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Τρίτη 15 Μαρτίου 2016

El papel de la Iglesia Ortodoxa: La “psicoterapia” terapia de la psique humana.

Ο ΡΟΛΟΣ ΤΗΣ ΕΚΚΛΗΣΙΑΣ: Ἡ θεραπεία τῆς ἀνθρώπινης ψυχῆς. (Ἱερομόν. Σάββας)
El papel de la Iglesia Ortodoxa: La “psicoterapia” terapia de la psique humana.
Por Savas el Aghiorita, Hieromonje, adaptado y traducido de tres homilías suyas.
Contenidos
1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de la psique y del nus
2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el Aghiorita y respuestas
3ª Parte: La La agapi del hombre a Dios y la agapi de Dios a los hombres.
4ª Parte: El reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de sangre;

1ª Parte: “La psicoterapia” terapia de la psique y del nus

El oscurecimiento del “como imagen”.
Se ha dicho muy correctamente que el propósito de la Iglesia Ortodoxa es “psicoterapiarnos” sanarnos y hacernos saludables psíquica y espiritualmente. Los Santos Padres nos dicen que el resultado de la primera desobediencia que hizo el hombre (Adán) a Dios fue la pérdida de la conexión y comunión con Él. Ocurrió esto que llamamos “oscurecimiento del como imagen” del hombre.

Tal como conocemos, en nuestra psique-alma está imprimida la imagen (icona) de Cristo. Pero esta imagen se ha oscurecido y manchado, y esto sucedió a causa del pecado original. El resultado del oscurecimiento fue lo siguiente: esta imagen de Dios que tenemos en nuestro interior ya no está limpia, clara y lúcida en nuestra vida y en nuestras acciones.
¡Así pues, ahora, después de la caída, el hombre completo está enfermo, desgraciadamente está “manchado, ensuciado”… desde la cabeza hasta los pies! En cada faceta de su vida, en cada praxis, acción y en cada energía psíquica (pensamientos, emociones y deseos) y cada operación somática, corporal todo está enfermo.
En este punto os rogaría que me siguierais con atención. Las cosas que más abajo voy a decir puede ser que para algunos sean oídas por primera vez. Pero son muy sencillas.
Discernimiento entre οὐσία (usía, sustancia, esencia) y energía de Dios y de la psique-alma humana.
En principio, es importante señalar que el Dios tiene esencia y energías, y son increadas. Energías y esencia tiene también la psique humana, pero son distintas de Dios, son creadas, es decir, la psique-alma está creada según la “imagen” de Dios.
Específicamente, el Dios tiene:
a) Οὐσία (usía) esencia, sustancia increada, pero el hombre no conoce ni puede conocerla porque el Dios es increado, sin principio ni fin, en cambio, el hombre es creado, creatura;
b) Energías increadas, pero las energías de Dios son accesibles y participadas por nosotros los hombres, es decir, tenemos la capacidad de participar de ellas, experimentarlas y vivirlas.
Las energías increadas de Dios las entendemos un poco. Podemos acceder y participar de ellas, como hemos dicho. Por ejemplo, la agapi (amor, energía increada) de Dios y Su justicia podemos vivirlas y experimentarlas; por ejemplo, de que el Dios es dulzura inexpresable y Luz increada, es Vida y Resurrección, etc.
Así que estas cosas, o sea, las energías increadas cuando las percibimos y las vivimos, entonces podemos entenderlas un poco. Por supuesto que no las entendemos intelectualmente, encefálicamente con el cerebro, sino ontológicamente o existencialmente, cuando amamos a Dios. Entonces a través de la Divina agapi increada participamos de ellas, las vivimos y las experimentamos.
¿Pero, cuándo amamos a Dios?
Naturalmente cuando aplicamos y cumplimos Sus logos o mandamientos: “El que cumple mis logos o mandamientos y los tiene interiorizados, ése es el que me ama” (Jn 14,21).
San Gregorio Palamás en la Filocalía nos dice: “La energía increada no se conoce mediante su esencia increada, sino que de la energía increada nos informamos que la esencia increada existe, pero no sabemos lo qué es. Por eso Dios se hace conocido y partícipe a nosotros no de Su esencia increada, sino de Su providencia, según los Teólogos. Y la energía difiere de la esencia también en esto: aquello que informa es la energía increada y lo que conocemos a través de ella de que existe es la esencia increada”.
Nuestra psique también tiene:
a) οὐσία (usía, esencia, substancia) pero no sabemos exactamente lo que es ella
b) energías
Pero como la esencia está enferma, a causa del pecado, entonces están enfermas también las energías que se producen de nuestra psique-alma.
Νούς Nus, noerá energía y corazón según los Santos Padres.
El nus del hombre debe permanecer al corazón. El nus es el sacerdote y el corazón es el altar interior del hombre que debe estar dedicado a Dios.
Dicen los Santos Padres que el nus del ser humano debe estar dentro al corazón y allí orar incesantemente; celebrando una Divina Liturgia incesantemente en el altar interior del corazón humano.
El nus no debe estar disperso hacia fuera mediante los sentidos sino que se encuentre y vuelve en sí mismo. Es decir, la energía del nus que se dispersa al ambiente a través de los sentidos, deberá retornar en su esencia o sustancia que es el corazón (psicosomático) del hombre.
[Apuntamos aquí que en la psique distinguimos: a) la esencia o sustancia que se encuentra en el interior del corazón y se llama corazón profundo o subconsciente y b) energía que se llama también energía noerá. La noerá energía opera al corazón del hombre saludable espiritualmente como oración noerá (del nus) incesante y al cerebro o enkéfalos como diania-mente o lógica].
Cuando se completa el regreso del nus al corazón, entonces el nus por sí mismo sube sobre el concepto de Dios. Entonces la energía noerá funciona correctamente. Es decir, entonces la psique funciona de forma natural, según los Padres.
El Padre Romanidis nos enseña que: “La terapia, psicoterapia de la psique es la ocupación principal de la Iglesia Ortodoxa. Había comprobado de la tradición hebraica, y del mismo Cristo y los Apóstoles, que en la parte del corazón natural funciona algo que los Santos Padres lo llamaron nus.
Por lo tanto desde esta perspectiva la energía noerá (del nus) es una y única energía de la psique, la cual en el cerebro o mente funciona como lógica, pero la misma funciona a la vez al corazón como nus. Es decir, el mismo órgano, el nus ora incesantemente en el corazón, se entiende en los que han conseguido tener la oración incesante, y a la vez pensar con la mente o cerebro, por ejemplo, problemas matemáticas y cualquier otra cosa” (Padre Ioanis Romanidis “Teología Patrística” pág 19).
En los escritos de los Santos Padres se habla mucho sobre el regreso del nus al corazón, el retorno de la energía en la esencia. Dice san Basilio el Grande que el nus que no se dispersa hacia fuera y no se difunde por los sentidos al mundo, retorna en sí mismo y por sí mismo asciende al concepto de Dios. Y a continuación, rodeado e iluminado por la Jaris increada, la Luz increada y la belleza de Dio no se interesa para las cosas terrenales y olvida hasta la misma naturaleza; es decir, este hombre no se preocupa ni se inquieta ni sufre para lo que va a comer ni que va a vestir.
El retorno del nus de la dispersión al corazón, es decir, el regreso de la energía del nus al corazón, es la terapia del nus, la apocatástasis-restablecimiento en su forma natural, normal.
Entonces con la oración cordial incesante, el corazón se purga, se limpia y se sana y viene en el corazón sanado el Inclino, el Espíritu Santo con Su fruto que es (agapi, alegría, paz y serenidad, fe, bondad, magnanimidad, tolerancia, bondad, apacibilidad y continencia). Entonces naturalmente desaparece el egoísmo, la tristeza y la depresión que son producidas por él.
San Teolepto de Filadelfia: “cuando el nus (espíritu) se va y deja de lado las cosas exteriores y sigue conjuntándose hacia las interiores, entonces vuelve a sí mismo; es decir, se une naturalmente la diania (cerebro, mente) con el logos y, con el logos que existe sustancialmente en su interior, se une con la oración. Entonces mediante la oración asciende a la gnosis (conocimiento increado) de Dios con toda su amorosa potencia y energía, con toda su predisposición y con todo su estado de ánimo. Entonces se va desvaneciendo el deseo, anhelo carnal, todo tipo de sensación, sentimiento hedónico se vuelve lento y las bellas cosas de la tierra le parecen repugnantes” (Filocalía tomo 4).

El propósito de la Iglesia Ortodoxa: La terapia de la noerá energía o del nus
-¿La Iglesia ortodoxa, por tanto, qué propósito tiene?
El propósito de la Iglesia es sanar, “psicoterapiar” la psique-alma; y así de enferma hacerla saludable. Creo que hasta aquí las cosas son sencillas.
La energía de la psique se llama «noerá energía νοερὰ ἐνέργεια»; así la llamaron también los Santos Padres. Esta “noerá energía” cuando se encuentra dentro al corazón de la psique del hombre, los santos Padres la llamaron “nus νούς o espíritu humano”; pero cuando está y funciona al cerebro la llamaron “lógica” o “διάνοια diania, cerebro, inteligencia, intelecto, mente o energía lógica”.
El nus y la diania son dos manifestaciones diferentes de la energía de nuestro nus-espíritu, la cual cada vez se manifiesta de distinta manera, según el sitio que se encuentra. La lógica que se encuentra en la región del cerebro se utiliza por el hombre para captar, conceptuar, razonar y formular las cosas que percibe y conoce el nus, el cual como hemos dicho está en el corazón (psicosomático).
Repito y os recuerdo que en la situación de post caída que nos encontramos, todas estas cosas están enfermas. En cuanto el hombre aún no quiere a través de la Jaris (gracia, energía increada) de Dios hacer la metania (cambio de mentalidad, arrepentimiento y confesión), si no se ha limpiado, purgado y sanado, “psicoterapiado”, todas estas cosas no funcionan correctamente. El “como imagen” que está imprimido encima de nuestra psique está aún “oscurecido” (manchado, entenebrecido y ensuciado).
La Iglesia ortodoxa hace esta terapia: “psicoterapia”, sana nuestra psique-alma.
Sana el nus y la lógica. Estas dos cosas.
Cuando el nus está sanado, funciona correctamente y mientras la “noerá energía” funciona correctamente en el corazón del hombre, entonces funciona correctamente también la “lógica”.
Cuál es el funcionamiento correcto del nus-espíritu humano.
El funcionamiento correcto de nuestro nus es estar en conexión y comunión con Dios, orar y “ver” a Dios. Cuando funciona de esta manera entonces tiene Luz, recibe la Luz increada de Dios…
Esta Luz increada que hemos perdido con la desobediencia, la hemos readquirido con la Jaris (gracia, energía increada) de Dios mediante nuestra vida dentro en la Iglesia, con la metania, con la oración incesante del corazón o de Jesús y la vida ascética y mistérica (sacramental), es decir, participando en los Misterios ortodoxos.
Los Santos Padres nos dicen: Adán y Eva, antes de la desobediencia estaban en un estado de continua conexión y comunión con Dios. El Espíritu Santo que estaba junto con ellos los iluminaba.
La infusión o soplo de Dios: el Espíritu Santo.
Los primeros en ser creados obtuvieron el Espíritu Santo desde el momento que recibieron “soplo” de Dios. Os acordaréis del Antiguo Testamento donde se escribe que el Dios “infundió o insufló soplo de vida” a los primeros en ser creados, Adán y Eva. Este soplo de vida no es la psique-alma como equivocadamente creen algunos, sino el Espíritu Santo el cual ha dado Dios al hombre, una vez que antes les había formado y dado cuerpo y psique. Éste fue el que unió a los primeros en ser creados con el Dios y los mantenía en conexión y comunión continua junto a Él.
La desobediencia de los primeros en ser creados y la humanización, encarnación del Salvador Jesús Cristo.
La primera Iglesia e increada es la misma Santa Trinidad; es el mismo Dios, el Cual es Uno y también Tres Personas (Hipostasis) discernidas entre sí.
Allí dentro en esta Iglesia había puesto el Dios a Adán y Eva. ¡Tanta agapi nos mostró! Pero desde el momento que hemos desobedecido a Dios, se alejó el Espíritu Santo, Le hemos perdido, es decir, hemos perdido la conexión con la energía increada jaris del Espíritu Santo como persona. Entonces hemos perdido la comunión con el Dios, con la Santa Trinidad y así salimos de Esta Primera Iglesia Increada.
A pesar de esto, el Dios no nos ha abandonado al desierto. Ha mandado Su Hijo para volver a unirnos junto con Él. Esta fue la causa por la que el Dios se hizo hombre: para que el Espíritu Santo restablecer otra vez en nuestro interior Su energía increada y volver a traernos en comunión con Él y hacernos otra vez miembros de Su primera Iglesia, miembros de la Iglesia increada de la Santa Trinidad.
Por tanto, viene el Hijo y Logos de Dios, uno de las Tres personas, toma nuestra naturaleza y Él vuelve hacer en Sí Mismo la unión de lo creado con lo increado: del hombre que es creado se une con el increado que sólo es el Dios, puesto que a Dios nadie le ha creado; el Dios existe siempre, perpetuamente. Por tanto, en lo sucesivo el que se une con Él regresa en la primera Iglesia de la que cayeron los primeros en ser creados.
“1 Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador o viñador.
2 Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, el Padre lo corta; y todo el que da fruto lo cuida, lo limpia y lo poda, para que dé más fruto. (Cada hombre que dice que cree en mí y no tiene la virtud como fruto de la fe, el Padre lo separa de mí. Al contrario, el que tiene obras de virtud, le ilumina y le refuerza para que pueda hacer obras más virtuosas.)
3 Y vosotros gracias al logos que os he anunciado y enseñado, estáis lúcidos y limpios, como sarmientos espirituales estáis purificados y preparados para fructificar;
4 Permaneced unidos en mí y yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis unidos en mí, no podréis hacer obras virtuosas.
5 YoSoY la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece unido en mí y yo en él, ése trae mucho fruto. Porque sin mí nada podéis hacer. Separados de mí, sin mi jaris o gracia que es mi energía increada, vivificadora, sanadora y salvadora que emana de mí, nada bueno podéis hacer.
6 El que no permanece unido en mí, será echado fuera como el sarmiento inútil, y se seca, y los hombres los recogen y los echan al fuego para que ardan.
6. Aquel que no permanece unido en mí espiritualmente, será echado fuera como el infructuoso sarmiento; y se secarán porque no tienen vida espiritual y no les queda ni huella de energía increada jaris, gracia. Éstos espiritualmente son como los sarmientos secos, y serán echados por los ángeles al fuego eterno del infierno.
“Oscurecimiento del nus de Adán”
Después de la caída de los primeros en ser creados, el hombre está enfermo. Cuando decimos enfermo damos a entender que su psique está enferma. Y cuando decimos que la psique está enferma, entendemos que el nus-espíritu del hombre y la lógica (diania, mente, cerebro) están enfermos, están oscurecidos, como dicen los Santos Padres. Por eso nos hablan mucho sobre la caída del hombre durante la cual se ha oscurecido, entenebrecido su nus.
“Se oscureció el nus” de Adán: esta es la enfermedad de la naturaleza humana y la tenemos todos los hombres.
Necesidad de terapia para todos- Catarsis de los pazos e Iluminación.
