Inquietudes de los jóvenes sobre la
relación del hombre con el tiempo y el espacio, por Neófitos, monje
del Monasterio San Gregorio, Santa Montaña Athos.
El motivo por el que escribimos este
texto son las dudas y novedosas inquietudes de dos Ortodoxos
diplomados en Teología, amigos de la Santa Montaña del Athos,
tradicionales y no fundamentalistas, tampoco ecumenistas, sino más
bien, interesados por las relaciones del hombre con el tiempo y el
espacio tal y como los percibieron los Santos Padres de la Iglesia
Ortodoxa. Confieso que desconozco sobre el tema. Por eso recurrí al
importante libro del profesor de teología de la Universidad de
Salónica Yeoryios Mantzaridis titulado “tiempo y espacio“
edición del año 1992 y allí encontré todas las respuestas de los
jóvenes teólogos, que a la vez son también mis inquietudes y las
de muchas más personas, sobre todo jóvenes. Aquí presentaremos
algunas preguntas y respuestas basadas en este libro al que nos
referimos para informarnos y descargar espiritualmente el agobio del
loyismós de las inquietudes de nuestros jóvenes,
“...conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8:32).
La Verdad, que es Cristo, os librará de la ignorancia, el olvido, la
negligencia, el Diablo, el pecado, la moral mundana, el egoísmo, la
autojustificación, la egolatría y la autoidolatría. Cuando uno
avanza en la comprensión de la profundidad de las leyes éticas y la
Divina Apocalipsis (Revelación) en combinación con la información
interior de su conciencia, se revela ante él la grandeza del Dios
Trinitario y por reflejo, la grandeza del hombre. - (Por el
Archimandrita Timoteo Kilifis, “Los 4 Evangelios y Hechos de los
Apóstoles”, t.1º, Atenas 1992, pag. 562).
San Simeón el Nuevo Teólogo: La
libertad no libera sino la verdad es la que libera.
1ª Pregunta:
¿Cuál es la estimación del tiempo en el antiguo Helenismo y en
general en el mundo fuera de la Biblia?
Respuesta: En el antiguo mundo
helénico y en general, en el tiempo extrabíblico, predominaba la
estimación cíclica del tiempo. Esta consideración conecta
directamente con la cosmología y especialmente con la aceptación de
eternidad de la materia. Según ésta, el mundo no empieza de un
principio ni se conduce a ningún final, en definitiva no existe
ninguna protología (primera causa-logos), ni esjatología. El
principio coincide con el final y el final es un nuevo principio. El
tiempo es un círculo y como ciclo se limita a sí mismo. Todas las
cosas se vuelven o se reciclan. La historia se repite... Platón
considera el tiempo como imagen móvil de la eternidad. El tiempo se
mueve cíclicamente y se expresa aritméticamente, (Timeo 37d,
38d)... Aristóteles dice que “el tiempo constituye la suma de dos
partes inexistentes: del pasado, el cual ya se ha hecho y no está, y
del futuro que debe venir y aún no está. Entonces la suma de dos
partes es inexistente (Física d9, 217b 33-34)... el presente, el
ahora es aquel momento intemporal del cual pasa el futuro para
hacerse pasado... Platón y Aristóteles creen que el tiempo es
movimiento. Pero como movimiento no se debe comprender sólo como un
cambio, variación de sitio dentro en el espacio, sino cualquier otro
cambio. Así un cambio psíquico da la sensación del tiempo
(Aristóteles Física 219ª 4-6). De esta manera notifica Aristóteles
también dicho tiempo psicológico, que se analizó ampliamente en la
tradición Patrística y en la nueva filosofía” (G. Mantzaridis,
“Tiempo y hombre” Salónica 1992 pag.13-16).
2ªPreg: ¿Cuál es la
estimación bíblica del tiempo?
Resp: “En el Antiguo
Testamento el tiempo se identifica con su contenido... La fe en la
creación del mundo desde la nada es desconocida en el antiguo
pensamiento helénico, como la esperanza del cumplimiento de las
promesas de Dios hacia su pueblo escogido dentro de la historia
dictando la estimación y la alineación del tiempo. El mundo tiene
un principio y se dirige a algún fin. Dios que es Creador y Kirios
(Señor) del mundo es también Kirios del tiempo y de la historia...
