Ο
ΡΟΛΟΣ ΤΗΣ ΕΚΚΛΗΣΙΑΣ: Ἡ θεραπεία τῆς
ἀνθρώπινης ψυχῆς. (Ἱερομόν. Σάββας)
El
papel de la Iglesia Ortodoxa:
La “psicoterapia”
terapia de la psique humana.
Por Savas el
Aghiorita, Hieromonje, adaptado y traducido de tres homilías suyas.
Contenidos
1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de
la psique y del nus
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el
Aghiorita y respuestas
3ª Parte: La La agapi
del hombre a Dios y la agapi de Dios a los
hombres.
4ª Parte: El
reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de sangre;
1ª Parte: “La psicoterapia”
terapia de la psique y del nus
El oscurecimiento del “como imagen”.
Se ha dicho muy correctamente que el propósito de
la Iglesia Ortodoxa es “psicoterapiarnos” sanarnos y
hacernos saludables psíquica y espiritualmente. Los Santos Padres
nos dicen que el resultado de la primera desobediencia que hizo el
hombre (Adán) a Dios fue la pérdida de la conexión y comunión con
Él. Ocurrió esto que llamamos “oscurecimiento del como imagen”
del hombre.
Tal como conocemos, en nuestra psique-alma está
imprimida la imagen (icona) de Cristo. Pero esta imagen se ha
oscurecido y manchado, y esto sucedió a causa del pecado original.
El resultado del oscurecimiento fue lo siguiente: esta imagen de Dios
que tenemos en nuestro interior ya no está limpia, clara y lúcida
en nuestra vida y en nuestras acciones.
¡Así pues, ahora, después de la caída, el hombre
completo está enfermo, desgraciadamente está “manchado,
ensuciado”… desde la cabeza hasta los pies! En cada faceta de su
vida, en cada praxis, acción y en cada energía psíquica
(pensamientos, emociones y deseos) y cada operación somática,
corporal todo está enfermo.
En este punto os rogaría que me siguierais con
atención. Las cosas que más abajo voy a decir puede ser que para
algunos sean oídas por primera vez. Pero son muy sencillas.
Discernimiento entre
οὐσία (usía, sustancia, esencia) y
energía de Dios y de la psique-alma humana.
En principio, es importante señalar que el Dios
tiene esencia y energías, y son increadas. Energías y esencia tiene
también la psique humana, pero son distintas de Dios, son creadas,
es decir, la psique-alma está creada según la “imagen” de Dios.
Específicamente, el Dios tiene:
a)
Οὐσία (usía) esencia, sustancia increada,
pero el hombre no conoce ni puede conocerla porque el Dios es
increado, sin principio ni fin, en cambio, el hombre es creado,
creatura;
b)
Energías increadas, pero las energías de Dios son accesibles y
participadas por nosotros los hombres, es decir, tenemos la capacidad
de participar de ellas, experimentarlas y vivirlas.
Las energías increadas de Dios las entendemos un
poco. Podemos acceder y participar de ellas, como hemos dicho. Por
ejemplo, la agapi (amor, energía increada) de Dios y Su
justicia podemos vivirlas y experimentarlas; por ejemplo, de que el
Dios es dulzura inexpresable y Luz increada, es Vida y Resurrección,
etc.
Así que estas cosas, o sea, las energías
increadas cuando las percibimos y las vivimos, entonces podemos
entenderlas un poco. Por supuesto que no las entendemos
intelectualmente, encefálicamente con el cerebro, sino
ontológicamente o existencialmente, cuando amamos a Dios. Entonces a
través de la Divina agapi increada participamos de ellas, las
vivimos y las experimentamos.
¿Pero, cuándo amamos a Dios?
Naturalmente cuando
aplicamos y cumplimos Sus logos o mandamientos: “El que
cumple mis logos o mandamientos y los tiene interiorizados,
ése es el que me ama” (Jn 14,21).
San Gregorio Palamás en
la Filocalía nos dice: “La energía increada no se conoce mediante
su esencia increada, sino que de la energía increada nos informamos
que la esencia increada existe, pero no sabemos lo qué es. Por eso
Dios se hace conocido y partícipe a nosotros no de Su esencia
increada, sino de Su providencia, según los Teólogos. Y la
energía difiere de la esencia también en esto: aquello que informa
es la energía increada y lo que conocemos a través de ella de que
existe es la esencia increada”.
Nuestra psique también tiene:
a) οὐσία (usía, esencia,
substancia) pero no sabemos exactamente lo que es ella
b) energías
Pero como la esencia está
enferma, a causa del pecado, entonces están enfermas también las
energías que se producen de nuestra psique-alma.
Νούς
Nus, noerá energía
y corazón según los Santos Padres.
El nus del hombre
debe permanecer al corazón. El nus es el sacerdote y el
corazón es el altar interior del hombre que debe estar dedicado a
Dios.
Dicen los Santos Padres
que el nus del ser humano debe estar dentro al corazón y allí
orar incesantemente; celebrando una Divina Liturgia incesantemente en
el altar interior del corazón humano.
El nus no debe
estar disperso hacia fuera mediante los sentidos sino que se
encuentre y vuelve en sí mismo. Es decir, la energía del nus
que se dispersa al ambiente a través de los sentidos, deberá
retornar en su esencia o sustancia que es el corazón (psicosomático)
del hombre.
[Apuntamos aquí que en
la psique distinguimos: a) la esencia o sustancia que se encuentra en
el interior del corazón y se llama corazón profundo o subconsciente
y b) energía que se llama también energía noerá. La noerá
energía opera al corazón del hombre saludable espiritualmente como
oración noerá (del nus) incesante y al cerebro o
enkéfalos como diania-mente o lógica].
Cuando se completa el
regreso del nus al corazón, entonces el nus por sí
mismo sube sobre el concepto de Dios. Entonces la energía noerá
funciona correctamente. Es decir, entonces la psique funciona de
forma natural, según los Padres.
El Padre Romanidis nos
enseña que: “La terapia, psicoterapia de la psique es la ocupación
principal de la Iglesia Ortodoxa. Había comprobado de la
tradición hebraica, y del mismo Cristo y los Apóstoles, que en la
parte del corazón natural funciona algo que los Santos Padres lo
llamaron nus.
Por lo tanto desde esta
perspectiva la energía noerá (del nus) es una y única
energía de la psique, la cual en el cerebro o mente funciona como
lógica, pero la misma funciona a la vez al corazón como nus.
Es decir, el mismo órgano, el nus ora incesantemente en el
corazón, se entiende en los que han conseguido tener la oración
incesante, y a la vez pensar con la mente o cerebro, por ejemplo,
problemas matemáticas y cualquier otra cosa” (Padre Ioanis
Romanidis “Teología Patrística” pág 19).
En los escritos de los
Santos Padres se habla mucho sobre el regreso del nus al
corazón, el retorno de la energía en la esencia. Dice san Basilio
el Grande que el nus que no se dispersa hacia fuera y no se
difunde por los sentidos al mundo, retorna en sí mismo y por sí
mismo asciende al concepto de Dios. Y a continuación, rodeado e
iluminado por la Jaris increada, la Luz increada y la belleza
de Dio no se interesa para las cosas terrenales y olvida hasta la
misma naturaleza; es decir, este hombre no se preocupa ni se inquieta
ni sufre para lo que va a comer ni que va a vestir.
El retorno del nus
de la dispersión al corazón, es decir, el regreso de la energía
del nus al corazón, es la terapia del nus, la
apocatástasis-restablecimiento en su forma natural, normal.
Entonces con la oración
cordial incesante, el corazón se purga, se limpia y se sana y viene
en el corazón sanado el Inclino, el Espíritu Santo con Su fruto que
es (agapi, alegría, paz y serenidad, fe, bondad,
magnanimidad, tolerancia, bondad, apacibilidad y continencia).
Entonces naturalmente desaparece el egoísmo, la tristeza y la
depresión que son producidas por él.
San Teolepto de
Filadelfia: “cuando el nus (espíritu) se va y deja
de lado las cosas exteriores y sigue conjuntándose hacia las
interiores, entonces vuelve a sí mismo; es decir, se une
naturalmente la diania (cerebro, mente) con el logos y,
con el logos que existe sustancialmente en su interior, se une
con la oración. Entonces mediante la oración asciende a la gnosis
(conocimiento increado) de Dios con toda su amorosa potencia y
energía, con toda su predisposición y con todo su estado de ánimo.
Entonces se va desvaneciendo el deseo, anhelo carnal, todo tipo de
sensación, sentimiento hedónico se vuelve lento y las bellas cosas
de la tierra le parecen repugnantes” (Filocalía tomo 4).
(Ver también El
uso de la noerá energía y de la energía lógica del hombre según
san Gregorio Palamás http://www.logosortodoxo.com/)
El propósito de la
Iglesia Ortodoxa: La terapia de la noerá
energía o del nus
-¿La Iglesia ortodoxa, por tanto, qué
propósito tiene?
El propósito de la
Iglesia es sanar, “psicoterapiar” la psique-alma;
y así de enferma hacerla saludable. Creo que hasta aquí las
cosas son sencillas.
La energía de la psique se llama «noerá
energía νοερὰ ἐνέργεια»; así la llamaron también
los Santos Padres. Esta “noerá energía” cuando se
encuentra dentro al corazón de la psique del hombre, los santos
Padres la llamaron “nus νούς o
espíritu humano”; pero cuando está y funciona al cerebro la
llamaron “lógica” o “διάνοια diania, cerebro,
inteligencia, intelecto, mente o energía lógica”.
El nus y la diania son dos
manifestaciones diferentes de la energía de nuestro nus-espíritu,
la cual cada vez se manifiesta de distinta manera, según el sitio
que se encuentra. La lógica que se encuentra en la región del
cerebro se utiliza por el hombre para captar, conceptuar, razonar y
formular las cosas que percibe y conoce el nus, el cual como
hemos dicho está en el corazón (psicosomático).
Repito y os recuerdo que en la situación de post
caída que nos encontramos, todas estas cosas están enfermas. En
cuanto el hombre aún no quiere a través de la Jaris (gracia,
energía increada) de Dios hacer la metania (cambio de
mentalidad, arrepentimiento y confesión), si no se ha limpiado,
purgado y sanado, “psicoterapiado”, todas estas cosas no
funcionan correctamente. El “como imagen” que está imprimido
encima de nuestra psique está aún “oscurecido” (manchado,
entenebrecido y ensuciado).
La Iglesia ortodoxa hace esta terapia:
“psicoterapia”, sana nuestra psique-alma.
Sana el nus y la lógica. Estas dos
cosas.
Cuando el nus está sanado, funciona
correctamente y mientras la “noerá energía” funciona
correctamente en el corazón del hombre, entonces funciona
correctamente también la “lógica”.
Cuál es el funcionamiento correcto del
nus-espíritu humano.
El funcionamiento correcto de nuestro nus es
estar en conexión y comunión con Dios, orar y “ver” a Dios.
Cuando funciona de esta manera entonces tiene Luz, recibe la Luz
increada de Dios…
Esta Luz increada que hemos perdido con la
desobediencia, la hemos readquirido con la Jaris (gracia,
energía increada) de Dios mediante nuestra vida dentro en la
Iglesia, con la metania, con la oración incesante del corazón
o de Jesús y la vida ascética y mistérica (sacramental), es decir,
participando en los Misterios ortodoxos.
Los Santos Padres nos dicen: Adán y Eva, antes de
la desobediencia estaban en un estado de continua conexión y
comunión con Dios. El Espíritu Santo que estaba junto con ellos los
iluminaba.
La infusión o soplo de Dios: el Espíritu Santo.
Los primeros en ser creados obtuvieron el Espíritu
Santo desde el momento que recibieron “soplo” de Dios. Os
acordaréis del Antiguo Testamento donde se escribe que el Dios
“infundió o insufló soplo de vida” a los primeros en ser
creados, Adán y Eva. Este soplo de vida no es la psique-alma como
equivocadamente creen algunos, sino el Espíritu Santo el cual ha
dado Dios al hombre, una vez que antes les había formado y dado
cuerpo y psique. Éste fue el que unió a los primeros en ser creados
con el Dios y los mantenía en conexión y comunión continua junto a
Él.
La desobediencia de los primeros en ser creados y
la humanización, encarnación del Salvador Jesús Cristo.
La primera Iglesia e increada es la misma Santa
Trinidad; es el mismo Dios, el Cual es Uno y también Tres Personas
(Hipostasis) discernidas entre sí.
Allí dentro en esta Iglesia había puesto el Dios a
Adán y Eva. ¡Tanta agapi nos mostró! Pero desde el momento
que hemos desobedecido a Dios, se alejó el Espíritu Santo, Le hemos
perdido, es decir, hemos perdido la conexión con la energía
increada jaris del Espíritu Santo como persona. Entonces
hemos perdido la comunión con el Dios, con la Santa Trinidad y así
salimos de Esta Primera Iglesia Increada.
A pesar de esto, el Dios
no nos ha abandonado al desierto. Ha mandado Su Hijo para volver a
unirnos junto con Él. Esta fue la causa por la que el Dios se hizo
hombre: para que el Espíritu Santo restablecer otra vez en nuestro
interior Su energía increada y volver a traernos en comunión con Él
y hacernos otra vez miembros de Su primera Iglesia, miembros de la
Iglesia increada de la Santa Trinidad.
Por tanto, viene el Hijo y Logos de Dios, uno de las
Tres personas, toma nuestra naturaleza y Él vuelve hacer en Sí
Mismo la unión de lo creado con lo increado: del hombre que es
creado se une con el increado que sólo es el Dios, puesto que a Dios
nadie le ha creado; el Dios existe siempre, perpetuamente. Por tanto,
en lo sucesivo el que se une con Él regresa en la primera Iglesia de
la que cayeron los primeros en ser creados.
“1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el
labrador o viñador.
2 Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, el Padre
lo corta; y todo el que da fruto lo cuida, lo limpia y lo poda, para
que dé más fruto. (Cada hombre que dice que cree en mí y no
tiene la virtud como fruto de la fe, el Padre lo separa de mí. Al
contrario, el que tiene obras de virtud, le ilumina y le refuerza
para que pueda hacer obras más virtuosas.)
3 Y vosotros gracias al logos que os he
anunciado y enseñado, estáis lúcidos y limpios, como sarmientos
espirituales estáis purificados y preparados para fructificar;
4 Permaneced unidos en mí y yo en vosotros. Lo
mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis unidos
en mí, no podréis hacer obras virtuosas.
5 YoSoY la vid y vosotros los sarmientos. El
que permanece unido en mí y yo en él, ése trae mucho fruto. Porque
sin mí nada podéis hacer. Separados de mí, sin mi jaris o
gracia que es mi energía increada, vivificadora, sanadora y
salvadora que emana de mí, nada bueno podéis hacer.
6 El que no permanece unido en mí, será echado
fuera como el sarmiento inútil, y se seca, y los hombres los recogen
y los echan al fuego para que ardan.
6. Aquel que no permanece unido en mí
espiritualmente, será echado fuera como el infructuoso sarmiento; y
se secarán porque no tienen vida espiritual y no les queda ni huella
de energía increada jaris, gracia. Éstos espiritualmente son como
los sarmientos secos, y serán echados por los ángeles al fuego
eterno del infierno.
“Oscurecimiento del nus
de Adán”
Después de la caída de los primeros en ser
creados, el hombre está enfermo. Cuando decimos enfermo damos a
entender que su psique está enferma. Y cuando decimos que la psique
está enferma, entendemos que el nus-espíritu del hombre y la
lógica (diania, mente, cerebro) están enfermos, están
oscurecidos, como dicen los Santos Padres. Por eso nos hablan mucho
sobre la caída del hombre durante la cual se ha oscurecido,
entenebrecido su nus.
“Se oscureció el nus”
de Adán: esta es la enfermedad de la naturaleza humana y la tenemos
todos los hombres.
Necesidad de terapia
para todos- Catarsis de los pazos e Iluminación.
Todos los hombres
necesitamos terapia. Se debe hacer la catarsis, sanarse, purgarse y
limpiarse nuestros nus e iluminarse por el Espíritu Santo con
Su energía increada. Son los dos primeros estadios de la vida
espiritual, por los que nos han hablado los Santos Padres: Catarsis e
Iluminación.