Todos los hombres necesitamos terapia. Se debe hacer la catarsis, sanarse, purgarse y limpiarse nuestros nus e iluminarse por el Espíritu Santo con Su energía increada. Son los dos primeros estadios de la vida espiritual, por los que nos han hablado los Santos Padres: Catarsis e Iluminación.
-Κάθαρσις (kázarsis) catarsis, literalmente es sanación, terapia, curación, limpieza, purgación, purificación y se refiere principalmente a la psique, es decir, psicoterapia.
-Φωτισμός τού (tú) νοῦ (nú) Iluminación del nus o del espíritu humano. Es la segunda etapa de la vida espiritual, después de la catarsis del corazón. En esta etapa el nus ya ha expulsado los apasionados loyismí, y se hace templo del Espíritu Santo, tal y como estaba antes de la caída lleno de energía increada Jaris, y adquiere plegaria incesante por la memoria de Dios. Por eso la iluminación del nus se enlaza estrechamente con la oración noerá del corazón o de Jesús.
Ahora bien, ¿de qué se debe catartizarse, purgarse el hombre?
-Otra vez nos dicen los Padres; debe catartizarse, purgarse de los pazos.
¿Qué son los pazos?
Πάθος (pazos) o pathos: son las fuerzas psíquicas que han tomado dirección equivocada. El término significa una patología, algo que ocurre en la persona a modo de experiencia, en la que queda afectada anímicamente, pasionalmente o emocionalmente. Resulta una alteración de la psique (alma) o del cuerpo, como el padecer, el tener una afección, defecto de carácter, enfermedad, calvario, adicción, hábito, apego y a veces es un autoengaño.
Decía san Paísios el Athonita:Πάθος (pazos) o pathos: los pazos, son las fuerzas y energías psíquicas que han tomado el camino equivocado”. Son los pecados, es decir, las desobediencias a Dios, las que se repiten muchas veces. Así uno poco a poco adquiere un hábito y después comete fácilmente el pecado concreto.
Si uno, por ejemplo, no controla la comida, la cantidad y la calidad, si no tiene continencia, no ayuna poco a poco adquiere el pazos de la gula o la avaricia, ansia, desesperación por comer y a veces sin tener hambre.
Estos pazos fueron desarrollados en su interior, porque este hombre no controló este pecado concreto desde el principio. Es decir, se echó para atrás y cedió una vez, dos, tres… y al final se ha hecho guloso, esclavo de su panza. Entonces ya hablamos de un pazos instalado. Este pazos no existía siempre. Si este hombre comió mientras no tenía necesidad de comer; si ha comido más de lo debía, etc. etc., finalmente se hizo un glotón, un ansioso y avaricioso por comer.
Entonces, “de estos pazos tenemos que hacer la catarsis”, nos dicen los Santos Padres.
-Pero uno me dirá: ¿es pecado comer?
No, no es pecado; pero se convierte en pecado desde el momento que sobre-cubrirás la necesidad de comer para vivir, desde el momento que pondrás en tu estómago más de la cuenta.
Dicen los Santos Padres, cuando sobresatisfacemos un pazos decente, noble y no perverso como el hambre, entonces se convierte en indecente, perverso, es decir, lo satisfacemos más de lo que exigen nuestras necesidades.
(Ver también sobre pazos en: “12 Lexis apocalípticas” http://www.logosortodoxo.com/πάθος-pazos-y-ἀπάθεια-apazia-sin-pazos)
La “psicopatía” del hombre.
Diríamos que el hombre, como está enfermo en la psique y tiene varios pazos, es un psicópata en el sentido y concepto literal y real del término «ψυχοπαθής psijopazís psicópata». No en el sentido que lo dice la psiquiatría actual, sino de acuerdo con la terminología Patrística. Como tiene pazos su psique está enferma, por eso éste hombre se le puede llamar “psicó-pata ψυχο-παθής”.
No hace falta que uno sea, digamos, esquizofrénico para ser psicópata pero, desde el aspecto Patrístico, la psicopatía existe en aquel hombre que su psique no funciona correctamente. La energía de su psique –como hemos dicho anteriormente, la que los Santos Padres llamaron “noerá energía νοερὰ ἐνέργεια”, no funciona correctamente.
Por tanto, cuando la “noerá energía” no funciona correctamente y en todos nosotros sucede esto, mientras no nos hemos sanado “psicoterapiado” en el centro terapéutico que se llama Iglesia, entonces el hombre es un psicópata. Entonces el nus está lleno de loyismí, pensamientos, ideas y fantasías y esto es lo que consiste su “suciedad”. En la persona con pazos o “psicópata” su nus está sucio, según la terminología patrística.
Exactamente en esto consiste nuestra psicopatía: en que nuestro nus está lleno de loyismí pensamientos simples o unidos con la fantasía; no sólo de malos sino de buenos.
Acordaos lo qué hemos dicho sobre el nus: de que es la noerá energía que existe dentro en el corazón del ser humano.
Normalmente en el espacio del corazón no debe haber ningún otro pensamiento, ningún loyismós aparte de Cristo. Esta conexión o comunión se hace con la incesante oración del corazón o de Jesús. Cuando, pues, allí dentro en el corazón han bajado y existen otros pensamientos con sus energías, entonces la “noerá energía” está disfuncional y confusa. Existe de una manera un cortocircuito entre el nus (espíritu del corazón humano) y la diania (mente, cerebro). Pensamientos que deberían estar limitados en la diania-mente bajan al corazón y toman el sitio que pertenece sólo a Dios. Este desastre o confusión lo tenemos todos en nuestro interior, mientras estamos sin terapia.
Por eso veis que no podemos hacer oración limpia, lúcida, pura y cordial; porque dentro en el corazón hay cosas que no deberían haber entrado. Es decir, la energía de distintos pensamientos ha bajado desde el cerebro al corazón. Estos loyismí-pensamientos conectan con los deseos e ilusiones y se convierten en apasionados. Normalmente todos estos loyismí deberían quedar en la diania-mente. Pero desgraciadamente a causa de nuestro descuido y negligencia han bajado al corazón y lo han manchado… No sólo los malos, repito, también los buenos.
Por tanto, aquel que tiene buenos o malos loyismí en su corazón, éste hombre desde el aspecto Patrístico es “psicópata”. Lo repito desde el punto de vista Patrístico. No se confundan con los términos de la ciencia psiquiátrica actual.
Aunque estos loyismí sean éticos, incluso muy morales, inmorales, deshonestos y cualquier otra cosa, diríamos que son un cuerpo extranjero y extraño dentro al corazón. O sea, el psicópata para los Padres de la Iglesia es el que no ha hecho la catarsis de su psique de los pazos y con la Jaris (gracia, energía increada) del Espíritu Santo no ha llegado a una situación o estado de iluminación.
Para el psiquiatra, psicópata es una cosa distinta; es aquel que padece de psicosis, es el esquizofrénico. Pero para la Ortodoxia uno que no ha hecho la catarsis de su psique de los pazos, es decir, si no ha empezado a sanarse y purgarse “psicoterapiarse” a través de la metania y no ha llegado a la iluminación, vamos a decirlo así de sencillo: éste no es normal.
Quién es el hombre saludable espiritualmente.
Esto lo podemos ver si leemos el oficio del Bautismo y el de la Santa Mirra que se celebra en Constantinopla cada Jueves Santo, mas en la inauguración de los templos. Allí veremos lo que significa “templo del Espíritu Santo”. Además, esto algunas veces lo decimos: “este hombre está iluminado”.
¿Pero quién es el iluminado?
Esto sólo dentro en la Tradición Litúrgica ortodoxa podemos verlo y entenderlo. La Iglesia ortodoxa no tiene ideas sino método psicoterapéutico y sanador. Si uno está saludable, su salud se ve de unas cosas y puntos concretos; y cuando está enfermo esto también se ve.
Realmente el hombre saludable espiritualmente es el iluminado, el que se ha convertido en templo del Espíritu Santo. Un hombre que ha logrado la terapia y se ha sanado, tiene la capacidad de entender quién de los demás hombres está saludable y quién está el enfermo.
Camino hacia la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis o Glorificación.
¿Pero qué quiere decir que el hombre es “templo del Espíritu Santo”?
Vamos a decirlo ahora. En el hombre que es “templo del Espíritu Santo” sucede lo siguiente: el Espíritu Santo con su energía increada está en el corazón, ora a Dios y está en comunión y conexión con Él. Es el restablecimiento-apocatástasis del antiguo Adán, el de antes de la caída. Porque éste era el Adán antes de la caída. Tenía el Espíritu Santo y con su energía increada estaba en comunión constante con el Dios. Esto ahora se vuelve a realizar dentro en la Iglesia, en los hombres que quieren y progresan en la catarsis y en la iluminación a través de la Jaris (gracia) la energía increada del Espíritu Santo.
Cuando el hombre con la catarsis se ha vaciado de todos estos loyismí-pensamientos, reflexiones, (por los que hemos hablado), entonces se crean las condiciones adecuadas para habitar el Paráclitos, es decir, el Espíritu Santo. Viene el Espíritu Santo y habita en el interior del hombre. Sucede lo que dijo nuestro Cristo: “Yo vendré con mi Padre y haremos una residencia o morada en vuestro interior”. Y entonces el hombre se convierte y se hace “templo del Espíritu Santo”.
El hombre se hace templo cuando realiza este procedimiento y ha sanado, limpiado y vaciado su corazón de todos sus loyismí -buenos y malos- entonces concede el poder al Espíritu Santo (que desea mucho unirse con nosotros) venir en nuestro interior y hacer la oración Él. Entonces el hombre se convierte en “templo”.
Por eso literalmente, lo que llamamos oración, “la oración noerá o del corazón” que hace el contacto consciente con el Dios, no es lo que nosotros hacemos, sino esto que hace el Mismo Espíritu Santo cuando venga en nuestro interior. Hasta entonces lo que nosotros hacemos es imperfecto, simplemente es un esfuerzo que prepara nuestra unión con el Dios. Pero para que se haga esta avenencia, este puente y unión del hombre con el Dios, deberá venir el Dios para celebrarla.
Nuestra oración incesante comienza de la boca: «Jesús Cristo Kirie-Señor, eléison me, compadécete de mí, ayúdame, sáname, ten misericordia… Ἰησοῦ Χριστὲ Κύριε ἐλέησόν με». Después la diania (cerebro, mente, intelecto) toma la oración y la baja al corazón. Luego, poco a poco cuando esta monologa oración « Jesús Cristo Señor, eléison me, compadécete de mí, ayúdame, sáname, ten misericordia… Κύριε Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν με», lleva cierto tiempo y se ha acostumbrado, acoplado y fijado dentro al corazón, pues, esta imploración constante con la energía del divino Nombre expulsa todos los loyismí, pensamientos, fantasías, ideas y meditaciones. Éste es el método.
Cómo se hace la Catarsis y la Iluminación
Me dirán: ¡Muy bien Padre Sava! ¿Cómo se hace esta catarsis y cómo se van estos loyismí que han entrado en nuestro corazón?
-Exactamente con esto; es decir, con la incesante imploración y en contacto consciente con el Divino Nombre constantemente en nuestro corazón; y, por supuesto, también con el resto de la instrucción terapéutica y ascética (ejercicio espiritual) de nuestra Iglesia ortodoxa que contiene: metania, ayunos, vigilia, vida litúrgica, es decir, participar en los oficios y misterios ortodoxos y sobre todo en la Divina Liturgia y tener conciencia dogmática correcta, fe ortodoxa correcta.
Por ejemplo, no puedes ser un errático, herético y hacer la “oración noerá o del corazón” correctamente y que sea fructífera. Si no tienes “creencias” ortodoxas correctas sobre el Dios, sobre la Santa Trinidad y sobre el Cristo, no consigues nada. Uno que no está bautizado ni catequizado y se ha extraviado de la fe ortodoxa, aunque haga toda la oración que quiera, no va a conseguir nada.
Todas estas cosas, es decir, la instrucción ascética y psicoterapéutica de nuestra Iglesia combinada con la fe ortodoxa y con la participación activa en los Santos Misterios ortodoxos, conducen a la catarsis de los pazos y de los loyismí (pensamientos simples o unidos con la fantasía, meditaciones e ideas).
Cuando, pues, nuestra oración ha bajado al corazón, con la potencia de su energía expulsa todos estos loyismí y permanece limpio, purificado y sano, entonces se introduce el Espíritu Santo y llega la iluminación que es el segundo estadio de la vida espiritual; entonces es cuando el hombre se convierte en “templo del Espíritu Santo”.
Las oraciones de la Iglesia hablan sobre la Catarsis y la Iluminación.
Todos nuestros oficios divinos, como también la Tradición ascético-hisijasta de nuestra Iglesia, principalmente se refieren a estos tres estados espirituales, y los dos ya los hemos dicho…
1º estado espiritual es: la Catarsis de los pazos de la psique y del cuerpo.
2º estado espiritual es: la Iluminación del nus del hombre mediante la Jaris (gracia, energía increada) del Espíritu Santo.
3º estado espiritual es: la zéosis o glorificación de la psique y del cuerpo del hombre, contemplación de la luz increada, de nuevo mediante el Espíritu Santo.
Los Santos Padres hablan principalmente para la catarsis y la iluminación.
Los oficios divinos de la Iglesia ortodoxa son expresiones del culto lógico, es decir, del culto que hacemos con la lógica, la diania (mente, intelecto) y no con el corazón. Esto que hacemos con el corazón no se oye. La oración cordial es mística. En el templo, en los oficios divinos hablamos, leemos y cantamos o salmodiamos, es decir, con nuestra lógica formulamos oraciones y las decimos en voz alta de modo que el otro las escuche. Este tipo de oración se llama lógica; éste es el culto lógico. Las oraciones que han compuesto los Santos Padres y el culto lógico, nos hablan principalmente de estos dos estadios: Catarsis e Iluminación.
La Iluminación
Los dos estadios, catarsis e iluminación, los da el Dios como regalo a los que quieren y desean, no hace distinciones. Si lo quiere el hombre, puede pasar del primer estadio y llegar al segundo. Lo único que se requiere es sinceramente el hombre realizar la metania (el divino psicoanálisis) y entrar al proceso del esfuerzo en hacer la catarsis de su psique, de su nus y de su corazón cooperando con la Jaris, la energía increada del Espíritu Santo. Cuando el hombre va haciendo esto, seguro que llegará también a la iluminación.
La iluminación no es otra cosa que esto que llamamos “pre-sabor o sabor anticipado del Paraíso”. El hombre se siente ya que está desde aquí y ahora en el Paraíso. Porque la Iglesia es “el Paraíso en la tierra o el reinado de la Realeza increada en la tierra”. Miembro de la Iglesia realmente es aquel que vive en el Paraíso desde aquí y ahora. ¡Es éste que ha llegado a la iluminación, es decir, el que se ha convertido en templo del Espíritu Santo!
Por tanto, volviendo a la pregunta: ¿quién es el “normal” fiel ortodoxo?
¿Si acaso será el bautizado que no ha hecho la catarsis? Por supuesto que no.
¿Quizás sea el que ha hecho la catarsis y se ha iluminado? ¡Por supuesto que éste es el cristiano ortodoxo normal!
Sobre todo la catarsis y la iluminación son estados concretos y se pueden comprobar por Padres espirituales, experimentados e iluminados. Porque realmente existen estos criterios con los que se comprueba la salud psíquica y el grado de la apocatástasis-restablecimiento del hombre. La ortodoxia es una ciencia médica. La Iglesia ortodoxa es el único centro terapéutico de la psique humana y tiene sus médicos o psicoterapeutas: son los Padres espirituales con médico de cabecera el mismo Señor.
