ΟΣΙΟΥ ΝΙΚΟΔΗΜΟΥ ΤΟΥ ΑΓΙΟΡΕΙΤΟΥ
ΑΟΡΑΤΟΣ
ΠΟΛΕΜΟΣ
La guerra invisible, san Nicodemo el Aghiorita
PRIMERA
PARTE
Capítulo A. 49 Forma de oración a través
de la Zeotocos (la que da a luz a Dios) María.
Capítulo A. 50 Algunos pensamientos para
que acudamos a la Zeotocos con fe y ánimo.
Capítulo A. 51 Cómo debe uno estudiar y
orar a través de los Ángeles y de todos los Santos.
Capítulo
49
Forma de
oración a través de la Zeotocos (la que da a luz a Dios) María.
Hermano
mío, tienes también otra forma de estudiar y orar a través de la
Santa Zeotocos María, dirigiendo tu nus, a) hacia al Padre celeste,
b) hacía al Dulcísimo Jesús, y c) a la misma gloriosísima Madre
suya.
Girando y
dirigiendo tu nus (atención del espíritu) a Dios, piensa;
primero la gran alegría que de muchos siglos antes tenía el Dios
por la persona, rostro de la Zeotocos; y las virtudes y praxis, desde
que nació al mundo hasta que descansó.
Esto
primero estúdiatelo y medítalo de la siguiente manera: Eleva tu
pensamiento por encima de todo tiempo y siglo, mas por encima de toda
creación espiritual, inteligible y sensible. Y por decirlo de una
manera, introduciéndote en la misma eternidad y al nus de
Dios, piensa en las inefables alegrías y júbilos que recibía el
Dios mediante la siempre Virgen María. (89).
Encontrando a Dios entre estos júbilos, pídele que te conceda, a
causa de estas inefables alegrías y gozos, la jaris (energía
increada) y potencia para que puedas someter y vencer a tus enemigos;
y sobre todo aquel que entonces te está guerreando; después,
calculando tantas y tantas praxis y virtudes extraordinarias de la
Zeotocos, y presentándolas a Dios unas veces todas juntas y otras de
una en una, por la potencia de aquellas, pídele de su infinita
bondad todo aquello que necesitas y deseas.
89.
Con toda razón se alegraba y también se
alegraba en lo máximo la Santa Trinidad antes de la creación del
mundo, conociendo de antes la siempre virgen María, según la
inicial idea divina. Porque la opinión de algunos teólogos es que,
supongamos que cayesen de los cielos todas las nueve legiones de
ángeles y se endemoniaran; si todos los hombres, desde que se creó
el mundo se convirtiesen en malos y fueran al infierno sin salvarse
ninguno; si todas las creaciones, cielo, tierra, estrellas elementos,
animales y vegetales desertasen de Dios y saliesen de su orden y
fueran a la inexistencia, a pesar de todas estas maldades de las
creaciones, comparadas con la plenitud de la Zeotocos, no podrían
entristecer a Dios; porque sólo la Señora Zeotocos podía agradarle
por todo, y no dejarle que se entristezca tanto por la gran pérdida
de sus creaciones, en cuanto le haría alegrarse excesivamente por
ella misma; porque sólo ella incomparablemente le amó más que
ningún otro, porque ella más que nadie obedeció a su voluntad;
porque sólo ella pudo y se hizo capaz de recibir todos aquellos
carismas naturales, sobrenaturales y voluntarias que el Dios repartió
en toda la creación. Y en pocas palabras, porque ella se hizo otro
Segundo Mundo, incomparablemente mejor que todo el mundo sensible e
inteligible y suficiente en glorificar eternamente al Creador de la
belleza y variedad de sus carismas más que toda la creación del
universo. De todo esto pues, sale la conclusión, que el Dios también
predestinó la Zeotocos, según su pre-eterna complacencia, que no es
su voluntad posterior, sino su principal voluntad anterior, tal y
como lo interpreta san Gregorio Palamás el gran Obispo de
Thesalónica.
De
todo esto, pues, digo que sale la conclusión de que igual que se
hace en el jardín para ser plantado un árbol y de nuevo el árbol
se plata para el fruto, así también todo el Mundo sensible e
inteligible se hizo con este propósito; es decir, la Señora
Zeotocos se hizo para nuestro Señor Jesús Cristo; y así se cumplió
la voluntad ancestral y el primer propósito de Dios; y que se ha
recapitulado todo en Cristo y la creación se ha unido con el
Creador, no por naturaleza, ni voluntariamente y con la gracia, sino
por la hipostasis (base substancial); este es el grado superior de
unión y que después de este no hay otro superior ni se ha
encontrado ni tampoco se encontrará.
Después lo
segundo, girando y dirigiendo tu nus a nuestro Señor, el Hijo
de ella, recuérdale su Santísimo vientre que le tuvo durante nueve
meses; la devoción con la que le reverenció, cuando nació y le
conoció como verdadero Dios y hombre perfecto, Hijo y creador de
ella; los ojos cariñosos de ella que le vieron tan pobre; los brazos
que le recibieron, la leche que amamantó, los esfuerzos y las
fatigas que sufrió por él en su vida y su muerte; y te prometo que
con todas estas cosas provocarás una disposición agradable a su
divino niño para obedecerte y escucharte.