-Κάθαρσις
(kázarsis) catarsis, literalmente es sanación, terapia, curación,
limpieza, purgación, purificación y se refiere principalmente a la
psique, es decir, psicoterapia.
-Φωτισμός
τού (tú) νοῦ (nú)
Iluminación del nus o del espíritu humano.
Es la segunda etapa de la vida
espiritual, después de la catarsis del corazón.
En esta etapa el nus ya ha expulsado los apasionados
loyismí, y se hace templo del Espíritu Santo, tal y
como estaba antes de la caída lleno de energía increada Jaris, y
adquiere plegaria incesante por la memoria de Dios. Por eso la
iluminación del nus se enlaza estrechamente con la oración noerá
del corazón o de Jesús.
Ahora bien, ¿de qué se debe catartizarse,
purgarse el hombre?
-Otra vez nos dicen los
Padres; debe catartizarse, purgarse de los pazos.
¿Qué son los pazos?
Πάθος (pazos)
o pathos: son las fuerzas psíquicas
que han tomado dirección equivocada. El término significa una
patología, algo que ocurre en la persona a modo de experiencia, en
la que queda afectada anímicamente, pasionalmente o emocionalmente.
Resulta una alteración de la psique (alma) o del cuerpo, como el
padecer, el tener una afección, defecto de carácter, enfermedad,
calvario, adicción, hábito, apego y a veces es un autoengaño.
Decía san Paísios el Athonita: “Πάθος
(pazos) o
pathos: los pazos, son las fuerzas y
energías psíquicas que han tomado el camino equivocado”. Son
los pecados, es decir, las desobediencias a Dios, las que se repiten
muchas veces. Así uno poco a poco adquiere un hábito y después
comete fácilmente el pecado concreto.
Si uno, por ejemplo, no controla la comida, la
cantidad y la calidad, si no tiene continencia, no ayuna poco a poco
adquiere el pazos de la gula o la avaricia, ansia,
desesperación por comer y a veces sin tener hambre.
Estos pazos fueron desarrollados en su
interior, porque este hombre no controló este pecado concreto desde
el principio. Es decir, se echó para atrás y cedió una vez, dos,
tres… y al final se ha hecho guloso, esclavo de su panza. Entonces
ya hablamos de un pazos instalado. Este pazos no
existía siempre. Si este hombre comió mientras no tenía necesidad
de comer; si ha comido más de lo debía, etc. etc., finalmente se
hizo un glotón, un ansioso y avaricioso por comer.
Entonces, “de estos pazos tenemos que
hacer la catarsis”, nos dicen los Santos Padres.
-Pero uno me dirá: ¿es pecado comer?
No, no es pecado; pero se convierte en pecado
desde el momento que sobre-cubrirás la necesidad de comer para
vivir, desde el momento que pondrás en tu estómago más de la
cuenta.
Dicen los Santos Padres, cuando sobresatisfacemos un
pazos decente, noble y no perverso como el hambre, entonces se
convierte en indecente, perverso, es decir, lo satisfacemos más de
lo que exigen nuestras necesidades.
(Ver también sobre pazos en: “12 Lexis apocalípticas”
http://www.logosortodoxo.com/πάθος-pazos-y-ἀπάθεια-apazia-sin-pazos)
La “psicopatía”
del hombre.
Diríamos que el hombre, como está enfermo en la
psique y tiene varios pazos, es un psicópata en el sentido y
concepto literal y real del término «ψυχοπαθής psijopazís
psicópata». No en el sentido que lo dice la psiquiatría actual,
sino de acuerdo con la terminología Patrística. Como tiene pazos
su psique está enferma, por eso éste hombre se le puede llamar
“psicó-pata ψυχο-παθής”.
No hace falta que uno sea, digamos, esquizofrénico
para ser psicópata pero, desde el aspecto Patrístico, la psicopatía
existe en aquel hombre que su psique no funciona correctamente. La
energía de su psique –como hemos dicho anteriormente, la que los
Santos Padres llamaron “noerá energía νοερὰ
ἐνέργεια”, no funciona correctamente.
Por tanto, cuando la “noerá energía” no
funciona correctamente y en todos nosotros sucede esto, mientras no
nos hemos sanado “psicoterapiado” en el centro terapéutico
que se llama Iglesia, entonces el hombre es un psicópata. Entonces
el nus está lleno de loyismí, pensamientos, ideas y
fantasías y esto es lo que consiste su “suciedad”. En la persona
con pazos o “psicópata” su nus está sucio, según
la terminología patrística.
Exactamente en esto consiste nuestra psicopatía: en
que nuestro nus está lleno de loyismí pensamientos
simples o unidos con la fantasía; no sólo de malos sino de buenos.
Acordaos lo qué hemos dicho sobre el nus:
de que es la noerá energía que existe dentro en el corazón
del ser humano.
Normalmente en el espacio del corazón no debe haber
ningún otro pensamiento, ningún loyismós aparte de Cristo.
Esta conexión o comunión se hace con la incesante oración del
corazón o de Jesús. Cuando, pues, allí dentro en el corazón han
bajado y existen otros pensamientos con sus energías, entonces la
“noerá energía” está disfuncional y confusa. Existe de
una manera un cortocircuito entre el nus (espíritu del
corazón humano) y la diania (mente, cerebro). Pensamientos
que deberían estar limitados en la diania-mente bajan al
corazón y toman el sitio que pertenece sólo a Dios. Este desastre o
confusión lo tenemos todos en nuestro interior, mientras estamos sin
terapia.
Por eso veis que no podemos hacer oración limpia,
lúcida, pura y cordial; porque dentro en el corazón hay cosas que
no deberían haber entrado. Es decir, la energía de distintos
pensamientos ha bajado desde el cerebro al corazón. Estos
loyismí-pensamientos conectan con los deseos e ilusiones y se
convierten en apasionados. Normalmente todos estos loyismí
deberían quedar en la diania-mente. Pero desgraciadamente a
causa de nuestro descuido y negligencia han bajado al corazón y lo
han manchado… No sólo los malos, repito, también los buenos.
Por tanto, aquel que tiene buenos o malos loyismí
en su corazón, éste hombre desde el aspecto Patrístico es
“psicópata”. Lo repito desde el punto de vista Patrístico. No
se confundan con los términos de la ciencia psiquiátrica actual.
Aunque estos loyismí sean éticos, incluso
muy morales, inmorales, deshonestos y cualquier otra cosa, diríamos
que son un cuerpo extranjero y extraño dentro al corazón. O sea, el
psicópata para los Padres de la Iglesia es el que no ha hecho la
catarsis de su psique de los pazos y con la Jaris
(gracia, energía increada) del Espíritu Santo no ha llegado a una
situación o estado de iluminación.
Para el psiquiatra, psicópata es una cosa distinta;
es aquel que padece de psicosis, es el esquizofrénico. Pero para la
Ortodoxia uno que no ha hecho la catarsis de su psique de los pazos,
es decir, si no ha empezado a sanarse y purgarse “psicoterapiarse”
a través de la metania y no ha llegado a la iluminación,
vamos a decirlo así de sencillo: éste no es normal.
Quién es el hombre
saludable espiritualmente.
Esto lo podemos ver si leemos el oficio
del Bautismo y el de la Santa Mirra que se celebra en Constantinopla
cada Jueves Santo, mas en la inauguración de los templos. Allí
veremos lo que significa “templo del Espíritu Santo”. Además,
esto algunas veces lo decimos: “este hombre está iluminado”.
¿Pero quién es el
iluminado?
Esto sólo dentro en la Tradición Litúrgica
ortodoxa podemos verlo y entenderlo. La Iglesia ortodoxa
no tiene ideas sino método psicoterapéutico y sanador. Si uno está
saludable, su salud se ve de unas cosas y puntos concretos; y cuando
está enfermo esto también se ve.
Realmente el hombre saludable espiritualmente es el
iluminado, el que se ha convertido en templo del Espíritu Santo. Un
hombre que ha logrado la terapia y se ha sanado, tiene la capacidad
de entender quién de los demás hombres está saludable y quién
está el enfermo.
Camino hacia la
Catarsis, la Iluminación y la Zéosis o Glorificación.
¿Pero qué quiere decir que el hombre es
“templo del Espíritu Santo”?
Vamos a decirlo ahora. En el hombre que
es “templo del Espíritu Santo” sucede lo siguiente: el Espíritu
Santo con su energía increada está en el corazón, ora a Dios y
está en comunión y conexión con Él. Es el
restablecimiento-apocatástasis del antiguo Adán, el de antes de la
caída. Porque éste era el Adán antes de la caída. Tenía el
Espíritu Santo y con su energía increada estaba en comunión
constante con el Dios. Esto ahora se vuelve a realizar dentro en la
Iglesia, en los hombres que quieren y progresan en la catarsis y en
la iluminación a través de la Jaris (gracia) la energía
increada del Espíritu Santo.
Cuando el hombre con la catarsis se ha vaciado de
todos estos loyismí-pensamientos, reflexiones, (por los que
hemos hablado), entonces se crean las condiciones adecuadas para
habitar el Paráclitos, es decir, el Espíritu Santo. Viene el
Espíritu Santo y habita en el interior del hombre. Sucede lo que
dijo nuestro Cristo: “Yo vendré con mi Padre y haremos una
residencia o morada en vuestro interior”. Y entonces el hombre se
convierte y se hace “templo del Espíritu Santo”.
El hombre se hace templo cuando realiza este
procedimiento y ha sanado, limpiado y vaciado su corazón de todos
sus loyismí -buenos y malos- entonces concede el poder al
Espíritu Santo (que desea mucho unirse con nosotros) venir en
nuestro interior y hacer la oración Él. Entonces el hombre se
convierte en “templo”.
Por eso literalmente, lo que llamamos oración, “la
oración noerá o del corazón” que hace el contacto
consciente con el Dios, no es lo que nosotros hacemos, sino esto que
hace el Mismo Espíritu Santo cuando venga en nuestro interior. Hasta
entonces lo que nosotros hacemos es imperfecto, simplemente es un
esfuerzo que prepara nuestra unión con el Dios. Pero para que se
haga esta avenencia, este puente y unión del hombre con el Dios,
deberá venir el Dios para celebrarla.
Nuestra oración incesante comienza de la boca:
«Jesús Cristo Kirie-Señor, eléison me, compadécete de mí,
ayúdame, sáname, ten misericordia… Ἰησοῦ Χριστὲ
Κύριε ἐλέησόν με». Después la diania
(cerebro, mente, intelecto) toma la oración y la baja al corazón.
Luego, poco a poco cuando esta monologa oración « Jesús Cristo
Señor, eléison me, compadécete de mí, ayúdame, sáname, ten
misericordia… Κύριε Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν
με», lleva cierto tiempo y se ha acostumbrado, acoplado y fijado
dentro al corazón, pues, esta imploración constante con la energía
del divino Nombre expulsa todos los loyismí, pensamientos,
fantasías, ideas y meditaciones. Éste es el método.
Cómo se hace la Catarsis y la Iluminación
Me dirán: ¡Muy bien Padre Sava! ¿Cómo se
hace esta catarsis y cómo se van estos loyismí que han
entrado en nuestro corazón?
-Exactamente con esto; es
decir, con la incesante imploración y en contacto consciente con el
Divino Nombre constantemente en nuestro corazón; y, por supuesto,
también con el resto de la instrucción terapéutica y ascética
(ejercicio espiritual) de nuestra Iglesia ortodoxa que
contiene: metania, ayunos, vigilia, vida litúrgica, es decir,
participar en los oficios y misterios ortodoxos y sobre todo en la
Divina Liturgia y tener conciencia dogmática correcta, fe ortodoxa
correcta.
Por ejemplo, no puedes ser un errático, herético y
hacer la “oración noerá o del corazón” correctamente y
que sea fructífera. Si no tienes “creencias” ortodoxas
correctas sobre el Dios, sobre la Santa Trinidad y sobre el Cristo,
no consigues nada. Uno que no está bautizado ni catequizado y se ha
extraviado de la fe ortodoxa, aunque haga toda la oración que
quiera, no va a conseguir nada.
Todas estas cosas, es decir, la instrucción
ascética y psicoterapéutica de nuestra Iglesia combinada con la fe
ortodoxa y con la participación activa en los Santos
Misterios ortodoxos, conducen a la catarsis de los pazos y de
los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía,
meditaciones e ideas).
Cuando, pues, nuestra oración ha bajado al corazón,
con la potencia de su energía expulsa todos estos loyismí y
permanece limpio, purificado y sano, entonces se introduce el
Espíritu Santo y llega la iluminación que es el segundo estadio de
la vida espiritual; entonces es cuando el hombre se convierte en
“templo del Espíritu Santo”.
Las oraciones de la
Iglesia hablan sobre la Catarsis y la Iluminación.
Todos nuestros oficios divinos, como también la
Tradición ascético-hisijasta de nuestra Iglesia,
principalmente se refieren a estos tres estados espirituales, y los
dos ya los hemos dicho…
1º estado espiritual es: la Catarsis de los
pazos de la psique y del cuerpo.
2º estado espiritual es: la Iluminación del
nus del hombre mediante la Jaris (gracia, energía
increada) del Espíritu Santo.
3º estado espiritual es: la zéosis o glorificación
de la psique y del cuerpo del hombre, contemplación de la luz
increada, de nuevo mediante el Espíritu Santo.
Los Santos Padres hablan principalmente para la
catarsis y la iluminación.
Los oficios divinos de la
Iglesia ortodoxa son expresiones del culto lógico, es decir,
del culto que hacemos con la lógica, la diania (mente,
intelecto) y no con el corazón. Esto que hacemos con el corazón no
se oye. La oración cordial es mística. En el templo, en los oficios
divinos hablamos, leemos y cantamos o salmodiamos, es decir, con
nuestra lógica formulamos oraciones y las decimos en voz alta de
modo que el otro las escuche. Este tipo de oración se llama lógica;
éste es el culto lógico. Las oraciones que han compuesto los Santos
Padres y el culto lógico, nos hablan principalmente de estos dos
estadios: Catarsis e Iluminación.
La Iluminación
Los dos estadios, catarsis e iluminación, los da el
Dios como regalo a los que quieren y desean, no hace distinciones. Si
lo quiere el hombre,
puede pasar del primer estadio y llegar al segundo. Lo único que se
requiere es sinceramente el hombre realizar la metania (el divino
psicoanálisis) y entrar al proceso del esfuerzo en hacer la
catarsis de su psique, de su nus y de su corazón cooperando
con la Jaris, la energía increada del Espíritu Santo. Cuando
el hombre va haciendo esto, seguro que llegará también a la
iluminación.
La iluminación no es otra cosa que esto que
llamamos “pre-sabor o sabor anticipado del Paraíso”. El hombre
se siente ya que está desde aquí y ahora en el Paraíso. Porque la
Iglesia es “el Paraíso en la tierra o el reinado de la Realeza
increada en la tierra”. Miembro de la Iglesia realmente es aquel
que vive en el Paraíso desde aquí y ahora. ¡Es éste que ha
llegado a la iluminación, es decir, el que se ha convertido en
templo del Espíritu Santo!
Por tanto, volviendo a la pregunta: ¿quién es
el “normal” fiel ortodoxo?
¿Si acaso será el bautizado que no ha hecho
la catarsis? Por supuesto que no.
¿Quizás sea el que ha hecho la catarsis y se
ha iluminado? ¡Por supuesto que éste es el cristiano ortodoxo
normal!
Sobre todo la catarsis y la iluminación son estados
concretos y se pueden comprobar por Padres espirituales,
experimentados e iluminados. Porque realmente existen estos criterios
con los que se comprueba la salud psíquica y el grado de la
apocatástasis-restablecimiento del hombre. La ortodoxia es una
ciencia médica. La Iglesia ortodoxa es el único centro
terapéutico de la psique humana y tiene sus médicos o
psicoterapeutas: son los Padres espirituales con médico de cabecera
el mismo Señor.
