiente, en este libro se habla de la gnosis
existencial de Dios que conecta con la catarsis del nus y la visión,
expectación de la increada Luz.
En
este libro de san Diádoco de Fótica ha hecho un admirable
comentario contemporáneo el sabio monje y yérontas Teóklitos el
Dionisiatis del santo monasterio de san Dionisio, Athos. Quien lo ha
interpretado dentro de toda la experiencia ascética, antigua y
contemporánea que muestra el valor diacrónico del libro. El padre
Teóklitos ha separado el libro en unidades según lo títulos que ha
dado en cada capítulo. Expondré esta división porque nos da una
posibilidad de ver el libro con todo su contenido:
Cap. 1-5 Infraestructura espiritual de la vida en
Cristo.
Cap. 6-9 Voluntad independiente- luz de la
gnosis-logos-medio.
Cap. 10-14 La parte emocional o irascible de la psique-
dos logos- agapi de Dios-éxtasis.
Cap. 15-18 Agapi fraternal-temor de Dios-condiciones de
la agapi.
Cap. 19-22 Pruebas de la catarsis-fe-obras-fe-agapi.
Cap. 23-25 Conciencia-dualidad-simplicidad de la
tendencia.
Cap. 26-28 Condiciones de la nipsis-necesidad del
Espíritu Santo.
Cap. 29-30 Disgregación-unificación del sentido
psíquico.
Cap. 31-33 Las dos súplicas-Espíritu Santo-satanás.
Cap. 34-36 Agapi fraternal-temor a Dios-condiciones de
la agapi (Dos agapis-temor y agapi-la Luz increada)
Cap. 37-39 Los sueños de la naturaleza-los del
satanás-los de Dios.
Cap. 40-44 Las dos
luces-obediencia-engratia-desviaciones.
Cap. 45-49 Regla de engratia-la finalidad del ayuno-el
vino.
Cap. 50-53 Bebidas-el vinagre del Señor-médicos.
Cap. 54-56 Criterios de la espiritualidad-los sentidos.
Cap. 57-59 Las bellezas interiores-la acedia o desánimo,
pereza espiritual- “la oración de Jesús”.
Cap. 60-62 Características de la alegría-memoria de
Jesús- la ira o lo emocional.
Cap. 63-65 El “gnóstico”-los tribunales-la
insolvencia o pobreza.
Cap. 66-67 La superioridad de la pobreza- Teología
fuente de la agapi.
Cap. 68-70 Oración-Teología-la Jaris de los nuevos-el
silencio.
Cap. 71-72 El medio teólogo-los pazos-el teólogo y sus
espacios.
Cap. 73-75 El Espíritu Santo-sus energías graduales.
Cap. 76-78 Pecado-ejercicios de la Jaris-voluntad.
Cap. 79-81 El satanás-el Bautismo-dos tipos de
demonios.
Cap. 82 La ley enfrentada-“concienciarse”.
Cap. 83-86 Capítulos antimasalianos-consideración
correcta, ortodoxa.
Cap. 87-88 Dos “concesiones” la dualidad del
sentido.
Cap. 89 El “a imagen” hacia el “como semejanza”.
Cap. 90-91 Espíritu Santo y la libertad-la divina
agapi.
Cap. 92-93 Agapi y Teología-la dualidad del “camino”.
Cap. 94-96 Santidad y tentaciones-la
tapinofrosini-(humildad y modestia).
Cap 97-100 Oración noerá o del corazón-apacia-la
guerra final-krisis o juicio.
El
inolvidable Profesor Panayiotis Jristu de la Universidad de
Tesalónica ha dividido este libro en grandes unidades. A
continuación para que tengamos una gnosis sobre este libro
traspasaremos aquí esta división y un análisis resumido del
contenido de este libro importante que hizo el inolvidable Profesor:
Sobre naturaleza espiritual del
hombre, (1-11). El
cimiento de la verdadera vida espiritual es la agapi, que une la
psique con las virtudes de Dios que es el único bondadoso por
naturaleza. El hombre no es bondadoso por naturaleza, pero puede
convertirse y hacerse con la participación; porque como está
formado como imagen de Dios tiene el poder de semejarse con Él,
mientras utilice la independencia adecuadamente, que consiste en el
giro de su voluntad hacia la bondad y el bien. La tendencia de la
psique hacia la bondad es ayudada por la sofía-sabiduría, es decir,
la comprensión de las divinas verdades y de la gnosis, es decir, el
discernimiento entre el bien y el mal. Ante la bondad de Dios no
soporta ni pasa por otro principio, porque el mal por sí mismo es
inexistente, es creado únicamente por el deseo del corazón.
La
fuerza y la
energía de la agapi y la fe (12-23).
La agapi de los creyentes se refiere principalmente al logos de Dios
y debe ser tan ardiente, de manera que el recuerdo de su doxa-gloria
constituya el único fin y propósito de la vida; la doxa-gloria del
sí mismo que sea despreciada y los placeres mundanos que sean
abandonados. Esta agapi concede muchos frutos altos, porque aquel que
ama a Dios no sólo produce obras bondadosas sino que es reconocido
por Dios y se convierte en amigo de Él. La agapi sigue al temor que
nace del comienzo de la catarsis (sanación, terapia) espiritual de
la psique. Otra fuerza y energía espiritual es la fe que conecta
inseparablemente con la agapi y sus obras certificando sobre las
divinas verdades. Sin permitir investigación con meditaciones
vanidosas y los pensamientos orgullosos, porque la energía de ellos
perturba y altera la conciencia y convierte los bienes sobrenaturales
en incomprensibles.
(12-48),
la capacidad de la psique en discernir la divina iluminación de la
influencia demoníaca. Después
del pecado del Adán los componentes del hombre se separaron, y por
un lado la psique aspira a los bienes celestes y por otro, el cuerpo
a las terrenales. Igualmente fue dividido también el sentido
unitario o inseparable del hombre, es decir, la capacidad comprensiva
y el sentido somático o corporal. Para la reunificación del
disgregado sentido hace falta hacer un gran esfuerzo para el
discernimiento de las verdades espirituales y de las manifestaciones
de los espíritus malos astutos. La psique que se aleja del mundo y
se dedica a la oración ve claramente a Dios, en cambio el
cosmos-mundo (de los pazos, el pecaminoso) oscurece la capacidad del
discernimiento. En este intento, esta psique recibe el refuerzo del
Espíritu Santo haciendo la catarsis (sanación, limpieza) sanando al
nus; pero cuando el nus es movido en plenitud de santidad, siente la
divina paráclisis (consolación, súplica), entonces el demonio pone
a la vista disfrutes dulces para engañar y burlarse de la
disposición y el ánimo de las personas. Esta es la mala astuta
paráclisis que se distingue de la bondadosa, porque la primera se
energiza y opera al sueño y provoca duda y perturbación, en cambio
la segunda se energiza cuando está en alerta y en estado místico y
produce serenidad y dulce agapi inefable hacia Dios, de modo que el
hombre no vea otra cosa más que a Dios. Es cierto que hay también
sueños buenos, pero, puesto que el discernimiento de los sueños es
difícil, no es bueno que se dé importancia y atención en todos
estos.
(41-60),
La engratia (autodominio,
contención y ayuno) como
virtud fundamental y la salida del cosmos-mundo.
La obediencia que introduce a la agapi de Dios es una virtud alta,
pero por excelencia virtud perfeccionadora es la engratia del cuerpo
y de la psique. La engratia de comidas se aplica para la filantropía
y para evitar los deseos carnales, pero uno puede comer todas la
comidas menos los muy placenteros, manteniendo la ley según las
necesidades y movimientos del cuerpo. El ayuno, tiene algún valor
por sí mismo, pero no tiene valor para Dios y no se puede hacer como
medio de exhibición. Medio o un vaso de vino para la comida ayuda al
aumento de las semillas espirituales del hombre, pero el resto de
bebidas alcohólicas deben evitarse. Los fármacos se pueden utilizar
en caso de enfermedad, basta que no se contrarían, porque la
esperanza de la terapia es más bien al Señor y no a los fármacos.