Con la venida de Cristo y su presencia
dentro del mundo se introduce una nueva perspectiva para el tiempo.
El esjaton (final, extremo) se ofrece dentro del presente y cada
momento de la historia toma carácter escatológico, (ver Jn 5,25).
En la Iglesia el tiempo y la historia se orientan hacia la eternidad.
Cristo es el cumplimiento y la plenitud de la Ley y los Profetas. (G.
Mantzaridis, “Tiempo y espacio” pag.17-18).
3ª Preg: ¿Cómo los
Santos Padres de la Iglesia Ortodoxa estimaron el tiempo?
Resp: “El
tiempo, observa San Basilio el Magno, es aquel espacio que se
extiende junto con la ordenación del mundo (contra Eunomio 1,21,
P.G, 560B). El tiempo se fusiona orgánicamente con el espacio y no
se puede comprender sin él. La creación fue instantánea, o sea
tanto el tiempo como el espacio se crearon intemporalmente por la
voluntad de Dios. Así interpreta Basilio el Magno “En principio
Dios creó el cielo y la tierra” (Génesis 1´1)... En el curso
lineal el tiempo incesante contiene círculos crónicos que figuran
la eternidad (Basilio el Magno sobre el Espíritu Santo 27,66 P.G 32,
189B). Así el curso lineal del tiempo toma una forma espiral. Además
el camino del tiempo es de la misma natura que las cosas del
cosmos... Así todas las cosas que existen dentro en el espacio y el
tiempo son fluidas y perecederas. La naturaleza del tiempo es propia
de la perecidad del mundo (Basilio el Magno, en 6 días 1,5 P.G 29,
13c). En el mundo cristiano no existe sólo la distinción entre el
mundo visible e invisible sino el discernimiento más básico entre
el mundo increado por un lado y el creado por otro, que se destaca en
visible e invisible. El “αιών
eón,
siglo” no constituye ninguna situación perfecta e intemporal, sino
que se creó junto con el mundo espiritual y continúa
interminablemente con él. Tal υ
como el tiempo es de la misma natura que el mundo sensible, así
también el siglo es de la misma naturaleza que el creado mundo
espiritual. Finalmente “eón, siglo” se llama también día del
Kirios o el octavo día, es decir el estado de la vida después de la
muerte. (San Basilio en 6 días 2,8, P.G.29, 182D- 184A). El tercer y
más alto significado el de “αείδιος-aídios,
sin principio ni fin”, esto es propio del increado e intemporal
Dios... El sin principio ni fin, tal υ
como puntualiza es “de todo tiempo y siglo y como ser, superior,
mayor” (San Basilio contra Eunomio 2,17 P.G 29, 608c), y como lo
sin principio ni fin supera la creatividad por eso es inconcebible
para el mundo... (nota: aquí podemos decir que “eón, siglo” es
algo que tiene principio pero no tiene fin y aídios (sin principio
ni fin) no tiene principio ni final es increado, inconstruible). El
hombre, observa San Gregorio el Teólogo, vive y piensa dentro en el
tiempo (San Gregorio Teólogo, Teológico 3 (29), 3, P.G 36, 77a)...
San Gregorio de Nicea manifestando la incomparable diferencia que
existe entre la fisis (naturaleza) creada e increada, observa que la
primera se limita crónicamente y localmente, en cambio la segunda
supera cada concepto y noción de limitación (G. Nicea, contra
Eunomio 12, P.G 45, 933a)... La participación del creyente en la
vida divina le ofrece una habilidad y posibilidad de incesante
extensión hacia adelante. Así crece el bien participando en un
sostenido “sin principio ni fin”, (G. De Nicea, contra Eunomio
P.G. 44, 940 d-41a). Según San Máximo el Confesor (capítulos
varios, 5,47, P.G. 90, 1368c) el tiempo es “movimiento descrito”
que se enumera de la creación del mundo. Si no existiera el mundo no
existiría el tiempo... El eón, siglo es tiempo parado y el tiempo
siglo en movimiento, (San Máximo el Confesor, sobre dudas, P.G: 91,
1164BC)... La naturaleza humana se mueve dentro en el tiempo y sufre
alteración. Pero cuando se une con Dios se libera de la alteración
que provoca el tiempo y adquiere la actitud o postura de movimiento
perpetuo o idéntico movimiento estacionario, (Máximo el Confesor,
para Thalásio P.G. 90,760a). La unión con Dios no anula la
creatividad de la naturaleza humana sino que la reúne con la
increada energía Jaris de Dios. El hombre llega a ser lo que es
Dios, “pero sin la identidad de la esencia” (Máximo el Confesor
sobre dudas P.G. 91, 1308B). Tal como y apunta característicamente
se convierte “sin principio e infinito”, perpetuo (San Máximo
P.G. 91 1144c) (G.Mantzaridis pág. 19-44).