En la Iglesia hablamos de cosas y no de ideas ni de
filosofías. Puesto que el nus es un órgano fisiológico de
cada hombre, lo tienen todos los hombres ortodoxos o no, helenos,
musulmanes, budistas… todo el mundo; por lo tanto todos los hombres
necesitan de la catarsis y de la iluminación. Y esto sucede como
hemos dicho, porque el nus de todos está oscurecido,
entenebrecido y “ensuciado”.
Puesto que nos
bautizamos, por qué necesitamos de nuevo catarsis.
No basta, pues, sólo con bautizarse. Uno
deberá hacer esto que llamamos catarsis.
-Y mediréis: ¿Por qué tengo que hacer la
catarsis? ¿No tengo bastante con el bautismo?
Sí, pero después del Bautismo nosotros mismos
repetimos la desobediencia de Adán, no una vez sino muchas. Me
dirán:
¿Cómo es que el pecado entra en nuestro
interior, puesto que cuando nos bautizaron éramos niños?
Eh! Al principio nos inducen los pazos
nuestros padres y el estrecho ambiente familiar. Ellos al principio
nos soplan la egolatría, la vanagloria, la ambición, la codicia, la
avaricia y la soberbia. A continuación colaboramos también nosotros
y así permitimos que de nuevo entren en nuestro interior los
“escombros” de los pecados y de los pazos. La educación
equivocada conduce a la producción de seres o existencias enfermas.
La ignorancia de los padres en cómo educar y
criar a sus hijos tiene resultados dolorosos tanto para los hijos
como para los mismos padres y la sociedad.
Con los “bravo-bravo”, la inmediata satisfacción
de nuestros caprichos, multitud de “caricias” y de adornamientos
que nos ofrecen los padres, nos inducen y nos crían en los dos
gigantes más grandes de los pazos: la vanagloria y el egoísmo
(soberbia u orgullo).
Así poco a poco se infecta otra vez nuestro nus
con todos los pazos y así perdemos o mejor dicho,
desactivamos el Espíritu Santo que habíamos recibido de los
misterios del Bautismo y de la Crismación. Por tanto, hace falta
realizar de nuevo la catarsis…y esta vez a través de la metania,
las lágrimas del corazón y la confesión.
La Ortodoxia acepta
todos los hombres para la terapia sin obligarlos.
La Iglesia abraza todos los hombres, porque no es
una religión. Es terapia, psicoterapia y centro médico. Cuando vas
al médico no te pregunta: si eres griego te recibo, o si eres albano
no te recibo o si eres de cualquier otro país no te recibo. El
médico sana y cura a todos, naturalmente si es un médico
“correcto”.
Así también la Iglesia Ortodoxa no es de un
estado o una nación. Por eso como sabéis, no decimos: la Iglesia de
los griegos, sino: la Iglesia Ortodoxa de Grecia. La Iglesia
de Grecia no se interesa sólo de los griegos sino de todas las
personas que viven en este momento en el país, sean albanos, chinos,
de cualquier país, la Iglesia los abraza todos. Si todos estos van a
este centro médico que es la Iglesia Ortodoxa, los aceptará
y los psicoterapiará, los sanará, porque el nus de todos
ellos está enfermo y la Iglesia existe para psicoterapiar, sanar
todo el mundo.
También decimos: Obispo de Atenas; no decimos:
Obispo de los Atenienses. Es decir, todos están bajo el cuidado
pastoral y la agapi; la Iglesia Ortodoxa los abraza
todos.
Vemos pues, que la Iglesia Ortodoxa es una
unidad de todos y dentro en la Iglesia estamos todos, como decía san
Porfirios el Athonita. Todos estamos en potencia, ojalá que nos
convirtamos miembros en energía, es decir, entrar todos en la
Iglesia Ortodoxa con nuestra libre voluntad.
Nuestro Cristo no obliga a nadie que sea sanado.
Diríamos que es muy “democrático”, mucho más de lo que
imaginamos sobre el concepto de democracia de hoy en día. Aquel que
quiere ir se va junto con Él, le recibe, pero a nadie le conduce
forzosamente a la terapia o psicoterapia.
Μετάνοια
Metania y Confesión general: “la divina
psicoanálisis”
Μετάνοια
Metania del verbo μετά-νοώ,
metá=después, con, y noó= concibo, percibo con el nus como energía
y con el corazón como esencia. Quiere decir giro del nus y metanús,
introspección y conversión de la conducta y mentalidad del hombre y
sobre todo giro, cambio de actitud de la vida en pecado y en el mal
por la vida en Cristo. La metania en la Tradición Ortodoxa no
proviene de una percepción psicológica de culpabilidad, sino de la
apocálipsis (revelación) de la deformación de la psique y esta
apocálipsis se manifiesta por la energía increada de la divina Luz
en el corazón psicosomático del hombre. El nuevo Testamento empieza
y acaba con la metania (Mt 3,2 Lc 24,47)
Metania se llama
también confesión y es uno de los Misterios de nuestra Iglesia
Ortodoxa, con el cual se facilita la absolución y perdón de los
pecados, aceptación, confesión, arrepentimiento, rectificación y
terapia, sanación. También se llama así a un gesto reverente que
se acostumbra hacer en la veneración Ortodoxa. Hay dos
metanias-genuflexiones distintas: una es un simple movimiento de la
cabeza hacia abajo y otra grande reverencial, arrodillándose. (Ver
también sobre este término en nuestro libro “12 Léxis
apocalípticas” en el blog en español: www.logosortodoxo.com).
La confesión general
a través del Misterio de la Metania es el
misterio del verdadero psicoanálisis.
El que está en metania
se autoreprocha, se autocritica y se humilla y así atrae la Divina
Jaris (gracia, energía increada). La culminación de la
metania es la confesión de toda nuestra vida en un Guía
Espiritual o Yérontas. El cuidado después de la confesión en no
repetir los errores del pasado y el esfuerzo en hacer los contrarios
bienes, así se completa correctamente el proceso psicoterapéutico.
Es bueno que la confesión
de nuestra vida se repita de tiempo en tiempo. El multicarismático
sabio y ahora santo Porfirio enseñaba que esta confesión general
“psicoterapia”, sana al hombre no sólo de los daños de sus
pecados personales, sino también de distintos traumas psicológicos
y de las vivencias o problemas hereditarios de sus antepasados. La
confesión general el santo Yérontas la llamaba “Divina
Psicoanálisis”.
Esta importante función
del Misterio de la confesión, es decir, la terapia de los traumas
psicológicos del hombre, se nos ha sido apocaliptada-revelada por el
Santo Yérontas Porfirio.
Un hijo espiritual del
Yérontas nos narra: “El Yérontas veía en el interior de la
psique-alma de los hombres lo que el Dios le apocaliptaba-revelaba.
Para una persona conocida mía me dijo: “veo dentro de su psique
una cosa mala y muy sucia. Es un trauma, pero es antiguo y es
demoníaco. No sé exactamente lo que es esto; puede ser que el Dios
me lo apocalipte-revele más tarde”. Y después de unas semanas:
“Esta cosa mala que vi en la psique de esta persona se puede
marchar y expulsar, pero sólo si esta persona se diviniza y se sana
con la energía increada. Entonces cambia el hombre con la increada
energía de la divinización. Por muy pecador que sea todos los
traumas psíquicos se van. Hoy en día los médicos todas estas cosas
las llaman “enfermedades psíquicas o mentales”, pero en realidad
son influencias e infecciones demoníacas y se deben a los pecados”.
(“Junto con el Yérontas Porfirios”, por Konstantino
Gianitsiotis, pág 122)
El hombre cuando se
confiesa y está en metania, a través de la energía
increada, junto con la remisión y absolución de los pecados, se
corrige y se diviniza o santifica y así recibe la sanación de sus
heridas que le ha provocado el maligno astuto, el mundo (la gente y
los pazos) y su propia negligencia y pereza espiritual.
Las personas
estigmatizadas con problemas morales, psicológicos, neurológicos,
sociales, conyugales y familiares u otros problemas personales se van
terapiando y sanando, y así poco a poco se van preparando para
unirse a la nueva familia inmensa de la Realeza increada de los
Cielos. La terapéutica energía increada del Misterio de la Santa
Confesión abraza o abarca toda la existencia psicosomática del
hombre.
Decía el Yérontas y
nuevo Santo Porfirio: “En el momento que dices estas cosas al
confesor, viene la Divina Jaris (gracia, energía increada) y
te libera de todas tus malas experiencias, de las heridas, las
culpabilidades y de los traumas psicológicos, porque el confesor ora
ardientemente al Señor para que seas liberado de todas estas cosas”
(3). Hay situaciones o comportamientos que vive el ser humano en los
que se esclaviza y que son debidos a los traumas infantiles o
fetales.
“Cada ser humano ha
recibido en su interior también experiencias vividas de los padres y
especialmente de la madre” (4). La Jaris (energía
increada) de Dios que se “irradia” del guía espiritual durante
la Confesión General, alivia, emblandece y cierra estas abiertas
heridas ensangrentadas.
El proceso de la
confesión General que el Yérontas llamaba “la Divina
Psicoanálisis” es la que conduce a la verdadera psicoterapia.
Exteriormente la Confesión General decía el Yérontas se parece con
la psicoanálisis. En realidad es algo muy superior, muy profundo y
muy eficiente. En la “psicoanálisis mundana” se hace un raspado
de la psique humana, pero sin la capacidad de terapia y sanación. Es
“un continuo hablar, un charlatanear sin final” que no conduce a
ninguna parte, incluso puede perjudicar y dañar.
Por la “psicoanálisis
mundana” se produce daño y perjuicio, puesto que cuando uno: a) se
recuerda del pasado y b) se ocupa de los sueños, no hace nada más
que remover el estanque; estos dos métodos los Santos Padres nos los
prohíben hacer. Como resultado de esto tenemos enturbiamiento de la
psique y emanación de fétidos vapores que contaminan e infectan aún
más al ser humano.
Sin embargo, la Confesión
General proporciona la Jaris (energía increada) terapéutica
a parte consciente y a la inconsciente del hombre y opera como una
“divina psicoanálisis y psicoterapia verdadera”.
El padre y santo
Porfirios se refiere a muchos casos de terapia “psicoterapia” a
través de la Confesión General.
Decía sobre una señora
que se confesaba en él: “Al momento que se confesaba la observaba
dentro en su psique y veía que iba la Jaris (energía
increada) en su interior, así tal como yo la estaba mirando” (5).
El Guía Espiritual
ortodoxo, cuando ora, irradia y emite rayos de divina Jaris
que terapian, sanan al que se está confesando. Decía el Yérontas
que todos los Guías espirituales y confesores ortodoxos tienen esta
jaris y cuando oran y bendicen la irradian y la emiten como
conductos transmisores”.
Aconsejaba a un hijo
espiritual lo siguiente: “Hijo mío, tienes que hacer una Confesión
General en ciertos tiempos de tu vida, porque los distintos traumas
psicológicos o varios acontecimientos nos producen enfermedades
psíquicas y somáticas o corporales. En la confesión no debemos
decir sólo nuestros pecados, sino también los distintos loyismí
(pensamientos, ideas, fantasías, reflexiones), por ejemplo, de
miedo, de tristeza, de alegría que nos suceden por varios
acontecimientos, como son muertes, seísmos, bodas, pensamientos de
poca fe, etc.”.
Sólo la Iglesia hace
psicoterapia y sana la psique humana.
Ψυχή Psique alma,
ánima, el término viene desde la antigüedad y se usa igualmente
hasta hoy.
En el Nuevo Testamento y
en los santos Padres, se usa a menudo en vez de la palabra anzropos,
ser humano, hombre, (Rom.13,1). A veces en la Sagrada Escritura
significa simplemente la vida. (Mt 2,20. Jn 10,11. Rom 16,4). Pero
psique se dice sobre todo del elemento espiritual, no material
de nuestra existencia (Mt 10,28); Es la base substancial que vivifica
el cuerpo. Es un componente de las dos
partes de nuestra naturaleza; el otro es el soma, cuerpo. El cuerpo
no contiene la psique sino que la psique contiene y conjunta al
cuerpo. La prueba está en que cuando la psique sale del cuerpo este
se convierte en cadáver y se disuelve. Los hombres tienen psique con
esencia y energía, por eso tienen nus, logos (lógica)
y espíritu, el cual espíritu, es la increada energía Jaris
que vivifica el conjuntado cuerpo; nus y logos están
unidos e inseparables de la psique después de la muerte física; los
animales tienen psique por energía por eso no tienen nus y
logos (lógica). (Ver también sobre este término en nuestro
libro “12 Lexis apocalípticas” al blog en español:
www.logosortodoxo.com).
La instrucción psicoterapéutica es una. No hay
muchas terapias, psicoterapia para el nus y la psique, una es:
es esta de la Iglesia Ortodoxa. Las “llamadas
psicoterapias” que circulan por el mundo, por lo menos aquí en
Grecia son unas 120; y no es mía esta expresión: “los llamados
psicoterapeutas y psiquiatras”, es del padre y nuevo santo
Porfirios el Athonita.
¡Ciento veinte métodos de “psicoterapia”
circulan hoy aquí en Grecia, imaginaos en el mundo! De esto uno
entiende que allí dentro de estos sistemas y “tiendas
psiquiátricas” no existe terapia. Porque si lo hubiera no hacían
falta ciento veinte o más métodos. Donde uno ve muchos fármacos y
muchos métodos para la misma enfermedad, significa que no tenemos un
tratamiento de psicoterapia efectivo, ni conocemos la terapia.
Los llamados psiquiatras, psicólogos y
psicoterapeutas no conocen qué es la ψυχή (psijí,
psique, alma). Diría que es absolutamente cierto que estos hombres
no conocen psicoterapiar, sanar la psique, simplemente porque ni
siquiera conocen lo que es psique. Sólo la Iglesia ortodoxa y
los Santos Padres conocen qué es la psique, por supuesto que a
medida de lo posible que se les ha dado a conocer por el Supra-sabio
Dios.
Los llamados psiquiatras mundanos no hablan ni
conocen nada sobre la catarsis del nus. Si uno observa este
tipo de “psicoterapias” que circulan por ahí lo comprobará…
Además el término “psicoterapia”, tal y como se utiliza por los
asuntos mundanos es un error –es una burla, una ridiculización del
bello término helénico. Igual que los términos “psiquiatría”
y “psicología” son ridiculeces de las especialidades que
representan, porque todos ellos no sirven a las especialidades
homónimas, no saben qué es la ψυχή (psijí, psique,
alma). ¿Cómo, pues, psicoterapiarán, sanarán sin saber nada de lo
que van a sanar?
Si uno lee todos los léxicos en relación con el
término o estudia los libros psicológicos, en ninguna parte
encontrará que escriban algo sobre lo que es la ψυχή (psijí,
psique, alma). No dan ninguna definición sobre la psique o dan una
descripción muy periférica, se refieren al comportamiento o la
conducta. Y todos estos métodos, los llamados “psicoterapéuticos”
sustancialmente son métodos de control y rectificación del
comportamiento y de la conducta que sólo pueden ofrecer al paciente
un alivio superficial; no son métodos de terapia de la psique.
Ninguno toca la psique.
La terapia,
psicoterapia de la ψυχή (psijí, psique, alma) es
obra solamente de la Iglesia Ortodoxa.
Sólo la Iglesia ortodoxa puede
psico-terapiar la psique y sanar la “noerá energía”, el
nus del hombre. Y tiene un método concreto, no hay otro. Es
el método de Catarsis, Iluminación y Zéosis o glorificación. Esta
instrucción terapéutica de la psique una y única, pues, es la que
existe en la Iglesia ortodoxa. Y esto debemos entenderlo bien:
la terapia de la psique es obra solamente de la Iglesia ortodoxa
y de nadie más.
Es inaceptable, por ejemplo, que uno venga a
confesarse (esto lo digo para nosotros los Guías espirituales) y
mandarlo en terapia psicológica mundana. Atención, si el hombre
tiene necesidad de tomar fármacos porque padece de sus nervios, le
mandaremos al médico, sí, pero no para terapia de su psique…
porque ninguno de estos llamados “psico-terapeutas” sana la
psique.