La vida es provisional y un camino sencillo, por eso el hombre debe
ser indiferente para los atractivos, encantos del cosmos-mundo, así
de esta manera rechaza y combate más fácilmente el maligno. El
hombre en su intento de liberarse del mundo, el demonio de la acedia
(indiferencia y pereza espiritual) reacciona fuertemente, pero se le
puede echar con la memoria de Dios y la invocación del nombre de
Jesús Cristo. El alejamiento del mundo se concreta también con el
perdón a los que cometen injusticias, la evitación de juicios,
reparto de los bienes y la pobreza. Así se consigue más fácilmente
la apacia (sin pazos, impasibilidad), la agapi y la culminante
alegría.
(67-74),
Teología y kinonía (comunión,
unión y conexión)
con Dios. El hombre
consigue su progreso religioso primero con la teología, es decir, la
comprensión de Dios que mueve el corazón hacia Su belleza y lo
sobreilumina de modo que sustituya la riqueza terrenal por el logos
de Dios; segundo con la gnosis, es decir, la comprensión de su
conducta correcta y la ascesis. La teología conduce a la expresión
de las verdades sobre Dios con el logos, pero para evitar la
palabrería la homilía (el hablar) puede ser sustituida por la
oración y los himnos, mas la oración no es necesario que sea
exterior y en voz alta; la oración superior es la interior y
silenciosa. La experiencia de la oración y el autoconocimiento
provocan al hombre un ardor agradecido a Dios y es distinto del ardor
natural, porque se produce por el Espíritu Santo.
(75-100),
la lucha del cristiano y su perfeccionamiento.
Sobre la psique actúan dos fuerzas o energías, la espiritual y la
demoníaca. El hombre puede seguir cualquiera que desea de las dos,
porque la caída trajo la disgregación de la voluntad por la
corrupción, perversión del cuerpo y la psique. A causa de esto fue
necesaria la humanización del Salvador, con la cual no se anula
totalmente la voluntad dual, sino que se energiza el renacimiento de
aquel que lo desea. Con el bautismo empieza la progresiva
energización de la divina jaris (energía increada) que ya habita en
esta psique, en cambio los demonios desde entonces se retiran
alrededor de la psique. Por lo tanto no hay cohabitación entre
divina jaris y demonios, sino simplemente simultánea y paralela
acción y energía de ellos, porque los demonios no dimiten de la
lucha. La lucha sirve para el perfeccionamiento de los hombres,
porque por la lucha como segundo martirio (o testimonio) los
combatientes consiguen el perfeccionamiento, como los mártires con
el primer martirio. La apacia (sin pazos, impasibilidad) real no es
la falta de energías y acciones agresivas de los demonios ni la
falta de aflicciones, sino la superación y vencimiento de estos, que
son resultado del intento persistente y difícil, porque los demonios
sustituyen uno al otro a la lucha y continúan también hasta este
último estadio del progresivo perfeccionamiento de los luchadores.
Los que progresan al combate saborean la dulzura de Dios y aquellos
que vencen plenamente las fuerzas malas astutas al futuro serán
catalogados con los santos y serán recompensados abundantemente.
Los cien capítulos se refieren principalmente a la vida
de los monjes, como mejores representantes del espíritu cristiano,
pero también a todos los hombres que quieren la formación ética y
espiritual de sus vidas.
El preámbulo: diez condiciones para la zéosis
- Condición de la fe es el pensamiento sereno y comprensión de Dios impasiblemente, sin pazos
- Condición de la esperanza es la salida del nus hacia los bienes esperanzados.
- Condición de la paciencia, perseverancia es que uno vea con los ojos interiores al invisible Dios como si fuera visible ante Él teniendo continua, firme paciencia.
- Condición de desprendimiento y falta de avaricia es que uno quiera no poseer igual que otros desean poseer.
- Condición de conocimiento o gnosis espiritual, sabiduría, es ignorarse a sí mismo encontrándose en éxtasis con Dios.
- Condición de humildad o (tapinofrosini, mente y nus serena, sensata, humilde y sana) es tratar de olvidar su propio mérito de sus buenas obras.
- Condición de la falta de ira es que uno tenga gran y profundo deseo de no enojarse y no llevarse por la ira.
- Condición de sanado, purificado es la intuición, sensación y sentimiento perpetuo que uno está unido con Dios.
- Condición de la agapi, amor es que uno sienta que crece su amor y caridad hacia los que nos enojan, insultan, rayan y no nos quieren.
- Condición de la perfecta alteración y conversión, es que uno siente el placer y gozo provocado por su amor a Dios, y el horror que siento a morir se me convierte en gozo, placer y alegría.
Debemos
de hacer un pequeño análisis de estos diez όροι
(ori, términos) que son las diez
condiciones de la vida espiritual.
En
principio se debe de subrayar que la palabra ορος
(oros) significa término, limite, canon, condición o medida. Por lo
tanto en este caso, expresa las condiciones indispensables para el
perfeccionamiento, es decir, nos revelan lo imprescindible que tiene
que hacer el hombre para llegar a su perfección que es la zéosis.
Es sabido que el término zéosis es
patrístico (San Dionisio el Aeropayita es de los primeros Padres que
lo utiliza) y lo han utilizado los Padres para interpretar los
términos hagiográficos: perfección, santidad y como semejanza.
“Primera
condición de la fe es el sereno pensamiento y comprensión de Dios,
sin pazos, impasiblemente”.
Esto
es muy importante para nuestra Tradición Ortodoxa, porque una fe
unida con los pazos no es verdadera.
Dios
según la enseñanza de la Iglesia se apocalipta (revela) en el
corazón del hombre y no con su lógica de la mente. Pero el corazón
para recibir la apocálipsis de Dios tiene que estar limpiado, sanado
según el logos de Cristo: “Bienaventurados los que han hecho la
catarsis, sanación, limpieza a su corazón de cada mancha del
pecado, porque ellos contemplarán y verán a Dios;” (Mat 5,8). Si
el corazón que es la raíz de la parte logística, la anhelante
(voluntad) y la irascible (emocional) de la psique, está poseído,
dominado de los pazos, entonces se altera el concepto y significado
de Dios y esta alteración tergiversa también toda la vida del
hombre.
Si
no tenemos fe personal, la llamada fe por zeoría, contemplación,
por lo menos debemos poseer la fe por oído, es decir, seguir la
enseñanza sobre Dios, la que se nos entrega por los santos zeoptes,
(visionarios de Dios).
Uno
empieza su vida espiritual con una sencillez en relación con Dios.
Siente que existe Dios tal como nos lo han entregado los Profetas,
los Apóstoles y los Santos durante todos los siglos. Si no existe
esta primera condición indispensable no hay orientación correcta y
camino verdadero para llegar a la fe por contemplación (zeoría) que
es la fe perfecta.
“Segunda
condición es de la
esperanza que es la salida del nus hacia los bienes esperanzados”.
Después de la fe, la condición indispensable de la
vida espiritual es la esperanza. Generalmente nosotros hablamos sobre
la esperanza y la ponemos en cosas creadas que tienen relación con
la vida biológica. Pero, según san Diádojo de Fótica, la
esperanza conecta con la salida del nus hacía lo esperanzado.
Los esperanzados bienes es la Realeza de Dios, la cual
empieza desde aquí y ahora y continua al siglo futuro, y conecta con
la venida de la Jaris increada de Dios en la existencia del hombre.
El nus es finísima atención y percepción del corazón
es el ojo de la psique. En los textos de los Padres el nus conecta
con la energía noerá (espiritual humana), la cual es distinta de la
energía de la lógica, racional y de la de los sentidos. Cuando el
hombre está dominado por la energía contranatural de los pazos,
entonces el nus se oscurece y no puede trascender hacia los bienes
esperanzados. Exactamente por esta causa san Diádojo de Fótica
habla sobre “la trascendencia del nus en agapi”. Evidentemente se
trata de la increada divina energía de la agapi, porque sólo
mediante esta divina energía el nus trasciende hacia las cosas
esperanzadas.
Está claro que cuando hablamos para la trascendencia
del nus, según toda la Tradición Ortodoxa, no damos a entender que
el nus sale del cuerpo, sino la salida del nus de la conducta carnal
y material y concretamente la vuelta del nus en Jaris al corazón y a
la concentración de su esparcimiento.
Tercera
condición de la paciencia, perseverancia
es que uno vea con los ojos interiores al invisible Dios como si
fuera visible ante Él teniendo continua
firme paciencia.