4ª Preg: ¿Cuál es la
estimación del tiempo en los occidentales innovadores, filósofos y
científicos?
Resp: Según Leibnitz el
tiempo y el espacio no constituyen una realidad sino una existencia
idealizada... El espacio es el orden de las posibles coexistencias,
como también el tiempo es el orden de las posibilidades o
habilidades que no pueden coexistir sino que se encuentran en
coherencia entre sí (la comitiva del mismo género de cosas, la
conjunción de cada cosa con lo que precede y acompaña, la relación
crónica y causal)...
La existencia real del tiempo como
del espacio, la sostuvo Newton (1642-1727). Según él tiempo y
espacio tienen su propia hipóstasis (base substancial)
independientemente de los fenómenos que ocurren en sus interiores.
Son órganos con los cuales Dios energetiviza (opera) su presencia
por todas partes en el cosmos y se encuentra a la vez en el pasado,
presente y futuro. Esta estimación dual en el tiempo y espacio
dominó la física hasta nuestro siglo.
Según Kant (1724-1804) el tiempo y
el espacio constituyen a priori categorías con las cuales afronta el
hombre al mundo. El tiempo y el espacio pues no son elementos
empíricos, sino planos idealizados en los cuales añade el hombre
todas aquellas cosas que caen en sus sentidos.
Pero una nueva época empezó con
Einstein, apartó los puntos de vista de que el tiempo tiene
existencia real y es creación del nus humano. Sobre la teoría de
relatividad no existe tiempo absoluto, sino que cada uno tiene su
propio tiempo que depende de donde se encuentra y como se mueve. (S.
Hawking, crónica del crono-tiempo). El tiempo pues conecta
directamente con el espacio y no se puede medir independiente de él.
La combinación tiempo y espacio crea un nuevo tamaño, el
tiempo-espacio, donde se añaden y pertenecen también los distintos
acontecimientos. Finalmente el pasado, presente y futuro son
relativos, porque dependen del estado móvil que se encuentra el
observador... La presencia de la tradición Bíblica en la teoría de
Einstein, que tiene origen Hebreo, no es difícil de recalcar. La
conclusión general que sale de los resúmenes de la nueva física es
que “el tiempo como el espacio no afectan sólo las cosas y las
fuerzas del mundo sino que se influye por estas. Pero, tal y como no
podemos hablar de acontecimientos dentro en el universo sin las
nociones del espacio y tiempo, así tampoco podemos hablar de tiempo
y espacio sin los acontecimientos fuera del universo. Además no
tiene ningún significado hablar para tiempo y espacio fuera del
universo. (S. Hawling igual antes). Las diferentes figuras, formas
que presenta el tiempo se conectan con las distintas formas,
situaciones y estados del mundo” (Mantzaridis igual que antes pág.
27-30).
5ª Preg: ¿Cómo
podemos vencer el espacio y el tiempo?
Resp: “Es característico
que la superación definitiva del espacio y sobre todo del espacio
sagrado, se realiza en la Iglesia, donde se vence la muerte. Con
otras palabras, la superación del espacio que constituye la zona del
dominio de la muerte, se realiza finalmente al vencer y superar la
misma. Esta superación se prepara en toda la historia del Antiguo
Testamento que instruye en Cristo. El camino hacia la época del
Mesías es una vía de liberación progresiva del espacio y del
movimiento dinámico dentro del tiempo...La Iglesia es el puente que
libera al hombre del espacio y le introduce en la libertad del
Espíritu Santo.