Y
finalmente, gira y dirija tu nus a la Panayía Zeotocos y
recuérdala que fue la escogida de Dios por la perpetua providencia y
bondad de Dios, como Madre de la jaris (gracia, energía
increada) de la caridad y como Madre e intercesora nuestra y que
después de su Hijo no tenemos refugio más seguro y fortificado
para acudir que a Ella; recuérdala que todos nosotros los
Cristianos, como nos ha dicho su Hijo, que no llamamos a otro padre
en la tierra, porque sólo un Padre tenemos, éste que está en los
cielos: “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque
uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mt 23,9) – de
la misma manera ni otra llamamos madre en la tierra, porque
precisamente sólo a ella tenemos como Madre en los cielos y todos
nosotros nos jactamos llamándonos hijos suyos. Por eso acudimos a
ella para que nos compadezca totalmente, igual que acude el niño a
su madre sin desviarse, cuando le han separado de los brazos de su
madre, como se ha escrito: “Elevé psique-alma como un niño
amamantado cerca de su madre” Sal 130,3.
Todavía,
recuérdala las verdades que escriben los libros sobre ella, y que
todos los fieles creen en las tan altas, sublimes y admirables
hazañas y carismas que provocó para todo el género humano, porque
sólo ella estando realmente entre el Dios y los hombres, por un lado
con el Dios hizo el hijo del hombre, y por otro lado, los hombres los
convirtió e hizo hijos de Dios. Que sin su intercesión nadie puede
acercarse a Dios, ni hombre, ni ángel, porque sólo ella se
encuentra entre la creada y la celeste creación; y que sólo ella es
Dios inmediato después de Dios, y es la segunda después de la Santa
Trinidad, porque verdaderamente es la Madre de Dios; y que ella no
sólo es el tesorero de toda la riqueza de la Deidad (increada), sino
también la administradora en todos, los ángeles y los hombres, de
todos los resplandecimientos y de los carismas espirituales que se
dan de Dios a la creación. Y que no hay nadie que la haya implorado
y no haber sido escuchado con compasión. En definitiva, preséntale
las fatigas y los pazos-pasiones de Su Hijo Unigénito que sufrió
para nuestra sotiría redención, sanación y salvación, y
ruégale que pida la jaris (gracia, energía increada) de él,
de modo que en ti estos pazos-pasiones, emociones provoquen aquel
resultado por el que ha sufrido su Hijo y esto es tu propia sotiría
redención, sanación y salvación; y esto no por otra cosa, sino
para su propia gracia, gloria y alegría.
Capítulo 50
Algunos
pensamientos para que acudamos a la Zeotocos con fe y ánimo.
Queriendo
acudir a la Zeotocos con fe y ánimo para cada necesidad tuya, puedes
conseguirlo cuando pienses: a) Que todos aquellos recipientes, como
sabrás de tu experiencia, donde se pone el incienso o cualquier otro
aroma precioso, a pesar de que el aroma de ellos no está en sus
interiores, estas vasijas o conductos mantienen la fragancia de aquel
aroma. Y estos cuando más tiempo permanece el aroma dentro en el
recipiente tanto más mantienen la fragancia; y sobre todo desprenden
más fragancia cuanto más tiempo permanece el aroma en sus
interiores; a pesar de que aquel aroma o incienso son de una fuerza
limitada y restringida. De la misma manera pensar también que,
cuando uno está parado cerca de un gran incendio mantiene el calor
también después de alejarse del fuego bastante tiempo. Y como estas
cosas son verdaderas, ¿entonces de qué fragancia de filantropía
inenarrable, de qué fuego de agapi y de qué pensamientos de
misericordia y compasión podemos decir que están llenas las
entrañas de la Zeotocos? ¡Ella que durante nueve meses tuvo en sus
entrañas a Cristo, la mirra insaciable que mantiene siempre en su
seno y su agapi-amor, el Hijo de Dios que la misma auto-agapi y la
misma autocompasión y no de fuerza restringida y limitada sino
increada, ilimitada e infinita!
Así que,
igual que aquel que toca los recipientes recibe la mirra o el aroma
encima suyo, también el que se acerca a un gran incendio, no puede
recibir otra cosa que el calor del fuego, así también mucho más
cada pobre que está necesitado y se acerca con humildad y fe al
aroma o mirra celeste (la energía increada), al fuego de la agapi
(amor, energía divina increada), de la misericordia increada y la
compasión, que siempre desprende fragancia y siempre enciende el
seno de la Virgen, por supuesto, seguro que recibirá ayudas,
beneficencias, favores y energías increadas, tanto más, cuanto más
a menudo y con mayor fe y ánimo se acerca.