La
paciencia es una condición indispensable para la vida espiritual,
precisamente porque este camino conduce en muchas alteraciones y
cambios. Pero cuando se habla sobre la paciencia no se da a entender
sólo por paciencia de las pruebas de la vida, sino paciencia en
relación de la kinonía (comunión, conexión e unión) con Dios.
Dios
es invisible y por su esencia no participable, se puede hacer visible
y participable por Sus energías y de los sentidos
psíquico-espirituales. Por lo tanto la paciencia conecta con lo de
mirar continuamente y con espera del ojo espiritual -que es el nus-
al invisible Dios y que esté sintiéndoLe como visible. Aquí no se
trata de autoengaños y alucinaciones falsas, sino sobre αίσθηση
(Éscisi, sentido, sentimiento sensación, intuición) del nus.
El
hombre recibe la apocálipsis (revelación) de Dios y muchas veces
también Su escondida. Son las venidas y escondidas de la Jaris.
Entre las apocalipsis (revelaciones) y las escondidas se requiere
gran paciencia y espera. Además, Dios es un amante difícil, porque
lo requiere todo y no tolera otros amores, agapis. Por lo tanto en la
vida espiritual es indispensable la paciencia y la espera.
Cuarta,
condición de desprendimiento y falta de avaricia es que uno quiera
no poseer igual que otros desean poseer.
El
camino hacia la kinonía (comunión, unión y conexión) con Dios se
debe hacer de manera in-pasiva (sin pazos). Dentro de esta
perspectiva se pone también la no avaricia. Además, el amor de
posesión material y la avaricia fue el resultado de la caída de
Adán. Antes del pecado Adán tenía kinonía (comunión, conexión)
con Dios y no existía el pazos de la avaricia, el cual fue
desarrollado después de la turbación de sus relaciones con Dios.
Se
hace claro, pues, que la vida espiritual como camino de kinonía con
Dios se ejercita dentro en la atmósfera de la no avaricia y la
insolvencia o pobreza y desprendimiento, desapego de todo lo
material. Porque el impulso del hombre hacia Dios debe ser libre de
ataduras terrenales.
El
hombre, según san Diadojo de Fótica, no solo no debe de desear los
bienes materiales sino desear también la insolvencia, pobreza, tal
como el otro desea poseer fortuna. Por consiguiente, la no avaricia
no es simplemente un estado negativo del no deseo de dinero, sino la
metamorfosis de la parte anhelante, (voluntad) de la psique.
Entonces
la demostración de la vía in-pasiva (sin pazos) del hombre hacia
Dios y su renacimiento espiritual es la salida del estado caído que
conecta con la avaricia y el amor material.
“Quinta,
condición el conocimiento o la gnosis espiritual, es ignorarse a sí
mismo encontrándose en éxtasis con Dios”
Aquí
se habla del conocimiento como condición indispensable del camino de
renacimiento del hombre. Pero este conocimiento no es una endoscopia
(introspección), un regreso interior, un auto examen, sino algo más
profundo y esencial, es la ignorancia de nosotros mismos y el éxtasis
(extensión) hacia el Dios. Sólo en una vía de ascensión uno puede
adquirir conocimiento de Dios. Dios con Su éxtasis (extensión) se
ha hecho hombre y el hombre con su propio éxtasis en Jaris se
convierte y se hace dios por la Jaris.
Pero
cuando se habla sobre éxtasis, no se entiende la éxtasis que se
observaba en la antigua tradición helénica, tal como se expresaba
por la Pitonisa de Delfos, como éxtasis de la diania (cerebro,
mente, intelecto) del cuerpo, sino como éxtasis-extensión del nus
de la conducta mundana, carnal y material, mientras que el hombre
tiene clara la percepción y comunión del ambiente donde vive. Por
lo tanto no se hace un éxtasis-salida de la diania sino del nus y el
hombre vive en un estado fisiológico.
El
reconocimiento o gnosis pues de Dios y la vida espiritual conecta con
la superación de nosotros mismos y la comunión, kinonía con
Dios.
“Sexta
condición de humildad o (tapinofrosini, mente y nus serena, sensata,
humilde y sana) es tratar de olvidar su propio mérito de sus buenas
obras.
La
humildad es la condición indispensable del camino del hombre hacia
su unión con Dios. Además, cuando el hombre empieza a sentir la
presencia de Dios, no puede ser distinguido de soberbia, engreimiento
y egoísmo.
Como
en el camino del renacimiento el hombre con la increada energía, la
Jaris de Dios, consigue varias hazañas, por eso con la humildad
olvida continuamente estas hazañas.
Desgraciadamente
muchos de nosotros cultivamos continuamente en la memoria de todo lo
que hemos conseguido en nuestro camino espiritual y continuamente
hacemos balances y apologías. Esta mentalidad corta y disminuye el
camino espiritual. San Diádojo de Fótica aquí habla para el
continuo olvido de las cosas que conseguimos, porque así se
desarrolla la memoria de Dios. Donde hay memoria de Dios y plenitud
de divina agapi increada, allí no es posible que exista memoria de
las virtudes personales.
Según
la enseñanza de los Padres de la Iglesia Ortodoxa dentro del hombre
funciona la memoria y el olvido. Al hombre
renacido funciona la memoria de Dios y el olvido del mundo, en cambio
al hombre caído funciona la memoria de las hazañas terrenales y el
olvido de Dios.
Séptima
condición de la falta de ira es que uno
tenga gran y profundo deseo de no enojarse y no llevarse por la ira.
El
camino espiritual del hombre hacia Dios es camino de y hacía la
agapi, por consiguiente, no es posible que exista el estado de ira o
enojo como una energía contranatural de la parte irascible o
emocional de la psique.
La
ira es una energía de la parte emocional o irascible de la psique y
debe funcionar por naturaleza y sobrenatural, como fuerza de la
psique para que esté yendo irrevocable y permanentemente hacia los
bienes esperanzados. Pero al caído hombre la ira funciona
contranatural y empieza por el resentimiento conducido al interior y
se expresa con diversas energías y acciones fuertes del cuerpo.
El
hombre que ha pasado dentro de varios estadios que hemos mencionado
anteriormente, se distingue por la no ira, lo cual no es un estado
negativo, es decir, que el hombre no se enfada, sino que es un deseo
fuerte de no querer enfadarse. Esto se explica porque la fuerza de la
psique se ha regado por el Espíritu Santo y camina incesantemente
hacia Dios.
“Octava,
condición de limpieza, lucidez, pureza es la intuición, sensación
y el sentimiento perpetuo que uno está unido con Dios”.
Cuando
se metamorfosean las fuerzas psíquicas y somáticas, por la divina
Jaris increada, entonces el hombre se distingue por su pureza,
limpieza y lucidez. La pureza no es un estado negativo, tal como
nosotros creemos como abstinencia de cualquier mal, sino una energía
positiva.
Aquí
san Diádojo utiliza una frase para expresar la pureza: “sentido
pegado siempre a Dios”. Es el sentido, sensación que significa
sentimiento, intuición, sentido divino psíquico y espiritual, pero
también sentido somático. Este sentido está pegado a Dios,
totalmente entregado a Él. Y esto se convierte “continuo, siempre”
no hay alteraciones y recaídas. Por lo tanto, se trata de un estado
saludable y no conecta con las privaciones y deseos irrealizados.
Porque cada privación y deseo irrealizable es causa de muchas
tergiversaciones y alteraciones que conduce al hombre en
agresividades y depresiones.
“Novena,
condición de la agapi, el amor es que uno sienta que crece su amor
hacia los que nos enojan insultan, rayan y no nos quieren”
La
agapi no es simplemente un estado emocional, ni una absolución de
los que han cometido faltas contra nosotros, sino la fortificación
de la amistad hacia los que nos enojan e insultan.
Vivimos
en una sociedad post-caída llena de pazos, querellas y desarmonías
en las relaciones interpersonales. Pero aquel que renace
espiritualmente y crece en su comunión con Dios, no sólo amnistía,
perdona a los que le insultan sino que crece la agapi hacia ellos.
Aquí se habla sobre un ataque de amistad.
“Décima,
condición de la perfecta alteración y conversión, que uno siente
el placer y gozo provocado por su amor a Dios, es que el horror que
siento a morir se me convierte en gozo, placer y alegría.”