En la Iglesia hablamos de cosas y no de ideas ni de filosofías. Puesto que el nus es un órgano fisiológico de cada hombre, lo tienen todos los hombres ortodoxos o no, helenos, musulmanes, budistas… todo el mundo; por lo tanto todos los hombres necesitan de la catarsis y de la iluminación. Y esto sucede como hemos dicho, porque el nus de todos está oscurecido, entenebrecido y “ensuciado”.
Puesto que nos bautizamos, por qué necesitamos de nuevo catarsis.
No basta, pues, sólo con bautizarse. Uno deberá hacer esto que llamamos catarsis.
-Y mediréis: ¿Por qué tengo que hacer la catarsis? ¿No tengo bastante con el bautismo?
Sí, pero después del Bautismo nosotros mismos repetimos la desobediencia de Adán, no una vez sino muchas. Me dirán:
¿Cómo es que el pecado entra en nuestro interior, puesto que cuando nos bautizaron éramos niños?
Eh! Al principio nos inducen los pazos nuestros padres y el estrecho ambiente familiar. Ellos al principio nos soplan la egolatría, la vanagloria, la ambición, la codicia, la avaricia y la soberbia. A continuación colaboramos también nosotros y así permitimos que de nuevo entren en nuestro interior los “escombros” de los pecados y de los pazos. La educación equivocada conduce a la producción de seres o existencias enfermas. La ignorancia de los padres en cómo educar y criar a sus hijos tiene resultados dolorosos tanto para los hijos como para los mismos padres y la sociedad.
Con los “bravo-bravo”, la inmediata satisfacción de nuestros caprichos, multitud de “caricias” y de adornamientos que nos ofrecen los padres, nos inducen y nos crían en los dos gigantes más grandes de los pazos: la vanagloria y el egoísmo (soberbia u orgullo).
Así poco a poco se infecta otra vez nuestro nus con todos los pazos y así perdemos o mejor dicho, desactivamos el Espíritu Santo que habíamos recibido de los misterios del Bautismo y de la Crismación. Por tanto, hace falta realizar de nuevo la catarsis…y esta vez a través de la metania, las lágrimas del corazón y la confesión.
La Ortodoxia acepta todos los hombres para la terapia sin obligarlos.
La Iglesia abraza todos los hombres, porque no es una religión. Es terapia, psicoterapia y centro médico. Cuando vas al médico no te pregunta: si eres griego te recibo, o si eres albano no te recibo o si eres de cualquier otro país no te recibo. El médico sana y cura a todos, naturalmente si es un médico “correcto”.
Así también la Iglesia Ortodoxa no es de un estado o una nación. Por eso como sabéis, no decimos: la Iglesia de los griegos, sino: la Iglesia Ortodoxa de Grecia. La Iglesia de Grecia no se interesa sólo de los griegos sino de todas las personas que viven en este momento en el país, sean albanos, chinos, de cualquier país, la Iglesia los abraza todos. Si todos estos van a este centro médico que es la Iglesia Ortodoxa, los aceptará y los psicoterapiará, los sanará, porque el nus de todos ellos está enfermo y la Iglesia existe para psicoterapiar, sanar todo el mundo.
También decimos: Obispo de Atenas; no decimos: Obispo de los Atenienses. Es decir, todos están bajo el cuidado pastoral y la agapi; la Iglesia Ortodoxa los abraza todos.
Vemos pues, que la Iglesia Ortodoxa es una unidad de todos y dentro en la Iglesia estamos todos, como decía san Porfirios el Athonita. Todos estamos en potencia, ojalá que nos convirtamos miembros en energía, es decir, entrar todos en la Iglesia Ortodoxa con nuestra libre voluntad.
Nuestro Cristo no obliga a nadie que sea sanado. Diríamos que es muy “democrático”, mucho más de lo que imaginamos sobre el concepto de democracia de hoy en día. Aquel que quiere ir se va junto con Él, le recibe, pero a nadie le conduce forzosamente a la terapia o psicoterapia.
Μετάνοια Metania y Confesión general: “la divina psicoanálisis”
Μετάνοια Metania del verbo μετά-νοώ, metá=después, con, y noó= concibo, percibo con el nus como energía y con el corazón como esencia. Quiere decir giro del nus y metanús, introspección y conversión de la conducta y mentalidad del hombre y sobre todo giro, cambio de actitud de la vida en pecado y en el mal por la vida en Cristo. La metania en la Tradición Ortodoxa no proviene de una percepción psicológica de culpabilidad, sino de la apocálipsis (revelación) de la deformación de la psique y esta apocálipsis se manifiesta por la energía increada de la divina Luz en el corazón psicosomático del hombre. El nuevo Testamento empieza y acaba con la metania (Mt 3,2 Lc 24,47)
Metania se llama también confesión y es uno de los Misterios de nuestra Iglesia Ortodoxa, con el cual se facilita la absolución y perdón de los pecados, aceptación, confesión, arrepentimiento, rectificación y terapia, sanación. También se llama así a un gesto reverente que se acostumbra hacer en la veneración Ortodoxa. Hay dos metanias-genuflexiones distintas: una es un simple movimiento de la cabeza hacia abajo y otra grande reverencial, arrodillándose. (Ver también sobre este término en nuestro libro “12 Léxis apocalípticas” en el blog en español: www.logosortodoxo.com).
La confesión general a través del Misterio de la Metania es el misterio del verdadero psicoanálisis.
El que está en metania se autoreprocha, se autocritica y se humilla y así atrae la Divina Jaris (gracia, energía increada). La culminación de la metania es la confesión de toda nuestra vida en un Guía Espiritual o Yérontas. El cuidado después de la confesión en no repetir los errores del pasado y el esfuerzo en hacer los contrarios bienes, así se completa correctamente el proceso psicoterapéutico.
Es bueno que la confesión de nuestra vida se repita de tiempo en tiempo. El multicarismático sabio y ahora santo Porfirio enseñaba que esta confesión general “psicoterapia”, sana al hombre no sólo de los daños de sus pecados personales, sino también de distintos traumas psicológicos y de las vivencias o problemas hereditarios de sus antepasados. La confesión general el santo Yérontas la llamaba “Divina Psicoanálisis”.
Esta importante función del Misterio de la confesión, es decir, la terapia de los traumas psicológicos del hombre, se nos ha sido apocaliptada-revelada por el Santo Yérontas Porfirio.
Un hijo espiritual del Yérontas nos narra: “El Yérontas veía en el interior de la psique-alma de los hombres lo que el Dios le apocaliptaba-revelaba. Para una persona conocida mía me dijo: “veo dentro de su psique una cosa mala y muy sucia. Es un trauma, pero es antiguo y es demoníaco. No sé exactamente lo que es esto; puede ser que el Dios me lo apocalipte-revele más tarde”. Y después de unas semanas: “Esta cosa mala que vi en la psique de esta persona se puede marchar y expulsar, pero sólo si esta persona se diviniza y se sana con la energía increada. Entonces cambia el hombre con la increada energía de la divinización. Por muy pecador que sea todos los traumas psíquicos se van. Hoy en día los médicos todas estas cosas las llaman “enfermedades psíquicas o mentales”, pero en realidad son influencias e infecciones demoníacas y se deben a los pecados”. (“Junto con el Yérontas Porfirios”, por Konstantino Gianitsiotis, pág 122)
El hombre cuando se confiesa y está en metania, a través de la energía increada, junto con la remisión y absolución de los pecados, se corrige y se diviniza o santifica y así recibe la sanación de sus heridas que le ha provocado el maligno astuto, el mundo (la gente y los pazos) y su propia negligencia y pereza espiritual.
Las personas estigmatizadas con problemas morales, psicológicos, neurológicos, sociales, conyugales y familiares u otros problemas personales se van terapiando y sanando, y así poco a poco se van preparando para unirse a la nueva familia inmensa de la Realeza increada de los Cielos. La terapéutica energía increada del Misterio de la Santa Confesión abraza o abarca toda la existencia psicosomática del hombre.
Decía el Yérontas y nuevo Santo Porfirio: “En el momento que dices estas cosas al confesor, viene la Divina Jaris (gracia, energía increada) y te libera de todas tus malas experiencias, de las heridas, las culpabilidades y de los traumas psicológicos, porque el confesor ora ardientemente al Señor para que seas liberado de todas estas cosas” (3). Hay situaciones o comportamientos que vive el ser humano en los que se esclaviza y que son debidos a los traumas infantiles o fetales.
“Cada ser humano ha recibido en su interior también experiencias vividas de los padres y especialmente de la madre” (4). La Jaris (energía increada) de Dios que se “irradia” del guía espiritual durante la Confesión General, alivia, emblandece y cierra estas abiertas heridas ensangrentadas.
El proceso de la confesión General que el Yérontas llamaba “la Divina Psicoanálisis” es la que conduce a la verdadera psicoterapia. Exteriormente la Confesión General decía el Yérontas se parece con la psicoanálisis. En realidad es algo muy superior, muy profundo y muy eficiente. En la “psicoanálisis mundana” se hace un raspado de la psique humana, pero sin la capacidad de terapia y sanación. Es “un continuo hablar, un charlatanear sin final” que no conduce a ninguna parte, incluso puede perjudicar y dañar.
Por la “psicoanálisis mundana” se produce daño y perjuicio, puesto que cuando uno: a) se recuerda del pasado y b) se ocupa de los sueños, no hace nada más que remover el estanque; estos dos métodos los Santos Padres nos los prohíben hacer. Como resultado de esto tenemos enturbiamiento de la psique y emanación de fétidos vapores que contaminan e infectan aún más al ser humano.
Sin embargo, la Confesión General proporciona la Jaris (energía increada) terapéutica a parte consciente y a la inconsciente del hombre y opera como una “divina psicoanálisis y psicoterapia verdadera”.
El padre y santo Porfirios se refiere a muchos casos de terapia “psicoterapia” a través de la Confesión General.
Decía sobre una señora que se confesaba en él: “Al momento que se confesaba la observaba dentro en su psique y veía que iba la Jaris (energía increada) en su interior, así tal como yo la estaba mirando” (5).
El Guía Espiritual ortodoxo, cuando ora, irradia y emite rayos de divina Jaris que terapian, sanan al que se está confesando. Decía el Yérontas que todos los Guías espirituales y confesores ortodoxos tienen esta jaris y cuando oran y bendicen la irradian y la emiten como conductos transmisores”.
Aconsejaba a un hijo espiritual lo siguiente: “Hijo mío, tienes que hacer una Confesión General en ciertos tiempos de tu vida, porque los distintos traumas psicológicos o varios acontecimientos nos producen enfermedades psíquicas y somáticas o corporales. En la confesión no debemos decir sólo nuestros pecados, sino también los distintos loyismí (pensamientos, ideas, fantasías, reflexiones), por ejemplo, de miedo, de tristeza, de alegría que nos suceden por varios acontecimientos, como son muertes, seísmos, bodas, pensamientos de poca fe, etc.”.
Sólo la Iglesia hace psicoterapia y sana la psique humana.
Ψυχή Psique alma, ánima, el término viene desde la antigüedad y se usa igualmente hasta hoy.
En el Nuevo Testamento y en los santos Padres, se usa a menudo en vez de la palabra anzropos, ser humano, hombre, (Rom.13,1). A veces en la Sagrada Escritura significa simplemente la vida. (Mt 2,20. Jn 10,11. Rom 16,4). Pero psique se dice sobre todo del elemento espiritual, no material de nuestra existencia (Mt 10,28); Es la base substancial que vivifica el cuerpo. Es un componente de las dos partes de nuestra naturaleza; el otro es el soma, cuerpo. El cuerpo no contiene la psique sino que la psique contiene y conjunta al cuerpo. La prueba está en que cuando la psique sale del cuerpo este se convierte en cadáver y se disuelve. Los hombres tienen psique con esencia y energía, por eso tienen nus, logos (lógica) y espíritu, el cual espíritu, es la increada energía Jaris que vivifica el conjuntado cuerpo; nus y logos están unidos e inseparables de la psique después de la muerte física; los animales tienen psique por energía por eso no tienen nus y logos (lógica). (Ver también sobre este término en nuestro libro “12 Lexis apocalípticas” al blog en español: www.logosortodoxo.com).
La instrucción psicoterapéutica es una. No hay muchas terapias, psicoterapia para el nus y la psique, una es: es esta de la Iglesia Ortodoxa. Las “llamadas psicoterapias” que circulan por el mundo, por lo menos aquí en Grecia son unas 120; y no es mía esta expresión: “los llamados psicoterapeutas y psiquiatras”, es del padre y nuevo santo Porfirios el Athonita.
¡Ciento veinte métodos de “psicoterapia” circulan hoy aquí en Grecia, imaginaos en el mundo! De esto uno entiende que allí dentro de estos sistemas y “tiendas psiquiátricas” no existe terapia. Porque si lo hubiera no hacían falta ciento veinte o más métodos. Donde uno ve muchos fármacos y muchos métodos para la misma enfermedad, significa que no tenemos un tratamiento de psicoterapia efectivo, ni conocemos la terapia.
Los llamados psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas no conocen qué es la ψυχή (psijí, psique, alma). Diría que es absolutamente cierto que estos hombres no conocen psicoterapiar, sanar la psique, simplemente porque ni siquiera conocen lo que es psique. Sólo la Iglesia ortodoxa y los Santos Padres conocen qué es la psique, por supuesto que a medida de lo posible que se les ha dado a conocer por el Supra-sabio Dios.
Los llamados psiquiatras mundanos no hablan ni conocen nada sobre la catarsis del nus. Si uno observa este tipo de “psicoterapias” que circulan por ahí lo comprobará… Además el término “psicoterapia”, tal y como se utiliza por los asuntos mundanos es un error –es una burla, una ridiculización del bello término helénico. Igual que los términos “psiquiatría” y “psicología” son ridiculeces de las especialidades que representan, porque todos ellos no sirven a las especialidades homónimas, no saben qué es la ψυχή (psijí, psique, alma). ¿Cómo, pues, psicoterapiarán, sanarán sin saber nada de lo que van a sanar?
Si uno lee todos los léxicos en relación con el término o estudia los libros psicológicos, en ninguna parte encontrará que escriban algo sobre lo que es la ψυχή (psijí, psique, alma). No dan ninguna definición sobre la psique o dan una descripción muy periférica, se refieren al comportamiento o la conducta. Y todos estos métodos, los llamados “psicoterapéuticos” sustancialmente son métodos de control y rectificación del comportamiento y de la conducta que sólo pueden ofrecer al paciente un alivio superficial; no son métodos de terapia de la psique. Ninguno toca la psique.
La terapia, psicoterapia de la ψυχή (psijí, psique, alma) es obra solamente de la Iglesia Ortodoxa.
Sólo la Iglesia ortodoxa puede psico-terapiar la psique y sanar la “noerá energía”, el nus del hombre. Y tiene un método concreto, no hay otro. Es el método de Catarsis, Iluminación y Zéosis o glorificación. Esta instrucción terapéutica de la psique una y única, pues, es la que existe en la Iglesia ortodoxa. Y esto debemos entenderlo bien: la terapia de la psique es obra solamente de la Iglesia ortodoxa y de nadie más.
