Πατερική
Θεολογία
Πρωτοπρ.
Ιωάννου Σ. Ρωμανίδου (+)
Καθηγητού Πανεπιστημίου
Επιμέλεια
– Σχόλια: Μοναχού Δαμασκηνού Αγιορείτου
Μέρος
Πρώτον: Στοιχεία Ορθοδόξου ανθρωπολογίας
και Θεολογίας
TEOLOGÍA PATRÍSTICA
Protopresbítero Juan
Romanidis, catedrático de la Universidad
Supervisión y
comentarios: Monje Damasceno, Aghiorita
Primera parte:
elementos de la antropología y la Teología. Del 13 a 24
13.
El método científico de la Teología y quién es el inspirado por
Dios.
14.
Sobre religión
15.
Sobre las dos fes o creencias
16.
Sobre la confesional en el tema de la psique (alma)
17.
Sobre los pensamientos y los conceptos al hombre.
18.
Cuál es el dogma básico de la Tradición Patrística.
19.
Que es la experiencia de la zéosis.
20.
Sobre el Eros
21
Sobre terminología, lemas y conceptos en la Teología.
22.
Sobre los dos tipos de apocálipsis, revelación.
23.
Sobre la objetividad en la investigación y en la Teología.
24.
Cuál es la columna vertebral de la Tradición Ortodoxa
13.
Η επιστημονική μέθοδος Θεολογίας και
ποιος είναι ο θεόπνευστος
13.
El método científico de la Teología y quién es el
inspirado por Dios.
Ahora
bien, tal y
como el
estudiante que se
interesa de la
astronomía, lee
sus libros sobre
ella y luego
observa las
estrellas en el
cielo, y más tarde,
cuando crezca y
desea estudiarlos
mejor y conocerlos de más cerca, se
va a la
Universidad; por
lo tanto, estudia
en los
telescopios y ve
lo que no
podía ver a simple vista; lo mismo se hace también a la vida
espiritual. El Cristiano que quiere ver, contemplar la doxa
(gloria, luz increada) de Dios, debe pasar por ciertas etapas o
estadios de experiencias y ascensiones espirituales. Estas
etapas, como
hemos dicho, son:
catarsis, iluminación
y zéosis
o glorificación.
La plenitud del
estado de
iluminación
viene cuando el
hombre haya
adquirido la
incesante oración
del corazón
o noerá,
que actúa,
opera en su
corazón y
se haya
convertido, literalmente,
Templo del
Espíritu Santo.
En
la ciencia, en
cualquier ciencia
“positivista”, no
existe un
correspondiente estado
de iluminación,
es decir, como
una experiencia
particular determinante. En las
ciencias positivistas sólo existe el
correspondiente estado
de la zéosis,
por supuesto que cumpliendo las analogías. Es decir, igual que el
deificado, o sea aquel que se encuentra en un estado de la zéosis,
ve, contempla la doxa (gloria, luz increada) de Dios, así
también el científico ve el objeto deseado que está estudiando y
observando a través de los instrumentos adecuados de su ciencia (por
ejemplo, telescopio, microscopio…). Es decir, apenas uno empiece a
ocuparse con una ciencia natural, inmediatamente llega a la visión
de su objeto en conocimiento y tiene contacto inmediato con este.
Los
científicos se inspiran de las cosas que observan. El biólogo de
los animales y las plantas que observa; el microbiólogo de los
microbios que ve en el microscopio, etc. Por lo tanto, diríamos que
microbiólogo es un inspirado-microbiótico, el astrónomo es un
astro-inspirado. Es decir, cada uno es inspirado por el objeto de su
estudio.
Por
lo tanto, el
teólogo –no
aquel que
consigue un
título de
teología, sino
aquel que se
hace digno de
ver a Dios-,
¿en correspondencia qué debería
ser? Por supuesto
θεόπνευστος
(zeópnefstos,
inspirado por
Dios o por inspiración divina).
¿Y quién
es el
θεόπνευστος
(zeópnefstos)?
Es aquel
quien ha visto,
contemplado a
Dios (ha visto la luz increada).
Después,
aquel que alcanza
la iluminación,
¿por qué se llama iluminado?
Porque tiene en
su interior el
Espíritu Santo
y le enseña. ¿Y cómo
le enseña?
Con la oración
noerá o
del corazón.
Es decir, el
Espíritu Santo
ora en el
corazón de
él y le enseña y le informa lo que tiene que decir. Un
hombre así está
informado en cada
momento cuál es la voluntad de Dios
para cualquier cosa. Por lo
tanto, el maestro
de su oración
es el Espíritu
Santo. Es decir, en
la Teología,
el mismo Dios
es también el objeto del esfuerzo
de conocimiento del hombre, pero también el maestro de él, que le
conduce hacia este conocimiento, es decir, la gnosis increada
(conocimiento increado) de Dios, que no es otra cosa que la
contemplación de la Luz increada.
También
en las ciencias positivistas, uno para llegar allí a dónde quiere
llegar, ¿no debe ser enseñado por otro de su ciencia? ¿Sólo
de los libros
se enseñará
o también
de científicos
vivos y correctos? Por supuesto
deberá enseñarse también de científicos correctos. Tendrá que ir
a la Universidad y adherirse a un profesor que conoce el objeto que
quiere conocer el estudiante; y también adquirir la convicción de
que realmente su maestro conoce muchas cosas sobre el objeto que el
mismo quiere aprender. Por supuesto que el estudiante conoce que el
profesor no lo sabe todo. Esto lo
aprende del mismo
profesor, quien
si es coherente
y honesto, deberá
revelar a su
estudiante con
claridad lo que
conoce y lo
que no, sobre
su ciencia.
Por lo tanto,
el estudiante
sobre la ciencia que ha escogido aprende de
su profesor lo
que aún
no es conocido
y lo que
sí lo es. También aprende el método o los métodos de
lograr la gnosis (conocimiento), es decir, el método de
investigación; como también cómo discernir de las gnosis conocidas
y desconocidas, las útiles y las inútiles; más cómo ampliará la
gnosis de su objeto con nuevas investigaciones. Así
pues, cuando el
profesor es
sincero y le
informa sobre lo
que conoce y
lo que no,
además le enseña
el método
de la
investigación, entonces el estudiante puede poco a poco
progresar sobre su ciencia y convertirse él
mismo en especialista, igual que el profesor.
De
todo esto uno
ve que el
método empírico
de aprendizaje de
una ciencia, en
lo que respecta
los temas
esenciales de la
metodología,
corresponde plenamente con el método Patrístico de teognosía
(conocimiento de Dios), es decir, de la teología. También la
iluminación como la zéosis es un estado empírico, a lo que
respecta la metodología, y que no tiene nada que ver con la
metafísica o el saber filosófico. La instrucción del estado de la
iluminación, en lo que respecta la metodología, no difiere de la
correspondiente metodología de los estudiantes de cualquiera de las
ciencias positivistas. Con el fin de llegar uno al estado de la
iluminación, deberá adherirse a un padre espiritual o Yérontas,
quien habrá llegado ya en este estado y está dispuesto a enseñarle
el método de la teognosía (conocimiento de Dios) o teología y
ayudarle en su ascensión espiritual.
14.
Περί
θρησκείας
14. Sobre religión
Ahora
la pregunta es:
¿La religión
se identifica
sobre la
inmortalidad de
la ψυχή
(psijí)
psique, alma, y
también de
una enseñanza sobre la existencia de Dios para la vida futura?
¿Además, se identifica con la prevalencia
de la justicia plena? Es decir, ¿debemos tener religión, porque
tiene que haber un Dios justo, quien hará el juicio final de todos
los hombres, de modo que sean castigados los injustos al Infierno y
los justos (los chicos buenos) al Paraíso? Si la respuesta es sí,
entonces existe la religión, por un lado para dominar finalmente la
justicia y por otro lado, para que no quede insatisfecho el deseo del
hombre por la ευδαιμονία
(efdemonía) felicidad, bienestar. Es
decir, ¿es
posible que el
chico bueno no
viva una vida
feliz después de la muerte? ¡No
es posible!