La
última condición de la vida espiritual y del renacimiento personal
del hombre conecta estrechamente con la perfecta alteración. La
alteración es la metamorfosis del hombre, su liberación de las
energías post-caída y su plenitud de energía increada del
Santísimo Espíritu. En este estado, esta agapi de interesada se
convierte en desinteresada y en eso consiste su terapia.
Esta
alteración espiritual es la zéosis del hombre, su santificación en
la Jaris de Jesús Cristo. Esta alteración se expresa en dos
estados. Uno es el placer divino, es decir, el gozo de la divina
bienaventuranza aún desde esta vida. La otra es la alegría de la
muerte a pesar de su sombrío. La muerte realmente es un
acontecimiento sombrío, pero aquel que renace espiritualmente supera
la muerte con el placer (hedoní) de la divina vida.
Por
todo que hemos visto anteriormente se ve que la vida espiritual
empieza de la fe que es al concepto de Dios sin pazos y llega al
divino placer con la superación de la muerte cuando el hombre es
bañado de la luz increada de Dios.
Dentro
en estas diez condiciones que se analizan extensamente en los “cien
capítulos gnósticos” de san Diádojo de Fótica se esconde toda
la vida espiritual del Cristiano Ortodoxo.
Desgraciadamente
muchos de nosotros conectamos la vida cristiana con algunas obras
exteriores y con una vida conformista que tiene un carácter típico.
Pero la vida espiritual conecta con el camino del renacimiento del
hombre, con el desvestir de los síntomas de la caída y el vestir la
vida divina. Es un camino de la fe a la esperanza, la paciencia, la
no avaricia, el conocimiento, la no ira, la pureza o sanación, la
agapi, la alteración espiritual y generalmente la zéosis del
hombre.
2.
Nus y su catarsis-sanación.
Es
conocida la enseñanza de los santos Padres, la cual hemos examinado
también en otros escritos nuestros, que la psique del hombre tiene
dos energías, o sea, la noerá (del nus o espíritu humano) y la
lógica, o como enseñan los Padres de la Iglesia una cosa es el nus
que conecta con los
sentidos de la psique, y otra es la lógica de la mente o cerebro que
conecta con los sentidos del cuerpo.
A
continuación veremos algunos lados de la enseñanza de san Diadoco
de Fótica sobre este tema, porque nos muestran qué es el nus, cómo
se conecta con la lógica y los sentidos, y claro está, cómo puede
el hombre hacer la catarsis, terapia de su nus. No nos extenderemos
en todos los textos de san Diadoco, sino que nos centraremos en los
capítulos 21-28 de esta obra suya clásica: “Los cien capítulos
gnósticos”.
a) Relación y adversidad de la psique y el cuerpo.
El
hombre, según la enseñanza de la Iglesia está constituido de
psique y soma-cuerpo y
estos dos se encuentran entre sí en una unidad inconfundible. Y tal
como el cuerpo tiene sentidos con los cuales se comunica con el
ambiente, así también la psique tiene sentidos con los cuales
comunica con el mundo celeste.
Es
cierto que cuando se dice esto. No se da a entender que existe
discernimiento entre el cuerpo natural mortal y la psique natural
inmortal, esto era enseñanza y aspecto de la metafísica, sino que
el hombre fue creado unitario y cada elemento de su existencia
-espíritu y materia- tiene sus análogas energías.
Antes
de la caída funcionaba distintamente de cómo funciona después de
la caída, puesto que había una unidad entre psique y cuerpo. La
psique mediante el nus tenía kinonía, comunión y conexión con
Dios y esta jaris, energía increada de Dios, mediante el nus se
introducía y repartía en todo el cuerpo y de allí también a la
creación ilógica. Después de la caída del hombre fue introducida
la división entre el cuerpo y la psique. San Diádoco de Fótica se
refiere en la relación y la adversidad entre psique y cuerpo en el
estado post-caída del hombre.
Habla
sobre el nus y la psique, como también para el cuerpo. El cuerpo
está constituido de materia, en cambio la psique es incorpórea. Así
cada uno de ellos desea aquello que es su parentesco, es decir, “la
psique como incorpórea desea los bienes celestes y el cuerpo como
tierra desea el alimento terrenal” (c.24). También aquí habla
sobre el nus, que es la atención finísima, es el órgano aquel por
el cual la psique se comunica, conecta con Dios y saborea Su
cristotis (bondad). Y tal como el cuerpo tiene sentidos que nos
inducen violentamente hacia las cosas visibles, lo mismo también el
nus que tiene su propio sentido, nos instruye a las invisibles, claro
está “cuando el nus ha saboreado la divina cristotis (bondad)”
(c.24).
Por
lo tanto, en la vida post-caída se observa una adversidad entre
psique y cuerpo. Se observan dos movimientos contrarios, uno hacia
las cosas terrenales, la materia, y el otro hacia la esencia, las
divinas. San Diádoco dice que los sentidos del cuerpo nos incitan
violentamente hacia las cosas visibles, las materiales, en cambio el
sentido del nus nos instruye hacia las invisibles, con el sabor de la
divina cristotis (bondad). De una manera el sentido del nus es
afectado, influido de los sentidos del cuerpo con una fuerza o
violencia, y la liberación, la desvinculación de ellos y el
movimiento del sentido del nus hacia las invisibles, necesita de la
ayuda de la divina Jaris increada.
A
pesar de esto, por parte del hombre se requiere también el esfuerzo
ascético para poder
adquirir experiencia inequívoca, sin engaño sobre el sentido
inmaterial (αίσθηση),
afinando la materia (el cuerpo) con los esfuerzos de la ascesis.
Puesto que los sentidos del cuerpo incitan violentamente al hombre
hacia las cosas visibles, entonces se requiere ejercicio duro,
violento para afinar la materia de manera que no ejerza violencia al
nus.
Aparte
de la una energía de la psique, que a causa de la caída se dividió
en dos, la gnosis empírica que adquirimos en nuestra vida espiritual
nos enseña otro sentido, (αίσθηση),
“el uno y simple que se hace por el Espíritu Santo”, el cual
sólo conocen aquellos que se han liberado de los bienes de esta vida
y tienen sus esperanza en los futuros bienes y han marchitado el
apetito de los sentidos corporales con la engratia, autodominio y
ayuno. (c.25).
En
estos casos el nus del hombre movido por la despreocupación con
fortaleza entonces de manera inexpresable siente la divina
cristotis-bondad , y “entonces analógicamente
con su progreso transmite al cuerpo la Jaris (energía increada)”
c. 25. Es decir, el nus que es distinto de la diania-mente o cerebro,
es el que está liberado de la atracción del cuerpo y se inspira de
la cristotis-bondad de Dios, se llena de Su Jaris (energía increada)
y entonces transmite esta divina energía increada también al
cuerpo. Un movimiento de este tipo crea alegría a la psique y al
cuerpo y “es un inconfundible e inequívoco recordatorio o
notificación de la incorruptibilidad e inmortalidad de la vida, c.
25.
Se
ve pues, que con la caída del hombre y el oscurecimiento de su nus,
los sentidos del cuerpo atraen al hombre entero y su nus hacia la
tierra, las cosas terrenales y esta atracción es muy fuerte. El nus
debe empezar liberándose de la presión y la fuerza de los sentidos
físicos del cuerpo, para lavarse y mezclarse de la bondad de la
energía divina Jaris, de manera que a continuación traspase esta
Jaris al cuerpo, el cual en su orden será afinado y transformado, o
metamorfoseado.
b)
Energía y catarsis (sanación,
terapia) del nus.
San
Diadojo de Fótica, expone también como energiza, actúa el nus
dentro al hombre, este órgano tan importante de la psique del
hombre, y también cómo se limpia y sana para hacer correctamente su
obra. Todo esto lo describe en tres capítulos, utilizando cada vez
una particular imagen cotidiana. Debemos de ver estas imágenes y
cada una adaptarla a su logos, de modo que podamos percibir cuál es
la enseñanza de san Diadojo sobre este asunto importante que expresa
la enseñanza terapéutica de la ascético-níptica Tradición
Ortodoxa.
