ΑΓΧΟΣ
(anjos) ANSIEDAD, ANGUSTIA Y ESTRÉS Y CÓMO SE AFRONTA
Por
hieromonje Sabas el Aghiorita
Introducción
Junto
con la depresión, el ἄγχος (anjos
ansiedad, angustia y estrés) es también una “enfermedad psíquica”
muy extendida, que tiene consecuencias muy lamentables en todo
hombre. Afecta la psique y el cuerpo. Provoca varias enfermedades y
sobre todo las llamadas “psicosomáticas”. En nuestro estudio
sobre la depresión exponemos complementariamente una pequeña
referencia sobre el ἄγχος (anjos,
ansiedad, angustia y estrés). La energía demoníaca que provoca
ἄγχος (anjos), encuentra un
campo apropiado y apto en un hombre con poca o nada de fe, al
incrédulo. La solución del problema se encuentra en la plena
dejación y entrega del hombre a la voluntad Divina.
ΑΓΧΟΣ
(anjos) ANSIEDAD, ANGUSTIA Y ESTRÉS Y COMO SE AFRONTA
Respuesta
a una psique:
Me
has pedido que te escriba un par de páginas sobre ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés). Qué es y cómo se
afronta…
Sería
bastante que te escribiese sólo dos líneas:
“Encomendémonos
o dejémonos nosotros mismos, unos a otros y toda nuestra vida a
Cristo Dios”.
Si
cumplimos continuamente esta exhortación nunca seremos dominados por
la influencia demoníaca que se llama ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés).
A
pesar de esto, vamos a decir algo sobre este tema. De acuerdo con la
Dogmática Ortodoxa todo se hace por complacencia o por concesión
de Dios. Por lo tanto, todo es para nuestro bien, puesto que el Dios
no hace nada malo.
Si
reaccionamos, gemimos, lamentamos, renegamos, angustiamos y
entristecemos a razón de varios acontecimientos, es como si
dijéramos a Dios: “No me amas y nos haces las cosas bien y
correctas”.
Con
esta posición nuestra esencialmente blasfemamos a Dios y mostramos
ingratitud. En la raíz de este comportamiento existe incredulidad a
la Divina Providencia y a la Bondad de Dios.
A
pesar de esto: el Omnipotente y Bondadoso Señor nos ha prometido que
se cuidará de nosotros. Nos ha enseñado que “él se cuida de
nosotros”.
Sólo
nos pide que confiemos en Él y Le pidamos Su misericordia increada
(energía increada), porque respeta nuestra libertad y nuestro “no”.
Es nuestro Padre caritativo. Nos ha dicho que todo que nos haga falta
para la vida terrenal se nos será añadido, basta que nosotros
hagamos nuestros trabajos y ejercicios espirituales, como también
pedir del Mismo que se haga Su voluntad.
Él
conoce que somos débiles… Además Él nos dijo: “Sin mí no
podéis hacer nada” (Jn 15,5). Somos débiles como los
niños, pero podemos, si lo queremos, estar en los brazos del Padre
más caritativo, más Bondadoso, más Sabio y más Potente.
¿El
niño en los brazos de su Padre tiene ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés)?
-¡Nunca!
Cómo entonces nosotros. Somos los hijos amados de Dios y si lo
queremos, nos tiene en Sus brazos.
Una
cosa sola nos debe preocupar. No vaya ser que nos engañe el enemigo
de nuestro Padre y nos convenza que marchemos de Sus brazos
calientes, antiansiolíticos o antidepresivos. Entonces realmente
sentiremos inmensa inseguridad y soledad…
Entonces
el malvado astuto nos susurrará silbando: “Toma tu vida en tus
manos. Tienes autoconvicción, autosugestión… lucha, trabaja para
vivir…” ay de nosotros si le oímos y hacemos caso.
Debemos
hacer lo contrario y retornar otra vez en los brazos de nuestro
Padre.
He
aquí como lo dice san Crisóstomo: “No te ocupes con agonía o
angustia de tus propios asuntos, sino déjalas a Dios. Porque, si te
cuidadas tú, te preocuparás como humano; pero si prevé el Dios,
prevé como Dios. No te cuides de estas cosas, y seas indiferente de
las más importantes, las espirituales, porque el Dios no pondrá
interés sobre estas cosas (terrenales y materiales). Para que el
Dios, pues, provea en grado grande para estas cosas, confíalas todas
en Él. Pues, para que tus asuntos vayan bien y seas liberado de la
angustiosa preocupación, cuídate para las cosas espirituales y
desprecia las terrenales y materiales; porque así conseguirás la
tierra junto con el cielo y ganarás los bienes futuros” (Homilía
68,5).