Es posible que el hombre con los pecados que ha
cometido haya perjudicado también su sistema nervioso. Porque la
psique afecta también al sistema nervioso. Y si uno comete graves
errores y grandes pecados en la psique entonces afecta al cuerpo y
todo el sistema nervioso. Allí hace falta tomar fármacos. No es el
rol del psiquiatra esto. El psiquiatra en este momento no hace
psicoterapia sino neurología, hace terapia de los nervios. No se
permite decir que es psiquiatra, sino neurólogo o neuro-terapeuta.
Sana los neurotransmisores, las neuronas, etc.
Vemos, pues, que el término “ψυχίατρος
psijíatros psiquiatra, terapeuta de la psique” es engañoso,
sin querer perjudicar posibles buenas intenciones de estas personas.
Conozco que la mayoría de ellos intentan ayudar a su prójimo, y a
medida que saben intervienen terapéuticamente al sistema neurótico.
Sólo la Ortodoxia hace psicoterapia real, es
efectiva y sana verdaderamente la ψυχή (psijí, psique,
alma) humana a través de la Divina Jaris (gracia, energía
increada) dentro en la Iglesia Ortodoxa.
La pérdida
de la instrucción terapéutica Ortodoxa de
los heréticos. Nuestro Cristo es llamado médico.
Los que están fuera de la Iglesia, -aunque se
autoproclaman “cristianos”- han perdido esta terapéutica. En
todos los heréticos en ninguna parte de ellos encontraréis que
hablen de terapia o psicoterapia del hombre, es decir, los que se han
marchado de la Iglesia Ortodoxa, (papistas, protestantes,
etcétera). Han perdido el método psicoterapéutico. Se han alejado
de esta tradición, ya no piensan ortodoxamente (en el marco
de terapia de la enfermedad del nus).
Aquí radica también la diferencia de la Ortodoxia
de todas las otras religiones y dogmas. Ninguna religión habla de
terapia tal y como lo hace la Iglesia Ortodoxa. Si buscamos en
las “oraciones, bendiciones” y en nuestra Divina Liturgia, veréis
que en repetidas ocasiones nuestro Cristo es llamado “el Médico,
el Terapeuta de nuestras psiques y cuerpos”. El Cristo es nuestro
Médico, el Terapeuta y nuestro Psiquiatra. Si buscamos en la
tradición papista o en la protestante, esta nominación de nuestro
Cristo como médico no existe en ninguna parte. Sólo en tradición
ortodoxa existe esta nominación, porque precisamente sólo la
tradición ortodoxa realiza la terapia de la psique y la sana.
Por qué se ha perdido
la tradición terapéutica de Occidente.
¿Pero, por qué se ha perdido esta tradición
psicoterapéutica de los papistas, los llamados romano-católicos y
los protestantes? ¿Por qué cuándo los hablamos de instrucción
terapéutica se extrañan? Porque la necesidad de la “catarsis” y
de la “iluminación” es una necesidad de cambio interior y esta
se ha marchado de estos hombres desde el momento que han perdido la
Ortodoxia, es decir, la correcta doxa (consideración y fe)
sobre el Dios. Han cambiado los dogmas y la teología, por eso a
continuación perdieron también las recetas terapéuticas para sus
existencias y sus vidas.
¡Los dogmas son los que salvaguardan la Verdad y la
vida! Cuando alteras y estropeas los dogmas ya no tienes “cerco”
para la vida correcta. Cuando ya no hay barreras y vigilancia,
entonces fácilmente se introduce en la vida la mentira y el engaño.
También sucede a la inversa. Es decir, cuando se
altera la vida, entonces se producen dogmas alterados y corruptos
para acomodarse en esta vida arrogante, alterada y corrupta. Los
dogmas alterados se asimilan con los medicamentos alterados que no
sólo no sanan sino que empeoran la enfermedad. Los dogmas correctos
sanan, “psicoterapian” la psique. Los corruptos y falsos la
enferman.
Precisamente esto ocurrió en la antigua Europa
ortodoxa que sufrió la invasión de los Francos. Así
Occidente conquistado por los heréticos, más bien de los bárbaros
Francos, al principio fue alterada la vida. Después por los mismos
Francos se alteraron los dogmas. Así se perdieron los fármacos,
medicamentos y la receta terapéutica ortodoxa, incluso la
instrucción ortodoxa la que da al hombre la capacidad de
realizar su destino que es su semejanza a Cristo. ¡Ahora, en los
papistas y los protestantes no es el hombre el que cambia sino el
Dios!
Debemos cambiar y
hacernos hombres de Dios.
Acordaos cuando decíamos que en la Ortodoxia
debemos cambiar, debe cambiar el hombre, es decir, estar en metania,
psicoanalizarse y psicoterapiarse en Cristo. Debe cambiar nuestro
nus, nuestra mentalidad y hacer la catarsis del corazón
vaciándose de todo para llenarse de nuestro Cristo. Debemos cambiar,
convertirnos.
Por eso que no os moleste cuando os dicen: Has
cambiado…
Sí, he cambiado. Pero la cuestión es: ¿hacia
dónde he cambiado?…
Has cambiado porque has entrado en la Iglesia y
te han engañado los curas…
Sí… Pero la verdad es que es necesario
cambiar.
Si nos dicen que “has cambiado”, pues, no
nos avergoncemos ni tengamos miedo a decir… Sí, he cambiado.
Cuando nos dicen que
“hemos cambiado” lo que intentan es golpear y picar nuestro
egoísmo y nuestra vanagloria Ya que esto precisamente es lo que
debemos hacer: tenemos que cambiar y de enfermos hacernos sanos,
saludables. Que no permanezcamos enfermos para hacer ver que
supuestamente somos caracteres “estables”, firmes y enteros, ni
tampoco es despreciativo aceptar y decir que hasta ahora “habíamos
tomado un camino de vida equivocado”…
En los heréticos,
papistas, protestantes, etc., el que cambia es el Dios.
En contra de la teología ortodoxa, los
heréticos, los cuales son excesivamente egoístas y soberbios,
predican que no es el hombre que debe cambiar. Supongo que conocéis
que la herejía proviene de la soberbia y del egoísmo. Todos los
jefes de las herejías eran hombres muy soberbios y orgullosos. ¡Para
ellos el Dios es El que cambia y no el hombre! Esta cosa lo han hecho
teología. Mientras que la verdad es lo contrario. El Dios es
inalterable, no cambia nunca. También, como decimos en la teología
Ortodoxa, el Dios es perpetuo, es siempre el mismo antes de
todos los siglos; es perfectísimo y superior a toda perfección. Por
eso no necesita ningún desarrollo, mejora o cambio.
¡Ay si Dios cambiara! ¡Esto significaría que el
Dios tiene pazos (pasiones, emociones y vicios)! Por supuesto
que no… El Dios no tiene pazos; es inalterable. ¡Sin
embargo, en la teología de los heréticos (papistas, protestantes…)
el Dios cambia!
Observad ahora cómo esta teología en parte se ha
introducido e intenta introducirse también en nosotros los
ortodoxos. El gran Padre Romanidis dice: “En los papistas y en los
protestantes, el hombre no cambia. La única cosa que el hombre hace,
según ellos, es que se hace chico bueno. Es decir, cambia de alguna
conducta y comportamiento exterior. Pero su esencia, su psique, es
decir el hombre esencial no cambia. Simplemente exteriormente se hace
“chico bueno”. Y cuando el hombre de chico malo que es se ha
hecho chico bueno, entonces el Dios le ama. De lo contrario el Dios
le aborrece, le detesta.
¡Observad qué teología!... totalmente equivocada!
¡Es decir, que el Dios según ellos puede odiar y detestar! ¡Si uno
permanece chico malo entonces el Dios no le quiere! Y esta percepción
en algunas partes ha pasado también en nosotros e intentan pasarla…
Si el hombre se hace chico bueno entonces el Dios cambia, se alegra y
se hace bueno! Veis dónde acabamos…! Y si el hombre se hace chico
malo entonces el Dios se enfada y donde antes le amaba ahora le
odia!!!
Desgraciadamente este tipo de percepciones e ideas
dominan en Europa. Esta es la teología de Occidente. Esencialmente
toda esta teología es una refutación, anulación de Dios, porque el
Dios no es así. Por eso Occidente ha llegado a la negación de Dios
y al ateísmo. (Sobre este tema podéis leer el artículo del teólogo
Nelas en la siguiente dirección: http:
//www.alopsis.gr/ alopsis/ Nellas.htm “La teología de la
muerte de Dios Ἡ θεολογία τοῦ θανάτου τοῦ
Θεοῦ”).
La relación tipo comercial con el Dios.
La relación ortodoxa con el Dios debe ser
agapítica, con agapi (amor desinteresado) y no tipo comercial
para que lo pasemos bien nosotros. Relación tipo comercial tienen
los creyentes de las demás religiones con sus supuestos dioses (es
decir, los demonios). Ellos dicen: “iré al mago o al sacerdote, al
hinduista, al yogui, etc… le daré dinero o cualquier cosa
material… haré mi sacrificio y ofrenda para que aquel me lea una
oración especial y me vayan bien las cosas, para no tener
enfermedades y tener buenas cosechas, para que vaya bien mi coche, mi
cuenta corriente y las acciones en la bolsa, etcétera…”
Desgraciadamente esta tendencia muchas a veces está también dentro
de muchos ortodoxos.
Un ejemplo, que muestra el grado de ignorancia
y alteración muchas veces de nosotros los ortodoxos, es el
siguiente:
“Decimos la Sacerdote que venga a nuestra
casa para hacer el misterio del Εὐχέλαιο (efjéleo)
Bendición o Santificación de Oleo o santificar la casa con agua
bendita.
-Y el cura pregunta: para qué.
-Y respondemos: Así para el bien, para que me
vayan bien las cosas…
¿Pero qué bien? No
sabemos lo que es el bien.
Por ejemplo, ¿Por qué hacemos el Misterio
Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición Santificación de
Oleo?
Pues, el Εὐχέλαιο
(efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo, es un Misterio
especial de la Iglesia que se hace cuando uno está enfermo; conecta
directamente con la Confesión, con la Metania. ¿Cómo va a
venir el Dios a curarte cuando tú no tienes relación esencial con
Él, no Le amas, no te confiesas ni te arrepientes y no cambias de
mentalidad y vida? ¿Para qué quieres el Εὐχέλαιο (efjéleo)
Bendición o Santificación de Oleo entonces?: ¡así simplemente
para el bien, para bendición… dicen algunos “para estar bien con
el Dios”, rebajando y convirtiendo el Εὐχέλαιο (efjéleo)
Bendición o Santificación de Oleo; como un acto mágico!
¿Cómo harás estos Misterios, si no haces Metania,
Confesión y arrepentimiento, si no pides perdón por las cosas malas
que has hecho? ¿Cómo restablecerás tu conexión y comunión con el
Dios? ¡Si acaso piensas que aplacarás y suavizarás a un
Dios-policía enfadado y vengativo! Esta percepción es totalmente
equivocada. Porque el Dios no tiene necesidad de suavización y
aplacamiento. … El Dios siempre nos ama…tanto si somos pecadores
como justos, aunque estemos en el infierno allí también nos ama.
Incluso si a causa de nuestros graves y pesados pecados nos
endemoniamos también entonces nos ama, ama hasta los demonios…
Dios ama todo el mundo.
Es cierto que el Dios no cambia nunca; somos
nosotros que debemos cambiar, arrepentirnos y regresar a Dios, de
modo que venga a trabajar en nuestro interior…
Con los pecados que cometemos, construimos paredes
alrededor nuestro y no puede traspasar la agapi, la energía
increada Jaris de Dios en nuestra psique y hacernos bien y
psicoterapiarnos. Entonces nos convertimos en desgraciados. Si no
derrumbamos esta pared con la metania, por muchos trucos
mágicos que hagamos no podemos conectar y comulgar con el Dios. Así
no se hace nada.
¡Así pues, según la teología tergiversada de
Occidente, el hombre cuando es bueno entonces el Dios le ama!...
Durante la Segunda
Parusía (Presencia) todos veremos a Dios pero unos como luz increada
y otros como fuego increado.
Una cosa es segura: durante la Segunda Parusía
(Presencia) todos veremos y viviremos a Dios, tanto los salvados como
los infernados. Pero la diferencia está en cómo Le veremos. Si
tenemos nuestros ojos espirituales abiertos, es decir, el nus
sanado mediante la catarsis, veremos a Dios como dulcísima Luz
increada. Pero si tenemos nuestros ojos espirituales, es decir, si
nuestro nus está oscurecido, entenebrecido de los pazos,
-porque no nos hemos preocupado a través de la Metania abrir
nuestros ojos espirituales mientras estábamos en esta vida-
¡entonces Le veremos como “fuego abrasador, consumador”, como
fuego candente!
Aquí debemos recalcar algo muy importante:
La apertura o el abrir de
los ojos espirituales de la psique es obra de esta vida provisional.
Sólo en esta vida se hace esto, no en la otra, la eterna…y se debe
hacer de nosotros en sinergia o cooperación siempre con la divina
Jaris (gracia, energía increada) que se proporciona a través
de los santos Misterios de la Iglesia Ortodoxa.
La Iglesia Ortodoxa, pues, tiene este
papel: prepararnos de manera que veamos a Dios como dulcísima Luz
sin crepúsculo e increada y no como “fuego abrasador”.
Pensad hoy en día si sacásemos un ciego al
sol.
¿Ve?
Por supuesto que no ve…pero siente la quemadura
del sol y sufre…
Al contrario, uno que tiene los ojos abiertos
se alegra de la luz y de toda la belleza de Dios. Esta es la
diferencia y esta es la obra de la Iglesia Ortodoxa:
Darnos ojos espirituales
y nos conceda sensores espirituales para que disfrutemos con el Dios,
con Su energía increada desde aquí y ahora en esta vida como
dulcísima Luz increada.
Qué es la nipsis
Νήψηs
(nipsis)
Sobriedad, su principal
interpretación es sobriedad, o sea, el estado aquel que es contrario
a la embriaguez. Metafóricamente en el lenguaje ortodoxo y
escritura, es la sobriedad espiritual, lucidez, vigilancia y alerta
que se expresa por la actitud del cuidado y la vigilancia, donde el
hombre inspecciona y cuida su pensamiento interior y su fantasía o
imaginación. A la vez supone inspección y vigilancia del corazón y
del nus.
La nipsis
depura la oración y la oración purifica, clarifica la nipsis.
San
Hisíjio en la Filocalía nos describe algunos métodos de la nipsis:
13. Ahora bien, cuántos métodos y maneras de nipsis
existen, según a mí, que pueden hacer la catarsis y limpiar el nus
de los apasionados y malos loyismí,
no dudaré ni me cansaré de mostrártelos con un lenguaje sencillo y
sin adornos. Porque no me parece bien, en tiempos de guerra
espiritual, esconder y disfrazar dentro de este logos
la utilidad mediante palabras elegantes; sobre todo cuando es
dirigido a personas sencillas. Dice Pablo: “Y tú hijo mío
Timoteo, presta atención lo que estudias y lees” (Tim 4,13).
14. Un
método de nipsis
es examinar frecuente y atentamente la fantasía del malo y astuto
loyismós;
es decir, el “ataque o asalto”, porque el satanás sin la
fantasía no puede crear loyismí
y presentarlos al nus
para engañarlo.
15.
Otro método es mantener el corazón siempre en profundo silencio e
hisijía,
alejado de todo loyismós,
y orar.
16.
Otro método es rogar, suplicar continuamente al Señor Jesús Cristo
con humildad para que venga en ayuda.
17.
Otro método es tener ininterrumpido el recuerdo de la muerte.
18.
Sobre el importante método que consiste en mirar sólo al cielo
considerando a la tierra como nada, es también una práctica tan
eficaz como otras, hablaré al respecto más en extenso en otro
momento, si ello place a Dios y me inspira logos.
Todas estas prácticas, querido mío, son como porteros terribles que
impiden los pensamientos malignos y viles.