La
primera imagen es
del mar y la pesca de los pescadores (c.26)
Cuando
el mar está sereno, entonces los pescadores tienen la posibilidad de
ver hasta la profundidad y observan todos los peces que allí
circulan. Pero ocurre lo contrario durante el movimiento de la aguas
por el viento. Entonces el mar oculta con la oscuridad de la
perturbación lo que se podía ver durante la serenidad del mar. Es
cierto que en un caso así se impide el arte de los pescadores y no
pueden pescar los peces.
Este
ejemplo san Diadojo lo aplica en la vida espiritual, en relación con
el nus (espíritu del hombre, atención fina). En el lugar del
pescador coloca al nus del hombre. El mar es la diania (mente,
cerebro, intelecto). Aquí se ve claramente cuál es la relación
entre el nus y la diania. Aquí se ve claramente cuál es la relación
entre el nus y la diania. Los luchadores conservan la diania “sin
olas” -por eso hace falta especial lucha particular- entonces el
nus como pescador puede discernir todos los loyismí (pensamientos)
que circulan dentro de la diania. Entonces los pensamientos venidos
de Dios los pone y almacena en su memoria; en cambio, los demoníacos
y pervertidos loyismí, les tira fuera en los almacenes de la
naturaleza. Pero, cuando el fondo de la diania es perturbado de ira
injusta y a causa de esto la diania no está serena, sin olas,
entonces el nus contemplativo padece y no puede discernir para
valorar adecuadamente los loyismí (c. 26).
Por
lo tanto, de este ejemplo se ve claramente que el nus desempeña un
papel importante en el camino del hombre hacia la zéosis. El nus
transforma la diania y el cuerpo y él hace discernimiento entre
loyismí divinos y demoníacos, él recibe la Jaris, la energía
increada de Dios y claro está que él metamorfosea, convierte el
cuerpo y lo dirige hacia la vida divina. Pero hace falta una lucha
ascética que tiene relación con el mantenimiento de la diania en un
estado sereno sin olas. La diania se perturba principalmente por la
ira injusta. Entonces la ira injusta perturba la parte intelectual de
la psique, con el resultado que el nus no pueda realizar su obra que
es discernir los loyismí.
Hoy
el hombre se ocupa con muchos problemas, sociales, políticos y
religiosos. Pero, por muchas soluciones que encuentre, otra vez
consigue estar inquieto, puesto que no puede encontrar una manera de
solucionar sus problemas existenciales. Esencialmente los hombres hoy
quieren encontrar una manera de sanar los “peces” grandes que se
mueven dentro del fondo de la diania (mente, cerebro, intelecto), de
la psique que le cansan, fatigan y le vuelven loco. La tiranía de
los loyismí, la entrada dentro de nuestra existencia de los loyismí
demoníacos, crea culpabilidades, depresión, sufrimiento y dolor
psíquico. La Tradición níptica Ortodoxa nos indica el modo de la
terapia.
Segunda
imagen que utiliza
san Diadojo es la imagen del ojo del hombre (c. 27).
Cuando
los ojos están sanos, entonces pueden ver hasta los más pequeños
insectos. Pero, cuando los ojos tienen algún problema, entonces ven
débilmente los grandes objetos y los pequeños no los perciben con
el sentido de la vista.
Esta
imagen se adapta en la psique del hombre. Lo que ocurre con el ojo
también sucede con la psique y particularmente con el nus que es y
se llama ojo de la psique. La psique se ciega con la “filocosmía”
(amor a lo mundano), con su amor hacia la materia y las cosas de este
mundo. En este estado la psique un pecado grande, por ejemplo, el
asesinato apenas lo siente, y sobre todo lo afronta con calma,
mientras todos los demás pecados no sólo no puede detectarlos, sino
que los considera como hazañas. Al contrario, sí disminuye la
ceguera, entonces ve hasta los más pequeños fallos, delitos y
faltas como grandes y empieza a llorar por ellos.
Lo importante es, como dice san Diadojo de Fótica,
cuando el nus nunca se aleja de la memoria de Dios, entonces estos
hombres en concreto pueden reconocer sus propios delitos, faltas y
autoengaños. Pero este trabajo es de pocos hombres, porque de pocos
hombres el nus no se desapega nunca de la memoria de Dios.
Aquí
se ve claro que el pecado ciega al nus del hombre y generalmente su
psique y no puede ver la realidad dentro de su existencia. Ignora la
necrosis-mortificación espiritual. El pecado no se puede entender
como una infracción de la ley, no es almacenamiento dentro del
llamado subconsciente de algunas situaciones, sino que es la
enfermedad del ojo de la psique y, es cierto, que la enfermedad
mediante el nus es atraída por los sentidos y los pazos del cuerpo.
En realidad el nus oscurecido es atraído por los sentidos y los
pazos del cuerpo. Entonces el hombre se encuentra en una ignorancia
plena.
Esto
significa que el nus, que antes de la caída estaba iluminado y con
la caída se convirtió en oscurecido, ahora debe iluminarse con la
Jaris, la energía increada de Dios, de manera que pueda regular
también toda la existencia del hombre. La orientación correcta del
nus es una obra muy importante en el camino del hombre hacia la
zéosis y la santificación.
La
tercera imagen
proviene del atraco y del saqueo.
Sólo
aquel que tiene más fuerza que el bandido saqueador, rapaz, puede
atarle y liberar el botín. Esta imagen proviene claramente del logos
relativo de Cristo (Mt 12,29).
Esta
imagen se adapta en el
sentido siguiente. Rapaz o saqueador es el diablo, botín es la
psique del hombre que ha sido dominada y arrancada de Dios. El más
fuerte que puede liberarla es sólo el Espíritu Santo.
Realmente
según san Diádojo, al nus sólo el Espíritu Santo puede sanarle.
Puesto que la enfermedad no es emocional ni ética, sino espiritual,
ya que la psique está enteramente apresada por el diablo; esto
significa que la catarsis (sanación, terapia) no es cuestión de
métodos técnicos, de consejos psíquicos y de tomar fármacos, sino
la participación de las donaciones del Espíritu Santo. El hombre
debe recibir dentro de su corazón la Jaris, la energía increada del
Espíritu Santo. Esto se hace con el santo Bautismo y cada vez que
esta Jaris se disminuye o se cubre de los pazos necesita metania
completa, total.
La
presencia del Espíritu Santo al corazón del hombre enciende “el
candil de la gnosis” que ilumina todo el mundo interior. Cuando
este candil está en los almacenes de la psique, entonces no sólo se
ven dentro del nus los accesos, ataques y efectos de los demonios,
sino que se debilitan y desvanecen “por aquella gloriosa y divina
luz (increada)”. Sólo con la luz de esta gnosis uno puede entender
que pasa en su espacio interior y no con las endoscopias,
introspecciones, la llamada autorealización, el método del
psicoanálisis, etc. La gnosis existencial es la participación y
adquisición de la Jaris del Espíritu Santo; en cambio la gnosis
intelectual es resultado del aprendizaje de clases y estudios
humanos.
El
Espíritu Santo con el santo
Bautismo y el Crisma se introduce dentro al fondo del corazón del
hombre y no se va nunca, simplemente esta luz con los pazos se cubre.
La sugerencia del Apóstol Pablo es: “que el Espíritu no se
apague” (1ªCor 5,19), esto tiene el significado que no seamos
nosotros mismos la causa que el Espíritu Santo gire Su cara, rostro,
porque este giro convierte al nus en seco y sin luz de la gnosis.
Por
supuesto que es indispensable la sinergia (colaboración de energía
con energía), del hombre con esta energía increada de la divina
Jaris, puesto que todo es fruto y resultado de la sinergia. El hombre
tiene que sinergizar con el intento de hacer descansar por todos los
medios el Espíritu Santo, especialmente con la paz de la psique,
“para que el candil de la gnosis lo tengamos siempre en nosotros
iluminándonos”.
3.
Aίσθηση
(escisi) sentido del
nus y del corazón
En
la enseñanza de san Diádojo, la tesis central es el tema del
αίσθηση sentido de la psique, del nus y del corazón. Como el
tema es muy importante identificaremos algunos puntos.
Según
la enseñanza de los Padres de la Iglesia, tal como hemos dicho
anteriormente, el hombre es constituido de psique y soma (cuerpo).
Por consiguiente, tiene sentidos: los somáticos y los psíquicos.
