Κυριακὴ
των Βαΐων βράδυ - Μαθήματα Μεγάλης
Εβδομάδος. (+Μητροπολίτου Φλωρίνης
Αυγουστίνου Καντιώτου)
«En el
presente día los pazos-padecimientos, pasiones sagrados como luces
sanadoras y salvadoras amanecen al mundo… (Lunes Santo)
Τὰ
πάθη τὰ
σεπτὰ ἡ
παροῦσα ἡμέρα
ὡς φῶτα σωστικὰ
ἀνατέλλει τῷ
κόσμῳ…» (κάθ.
Μ. Δευτέρας)
El
Cristo, queridos
míos, es la luz (increada) del mundo. Es el faro
que ilumina y conduce a los hombres al camino del deber y la virtud.
Este faro no podrá apagarlo ni disminuir su luz (increada) ningún
viento, ninguna tempestad y ninguna potencia. Estará iluminando
eternamente, con su enseñanza, con sus milagros y con su temor
sagrado. Todo luz, todo virtud y todo perfección inalcanzable.
Pero
donde el
resplandor de
Cristo fue
culminado y su
virtud cubrió
los cielos y
su altura ética
se elevó como una
columna hasta el cielo, es en sus santos pazos-padecimientos,
pasiones. Los pazos de Cristo son una fuente inagotable de bellas
enseñanzas y lecciones.
El cristiano que no se conmociona y no
aprende de estos santos días está ciego, inconsciente e insensible;
tal y como dice un filósofo y poeta cristiano alemán que: el
cristiano que no se conmociona de los pazos de Cristo no es una
persona humana, sino una piedra sin corazón, emoción y conciencia.
Ante nosotros los días de la Semana Santa se desarrolla el misterio
de la agapi (amor, energía increada) de Cristo Dios.
Y
estamos llamados
no simplemente
observar sino
recibir en
nuestras psiques
la iluminación
que envía el
Señor de
sus pazos y
su cruz.
Os presentaré algunos puntos de la semana de padecimientos, pasiones
del Señor que interesan a todo cristiano.
Observando
a Jesús
con corazón
quebrantado y contrito, le
veremos en Martes
Santo tirando sus
terribles truenos,
los «ay de vosotros,
intelectuales y fariseos… (Mt 23,14-39). En ningún otro
momento el apacible Jesús Cristo habló con tanta dureza y
severidad. ¿Por qué? Porque ante suyo tenía hipócritas. Y el
bondadoso Jesús sin maldad no ha odiado otra cosa más que la
hipocresía. La hipocresía es una moneda falsa, una flor artificial
o de plástico, es la falsificación de la virtud. Por eso condenó
tan duramente la hipocresía.
Pero
escuchando al
Señor
pronunciando los
“ay” contra
los hipócritas,
tengamos temor no
vaya ser que
nosotros también
pertenezcamos en
la categoría
de los
hipócritas. Porque la hipocresía es un microbio
o virus que penetra en los corazones de todos. Si queremos ser sus
verdaderos discípulos debemos deshacernos de la plaga y la herida de
la hipocresía.
Pero
también otra lección tomamos de estos días sagrados. El Miércoles
Santo vemos a Judas negociar la venta y la traición del Señor por
30 dinares. La traición de Judas es un acontecimiento de lo más
triste de los pazos-padecimientos del Señor. Es una lección para
todos aquellos que han esclavizado sus psiques al dinero, la meteria
y al mamonás (dios mamón del oro y la plata).
Tremendo
pazos la codicia, avaricia por el dinero y el oro. Ella convirtió a
un apóstol en traidor. Ella convierte también a los cristianos en
idólatras, que ya no adoran a Cristo sino el oro. Viendo la penuria
de Judas tengamos mucho cuidado, queridos míos, no vaya ser que
caigamos en las redes de la maldita codicia, avaricia. Porque el
cristiano que adora el dinero y gracias a esto hace falsos juicios,
deshonra, roba y perjudica, es un nuevo Judas en la sociedad de hoy.
Tal
y como se desarrolla la historia de los pazos del Señor, la noche
del Jueves Santo vemos la Gran Cena Mística. Aquella noche última e
inolvidable el Cristo cenó con sus discípulos por última vez. Les
dio las últimas instrucciones. Celebró el Misterio de la divina
Efjaristía que es el Misterio más importante de la Iglesia y el
corazón de nuestro culto.
El
mismo transmitió su
cuerpo y su sangre a los discípulos. Fue la primera Divina Comunión
o Efjaristía. Pero desgraciadamente en esta cena se encontró uno
que era indigno de comulgar; era el Judas. Con su psique sucia se
acercó y comulgó los misterios inmaculados. Y ahora, hermanos míos,
muchos en estos santos días vendremos a comulgar. Tengamos mucho
cuidado, no vaya ser que haya algún Judas entre nosotros; es decir,
un cristiano sucio, sin metania, ni arrepentimiento tampoco
confesión. Éste que no se acerque al Misterio sin antes no ha
limpiado su psique dentro de las lágrimas de la metania
confesión y arrepentimiento.