Tal como en el tiempo, así también
el espacio toma nuevo carácter dentro de la Iglesia. La zona del
dominio de la muerte se transforma en marco de aparición del amor de
Dios y de la metamorfosis del hombre. Además, el espacio no limita
lo inmenso tal y como el tiempo no disminuye la eternidad. Lo
infinito no sólo se encuentra fuera y más allá del espacio sino
dentro de él también... Infinito es el Dios y como tal se encuentra
en todas partes dentro del espacio (por las increadas divinas
energías y no de Su Increada Divina Esencia, dice San Juan
Damasceno), sin que se limite o se impida por él. La manifestación
pasajera del Infinito Dios dentro del espacio como ya pasado y el
hombre constituyen la base de la Iglesia y la condición para la
renovación del cosmos y la zéosis del hombre (Kontakion del
Akázisto himno 15 y Mantzaridis pág. 35-37). (Θέωσις,
Zéosis es la participación, comunión, y visión de la
increada energía divina Χάρις,
gracia con el hombre, es el tomar parte en la vida y
gloria increada de Dios en relación con sus increadas energías).
6ª Preg: El tiempo se
divide en pasado, presente y futuro. ¿Cómo es vivido el tiempo por
el hombre?
Resp: El presente constituye
un momento pasajero, inconcebible e inapresable. Tal y como sucede en
el presente, así también el pasado y el futuro tampoco se
encuentran en disposición del hombre. El pasado está siempre
perdido y el futuro aún no existe. Pero el hombre tiene siempre la
sensación de un presente y dispone de este sentido porque no vive el
tiempo en momentos aislados sino como una amplia realidad que
contiene el pasado y el futuro. Con la memoria y la esperanza supera
cada momento concreto y vive el presente como composición y
superación trascendente del pasado y del futuro. Así el presente de
la vida divina se manifiesta como superación, trascendencia del
tiempo y conducción a nociones, significados y conceptos
trascendentales. Resulta característico de la antigua mitología
Helénica el elevar el tiempo a la categoría de deidad. Es el dios
Kronos que hace desaparecer a sus hijos. (G. Mantzaridis).
7ª Preg: Observamos que en la
vida diaria el tiempo pasa muy rápido. No nos da tiempo hacer algo
que queremos y disfrutarlo lo máximo posible y esto acaba muy
rápido. ¿Por qué pasa esto?
Resp: Esto ocurre
porque el hombre generalmente olvida el significado de su vida en el
presente y lo busca continuamente en el esperanzado futuro. No
satisfecho con lo que se le ofrece en el presente se ocupa en
alimentarse con esperanzas del futuro. Porque así es toda la vida de
los hombres, observa San Basilio, que no se contenta con lo que tiene
hasta ahora sino que se alimenta más bien con los acontecimientos
que no se han hecho o no ha llegado hasta ahora o sea de los futuros,
(San Basilio 42,1 P.G32, 3 49A). Así actúa y se mueve en el mundo
como si fuera a vivir eternamente y completa como de costumbre la
vida terrenal quedándose en estado de preparación del futuro...
Este fenómeno tomó nueva forma y desarrollo, con el rapidísimo
desarrollo de la ciencia y la tecnología. Los cambios que se
consiguieron desde la antigüedad hasta la época de la revolución
industrial, en el progreso de las posibilidades del hombre no fueron
muchas ni significantes. El tiempo, por ejemplo, que se necesitaba
para un largo viaje en la época de Homero era casi el mismo de la
época de Cristo o más o menos hasta la época de la revolución
contra la esclavitud turca del 1821. Por lo contrario el tiempo para
cualquier viaje sobre la tierra casi se ha anulado en las últimas
pocas décadas. Pero generalmente los cambios que se hacían en el
pasado en siglos enteros, hoy se hacen solo en un día. En el
principio de la década de los 70 se había calculado que los
conocimientos de los hombres se duplicaban en diez años. Hoy más
breve aún en ocho o siete años. Y como el hombre no puede, se
debilita en seguir y adaptarse en estos y se pierde literalmente de
sí mismo sin darse cuenta.
LA ACELERACIÓN DE LOS CAMBIOS
ACELERA EL TIEMPO. Los incesables cambios que arrastran al hombre y
le remiten continuamente al futuro, ya que siempre existe perspectiva
de futuro desarrollo. Pero con una perspectiva así, el que muere, no
puede llegar a la cumbre, porque ella se desplaza siempre al futuro.