Antes de la caída del hombre había un αίσθηση sentido
psíquico, además, predominaba la unidad entre el αίσθηση
sentido psíquico y los sentidos somáticos. Pero después de la
caída las cosas cambiaron y se hizo la disgregación entre psique y
cuerpo, cosa que significa se ha disuelto esta unidad entre el
αίσθηση sentido psíquico y los sentidos somáticos o
corporales.
Después
de la humanización de Cristo y con Su fuerza y energía,
principalmente después de la catarsis del hombre y durante la
duración de la zeoría (contemplación) de la increada Luz, estos
sentidos se unen, es decir, todos los sentidos se convierten en uno,
tal como analiza san Simeón el Nuevo Teólogo, entonces la visión
psíquica es sabor y oído, pero también el oído psíquico es
visión y sabor y el sabor psíquico es visión y oído.
Para los sentidos corporales y el sentido psíquico
hablan todos los Padres nípticos de la Iglesia y como no, san
Diádojo de Fótica. Describiremos algunos puntos de su enseñanza
sobre esto.
- Los sentidos de la psique y del cuerpo.
El
hombre como tiene cuerpo, tiene sentidos corporales, pero a la vez
tiene también psique y dispone de αίσθηση sentido psíquico.
Y mientras los cinco αίσθησης sentidos de la psique se
diferencian según las necesidades del cuerpo, en cambio “αίσθηση
el sentido natural de la psique es uno” (c.29).
El
sentido αίσθηση de la psique en su estado natural es uno, pero
después de la caída se divide en dos energías, es decir, se ve que
san Diádojo da a entender que el αίσθηση sentido psíquico
después de la caída del hombre se ha dividido, puesto que adquirió
también el movimiento hacia el mal, mezclándose también con los
sentidos del cuerpo apasionadamente por los pazos. Pero al hombre
aquel que trasciende las cosas humanas y tiene esperanza a las
futuras, nace también αίσθηση el sentido sencillo, simple que
se produce por el Espíritu Santo (v. 25). Por lo tanto, un sentido
αίσθηση tiene el hombre apasionado-caído que está poseído
de los pazos del pecado y otro áßóèçóç sentido tiene aquel que
se inspira por el Espíritu Santo, puesto que antes se ha hecho la
catarsis, ha sanado mediante la Jaris, la energía increada de Dios,
lo pasional y lo noeró (espiritual humano) de su psique.
En
otro punto de sus capítulos “gnósticos” san Diádojo determina
exactamente que es αίσθηση sentido del nus. Escribe: “Αίσθηση
(sentido, sentimiento, instinto, intuición) es el sabor exacto de lo
discernido por el nus” (v.30). A continuación interpreta que el
sabor como αίσθηση sentido del cuerpo distingue, durante su
estado saludable, inconfundiblemente los malos sabores de los buenos;
“Así también αίσθηση el sentido del nus cuando empieza a
moverse sanamente y sin ninguna preocupación, entonces puede sentir
abundantemente el consuelo divino y no arrastrarse nunca de los
consuelos demoníacos” (v.30). Un αίσθηση sentido así tiene
aquel nus que es fuerte, decidido y despreocupado y no está
arrastrado de cada terrenal.
Existe
también una influencia, afecto del αίσθηση sentido de la
psique a los sentidos del cuerpo, que se llama αίσθηση sentido
del nus y viceversa también el sentido del nus influencia a los
somáticos o corporales.
Indicio
característico de la “psique sensible y amante de Dios” cuando
cumple los mandamientos es pedir y buscar la gloria (increada) de
Dios y regocijarse cuando se hace humilde (v.12). Y esta experiencia
del αίσθηση sentido de la psique se transmite también al
cuerpo. Así el nus “se complace” con las leyes del espíritu, en
cambio los sentidos del cuerpo quieren seguir a los gozos de estos
placeres (hidonés) espirituales. Por consiguiente, la Jaris increada
de Dios “en aquellos que progresan a la gnosis espiritual, deleita
a sus cuerpos mediante el sentido αίσθηση del nus con gozo,
placer, inexpresable” (v.79).
La
base fundamental de la enseñanza de san Diadojo de Fótica es que
con el santo Bautismo, la Jaris increada de Dios se instala al fondo
del nus escondiendo su presencia de este αίσθηση sentido del
nus. Pero cuando el nus empiece amar a Dios entonces de una manera
inexplicable la jaris mediante el sentido del nus transmite parte de
sus bienes a la psique v.77,78. Cierto que mediante la psique, esta
Jaris, se transmite también al cuerpo y sus sentidos.
Pero
también los sentidos del cuerpo influyen, afectan el sentido αίσθηση
de la psique, del nus y del corazón, generalmente influyen al mundo
psíquico cuando el hombre no está atento y vigilante del mundo
psíquico y no se deleita de la Jaris, la energía increada de Dios.
Generalmente
los sentidos del cuerpo, a causa del pecado de Adán, “están
contra la fe”, porque ellos se limitan a las cosas presentes y la
fe se refiere a la grandeza de los futuros bienes (v. 55).
Exactamente por esta causa la vista, el sabor y el resto de los
sentidos, cuando se utilizan exageradamente, alteran y debilitan la
memoria del corazón (v.26). Los sentidos somáticos o corporales
cuando se satisfacen con exageración traicionan la memoria de Dios,
es decir, la debilitan y la enferman (v.74).
b)Energía de los demonios – sentidos somáticos
energía
(increada) de la Jaris - sentidos psíquicos
Está claro que existen sentidos somáticos y existe
también αίσθηση sentido psíquico y, ciertamente hay una
influencia entre psique y cuerpo, como también entre sentidos
psíquicos y corporales.
Lo
interesante es que al caído hombre apasionado, por los pazos se hace
una confusión entre sentidos psíquicos y somáticos, entre
παράκλησις
(paráklisis,
ruego, consuelo, súplica) de Dios y consuelo del diablo. Pero cuando
el hombre empieza la catarsis, sanación de su psique entonces puede
sentir la diferencia de los sentidos somáticos y el uniforme αίσθηση
sentido psíquico, como también distingue entre el αίσθηση
sentido (sensación, sentimiento, intuición) del Espíritu Santo y
el placer emocional, el corporal o el hedonismo que provocan los
demonios.
Aparte
del αίσθηση sentido puro del nus existe también el αίσθηση
sentido falso-hedónico o placentero que proviene del diablo. Cuando
el nus del hombre empieza a sentir la paráklisis
(súplica, consuelo) del Espíritu Santo, entonces también el diablo
consuela la psique del hombre con un αίσθηση sentido
falso-hedónico, placentero, sobre todo durante las hisijías
(tranquilidades) nocturnas. El discernimiento entre paráklisis
(consuelo, súplica) del Paráclitos-Espíritu Santo y del diablo, se
hace sólo con la oración del Jesús, con la imploración del nombre
de Cristo (v.31).
Antes
hemos visto en la enseñanza de san Diádojo que la Jaris de Dios con
el Bautismo se instala al fondo del nus-corazón y “no se ve por
los demonios” (v.79). Desde el fondo del corazón sentimos emanar
el divino anhelo con la memoria de Dios. Pero “los mal astutos
espíritus saltan y anidan fuera del corazón en los sentidos del
cuerpo y energizan, operan en los que espiritualmente están como
niños, mediante la debilidad de la carne” (v.79). Tal como explica
a continuación se hace un combate entre la divina Jaris y los
espíritus malignos. La divina Jaris increada deleita también al
cuerpo “mediante el αίσθηση sentido del nus”, en cambio
los demonios “mediante los sentidos del cuerpo” cuando nos
encuentran en negligencia aprisionan la psique violentamente (v 79).