Es inaceptable, por ejemplo, que uno venga a confesarse (esto lo digo para nosotros los Guías espirituales) y mandarlo en terapia psicológica mundana. Atención, si el hombre tiene necesidad de tomar fármacos porque padece de sus nervios, le mandaremos al médico, sí, pero no para terapia de su psique… porque ninguno de estos llamados “psico-terapeutas” sana la psique.
Es posible que el hombre con los pecados que ha cometido haya perjudicado también su sistema nervioso. Porque la psique afecta también al sistema nervioso. Y si uno comete graves errores y grandes pecados en la psique entonces afecta al cuerpo y todo el sistema nervioso. Allí hace falta tomar fármacos. No es el rol del psiquiatra esto. El psiquiatra en este momento no hace psicoterapia sino neurología, hace terapia de los nervios. No se permite decir que es psiquiatra, sino neurólogo o neuro-terapeuta. Sana los neurotransmisores, las neuronas, etc.
Vemos, pues, que el término “ψυχίατρος psijíatros psiquiatra, terapeuta de la psique” es engañoso, sin querer perjudicar posibles buenas intenciones de estas personas. Conozco que la mayoría de ellos intentan ayudar a su prójimo, y a medida que saben intervienen terapéuticamente al sistema neurótico.
Sólo la Ortodoxia hace psicoterapia real, es efectiva y sana verdaderamente la ψυχή (psijí, psique, alma) humana a través de la Divina Jaris (gracia, energía increada) dentro en la Iglesia Ortodoxa.
La pérdida de la instrucción terapéutica Ortodoxa de los heréticos. Nuestro Cristo es llamado médico.
Los que están fuera de la Iglesia, -aunque se autoproclaman “cristianos”- han perdido esta terapéutica. En todos los heréticos en ninguna parte de ellos encontraréis que hablen de terapia o psicoterapia del hombre, es decir, los que se han marchado de la Iglesia Ortodoxa, (papistas, protestantes, etcétera). Han perdido el método psicoterapéutico. Se han alejado de esta tradición, ya no piensan ortodoxamente (en el marco de terapia de la enfermedad del nus).
Aquí radica también la diferencia de la Ortodoxia de todas las otras religiones y dogmas. Ninguna religión habla de terapia tal y como lo hace la Iglesia Ortodoxa. Si buscamos en las “oraciones, bendiciones” y en nuestra Divina Liturgia, veréis que en repetidas ocasiones nuestro Cristo es llamado “el Médico, el Terapeuta de nuestras psiques y cuerpos”. El Cristo es nuestro Médico, el Terapeuta y nuestro Psiquiatra. Si buscamos en la tradición papista o en la protestante, esta nominación de nuestro Cristo como médico no existe en ninguna parte. Sólo en tradición ortodoxa existe esta nominación, porque precisamente sólo la tradición ortodoxa realiza la terapia de la psique y la sana.
Por qué se ha perdido la tradición terapéutica de Occidente.
¿Pero, por qué se ha perdido esta tradición psicoterapéutica de los papistas, los llamados romano-católicos y los protestantes? ¿Por qué cuándo los hablamos de instrucción terapéutica se extrañan? Porque la necesidad de la “catarsis” y de la “iluminación” es una necesidad de cambio interior y esta se ha marchado de estos hombres desde el momento que han perdido la Ortodoxia, es decir, la correcta doxa (consideración y fe) sobre el Dios. Han cambiado los dogmas y la teología, por eso a continuación perdieron también las recetas terapéuticas para sus existencias y sus vidas.
¡Los dogmas son los que salvaguardan la Verdad y la vida! Cuando alteras y estropeas los dogmas ya no tienes “cerco” para la vida correcta. Cuando ya no hay barreras y vigilancia, entonces fácilmente se introduce en la vida la mentira y el engaño.
También sucede a la inversa. Es decir, cuando se altera la vida, entonces se producen dogmas alterados y corruptos para acomodarse en esta vida arrogante, alterada y corrupta. Los dogmas alterados se asimilan con los medicamentos alterados que no sólo no sanan sino que empeoran la enfermedad. Los dogmas correctos sanan, “psicoterapian” la psique. Los corruptos y falsos la enferman.
Precisamente esto ocurrió en la antigua Europa ortodoxa que sufrió la invasión de los Francos. Así Occidente conquistado por los heréticos, más bien de los bárbaros Francos, al principio fue alterada la vida. Después por los mismos Francos se alteraron los dogmas. Así se perdieron los fármacos, medicamentos y la receta terapéutica ortodoxa, incluso la instrucción ortodoxa la que da al hombre la capacidad de realizar su destino que es su semejanza a Cristo. ¡Ahora, en los papistas y los protestantes no es el hombre el que cambia sino el Dios!
Debemos cambiar y hacernos hombres de Dios.
Acordaos cuando decíamos que en la Ortodoxia debemos cambiar, debe cambiar el hombre, es decir, estar en metania, psicoanalizarse y psicoterapiarse en Cristo. Debe cambiar nuestro nus, nuestra mentalidad y hacer la catarsis del corazón vaciándose de todo para llenarse de nuestro Cristo. Debemos cambiar, convertirnos.
Por eso que no os moleste cuando os dicen: Has cambiado…
Sí, he cambiado. Pero la cuestión es: ¿hacia dónde he cambiado?…
Has cambiado porque has entrado en la Iglesia y te han engañado los curas…
Sí… Pero la verdad es que es necesario cambiar.
Si nos dicen que “has cambiado”, pues, no nos avergoncemos ni tengamos miedo a decir… Sí, he cambiado.
Cuando nos dicen que “hemos cambiado” lo que intentan es golpear y picar nuestro egoísmo y nuestra vanagloria Ya que esto precisamente es lo que debemos hacer: tenemos que cambiar y de enfermos hacernos sanos, saludables. Que no permanezcamos enfermos para hacer ver que supuestamente somos caracteres “estables”, firmes y enteros, ni tampoco es despreciativo aceptar y decir que hasta ahora “habíamos tomado un camino de vida equivocado”…
En los heréticos, papistas, protestantes, etc., el que cambia es el Dios.
En contra de la teología ortodoxa, los heréticos, los cuales son excesivamente egoístas y soberbios, predican que no es el hombre que debe cambiar. Supongo que conocéis que la herejía proviene de la soberbia y del egoísmo. Todos los jefes de las herejías eran hombres muy soberbios y orgullosos. ¡Para ellos el Dios es El que cambia y no el hombre! Esta cosa lo han hecho teología. Mientras que la verdad es lo contrario. El Dios es inalterable, no cambia nunca. También, como decimos en la teología Ortodoxa, el Dios es perpetuo, es siempre el mismo antes de todos los siglos; es perfectísimo y superior a toda perfección. Por eso no necesita ningún desarrollo, mejora o cambio.
¡Ay si Dios cambiara! ¡Esto significaría que el Dios tiene pazos (pasiones, emociones y vicios)! Por supuesto que no… El Dios no tiene pazos; es inalterable. ¡Sin embargo, en la teología de los heréticos (papistas, protestantes…) el Dios cambia!
Observad ahora cómo esta teología en parte se ha introducido e intenta introducirse también en nosotros los ortodoxos. El gran Padre Romanidis dice: “En los papistas y en los protestantes, el hombre no cambia. La única cosa que el hombre hace, según ellos, es que se hace chico bueno. Es decir, cambia de alguna conducta y comportamiento exterior. Pero su esencia, su psique, es decir el hombre esencial no cambia. Simplemente exteriormente se hace “chico bueno”. Y cuando el hombre de chico malo que es se ha hecho chico bueno, entonces el Dios le ama. De lo contrario el Dios le aborrece, le detesta.
¡Observad qué teología!... totalmente equivocada! ¡Es decir, que el Dios según ellos puede odiar y detestar! ¡Si uno permanece chico malo entonces el Dios no le quiere! Y esta percepción en algunas partes ha pasado también en nosotros e intentan pasarla… Si el hombre se hace chico bueno entonces el Dios cambia, se alegra y se hace bueno! Veis dónde acabamos…! Y si el hombre se hace chico malo entonces el Dios se enfada y donde antes le amaba ahora le odia!!!
Desgraciadamente este tipo de percepciones e ideas dominan en Europa. Esta es la teología de Occidente. Esencialmente toda esta teología es una refutación, anulación de Dios, porque el Dios no es así. Por eso Occidente ha llegado a la negación de Dios y al ateísmo. (Sobre este tema podéis leer el artículo del teólogo Nelas en la siguiente dirección: http: //www.alopsis.gr/ alopsis/ Nellas.htm “La teología de la muerte de Dios Ἡ θεολογία τοῦ θανάτου τοῦ Θεοῦ”).
La relación tipo comercial con el Dios.
La relación ortodoxa con el Dios debe ser agapítica, con agapi (amor desinteresado) y no tipo comercial para que lo pasemos bien nosotros. Relación tipo comercial tienen los creyentes de las demás religiones con sus supuestos dioses (es decir, los demonios). Ellos dicen: “iré al mago o al sacerdote, al hinduista, al yogui, etc… le daré dinero o cualquier cosa material… haré mi sacrificio y ofrenda para que aquel me lea una oración especial y me vayan bien las cosas, para no tener enfermedades y tener buenas cosechas, para que vaya bien mi coche, mi cuenta corriente y las acciones en la bolsa, etcétera…” Desgraciadamente esta tendencia muchas a veces está también dentro de muchos ortodoxos.
Un ejemplo, que muestra el grado de ignorancia y alteración muchas veces de nosotros los ortodoxos, es el siguiente:
“Decimos la Sacerdote que venga a nuestra casa para hacer el misterio del Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo o santificar la casa con agua bendita.
-Y el cura pregunta: para qué.
-Y respondemos: Así para el bien, para que me vayan bien las cosas…
¿Pero qué bien? No sabemos lo que es el bien.
Por ejemplo, ¿Por qué hacemos el Misterio Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición Santificación de Oleo?
Pues, el Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo, es un Misterio especial de la Iglesia que se hace cuando uno está enfermo; conecta directamente con la Confesión, con la Metania. ¿Cómo va a venir el Dios a curarte cuando tú no tienes relación esencial con Él, no Le amas, no te confiesas ni te arrepientes y no cambias de mentalidad y vida? ¿Para qué quieres el Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo entonces?: ¡así simplemente para el bien, para bendición… dicen algunos “para estar bien con el Dios”, rebajando y convirtiendo el Εὐχέλαιο (efjéleo) Bendición o Santificación de Oleo; como un acto mágico!
¿Cómo harás estos Misterios, si no haces Metania, Confesión y arrepentimiento, si no pides perdón por las cosas malas que has hecho? ¿Cómo restablecerás tu conexión y comunión con el Dios? ¡Si acaso piensas que aplacarás y suavizarás a un Dios-policía enfadado y vengativo! Esta percepción es totalmente equivocada. Porque el Dios no tiene necesidad de suavización y aplacamiento. … El Dios siempre nos ama…tanto si somos pecadores como justos, aunque estemos en el infierno allí también nos ama. Incluso si a causa de nuestros graves y pesados pecados nos endemoniamos también entonces nos ama, ama hasta los demonios… Dios ama todo el mundo.
Es cierto que el Dios no cambia nunca; somos nosotros que debemos cambiar, arrepentirnos y regresar a Dios, de modo que venga a trabajar en nuestro interior…
Con los pecados que cometemos, construimos paredes alrededor nuestro y no puede traspasar la agapi, la energía increada Jaris de Dios en nuestra psique y hacernos bien y psicoterapiarnos. Entonces nos convertimos en desgraciados. Si no derrumbamos esta pared con la metania, por muchos trucos mágicos que hagamos no podemos conectar y comulgar con el Dios. Así no se hace nada.
¡Así pues, según la teología tergiversada de Occidente, el hombre cuando es bueno entonces el Dios le ama!...
Durante la Segunda Parusía (Presencia) todos veremos a Dios pero unos como luz increada y otros como fuego increado.
Una cosa es segura: durante la Segunda Parusía (Presencia) todos veremos y viviremos a Dios, tanto los salvados como los infernados. Pero la diferencia está en cómo Le veremos. Si tenemos nuestros ojos espirituales abiertos, es decir, el nus sanado mediante la catarsis, veremos a Dios como dulcísima Luz increada. Pero si tenemos nuestros ojos espirituales, es decir, si nuestro nus está oscurecido, entenebrecido de los pazos, -porque no nos hemos preocupado a través de la Metania abrir nuestros ojos espirituales mientras estábamos en esta vida- ¡entonces Le veremos como “fuego abrasador, consumador”, como fuego candente!
Aquí debemos recalcar algo muy importante:
La apertura o el abrir de los ojos espirituales de la psique es obra de esta vida provisional. Sólo en esta vida se hace esto, no en la otra, la eterna…y se debe hacer de nosotros en sinergia o cooperación siempre con la divina Jaris (gracia, energía increada) que se proporciona a través de los santos Misterios de la Iglesia Ortodoxa.
La Iglesia Ortodoxa, pues, tiene este papel: prepararnos de manera que veamos a Dios como dulcísima Luz sin crepúsculo e increada y no como “fuego abrasador”.
Pensad hoy en día si sacásemos un ciego al sol.
¿Ve?
Por supuesto que no ve…pero siente la quemadura del sol y sufre…
Al contrario, uno que tiene los ojos abiertos se alegra de la luz y de toda la belleza de Dios. Esta es la diferencia y esta es la obra de la Iglesia Ortodoxa:
Darnos ojos espirituales y nos conceda sensores espirituales para que disfrutemos con el Dios, con Su energía increada desde aquí y ahora en esta vida como dulcísima Luz increada.
Qué es la nipsis
Νήψηs (nipsis) Sobriedad, su principal interpretación es sobriedad, o sea, el estado aquel que es contrario a la embriaguez. Metafóricamente en el lenguaje ortodoxo y escritura, es la sobriedad espiritual, lucidez, vigilancia y alerta que se expresa por la actitud del cuidado y la vigilancia, donde el hombre inspecciona y cuida su pensamiento interior y su fantasía o imaginación. A la vez supone inspección y vigilancia del corazón y del nus. La nipsis depura la oración y la oración purifica, clarifica la nipsis.
San Hisíjio en la Filocalía nos describe algunos métodos de la nipsis: 13. Ahora bien, cuántos métodos y maneras de nipsis existen, según a mí, que pueden hacer la catarsis y limpiar el nus de los apasionados y malos loyismí, no dudaré ni me cansaré de mostrártelos con un lenguaje sencillo y sin adornos. Porque no me parece bien, en tiempos de guerra espiritual, esconder y disfrazar dentro de este logos la utilidad mediante palabras elegantes; sobre todo cuando es dirigido a personas sencillas. Dice Pablo: “Y tú hijo mío Timoteo, presta atención lo que estudias y lees” (Tim 4,13).
14. Un método de nipsis es examinar frecuente y atentamente la fantasía del malo y astuto loyismós; es decir, el “ataque o asalto”, porque el satanás sin la fantasía no puede crear loyismí y presentarlos al nus para engañarlo.
15. Otro método es mantener el corazón siempre en profundo silencio e hisijía, alejado de todo loyismós, y orar.
16. Otro método es rogar, suplicar continuamente al Señor Jesús Cristo con humildad para que venga en ayuda.
17. Otro método es tener ininterrumpido el recuerdo de la muerte.
18. Sobre el importante método que consiste en mirar sólo al cielo considerando a la tierra como nada, es también una práctica tan eficaz como otras, hablaré al respecto más en extenso en otro momento, si ello place a Dios y me inspira logos. Todas estas prácticas, querido mío, son como porteros terribles que impiden los pensamientos malignos y viles.