Los hombres de los antiguos tiempos podrían llegar satisfechos al
final de sus vidas porque no existía en ellos ningún enigma que
esperaban resolver. El mayor enigma de ellos era la muerte. Por eso
el fenómeno de la muerte tenía el lugar, la tesis central en su
vidas y su estudio provocaba un cuidado especial...
Pero ya se notó otro cambio
revolucionario. La ciencia y la tecnología que hicieron posibles la
comodidad y el bienestar y al hombre sobre todo los jóvenes que
nacieron y se crearon con ellas, le privaron de la paciencia y la
disciplina. Las distancias se anularon y los enormes impedimentos se
vencieron. Inconcebibles espacios se recorren brevemente sin
cansancio, mientras que insuperables dificultades se apartan o huyen
fácilmente con comodidad. El espacio se consumó mientras que una
nueva relación se consagró entre él y el hombre. Tal como el
tiempo, así también el espacio se manifestó como zona donde el
hombre vive su extinción y su disolución. Se estremeció,
conmocionó su familiaridad con el... Por eso está y queda
inconciliable con el espacio. Se mueve en todas partes pero no se
pacifica, tranquiliza en ninguna parte. Cambia (o huye) fácilmente
de su lugar porque en todas partes se siente extraño, extranjero y
sin sentido, insensible. Busca continuamente un nuevo lugar pero este
tampoco se diferencia esencialmente del anterior... El hombre
contemporáneo es el hombre del aquí y ahora. No ve ninguna
finalidad o propósito final de su vida en el cual someterá también
las parciales finalidades de sus “praxis” acciones. Y la falta de
finalidad anula esencialmente todos los objetivos parciales, mientras
que a la vez convierte estos propósitos en una especie de fines
finales. Usa en la medida más alta posible los medios de la ciencia
y la tecnología en su vida. Pero paralelamente acredita que no puede
satisfacer sus necesidades espirituales ni tampoco escapar de los
desengaños de sus visiones materiales, (G.Mantzaridis pág. 51-56).
8ª Preg: Y después de
todo lo que nos habéis dicho para el hombre, el tiempo y el espacio,
¿cuál podría ser la solución de los actuales callejones sin
salida? La llegada de Cristo en el mundo ¿qué “metamorfosis”
cambios e inversiones trajo?
Resp: La venida de Cristo
cambió el rumbo del mundo. Los acontecimientos que realizó “en
suma total o una vez para siempre” (Heb 7,27- 9,22) en la Historia
crearon un mundo nuevo, mientras paralelamente consagran un
nuevo tiempo, que se diferencia radicalmente de la vida diaria como
del tiempo (cronos) sagrado de la mitología. Pero se ve provocador
para el hombre con pensamiento mundano (de pazos) o aún para el
religioso, aceptar que el breve período de aparición de Cristo y
sobre todo durante los últimos días de Su vida terrenal, se realizó
la salvación y renovación del universo, (San Gregorio Palamás,
homilía 51, P.G 151, 521 CD). Se presenta como tontería, idiotez la
predicación que con la pasión, el entierro y resurrección de
Cristo, que ocurrió durante el mandato de Poncio Pilatos, se
presentó y se ofreció la vida eterna al hombre... Cristo renueva el
mundo del universo. Pero como Zeántropos (Dios-hombre) se une y
conecta especialmente con el hombre. Recapitula todo el género
humano y lo conduce a su destino final. El tiempo (cronos) que se
creó junto con el mundo que conduce, sitúa y gobierna al hombre y
su vida, es entrelazado y asociado con la eternidad. Lo visible se
une con lo invisible y lo creado con lo increado. El hombre se hace
dios y se libera de sus bloqueos, encadenamientos y limitaciones de
su natura (fisis). Su sitio en el mundo se modifica y sus relaciones
con el tiempo se redefinen y se metamorfosean... Cristo vino en el
mundo en apariencia y forma humana, pero como hombre real “nacido
de mujer” (Gal. 4,4). El hijo de Dios que es perfecto Dios se hizo
hombre perfecto. Aún el Hijo de Dios no apareció de la Panayía
(Todasanta Virgen Maria) “como por tubo”, sino que se prestó de
ella su creada natura humana. La Panayía tal y como se apunta en el
himno de nuestra Iglesia es “la que gestó el intemporal Dios (el
que no se somete en el tiempo) dentro al tiempo. Es aquella con la
que “se innova la natura y el tiempo”. Con Su sarx (cuerpo,
carne) y sangre dio forma a Dios y le alumbró, parió como hombre
dentro al mundo. Con perfecto ofrecimiento de su vida en tiempo al
intemporal Dios se hizo Zeotokos (la que da a luz, pare a Dios) y la
causa de la zéosis para todos” (kanon del acazistos, troparion
6º)... Pero en la enseñanza Patrística encontramos una tesis más
sorprendente. El hombre que participa en la jaris de Dios y se hace
dios por la jaris la increada energía, no sólo se vuelve eterno e
interminable sino sin principio ni fin. (San Máximo el Confesor
sobre dudas, P.G.91, 44c). Esto por supuesto no se debe en su natura
creada, sino en la jaris increada de Dios. La creatividad y la
temporalidad del creyente se limitan en los marcos, contextos de su
biografía terrenal. Cuando ella cesa, aparece la sin principio e
interminable vida de Cristo que existe, energiza y opera en su
interior. (San Gregorio Palamás, para Akindinos 3,16) (G.