Metropolita
Ieroteo Vlajos: «Hablando sobre la nipsis
ortodoxa
entendemos la alerta y atención del hombre en mantener limpio su nus
de varios loyismí
(pensamientos, reflexiones) e imágenes, fantasías que mortifican su
libertad interior y su claridad, limpieza y le separan de la comunión
con Dios que consiste en la gnosis (conocimiento increado) de Dios.
En el corazón se debe de encontrar sólo el nus, la
atención y su energía y no los loyismí. Esta
nipsis se
llama por los
Padres de la
Iglesia también
como “santa hisijía”
o santa serenidad o serenidad cardíaca (del corazón
psicosomático)».
La
nipsis es
el camino para la adquisición de cada virtud y los mandamientos,
logos de
Dios.
Qué
es Ἡσυχία
(hisijía), hesiquía
Ἡσυχία
(hisijía), en la
tradición
ortodoxa
como término ascético-teológico, principalmente es la paz del
corazón, el estado del nus en serenidad sin molestias,
permanencia en Dios, la liberación del corazón de los
pensamientos-reflexiones (loyismí) y liberación de los pazos
influenciados por el ambiente de manera que
permanezca en Dios. Es vivencia
interior y no
se relaciona
necesariamente con
las condiciones
exteriores. La hisijía es el único
camino por el que el hombre llega a la zéosis, expectación o
semejanza. La hisijía del cuerpo es el ayudante para llegar
el hombre a la noerá (del nus) hisijía.
San Simeón el Nuevo
Teólogo dice: «Hisijía es estado imperturbable del nus
y del corazón, serenidad, libertad y gozo de la
psique,
base sin olas, contemplación de la luz, rapto del nus,
homilía ilustre y clara hacia Dios, ojo vigilante sin dormir,
oración noerá
o del corazón, asimilación y unión con Dios y finalmente zéosis y
descanso sin dolor de los grandes dolores de la ascesis».
Hablando
sobre la nipsis
ortodoxa,
entendemos la
alerta, atención
y prontitud del
hombre en
mantener y tener
su nus
limpio de
distintos loyismí
e imágenes
que mortifican su
libertad interior
y su limpieza
separándole de
su comunión-conexión
con Dios, que consiste en la gnosis de Dios. Esta nipsis
se califica de
los Padres de
la Iglesia como
“santa hisijía”.
Así,
pues, hisijía
entendemos el método aquel que utiliza todo hombre para unirse con
Dios y superar la muerte, que es uno de los mayores problemas del
hombre.
Qué es el ἡσυχασμός hisijasmo
o hesycasmo
Cuando hablamos de ἡσυχασμός hisijasmo
o hesycasmo, no vaya nuestra mente a los ascetas y eremitas que están
en el desierto en quietud y serenidad. El hisijasmo es el
método terapéutico de la Ortodoxia. Todos nosotros debemos utilizar
este método, hacer hisijasmo. Diríamos que es un “paquete”
completo de acciones y energías psicoterapéuticas. Ahora en este
espacio no puedo analizar mucho, pero el hisijasmo es todo
esto que consiste y sugiere nuestra Iglesia ortodoxa como
medios terapéuticos y métodos: ἄσκηση-áskisis (ascesis,
ejercicio, práctica espiritual), oración incesante, la oración del
corazón, metania, vida litúrgica, etc.
Ήσυχασμός
(hisijasmós)
hesycasmo es el método de catarsis e
iluminación del corazón y del nus
humano, es la
Cristocéntrica
vida espiritual
ortodoxa.
Con este término expresamos la
totalidad de la lucha cristiana ortodoxa
que trata de cumplir los mandamientos de Cristo, la lucha contra los
pazos, la
catarsis del corazón, la atracción de la divina Jaris
(energía increada), la consecución de los dones divinos, la
Iluminación espiritual y la Zéosis o deificación y, finalmente, la
oración por todo el mundo.
En síntesis, la causa y finalidad de las creaciones
de Dios: a dónde van y con quién deben de unirse para completarse y
glorificarse; la visión contemplación de la increada luz, la manera
que el hombre se va desarrollando y se transforma todo en luz, todo
un ojo (nus), todo un sentido espiritual en Χριστóς
Jristóς Cristo.
El método
de la gnoseología
sobrenatural en
la Tradición
Ortodoxa
se llama
Hisijasmo y
se identifica con
la nipsis-catarsis
del corazón.
El hisijasmo
se identifica con la Ortodoxia. El hisijasmo
fuera de la
praxis hisijasta es
patrísticamente o de parte de los santos Padres Ortodoxos
impensable.
El hisijasmo no tiene ninguna relación con
el pietismo (exterior) todo lo contrario. El pietismo se ha
desarrollado por los protestantes que trata de praxis exteriores, que
no tienen nada de ver con lo interior. En la Ortodoxia hablamos de
movimiento del como imagen al como semejanza y unión con Dios por la
increada jaris, los misterios y la ascesis.
San Isaac el Sirio: La vida Hisijasta se practica
principalmente la oración noerá o del corazón o de Jesús (el
centro de las fuerzas psicosomáticas del hombre): «Jesús
Cristo Kirie-Señor, eleisón me, compadécete, ten
misericordia o compasión de mi, que soy pecador».
Ἡσυχασμός
(hisijasmós) hesycasmo: forma de vida de los Monjes
anacoretas, que buscaban a conectar y comunicarse con el Dios a
través del aislamiento, la hisijía y el silencio.
El hisijasmo poco a poco se hizo un movimiento espiritual que consiste en autoconcentración, el recogimiento, la nipsis y la oración incesante, principalmente la oración del corazón o la invocación del nombre de Jesús: «Κύριε Ιησού Χριστέ, Υιέ του Θεού, ελέησόν με. Kirie Jesús Cristo Hijo de Dios, eleisón me». Primer maestro del Hisijasmo fue el alumno de Orígenes, Evagrio (399 dC). Fundadores y representantes del ortodoxo Hisijasmo son: San Macario de Egipto, san Diádoco de Fótica, San Juan el de la Escalera, san Simeón el Nuevo Teólogo, san Gregorio Palamás, san Nicodemo el Aghiorita, san Serafín de Sarof…
El hisijasmo poco a poco se hizo un movimiento espiritual que consiste en autoconcentración, el recogimiento, la nipsis y la oración incesante, principalmente la oración del corazón o la invocación del nombre de Jesús: «Κύριε Ιησού Χριστέ, Υιέ του Θεού, ελέησόν με. Kirie Jesús Cristo Hijo de Dios, eleisón me». Primer maestro del Hisijasmo fue el alumno de Orígenes, Evagrio (399 dC). Fundadores y representantes del ortodoxo Hisijasmo son: San Macario de Egipto, san Diádoco de Fótica, San Juan el de la Escalera, san Simeón el Nuevo Teólogo, san Gregorio Palamás, san Nicodemo el Aghiorita, san Serafín de Sarof…
El hisijasmo
en la ciudad
Pero me dirán: ¿Padre Savas, nos vas hacer monjes?
Yo no me avergüenzo os lo diré: sí, pero sin túnicas, pero con
conducta y actitud hisijasta dentro de vuestra casa con vuestra
familia y en vuestra ciudad. Porque este tipo de vida conduce al
restablecimiento de la salud psicosomática del hombre. Este método
psicoterapéutico que se está salvaguardando con sangre y martirio
en los Monasterios Ortodoxos -a pesar de las persecuciones que sufre
desde la época de Jesús Cristo- cuando la pongamos en nuestra casa,
en nuestra psique y se aplica, entonces nos “psicoterapiamos”,
nos sanamos psicosomática y plenamente.
Hoy desgraciadamente casi en exclusividad sólo en
los monasterios ortodoxos se salvaguarda la verdadera psicoterapia.
En los tiempos Bizantinos estaba también entre la gente del mundo.
Esta psicoterapia la vivían y la aplicaban muchos hombres laicos, es
decir, eran hisijastas en el mundo. ¡Si leéis, por ejemplo a san
Efrén el Sirio (siglo 4), veréis que dice que en las ciudades se
hacía ascesis ejercicio espiritual más que en los monasterios!
Hoy te dicen que: “estas cosas se han perdido, una
cosa es ser laico y otra monje. Te dirán que está justificado que
la vida del laico en el mundo sea más “light”, no puede hacer un
laico lo mismo que un monje”. ¡Totalmente equivocado, grandísimo
error! Todos estamos enfermos, laicos y monjes. Si no entras al
proceso de terapia del hisijasmo, aunque seas monje en el
monasterio no te sanas: ¡no te sana el lugar sino el método, la
forma!
Así que cuando oímos hisijasmo, entendemos
todo este método terapéutico.
La vivencia y
experiencia de la terapéutica ortodoxa es para
ayudar también al prójimo.
Este es el papel de la terapéutica ortodoxa.
Nosotros los ortodoxos que actualmente estamos dentro en el
terrorismo internacional, en la brutalización y la desesperación,
ahora es cuando debemos tener abiertos nuestros ojos (físicos y
psíquicos), aprender bien y correctamente el método
psico-terapéutico ortodoxo… Aprender bien este método, no
encefálicamente, intelectualmente sino experimentarlo, vivirlo.
Debemos tener en nuestro interior salud espiritual para así poder
ayudar a este mundo afligido, a la gente desesperada que nos pedirá
ayuda.
El padre y ahora santo Paísios decía:
“Vendrán días que la gente os cogerán de la manga y os dirán:
“dinos algo de Cristo”.
¿Qué les vamos a decir
entonces sobre Cristo? ¡Mirad que bellas vestimentas, o túnicas
tenemos, qué bonitas Iglesias y qué imágenes (iconas) más bellas!
Esto a ellos no les dice nada. No son estas cosas que atraerán, sino
la terapia de la psique que se les ofrecerá a través de la
Ortodoxia. Este tipo de obras de arte que incluso las honran como
ídolos, ellos también tienen. La Ortodoxia no los atraerá con
ofrecerles nuevos ídolos como haría cualquier religión. La “baza”
de la Ortodoxia por la que conquistará el mundo es su método
terapéutico, a través de la que se psicoterapia, se sana y sólo
por ella se sana la psique humana!!!
El propósito de la Ortodoxia no es dar en los
nuevos creyentes un nuevo “fetiche” o amuleto. Hasta ahora los
negros por ejemplo en África, los idolatras… tenían sus propios
“fetiches”.
Ahora bien, ¿los Ortodoxos qué propósito
tenemos? ¿Acaso reemplazar con obras de arte y fetiches de los
negros con nuevos “ortodoxos”? ¿O a caso los Ortodoxos deben ir
en misiones para los pueblos paganos para cambiarlos la religión y
los fetiches?
-¡Por supuesto que no! Teníamos como fetiche
el hueso del mono u otra cosa nos dirán, ¿entonces qué? ¿Les
ofreceremos como fetiche la cruz?
¡Ay si se ofrece así la
Ortodoxia!… Otra vez resultará ser una superstición. Para los
paganos será otra vez una nueva religión y no la verdadera
psicoterapia. Si no les damos la terapéutica de la Iglesia Ortodoxa,
si con la Jaris, (gracia, energía increada) de Dios no les
sanamos, entonces no habremos hecho nada… Pero para que tú des al
otro esto, debes primero hacerlo tú en ti mismo.
El que se
“psicoterapia”, se sana en la Ortodoxia puede instruir también
en la terapia y sanar a su prójimo.
Aquí es donde podríamos decir lo admirable y bello
de la Ortodoxia. Cuando has hecho en ti mismo la psicoterapia
ortodoxa, es decir, te has psicoterapiado y sanado a través
de la Jaris (gracia, energía increada) de Dios, después te
conviertes en terapeuta o médico de la psique de los demás… No os
parezca extraño o raro esto. ¡Te conviertes en Guía padre y madre
espiritual! Aunque no te vistas con sotana o hábito. Adquieres hijos
espirituales… Puedes mostrar la Luz increada y ayudar también a
los demás.
Desde el momento que entras en el proceso de la
catarsis y te vas iluminando, comienzas a ejercer una terapia también
a los que están en tu alrededor. ¡Esta es la belleza y la grandeza
de la Ortodoxia!... ¿Por qué? Porque te conviertes esencialmente ya
portador del Espíritu Santo y el Espíritu Santo es El que ejerce
esta terapéutica. No eres tú el que lo hace, ni en ti, ni en los
demás, sino el Dios lo hace… el Espíritu Santo.
Esta es la verdadera,
ortodoxa y santa misión. La Iglesia ortodoxa no hace
misión sacra tipo occidental: mandar legiones de misioneros para
someter y subyugar, esencialmente, a los “infieles”… La
Ortodoxia hace misión santa a través de la terapéutica. Manda a un
hombre psicoterapiado, sanado, el cual puede ser que no hable la
lengua local… puede que sólo circule entre ellos. ¡Pero a éste
que el otro le ve, recibe el mensaje de que aquí hay salud, aquí
está la Luz increada, aquí está el Espíritu Santo! Y es misionero
porque tiene en su interior la Luz increada de Dios. Esta luz
increada sale también de su cuerpo, de sus ojos, de su voz y de su
silencio, sale de todas partes. Esta es la misión sacra Ortodoxa.
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas
el Aghiorita y respuestas
Pregunta sobre la cantidad y la calidad en la
oración: dicen que nosotros no podemos conseguir la calidad de
la oración, porque el Espíritu Santo es el que nos regala la
oración pura y lúcida. Nosotros lo que podemos hacer es dar la
cantidad, es decir, orar lo máximo que podamos… Yo leo en los
libros que debemos… y los Padres dicen que nosotros que vivimos en
el mundo y tenemos muchas ocupaciones podemos en principio en los
tiempos libres llenar nuestros vacíos intentando decir la oración
del Corazón “Jesús Cristo Señor, eleisón me” lo máximo
posible y de cualquier forma; estamos comiendo, trabajando o
conduciendo…decir la oración. Así cubrimos el tiempo libre, ¿pero
es suficiente esta cantidad?
Respuesta Padre Savas: No es suficiente,
porque desgraciadamente tenemos tantas ocupaciones que al final no
quedan ni cinco minutos para hacer este Trabajo, esta Obra de oración
pura y lúcida… porque realmente este Trabajo de la oración noerá
o del corazón requiere tiempo.
Para que el corazón haga la catarsis, sanarse y así
poder hacer correctamente oración hacen falta muchas horas. No lo
digo yo, lo dice san Juan Crisóstomo desde el siglo 4º, exhortaba a
los fieles del mundo que orasen por lo menos 4-5 horas diarias!...
Como me preguntáis sobre la cantidad, os digo
que las preocupaciones sobre muchas cosas materiales son un
impedimento a la oración.
Me dirás: tengo tantos trabajos que no me da
tiempo.
-Pues, ¡recorta los trabajos! Nuestro trabajo
principal es este.
¿Por qué el Cristo dijo: no os
“preocupéis”…por qué dijo tened cuidado de las espinas… no
vaya ser que os ahoguen?
-Las espinas precisamente
son las preocupaciones mundanas y los trabajos.
Y aquí decimos: Compraré una máquina para que me
ayude, así tendré más tiempo libre. Compramos la máquina y
después decimos: Ya que tengo la máquina voy hacer esto y aquello,
y finalmente caemos en otra trampa. ¿Cuál trampa? Pues, hacer
muchas cosas, ya que se aumentaron nuestras capacidades con la
máquina, con el fin de alimentar mucho más nuestros pazos y
sobre todo nuestro egoísmo. Así en vez de tener más tiempo tenemos
menos y más angustia y estrés. Porque la máquina en algún momento
se estropeará…, deberás arreglarla, etcétera… por supuesto que
en principio tendrás que aprender a manejarla… después cuando
salga algo nuevo deberás cambiarla… y así caemos en esta trampa.
Por eso los Padres hablaron de insolvencia o pobreza
material, de autosuficiencia y de vida sencilla. Ten las mínimas
cosas materiales posibles y así no tendrás muchas ocupaciones.
¡Veis cómo retornamos en la instrucción terapéutica de la
Iglesia!
Pregunta sobre la necesidad de un Guía
Espiritual o Yérontas experimentado.