¡Por
qué no escuchamos la voz del Señor y nuestro Padre caritativo!
Estudiemos
atentamente el texto más antidepresivo, más antiansiolítico y más
antiangustioso de todos los siglos.
Habla
el Cristo Dios, Mt 6, 25-34:
25
Por tanto os digo: No os afanéis, estreséis e inquietéis por
vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido? (El Dios, que os ha
dado lo más precioso, ¿no os va a dar lo inferior?)
26
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas?
27¿Y
quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su
estatura un codo?
28
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del
campo, cómo crecen: no se fatigan ni hilan;
29
pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así
como uno de ellos.
30
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno,
Dios la viste así con tanta belleza, ¿no hará mucho más a
vosotros, hombres de poca fe?
31
No os afanéis, ni angustiéis y ansiéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33
Mas buscad primeramente la realeza (increada) de
Dios y su justicia, (la energía increada, las virtudes y
los bienes espirituales) y todas estas cosas (terrenales)
os serán añadidas.
34
Así que, no os inquietéis y estreséis por el día de mañana,
porque el día de mañana traerá su inquietud. Basta a cada día sus
problemas y su propio mal” (Mt 25-34).
Por
lo tanto, tenemos al Señor que se preocupa y se cuida de nosotros
cariñosamente, nos ama infinitamente y nos abraza paternalmente.
Tenemos Padre Bondadoso, Sapientísimo y Omnipotente. Él nos ha
prometido: “Yo arreglaré y ordenaré todos vuestros asuntos y
las necesidades reales. Vosotros sólo preocupaos de una cosa: Que
estéis buscando a Mí y Mi Realeza (estado en energía increada), la
virtud y el bien que YoSoY. Este es vuestro plan y programa. Así
viviréis en el siglo (tiempo espiritual el eterno ahora y el
futuro). La agapi hacia a Mí es la insignia de la vida verdadera,
perfecta y llena de belleza. En un tratado necesario y capaz para que
viváis realmente”.
Cuando
no confiamos en nuestra persona, de nosotros mismos, de nuestro yo y
nuestro loyismós, de nuestras fuerzas, de nuestra inteligencia y
actividad…, sino que lo ponemos y entregamos todo en manos de
Cristo, entonces cumplimos la exhortación litúrgica:
““Encomendémonos o dejémonos nosotros mismos, unos a otros y
toda nuestra vida a Cristo Dios”. Entonces nos escapamos del
ἄγχος (anjos ansiedad,
angustia y estrés) que ahoga todas las naciones y todos los hombres
que están sin Dios y sin fe en Él.
El
ἄγχος (anjos ansiedad,
angustia y estrés) realmente es incredulidad, falta y poca fe.
Confiamos en nosotros mismos y no a Dios. Creemos sólo
teoréticamente que existe el Dios, pero no confiamos en Sus
logos-mandamientos, no seguimos Sus consejos y no buscamos Su
voluntad. El Señor nos ha afirmado que “hasta los pelos de vuestra
cabeza están contados”…
¿Quién
de nosotros habrá contado sus pelos? El Dios lo ha hecho…
Quiere
decirnos con esto que se preocupa hasta de las cosas mínimas… De
estas que nosotros depreciamos y no aceptamos de ocuparnos. Si pues,
se cuida y preocupa para nuestros pelos, para los pájaros y para los
lirios del campo, ¿no se preocupará por nuestras grandes
necesidades como alimento, casa y mantenimiento de nuestra vida?
Con
una condición: Que busquemos a Él Mismo, que es la Vida, y Su
Realeza increada (energía increada), es decir, tenerle como Señor
en nuestra vida cumpliendo y aplicando Sus logos-mandamientos; que
sea Él nuestro Rey. Entonces, Aquel se ha comprometido a
proporcionarnos y asegurarnos los bienes necesarios para la vida.
Todo
esto para que sea realizado, se presupone de parte nuestra la Fe en
Él. Entonces mediante esta fe viva, encontraremos la fuerza de
liberarnos de las cadenas de la razón humana, del viejo hombre, del
mundo de los pazos y del malvado astuto, dueño de los males.
Cuando
no pensamos con la razón mundana y cada problema no lo afrontamos
con las pobres fuerzas humanas esencialmente inexistentes, sino que
oramos y nos abrimos agapíticamente, cariñosamente a Dios,
aplicando y cumpliendo Sus logos-mandamientos, entonces nos escapamos
de las inquietantes y ansiosas preocupaciones que ahogan la psique y
la hacen sentirse asfixiada con la inseguridad y con el ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés).
Cuando
no tenemos un problema inmediato y opresivo, tampoco debemos olvidar
el primer mandamiento, amar a Dios “de todo corazón, con toda la
diania-mente, con toda la fuerza de la voluntad de nuestra psique”.