Aunque en esta
vida ha vivido
con injusticia.
Es decir, todos estos que han sufrido injusticias o los buenos
chicos, ¿es posible que sean reivindicados, justiciados en la vida
futura? ¡No es
posible! ¿Y no
deberán vivir
allí una vida agradable
y feliz? ¡Por
supuesto que sí! ¡Pero para
que pase esto,
deberá haber una
vida después
de la muerte,
y también
un Dios bueno,
quien deberá hacer un reparto
equitativo! ¿Es así
o no? Deberá
existir, según
la percepción
medieval, es
decir, la
teología
occidental.
Sin
embargo, en
relación con todo esto viene la moderna psicología y lo
derrumba todo. Nos dice
que todas estas
percepciones son
psicológicas, porque el hombre
tiene el sentido de la justicia en su interior, que es aquello que le
exige castigo para los chicos malos y ¡premiar a los buenos! Y como
la premiación en esta vida falla, la fantasía humana plantea la
idea de que todo esto deberá cumplirse en otra vida; y por eso el
hombre débil, como también el hombre aquel que ama la justicia,
tiene sentimientos serios de justicia y se convierte en religioso,
cree en los dogmas de la religión que sigue. Por estas razones cree,
es decir, el dogma al que cree le sirve para su necesidad psicológica
para justicia. Estas razones no tienen fundamentos filosóficos o
metafísicos, sino sólo psicológicos.
Pero
lo correcto del
razonamiento anterior
es si alguna
vez tendrían que prevalecer
la justicia y
la felicidad para
los hombres buenos,
deberían prevalecer en esta vida. Porque estos hombres no
saben si tendrán otra vida, puesto que los argumentos que nos hemos
referido sobre la existencia de la otra vida son claramente
psicológicos y no científicos; es decir, no son argumentos que
están basados en la experiencia y la metodología científica. Así
que estos hombres
creen en otra
vida después de la muerte simplemente
porque así ellos lo quieren creer.
Por eso la
esencia de la
religión de ellos es que existe otra vida que se castiga la
injusticia y se premia la justicia.
Así
que por estas
razones, uno ve
hoy en día
que hombres
serios de Europa
y América
ya no aceptan
estos fundamentos
de la religión
y muchos
científicos han
rechazado la
religión y se han conducido al agnosticismo, mientras que los
correspondientes de Europa oriental al ateísmo. Los
últimos años
uno encuentra
muchos comunistas
quienes han
abandonado el
ateísmo duro
del pasado y
se han hecho
agnósticos. Y desde
este aspecto se
parecen a los
agnósticos de
Europa y América.
Por otro lado, hay personas religiosas en los
países comunistas y en los Estados Unidos que siguen creyendo en la
vida después de la muerte, ya que, como hemos explicado, quieren
creer pero sin tener argumentos científicos para el sostenimiento de
sus convicciones. Esta es la situación general.
Ahora
bien, ¿cuál
es la posición
de la Ortodoxia sobre todo esto? ¿La
Ortodoxia es ella
también una
religión que se preocupa sobre el destino póstumo del
hombre? O ¿es una
religión que se preocupa por esta vida aquí, que a base de
esta será trazada también la otra? Por supuesto
que lo segundo.
Los Padres explican
esta razón
con una frase: “En el Hades no hay metania”, es
decir, después de la muerte no es posible la metania
(introspección, conversión, arrepentimiento y confesión). Algunos
teólogos nuevo-helenos han copiado la metodología de los latinos y
de los protestantes y siguiendo a Adamantio Koraí que es el maestro
de ellos, se han desviado totalmente de la tradición Patrística de
la Ortodoxia.
15. Περί των δύο
πίστεων
15. Sobre las dos fes o
creencias
En el
hombre hay dos fes o creencias. Una es la encefálica (o lo que es lo
mismo, del cerebro o diania-mente, intelecto) que es la aceptación
lógica, racional de la fe. El hombre acepta algo con la lógica,
razón y cree en esto que acepta. Pero ésta no es la fe que da razón
al hombre. Cuando la Escritura dice que el hombre sólo con la fe se
sana y se salva (Ef. 2,8), no quiere decir simplemente con la
aceptación. La otra fe es la del corazón, porque ésta fe no existe
en la lógica o razón, es decir, en la diania (mente,
intelecto o cerebro), sino en el espacio del corazón (el corazón
psicosomático, el centro de nuestra existencia). Esta fe es regalo
de Dios, es decir, no la recibirá el hombre si Dios no quiere
regalársela, y se llama fe innata. A esta fe a Cristo rogaba que le
regalara el padre del joven epiléptico del Evangelio, “Señor
ayuda mi falta de fe o incredulidad” (Marc 9,24). Es cierto y claro
que él creía, pero con la lógica razón; no tenía la profunda,
innata fe, que es regalo de Dios.
Pero la
fe innata proviene de la experiencia de la Jaris (gracia,
increada energía del Espíritu Santo). Entonces, si es experiencia
de la Jaris, ¿qué puede ser para el Ortodoxo la fe innata?
Es la oración del corazón o noerá. Por lo tanto, cuando el
hombre tiene la oración noerá o del corazón en su corazón,
que es la oración del Espíritu Santo, entonces tiene a la vez la fe
innata y por la fe, mediante la oración, percibe y ve cosas
invisibles. Por eso cuando ocurre este tipo de visión, se llama
θεωρία (zeoría, palabra compuesta de Zeó oró, Dios
veo).
Esta
visión generalmente se realiza de dos τρόπος (tropos, maneras,
formas, modos). Una es con la oración del Espíritu Santo en el
corazón, cuando el hombre no ha llegado aún en la zéosis
(glorificación, expectación y unión con Dios por la Jaris), por lo
tanto, ve con la oración. La otra es la zéosis, durante la
cual cesa esa misma fe innata, como también la esperanza y queda
sólo la ἀγάπη (agapi, amor) hacia Dios, como regalo de Dios.
Además eso es lo que quiere decir el apóstol Pablo cuando dice:
“Cuando llegue lo perfecto, cesa la esperanza y la fe y queda sólo
la ἀγάπη agapi-amor (energía increada)” (1ª Cor. 13,
10-13). Además esta agapi-amor es la zéosis. En la zéosis
cesa, queda abolida la gnosis-conocimiento y la profecía, cesa la
lengua, que es la oración del corazón y queda sólo la agapi. El
apóstol Pablo lo dice muy claro y bellamente, como también los
Padres de la Iglesia interpretan muy correctamente estos temas. Toda
la Filocalía habla sobre estos temas.
(La Ortodoxía es fe en
apocálipsis no es una religión)
16.
Περί Απολογητικής στο θέμα της ψυχής
16. Sobre la
confesional en el tema de la psique (alma)
El
teólogo Ortodoxo
no está obligado
a proponer y aceptar
la existencia de
una ψυχή
(psijí)
psique, alma de
los Francos,
“tipo Platónica”, porque
los Francos
siguieron a
Platón en
el asunto de
la psique o
alma. Los Padres no
siguieron a
Platón en
estos temas.
Dese
el punto de
vista de la
ciencia moderna,
el Ortodoxo no
está obligado
hacer Apologética,
por ejemplo, en
cuestión de
la inmortalidad
de la psique,
sobre la
existencia de la
psique espiritual,
como también
sobre la
epistemología-gnosiología metafísica como hacen los
Latinos. Para nada está
obligado. De
hecho, yo diría
esto: más
bien, está
obligado hacer lo
contrario, es
decir, no
intentar hacer
Apologética, en
vez de ella
simplemente mostrar
y proyectar sólo
las posiciones
patrísticas sobre estos temas.