Respuesta: Todo lo que hagamos no debemos
hacerlo basándonos en nosotros mismos. Debemos tener y preguntar
siempre nuestro Yérontas o Guía Espiritual. Él nos dirá cómo
progresar en la oración. Por supuesto que este Guía debe el mismo
estar terapiado, sanado. ¡Atención, aquí no puede ser cualquiera!
Debes encontrar un Guía espiritual terapiado,
sanado, que conozca por experiencia vivida la terapéutica de la
Iglesia ortodoxa y no sólo de libros. Este método
terapéutico le conocen por experiencia, por lo general, aquellos que
han vivido en monasterios con verdadera obediencia. Lo repito, no
porque yo he vivido y vivo en monasterio, sino porque allí se
salvaguarda este método terapéutico casi exclusivamente y no en el
mundo.
Pregunta sobre la
iluminación del nus: ¿La iluminación es
un estado que es estable o el Espíritu Santo unas veces viene y
otras se retira?
Respuesta Padre Savas: Cuando uno avance a la
iluminación, éste estado es estable. Existe constantemente y es una
situación que se vive las veinticuatro horas del día. ¡Es decir,
hasta cuando duermes…ora el Espíritu Santo en tu interior y lo
percibes hasta en el sueño! Es esto que dice el Cantar de los
Cantares: “Yo duermo pero mi corazón está en vigilia, vigilante”.
¿Cómo en vigilia? Con la oración incesante. El corazón no cesa
de remitir oraciones las 24 horas. Este es el estado de Iluminación.
Entonces el hombre se hace templo del Espíritu Santo.
Pregunta sobre compunción-iluminación-lágrimas:
¿tiene alguna relación la iluminación con la compunción? Es
decir, ¿en la Iglesia el hombre que está en plenitud de oración y
en estado de compunción, podemos decir que está iluminado?
Respuesta del Padre Savas: Depende, puede que
sí, puede que no. Sobre tema de la compunción, de las lágrimas,
hace falta tener Yérontas o Guía espiritual iluminado para decirte
exactamente lo que ocurre. Hay muchos tipos de lágrimas.
Existen lágrimas emocionales: es decir, estas
lágrimas son cuando uno se acuerda de algo, se emociona y llora.
Existen lágrimas egoístas: alguien me ha dicho
algo y no aguanté y me salieron las lágrimas…porque tengo
egoísmo, porque se ha picado el egoísmo. Dice el marido una palabra
y la esposa no aguanta y empieza a llorar… Estas lágrimas por
supuesto que no tienen ninguna relación con la compunción. Con
estas lágrimas el hombre no recibe la jaris (gracia, energía
increada) sino que infierna, entenebrece más su nus y su
psique.
También existen las lágrimas de metania, de
arrepentimiento, estas que derramó Pedro… lágrimas amargas:
“Lloró amargamente”, dice el Evangelio.
Existen también las lágrimas dulces que son otro
tipo y vienen cuando viene la Luz increada de Dios, el Espíritu
Santo. Entonces el hombre llora y se alegra, deleita y alimenta su
psique de la agapi (amor, energía increada) de Dios. Hace
tener Guía espiritual o Yérontas para decirle uno cuando debe y
cuando no debe cultivar las lágrimas que le vienen y qué tipo de
lágrimas debe cultivar.
Pero os voy a decir un secreto: uno puede hacer un
cambio de tendencia. Por ejemplo, si le han venido lágrimas de
cualquier tipo que sea, pues, que las cambie en lágrimas de metania,
arrepentimiento. Puede decir: “perdóname oh Dios mío”. Puede si
quiere comenzar a confesarse ante Dios: “he hecho esto, aquello…
soy pecador, perdóname”. Por lo tanto, aunque las primeras sean
lágrimas egoístas, después rompe, podríamos decir, “la columna
vertebral del diablo” y las cambia en lágrimas de metania.
Pregunta: cuánto
aguantamos en la oración, y cuándo es mejor.
Respuesta Padre Savas: Lo diré así de
sencillo. Si has comenzado hacer oración significa que has comenzado
a respirar. Entonces, cuando preguntamos “cuánto aguantamos
orando” es como si preguntásemos: ¡cuánto aguantamos
respirando!!! Decidme: ¡aguantas respirar sólo 5 minutos de las 24
horas! ¡O no aguantamos ni 2 minutos sin respiración! ¡Es de locos
lo que os digo! Sin embargo esto es lo que hacemos…
Mirad: por muy loco que parezca esto es lo que
hacemos… Nuestra psique respira cinco minutos por la mañana y
cinco por la noche… El resto de las 23 horas y 50 minutos qué
hacemos. Pues, no respiramos, es decir, no oramos.
Eh!... ¿entonces es justificado que tengas
angustia, estrés y ansiedad?
-Absolutamente que sí.
¿Es justificado que tengas asfixia?
-Absolutamente que sí.
¿Y te moleste todo?
-Por supuesto que sí; si tapamos la nariz y la
boca, veremos que más de dos minutos no aguantamos sin respiración.
¿Sabéis lo que ocurre?
¡Cuando empezamos hacer la oración del corazón,
la noerá o de Jesús constantemente, ya no nos preguntamos
“cuánto aguantaremos, sino lo contrario, no aguantaremos no
hacerla!
Pregunta sobre: la iluminación y cómo
uno llega en este estado.
Respuesta: En el estado de iluminación
el hombre ora incesantemente. En plena iluminación la oración se
autoactiva. Es decir, se dice por sí sola en el corazón del hombre.
-Pero cómo se llega allí.
Al principio uno se aprieta y se esfuerce hasta
que se acostumbre a orar.
-Qué hace el recién nacido cuando sale del
vientre de su madre.
Al principio llora, porque sale a un ambiente
extranjero. Pero si no llora no respirará. Así es… Debe llorar
para tomar la primera respiración. Después quiere tomar
continuamente respiraciones; pero si no toma la primera respiración
sufrirá asfixia; allí hace falta un poco de esfuerzo; pues lo mismo
sucede con la oración noerá, del corazón o de Jesús. ¡Al
principio hace falta esfuerzo, pero después cuando empiezas a
respirarla no sólo no hace falta esfuerzo sino que cuesta pararla!
¡No quieres pararla!
Ahora bien, nosotros que estamos en esta
situación enferma, ¿sabéis qué nos ha pasado? Pues, estamos como
uno que se ha acostumbrado beber petróleo.
¿Es normal beber petróleo?
-Naturalmente que no es
normal. Desde el momento que pararás de beber petróleo, entenderás
qué tontería hacías hasta ahora y después no querrás volver a
beber. Esto significa que el hombre ha llegado en el estado de
iluminación. Después no recaes, es muy difícil recaer al pecado.
Porque nuestra naturaleza es no pecar.
Falta la verdadera metania.
-¿Nosotros por qué vamos hacia atrás?
Porque no hacemos metania verdadera.
Simplemente cambiamos de opinión. Vamos al Guía espiritual y le
decirnos: “sabes Padre, estoy muy triste porque he hecho esto,
esto…lo he vuelto hacer”, pero desgraciadamente no cambiamos de
mentalidad, no nos convertimos ni arrepentimos, es decir, no tomamos
la decisión de hacer una revolución, una explosión en nuestro
interior y decir: ¡se acabó a partir de aquí pondré toda la
atención de mi nus y mente en contacto consciente con Dios
con la oración.
¿Pero con fuerza?
-Sí, debemos luchar con
fuerza para hacer una revolución, una explosión e incisión en
nuestro interior y comenzar este proceso de la catarsis.
Pregunta sobre: la fuerza, el cansancio y
la dificultad en la oración incesante.
Respuesta del Padre Savas: La oración noerá,
del corazón o de Jesús, como hemos dicho ya, al principio hace
falta fuerza, violencia. Aquí es cuestión de fe. Si crees en Dios,
harás la oración noerá o del corazón. Porque el Dios esta
oración la ha dado como mandamiento. El Dios pide de nosotros que
oremos incesantemente. Lo dice el Apóstol Pablo a los
Tesalonicenses… El Cristo nos lo ha dicho en la parábola de juez
insensato con la viuda: que oremos incesantemente, sin parar…”. Y
también nos lo dice San Pablo: “Orad sin cesar”. Cuando nosotros
hemos comenzado hacerla correctamente e incesantemente esta oración
monologa, en algún momento vendrá el Mismo Espíritu Santo y la
hará.
Pregunta: ¿Cómo nos acostumbraremos en
la oración noerá, del corazón o de Jesús?
Respuesta del Padre Savas: Al principio hazla
tal y como puedas… os diré un método. Conocí una persona que
hacía oración noerá, del corazón 2 horas por la mañana, 2
horas al mediodía y dos horas por la noche, a veces de pie y a veces
arrodillada. Se forzó y se cansó, pero la aprendió… y después
la hacía las 24 horas; y después la hace el Espíritu Santo; ya no
hay fuerza ni cansancio sino alegría.
Como ves, debes poner un programa, igual que los
atletas. Hacen muchos ejercicios físicos, mucha gimnasia, hacen
cosas fuertes e increíbles, suben, bajan escaleras, caminos malos,
se torturan, etc., para tener piernas fuertes. Y esto, ¿para qué?
Para ganar una copa y tener fama. ¡Y qué! Después de unos años
nadie se acuerda… Si para todas estas cosas vanidosas nos cansamos
tanto, ¿no deberíamos cansarnos un poco para las cosas espirituales
y eternas?
Pregunta: ¿la vida espiritual cansa?
Respuesta Padre Savas: Pero en el espíritu
no es así, no tiene este tipo de fatiga. En las cosas espirituales
es a la inversa, es decir, hacemos lo contrario a nuestra naturaleza,
pero volvemos en nuestro estado natural.; hacemos algo fisiológico.
Mientras que hasta ahora caminábamos con las manos, con el ejercicio
espiritual en Espíritu Santo volvemos y comenzamos a caminar normal.
¿Esto tiene fuerza? Sí, al principio; pero una vez que lo haces y
te has acostumbrado un poco, después no quieres volver a revés y
caminar con las manos.
Esto es el pecado,
caminar al revés. Esto es la no metania, ni arrepentimiento.
Es decir, ¡cuando nuestro nus está esparcido y nuestro
corazón (psicosomático) está lleno de loyismí
(pensamientos, fantasías, ideas y meditaciones)… es como si
anduviéramos con las manos! Así pues, de verdad, cómo vamos a
vivir así…
Pregunta sobre la
voluntad de Dios y la oración incesante del corazón.
Respuesta del Padre Savas: Si en cada
momento tienes en tu nus la voluntad de Dios, entonces tendrás
también oración. Mirad, la oración no es solamente decir unas
palabras. Puede ser que digas palabras sin estar atento a ellas; por
tanto no haces nada. Pero cuando tienes tu nus en contacto
consciente en hacer la voluntad de Dios, entonces dices: ¿cuál es
la voluntad de Dios? ¿Cuál es el primer mandamiento?: “Amarás a
Dios con todo tu corazón, con toda tu mente-diania y con toda
la fuerza de tu voluntad”. ¡He aquí! ¿Qué quiere decir con toda
tu mente-diania? Pues, eso de pensar y estar en contacto
consciente con Dios continuamente. He aquí, esto es la oración:
pensar siempre en Cristo.
Tenía una persona que se confesaba en mí. Me dice:
“Páter yo no decía nada; sólo tenía mi nus y mi mente en
Cristo. Es muy cansino Páter, me dijo, me cansé mucho… ¡Pero
después tenía muchas zeosis, contemplaciones, expectaciones
divinas! He aquí la oración: que no se marche de Cristo la atención
de tu nus y la conciencia de tu mente.
Pregunta sobre la agapi a
Dios y la dificultad en la oración incesante.
Respuesta del Yérontas Savas: Es como cuando
amas a una persona. ¿Decidme, hace falta fuerza cuando piensas en
esta persona?... No, no hace falta fuerza, el nus va allí y
está continuamente allí… ¡Puedes estar circulando por donde sea,
digamos en centro de la ciudad, y que haya mucho tumulto y ruido en
tu alrededor pero tú no ves ni oyes nada! Porque la atención de tu
nus-espíritu está allí en la persona que amas. Así es la
relación con el Cristo, el Divino Eros (amor). Esto quiero dar a
entender cuando digo amar a Dios.
Por supuesto que en esto no hace falta fuerza o
esfuerzo. Desde el momento que se encienda esta agapi a Dios,
no se requiere ningún esfuerzo, ni fuerza; totalmente oras
espontáneamente. Pero dirás: “Yo que no Le he amado, ¿cómo lo
voy hacer?”. Pues, al principio hace falta un poco de esfuerzo. Es
esto que dijo nuestro Cristo: “La Realeza increada se fuerza y los
violentos La arrebatan”. Al principio debes pensar en Él
voluntariamente y te esforzarás un poco. Es como cuando intentas
encender un fuego. ¿Qué pasa? Al principio de ahúmas, el fuego no
se enciende inmediatamente. Las maderas sacan humo, los ojos sacan
lágrimas, pero después… cuando el fuego se ha encendido bien se
va el humo y la humedad de la leña, entonces te calientas y te
alegras; y estás muy bien allí alegre en el calor del fuego. Lo
mismo sucede también con la oración incesante.
Pregunta: ¿Cómo aprendemos la voluntad de Dios?
Respuesta: Esto es posible sólo si tenemos
Yérontas o Guía Espiritual. Solos no podemos encontrarla. Leed
todos los libros espirituales, no vais a encontrar la voluntad de
Dios; porque no es cuestión de conocimiento encefálico, del cerebro
o intelectual; es cuestión de humildad, de obediencia, de la Divina
Jaris (gracia, energía increada) y la experiencia de Dios, de
manera que conozcas en cada momento concreto qué quiere el Dios de
ti y qué decisión debes tomar.
Por eso hace falta Guía Espiritual o Yérontas: él
te indicará el camino y te dará las llaves, de modo que poco a poco
sepas encontrar en cada momento la voluntad de Dios. Llegará el
momento que con la Jaris de Dios tú mismo solo podrás
discernir. Pero esto no se hace al comienzo. Primero debes pasar por
la catarsis y llegar a la iluminación. Entonces podrás no solo
conducirte a ti mismo –pero esto no significa que no debes tener
Guía o Yérontas- sino que podrás ayudar a otros e indicarles el
camino por el que pueden llegar allí donde tú estás ahora.
Realmente esta cosa bella sucede en la Iglesia
Ortodoxa. ¡Cuando has hecho la catarsis, después puedes tú
también convertirte en médico, terapeuta de los demás!
«Pedid primero el reinado de la realeza increada
de Dios»
«Pedid primero el reinado de la realeza increada de
Dios y todo lo demás os será añadido». Pedir la Realeza
significa que pido que reine el Dios con Su energía increada en mi
interior, que sea Él el Dueño y Señor de mi reino y mi reino es mi
cuerpo.
Pero esto debemos creerlo. Allí está el problema:
“¿Por qué tengo que creerlo, dicen algunos, por qué tengo que
hacerlo? Si no crees, naturalmente no tienes ninguna motivación.
Debes creer que se tienen que abrir tus ojos espirituales, porque si
no se abren aquí en esta vida, después es imposible… En el Hades
no hay metania, esto precisamente es la enseñanza básica de
la Ortodoxia. Esto es un elemento muy importante de la Ortodoxia; si
no abres los ojos espirituales desde aquí, en la otra vida esto es
imposible.
No es una casualidad abrir tus ojos espirituales; tú
debes hacerlo, por supuesto con la ayuda de Dios; ¡lo haces con la
Jaris (energía increada) de Dios no tú solo! Pero debes
querer hacerlo en esta vida. ¡Tened cuidado!
La iglesia es principalmente para esta vida.
Pero existe -desgraciadamente también en
algunos ortodoxos- este engaño de que la Iglesia nos prepara para la
otra vida.
¡Error gravísimo!
La Iglesia Ortodoxa
no nos prepara para la otra vida, sino para esta… ¡Para que aquí
se nos abran los ojos espirituales para obtener y gozar aquí y ahora
la Realeza increada de Dios, el Paraíso! Si al Paraíso no lo
encuentras de esta vida aquí y ahora, tampoco en la otra vida lo
encontrarás. Porque en la otra vida no hay metania, no podrás
arrepentirte y confesarte.