Dentro
del corazón no habitan
a la vez la Jaris de Dios y las energías de los demonios, sino que
al fondo del corazón está instalada por el Santo Bautismo la divina
Jaris y el diablo energiza, opera exteriormente. Si no se ve el que
los loyismí (reflexiones, pensamientos simples y compuestos)
provienen del corazón es porque la psique es influida por los
ataques o efectos satánicos, porque “el nus como tiene la energía
de un αίσθηση sensibilidad o sentido muy fino que queda preso
mediante la carne por los loyismí que le someten los espíritus
malignos (v.83). Esto ocurre cuando el hombre no hace ejercicio y no
lucha. Al contrario cuando el hombre vive las virtudes,
principalmente la insolvencia o pobreza, entonces la divina Jaris
ilumina con αίσθηση sentido profundo toda la naturaleza y
“apaga el fuego de
las flechas exteriores
del demonio incendiario,”
(v.85). Esto significa que cuando la divina increada Jaris mediante
el αίσθηση sentido del nus inspira al hombre, entonces los
ataques del diablo que se efectúan mediante los sentidos del cuerpo
se apagan; y también ocurre algo más, es decir, la Jaris del
Espíritu Santo apaga también las flechas ardientes del demonio que
aún se encuentran en el aire (v.85).
c) Αίσθηση sentido del nus, del corazón y de
la psique
En
la enseñanza de san Diadojo de Fótica el αίσθηση sentido de
la psique se califica diversamente. Unas veces se define como αίσθηση
sentido del nus (v.24, v.75, v.24) o noerá αίσθηση sentido,
(v.1, v.7) o experiencia del αίσθηση sentido del nus saludable
(v.32), otras como αίσθηση sentido de la psique y del corazón
(v.14, v.16, v.23, v.91), en otras habla sobre los sensitivos del
corazón (v.65) y a veces para αίσθηση sentido del espíritu
(v.15).
Esto
conecta con el hecho de que en la tradición patrística, tal como
también este punto lo ha interpretado san Gregorio Palamás, nus se
llama la psique entera y, también su energía y la esencia de la
psique que es el corazón. En todos estos casos se trata de un
αίσθηση sentido interior el cual adquiere comunión y gnosis
del espíritu y esta gnosis se transmite también al cuerpo del
hombre y generalmente al hombre entero.
d) Αίσθηση sentido e información –
sentirse
Por
costumbre nosotros los hombres decimos que debemos de adquirir
vivencia, experiencia de Dios. Pero san Diádojo de Fótica habla
para la gnosis de Dios “en
αίσθηση sentido e información”.
Es necesario comentar un poco este tema.
Dios
no es una idea y ni un valor abstracto, sino una persona concreta. El
hombre que comunica con Dios adquiere αίσθηση sentido de Él.
Cuando saboreamos la divina Jaris increada entonces “es
cuando realmente sentimos que es Dios, «el
que energiza en nosotros el querer, prosperar y operar según Su
voluntad (Fil 2,3)»”
v.93. Nos convertimos y hacemos superiores de los pazos y “sentimos
la energía increada del Espíritu Santo” (v.99). Toda la vida
espiritual es sentida, sensible y no ideada.
La
comunión con Dios se expresa por san Diadojo de Fótica como αίσθηση
sentido e información. Se trata de αίσθηση sentido e
información psicosomática que se ofrece por Dios. Uno debe llegar a
amar a Dios, entonces saborea la dulzura de Él, “en todo y pleno
αίσθηση sentido e información” (v.44). Pero hay una oración
que supera todo tipo de dimensión o altura, pero esta es para
aquellos que están plenos de divina Jaris en plenitud de αίσθηση
sentido, sentimiento e información,
(v.67). El Espíritu Santo provoca el sabor de la dulzura de Dios en
la psique del hombre, al principio de su progreso espiritual en
plenitud de αίσθηση sentido e información
de manera que el nus puede conocer por experiencia cual es el premio
de las luchas espirituales (v.7). A uno que deseaba mucho saborear la
agapi de Dios el bondadoso Dios satisfizo su petición en
mucho αίσθηση sentido e información
(v.91). La psique tiene mucha tapinofosini (conducta humilde, sana y
serena interior) como un estado natural cuando en mucho αίσθηση
sentido e información el nus se ha iluminado por la divina jaris
increada (v.93). El nus adquiere las virtudes con los sentidos
gradualmente por estadios y de una manera inexplicable, pero uno no
puede adquirir la agapi espiritual “sí no se ha iluminado por el
Espíritu Santo en plenitud de información” (v.89).
Se
hace claro que la venida y el sabor de la divina Jaris se hace en
todo y pleno αίσθηση sentido (espiritual) e información.
No es un acontecimiento de la fantasía y de la meditación o
reflexión, no se trata de una teología escolástica, sino de una
experiencia psicosomática. Esta relación psicosomática con Dios
provoca la gnosis (conocimiento increado), de Dios.
e)
Αίσθηση
sentido y gnosis
(conocimiento)
En
la enseñanza de san Diádojo de Fótica se ve que la increada Jaris
de Dios se hace perceptible en αίσθηση sentido de la psique y,
ciertamente, esto produce la gnosis de Dios. Se trata sobre la gnosis
empírica de Dios del hombre aquel que recibe Sus increadas energías.
En
principio se tiene que subrayar que “el logos espiritual informa el
αίσθηση sentido noeró o αίσθηση sentido del nus
(espíritu humano) (v.7). Esto se hace porque este logos proviene de
la agapi de Dios, por eso “nuestro nus no se angustia ni se cansa
en sus movimientos para teología” (v.7). Cuando la energía
increada del Espíritu Santo ilumina las profundidades del corazón,
entonces “podemos saborear con indivisible αίσθηση sentido
el bien, es decir, con toda disposición psíquica” (v.29). Aquí
se habla para información y sabor de la increada energía del
Espíritu Santo.
Esta
información y sabor de la divina Jaris, además, suministra al
hombre la gnosis de Dios. Con la psique ocurre lo mismo que con el
cuerpo. Es decir, tal como el cuerpo cuando saborea una comida
adquiere la gnosis, conocimiento de ella, así también la psique que
recibe las increadas energías del Espíritu Santo, “para que
abunde el conocimiento y en todo αίσθηση sentido discernir
cuando probamos cosas diferentes” v.30. En otra parte san Diádojo
habla de la gnosis en todo, pleno αίσθηση sentido, la cual
energiza y opera en los corazones (v.94).
Por
consiguiente, la gnosis de Dios es experiencia, información y sabor.
Esta gnosis es inconfundible exactamente porque ha precedido la
catarsis del corazón. Escribe san Diádojo: “…Entonces pues,
saborearemos sin confusión y engaño el αίσθηση sentido
inmaterial…” v.24.
f)
Αίσθηση
sentido de Dios – Luz (increada)
En
la enseñanza níptica de la Iglesia Ortodoxa se habla mucho sobre la
zeoría, contemplación de la Luz increada, porque cuando el hombre
sigue el modo de vida hisijasta, entonces puede llegar a la
expectación de Dios, en la increada Luz.
San
Diádojo en uno de sus versículos, donde evidentemente describe su
propia experiencia personal, dice que uno de estos que aman al Señor
cuando deseó ardientemente conocer claramente la agapi de Dios,
entonces ha recibido esto como regalo en
mucho αίσθηση sentido e información
interior. Y sintió tanto esta energía de modo que su psique con
inenarrable alegría y agapi tenía prisa en salir del cuerpo e ir al
Señor y estaba como sí hubiera ignorado esta vida provisional
(v.71). La energía increada de la agapi de Dios no era una
alucinación, ni se movía en el campo intelectual, meditativo o
psicológico, sino que se había dado con plenitud de αίσθηση
sentido e información.
Esta
experiencia personal exactamente nos da la posibilidad a ver algunos
aspectos de la enseñanza de san Diádojo sobre la visión de Dios y
las condiciones que conducen en esta visión o expectación.
Del
αίσθηση sentido de Dios en luz, precede la catarsis del
corazón y la vivencia del temor a Dios, es decir, precede el αίσθηση
sentido de la divina Jaris como fuego. Tal como ocurre con las
heridas del cuerpo que antes necesitan catarsis limpieza y a
continuación sienten la energía del fármaco, así ocurre también
con las psiques. Cuando la psique empieza a limpiarse, sanarse con
mucha atención y cuidado, entonces siente el temor a Dios como
fármaco vivificante, el cual le quema con las inspecciones de la
conciencia en el fuego de la apázia (sin pazos), v.17. El hombre
primero vive el temor divino que lo siente como fuego que quema los
pazos, y después siente la agapi de Dios. La psique se limpia y se
sana gradualmente y así llega a la perfecta catarsis y “en ellos
no hay ni huella de algún miedo sino incesante agapi ardiente y
apego de la psique a Dios con la increada energía del Espíritu
Santo” (v.16). Precede el temor sanador y mientras el corazón,
mediante este ardiente temor, se va limpiando, sanando de los pazos,
tanto más crece la agapi, la cual conforme va aumentando, el temor
se va reduciendo. Cuando el hombre se ha liberado de las
preocupaciones terrenales, entonces el nus se encuentra en estado de
absoluta hisijía y despreocupación y “es ablandado por el temor a
Dios que le limpia, sana en mucho αίσθηση sentido de todo
terrenal” y le conduce a la agapi de Dios, (v.17).