El
Cristianismo apareció
en una época
que dominaba la
idolatría y
entre griegos y
latinos sobre los
temas de la
psique dominaban
diversos filósofos,
Pitagorios, Platónicos,
Aristotélicos…
La mayoría de estas filosofías, que a la vez eran religiones,
tenían también seguidores, como el Neoplatonismo que era religión
pura. Es cierto que los que quieren salvar a Platón, para que no sea
calificado como fundador de religión, dicen que él no tenía un
sistema religioso. Pero yo
sospecho que el
antiguo sistema
Platónico era
también
religioso. Es decir, no sólo el Platonismo
era religión, sino el mismo Platón fundó la religión, puesto que
incorpora sus convicciones religiosas dentro de su sistema
filosófico. Platón no separa su religión de la filosofía.
Para
Aristóteles, por
supuesto que es
difícil para
uno sostener algo
así, puesto que
él no aceptó
la inmortalidad personal del hombre. Para Aristóteles el hombre como
individuo no es ψυχή (psijí
psique, alma), al menos desde este aspecto el Aristotelismo no es
religión. Pero desde otro punto de vista el aristotelismo es también
religión, porque el mismo Aristóteles creía en los dioses, el
mismo era hombre religioso como todos los demás de su época. De
hecho, no era ajeno a la fe de la magia, es decir, en la percepción
mágica de la religión.
17.
Περί των σκέψεων και νοημάτων στον
άνθρωπο
17.
Sobre los pensamientos y los conceptos al hombre.
¿Cuál
es el origen de los pensamientos, conceptos y significados de los
seres humanos? Ya desde
al filosofía
antigua Helénica
e incluso hasta
hoy en día se habla, si los predicados del pensamiento humano
(conceptos, palabras) están predeterminados o es algo que cada uno
lo adquiere por separado, es decir, después del nacimiento. Este
problema lo vemos claramente que existe en la problemática de
Aristóteles.
Luego,
durante la Edad Media, este tema se vuelve examinar. Así
llegamos a la
época de la Ilustración llegando hasta la época
contemporánea.
Hoy
en día
sobre este tema
se han ocupado
también las ciencias positivistas. Vemos
psicólogos,
psiquiatras, biólogos,
médicos,
bioquímicos,
etc. investigando el tema de la
procedencia y creación de los pensamientos en el hombre, aplicando
métodos de investigación empíricos. Además, hoy este tema no es
tanto cuestión de procesamiento lógico por los hombres (de los que
hacen filosofía o metafísica) o reflexión meditativa, sino de
investigación empírica.
Actualmente
(1983) se está
hablando la cuestión si
el lenguaje
humano está predeterminado y existe
en la naturaleza humana o es adquirido. De la gnosiología o
epistemología vemos que cada lengua tiene un
crecimiento increíble en el tiempo, por lo que desde un siglo a otro
hay diferencias significativas en un idioma. Así que nadie puede
estar seguro de que cuando lee textos antiguos, entiende
perfectamente estos textos y el vocabulario de aquella época. Es
decir, cómo y con qué sentido se utilizaba entonces las palabras
concretas.
De
este modo uno al comparar el griego antiguo con el griego moderno, ve
que hay muchas palabras que por un lado se salvan en el griego
moderno, pero hoy estas palabras han cambiado el significado y no
tienen el mismo que tenían en la antigüedad. Sin
embargo lo que
es importante es
que los lemas
o los términos
son muy
acostumbrados en
Padres de la
Iglesia como portadores de conceptos
concretos. Por lo tanto, para entender
correctamente los Padres, no sólo debemos conocer los términos o
lemas que ellos utilizan o utilizaron para hablar y enseñar,
sino también entender sus correspondientes
significados y conceptos. Y cuando decimos Padres, no sólo damos a
entender los del Nuevo Testamento sino también los del Antiguo. Los
Padres del Nuevo Testamento se refieren a los Profetas del Antiguo
Testamento como los Padres de nuestros Padres; por eso celebramos
el Domingo de los Padres Antepasados. Porque el
propósito no
es sólo
saber los
términos o
lemas de los
Padres, sino
también los
significados que
están contenidos
en estos.
De
toda la tradición
Patrística vemos
que los Padres
recalcan que, el
que uno identifique
los términos
y los conceptos
con el mismo
Dios, esto es el principio de la
idolatría. Y esto
porque el Dios
no se identifica
literalmente con
ningún concepto humano. Lo increado de Dios no se expresa
literalmente con conceptos, sino fraudulentamente damos nombres a
Dios, (por ejemplo, que es bueno, caritativo, bondadoso…). Esto lo
sabemos de la experiencia de los Profetas y los Padres, de la
experiencia de la zéosis o glorificación y que durante la
zéosis los conceptos sobre el Dios cesan, se anulan. En esta
experiencia se verifica exactamente este acontecimiento, es decir,
ningún concepto creado corresponde a la realidad de Dios. Sobre el
Dios no hay
absolutamente ninguna
identificación
ni similitud de los conceptos o
nombres con la realidad que es el Dios mismo.
Por
esta misma razón
durante la
experiencia de la
zéosis o
glorificación se
comprueba que el
Dios no es
ni Mónada
o Uno ni
Trinidad. Exactamente sobre este tema tenemos buenas
descripciones por san Dionisio el Areopaguita y por san Gregorio de
Nicea que están de acurdo con todo el resto de los Padres de la
Iglesia.
18.
Ποιο είναι το βασικό δόγμα της Πατερικής
Παραδόσεως
18. Cuál es el dogma
básico de la Tradición Patrística.
Existe
la opinión de que la Teología que se llama apofática (por
reducción o sí a lo que no es) es una filosofía influenciada por
los Neoplatónicos. No hay ninguna duda que hay una similitud en la
terminología entre Neoplatónicos y los Padres de la Iglesia.
También los Neoplatónicos (Plotino y compañía) tienen una
teología apofática. Pero aquí hay una diferencia esencial. La
característica de los Neoplatónicos es “la éxtasis”, que para
los Padres de la Iglesia es una experiencia demoníaca. Dicen que
durante “la éxtasis” la parte logística (o racional) de la
psique del hombre se sale del espacio, del tiempo y también del
pensamiento secuencial y se une supuestamente con lo inalterable o
invariable. O sea, dicen los Neoplatónicos que se supera el tiempo y
todo lo variable o alterable. Dentro en éste proceso según ellos el
cuerpo es algo malo o lo negativo; de todos modos el cuerpo no
participa en ésta experiencia de la éxtasis de los Neoplatónicos.
Toda la Teología de ellos es restar del limitado pensamiento humano
todos los defectos; o sea, liberación de los defectos del
pensamiento del hombre, ésta es la fuente de la teología de los
Neoplatónicos. Se esfuerzan por liberarse, no de las cosas creadas,
sino de las variables o alterables. Y esto
porque en el
principio o
predicado básico
y metafísico
de ellos no existen
este tipo de
conceptos como
creación de la nada o del cero y existencia increada; es
decir, no hay discernimiento entre creado e increado.
En cambio, el dogma básico de la teología Cristiana es el
preciso discernimiento entre creado e increado, como también que
entre lo creado e increado no hay ninguna similitud. Este es el dogma
básico, no sólo por parte de la tradición Patrística, sino
también de la tradición Hebraica hasta hoy.
19.
Τι είναι η εμπειρία της θεώσεως
19. Que es la
experiencia de la zéosis.
Pero,
también en la tradición Occidental tenemos la teología escolástica
medieval, que mezcla y confunde los predicados creado e increado con
los predicados variable e invariable (o alterable con inalterable).
Ellos identifican los unos con los otros y este tipo de teología de
ellos es Aristotélico-Platónica.
Aristóteles
habla de móvil-inmóvil (o movimiento estacionario).