Mantzaridis pag. 64-72).
9ª Preg: La Iglesia y la
realeza de Dios, qué relación tienen entre el espacio y tiempo?
Resp: La venida de Cristo
trajo en el mundo la realeza increada de Dios y el espacio, y la
Iglesia es donde se presenta la realeza increada de Dios. Ella en la
historia mantiene la eternidad y ofrece a la historia la perspectiva
de la eternidad. La Iglesia es el cuerpo de Cristo que supera el
espacio y el tiempo, haciendo partícipes los hombres uniéndolos en
una comunidad y comunión hiper-temporal y trascendental, donde todo
está presente en Espíritu Santo. En la Iglesia se salva todo el
mundo y el tiempo. Lo que ofrece el Dios al mundo existe dentro a la
Iglesia y se transmite al hombre para su sanación, renovación y
salvación. La realeza increada de Dios no se espera sólo como
futuro sino que se hace sensible también como presente. Y la en
Cristo resurrección y renovación de los hombres no se espera sólo
en el futuro, sino que se ofrece ya en el presente. “En verdad de
verdad os digo viene el tiempo y la hora, y ésta es ya, que los
muertos escucharán la voz del Hijo de Dios, entonces los que la
escucharan vivirán” (Jn 5,25)...
La Iglesia de Cristo no es un grupo
social convencional o parcial sino comunidad universal. Es universal
porque se extiende “no sólo en todo el universo sino también en
todo tiempo” (San Juan Crisóstomo, interpretación al salmo 144,4
P.G. 469-470). Además, la Iglesia manifiesta e indica dentro en el
mundo la eternidad y le conduce hacia ella. Las instituciones de la
Iglesia, dice San Basilio, transportan al nus del hombre “desde las
presentes a las futuras”. Así, sigue el mismo Jerarca, con cada
reverencia y elevación el creyente testifica en efecto “que con el
pecado hemos bajado en la tierra y con la filantropía que nos ha
creado hemos sido rellamados y subidos a los cielos” (San Basilio,
sobre Espíritu Santo 27,66, P.G 32, 192c)...
La Iglesia no detesta al tiempo, sino
que se manifiesta dentro al tiempo. No se apena por lo que se marchó
ni agoniza por lo que viene. Cada víspera introduce al nuevo día.
En cambio el hombre puede entristecerse por lo que ha perdido o
alegrarse por lo que espera, mientras que puede alegrarse del pasado
y tener miedo para el futuro, la Iglesia le llama constantemente e
imperturbablemente hacia un camino confiado en las manos de Dios. Él
que es el Kirios (Señor) del tiempo y de la historia, el Pantocrator
(Omnipotente, Dominador de todo)”, (G. Mantzaridis pág. 78-87).
10ª Preg: ¿Cuál es la
relación entre el monaquismo Ortodoxo y el tiempo?