Siempre deberemos persistir permanentemente a la oración al Señor,
en dejar toda nuestra vida, nuestro sí mismo y todos, a Él.
Sin
esta confianza inmensurable a Dios, a la Divina Providencia y a la
Divina agapi (amor, energía increada), no podemos encontrar alivio y
reposo para nuestras psiques-almas.
El
Señor en Mt 11,28-30 nos exhorta:
28
Venid a mí todos los que estáis cansados, afligidos, oprimidos y
cargados (por el peso de los pecados), y yo os
aliviará y os haré descansar.
29
Llevad mi yugo sobre vosotros (que es la obediencia en mí),
y aprended de mí, que soy apacible, afable y humilde de corazón; y
hallaréis descanso y paz para vuestras psiques-almas;
30
(no duden, ni tengan miedo), porque mi yugo es
bueno, fácil y útil, y ligera mi carga; (la carga de las
obligaciones y deberes que yo os pongo es ligera y fácil de llevar,
pero también yo os ayudo para llevarla).
El
hombre que ora y en general el que se subordina a la voluntad de
Dios, imita al humilde Cristo, Quien también como hombre oraba
incesantemente y conectaba, comunicaba continuamente con Su Padre
Celeste y subordinaba siempre Su voluntad humana a Dios, para darnos
el verdadero prototipo, modelo de vida.
Cuando
uno está subordinado la voluntad de Dios, entonces todo se hace como
uno quiere; porque todo lo recibe y acepta como voluntad de Dios,
puesto que esto pide continuamente con la oración incesante,
diciendo “Kirie-Señor Jesús Cristo, eleisón me” y “hágase
Tu voluntad”.
El
Señor también nos ha enseñado la parábola “de la viuda y del
injusto juez” para que no nos extenuemos y dejemos la oración,
sino al contrario, que oremos continuamente, para así estar
cumpliendo el primer mandamiento, que es la agapi hacia el Dios con
toda nuestra existencia y energía de nuestra voluntad.
La
oración incesante es uno de los tres caminos que nos conducen a la
humildad, la que trae el verdadero alivio y reposo en nuestra psique
y expulsa el ἄγχος (anjos
ansiedad, angustia y estrés).
Otra
fuente del ἄγχος (anjos
ansiedad, angustia y estrés), además de la poca o nada de fe o
incredulidad a la Divina Providencia y Agapi, es nuestra avaricia,
ansia, vanagloria y ambición.
Quizás
en un grado menor, la fuente del ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés) es también nuestra
filidonía (amor al hedonismo, voluptuosidad, placerismo).
Estos
pazos cuando son cultivados de distintas maneras: a) preocupaciones,
b) ansiedades, de cómo me voy hacerme rico o cómo seré querido,
gustado y aceptado… c) preocupaciones de cómo lo voy a pasar mejor
etc.
La
vida entonces se hace complicada, cuando uno para conseguir la
multitud de sus deseos busca y utiliza la tecnología. El hombre se
hace esclavo de los pazos y trabaja como una máquina para cubrir sus
falsas “necesidades” y deseos.
La
sencillez de la vida, el combate contra los tres “f” (Filidonía,
filarguiría y filodoxía o sea amigo de hedonismo, avaricia o
codicia y vanagloria o ambición) por la autocontención,
autodominio, la austeridad, pasar desapercibido, la no vanagloria y
la pobreza, austeridad o poca fortuna y la en Cristo humildad y
agapi, expulsan el ἄγχος (anjos
ansiedad, angustia y estrés), que en realidad son los pazos que
acumulan todo esto.
Decía
el bienaventurado Yérontas Paísios: “Haced vuestra vida
sencilla para que se vaya el ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés). La sencillez
la sigue la santificación, divinización de la vida, por lo tanto,
desaparece la influencia demoníaca que se llama ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés).
Decía
otra vez el mismo Yérontas: Cuanto más se alejan los hombres de la
vida natural, la sencilla y avanzan hacia el lujo, tanto más aumenta
el humano ἄγχος (anjos
ansiedad, angustia y estrés). Y mientras los hombres se alejan de
Dios, es de esperar que no encuentren reposo y alivio en ninguna
parte.
Por
lo tanto, fe y plena entrega, dejación a Dios, sencillez,
divinización y santificación de nuestra vida y existencia, son los
mejores antídotos contra el ἄγχος
(anjos ansiedad, angustia y estrés) que nos amenaza
diariamente.
Hieromonje
Sabas el Agiorita, http://hristospanagia3.blogspot.gr/
Δεν υπάρχουν σχόλια:
Δημοσίευση σχολίου