Metropolita Ieroteo Vlajos: «Hablando sobre la nipsis ortodoxa entendemos la alerta y atención del hombre en mantener limpio su nus de varios loyismí (pensamientos, reflexiones) e imágenes, fantasías que mortifican su libertad interior y su claridad, limpieza y le separan de la comunión con Dios que consiste en la gnosis (conocimiento increado) de Dios. En el corazón se debe de encontrar sólo el nus, la atención y su energía y no los loyismí. Esta nipsis se llama por los Padres de la Iglesia también comosanta hisijía” o santa serenidad o serenidad cardíaca (del corazón psicosomático)».
La nipsis es el camino para la adquisición de cada virtud y los mandamientos, logos de Dios.
Qué es Ἡσυχία (hisijía), hesiquía
Ἡσυχία (hisijía), en la tradición ortodoxa como término ascético-teológico, principalmente es la paz del corazón, el estado del nus en serenidad sin molestias, permanencia en Dios, la liberación del corazón de los pensamientos-reflexiones (loyismí) y liberación de los pazos influenciados por el ambiente de manera que permanezca en Dios. Es vivencia interior y no se relaciona necesariamente con las condiciones exteriores. La hisijía es el único camino por el que el hombre llega a la zéosis, expectación o semejanza. La hisijía del cuerpo es el ayudante para llegar el hombre a la noerá (del nus) hisijía.
San Simeón el Nuevo Teólogo dice: «Hisijía es estado imperturbable del nus y del corazón, serenidad, libertad y gozo de la psique, base sin olas, contemplación de la luz, rapto del nus, homilía ilustre y clara hacia Dios, ojo vigilante sin dormir, oración noerá o del corazón, asimilación y unión con Dios y finalmente zéosis y descanso sin dolor de los grandes dolores de la ascesis».
Hablando sobre la nipsis ortodoxa, entendemos la alerta, atención y prontitud del hombre en mantener y tener su nus limpio de distintos loyismí e imágenes que mortifican su libertad interior y su limpieza separándole de su comunión-conexión con Dios, que consiste en la gnosis de Dios. Esta nipsis se califica de los Padres de la Iglesia como “santa hisijía.
Así, pues, hisijía entendemos el método aquel que utiliza todo hombre para unirse con Dios y superar la muerte, que es uno de los mayores problemas del hombre.
Qué es el ἡσυχασμός hisijasmo o hesycasmo
Cuando hablamos de ἡσυχασμός hisijasmo o hesycasmo, no vaya nuestra mente a los ascetas y eremitas que están en el desierto en quietud y serenidad. El hisijasmo es el método terapéutico de la Ortodoxia. Todos nosotros debemos utilizar este método, hacer hisijasmo. Diríamos que es un “paquete” completo de acciones y energías psicoterapéuticas. Ahora en este espacio no puedo analizar mucho, pero el hisijasmo es todo esto que consiste y sugiere nuestra Iglesia ortodoxa como medios terapéuticos y métodos: ἄσκηση-áskisis (ascesis, ejercicio, práctica espiritual), oración incesante, la oración del corazón, metania, vida litúrgica, etc.
Ήσυχασμός (hisijasmós) hesycasmo es el método de catarsis e iluminación del corazón y del nus humano, es la Cristocéntrica vida espiritual ortodoxa. Con este término expresamos la totalidad de la lucha cristiana ortodoxa que trata de cumplir los mandamientos de Cristo, la lucha contra los pazos, la catarsis del corazón, la atracción de la divina Jaris (energía increada), la consecución de los dones divinos, la Iluminación espiritual y la Zéosis o deificación y, finalmente, la oración por todo el mundo.
En síntesis, la causa y finalidad de las creaciones de Dios: a dónde van y con quién deben de unirse para completarse y glorificarse; la visión contemplación de la increada luz, la manera que el hombre se va desarrollando y se transforma todo en luz, todo un ojo (nus), todo un sentido espiritual en Χριστóς Jristóς Cristo.
El método de la gnoseología sobrenatural en la Tradición Ortodoxa se llama Hisijasmo y se identifica con la nipsis-catarsis del corazón. El hisijasmo se identifica con la Ortodoxia. El hisijasmo fuera de la praxis hisijasta es patrísticamente o de parte de los santos Padres Ortodoxos impensable.
El hisijasmo no tiene ninguna relación con el pietismo (exterior) todo lo contrario. El pietismo se ha desarrollado por los protestantes que trata de praxis exteriores, que no tienen nada de ver con lo interior. En la Ortodoxia hablamos de movimiento del como imagen al como semejanza y unión con Dios por la increada jaris, los misterios y la ascesis.
San Isaac el Sirio: La vida Hisijasta se practica principalmente la oración noerá o del corazón o de Jesús (el centro de las fuerzas psicosomáticas del hombre): «Jesús Cristo Kirie-Señor, eleisón me, compadécete, ten misericordia o compasión de mi, que soy pecador».
συχασμός (hisijasmós) hesycasmo: forma de vida de los Monjes anacoretas, que buscaban a conectar y comunicarse con el Dios a través del aislamiento, la hisijía y el silencio.
El hisijasmo poco a poco se hizo un movimiento espiritual que consiste en autoconcentración, el recogimiento, la nipsis y la oración incesante, principalmente la oración del corazón o la invocación del nombre de Jesús: «Κύριε Ιησού Χριστέ, Υιέ του Θεού, ελέησόν με. Kirie Jesús Cristo Hijo de Dios, eleisón me». Primer maestro del Hisijasmo fue el alumno de Orígenes, Evagrio (399 dC). Fundadores y representantes del ortodoxo Hisijasmo son: San Macario de Egipto, san Diádoco de Fótica, San Juan el de la Escalera, san Simeón el Nuevo Teólogo, san Gregorio Palamás, san Nicodemo el Aghiorita, san Serafín de Sarof…
El hisijasmo en la ciudad
Pero me dirán: ¿Padre Savas, nos vas hacer monjes? Yo no me avergüenzo os lo diré: sí, pero sin túnicas, pero con conducta y actitud hisijasta dentro de vuestra casa con vuestra familia y en vuestra ciudad. Porque este tipo de vida conduce al restablecimiento de la salud psicosomática del hombre. Este método psicoterapéutico que se está salvaguardando con sangre y martirio en los Monasterios Ortodoxos -a pesar de las persecuciones que sufre desde la época de Jesús Cristo- cuando la pongamos en nuestra casa, en nuestra psique y se aplica, entonces nos “psicoterapiamos”, nos sanamos psicosomática y plenamente.
Hoy desgraciadamente casi en exclusividad sólo en los monasterios ortodoxos se salvaguarda la verdadera psicoterapia. En los tiempos Bizantinos estaba también entre la gente del mundo. Esta psicoterapia la vivían y la aplicaban muchos hombres laicos, es decir, eran hisijastas en el mundo. ¡Si leéis, por ejemplo a san Efrén el Sirio (siglo 4), veréis que dice que en las ciudades se hacía ascesis ejercicio espiritual más que en los monasterios!
Hoy te dicen que: “estas cosas se han perdido, una cosa es ser laico y otra monje. Te dirán que está justificado que la vida del laico en el mundo sea más “light”, no puede hacer un laico lo mismo que un monje”. ¡Totalmente equivocado, grandísimo error! Todos estamos enfermos, laicos y monjes. Si no entras al proceso de terapia del hisijasmo, aunque seas monje en el monasterio no te sanas: ¡no te sana el lugar sino el método, la forma!
Así que cuando oímos hisijasmo, entendemos todo este método terapéutico.
La vivencia y experiencia de la terapéutica ortodoxa es para ayudar también al prójimo.
Este es el papel de la terapéutica ortodoxa. Nosotros los ortodoxos que actualmente estamos dentro en el terrorismo internacional, en la brutalización y la desesperación, ahora es cuando debemos tener abiertos nuestros ojos (físicos y psíquicos), aprender bien y correctamente el método psico-terapéutico ortodoxo… Aprender bien este método, no encefálicamente, intelectualmente sino experimentarlo, vivirlo. Debemos tener en nuestro interior salud espiritual para así poder ayudar a este mundo afligido, a la gente desesperada que nos pedirá ayuda.
El padre y ahora santo Paísios decía: “Vendrán días que la gente os cogerán de la manga y os dirán: “dinos algo de Cristo”.
¿Qué les vamos a decir entonces sobre Cristo? ¡Mirad que bellas vestimentas, o túnicas tenemos, qué bonitas Iglesias y qué imágenes (iconas) más bellas! Esto a ellos no les dice nada. No son estas cosas que atraerán, sino la terapia de la psique que se les ofrecerá a través de la Ortodoxia. Este tipo de obras de arte que incluso las honran como ídolos, ellos también tienen. La Ortodoxia no los atraerá con ofrecerles nuevos ídolos como haría cualquier religión. La “baza” de la Ortodoxia por la que conquistará el mundo es su método terapéutico, a través de la que se psicoterapia, se sana y sólo por ella se sana la psique humana!!!
El propósito de la Ortodoxia no es dar en los nuevos creyentes un nuevo “fetiche” o amuleto. Hasta ahora los negros por ejemplo en África, los idolatras… tenían sus propios “fetiches”.
Ahora bien, ¿los Ortodoxos qué propósito tenemos? ¿Acaso reemplazar con obras de arte y fetiches de los negros con nuevos “ortodoxos”? ¿O a caso los Ortodoxos deben ir en misiones para los pueblos paganos para cambiarlos la religión y los fetiches?
-¡Por supuesto que no! Teníamos como fetiche el hueso del mono u otra cosa nos dirán, ¿entonces qué? ¿Les ofreceremos como fetiche la cruz?
¡Ay si se ofrece así la Ortodoxia!… Otra vez resultará ser una superstición. Para los paganos será otra vez una nueva religión y no la verdadera psicoterapia. Si no les damos la terapéutica de la Iglesia Ortodoxa, si con la Jaris, (gracia, energía increada) de Dios no les sanamos, entonces no habremos hecho nada… Pero para que tú des al otro esto, debes primero hacerlo tú en ti mismo.
El que se “psicoterapia”, se sana en la Ortodoxia puede instruir también en la terapia y sanar a su prójimo.
Aquí es donde podríamos decir lo admirable y bello de la Ortodoxia. Cuando has hecho en ti mismo la psicoterapia ortodoxa, es decir, te has psicoterapiado y sanado a través de la Jaris (gracia, energía increada) de Dios, después te conviertes en terapeuta o médico de la psique de los demás… No os parezca extraño o raro esto. ¡Te conviertes en Guía padre y madre espiritual! Aunque no te vistas con sotana o hábito. Adquieres hijos espirituales… Puedes mostrar la Luz increada y ayudar también a los demás.
Desde el momento que entras en el proceso de la catarsis y te vas iluminando, comienzas a ejercer una terapia también a los que están en tu alrededor. ¡Esta es la belleza y la grandeza de la Ortodoxia!... ¿Por qué? Porque te conviertes esencialmente ya portador del Espíritu Santo y el Espíritu Santo es El que ejerce esta terapéutica. No eres tú el que lo hace, ni en ti, ni en los demás, sino el Dios lo hace… el Espíritu Santo.
Esta es la verdadera, ortodoxa y santa misión. La Iglesia ortodoxa no hace misión sacra tipo occidental: mandar legiones de misioneros para someter y subyugar, esencialmente, a los “infieles”… La Ortodoxia hace misión santa a través de la terapéutica. Manda a un hombre psicoterapiado, sanado, el cual puede ser que no hable la lengua local… puede que sólo circule entre ellos. ¡Pero a éste que el otro le ve, recibe el mensaje de que aquí hay salud, aquí está la Luz increada, aquí está el Espíritu Santo! Y es misionero porque tiene en su interior la Luz increada de Dios. Esta luz increada sale también de su cuerpo, de sus ojos, de su voz y de su silencio, sale de todas partes. Esta es la misión sacra Ortodoxa.

2ª Parte: Preguntas al Padre Savas el Aghiorita y respuestas

Pregunta sobre la cantidad y la calidad en la oración: dicen que nosotros no podemos conseguir la calidad de la oración, porque el Espíritu Santo es el que nos regala la oración pura y lúcida. Nosotros lo que podemos hacer es dar la cantidad, es decir, orar lo máximo que podamos… Yo leo en los libros que debemos… y los Padres dicen que nosotros que vivimos en el mundo y tenemos muchas ocupaciones podemos en principio en los tiempos libres llenar nuestros vacíos intentando decir la oración del Corazón “Jesús Cristo Señor, eleisón me” lo máximo posible y de cualquier forma; estamos comiendo, trabajando o conduciendo…decir la oración. Así cubrimos el tiempo libre, ¿pero es suficiente esta cantidad?
Respuesta Padre Savas: No es suficiente, porque desgraciadamente tenemos tantas ocupaciones que al final no quedan ni cinco minutos para hacer este Trabajo, esta Obra de oración pura y lúcida… porque realmente este Trabajo de la oración noerá o del corazón requiere tiempo.
Para que el corazón haga la catarsis, sanarse y así poder hacer correctamente oración hacen falta muchas horas. No lo digo yo, lo dice san Juan Crisóstomo desde el siglo 4º, exhortaba a los fieles del mundo que orasen por lo menos 4-5 horas diarias!...
Como me preguntáis sobre la cantidad, os digo que las preocupaciones sobre muchas cosas materiales son un impedimento a la oración.
Me dirás: tengo tantos trabajos que no me da tiempo.
-Pues, ¡recorta los trabajos! Nuestro trabajo principal es este.
¿Por qué el Cristo dijo: no os “preocupéis”…por qué dijo tened cuidado de las espinas… no vaya ser que os ahoguen?
-Las espinas precisamente son las preocupaciones mundanas y los trabajos.
Y aquí decimos: Compraré una máquina para que me ayude, así tendré más tiempo libre. Compramos la máquina y después decimos: Ya que tengo la máquina voy hacer esto y aquello, y finalmente caemos en otra trampa. ¿Cuál trampa? Pues, hacer muchas cosas, ya que se aumentaron nuestras capacidades con la máquina, con el fin de alimentar mucho más nuestros pazos y sobre todo nuestro egoísmo. Así en vez de tener más tiempo tenemos menos y más angustia y estrés. Porque la máquina en algún momento se estropeará…, deberás arreglarla, etcétera… por supuesto que en principio tendrás que aprender a manejarla… después cuando salga algo nuevo deberás cambiarla… y así caemos en esta trampa.
Por eso los Padres hablaron de insolvencia o pobreza material, de autosuficiencia y de vida sencilla. Ten las mínimas cosas materiales posibles y así no tendrás muchas ocupaciones. ¡Veis cómo retornamos en la instrucción terapéutica de la Iglesia!
Pregunta sobre la necesidad de un Guía Espiritual o Yérontas experimentado.
Respuesta: Todo lo que hagamos no debemos hacerlo basándonos en nosotros mismos. Debemos tener y preguntar siempre nuestro Yérontas o Guía Espiritual. Él nos dirá cómo progresar en la oración. Por supuesto que este Guía debe el mismo estar terapiado, sanado. ¡Atención, aquí no puede ser cualquiera!