Dice que existen 49 inmóviles, los cuales son energía pura y no se
mueven sobre sí mismos, sino que provocan movimiento a otros. Es
decir, mueven los otros por la atracción, tal y como el magnita o
imán. La entelequia es aquella que realiza el movimiento en cada
lugar que existe. Para ella aquello que está en dinami
(potencia) se convierte y se hace energía. Por ejemplo, la semilla
del árbol, cuando cae en la tierra y encuentra las condiciones
adecuadas de crecimiento, brota y se convierte en energía-árbol.
Entonces, cuando es árbol en dinami potencia, aún no se ha
perfeccionado, porque no se ha completado el desarrollo en su
interior. La finalización o perfeccionamiento de la semilla se
consigue cuando se hace árbol.
Pero
según Aristóteles existen los móviles-inmóviles que no tienen
dentro de sí la dinami potencia, sino que son energía pura
por su naturaleza. Sostiene que siempre existían, existirán y
mueven todo por la atracción. Cada cosa que se altera o varía de
dinami potencia en energía camina hacia su perfección y la
fuerza que conduce a éste perfeccionamiento tiene como principio los
móviles-inmóviles (movimientos estacionarios). Estas cosas dice
Aristóteles.
Por
otro lado ahora, vemos en los Neoplatónicos las mismas ideas que
Aristóteles sobre éstos temas. Platón por lo que sabemos, no se
ocupó sobre éste tema. Pero en los Padres de la Iglesia vemos a san
Dionisio el Areopaguita (discípulo de san Pablo) a quién se le
acusa, a veces, de Platonizante o Neoplatonizante; pero dice
claramente que el Dios no sólo es el Inmóvil que mueve sino que
también es movido. Es decir, el Dios no sólo mueve todo, sino que
Él mismo también se mueve, o sea, que tiene también un elemento
pasivo en su interior. Esto, claro está, lo escribe en contra de los
Aristotélicos y los Neoplatónicos. Esto es una gran demostración
que san Dionisio el Areopaguita no tenía ninguna relación con los
Neoplatónicos, simplemente usa el lenguaje de la época y es normal
que lo usen también los Neoplatónicos.
Esta
idea pues, que el Dios es sólo “inmóvil móvil” (movimiento
estacionario), sino que también es movido, es herejía para
Neoplatónicos y Aristotélicos, y significa que los Padres no
filosofan y superan el principio de la antífasis
contradicción*. Para los Padres la expresión de que el Dios por una
parte es inamovible móvil, y por otra también movido, significa que
no existen predicados humanos que podamos atribuir a Dios, y si esto
se intenta hacer, caemos entonces en contradicciones racionales. Sin
embargo, la verdad sobre el Dios no proviene de la filosofía, sino
de la experiencia de la zéosis. ¿Por qué? Porque los Padres
conocen por su experiencia que los conceptos o significados que
usamos sobre Dios se anulan, quedan abolidos y cesan cuando
contemplamos o vemos al mismo Dios, es decir, aquella realidad que es
el mismo Dios. *(Una ley de la lógica de Aristóteles dice que una
cosa no puede ser a la vez su contraria, o sea, algo no puede ser a
la vez por ejemplo blanco y negro; será blanco o negro pero no las
dos).
Así
pues, los conceptos que usamos sobre Dios son sólo los medios para
ayudar a alguien a ver, contemplar a Dios. Cuando uno ve a Dios,
entonces la fe y la esperanza cesan, se anulan y queda sólo la ἀγάπη
(agapi)
amor. Esto lo dice claramente San Pablo (1ªCor. 13,13). Es decir, la
fe y la esperanza en Dios junto con todo lo relacionado con ellas,
sean conceptos o significados, se anulan cuando uno ve a Dios, que es
ἡ Ἀγάπη (i Agapi, la amor). Los conceptos y significados se
sustituyen entonces por la misma expectación, contemplación del
amado. Entonces el hombre se glorifica, es decir, ve a Χριστός
(Jristós, Cristo) en δόξα (doxa,
gloria, luz increada)), y participa en la doxa
gloria increada de Cristo; experimenta
y se regocija por la comunión con Dios.
( ἡ
Ἀγάπη la agapi-amor es increada energía de la Jaris, el amor
interesado convertido en amor desinteresado. Nada tiene que ver con
la caridad o banquetes de comida como lo mal traducen, ni ágapes, ni
agapitos degenerados).
Los
hombres generalmente afrontan a sus semejantes en base a las
percepciones que ya están formadas sobre ellos. Al contrario, aquel
que contempla a Cristo como cuando la experiencia de la zéosis,
es decir, en aquel que se “apocalipta”, se revela el Cristo con
Su Zeanzrópina (Divino-humana) fisis-naturaleza glorificada,
entonces no puede guardar en su nus ningún concepto,
significado u opinión anterior que posiblemente había formado;
porque no existe absolutamente nada en la creación material e
inmaterial, excepto el cuerpo de Cristo que se asemeje a la increada
realidad de la gloria increada del glorificado Cristo tal y como lo
ve. No puede describirle, ni hablar sobre Él con objetividad y
argumentos. Porque no existen palabras humanas que puedan describir
la increada realidad de Cristo, Su divina naturaleza; y esto porque
no existe ninguna similitud entre lo creado e increado.
Aquí
debemos recalcar lo siguiente: la zéosis de la tradición
Cristiana no tiene nada que ver, ni tiene relación con ningún tipo
de éxtasis. No tiene que ver sólo con la parte logística o
racional de la psique del hombre, porque durante la experiencia de la
zéosis participa y está en comunión todo el hombre, o sea,
su cuerpo también con todos los sentidos físicos en pleno
funcionamiento. El hombre cuando contempla a Cristo en doxa-gloria
increada se encuentra en un estado de plena vigilia o alerta.
Entonces el hombre no contempla y percibe sólo con su diania
(mente, intelecto) sino también con su cuerpo.
Si
leéis el libro de Job, veréis allí que se refiere a “la sarx
(cuerpo, carne) de Job vio a Dios” (Job 42,5). Es decir, que
participaba todo el cuerpo de Job en la percepción y visión en la
gloria increada de Dios. Esta es una muy buena tradición Hebraica.
En la duración de la glorificación del hombre, o sea, durante la
experiencia de esta zéosis, su cuerpo no pierde el contacto
con el ambiente. Pero esto bajo la condición de que el hombre por
las experiencias anteriores de visiones, contemplaciones se había
acostumbrado a ver la gloria increada de Dios. El hombre sólo al
principio, durante las primeras experiencias se desorienta y puede
hasta cegarse provisionalmente por el excesivo y desorbitado
resplandor de la Luz increada, pero sin perder sus sentidos
espirituales. Noeramente (espiritualmente) piensa normal, tal y como
piensa cada hombre. Sus sentidos físicos del cuerpo puede que sufran
una alteración, porque el hombre no está aún acostumbrado a la
increada Luz, y puede que provisionalmente quede ciego, como ocurrió
a San Pablo, cuando vio por primera vez a Cristo glorificado en el
camino hacia Damasco. Entonces no se quedó ciego en el sentido de
que se estropearon sus ojos, sino que se cegó, se deslumbró
provisionalmente por el desorbitado resplandor de la Luz increada, es
decir, la doxa, gloria increada de Cristo. Y cuando recuperó
sus sentidos, entonces volvió a ver normalmente; no le ocurrió
algún milagro y volvió a ver. Simplemente por un tiempo no veía
porque había quedado deslumbrado.
La Luz
increada, cuando se ve, es mucho más luminosa en intensidad que la
luz del sol y de distinta naturaleza que este. Es la misma Luz
increada de la Metamorfosis. Pero esta Luz increada ni siquiera es la
luz como la conocemos, comprendemos y concebimos. ¿Por qué? Porque
supera y transciende la luz!