La Iglesia no está
para que las cosas nos vayan bien;
Hay algunos que creen que la Iglesia existe para que
las cosas nos vayan bien en esta vida. Esto también es un error. Si
consideramos así la Iglesia Ortodoxa, la vemos como una
superstición, como una de las otras religiones creadas por los
hombres. La Ortodoxia no es una religión; la Ortodoxia es la
apocálipsis-revelación de Dios al hombre con el propósito
de sanar, “psicoterapiar” y curar el nus, la psique
y el cuerpo del hombre.
La educación de los hijos en la oración
incesante del corazón.
Puede el padre o la madre reunir a los hijos debajo
del iconostasio y decirlos: “hijos, venid para hacer cinco minutos
juntos la oración «Jesús Cristo Dios, eleisón me, compadécete de
mí o de nosotros…Κύριε Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν
με». O más corto aún: “Cristo Dios eleisónme o
eleisón-nos…ayúdame o ayúdanos, compadécete de nosotros,
alívianos, protégenos…” Sólo por cinco minutos”.
Así empiezas a tirar de las correas de la máquina,
como decía el nuevo Santo Paísios, hasta que comience arrancar la
máquina. Especialmente en el niño como su psique está pura no
tiene tantos pazos y loyismí (pensamientos y
fantasías) como nosotros los mayores, se alegra y entiende
fácilmente qué significa oración noerá del corazón o de
Jesús. Después le gusta y quiere hacerla continuamente. Los niños
no están tan entenebrecidos como los mayores. Por tanto, después
los 5 minutos se pueden hacer 10, 15…
Cuando uno ha comenzado así el día intenta hacer
la oración también durante el desayuno… Cuando la vuelve hacer,
digamos, otros cinco minutos al mediodía antes de comer, y por la
noche otros cinco minutos antes de dormir, entonces entran al proceso
de la incesante memoria de Dios. Así poco a poco con el tiempo
debemos decir el niño que el resto de las horas debe intentar
acordarse de Cristo. Porque si por cinco minutos construimos, y
después de 3-5 horas derrumbamos, entonces no se hace nada esencial.
La instrucción a los hijos, en general.
Lo básico es que los hijos tengan un Guía
espiritual o Yérontas, verlo a menudo y hacer obediencia a él, se
entiende que el Guía Espiritual es conocedor de la terapéutica
ortodoxa, y el mismo es un hombre psico-terapiado, sanado –
esto es muy básico.
Tiene una importancia muy grande lo que hacen los
padres en su vida personal, como personas luchadores espirituales.
Por ejemplo, si hacen oración noerá del corazón, como es
debido, entonces los hijos los imitarán, porque los hijos copian a
los padres. No basta que los padres les digan sólo cosas buenas. A
medida de lo posible deben hacer oración junto con los hijos…
Pues ahora vamos a orar. ¡Fin, gracias y gloria a
Dios!
3ª
Parte: La La agapi
del hombre a Dios y la agapi
de Dios a los hombres.
(De
otra homilía sobre agapi del Hieromonje Sabas el Aghiorita.)
El primer mandamiento
La agapi a Dios,
el primer mandamiento ilustre que nos ha dado el Dios: “Amarás a
Dios con toda tu psique, con toda tu mente, con todo tu corazón y
fuerza de tu voluntad, y al prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37).
Esta agapi cuando
se hace propiedad del hombre, le transforma y le convierte como
fuego. Esta es la agapi que cultivaron los Santos y a esta
debemos nosotros cultivar por encima de todo.
El Padre y nuevo Santo
Paísios el Aghiorita dice: “para mí hay tres tipos de agapi:
a) la agapi carnal que está llena de microbios espirituales,
b) la agapi mundana que es hipócrita, de apariencia y sin
fondo; y c) la espiritual que es la agapi verdadera, pura,
“cara” y costosa. Esta agapi es inmortal”, (“Logos
del Yérontas Paísios, tomo 5, Pazos y virtudes”). Cuando
nos referimos a la divina agapi espiritual nos referimos a la
agapi (amor, energía increada) del Espíritu Santo. Igual que
cuando hablamos de vida espiritual entendemos la vida en Espíritu
Santo. Es decir, vida con y dentro al Espíritu Santo. Además éste
es el hombre espiritual, el Santo-espiritual; es aquel que ha llenado
y colmado su psique, su corazón con la energía increada del
Espíritu Santo. Hombre espiritual es aquel que está dirigido por el
Espíritu Santo y todos sus pensamientos, todas sus reflexiones,
energías, acciones y emociones están regados con la Jaris
(gracia, energía increada) del Espíritu Santo.
La agapi increada
a Dios se consigue con la oración incesante del corazón, la noerá
o de Jesús. Nos enseña, pues, el Padre Paísios el cómo conseguir
esta agapi espiritual hacia Dios y hacia los hombres, dice:
“debéis tener la atención de vuestro nus (espíritu del
corazón de la psique) continuamente en Dios” (Idem. Pag. 102).
Realmente para amar a
Dios, el método o modo es tener contacto consciente con Dios a
través de la oración. Dicen los Santos Padres y en esto coinciden
todos que: cuando el hombre piensa en Dios entonces Le ama. Cuando
más piensas en Dios más Le amas. Cuando piensas incesantemente a
Dios, entonces realmente enciendes un fuego en tu interior, en tu
corazón.
Los Santos Padres nos han
enseñado la oración noerá o del corazón como una forma muy
efectiva y fácil de amar a Dios. “Decid la noerá oración,
hablen con Dios. ¡Cuando el hombre hace este trabajo, al principio
siente un poco la agapi de Dios; y más tarde mientras
progresa más y más, mucho más”, enseñaba el padre Paísios.
Con el contacto
consciente con Dios a través de la oración el hombre no sólo
empieza amar a Dios sino que siente que el Dios le ama. Esto es lo
más importante, que el Dios nos ama a pesar de que somos pecadores.
Muchas veces nos quejamos
porque no podemos concentrarnos en la oración. La causa es que no
hemos amado bastante a Dios. Cuando amas a alguien es obvio que le
cuidas también. En principio tienes cuidado lo que tú dices y
también estás atento en lo que él te dirá. Así debe ocurrir
también con nuestra conversación con el Dios.
Observa otra vez el
Yérontas Paísios: “Cuando se ha encendido la agapi
espiritual, se alumbra y arde todo el pecho. Allí en el pecho se
enciende un fuego; el hombre se quema de la gran llama y la dulce
agapi de Dios. Realmente vuela y ama con una agapi real
y maternal” (Idem 204-5).
La llama Divina hace la
Catarsis del corazón del hombre y le colma de deleite y gozo
espiritual. Con la Divina Jaris (gracia, energía increada) se
realiza la catarsis del corazón del hombre. La catarsis del hombre
no es solamente una kénosis (vaciamiento) de nuestro cerebro y
corazón (psicosomático), sino que a la vez es una compleción y
plenitud de todo el interior del hombre por el fuego de la Divina
agapi increada. Entonces es cuando se quema cualquier otra
agapi inferior, todo tipo y forma de agapi carnal y
mundana y toda cosa que roba parte del corazón del hombre.
Entonces es cuando la
psique siente las divinas hedonés-placeres que no se comparan con
ningún otro placer. Cuando se encienda esta divina agapi
(amor, energía increada) entonces el hombre siente muy grandes
placeres-hedonés y gozos espirituales. Estos placeres son
incomparables con los terrenales de estos que la mayoría de la gente
estima demasiado: la buena comida, la agapi carnal, los
placeres carnales y todas estas cosas alrededor del cuerpo, el dinero
y la vanagloria mundana.
La agapi de Dios
“funde” al hombre. Tal y como el Dios es infinito, así también
Su energía increada que se llama agapi es infinita. Si el
hombre sintiera un poco de esta agapi, entonces su corazón de
barro tiende a disolverse, el hombre no puede aguantarla y se
disuelve porque está hecho de barro.
“Cuando el hombre
entrega su corazón completo a Dios entonces lo ama todo. No sólo
todos los hombres, sino también los pájaros y los árboles, incluso
las serpientes y los demonios”, como nos dice el Abad Isaac el
Sirio. Este diríamos que es un hombre universal, ecuménico
con todo el sentido de la palabra.
La agapi hacia
Dios es la energía increada de Dios, la cual inunda al hombre cuando
éste ora y participa en las Divinas Liturgias, cuando está en
metania y estudia el logos de Dios. Cuando el hombre
ama verdaderamente a Dios, entonces ama también todas Sus obras, las
respeta y las honra.
La agapi hacia
Dios es una borrachera, embriaguez; dice el Padre Paísios: “Si el
hombre se emborracha espiritualmente con el vino celeste, su vida
aquí en la tierra se hace martírica… La borrachera Celeste es
buena, pero uno debe estar allí al interminable barril celeste.
Deseo que encontréis el divino canal celeste y os emborrachéis
continuamente del vino paradisíaco” (Idem pág 208). ¡Veis con
qué fuerza viva y experimentalmente nos habla el Yérontas, desde el
fondo de su corazón!
Quizás me dirán: ¿Estas
cosas son para nosotros los mundanos o quizás sólo para los monjes?
-No,
no son sólo para los monjes, son para todos. Esta borrachera divina,
esta embriaguez de la psique, como también la llama san Juan el
Clímaco es para todos. Todos podemos saborearla porque todos somos
imágenes de Dios y todos tenemos dentro en nuestro DNA espiritual la
programación, la perspectiva y el destino a convertirnos y hacernos
a semejanza de Dios, es decir, sobre todo hacernos Agapi,
puesto que “el Dios agapi es”(1Jn 4,8).
Cuando hemos amado a Dios
entonces nos hacemos “omnipotentes”. Todos tenemos la fuerza, la
facultad y la llamada de participar en esta energía
increada-cualidad de Dios que es la agapi. “El Dios agapi
es y el que permanece en la agapi permanece en Dios” (1Jn
4,16), dice el Mismo Señor. Y como “el Dios agapi es”,
por eso el que permanece en esta agapi, podríamos decir que
éste también se hace uno y se convierte en pequeño dios. Se
asemeja a Dios y se hace también todo fuego, tal y como el Dios es
Fuego (Fuego Abrasador). Se hace todo luz increada, tal y como el
Dios es Luz increada. Es decir, a la medida de lo posible para el
hombre, él también adquiere por la Jaris (gracia, energía
increada) las cualidades de Dios. Por eso los santos eran como
pequeños dioses: tocaban los endemoniados y salían los demonios.
Bendecían a los enfermos y se sanaban. Con sus oraciones cambiaban
los acontecimientos y con sus súplicas cambiaron el curso de la
historia. Con la Divina Jaris increada podían hacer de todo,
eran “omnipotentes”. Esto sucedía porque el Dios es Omnipotente
y operaba a través de ellos.
Pero el Dios operaba a
través de ellos porque precedió en sus interiores la catarsis de
los pazos. La agapi (amor, energía increada) de Dios
quemó toda la basura, todos los escombros y todos los pazos
que había en ellos -desgraciadamente existen en el corazón de todo
ser humano- y así se convirtieron en residencias de Dios.
La gran fiesta: la
venida de la Divina Jaris increada.
Cuando venga esta Jaris
(gracia, energía increada) y encienda el fuego en nuestro corazón,
entonces realmente comienza la gran fiesta. San Siluán el Athonita
nos dice: “Señor eres bondadoso. Agradezco Tu misericordia. Me has
mandado Tu Espíritu Santo y a mí que soy pecador me has dado
saborear Tu agapi; y mi psique es atraída hacia Ti que eres
Luz increada e invisible”.
¡Admiremos la humildad
del Santo, cuán profunda siente su enfermedad!... Confiesa: “yo
soy pecador, y a pesar de esto Tú condescendiste a venir en mí y
revelarme Tu agapi (amor, energía increada). ¡Señor, quién
podría conocerte si Tú Misericordioso no condesciendes a revelarte
en la psique! Y Te he visto y conocido a Ti mi Creador y Dios
bondadoso y Te anhela insaciablemente mi psique. Porque Tú Señor
misericordioso has atraído mi psique hacia Ti y te ha conocido.
Señor ves lo enferma y pecadora que está la psique del hombre, pero
Tú como caritativo das en la psique la fuerza para que Te ame. Y la
psique teme no vaya ser que pierda la humildad que intentan reducir
los enemigos. Porque sin la humildad Tu Jaris (gracia, energía
increada) abandona la psique”.
La soberbia, el orgullo
es el gran obstáculo para tener la Divina Jaris. La caridad
del Señor existe, pero no la sentimos. Porque tenemos soberbia y
orgullo.
El mismo san Siluan el
Athonita dice: “Hermanos, haceos humildes a sí mismos y sentiréis
la caridad de Dios que ya existe y se os ofrece”. No es correcto
creer que llamamos a Dios y no viene. El Dios está muy cerca de
nosotros. Pero no Le sentimos porque con nuestro egoísmo, con
nuestra soberbia y egolatría hemos construido paredes en nuestro
alrededor.
El Espíritu Santo
enseña qué es la agapi (amor, energía
increada).
Nadie conoce por sí
mismo lo QUÉ es la agapi increada de Dios, si no le enseña
el Espíritu Santo. He aquí tanto rato que estamos hablando sobre
Dios, sobre la agapi que Él tiene a nosotros… ¿pero la
hemos entendido? No, no podemos entenderla intelectualmente,
encefálicamente, es decir, con el cerebro o la mente.
Algunos elementos de la
agapi los decimos… los describimos de alguna manera, pero
para vivirla, experimentarla y sentirla debe enseñárnosla el
Espíritu Santo. Y la enseña a los hombres que quieren escuchar Su
enseñanza. En estos, como hemos dicho, los que están en metania,
oran y estudian el Logos de Dios y van en la Iglesia. “Pero
en nuestra Iglesia la agapi increada de Dios se hace conocida
a través del Espíritu Santo. Por eso hablamos de ella”.
Creo que todos nosotros
que estamos aquí e intentamos de alguna
manera vivir espiritualmente, con la ayuda de nuestro guía
espiritual, algunas veces hemos sentido la gran agapi de Dios.
Sea en algún momento durante la Divina Liturgia, sea durante la
oración –pero oración correcta- sea en algún momento que
estábamos estudiando el logos de Dios, hemos sentido el soplo
del Espíritu Santo. Las cosas que estábamos leyendo en aquel
momento han tocado nuestra psique, nuestro corazón de una manera
distinta.
La oración y la
Divina Liturgia son nuestro consuelo.
La oración y la Divina
Liturgia son nuestro consuelo. El Señor parece que está ausente y
nos vemos privados de Su presencia física, pero en realidad no es
así, está presente junto con nosotros con Su Espíritu Santo. Está
con nosotros mistéricamente (sacramentalmente) en la Divina Liturgia
de nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Nos privamos de Su
naturaleza humana, pero tenemos nuestros hermanos y cuando oramos el
uno para el otro, esto es nuestro consuelo. Nuestra oración llena de
agapi por nuestros hermanos es nuestra dulce compañía. Esta
agapi fraternal entre nosotros la ha dado Dios como consuelo
por nuestras calamidades, penas y aflicciones que encontramos en este
valle de lágrimas que se llama tierra. Esta agapi
desinteresada entre nosotros funciona también como apoyo para subir
al cielo.
Quedemos pues, en estas
cosas y glorifiquemos a Dios que nos ha dado nuestros Santos de modo
que nos iluminen y nos digan estas cosas maravillosas, las cuales
quizás por nosotros parecen lejanas pero están muy cerca. Nosotros,
por nuestra libre voluntad, debemos intentar encender en nuestro
interior este fuego increado de la agapi a Dios. El Señor
dijo que para esto vine en la tierra: para encender el fuego increado
del Espíritu Santo. Amín!!!
4ª
Parte: El reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de
sangre.
De
otra homilía sobre “Realeza increada”
del Hieromonje Savas el
Aghiorita.
“El que come de mi
cuerpo y bebe de mi sangre en mí permanece y yo en él”
“El tiempo se ha
cumplido, y el reinado de la realeza increada de Dios ha llegado”
(Mrc 1,15 Mt 4,17).