Debes encontrar un Guía espiritual terapiado, sanado, que conozca por experiencia vivida la terapéutica de la Iglesia ortodoxa y no sólo de libros. Este método terapéutico le conocen por experiencia, por lo general, aquellos que han vivido en monasterios con verdadera obediencia. Lo repito, no porque yo he vivido y vivo en monasterio, sino porque allí se salvaguarda este método terapéutico casi exclusivamente y no en el mundo.
Pregunta sobre la iluminación del nus: ¿La iluminación es un estado que es estable o el Espíritu Santo unas veces viene y otras se retira?
Respuesta Padre Savas: Cuando uno avance a la iluminación, éste estado es estable. Existe constantemente y es una situación que se vive las veinticuatro horas del día. ¡Es decir, hasta cuando duermes…ora el Espíritu Santo en tu interior y lo percibes hasta en el sueño! Es esto que dice el Cantar de los Cantares: “Yo duermo pero mi corazón está en vigilia, vigilante”. ¿Cómo en vigilia? Con la oración incesante. El corazón no cesa de remitir oraciones las 24 horas. Este es el estado de Iluminación. Entonces el hombre se hace templo del Espíritu Santo.
Pregunta sobre compunción-iluminación-lágrimas: ¿tiene alguna relación la iluminación con la compunción? Es decir, ¿en la Iglesia el hombre que está en plenitud de oración y en estado de compunción, podemos decir que está iluminado?
Respuesta del Padre Savas: Depende, puede que sí, puede que no. Sobre tema de la compunción, de las lágrimas, hace falta tener Yérontas o Guía espiritual iluminado para decirte exactamente lo que ocurre. Hay muchos tipos de lágrimas.
Existen lágrimas emocionales: es decir, estas lágrimas son cuando uno se acuerda de algo, se emociona y llora.
Existen lágrimas egoístas: alguien me ha dicho algo y no aguanté y me salieron las lágrimas…porque tengo egoísmo, porque se ha picado el egoísmo. Dice el marido una palabra y la esposa no aguanta y empieza a llorar… Estas lágrimas por supuesto que no tienen ninguna relación con la compunción. Con estas lágrimas el hombre no recibe la jaris (gracia, energía increada) sino que infierna, entenebrece más su nus y su psique.
También existen las lágrimas de metania, de arrepentimiento, estas que derramó Pedro… lágrimas amargas: “Lloró amargamente”, dice el Evangelio.
Existen también las lágrimas dulces que son otro tipo y vienen cuando viene la Luz increada de Dios, el Espíritu Santo. Entonces el hombre llora y se alegra, deleita y alimenta su psique de la agapi (amor, energía increada) de Dios. Hace tener Guía espiritual o Yérontas para decirle uno cuando debe y cuando no debe cultivar las lágrimas que le vienen y qué tipo de lágrimas debe cultivar.
Pero os voy a decir un secreto: uno puede hacer un cambio de tendencia. Por ejemplo, si le han venido lágrimas de cualquier tipo que sea, pues, que las cambie en lágrimas de metania, arrepentimiento. Puede decir: “perdóname oh Dios mío”. Puede si quiere comenzar a confesarse ante Dios: “he hecho esto, aquello… soy pecador, perdóname”. Por lo tanto, aunque las primeras sean lágrimas egoístas, después rompe, podríamos decir, “la columna vertebral del diablo” y las cambia en lágrimas de metania.
Pregunta: cuánto aguantamos en la oración, y cuándo es mejor.
Respuesta Padre Savas: Lo diré así de sencillo. Si has comenzado hacer oración significa que has comenzado a respirar. Entonces, cuando preguntamos “cuánto aguantamos orando” es como si preguntásemos: ¡cuánto aguantamos respirando!!! Decidme: ¡aguantas respirar sólo 5 minutos de las 24 horas! ¡O no aguantamos ni 2 minutos sin respiración! ¡Es de locos lo que os digo! Sin embargo esto es lo que hacemos…
Mirad: por muy loco que parezca esto es lo que hacemos… Nuestra psique respira cinco minutos por la mañana y cinco por la noche… El resto de las 23 horas y 50 minutos qué hacemos. Pues, no respiramos, es decir, no oramos.
Eh!... ¿entonces es justificado que tengas angustia, estrés y ansiedad?
-Absolutamente que sí.
¿Es justificado que tengas asfixia?
-Absolutamente que sí.
¿Y te moleste todo?
-Por supuesto que sí; si tapamos la nariz y la boca, veremos que más de dos minutos no aguantamos sin respiración.
¿Sabéis lo que ocurre?
¡Cuando empezamos hacer la oración del corazón, la noerá o de Jesús constantemente, ya no nos preguntamos “cuánto aguantaremos, sino lo contrario, no aguantaremos no hacerla!
Pregunta sobre: la iluminación y cómo uno llega en este estado.
Respuesta: En el estado de iluminación el hombre ora incesantemente. En plena iluminación la oración se autoactiva. Es decir, se dice por sí sola en el corazón del hombre.
-Pero cómo se llega allí.
Al principio uno se aprieta y se esfuerce hasta que se acostumbre a orar.
-Qué hace el recién nacido cuando sale del vientre de su madre.
Al principio llora, porque sale a un ambiente extranjero. Pero si no llora no respirará. Así es… Debe llorar para tomar la primera respiración. Después quiere tomar continuamente respiraciones; pero si no toma la primera respiración sufrirá asfixia; allí hace falta un poco de esfuerzo; pues lo mismo sucede con la oración noerá, del corazón o de Jesús. ¡Al principio hace falta esfuerzo, pero después cuando empiezas a respirarla no sólo no hace falta esfuerzo sino que cuesta pararla! ¡No quieres pararla!

Ahora bien, nosotros que estamos en esta situación enferma, ¿sabéis qué nos ha pasado? Pues, estamos como uno que se ha acostumbrado beber petróleo.
¿Es normal beber petróleo?
-Naturalmente que no es normal. Desde el momento que pararás de beber petróleo, entenderás qué tontería hacías hasta ahora y después no querrás volver a beber. Esto significa que el hombre ha llegado en el estado de iluminación. Después no recaes, es muy difícil recaer al pecado. Porque nuestra naturaleza es no pecar.
Falta la verdadera metania.
-¿Nosotros por qué vamos hacia atrás?
Porque no hacemos metania verdadera. Simplemente cambiamos de opinión. Vamos al Guía espiritual y le decirnos: “sabes Padre, estoy muy triste porque he hecho esto, esto…lo he vuelto hacer”, pero desgraciadamente no cambiamos de mentalidad, no nos convertimos ni arrepentimos, es decir, no tomamos la decisión de hacer una revolución, una explosión en nuestro interior y decir: ¡se acabó a partir de aquí pondré toda la atención de mi nus y mente en contacto consciente con Dios con la oración.
¿Pero con fuerza?
-Sí, debemos luchar con fuerza para hacer una revolución, una explosión e incisión en nuestro interior y comenzar este proceso de la catarsis.
Pregunta sobre: la fuerza, el cansancio y la dificultad en la oración incesante.
Respuesta del Padre Savas: La oración noerá, del corazón o de Jesús, como hemos dicho ya, al principio hace falta fuerza, violencia. Aquí es cuestión de fe. Si crees en Dios, harás la oración noerá o del corazón. Porque el Dios esta oración la ha dado como mandamiento. El Dios pide de nosotros que oremos incesantemente. Lo dice el Apóstol Pablo a los Tesalonicenses… El Cristo nos lo ha dicho en la parábola de juez insensato con la viuda: que oremos incesantemente, sin parar…”. Y también nos lo dice San Pablo: “Orad sin cesar”. Cuando nosotros hemos comenzado hacerla correctamente e incesantemente esta oración monologa, en algún momento vendrá el Mismo Espíritu Santo y la hará.
Pregunta: ¿Cómo nos acostumbraremos en la oración noerá, del corazón o de Jesús?
Respuesta del Padre Savas: Al principio hazla tal y como puedas… os diré un método. Conocí una persona que hacía oración noerá, del corazón 2 horas por la mañana, 2 horas al mediodía y dos horas por la noche, a veces de pie y a veces arrodillada. Se forzó y se cansó, pero la aprendió… y después la hacía las 24 horas; y después la hace el Espíritu Santo; ya no hay fuerza ni cansancio sino alegría.
Como ves, debes poner un programa, igual que los atletas. Hacen muchos ejercicios físicos, mucha gimnasia, hacen cosas fuertes e increíbles, suben, bajan escaleras, caminos malos, se torturan, etc., para tener piernas fuertes. Y esto, ¿para qué? Para ganar una copa y tener fama. ¡Y qué! Después de unos años nadie se acuerda… Si para todas estas cosas vanidosas nos cansamos tanto, ¿no deberíamos cansarnos un poco para las cosas espirituales y eternas?
Pregunta: ¿la vida espiritual cansa?
Respuesta Padre Savas: Pero en el espíritu no es así, no tiene este tipo de fatiga. En las cosas espirituales es a la inversa, es decir, hacemos lo contrario a nuestra naturaleza, pero volvemos en nuestro estado natural.; hacemos algo fisiológico. Mientras que hasta ahora caminábamos con las manos, con el ejercicio espiritual en Espíritu Santo volvemos y comenzamos a caminar normal. ¿Esto tiene fuerza? Sí, al principio; pero una vez que lo haces y te has acostumbrado un poco, después no quieres volver a revés y caminar con las manos.
Esto es el pecado, caminar al revés. Esto es la no metania, ni arrepentimiento. Es decir, ¡cuando nuestro nus está esparcido y nuestro corazón (psicosomático) está lleno de loyismí (pensamientos, fantasías, ideas y meditaciones)… es como si anduviéramos con las manos! Así pues, de verdad, cómo vamos a vivir así…
Pregunta sobre la voluntad de Dios y la oración incesante del corazón.
Respuesta del Padre Savas: Si en cada momento tienes en tu nus la voluntad de Dios, entonces tendrás también oración. Mirad, la oración no es solamente decir unas palabras. Puede ser que digas palabras sin estar atento a ellas; por tanto no haces nada. Pero cuando tienes tu nus en contacto consciente en hacer la voluntad de Dios, entonces dices: ¿cuál es la voluntad de Dios? ¿Cuál es el primer mandamiento?: “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente-diania y con toda la fuerza de tu voluntad”. ¡He aquí! ¿Qué quiere decir con toda tu mente-diania? Pues, eso de pensar y estar en contacto consciente con Dios continuamente. He aquí, esto es la oración: pensar siempre en Cristo.
Tenía una persona que se confesaba en mí. Me dice: “Páter yo no decía nada; sólo tenía mi nus y mi mente en Cristo. Es muy cansino Páter, me dijo, me cansé mucho… ¡Pero después tenía muchas zeosis, contemplaciones, expectaciones divinas! He aquí la oración: que no se marche de Cristo la atención de tu nus y la conciencia de tu mente.
Pregunta sobre la agapi a Dios y la dificultad en la oración incesante.
Respuesta del Yérontas Savas: Es como cuando amas a una persona. ¿Decidme, hace falta fuerza cuando piensas en esta persona?... No, no hace falta fuerza, el nus va allí y está continuamente allí… ¡Puedes estar circulando por donde sea, digamos en centro de la ciudad, y que haya mucho tumulto y ruido en tu alrededor pero tú no ves ni oyes nada! Porque la atención de tu nus-espíritu está allí en la persona que amas. Así es la relación con el Cristo, el Divino Eros (amor). Esto quiero dar a entender cuando digo amar a Dios.
Por supuesto que en esto no hace falta fuerza o esfuerzo. Desde el momento que se encienda esta agapi a Dios, no se requiere ningún esfuerzo, ni fuerza; totalmente oras espontáneamente. Pero dirás: “Yo que no Le he amado, ¿cómo lo voy hacer?”. Pues, al principio hace falta un poco de esfuerzo. Es esto que dijo nuestro Cristo: “La Realeza increada se fuerza y los violentos La arrebatan”. Al principio debes pensar en Él voluntariamente y te esforzarás un poco. Es como cuando intentas encender un fuego. ¿Qué pasa? Al principio de ahúmas, el fuego no se enciende inmediatamente. Las maderas sacan humo, los ojos sacan lágrimas, pero después… cuando el fuego se ha encendido bien se va el humo y la humedad de la leña, entonces te calientas y te alegras; y estás muy bien allí alegre en el calor del fuego. Lo mismo sucede también con la oración incesante.
Pregunta: ¿Cómo aprendemos la voluntad de Dios?
Respuesta: Esto es posible sólo si tenemos Yérontas o Guía Espiritual. Solos no podemos encontrarla. Leed todos los libros espirituales, no vais a encontrar la voluntad de Dios; porque no es cuestión de conocimiento encefálico, del cerebro o intelectual; es cuestión de humildad, de obediencia, de la Divina Jaris (gracia, energía increada) y la experiencia de Dios, de manera que conozcas en cada momento concreto qué quiere el Dios de ti y qué decisión debes tomar.
Por eso hace falta Guía Espiritual o Yérontas: él te indicará el camino y te dará las llaves, de modo que poco a poco sepas encontrar en cada momento la voluntad de Dios. Llegará el momento que con la Jaris de Dios tú mismo solo podrás discernir. Pero esto no se hace al comienzo. Primero debes pasar por la catarsis y llegar a la iluminación. Entonces podrás no solo conducirte a ti mismo –pero esto no significa que no debes tener Guía o Yérontas- sino que podrás ayudar a otros e indicarles el camino por el que pueden llegar allí donde tú estás ahora.
Realmente esta cosa bella sucede en la Iglesia Ortodoxa. ¡Cuando has hecho la catarsis, después puedes tú también convertirte en médico, terapeuta de los demás!
«Pedid primero el reinado de la realeza increada de Dios»
«Pedid primero el reinado de la realeza increada de Dios y todo lo demás os será añadido». Pedir la Realeza significa que pido que reine el Dios con Su energía increada en mi interior, que sea Él el Dueño y Señor de mi reino y mi reino es mi cuerpo.
Pero esto debemos creerlo. Allí está el problema: “¿Por qué tengo que creerlo, dicen algunos, por qué tengo que hacerlo? Si no crees, naturalmente no tienes ninguna motivación. Debes creer que se tienen que abrir tus ojos espirituales, porque si no se abren aquí en esta vida, después es imposible… En el Hades no hay metania, esto precisamente es la enseñanza básica de la Ortodoxia. Esto es un elemento muy importante de la Ortodoxia; si no abres los ojos espirituales desde aquí, en la otra vida esto es imposible.
No es una casualidad abrir tus ojos espirituales; tú debes hacerlo, por supuesto con la ayuda de Dios; ¡lo haces con la Jaris (energía increada) de Dios no tú solo! Pero debes querer hacerlo en esta vida. ¡Tened cuidado!
La iglesia es principalmente para esta vida.
Pero existe -desgraciadamente también en algunos ortodoxos- este engaño de que la Iglesia nos prepara para la otra vida.
¡Error gravísimo!
La Iglesia Ortodoxa no nos prepara para la otra vida, sino para esta… ¡Para que aquí se nos abran los ojos espirituales para obtener y gozar aquí y ahora la Realeza increada de Dios, el Paraíso! Si al Paraíso no lo encuentras de esta vida aquí y ahora, tampoco en la otra vida lo encontrarás. Porque en la otra vida no hay metania, no podrás arrepentirte y confesarte.