Resp: El reforzamiento de la
forma institucional de la Iglesia y la conversión de su tripulación
en moral mundana que se notaron después del reconocimiento del
Cristianismo como religión oficial del estado, comprimieron y
aplastaron su vida carismática. Entonces la tradición de la Iglesia
innovó y presentó el monaquismo. La aparición del monaquismo creó
nuevas posibilidades para la superación del cosmos y la aparición
de la jaris (energía increada). Así el cuerpo vivo de la Iglesia,
que se extendió en amplias regiones dentro en el mundo, ganó en el
desierto un nuevo espacio vivo para la aparición de la jaris. Y
siempre, donde la Iglesia permanece viva, se mueve como cuerpo
unificado, rellenando el desgaste que acarrea su presencia en el
espacio y el tiempo, (G.Mantzaridis, pág.95-96).
11ª Preg: ¿Cuál es la
importancia de la vida monástica para la tradición de la Iglesia?
¿Cómo contribuye para su mantenimiento y transmisión?
Resp: La tradición de la
Iglesia Ortodoxa contiene dos factores: el histórico y el puro
espiritual. El factor histórico contiene las líneas directrices. El
espiritual da el movimiento y la vida. El factor histórico se
salvaguarda por las instituciones de la Iglesia. El espiritual se
sirve del carisma y la experiencia espiritual. Toda la vida de la
Iglesia se dirige por el Espíritu de Dios, que transmite al hombre
la donación de Dios, de Cristo, sin limitarse del tiempo y del
espacio. (G. Mantzaridis).
12ª Preg: ¿Cómo se hace la
metamorfosis del tiempo?
Resp: Una metamorfosis real
del tiempo no es comprendida sin la metamorfosis de la
convertibilidad con la que coexiste... Esta metamorfosis no se
realiza sólo por Dios, sino que presupone una cooperación del
hombre. Presupone dedicación con toda su psique en la nueva vida que
presentó en el mundo Cristo. Tal y como característicamente observa
San Máximo el Confesor: “todas las visibles, sensibles les hace
falta la cruz, la muerte... y todos los conceptos y sentidos hace
falta enterarlos. (San Máximo, capítulos sobre teología 1,67, P.G.
90, 1108B). Si el hombre no crucifica sus movimientos físicos y no
entierra sus meditaciones no puede ver la verdad. Porque sin estas
premisas el hombre se quedaría continuamente lejos de la verdad, la
Iglesia antepone la Cruz y el entierro de Cristo. Con la Cruz y el
Entierro de Cristo se crucifica y se entierra cada moral, noción y
actitud mundana. Pero a la vez con la Cruz y el Entierro de Cristo se
crea una nueva perspectiva y una verdad indestructible e indisoluble:
la perspectiva de la vida inmortal y la verdad del gozo perpetuo,
deleite eterno. Conectando, enlazando y uniendo el hombre su vida y
su tiempo con Cristo, los metamorfosea. Su vida se hace crística y
el tiempo adquiere dimensiones ilimitadas. (G. Mantzaridis, pág.
113-114).
13ª Preg: ¿Qué hace la
Iglesia con sus ceremonias y sus fiestas?
Resp: La Iglesia con sus
fiestas y ceremonias energitiza, activa dentro en su tiempo la obra
de la divina economía (la encarnación de Dios Logos y sus
consecuencias). Así santifica y metamorfosea el tiempo de la vida
diaria, mientras paralelamente unifica y orienta su perspectiva
esjatológica, la realeza increada de Dios... Las fiestas móviles
componen un sistema especial que se eleva por encima del tiempo
histórico y dirige al hombre más allá de él. Así se forma un
nivel nuevo del tiempo que se mueve por encima de la temporalidad
histórica y ofrece perspectivas ilimitadas al hombre crónicamente
restringido. Al centro de las fiestas móviles se encuentra la
Pascua, la fiesta de las fiestas... Mientras que las fiestas
inamovibles, como el Anunciación o las Navidades, testifican la
llegada de la eternidad en el tiempo, tal y como la Pascua o la
Ascensión certifican el traspaso desde el tiempo a la
eternidad...(G. Mantzaridis pág, 126-127)
14ª Preg: ¿Qué relación tiene
la Divina Liturgia con el tiempo?