Otra
lección nos da la negación del Pedro. Nos enseña cuanto enfermo,
débil y pecador es el hombre. Porque vemos el primero de los
discípulos caer. ¿Qué era el Pedro? Un coloso de la fe y la
virtud. A pesar de eso la noche del Jueves Santo vemos que niega el
nombre del Señor delante de una sirvienta. Pedro cayó para que
aprendiera a ser humilde. Cayó para enseñarnos a todos cuando
cuidado y temor debemos tener del pecado. Es tan terrible el pecado,
de modo que en sus redes capta también apóstoles, profetas, santos
y ascetas. Pues, Cristiano: ¡eres santo, has llegado a las alturas
de la virtud! No te jactes. Porque es posible que vayas a caer, y
aquel que ahora le desprecias como pecador, se convierta en santo y
tome la primera posición del paraíso.
Llegando
a la cumbre de los pazos-padecimientos de nuestro Señor le
sentiremos saboreando el martirio. Le veremos arrodillándose,
cayendo con la cara en la tierra dentro del jardin del Getszimaní.
Escucharemos Su oración: “Padre mío… no como yo quiero sino
como tú” (Mt 26,39). Veremos como sería arrastrado de tribunal en
tribunal. Veremos a sus enemigos vestirle con tunica roja, coronarle
con corona tejida de espinas, burlarse de él y escupirle.
Escucharemos
sus voces salvajes «Ἆρον
ἆρον,
σταύρωσον
αὐτόν,
fuera de aquí como sea crucifíquenlo, crucifíquenlo» (Jn 19,15).
Veremos a Pilato firmar su condena. Finalmente el Viernes Santo
veremos a nuestro Señor levantar la cruz pesada doblándose por
el peso. ¿Pero qué ojos podrán contemplar la escena de la
crucifixion? Le contemplaremos que sea elevado desnudo encima de la
madera y le escucharemos decir uno por uno los siete logos de la
cruz, de los que el primero es la voz de la agapi (amor
desinteresado) hacia el prójimo y el perdón: “Pater-Padre
perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34), y el ultimo
la voz de la dedicación al Padre: “Pater en tus manos entrego mi
espíritu”. ¿Cristiano: puedes mientras vivas decir tu también:
“padre Celeste perdona cada enemigo mío”, y cuando cierres los
ojos de este mundo vanidoso, decir: “Padre acepta en tus manos mi
psique-alma”.
Estas
altas lecciones nos proporciona la Semana Santa. Lecciones de la
metania (introspección,
arrepentimiento y confesión), de contrición, de temor del pecado y
de la esperanza. Por eso debemos seguir los oficios de la Semana
Santa con gran devoción. Desde el momento que entramos en el santo
templo nuestro espíritu, corazón y mente, todo que sea entregado al
Crucificado y sus pazos- padecimientos, pasiones. Ninguna
conversación, ninguna desorientación y ningún gesto malo son
permitidos en estos días sagrados. Pequeños y grandes, mujeres y
hombres, jóvenes y abuelos, todos aquí con devoción; no para
conversar, ni para reír, sino para aprender y alterarnos, y
recordarnos qué ha sufrido Aquel por nuestra gracia.
En
el tema del orden insisto. Estos días nos cargan con más
responsabilidad. Los padres no dejen los niños circular dentro de la
Iglesia como si estuvieran al campo. Cada madre y padre su niño
cerca de él. Todos con devoción sagrada alrededor de la cruz y el
epitafio. Tal y como en un padre muerto los hijos están alrededor
del muerto y lloran, lo mismo nosotros también alrededor de nuestro
Gran Muerto, nuestro Señor Jesús Cristo, concentrémonos y abramos
nuestros corazones para recibir la iluminación de sus sagrados
pazos-padecimientos. Entonces sentiremos lo que sufrió él para cada
psique y con corazón agradecido digamos a nuestro Redentor: Cristo,
eres el novio de nuestras psiques.
Tus
pazos-padecimientos, pasiones magnetizan, iluminan y santifican las
psiques. Por todo lo que has sufrido por nuestra sanación y
salvación te agradecemos. Adelante pues, tanta agapi (amor
desinteresado) te prometemos que seremos siempre tuyos.
(†) ἐπίσκοπος Αὐγουστῖνος-+Obispo
Agustín. Homilía de 1962.
Fuente:
ΑΚΤΙΝΕΣ
Traducido
por: χΧ jJ
http://logosortodoxo.wordpress.com/
(En español)
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