El
hombre que se encuentra en este estado de glorificación, cuando ha
pasado la visión de la Luz, continúa relacionándose con sus
semejantes del ambiente cotidiano durante todo el espacio del tiempo
que dura esta energía divinizadora o deificante sobre él. Esto lo
vemos claramente en la vida de los Santos. Es decir, vemos que este
hombre se encuentra en un estado sobrenatural y continúa
relacionándose con los demás en su alrededor con la única
diferencia que no come, no bebe, no duerme, no hace sus necesidades
físicas durante este estado, porque se encuentra en una situación
sobrenatural y le mantiene en la vida sólo la energía increada
Jaris (gracia) del Espíritu Santo. Entonces si este estado
dura cuarenta días y noches, tal y como ocurrió a Moisés en el
monte Sinaí (Ex. 34,28-31), este hombre no se cansa, no come, no
bebe, no duerme, etc. durante todos estos días. Es decir, está
liberado de los pazos (apetitos, pasiones y necesidades biológicas)
naturales de su cuerpo. Y así, se convierte en una inhibición de la
función del sistema digestivo y del sueño y el hombre se
metamorfosea en ángel terrenal. Por lo demás, se comporta como los
otros: camina, habla, se relaciona con los demás, puede enseñar
etc., y a la vez se encuentra en este estado de zéosis.
En
la tradición laica, en los pueblos, sobre todo en el período bajo
el imperio Turco en los lugares de Asia Menor, tenemos descripciones
que el cura del pueblo se encontró en un estado así durante la
Divina Liturgia. Pero continuó leyendo, psalmodeando, haciendo
discursos, diciendo oraciones y terminando el culto. ¿Por qué?
Porque, por un lado, durante la zéosis cesa la oración del
corazón, es decir, la incesante oración noerá, pero por
otro lado, eso no quiere decir que cesa para el culto lógico, es
decir, la oración lógica que se hace con el cerebro, con la diania
(mente, intelecto), no cesa puesto que esta se hace para la
catequesis de los demás. Cierto es que para el mismo sacerdote que
entra en estado de zéosis durante la Divina Liturgia, ya no
necesita la oración lógica, pero hace falta para los que participan
en la Divina Liturgia. Así que el sacerdote continúa celebrando la
Divina Liturgia y la acaba.
De
estas descripciones de la tradición “laica” o seglar, hoy
algunos “snob” teólogos o “tiologos” de Universidad se
burlan, sin saber que en estos temas la tradición “laica” está
en los marcos de las experiencias de iluminación y zéosis,
por las que existe detrás una entera tradición Patrística, que nos
interpreta y explica teológicamente estos fenómenos.
Así
pues, vemos que en estos fenómenos no tenemos ninguna identificación
con las éxtasis de los Neoplatónicos y de la Escuela Media
Platónica; si tenemos en cuenta lo que dice el mártir y Santo
Justino el Filósofo en su interpretación de la Escuela Media
Platónica. Porque existe la opinión entre los historiadores de la
filosofía que el Platonismo no es una religión sino que se
regionaliza con los Neoplatónicos, es decir, de Plotino y sus
alumnos.
Si
leemos al mártir Justino, allí en el “Diálogo hacia Trifón”,
en su inicio describe San Justino que él mismo se hizo discípulo de
la filosofía Platónica, cómo encontró un filósofo Platónico,
quien se encargó de enseñarle y que esperaba de un momento a otro
ver a Dios! Eso significa que el mártir Justino, que vivió mucho
antes que la aparición de la filosofía Neoplatónica, se ocupaba de
ejercicios espirituales y creía que mediante estos ejercicios de un
momento a otro sufriría un éxtasis y así vería a Dios!
Esto
demuestra que su maestro no era un simple filósofo, parece ser que
era una especie de padre espiritual - guía o gurú diríamos hoy,
quien conducía a experiencias religiosas, que para nosotros no son
más que experiencias demoníacas. Por los teólogos Hisijastas se
hacen grandes conversaciones sobre estos temas. Así vemos a San
Gregorio Palamás, acusando las experiencias Platónicas como
demoníacas. Hoy como ésta terminología, la palabra “demoníaca”,
no suena bien en los oídos de algunos, pueden sustituirla con las
palabras “alucinación” o “parapsicológica”, de acuerdo con
la terminología de la psicología o parapsicología actual; porque
realmente estas cosas de los que buscan la éxtasis son
alucinaciones. Sin embargo, para los Padres de la Iglesia todos estos
fenómenos son claramente demoníacos.
20. Περί
ἔρωτος
20. Sobre el Eros
Según
los Platónicos, el Dios no tiene eros para el hombre, sino que el
hombre hacia Dios. Y según ellos, el eros es una carencia, porque el
hombre, dicen, tiene eros hacia algo que le falta. Según sus puntos
de vista esto ocurre en todas las secciones, aún hasta en las
relaciones de Dios con el hombre. Esta carencia se llama eros en la
antigua filosofía Elénica. Este eros lo tiene aquel que no está
completo o perfeccionado. Entonces el eros es para el incompleto,
imperfecto. La perfección según ellos es katastolí
represión o contención del eros. Así sólo el hombre como
incompleto tiene eros, en cambio el Dios como completo no tiene eros.
El Dios no puede tener eros, porque es perfecto e independiente y por
esta causa es el inamovible que mueve.
Por lo
tanto, vamos a ver ahora lo que es válido en la tradición Ortodoxa.
Allí donde san Dionisio el Aeropaguita dice que el Dios es también
movido, dice otra cosa también: que hay algunos que discuten y
pelean sobre el tema de si es Dios el eros o la agapi; responde que
es la misma cosa. Ellos dicen que no es la misma cosa. Otra cosa es
eros y otra es agapi. Así dicen que Dios tiene agapi, pero no tiene
eros hacia el hombre, en cambio el hombre tiene eros, pero debe de
tener agapi. Sin embargo san Dionisio apelando a su propia
experiencia de zéosis o glorificación, concluye que Dios no
tiene sólo agapi para el hombre sino eros también. Además dice que
para Dios agapi y eros es la misma cosa.
(Por
Ieróteo Vlajos, Monasterio Natividad de la Zeotocos, en su libro el
“Prósopon (persona, rostro) de la Ortodoxia”: “El Dios es
Prósopon y ama al hombre, por eso san Máximo el Confesor siguiendo
a san Dionisio el Aeropaguita dice: “Lo divino, los teólogos a
veces lo llaman eros y otras agapi, algunas veces erotizado y agapitó
(amado). Entonces como existe como eros y amor, se mueve; como
erotizado y agapitó (amado), mueve hacia sí mismo todas las cosas
receptivas de eros y de agapi”. (O sea el eros y la agapi es el
mismo significado las dos palabras, o amor desinteresado, altruista
podríamos definirla en castellano, no caridad como está traducido
por muchos en Occidente).
21.
Περί ορολογίας, ως και περί των ρητών
και των νοημάτων στην Θεολογία.
21
Sobre terminología,
lemas y
conceptos en
la Teología.
Los
Padres recalcan que todos los términos, lemas y concepciones que
tiene el hombre son creaciones de la mente o del intelecto humano; es
decir, que no bajan del cielo. El Dios no crea el mismo en los
hombres concepciones, ni lemas. Desde ésta perspectiva los Padres
con base a la zéosis, subrayan que cada lengua o idioma
humano es creación del hombre. El hombre es quien creó la lengua
con la que se comunica con su semejante. Lengua divina no existe. Es
decir, el Dios no tiene Su propia lengua que la dio al hombre,
tampoco el Dios se comunica con los hombres con un lenguaje
particular que lo ha dado a los que se comunican con Él. El lenguaje
es resultado de las necesidades humanas. Es decir, se formó para
servir a las relaciones y necesidades de los hombres.