El
αίσθηση sentido, sentimiento de la Jaris de Dios al principio
hace su presencia como fuego que quema los pazos. Cuando el hombre
empieza a cumplir los
mandamientos de Dios e invoca el nombre de Cristo, “entonces la
energía de la divina jaris se extiende también hacia fuera en los
sensitivos del corazón y quema las cizañas de la tierra humana con
información al corazón” (v.85). El nombre de Cristo que se repite
continuamente por el hombre, “quema toda la suciedad que cubre la
psique, y esto, ella lo siente vivamente porque Dios es fuego
consumador” (v.59).
Pero
el sentimiento de la increada energía de Dios como fuego es el
primer estadio de la vida espiritual, porque esto lleva a cabo el
renacimiento del hombre y le conduce a la paz y la zeoría
(contemplación) de la increada Luz. La misma energía increada Jaris
de energía del fuego se transforma en energía de la Luz. Cuando
cumplimos los mandamientos de Dios entonces “la jaris ilumina con
profundo αίσθηση sentido, sentimiento todos nuestros
sensitivos y quema nuestros recuerdos. Y nuestro corazón goza,
deleita de una paz de irreversible agapi y nos hace pensar ya sólo
espiritualmente y no carnalmente” (v.88).
El
nus sanado de los pazos
desarrolla en su interior la fuerza de caminar en las huellas de
Dios, “...en αίσθηση sentido noeró (espiritual humano)
busca al Invisible” (v.1). El αίσθηση sentido del nus
saboreando la cristotis (bondad) de Dios nos instruye en los bienes
invisibles, tal como los sentidos somáticos nos incitan al disfrute
de los bienes visibles (v.24). Este movimiento del nus y los sentidos
hacia Dios es un movimiento hacia el disfrute, gozo de la agapi que
es la energía increada de Dios. Aquel que ama a Dios en αίσθηση
sentido del corazón a la vez es conocido por Él y crece
continuamente en la agapi de Dios (v.14). Durante el tiempo de esta
energía de la Jaris el hombre supera hasta la fe (v.91). Cuando el
nus del hombre empieza “en mucho αίσθηση sentido a saborear
la bondad del Espíritu Santo, entonces la Jaris de Dios al “como
icona, imagen” del hombre empieza a sobrepintar el “como
semejanza” (v.89). El αίσθηση sentido nos informa que se ha
formado el “como semejanza” pero “la perfección de la
semejanza la conoceremos de la iluminación” (v.89).
San
Diádojo habla continuamente
sobre el αίσθηση sentido, sentimiento de la agapi, el divino
eros, la divina éxtasis, el sabor de la cristotis (bondad) del Señor
con todo el αίσθηση sentido hasta de los huesos, para la
iluminación de la gnosis, para el ardor del corazón, para la divina
alteración del hombre, para la unión de él con Dios (v.14), para
el sabor de la dulzura de Dios (v.44) y para la plenitud por la
divina Jaris increada (v.67) Todo esto son energías y acciones de la
divina increada Jaris, de las cuales diversamente disfruta el hombre
aquel que sana su corazón y saborea la riqueza de la divina
cristotis (bondad).
En
esta obra suya, san Diádojo, estos estados de dulzura, de agapi, de
iluminación, de gnosis, también los llama sabor de la luz. Hablando
sobre la energía del logos espiritual, escribe que este logos
mantiene la psique siempre sin vanagloria, “detiene y protege
siempre la psique de la vanagloria porque ilumina todas sus partes y
la convierte en no tener necesidad de honores humanos” (v.11).
Cuando el hombre se reviste todas las virtudes sobre todo la
insolvencia (desprendimiento de todo lo creado, material y psíquico)
o pobreza, entonces la divina Jaris increada“con un αίσθηση
sentido, sentimiento más profundo sobreilumina toda su existencia y
le calienta en la agapi de Dios” (v.84). Es decir, la divina Jaris
increada ilumina toda la existencia del hombre hasta su más profunda
naturaleza.
El
camino del renacimiento del hombre es composición de la Luz de la
divina Jaris y de su escondida. Tal como escribe san Diádojo, al
principio de la lucha espiritual ilumina la psique en mucho αίσθηση
sentido, pero cuando el hombre progresa en sus combates espirituales
entonces principalmente energiza, opera de forma desconocida los
misterios en la psique teologante (v.69). Aquí se ve claramente que
habla de la divina Jaris increada que ilumina la existencia del
hombre con la Luz de ella.
Se
escribe todo esto porque hay un capítulo en el cual se ve que san
Diádojo aconseja que no tengamos la esperanza de que se nos revelará
visiblemente la gloria de Dios (v.26). De toda su obra está claro
que san Diádojo recibe el resplandor de la divina Jaris y la
apocálipsis (revelación) de la Luz, pero con este capítulo quiere
proteger a los monjes y los creyentes de los aspectos no ortodoxos
sobre visión de la Luz con los ojos somáticos y de la confusión de
las apariciones de los demonios.
Este
estado espiritual crea un éxtasis divino “de manera que la psique
con inenarrable alegría y agapi tiene ganas de salir del cuerpo e ir
hacia al Señor ignorando de un modo hasta esta vida provisional”
(v.61). El nus el αίσθηση sentido, sentimiento de la divina
Jaris lo traspasa también al cuerpo y, por consiguiente, “la
alegría que viene en la psique y el cuerpo es recuerdo inconfundible
de la vida inmortal” (v.25). Es cierto que cuando uno empieza
sentir en abundancia la agapi de Dios, “entonces empieza en αίσθηση
sentido espiritual amar también a su prójimo” (v.15).
Las
cosas que hemos descrito antes no tenían como fin en analizar toda
la enseñanza de san Diádojo de Fótica sobre el camino del hombre
hacia su renacimiento y su comunión con Dios; sino que aspiraban
principalmente en ver y conocer lo que dice el santo sobre el tema
del αίσθηση sentido espiritual, del corazón o del nus y cómo
este αίσθηση sentido espiritual adquiere gnosis y experiencia
de Dios, puesto que Dios no es una idea abstracta sino Persona que
viene en comunión con el hombre y entonces el hombre siente Su
presencia.
El
tema del αίσθηση sentido es punto central en la enseñanza de
san Diádojo de Fótica y de los Padres ascéticos de la Iglesia y
esto conecta con la relación precisa entre psique y cuerpo. Cuando
los sentidos comunes de la psique y del cuerpo se han ofrecido a
Dios, entonces el hombre adquiere la gnosis existencial de Dios en
αίσθηση sentido e información mediante la catarsis, la
iluminación y la zéosis.
De
todo lo que se refiere san Diádojo de Fótica, se ve que la gnosis
de Dios es existencial u ontológica y se revela (apocalipta) al
hombre aquel que es digno de recibir esta apocálipsis. Esta gnosis
se ofrece al nus del hombre, el cual nus es una energía de la psique
que es paralela con la energía racional de la diania (cerebro,
mente, intelecto). Mientras la diania con los sentidos físicos tiene
gnosis y comunión con el mundo que nos rodea, en cambio el nus tiene
relación y comunión con Dios. El nus es aquel que vigila el lugar
de la psique y conoce todos los movimientos de ella, como también la
energía de los demoníacos loyismí (pensamientos simples o
compuestos con la fantasía, reflexiones). Por consiguiente, el nus
para que sea sano y hacer su trabajo importante debe de estar
limpiándose, sanándose por el Espíritu Santo. Ninguna otra fuerza
puede ayudar en la catarsis de este órgano psíquico sino sólo el
Espíritu Santo. El tema pues no es ético, ni psíquico o emocional
sino teológico. Amén.
Ierotheos Vlajos 2004.
Traducido por Χρήστος
Χρυσούλας
Jristos Jrisoulas.
Traducido por: χΧ jJ
http://logosortodoxo.wordpress.com/
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