Resp: Cada Divina Liturgia es
una verdadera Pascua e irrepetible. Todo dentro de la Divina Liturgia
ocurre para cada uno de manera irrepetible, y a la vez es una
repetición estable. Es una repetición de la irrepetible Cena
Mística y la irrepetible unión del creyente cristiano con el
Cristo... La Liturgia es obra de Dios y como tal supera y transciende
al tiempo y pertenece a la eternidad. Ya la celebración de la Cena
Mística antes de la muerte en la cruz invierte al tiempo histórico
y anula la comitiva crónica (la continuación natural de pasado,
presente y futuro) (por Archimandrita Sofronio Sajarof, contemplar a
Dios tal y como es, Esex Inglaterra 1992 pag. 360)... En el Misterio
de la Divina Eucaristía tenemos la mayor condensación del tiempo.
El tiempo se une con el pasado y el futuro, mientras que el ahora se
extiende en incesable o perpetuo siempre... Así el tiempo de la
Divina Liturgia “el tiempo litúrgico” con los acontecimientos de
la divina economía y las memorias de los Santos y la Panayía
(Todasanta), extiende dentro a la historia la edificación del cuerpo
de Cristo, de la Iglesia... Esta vida eterna no es abstracta o
inhipostasiada (sin base substancial, subsistencial). Es el mismo
Dios que se hizo hombre y apareció en el mundo en Cristo. La fe en
el Zeántropos (Dios y hombre) Cristo y su reconocimiento como cabeza
de la Iglesia, hace posible la metamorfosis del tiempo y la
participación en la vida eterna... Lo que es la Iglesia para el
mundo, lo es también el tiempo de la Divina Liturgia, el tiempo
litúrgico, para el tiempo cósmico. Tal y como en la Iglesia se
salva y se metamorfosea todo el mundo, así también en el mundo
litúrgico se salva y se metamorfosea el tiempo entero. El tiempo del
cosmos se hace tiempo de la Iglesia y como tiempo de la Iglesia
instruye, inicia (mistagoyiza) la renovación de todos... Finalmente
el tiempo litúrgico se manifiesta en la iconografía eclesiástica.
Aquí también el tiempo no se contempla con su flujo físico sino
que se condensa en eterno presente... Los iconografiados, dentro en
un templo litúrgico, los Profetas, los Apóstoles, los Mártires,
los Santos, la Panayía y el Pantocrator Kirios junto con los
creyentes que cada vez vienen en la Iglesia constituyen una sociedad
zeantrópina (divinohumana) que supera y transciende las limitaciones
del tiempo y el espacio... (G. Mantzaridis)
15ª Preg: ¿Cuál es la
relación entre fe, esperanza, amor con el pasado, presente y futuro?
Resp: La
fe absorbe su contenido del pasado, mientras que la esperanza del
futuro. Con la fe se reconoce el amor de Dios que se manifestó en la
historia, mientras que con la esperanza se espera manifestación
final de la realeza increada de Dios. La fe y la esperanza, que
correspondientemente se refieren en las dos dimensiones del tiempo,
el pasado y el futuro, conectan y juntan al hombre con el amor de
Dios que se reveló en el mundo y que espera al mundo. La vivencia
del amor Dios al presente convierte al Cristiano en testigo de la
presencia de Dios entre los hombres y metamorfosea el presente en un
contexto, plano de revelación del divino amor: ”Con esto conocerán
todos que sois mis discípulos, dice Cristo a los Apóstoles, si
tenéis agapi-amor entre vosotros” (1ª Jn 13,35). Más “si
tenemos agapi-amor entre nosotros, Dios queda dentro nuestro y el
amor de Dios es perfecto y completo en nuestro interior” (1ª Jn
4,12). El amor es la composición y la expresión dinámica de la fe
y la esperanza dentro al presente. Y el presente es la región de
vivencia y revelación del amor. El presente en la vida psíquica del
hombre es una composición extática de pasado y futuro. Así en la
vida espiritual del Cristiano, la agapi-amor no constituye una
manifestación ética independiente de la individualidad, sino
composición extática de la fe y la esperanza en Dios, que se
realiza dentro en el cuerpo de Cristo, en la Iglesia y en la comunión
de la Jaris energía increada del Espíritu Santo. (Gheorghios
Manzaridis, Teología Ortodoxa y vida social pág. 200-301).
Santa Montaña
Athos, Feb. 2004.
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