Entonces
el lenguaje no es eso que dice Dante, algunos Protestantes y los
“teólogos, tiólogos” Franco medievales, ni esto que
dicen los Musulmanes para el Corán que la lengua bajó del cielo e
insisten que en el cielo existe el increado Corán etc. Sobre este
tema tenemos una conversación que se hizo por san Gregorio de Nicea
y los Evnomianos que creían que existe una lengua divina y que Dios
la “apocaliptó” reveló a los Profetas. En esta lengua, decían,
pertenecen los nombres que el Dios reveló a los Profetas. Entonces
los nombres de Dios, decían los Evnomianos, son esencia de Dios y
estos nombres, que se refiere la Santa Escritura, son portadores de
concepciones o significados que corresponden a la realidad que es el
Dios. Una cosa así naturalmente que no ocurre.
De
acuerdo con lo anterior, pues, no podemos discernir entre lenguaje o
lenguas divinas y humanas. Ni hay formas de discernir entre la
palabras que son adecuadas para la Teología y las que no. El único
criterio, que se puede utilizar en la terminología es el criterio de
la elegancia. Es decir, que existen nombres que no son decentes para
utilizarlos sobre Dios, por ejemplo el Dios no es un chulo, en cambio
otros son decentes y elegantes y se pueden utilizar cuando uno habla
de Dios, como por ejemplo “Dios es Luz”.
En
estos contextos o marcos, toda la gnosiología (logos del
conocimiento) que es puramente empírica (por experiencia), es algo,
que por lo menos para los Ortodoxos y quizás también otros
cristianos, es muy útil. Más bien diría uno que la Ortodoxia es
demasiado moderna. Porque, cuando los Padres escribían no habían
imaginado e intuido que más tarde se desarrollaría una tradición
de los Francos, la cual se habría formado por San Agustín. Porque
los Padres de Oriente no conocían a Agustín. Pero aquellos que
conocieron algo de él, no le dieron mucha importancia, sobre todo en
los primeros años. No habían leído a Agustín ni se habían
imaginado que se desarrollaría toda una tradición Occidental entre
Godos, Francos, Lombardos, Normandos etc., la que tendría como único
guía o conductor de la teología a Agustín; quién desgraciadamente
abrazó y adoptó la gnosiología (epistemología) del Platonismo,
Neoplatonismo y Aristotelismo. Esto significa que la gnosiología de
Agustín, o sea, el método de teognosía (conocimiento a Dios) que
aplicaba era claramente Aristotélico-Platónica y totalmente
distinta de aquella de los Padres de la Iglesia.
Aquello
que distingue la Teología de san Agustín del resto de los Padres,
es que él acepta la ουσία (usía, esencia) del Platonismo, que
son los arquetipos de Platón. Es decir, que todo en el mundo es una
copia o calco de unos arquetipos. Ciertamente esto es algo que los
Padres lo suspenden y además existe excomunión del cuerpo de la
Iglesia de aquellos que aceptan los arquetipos de Platón, porque la
aceptación de ellos es una forma de idolatría. (Ver Sinódico de la
Ortodoxia). Hoy no sé si existe alguna persona seria que acepte ésta
enseñanza.
Entonces,
de acuerdo con lo anterior, uno ve que para los Ortodoxos no existe
distinción entre secular y religioso en el espacio de la
terminología. Es decir, no existen palabras mundanas, seculares y
religiosas, sino sólo palabras seculares, que se usan en los
conceptos y significados sobre el Dios basta que sean decentes,
elegantes y respetuosas.
Por lo
tanto, vemos que en el Antiguo Testamento, el Yahvé se describe como
una roca. Pero ¿el Dios es roca? Según el espíritu de la
filosofía Platónica, uno debería de usar sólo lemas conceptuales,
(o sea, para el Dios usar términos sólo con contenido espiritual,
no material). Como, por ejemplo nus, diania, logos,
hipóstasis, usía (esencia o sustancia), trinidad, uno, etc.
Pero vemos que la Santa Escritura utiliza palabras como montaña,
roca, agua, río, cielo, solo etc. Es decir, si tomamos el Antiguo
Testamento vemos que allí se adjudican muchos nombres sobre el Dios,
que no están tomados de la forma y la naturaleza del hombre, sino de
la Creación irracional. Por otro lado, la energía increada de Dios
se describe como nube, fuego, luz etc. En la tradición Hebrea antes
y durante los Profetas se sabía que el Dios no tiene ninguna icona,
imagen dentro en la Creación material, es decir, que el hombre no
puede hacer ninguna figura de Dios. Cualquier figura de Dios en el
Antiguo Testamento se prohíbe. Por eso los hebreos no tenían
imágenes-iconas en el A. Testamento.
La
única e inalterable icona-imagen de Dios es el Logos de Dios que se
humanizó, se hizo hombre, es decir, el Cristo. Otras iconas o
imágenes excepto a Cristo no tiene el Dios. El hombre común no es
imagen-icona de Dios. Sólo el Θεάνθρωπος
(Zeánzropos Dios-hombre) Jesús Cristo es icona-imagen
de Dios. Nada, excepto de Cristo (sobre su naturaleza física), no es
imagen de Dios en el mundo creado. (Adán se creó como imagen-icona
de Jesús Cristo. El hombre no es con exactitud imagen de Dios, sino
es imagen-icona de Jesús Cristo).
Entonces
como Dios no tiene ninguna similitud o semejanza dentro del cosmos,
mundo creado y como en este mundo creado no existen conceptos que se
puedan atribuir a Dios e identificarse con Él, por esta razón
estamos libres de tomar cualquier concepto y nombre y atribuirlo a
Dios, pero de forma apofática (sí a lo que no es). Es decir, que
por un lado atribuimos un nombre a Dios y por otro se lo quitamos
(Los Padres acostumbran a decir: es y no es). Por ejemplo, decimos
que Dios es Luz, pero a la vez hacemos también la reducción que
Dios es γνόφος (gnofos, nube invisible, luz que transciende
toda la luz). Esto no lo decimos porque Dios no es Luz, sino porque
la supera, la transciende, Dios no es restar, sino trascender. Esto
se clarificará más abajo. Aquí tenemos una diferencia esencial
entre la Teología apofática de los Padres de la Iglesia y la
Teología Apofática de los “tiólogos” medievales de Occidente,
la que aún existe en sus manuales. Si tomamos los manuales de la
dogmática de los “tiólogos” Papistas vemos la siguiente
paradoja: dicen que existe un camino por el cual atribuimos nombres a
Dios, pero a la vez otro camino de reducción, durante el cual
restamos estos nombres no para que no sean atribuidos a Él, sino
para limpiar estos nombres de todos sus defectos.
Una
cosa así no se encuentra en los Padres de la Iglesia, el método que
usan para atribuir nombres a Dios es muy sencillo. Es decir, usan
contrastes, ponen y quitan nombres. Pero esta regla o canon derrumba
toda la filosofía Aristotélica. Porque los Padres cuando hablan
para el Dios anulan la ley de las contradicciones o contrastes de
Aristóteles, y a la vez a Dios atribuyen contrastes. *(Una ley de la
lógica de Aristóteles dice que una cosa no puede ser a la vez su
contraria, o sea, algo no puede ser a la vez por ejemplo blanco y
negro; será blanco o negro pero no las dos).
Esto
significa que los Padres no aceptan los cánones o reglas de la
lógica o racionalidad cuando se ocupan de temas teológicos sobre el
Dios. ¿Por qué? Porque las reglas de la lógica, mientras sean
válidas, valen sólo para las creaciones de Dios. Para el Dios no
son válidos los cánones de racionalidad o de la filosofía. Ningún
sistema de la lógica y filosófico se puede aplicar a Dios. (Porque
el Logos de Dios es lógico e ilógico, por la sencilla razón que el
logos humano que es limitado, por consecuencia no puede llegar al
ilimitado e increado Logos de Dios, sino hasta donde le permite su
limitación). Para aquellos que creen que por las matemáticas puras
pueden caminar hacia Dios, para los Padres son ingenuos.