La Iglesia no está para que las cosas nos vayan bien;
Hay algunos que creen que la Iglesia existe para que las cosas nos vayan bien en esta vida. Esto también es un error. Si consideramos así la Iglesia Ortodoxa, la vemos como una superstición, como una de las otras religiones creadas por los hombres. La Ortodoxia no es una religión; la Ortodoxia es la apocálipsis-revelación de Dios al hombre con el propósito de sanar, “psicoterapiar” y curar el nus, la psique y el cuerpo del hombre.
La educación de los hijos en la oración incesante del corazón.
Puede el padre o la madre reunir a los hijos debajo del iconostasio y decirlos: “hijos, venid para hacer cinco minutos juntos la oración «Jesús Cristo Dios, eleisón me, compadécete de mí o de nosotros…Κύριε Ἰησοῦ Χριστὲ ἐλέησόν με». O más corto aún: “Cristo Dios eleisónme o eleisón-nos…ayúdame o ayúdanos, compadécete de nosotros, alívianos, protégenos…” Sólo por cinco minutos”.
Así empiezas a tirar de las correas de la máquina, como decía el nuevo Santo Paísios, hasta que comience arrancar la máquina. Especialmente en el niño como su psique está pura no tiene tantos pazos y loyismí (pensamientos y fantasías) como nosotros los mayores, se alegra y entiende fácilmente qué significa oración noerá del corazón o de Jesús. Después le gusta y quiere hacerla continuamente. Los niños no están tan entenebrecidos como los mayores. Por tanto, después los 5 minutos se pueden hacer 10, 15…
Cuando uno ha comenzado así el día intenta hacer la oración también durante el desayuno… Cuando la vuelve hacer, digamos, otros cinco minutos al mediodía antes de comer, y por la noche otros cinco minutos antes de dormir, entonces entran al proceso de la incesante memoria de Dios. Así poco a poco con el tiempo debemos decir el niño que el resto de las horas debe intentar acordarse de Cristo. Porque si por cinco minutos construimos, y después de 3-5 horas derrumbamos, entonces no se hace nada esencial.
La instrucción a los hijos, en general.
Lo básico es que los hijos tengan un Guía espiritual o Yérontas, verlo a menudo y hacer obediencia a él, se entiende que el Guía Espiritual es conocedor de la terapéutica ortodoxa, y el mismo es un hombre psico-terapiado, sanado – esto es muy básico.
Tiene una importancia muy grande lo que hacen los padres en su vida personal, como personas luchadores espirituales. Por ejemplo, si hacen oración noerá del corazón, como es debido, entonces los hijos los imitarán, porque los hijos copian a los padres. No basta que los padres les digan sólo cosas buenas. A medida de lo posible deben hacer oración junto con los hijos…
Pues ahora vamos a orar. ¡Fin, gracias y gloria a Dios!

3ª Parte: La La agapi del hombre a Dios y la agapi de Dios a los hombres.
(De otra homilía sobre agapi del Hieromonje Sabas el Aghiorita.)
El primer mandamiento
La agapi a Dios, el primer mandamiento ilustre que nos ha dado el Dios: “Amarás a Dios con toda tu psique, con toda tu mente, con todo tu corazón y fuerza de tu voluntad, y al prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37).
Esta agapi cuando se hace propiedad del hombre, le transforma y le convierte como fuego. Esta es la agapi que cultivaron los Santos y a esta debemos nosotros cultivar por encima de todo.
El Padre y nuevo Santo Paísios el Aghiorita dice: “para mí hay tres tipos de agapi: a) la agapi carnal que está llena de microbios espirituales, b) la agapi mundana que es hipócrita, de apariencia y sin fondo; y c) la espiritual que es la agapi verdadera, pura, “cara” y costosa. Esta agapi es inmortal”, (“Logos del Yérontas Paísios, tomo 5, Pazos y virtudes”). Cuando nos referimos a la divina agapi espiritual nos referimos a la agapi (amor, energía increada) del Espíritu Santo. Igual que cuando hablamos de vida espiritual entendemos la vida en Espíritu Santo. Es decir, vida con y dentro al Espíritu Santo. Además éste es el hombre espiritual, el Santo-espiritual; es aquel que ha llenado y colmado su psique, su corazón con la energía increada del Espíritu Santo. Hombre espiritual es aquel que está dirigido por el Espíritu Santo y todos sus pensamientos, todas sus reflexiones, energías, acciones y emociones están regados con la Jaris (gracia, energía increada) del Espíritu Santo.
La agapi increada a Dios se consigue con la oración incesante del corazón, la noerá o de Jesús. Nos enseña, pues, el Padre Paísios el cómo conseguir esta agapi espiritual hacia Dios y hacia los hombres, dice: “debéis tener la atención de vuestro nus (espíritu del corazón de la psique) continuamente en Dios” (Idem. Pag. 102).
Realmente para amar a Dios, el método o modo es tener contacto consciente con Dios a través de la oración. Dicen los Santos Padres y en esto coinciden todos que: cuando el hombre piensa en Dios entonces Le ama. Cuando más piensas en Dios más Le amas. Cuando piensas incesantemente a Dios, entonces realmente enciendes un fuego en tu interior, en tu corazón.
Los Santos Padres nos han enseñado la oración noerá o del corazón como una forma muy efectiva y fácil de amar a Dios. “Decid la noerá oración, hablen con Dios. ¡Cuando el hombre hace este trabajo, al principio siente un poco la agapi de Dios; y más tarde mientras progresa más y más, mucho más”, enseñaba el padre Paísios.
Con el contacto consciente con Dios a través de la oración el hombre no sólo empieza amar a Dios sino que siente que el Dios le ama. Esto es lo más importante, que el Dios nos ama a pesar de que somos pecadores.
Muchas veces nos quejamos porque no podemos concentrarnos en la oración. La causa es que no hemos amado bastante a Dios. Cuando amas a alguien es obvio que le cuidas también. En principio tienes cuidado lo que tú dices y también estás atento en lo que él te dirá. Así debe ocurrir también con nuestra conversación con el Dios.
Observa otra vez el Yérontas Paísios: “Cuando se ha encendido la agapi espiritual, se alumbra y arde todo el pecho. Allí en el pecho se enciende un fuego; el hombre se quema de la gran llama y la dulce agapi de Dios. Realmente vuela y ama con una agapi real y maternal” (Idem 204-5).
La llama Divina hace la Catarsis del corazón del hombre y le colma de deleite y gozo espiritual. Con la Divina Jaris (gracia, energía increada) se realiza la catarsis del corazón del hombre. La catarsis del hombre no es solamente una kénosis (vaciamiento) de nuestro cerebro y corazón (psicosomático), sino que a la vez es una compleción y plenitud de todo el interior del hombre por el fuego de la Divina agapi increada. Entonces es cuando se quema cualquier otra agapi inferior, todo tipo y forma de agapi carnal y mundana y toda cosa que roba parte del corazón del hombre.
Entonces es cuando la psique siente las divinas hedonés-placeres que no se comparan con ningún otro placer. Cuando se encienda esta divina agapi (amor, energía increada) entonces el hombre siente muy grandes placeres-hedonés y gozos espirituales. Estos placeres son incomparables con los terrenales de estos que la mayoría de la gente estima demasiado: la buena comida, la agapi carnal, los placeres carnales y todas estas cosas alrededor del cuerpo, el dinero y la vanagloria mundana.
La agapi de Dios “funde” al hombre. Tal y como el Dios es infinito, así también Su energía increada que se llama agapi es infinita. Si el hombre sintiera un poco de esta agapi, entonces su corazón de barro tiende a disolverse, el hombre no puede aguantarla y se disuelve porque está hecho de barro.
“Cuando el hombre entrega su corazón completo a Dios entonces lo ama todo. No sólo todos los hombres, sino también los pájaros y los árboles, incluso las serpientes y los demonios”, como nos dice el Abad Isaac el Sirio. Este diríamos que es un hombre universal, ecuménico con todo el sentido de la palabra.
La agapi hacia Dios es la energía increada de Dios, la cual inunda al hombre cuando éste ora y participa en las Divinas Liturgias, cuando está en metania y estudia el logos de Dios. Cuando el hombre ama verdaderamente a Dios, entonces ama también todas Sus obras, las respeta y las honra.
La agapi hacia Dios es una borrachera, embriaguez; dice el Padre Paísios: “Si el hombre se emborracha espiritualmente con el vino celeste, su vida aquí en la tierra se hace martírica… La borrachera Celeste es buena, pero uno debe estar allí al interminable barril celeste. Deseo que encontréis el divino canal celeste y os emborrachéis continuamente del vino paradisíaco” (Idem pág 208). ¡Veis con qué fuerza viva y experimentalmente nos habla el Yérontas, desde el fondo de su corazón!
Quizás me dirán: ¿Estas cosas son para nosotros los mundanos o quizás sólo para los monjes?
-No, no son sólo para los monjes, son para todos. Esta borrachera divina, esta embriaguez de la psique, como también la llama san Juan el Clímaco es para todos. Todos podemos saborearla porque todos somos imágenes de Dios y todos tenemos dentro en nuestro DNA espiritual la programación, la perspectiva y el destino a convertirnos y hacernos a semejanza de Dios, es decir, sobre todo hacernos Agapi, puesto que “el Dios agapi es”(1Jn 4,8).
Cuando hemos amado a Dios entonces nos hacemos “omnipotentes”. Todos tenemos la fuerza, la facultad y la llamada de participar en esta energía increada-cualidad de Dios que es la agapi. “El Dios agapi es y el que permanece en la agapi permanece en Dios” (1Jn 4,16), dice el Mismo Señor. Y como “el Dios agapi es”, por eso el que permanece en esta agapi, podríamos decir que éste también se hace uno y se convierte en pequeño dios. Se asemeja a Dios y se hace también todo fuego, tal y como el Dios es Fuego (Fuego Abrasador). Se hace todo luz increada, tal y como el Dios es Luz increada. Es decir, a la medida de lo posible para el hombre, él también adquiere por la Jaris (gracia, energía increada) las cualidades de Dios. Por eso los santos eran como pequeños dioses: tocaban los endemoniados y salían los demonios. Bendecían a los enfermos y se sanaban. Con sus oraciones cambiaban los acontecimientos y con sus súplicas cambiaron el curso de la historia. Con la Divina Jaris increada podían hacer de todo, eran “omnipotentes”. Esto sucedía porque el Dios es Omnipotente y operaba a través de ellos.
Pero el Dios operaba a través de ellos porque precedió en sus interiores la catarsis de los pazos. La agapi (amor, energía increada) de Dios quemó toda la basura, todos los escombros y todos los pazos que había en ellos -desgraciadamente existen en el corazón de todo ser humano- y así se convirtieron en residencias de Dios.
La gran fiesta: la venida de la Divina Jaris increada.
Cuando venga esta Jaris (gracia, energía increada) y encienda el fuego en nuestro corazón, entonces realmente comienza la gran fiesta. San Siluán el Athonita nos dice: “Señor eres bondadoso. Agradezco Tu misericordia. Me has mandado Tu Espíritu Santo y a mí que soy pecador me has dado saborear Tu agapi; y mi psique es atraída hacia Ti que eres Luz increada e invisible”.
¡Admiremos la humildad del Santo, cuán profunda siente su enfermedad!... Confiesa: “yo soy pecador, y a pesar de esto Tú condescendiste a venir en mí y revelarme Tu agapi (amor, energía increada). ¡Señor, quién podría conocerte si Tú Misericordioso no condesciendes a revelarte en la psique! Y Te he visto y conocido a Ti mi Creador y Dios bondadoso y Te anhela insaciablemente mi psique. Porque Tú Señor misericordioso has atraído mi psique hacia Ti y te ha conocido. Señor ves lo enferma y pecadora que está la psique del hombre, pero Tú como caritativo das en la psique la fuerza para que Te ame. Y la psique teme no vaya ser que pierda la humildad que intentan reducir los enemigos. Porque sin la humildad Tu Jaris (gracia, energía increada) abandona la psique”.
La soberbia, el orgullo es el gran obstáculo para tener la Divina Jaris. La caridad del Señor existe, pero no la sentimos. Porque tenemos soberbia y orgullo.
El mismo san Siluan el Athonita dice: “Hermanos, haceos humildes a sí mismos y sentiréis la caridad de Dios que ya existe y se os ofrece”. No es correcto creer que llamamos a Dios y no viene. El Dios está muy cerca de nosotros. Pero no Le sentimos porque con nuestro egoísmo, con nuestra soberbia y egolatría hemos construido paredes en nuestro alrededor.
El Espíritu Santo enseña qué es la agapi (amor, energía increada).
Nadie conoce por sí mismo lo QUÉ es la agapi increada de Dios, si no le enseña el Espíritu Santo. He aquí tanto rato que estamos hablando sobre Dios, sobre la agapi que Él tiene a nosotros… ¿pero la hemos entendido? No, no podemos entenderla intelectualmente, encefálicamente, es decir, con el cerebro o la mente.
Algunos elementos de la agapi los decimos… los describimos de alguna manera, pero para vivirla, experimentarla y sentirla debe enseñárnosla el Espíritu Santo. Y la enseña a los hombres que quieren escuchar Su enseñanza. En estos, como hemos dicho, los que están en metania, oran y estudian el Logos de Dios y van en la Iglesia. “Pero en nuestra Iglesia la agapi increada de Dios se hace conocida a través del Espíritu Santo. Por eso hablamos de ella”.
Creo que todos nosotros que estamos aquí e intentamos de alguna manera vivir espiritualmente, con la ayuda de nuestro guía espiritual, algunas veces hemos sentido la gran agapi de Dios. Sea en algún momento durante la Divina Liturgia, sea durante la oración –pero oración correcta- sea en algún momento que estábamos estudiando el logos de Dios, hemos sentido el soplo del Espíritu Santo. Las cosas que estábamos leyendo en aquel momento han tocado nuestra psique, nuestro corazón de una manera distinta.
La oración y la Divina Liturgia son nuestro consuelo.
La oración y la Divina Liturgia son nuestro consuelo. El Señor parece que está ausente y nos vemos privados de Su presencia física, pero en realidad no es así, está presente junto con nosotros con Su Espíritu Santo. Está con nosotros mistéricamente (sacramentalmente) en la Divina Liturgia de nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Nos privamos de Su naturaleza humana, pero tenemos nuestros hermanos y cuando oramos el uno para el otro, esto es nuestro consuelo. Nuestra oración llena de agapi por nuestros hermanos es nuestra dulce compañía. Esta agapi fraternal entre nosotros la ha dado Dios como consuelo por nuestras calamidades, penas y aflicciones que encontramos en este valle de lágrimas que se llama tierra. Esta agapi desinteresada entre nosotros funciona también como apoyo para subir al cielo.
Quedemos pues, en estas cosas y glorifiquemos a Dios que nos ha dado nuestros Santos de modo que nos iluminen y nos digan estas cosas maravillosas, las cuales quizás por nosotros parecen lejanas pero están muy cerca. Nosotros, por nuestra libre voluntad, debemos intentar encender en nuestro interior este fuego increado de la agapi a Dios. El Señor dijo que para esto vine en la tierra: para encender el fuego increado del Espíritu Santo. Amín!!!

4ª Parte: El reinado de la Realeza increada de Dios es Realeza de sangre.
De otra homilía sobre “Realeza increada” del Hieromonje Savas el Aghiorita.
“El que come de mi cuerpo y bebe de mi sangre en mí permanece y yo en él”
“El tiempo se ha cumplido, y el reinado de la realeza increada de Dios ha llegado” (Mrc 1,15 Mt 4,17).