“El reinado de Mi
realeza (increada) no proviene de este mundo” (Jn 36), decía el
Señor.
“Porque el Señor
Dios Todopoderoso es el templo de la ciudad, y el Cordero. La ciudad
no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la
gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara. A su luz
caminarán las naciones…” (Apo 21,22-27)
El Α
(alfa) y el Ω (omega), τό
ἔσχατο lο ésjato (último)
vino a la historia. El reinado de la Realeza increada de Dios vino a
nosotros y podemos comenzar a saborearla desde esta vida con los
Misterios (Bautismo y Divina Efjaristía) y el renacimiento en
Cristo. Pero existe una intensa nostalgia y esperanza de lo “perfecto
y completo” de esta vida que se apocaliptará-revelará en el siglo
futuro (2). Pero esta Realeza increada de Dios esjatolójica, se hace
realidad tangible cuantas veces la Iglesia Ortodoxa, el nuevo
Israel de la jaris, el pueblo esparcido de Dios se reúne
“sobre lo mismo”, en un lugar, principalmente, para celebrar la
Divina Efjaristía, no como una celebración mística mágica
o una praxis de culto de salvación individual, sino expresión
dinámica de comunión en comunidad y reflejo de la perfecta comunión
de la Santa Trinidad, mas presabor y revelación preventiva del
reinado de la Realeza increada de Dios. La Iglesia se configura y se
hace lo que realmente es, es decir, es el “Cuerpo de Cristo”, “el
laós o pueblo de Dios”, «κοινωνία kinonía
conexión y comunión» del Espíritu Santo cada vez que hay asamblea
eucarística en cada comunidad local cristiana ortodoxa. La
Realeza increada de Dios es realeza de Sangre, divina Sangre propia
de Cristo Dios que se derramó en Gólgota y se ofrece en cada Divina
Liturgia.
Nuestro Dios es agapi
(amor, energía increada) y paz. Y Su Realeza increada es también
agapi (amor, energía increada) y paz. El predominio de la
agapi y la paz entre nosotros y entre el hombre y el Dios,
esto fue logrado gracias al Sacrificio Cruciforme de nuestro Cristo.
El que comulga del Cuerpo y Sangre de Cristo se
apropia personalmente de las donaciones que emanan del Sacrificio
Cruciforme de Cristo y reina junto con Él en la eternidad. La sangre
de Cristo nos introduce en el reinado de Su Realeza increada que es
la “realeza del Cordero Degollado” (Apo 13,8).
Por tanto, el regalo de
Cristo Crucificado es la paz, la reconciliación, la alegría y la
agapi que son características de Su Realeza increada.
La sangre de nuestro
Señor Jesús Cristo nos purga y nos sana de todo pecado y crea las
condiciones para la entrada en el reinado de Su Realeza increada. La
Divina Comunión, en el estado provisional que ahora nos encontramos,
es presabor o sabor anticipado de la futura y más perfecta Divina
Comunión del reinado de Su celeste realeza increada. El Sacerdote
inmediatamente cuando ha tomado la Comunión canta este tropario:
“¡Oh Pascua Grande y Santísimo Cristo, oh potencia, sabiduría y
Logos de Dios, danos la máxima pureza y claridad para
participar en Tu día sin crepúsculo en el reinado de la Realeza
increada!”. Esta Comunión de máxima pureza y claridad con el
Cristo, será también la fuente infinita
de la alegría y gozo en la futura increada y celeste Realeza de
Dios.
La Realeza increada de
Dios es Realeza de Sangre, porque es un pase a la Pascua eterna
mediante la sangre del Cordero inmaculado y sin mancha, de Cristo.
La Realeza increada de
Dios es realeza de sangre, porque la imagen Ella es la Divina
Comunión o Efjaristía.
En la Divina Liturgia
vivimos y saboreamos anticipadamente el estado que estará viviendo
el mundo, cuando domine la Realeza increada de Dios que todos los
fieles esperamos y para su venida oramos cada ven en el Padre
nuestro: “ελθέτω η Βασιλεία σου (elzéto i
Vasilía su) venga en nosotros tu realeza”. Las características
de la Realeza increada contienen todas las cosas que observamos en la
Divina Liturgia Ortodoxa.
Con la humanización de
Cristo se unió lo increado con lo creado. Así en cada hombre se dio
la facultad de adquirir experiencia de la unión por la Jaris
de la naturaleza creada con la energía increada de Dios en Jesús
Cristo. Los Santos adquirieron la experiencia y se hicieron por la
Jaris increados e inmortales, puesto que se trasplantó en el
interior de ellos la energía increada y la inmortalidad, y
adquirieron experiencia de la vida eterna, incluso desde esta vida
biológica. Por lo tanto el problema no es el trasplante físico o
genético, sino “trasplante” de Dios dentro en nuestra hipostasis
(base substancial). Y esto se hace con la Divina Comunión del
Santísimo Cuerpo y Sangre. Por supuesto a condición de tener el
Misterio ortodoxo del Bautismo y la Crismación. Una experiencia de
este tipo da sentido de vida al hombre.
La Realeza increada de
Dios es Realeza de Sangre porque es participación al Simposio de la
divina Efjaristía, en la Cena de la Vida. Y la Vida es el
Cristo. Imagen-icona de Su Realeza es la Divina Efjaristía o
Comunión.
La Realeza increada de
Dios es Realeza de sangre porque es vida en y por Cristo. Esto se ve
también en el libro del Apocalipsis donde se describe la ciudad
celeste: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios
Todopoderoso-Pantocrator es el templo de ella, y el Cordero” (Apo
21,22). Es decir, en el reinado de la Realeza increada de Dios los
salvados estarán viviendo junto con el Dios y el Cordero. En
realidad, cuando se destruirá el Templo creado, entonces habrá
relación y comunión con el Templo increado, con el Mismo Cristo
Dios… El Templo increado que no está hecho a mano, lo viven como
compromiso, promesa desde aquí y ahora los deificados, especialmente
los que ven la doxa (gloria increada, luz de luces) que es la
misma Realeza increada de Dios… En este punto existe gran
diferencia entre Oriente y Occidente. Cuando en Occidente se habla
sobre la Realeza de Dios (que utilizan el término reino), dan a
entender más bien realidades creadas, un reino creado, simplemente
un dominio de la ley moral en la tierra. En el Oriente ortodoxo
cuando hablamos sobre realeza increada de Dios, entendemos
participación, conexión y contemplación de la Doxa (gloria
increada, luz de luces) y Jaris (gracia, la energía increada)
de Dios. La realeza increada en nuestro interior significa que en
nuestra vida se hace la voluntad de Dios y participamos de Su energía
y luz increada. Nuestro tiempo, nuestra vida y día Le pertenecen y
nosotros no tenemos nada nuestro. Todo es de nuestro Rey, Él tiene
nuestra vida en Sus manos y habita en nuestros corazones. En este
caso reino sería el espacio o lugar que es nuestro cuerpo, nuestra
psique alma, nuestra vida y nuestra existencia. (He conocido fieles
Ortodoxos hispanohablantes que me han dicho que cuando han hecho el
cambio del término reino a Realeza increada se les abrió un mundo
nuevo en sus percepciones y experiencias divinas y han profundizado
más).
Es imprescindible la
catarsis del fiel para la entrada en la Realeza increada de Dios de
la Sangre de Cristo. Es imprescindible la dosis “de la sangre
espiritual de la obediencia y de la áskisis” (ascesis,
práctica, ejercicio espiritual) para recibir espíritu (energía
increada). “Dad sangre para recibir espíritu”.
La Realeza increada de
Dios es Realeza de sangre, porque es expectación, contemplación de
la increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios que se regala
a los deificados. Y los deificados son los que conectan y comulgan
del Soberano Cuerpo y Sangre, teniendo
paralelamente las condiciones imprescindibles, es decir, que se
encuentren en uno de los tres estadios de la lucha espiritual:
Catarsis, Iluminación y Zéosis o Glorificación. Al haber dado
sangre “espiritual” el de la obediencia y la sangre biológica de
la áskisis, ejercicio o martirio, se han catartizado (purgado y
sanado), iluminado y deificado y así viven en el reinado de la
Realeza increada de Su Sangre para siempre.
La Metamorfosis
(transformación) de Cristo en el monte Tabor se hizo después de una
declaración de Él: “De cierto os digo que hay algunos de los que
están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto la
realeza increada de Dios venida con poder y potencia” (Mrc 9,1). Y
después vemos que el Evangelista describe el acontecimiento de la
Metamorfosis que sucedió después de seis días, puesto que,
como vemos en los Evangelios, no intervino
ningún otro acontecimiento, ni enseñanza, ni milagro. Esto
significa que los días entre el logos de Cristo y Su
Metamorfosis pasaron en silencio y quietud.
Es decir, vemos que
la Realeza increada de Dios conecta con Su Metamorfosis: “De
cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no
gustarán la muerte hasta que hayan visto la realeza increada de Dios
venida en potencia y poder” (Mrv 9,1). Apocalipta-revela así que
la Realeza increada de Dios es la contemplación, expectación de la
increada Jaris (energía) y de la Doxa increada (luz de
luces) del Dios Trinitario en la naturaleza humana del Logos,
que por supuesto es la zéosis o glorificación del hombre.
El Cristo en este logos
suyo conecta la realeza (increada) con la visión o expectación:
“hasta que vean la realeza increada de Dios”.
Se trata de la visión, expectación de la luz increada. Lo de
“venida” no significa que la Realeza increada viene de alguna
otra parte, sino que expresa “revelarse o aparecer”, puesto que
donde está el Cristo allí existe y está la Realeza increada,
porque no se trata de una venida local, sino de manifestación o
revelación (en el corazón de la psique
humana); y esta manifestación o apocálipsis-revelación se
hace por el Espíritu Santo. Esto expresa lo “en potencia εν
δυνάμει en dinami” (en fuerza y energía
increada). Pero es imposible para el ser humano ver la doxa
increada (gloria, luz de luces) de Dios, si sus sentidos
psicosomáticos no son reforzados por la energía increada de Dios.
Este refuerzo se consigue dentro en la Iglesia Ortodoxa con la
lucha del fiel para su catarsis y la comunión del Divino Cuerpo y
Sangre de Cristo. Así adquiere los sentidos espirituales y
contempla, ve Su doxa increada (gloria, luz de luces).
La Iglesia Ortodoxa
y la Divina Efjaristía o Comunión se pueden llamar Realeza
de Dios, si los que viven en ella llegan a la contemplación de la
increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios, que es la
verdadera Realeza increada. Si hablamos sobre Iglesia Ortodoxa
y Realeza increada de Dios sin conectarlas con la θεοπτία
(zeoptía expectación, contemplación, visión divina)
entonces caemos, nos equivocamos y charlataneamos teológicamente
sobre Dios. Además, los Misterios (sacramentos) de la Iglesia
ortodoxa revelan y conducen al hombre a la Realeza increada de
Dios; precisamente porque están conectados y unidos muy
estrechamente con la Divina energía Increada, la catártica
(psicoterapéutica o purgadora), la iluminadora y la deificadora. No
se puede conseguir la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis del
hombre sin la Divina Efjaristía o Comunión de la Sangre de
Cristo que nos catartiza (terapia y sana la psique) de todo pecado y
de toda enfermedad (física, psíquica y espiritual).
En cuanto el fiel da
sangre con la ascesis (ejercicio espiritual) y la obediencia, tanto
más recibe Espíritu de vida y paz. Está en paz consigo mismo, con
los demás y con el Dios. Vive esta paz que nos ha dejado el Señor
después de Su Santa Resurrección como preciosa herencia dentro en
nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Las primeras palabras del
Señor Resucitado fueron: “la paz en vosotros” (Lc 24,37). Cuanto
más se pacifica uno, tanto más ama, porque dice san Crisóstomo:
“si la paz es también agapi, entonces la agapi
también es paz”. Cuanto más ama, tanto más toma la comunión y
se une con el Dios de la Agapi (amor, energía increada) y
tanto más se introduce y vive en Su Realeza increada. Cuando el
hombre comulga del Vivificador Cuerpo y de la Sangre Divina del
Soberano Cristo Dios, tanto más participa de las donaciones que
emanan del sacrificio cruciforme del Señor, se diviniza más y se
constituye heredero de la Realeza increada de Dios.
Porque como escribe san
Nicolás Cabásilas: “La obra de la celebración sacra de los
divinos misterios es el intercambio de los regalos ofrecidos en
cuerpo y sangre de Cristo. Y el propósito es la sanación,
divinización y santificación de los fieles; los cuales al tomar de
estos divinos misterios reciben la absolución de sus pecados, la
herencia de la Realeza increada de los Cielos y los similares bienes
a estos. (“Interpretación de la Divina Liturgia”).
El Cristiano que se ha
pacificado con el Dios, consigo mismo y con sus semejantes, transmite
a su ambiente también la paz. Testifica con su vida que ha llegado a
la Realeza increada de Dios y que es factible y realizable para
vivirla también el perturbado y atormentado hombre contemporáneo.
Se hace hombre pacificador y con el estado pacífico de su psique, da
reposo y sosiego a sus semejantes. Al contrario, el hombre perturbado
sin paz, trae el infierno entre las personas y transmite tormento,
ansiedad, angustia y estrés.
La Realeza de Dios es
Realeza de sangre, porque es realmente Realeza de los que están en
metania, en la que se introducen porque luchan con sangre
hasta la muerte para la Catarsis de los pazos, la Iluminación
y la Zéosis, participando en los padecimientos y en la Cruz del
Señor. Así llegan hasta la Resurrección junto con Él.
Por el fiel, pues, es
necesario que se hagan unos pasos decisivos para entrar en la Realeza
increada de Dios: a) ἒξοδος éxodos-salida del
cosmos-mundo (se refiere del mundo pecaminoso, de los pazos,
etc) y b) εἲσοδος ísodos-entrada al sepulcro de la
metania y de la humildad. Para la necrosis-mortificación del
pecado, la metania y la catarsis de los pazos por
supuesto que se consigue con la sinergia (cooperación de la energía
humana y la energía divina increada) de la Divina Jaris
increada. Para hacer nuestra catarsis y resucitarnos, debemos con
dolor crucificarnos y derramar la sangre “espiritual” de la
obediencia, de la ascesis, ejercicio corporal y afligirnos,
esforzarnos sea voluntaria o involuntariamente. Porque dice: “Por
muchas aflicciones entraréis en la realeza increada de los cielos.
Algunos quieren llegar a la Resurrección sin pasar por el camino del
Gólgota. No puede ser. (¡Igual que una herida física del cuerpo
cuando está infectada la tenemos que limpiar y sanar con alcohol, y
eso duele!).
Con el continuo esfuerzo
para la Catarsis a través de la humildad y la aflicción del cuerpo
como también con la participación en la Divina Ευχαριστία
Efjaristía, vivimos desde aquí y ahora la Realeza increada
de Dios. La divina Liturgia se llama divina Ευχαριστία-
Efjaristía o agradecimiento (ef jaris buena gracia),
porque desde aquí agradecemos a Dios, y se llama Divina Comunión
porque comulgamos, nos conectamos y nos unimos con el Cristo.
Del libro “Διδαχή
didají enseñanza de los Apóstoles” capítulo
9: El Señor Jesús Cristo nos conduce al Padre y nos envía el
Espíritu Santo. Él… es nuestra paz” (Ef 2,14). Él es la vida
eterna, Él es el Paraíso, Él es la Realeza increada y Él es todo
en todos”.
Por eso Le alabamos, Le
reverenciamos y Le glorificamos. Pidamos, pues, la Jaris
(gracia, energía increada) de nuestro Señor Crucificado y
Resucitado para que nosotros con nuestra lucha diaria nos hagamos
partícipes de Su Santo Cuerpo y de Su Sangre Honrada que regala la
verdadera paz divina como compromiso y vínculo de unión con el
reinado de Su Realeza Increada. Amín!!!
Hieromonje Savas el Aghiorita Ἱερομόναχος Σάββας
Ἁγιορείτης
Traducido por: Jristos Jrisoulas,
www.logosortodoxo.com
(en español)
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