Sencillamente porque entre lo creado e increado no existe ninguna
similitud. Lo que vale para lo creado, no es válido para la realidad
increada, que es Dios. Porque no existen cánones o leyes de los
creados que se puedan aplicar a los increados. (Para el Dios 1+1+1=1
o el infinito multiplicado con cero igual a UNO ∞x0 =1).
Todo lo
que dicen los Padres sobre el Dios, no proviene de la meditación
filosófica. Es decir, los Padres no se sienten en sus despachos para
hacer Teología así de manera escolástica. Porque la meditación en
los Padres está prohibida cuando se trata de teologizar. Por eso el
único modo sensato para estudiar uno la Santa Escritura no es la
meditación, es decir, que intentemos comprender a Dios con la lógica
deduciendo y restando, sino con la oración. ¿Pero qué oración? La
oración noerá o del corazón. Porque cuando viene al hombre
el Espíritu Santo y visita orando en su corazón, entonces el hombre
se ilumina, se metamorfosea y es capaz de comprender correctamente
los conceptos de la Antigua y la Nueva Escritura, y como está
iluminado, puede conducirse hacia la zéosis.
Y si ha
llegado a la zéosis, entonces conoce de la misma experiencia
de la zéosis lo que significan exactamente los conceptos y
los lemas que encuentra en la Santa Escritura. Por lo tanto, aquí
llegamos a una clave interpretativa: los conceptos y los lemas que
usan los glorificados de la Santa Escritura como también los
escritos de los Padres de la Iglesia y de los Santos, son θεόπνευστα
(zeópnefsta, inspirados por el Dios, o por la Jaris la
increada energía divina), es decir, que ellos tienen la experiencia,
sea de la iluminación, sea de la zéosis, y a base de esta
experiencia escribieron lo que está escrito por ellos. Es decir,
como tienen ésta experiencia, lo que han escrito es θεόπνευστο
(zeópnefsto), inspirado por el Dios.
22.
Περί των δύο ειδών της αποκαλύψεως
22. Sobre los dos tipos
de apocálipsis, revelación.
Por eso
tenemos dos tipos de apocalipsis (revelaciones). Tenemos la
apocálipsis (revelación) que es la noerá oración o del
corazón y tenemos también la otra apocálipsis que se llama zéosis.
Es cierto que la segunda apocálipsis que es la zéosis
(glorificación, expectación y unión con la energía increada
Jaris-Gracia, la acción es de Dios no del hombre). La zéosis
es la clave principal con la que comprendemos y concebimos plenamente
la apocálipsis o revelación de la iluminación. Por lo tanto, aquí
vemos que encontramos una percepción sobre apocálipsis (revelación)
y sobre inspiración divina, que es puramente empírica y nada más.
Pero en
ésta apocálipsis de zéosis, el Dios no apocalipta, revela
palabras, ni una nueva terminología. ¿Por qué? Porque, cuando
viene el Espíritu Santo y ora en el corazón del hombre, no ora con
nuevas palabras que trae consigo, sino con palabras conocidas dentro
del hombre, tomadas de la experiencia humana. Por ejemplo, la
bendición u oración que hace el hombre con su lógica, ésta misma
oración utiliza el Espíritu Santo, entonces ésta misma oración se
hace oración, bendición del corazón. Es decir, dice el hombre o el
monje “Jesús Cristo, Señor eléisónme, o ten misericordia,
caridad, o compasión de mi” con su cerebro. Ahora cuando viene el
Espíritu Santo en su corazón, entonces esta misma frase se
convertirá en oración noerá o del corazón, dentro de su
corazón. A partir de entonces con ésta frase ya orará su corazón
y no su cerebro. Así cuando el Espíritu de Dios ora en el interior
del hombre, ora con las mismas palabras que usaba anteriormente este
hombre. Por eso tenemos esta tradición de la oración del corazón o
noerá, que se hace con salmo o con frases hechas oración.
Entonces el mismo salmo o las palabras de la oración, se convierten
en bendición y oración del corazón. (Es habitual en los Padres
como en todos los Elenos que la oración noerá o del corazón
la llamamos también bendición).
Entonces
en la experiencia de la iluminación no tenemos ninguna apocálipsis,
revelación de nuevas palabras o terminología. Es decir, no podemos
decir que vino en los Padres el Espíritu Santo y apocaliptó
(reveló) una terminología: Una Esencia y tres Hipostasis o lo
consubstancial. Esto no es apocálipsis (revelación), sino una
terminología teológica, que se usó por los Padres para afrontar a
los heréticos* (erráticos). No es apocálipsis de Dios, puesto que
la misma iluminación no es apocalipsis de Dios. Simplemente en el
estado de iluminación se hace una unión, conexión con los ya
conocidos términos, lemas y concepciones del hombre provenientes de
la tradición de la piedad, (es decir, de todo que conoce sobre su
fe), los conceptos y significados sea del Antiguo Testamento sea del
Nuevo. Pero se utilizan nombres sacados de la experiencia común, de
forma que todos puedan comprenderlos.
*(αίρεσις éresis,herejía quiere decir error, errático,
engaño, confusión, equivocación, creo que de aquí proviene la
palabra error; por desgracia a un Hispano le dices ésta palabra
herejía y salta, enseguida lo asocia como algo muy malo, con las
hogueras de la inquisición, aprendiendo en la ascesis sabemos que
todos caemos en herejías, errores, lo ortodoxo es aceptar y
rectificar).
Pero
en la zéosis
cuando se apocalipta, revela el mismo Dios, todos los términos,
lemas y concepciones cesan. Según los Padres de la Iglesia, cuando
el hombre teologiza,* lo hace en base de la experiencia que ha
cosechado en su interior y en base de la co-testificación del
Espíritu Santo en su interior y en base de la experiencia de los que
han conseguido la zéosis,
que está depositada en la tradición de la Iglesia. En esta
Teología, mientras el mismo se encuentra en estado de iluminación,
usa como guías conductores a los glorificados, los que llegaron a la
zéosis.
Es decir, los términos, lemas y conceptos que utilizaron y
entregaron en la Iglesia los glorificados que consiguieron la zéosis,
fallecidos o también vivos.
*(En
la Ortodoxia se prohíbe teologizar, si uno no se encuentra como
mínimo en el estado de iluminación. Esta tesis Patrística, la
expresó claramente San Gregorio el Teólogo en su conocido escrito
contra los Evnomianos.)
Aquí
tenemos, pues, la llave de oro de la tradición Patrística. El que
teologiza se encuentra en estado de iluminación y teologiza en base
de la experiencia entregada de los que alcanzaron la zéosis,
(Antiguo y Nuevo Testamento y los textos de los Padres de la
Iglesia). Así se explica por qué la más importante oración de la
Iglesia son los Psalmos de David. Los Psalmos son el cimiento de la
vida Litúrgica de la Iglesia Ortodoxa. Después tenemos las odas,
himnos etc., por los que nos habla el apóstol Pablo. Todo esto junto
con la infraestructura de la vida Litúrgica, la que instruye y
prepara al hombre de manera que llegue al estado de iluminación,
mientras haya luchado y se ha catartizado, sanado o limpiado
de los pazos. Cuando el hombre llega al estado de iluminación, este
hombre usa estas bendiciones, los himnos y las oraciones que escucha
en la Iglesia. Es decir, el Espíritu Santo ora en el hombre en
estado de iluminación con las oraciones y bendiciones de la
tradición Litúrgica. Mientras se encuentra en este estado de
iluminación, entonces teologiza. No sólo en base de su experiencia
personal, sino también en base de su experiencia por la que
co-testifica el Espíritu Santo.
Por lo
tanto, en base a esta certeza estudia los escritos de los que
consiguieron la zéosis, que están en el Antiguo y Nuevo
Testamento, textos Patrísticos, textos Prácticos de los Sínodos de
la Iglesia, vidas y logos de los Santos, textos Litúrgicos de la
Iglesia, entonces ya puede hacer una buena interpretación o
traducción. Y si él mismo tiene la suerte de la experiencia de la
zéosis, entonces no sólo puede interpretar correctamente,
sino que puede teologizar correctamente y se convierte en teólogo de
la Iglesia.