“El reinado de Mi realeza (increada) no proviene de este mundo” (Jn 36), decía el Señor.
“Porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de la ciudad, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara. A su luz caminarán las naciones…” (Apo 21,22-27)
El Α (alfa) y el Ω (omega), τό ἔσχατο lο ésjato (último) vino a la historia. El reinado de la Realeza increada de Dios vino a nosotros y podemos comenzar a saborearla desde esta vida con los Misterios (Bautismo y Divina Efjaristía) y el renacimiento en Cristo. Pero existe una intensa nostalgia y esperanza de lo “perfecto y completo” de esta vida que se apocaliptará-revelará en el siglo futuro (2). Pero esta Realeza increada de Dios esjatolójica, se hace realidad tangible cuantas veces la Iglesia Ortodoxa, el nuevo Israel de la jaris, el pueblo esparcido de Dios se reúne “sobre lo mismo”, en un lugar, principalmente, para celebrar la Divina Efjaristía, no como una celebración mística mágica o una praxis de culto de salvación individual, sino expresión dinámica de comunión en comunidad y reflejo de la perfecta comunión de la Santa Trinidad, mas presabor y revelación preventiva del reinado de la Realeza increada de Dios. La Iglesia se configura y se hace lo que realmente es, es decir, es el “Cuerpo de Cristo”, “el laós o pueblo de Dios”, «κοινωνία kinonía conexión y comunión» del Espíritu Santo cada vez que hay asamblea eucarística en cada comunidad local cristiana ortodoxa. La Realeza increada de Dios es realeza de Sangre, divina Sangre propia de Cristo Dios que se derramó en Gólgota y se ofrece en cada Divina Liturgia.
Nuestro Dios es agapi (amor, energía increada) y paz. Y Su Realeza increada es también agapi (amor, energía increada) y paz. El predominio de la agapi y la paz entre nosotros y entre el hombre y el Dios, esto fue logrado gracias al Sacrificio Cruciforme de nuestro Cristo. El que comulga del Cuerpo y Sangre de Cristo se apropia personalmente de las donaciones que emanan del Sacrificio Cruciforme de Cristo y reina junto con Él en la eternidad. La sangre de Cristo nos introduce en el reinado de Su Realeza increada que es la “realeza del Cordero Degollado” (Apo 13,8).
Por tanto, el regalo de Cristo Crucificado es la paz, la reconciliación, la alegría y la agapi que son características de Su Realeza increada.
La sangre de nuestro Señor Jesús Cristo nos purga y nos sana de todo pecado y crea las condiciones para la entrada en el reinado de Su Realeza increada. La Divina Comunión, en el estado provisional que ahora nos encontramos, es presabor o sabor anticipado de la futura y más perfecta Divina Comunión del reinado de Su celeste realeza increada. El Sacerdote inmediatamente cuando ha tomado la Comunión canta este tropario: “¡Oh Pascua Grande y Santísimo Cristo, oh potencia, sabiduría y Logos de Dios, danos la máxima pureza y claridad para participar en Tu día sin crepúsculo en el reinado de la Realeza increada!”. Esta Comunión de máxima pureza y claridad con el Cristo, será también la fuente infinita de la alegría y gozo en la futura increada y celeste Realeza de Dios.
La Realeza increada de Dios es Realeza de Sangre, porque es un pase a la Pascua eterna mediante la sangre del Cordero inmaculado y sin mancha, de Cristo.
La Realeza increada de Dios es realeza de sangre, porque la imagen Ella es la Divina Comunión o Efjaristía.
En la Divina Liturgia vivimos y saboreamos anticipadamente el estado que estará viviendo el mundo, cuando domine la Realeza increada de Dios que todos los fieles esperamos y para su venida oramos cada ven en el Padre nuestro: “ελθέτω η Βασιλεία σου (elzéto i Vasilía su) venga en nosotros tu realeza”. Las características de la Realeza increada contienen todas las cosas que observamos en la Divina Liturgia Ortodoxa.
Con la humanización de Cristo se unió lo increado con lo creado. Así en cada hombre se dio la facultad de adquirir experiencia de la unión por la Jaris de la naturaleza creada con la energía increada de Dios en Jesús Cristo. Los Santos adquirieron la experiencia y se hicieron por la Jaris increados e inmortales, puesto que se trasplantó en el interior de ellos la energía increada y la inmortalidad, y adquirieron experiencia de la vida eterna, incluso desde esta vida biológica. Por lo tanto el problema no es el trasplante físico o genético, sino “trasplante” de Dios dentro en nuestra hipostasis (base substancial). Y esto se hace con la Divina Comunión del Santísimo Cuerpo y Sangre. Por supuesto a condición de tener el Misterio ortodoxo del Bautismo y la Crismación. Una experiencia de este tipo da sentido de vida al hombre.
La Realeza increada de Dios es Realeza de Sangre porque es participación al Simposio de la divina Efjaristía, en la Cena de la Vida. Y la Vida es el Cristo. Imagen-icona de Su Realeza es la Divina Efjaristía o Comunión.
La Realeza increada de Dios es Realeza de sangre porque es vida en y por Cristo. Esto se ve también en el libro del Apocalipsis donde se describe la ciudad celeste: “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso-Pantocrator es el templo de ella, y el Cordero” (Apo 21,22). Es decir, en el reinado de la Realeza increada de Dios los salvados estarán viviendo junto con el Dios y el Cordero. En realidad, cuando se destruirá el Templo creado, entonces habrá relación y comunión con el Templo increado, con el Mismo Cristo Dios… El Templo increado que no está hecho a mano, lo viven como compromiso, promesa desde aquí y ahora los deificados, especialmente los que ven la doxa (gloria increada, luz de luces) que es la misma Realeza increada de Dios… En este punto existe gran diferencia entre Oriente y Occidente. Cuando en Occidente se habla sobre la Realeza de Dios (que utilizan el término reino), dan a entender más bien realidades creadas, un reino creado, simplemente un dominio de la ley moral en la tierra. En el Oriente ortodoxo cuando hablamos sobre realeza increada de Dios, entendemos participación, conexión y contemplación de la Doxa (gloria increada, luz de luces) y Jaris (gracia, la energía increada) de Dios. La realeza increada en nuestro interior significa que en nuestra vida se hace la voluntad de Dios y participamos de Su energía y luz increada. Nuestro tiempo, nuestra vida y día Le pertenecen y nosotros no tenemos nada nuestro. Todo es de nuestro Rey, Él tiene nuestra vida en Sus manos y habita en nuestros corazones. En este caso reino sería el espacio o lugar que es nuestro cuerpo, nuestra psique alma, nuestra vida y nuestra existencia. (He conocido fieles Ortodoxos hispanohablantes que me han dicho que cuando han hecho el cambio del término reino a Realeza increada se les abrió un mundo nuevo en sus percepciones y experiencias divinas y han profundizado más).
Es imprescindible la catarsis del fiel para la entrada en la Realeza increada de Dios de la Sangre de Cristo. Es imprescindible la dosis “de la sangre espiritual de la obediencia y de la áskisis” (ascesis, práctica, ejercicio espiritual) para recibir espíritu (energía increada). “Dad sangre para recibir espíritu”.
La Realeza increada de Dios es Realeza de sangre, porque es expectación, contemplación de la increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios que se regala a los deificados. Y los deificados son los que conectan y comulgan del Soberano Cuerpo y Sangre, teniendo paralelamente las condiciones imprescindibles, es decir, que se encuentren en uno de los tres estadios de la lucha espiritual: Catarsis, Iluminación y Zéosis o Glorificación. Al haber dado sangre “espiritual” el de la obediencia y la sangre biológica de la áskisis, ejercicio o martirio, se han catartizado (purgado y sanado), iluminado y deificado y así viven en el reinado de la Realeza increada de Su Sangre para siempre.
La Metamorfosis (transformación) de Cristo en el monte Tabor se hizo después de una declaración de Él: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto la realeza increada de Dios venida con poder y potencia” (Mrc 9,1). Y después vemos que el Evangelista describe el acontecimiento de la Metamorfosis que sucedió después de seis días, puesto que, como vemos en los Evangelios, no intervino ningún otro acontecimiento, ni enseñanza, ni milagro. Esto significa que los días entre el logos de Cristo y Su Metamorfosis pasaron en silencio y quietud.
Es decir, vemos que la Realeza increada de Dios conecta con Su Metamorfosis: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto la realeza increada de Dios venida en potencia y poder” (Mrv 9,1). Apocalipta-revela así que la Realeza increada de Dios es la contemplación, expectación de la increada Jaris (energía) y de la Doxa increada (luz de luces) del Dios Trinitario en la naturaleza humana del Logos, que por supuesto es la zéosis o glorificación del hombre.
El Cristo en este logos suyo conecta la realeza (increada) con la visión o expectación: “hasta que vean la realeza increada de Dios”. Se trata de la visión, expectación de la luz increada. Lo de “venida” no significa que la Realeza increada viene de alguna otra parte, sino que expresa “revelarse o aparecer”, puesto que donde está el Cristo allí existe y está la Realeza increada, porque no se trata de una venida local, sino de manifestación o revelación (en el corazón de la psique humana); y esta manifestación o apocálipsis-revelación se hace por el Espíritu Santo. Esto expresa lo “en potencia εν δυνάμει en dinami” (en fuerza y energía increada). Pero es imposible para el ser humano ver la doxa increada (gloria, luz de luces) de Dios, si sus sentidos psicosomáticos no son reforzados por la energía increada de Dios. Este refuerzo se consigue dentro en la Iglesia Ortodoxa con la lucha del fiel para su catarsis y la comunión del Divino Cuerpo y Sangre de Cristo. Así adquiere los sentidos espirituales y contempla, ve Su doxa increada (gloria, luz de luces).
La Iglesia Ortodoxa y la Divina Efjaristía o Comunión se pueden llamar Realeza de Dios, si los que viven en ella llegan a la contemplación de la increada doxa (gloria, luz de luces) de Dios, que es la verdadera Realeza increada. Si hablamos sobre Iglesia Ortodoxa y Realeza increada de Dios sin conectarlas con la θεοπτία (zeoptía expectación, contemplación, visión divina) entonces caemos, nos equivocamos y charlataneamos teológicamente sobre Dios. Además, los Misterios (sacramentos) de la Iglesia ortodoxa revelan y conducen al hombre a la Realeza increada de Dios; precisamente porque están conectados y unidos muy estrechamente con la Divina energía Increada, la catártica (psicoterapéutica o purgadora), la iluminadora y la deificadora. No se puede conseguir la Catarsis, la Iluminación y la Zéosis del hombre sin la Divina Efjaristía o Comunión de la Sangre de Cristo que nos catartiza (terapia y sana la psique) de todo pecado y de toda enfermedad (física, psíquica y espiritual).
En cuanto el fiel da sangre con la ascesis (ejercicio espiritual) y la obediencia, tanto más recibe Espíritu de vida y paz. Está en paz consigo mismo, con los demás y con el Dios. Vive esta paz que nos ha dejado el Señor después de Su Santa Resurrección como preciosa herencia dentro en nuestra Santa Iglesia Ortodoxa. Las primeras palabras del Señor Resucitado fueron: “la paz en vosotros” (Lc 24,37). Cuanto más se pacifica uno, tanto más ama, porque dice san Crisóstomo: “si la paz es también agapi, entonces la agapi también es paz”. Cuanto más ama, tanto más toma la comunión y se une con el Dios de la Agapi (amor, energía increada) y tanto más se introduce y vive en Su Realeza increada. Cuando el hombre comulga del Vivificador Cuerpo y de la Sangre Divina del Soberano Cristo Dios, tanto más participa de las donaciones que emanan del sacrificio cruciforme del Señor, se diviniza más y se constituye heredero de la Realeza increada de Dios.
Porque como escribe san Nicolás Cabásilas: “La obra de la celebración sacra de los divinos misterios es el intercambio de los regalos ofrecidos en cuerpo y sangre de Cristo. Y el propósito es la sanación, divinización y santificación de los fieles; los cuales al tomar de estos divinos misterios reciben la absolución de sus pecados, la herencia de la Realeza increada de los Cielos y los similares bienes a estos. (“Interpretación de la Divina Liturgia”).
El Cristiano que se ha pacificado con el Dios, consigo mismo y con sus semejantes, transmite a su ambiente también la paz. Testifica con su vida que ha llegado a la Realeza increada de Dios y que es factible y realizable para vivirla también el perturbado y atormentado hombre contemporáneo. Se hace hombre pacificador y con el estado pacífico de su psique, da reposo y sosiego a sus semejantes. Al contrario, el hombre perturbado sin paz, trae el infierno entre las personas y transmite tormento, ansiedad, angustia y estrés.
La Realeza de Dios es Realeza de sangre, porque es realmente Realeza de los que están en metania, en la que se introducen porque luchan con sangre hasta la muerte para la Catarsis de los pazos, la Iluminación y la Zéosis, participando en los padecimientos y en la Cruz del Señor. Así llegan hasta la Resurrección junto con Él.
Por el fiel, pues, es necesario que se hagan unos pasos decisivos para entrar en la Realeza increada de Dios: a) ἒξοδος éxodos-salida del cosmos-mundo (se refiere del mundo pecaminoso, de los pazos, etc) y b) εἲσοδος ísodos-entrada al sepulcro de la metania y de la humildad. Para la necrosis-mortificación del pecado, la metania y la catarsis de los pazos por supuesto que se consigue con la sinergia (cooperación de la energía humana y la energía divina increada) de la Divina Jaris increada. Para hacer nuestra catarsis y resucitarnos, debemos con dolor crucificarnos y derramar la sangre “espiritual” de la obediencia, de la ascesis, ejercicio corporal y afligirnos, esforzarnos sea voluntaria o involuntariamente. Porque dice: “Por muchas aflicciones entraréis en la realeza increada de los cielos. Algunos quieren llegar a la Resurrección sin pasar por el camino del Gólgota. No puede ser. (¡Igual que una herida física del cuerpo cuando está infectada la tenemos que limpiar y sanar con alcohol, y eso duele!).
Con el continuo esfuerzo para la Catarsis a través de la humildad y la aflicción del cuerpo como también con la participación en la Divina Ευχαριστία Efjaristía, vivimos desde aquí y ahora la Realeza increada de Dios. La divina Liturgia se llama divina Ευχαριστία- Efjaristía o agradecimiento (ef jaris buena gracia), porque desde aquí agradecemos a Dios, y se llama Divina Comunión porque comulgamos, nos conectamos y nos unimos con el Cristo.
Del libro “Διδαχή didají enseñanza de los Apóstoles” capítulo 9: El Señor Jesús Cristo nos conduce al Padre y nos envía el Espíritu Santo. Él… es nuestra paz” (Ef 2,14). Él es la vida eterna, Él es el Paraíso, Él es la Realeza increada y Él es todo en todos”.
Por eso Le alabamos, Le reverenciamos y Le glorificamos. Pidamos, pues, la Jaris (gracia, energía increada) de nuestro Señor Crucificado y Resucitado para que nosotros con nuestra lucha diaria nos hagamos partícipes de Su Santo Cuerpo y de Su Sangre Honrada que regala la verdadera paz divina como compromiso y vínculo de unión con el reinado de Su Realeza Increada. Amín!!!
Hieromonje Savas el Aghiorita Ἱερομόναχος Σάββας Ἁγιορείτης
Traducido por: Jristos Jrisoulas, www.logosortodoxo.com (en español)



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