B) Que
ninguna creación amó tanto a Jesús Cristo, el Hijo de Dios, ni se
amoldó tanto con Su voluntad, como su Panayía (Santísima) Madre,
por una parte, porque ha dado a luz sola sin varón, y por otra
parte, ha dado a luz sólo a él y a nadie más, y así no compartió
con otro su agapi-amor; Si pues, éste, el Hijo de Dios e Hijo amado
de la Virgen, ha entregado toda su vida y su existencia para las
necesidades de nosotros los pecadores y ha dado su madre como madre
nuestra e intercesora para ayudarnos, y después de esto constituye
un medio para nuestra sotiría redención, sanación y salvación
, ¿cómo y de qué manera alguna vez esta amada madre suya y nuestra
intercesora, podrá ser desertora de la voluntad de su Hijo tan amado
y no ayudarnos?
Por eso
amigo mío, para cada necesidad tuya corre y acuda con ánimo a la
Panayía Zeotocos (Santísima Madre de Dios). Porque esta confianza y
ánimo que muestras en ella, es rica, bienaventurada y refugio seguro
y siempre concede en tu corazón las jaris (energías
increadas) y las caridades.
Capítulo
51
Cómo
debe uno estudiar y orar a través de los Ángeles y de todos los
Santos.
Dos formas
o maneras puedes utilizar para que recibas la ayuda y la protección
de los santos celestes. Una es dirigirte hacia al Padre Celeste y
mostrarle la agapi con la que es amado y los cantos o himnos con los
que es alabado de todos los santos del cielo; más las luchas y
fatigas que sufrieron estos santos encima de la tierra para la
doxa-gloria de él; así con la fuerza de estas cosas pedir de la
Majestuosidad aquello que te hace falta. La otra forma es acudir a
los mismos espíritus de los Ángeles y de los Santos, porque ellos
desean no sólo nuestra sanación y salvación terrenal y la
perfección, sino también nuestra doxa-gloria en los cielos y pedir
a que te ayuden contra todos tus malos enemigos y te protejan incluso
en la hora de tu muerte. Piensa alguna vez también en estos Santos
del cielo las muchas y excepcionales jaris (energías
increadas) y favores que ellos recibieron de Dios, excitando y
encendiendo en tu interior una potente alegría y agapi-amor por
ellos, porque están enriquecidos con carismas tan sobrenaturales,
los cuales tienes que calcular como si fueran tuyos. Sobre todo, si
es posible alegrarte más porque los tienen ellos y no tú, porque
esto es la voluntad de Dios que es bendito y admirable. Y para hacer
este ejercicio con facilidad y orden, divide las legiones de Santos
del día con el siguiente orden: Lunes rogar las nueve Legiones de
los Ángeles; Martes a San Juan el Bautista; Miércoles a los
Patriarcas y Profetas; Jueves los Apóstoles; Viernes a los mártires;
Sábado los Jerarcas con los demás Santos; y Domingo las Vírgenes
junto con las demás Santas.
Pero
diariamente no ceses de acudir a la Zeotocos, la Reina de todos los
Santos/as, a tu Ángel de la guarda, al Arcángel Miguel y a todos
los Santos que son tus intercesores y ayudantes. Rogar diariamente a
la Siempre Virgen María, a Su Hijo, nuestro Señor Jesús Cristo y a
su Padre celeste, para que te hagan digno de esta jaris y
donación; es decir, para que te den como intercesor y protector
universal y principal a José el justo. Después acuda a este mismo
José el justo con súplicas y ánimo para que te reciba en su amparo
y protección. Porque fueron innumerables las beneficencias y los
favores que recibieron de él aquellos que le tenían devoción y
acudían a él, no sólo cuando tenían necesidades espirituales,
sino también materiales, especialmente que les conduzca cómo deben
orar y estudiar correctamente. Porque si a los demás Santos los ama
Dios, porque honraron y se sometieron en él, ¿cuánto más debemos
creer que ama a este humilde y santo? ¡Y cuánto valen sus súplicas
ante el Dios, puesto que tenía tanto honor del mismo Dios, cuando
corporalmente estaba en la tierra y quiso sujetarse a él y
obedecerle como Padre suyo, como dice el divino Evangelio (Lc 2,51),
y servirle en lo que fuera necesario!, como claramente lo demuestra
san Basilio en su libro “la Ascética”. (90)
Los logos de san Basilio el Grande son los siguientes: “Durante los
primeros años de su vida fue subordinado a sus padres, cada esfuerzo
corporal lo realizaba con apacibilidad y obediencia. Porque realmente
siendo hombres justos y piadosos, pero pobres sin tener las cosas
necesarias (esto lo demuestra el pesebre como divino nacimiento),
naturalmente trabajando ganaban para sí mismos las cosas
imprescindibles. Y Jesús subordinado en ellos, como dice la
Escritura, indicó que en sus esfuerzos y labores mostraba la
obediencia necesaria.
San
Nicodemo el Aghiorita
Traducido
por: χΧ jJ www.logosortodoxo.com
(en español)
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