Por lo
tanto, existe una diferencia básica de aquel que llegó a la zéosis
que es el verdadero teólogo y del teologizante o sea, del que está
en el estado de la iluminación, aunque éste tiene un pequeño sabor
de la experiencia de la zéosis. Por consiguiente, teologiza
el teólogo pero también los teologizantes. Pero al teologizar los
teologizantes esto no quiere decir que son teólogos, son aprendices.
Teólogo en el sentido estricto de la palabra se convertirá cuando
llegue a la zéosis y vea, contemple a Cristo en doxa (gloria,
luz increada), donde se le “apocalipta”, revela toda la verdad,
tanta como la que puede el hombre conocer en esta vida. Porque el
Cristo es la Verdad, la que está en-hipostasis (o persona, base
sustancial u subsistencial).
Hasta
que uno no consiga la zéosis, simplemente es teologizante, es
decir, alumno de la Teología. Graduado de esta teología es el que
ha conseguido la zéosis (el glorificado). Hoy, claro está,
tenemos los teólogos titulados, aquellos que han sacado el título
en una escuela o universidad teológica. Estos se autoproclaman
teólogos (para mi, tiólogos), pero no tienen ninguna relación y
nada que ver con los verdaderos teólogos de la tradición
Patrística. En cuando quién es el verdadero teólogo, si uno
utiliza los criterios de apóstol Pablo, como de los Padres de la
Iglesia, por ejemplo, de San Simeón el Nuevo Teólogo, entonces verá
que la actual Teología moderna Ortodoxa, que está influenciada por
la Teología Rusa, no es Teología Patrística, sino una deformación,
distorsión, camuflaje de la Teología Patrística, porque se ha
escrito por hombres que no tenían las condiciones espirituales
referidas anteriormente. Sólo si uno utiliza severa y estrictamente
criterios científicos, puede conseguir una objetividad en su
investigación y en sus conclusiones.
(Por eso la Ortodoxia no
es una religión, sino fe en apocálipsis).
23.
Περί αντικειμενικότητος στην έρευνα
και στην Θεολογία
23. Sobre la
objetividad en la investigación y en la Teología.
¿Pero
qué entendemos al decir objetividad en la investigación? En las
ciencias positivistas la objetividad se adquiere con la observación
y el análisis. Por ejemplo, ¿cómo sabemos que existen más o menos
100.000 genes dentro de una célula? Los hemos observado con un
microscopio electrónico, los hemos fotografiado y contado.46
46.
Todo esto se ha dicho en año 1983. Desde entonces
hasta hoy se han hecho enormes progresos
sobre este tema.
Lo
mismo se hace
en la astronomía, es decir, al macrocosmos. Antes
del 1936 todos
los astrónomos
creían que hay un solo galaxia. ¡Pero hoy con los
radiotelescopios, los astrónomos conocen que hay por lo menos 100
millones de galaxias en el universo! Es decir, uno ve y confirma por
la experiencia de la observación. Esta
objetividad que
existe en las ciencias positivistas y que proviene de la
observación, la experimentación y la medición es la columna
vertebral de las ciencias positivistas. La
característica particular de la
objetividad de las ciencias positivistas es
repetitividad del experimento, la reproducción y la verificación
del resultado. Es decir,
muchos científicos en distintas
partes del mundo pueden paralelamente certificar aquello que algún
compañero de ellos ha descubierto primero. Es decir, que el
conocimiento científico
recibe la confirmación y la redefinición
de otros investigadores en distinto lugar y tiempo. Por lo tanto, el
testimonio de muchos científicos de renombre es lo que crea y define
la objetividad de las ciencias positivistas.
Ahora
en la Teología
Patrística, ¿qué
puede ser objetivo y
cuánto puede
variar de la objetividad? Diferentes teologías que se utilizan
actualmente en la Ortodoxia, son simplemente estimaciones sobre lo
qué es la Tradición Patrística. Son cálculos
subjetivos. ¿Pero
cómo un
teólogo actual
puede lograr la
objetividad en su
Teología?
Porque el problema es el siguiente: Debido a que el teólogo tiene la
fe ortodoxa desde niño, por costumbre acepta como dada la verdad de
su fe. Es decir, como es Cristiano Ortodoxo, cree de antemano, acepta
y cree como verdadera la enseñanza de Cristo, acepta como verdadera
la enseñanza de los Padres y las decisiones de los Sínodos
Ecuménicos y las Locales, etc. Por lo
tanto, un teólogo
moderno Ortodoxo,
¿cómo bajo
de estas
condiciones puede
adquirir objetividad
en su método
teológico? Este es
el principal
problema actualmente.
24.
Ποια είναι η ραχοκοκκαλιά της Ορθοδόξου
Παραδόσεως
24. Cuál es la columna
vertebral de la Tradición Ortodoxa
Lo que
ocurre es que tenemos en las manos un tesoro, la Teología de la
Tradición Ortodoxa, que es el resultado y culminación de siglos de
experiencia que se repiten, renuevan y describen de los hombres
deificados o glorificados de cada época. Tenemos las experiencias de
los Patriarcas, los Profetas, y después las de los Apóstoles, que
las llamamos zéosis o glorificación. Se
glorifica el
Profeta, significa
que ve, contempla la doxa
(gloria, luz increada) de Dios. Se glorifica
el Apóstol
significa que
contempla la doxa increada de Cristo. Viendo el Apóstol la
doxa de Cristo comprueba de su propia experiencia que la doxa
de Él en el Nuevo Testamento es la doxa de Dios del Antiguo
Testamento. Por lo
tanto, el Cristo
es el Yahvé
y el Eloim
del Antiguo
Testamento.
En
cuando a lo que
es el Espíritu
Santo –como en
el Antiguo
Testamento no
está claro- se comprueba por la experiencia de los Apóstoles.
Porque en ellos
tenemos la
repetición de
la experiencia de
los Profetas, pero con la diferencia que ahora al Yahvé del
Antiguo Testamento se ha añadido la naturaleza humana de Cristo.
Porque los Apóstoles fueron glorificados o deificados después de la
Encarnación y los tres notables parcialmente durante la Metamorfosis
en el Monte Tabor; pero todos plenamente durante el Pentecostés,
donde alcanzaron el punto más alto que puede llegar un hombre en
esta vida.
Después
de los Apóstoles
tenemos las
experiencias de
los deificados o
glorificados que
son los Padres
de la Iglesia,
también los
Santos que
llegaron a la
zéosis. Esta sucesión
de la experiencia
de la zéosis
está y continúa
hasta hoy 48.
Esta experiencia de
la zéosis,
pues, es la
columna vertebral
de la tradición
Ortodoxa y también el cimiento de los Sínodos
Ecuménicos y Locales, del Derecho Canónico de la Iglesia y vida
Litúrgica de ella hasta hoy.
48.
En las últimas décadas en la Iglesia ha habido muchos santos
deificados, entre ellos los conocidos: Yérontas Paisios el
Aghiorita, Padre Sofronio de Essex y AGhiorita, Yérontas y ahora
Santo Porfirios, Yérontas Jacobo de la isla de Evia, Yérontas José
de las Cuevas, Yérontas Efren de Catunakia Athos…
Así
pues, si un
teólogo Ortodoxo
se sostiene en
esta Tradición,
es decir, se
convierte en
estudioso de la
Tradición
Patrística, y,
si el mismo
pasa a través
de la catarsis
y la iluminación,
llega a la
zéosis,
no sólo
para entender,
sino el mismo
también
comprobar en
Espíritu Santo
la verdad de
esta Tradición,
sólo entonces
podemos decir que
logra la
objetividad de su
método empírico.
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